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ALFONSO LAMBE

UN JOVEN CRISTIANO – UN JOVEN MARIANO


Testimonios y documentos
El presente cuadernillo es una compilación de los artículos
publicados en www.alfonsolambe.org, donde se pueden
encontrar las fuentes impresas de las que fueron extraídos.
BUSCANDO SANTOS MODERNOS
Por el R.P. Peter T. McCarthy

Todos deberíamos saber que Dios responde a las plegarias de los


hombres. El prometió que lo haría cuando dijo: “Pidan y recibirán”. Una
de las sorpresas que recibimos es que El no las responde de la misma
forma que lo esperamos. Posiblemente olvidamos incluir en ellas todas
las condiciones. En ese caso tendremos que esperar hasta que todas las
condiciones sean las correctas.
Con frecuencia El da Su propia interpretación a nuestros pedidos. El
"ve" muchas otras facetas que nosotros nunca imaginamos y se adelanta
respondiendo a nuestras súplicas prontamente para sorpresa nuestra.
Nosotros pedimos por la Iglesia, por los nuestros, por nuestra juventud y
esperamos los resultados, pero tal vez observamos en la dirección
incorrecta.
Vemos como en la historia, Dios se anticipó al futuro y continúa
haciéndolo así. No obstante que el Papa San Pío X llamó a la Acción
Católica y la participación del laico en el Apostolado de la Iglesia, no llegó
a ser "la era del laicado" hasta después del Concilio Vaticano II. Antes del
Concilio, la participación del laico era parte del trabajo de la Iglesia.
Cuando el laicado fue llamado a unirse al apostolado general de la
Iglesia, el laico se unió con entusiasmo y dedicación. Uno de los ejemplos
más notables de esto es la Legión de María, una organización de laicos
fundada por el laicado para hacer su parte en la propagación del Reino
de la única forma que ellos podrían hacerlo.
Mientras más de un millón de personas se unen al trabajo activo de la
Iglesia hoy en día en la Legión de María, dos seglares se han destacado
como sobresalientes y modelos ejemplares de participación laical en el
ministerio de la Iglesia hacia el mundo. La primera es mujer; el otro es
hombre. Juntos ellos retratan la extraña forma de Dios de usar su
debilidad para confundir el intelecto.
Ambos, Edel Quinn y Alfonso Lambe fueron laicos. Legionarios de
María, Ellos vinieron de una cuna de Fe -Irlanda- que envió misioneros
por toda Europa en los malos tiempos entre los siglos sexto y noveno.
Como en ese entonces, así también ahora: mientras una parte estaba en
tumulto Dios estaba anticipando el remedio.
Los dos dejaron atrás la vocación a la vida religiosa frustrada solamente
a causa de obstáculos de salud. Ambos conocieron la frustración de un
deseo no completado versus la voluntad de Dios. Edel había esperado
ser una religiosa a través de las Clarisas Pobres; Alfie había tratado de
ser miembro de los Hermanos Cristianos. La falla los condujo a trabajar
como "laicos ordinarios". El sentido de misión en respuesta a Cristo los
llevó al servicio activo en la Legión de María. El llamado a las Misiones y
las multitudes que necesitan a Cristo los cautivó tanto, que Edel dio su
vida a la gente de África (desde 1936 a 1944) y Alfie la dio toda a Sud
América (desde 1953 a 1959). Ella tenía 37 años cuando murió de
tuberculosis en Nairobi, África; él 27 años cuando sucumbió de cáncer en
Buenos Aires en 1959.
Dos jóvenes católicos en menos que perfecta salud, se dieron a sí
mismos y sus vidas por Cristo y la Iglesia en la total dedicación en
reminiscencia de los santos de años pasados (o primeros). Lo que viene a
ser evidente es la forma que ellos vivieron los consejos evangélicos de
pobreza, castidad y obediencia, como laicos en el lugar señalado. Sin
ningún ingreso personal, viviendo siempre con la maleta en la mano y
dependiendo de la hospitalidad, ellos mostraron una vida de austeridad.
Solteros, eran libres de estar al servicio de la Iglesia donde se necesitara.
Su obediencia a las Autoridades de la Iglesia y de la Legión es proverbial.
Lo que ellos vieron en el claustro, lo encontraron en el mundo, un rasgo
característico del genio de los santos. Como así frecuentemente en el
pasado, grandes cosas fueron hechas por los laicos, por el amor y gloria
de Dios, así también en nuestros días de una forma insospechada. Sólo
más adelante llegaremos a descubrir qué estaba pasando entonces. La
causa para la beatificación de ambos ya ha sido iniciada.
En este tiempo cuando se pregunta ¿qué es lo que el laico puede
hacer? ¿Cómo pueden ellos ayudar?, las vidas de Edel Quinn y Alfonso
Lambe lo dicen todo. La dedicación y devoción hablan volúmenes si ellos
son ejemplificados por laicos, clérigos o religiosos. La opinión de Chaucer
en el siglo catorce, «El amor lo conquista todo» puede ser vista
verdaderamente hoy en día. Es coincidencial para el no creyente;
providencial para el que cree.
DESDE SUDAMÉRICA
A TULLAMORE EN IRLANDA
Extractos de Cartas de Alfonso Lambe a su madre
Recopilado por Anna B. O'Connor
Primera Parte:
Alfonso Lambe, conocido cariñosamente como Alfie, tenía solo 21 años
cuando fue designado Enviado de la Legión de María a Sudamérica. Partió
de Irlanda con su compañero y guía, Seamos Grace el 16 de julio de 1953 y
pasó los siguientes cinco años y medio, estableciendo y promoviendo la
Legión de María en distintos países de Sudamérica.
Alfonso Lambe era el menor de la familia Lambe que vivía en Tullamore.
Intentó su vocación con los Hermanos Cristianos Irlandeses, pero tuvo que
abandonar la congregación pues consideraron que su salud no era
suficientemente fuerte para el trabajo que se le exigiría. Al dejar a los
Hermanos Cristianos, se unió a la Legión de María en su nativa Tullamore y
continuó su participación cuando se mudó a Dublín a buscar empleo. Sus
cualidades sobresalientes de suave fervor y su juvenil atractivo, fueron
prontamente reconocidos por las autoridades de la Legión de María y se le
pidió que visitara ramas existentes de la Legión y que estableciera nuevas,
en las provincias de Mayo, Cavan y Kerry.
No está muy claro cuándo comenzó a escribir a su querida madre desde
Sudamérica, pero por detalles de correspondencia que envió a Irlanda, se
presume que le mandó postales y cartas desde el comienzo de sus viajes al
continente sudamericano.
Las cartas a su madre están fechadas el 25 de febrero de 1954 hasta el
11 de diciembre de 1958. Estas cartas fueron luego presentadas por el
hermano de Alfonso, Jack, para su inclusión en los documentos para su
Causa de Beatificación. La Causa fue introducida por la Conferencia
Episcopal en Buenos Aires, Argentina, en 1980.
La primera de sus cartas, que aún existe, da una dirección de Quito,
Ecuador y en ella le dice a su madre que preste atención al papel en el que
escribe, que está encabezado con una cita en castellano referente a la
Promesa Legionaria, al Espíritu Santo. Dijo que él consideraba que esto era
“la mejor exposición en el mundo de hoy sobre los oficios de Nuestra
Señora” en el rol de la salvación. Está claro que estaba orgulloso, en el
mejor sentido de la palabra, de presentar la esencia de la Legión a todos
con los que tenía correspondencia en ese tiempo. En la misma carta
agradeció a su madre por su carta del 15 de febrero, que dijo, estaba llena
de noticias interesantes sobre la familia, incluyendo una referencia al
nacimiento de su sobrina Mary Bernardette que nació el día que él llegó a
Ecuador. Mandó felicitaciones a su hermano y cuñada por el feliz evento.
También se mostró preocupado por un problema familiar y dijo que había
hecho celebrar una Misa especial pidiendo por su solución. Continuó
diciendo que “Dios era realmente bueno” y que ocurriera lo que ocurriera,
era la voluntad de Dios lo que contaba. Los pequeños regalos que mandó a
su casa, incluían postales, fotografías, algunas reveladas por él mismo y un
paquete sorpresa con unas cuantas papas. Mandó esto último a su
hermano con instrucciones de que cortara las papas y las plantara. El dijo
que esperaba que crecieran mejor en Irlanda que en el país de su origen.
Meses después preguntó por las papas y señaló que las primeras papas
crecieron en Ecuador. Su madre, obviamente, le mandó trébol para el día
de san Patricio y al acusar recibo dijo que había llegado en buenas
condiciones y a tiempo para la fiesta de san Patricio. Alfonso usó el trébol
no solo el día de san Patricio sino también durante la octava. Pasó la fiesta
en Azogues donde las monjas le prepararon un festejo especial y
colocaron una bandera verde, blanca y anaranjada en el centro de la mesa.
Le dijo a su madre que la Misa de ese día había sido ofrecida por sus
propias intenciones y que ciertamente fue un día muy feliz para él.
A fines de marzo de 1954 le escribió a su madre que la carta que recibió
el día anterior contenía noticias muy interesantes. Continuó diciendo “las
cosas ordinarias del hogar resultan grandes noticias aquí. Enterarme que
los muchachos fueron a un partido de football o que andan por el camino
para enlazar a los caballos, tiene para mi más interés que alguna novedad
en el pueblo de Tullamore. En tus cartas cuéntame como están pasando las
frías noches, si hay bastante carbón en el patio, si el verde pasto de marzo
ya salió y si los vientos de marzo hacen olas en los campos de pasto, como
la tormenta en un lago. Para cuando recibas esta carta, las lluvias de Abril
estarán allí, dando vida y vigor a las flores de mayo”. En la misma carta
dijo que pensaba escuchar por radio la transmisión de la Gran Carrera
Nacional en Aintree Inglaterra. El preguntó si ella lo estaría escuchando
también y si tenía algún boleto para el Sweep (lotería basada en el
resultado de la famosa carrera). También relató como él y un sacerdote de
la casa en que se hospedaba habían ido a caminar a lo largo del río, cerca
de la casa. Dijo que los ríos en Ecuador fluían con rapidez y por esa razón
llamaban la atención cuando uno caminaba cerca de ellos. También habló
de los hermosos árboles, que crecían a la vera del río y las exquisitas rosas
silvestres más grandes que las rosas cultivadas en los jardines de Irlanda.
Alfonso generalmente informaba a su madre de lo que hacía referente a
la extensión de la Legión y por supuesto pedía una “pequeña campaña de
oración” para sus mayores empresas. En una carta pidió oraciones
especiales durante el mes de mayo para la Legión del Ecuador. Continuó
diciendo “espero que todas las familias Lambe de Tullamore sean
miembros auxiliares de la Legión. Para los que no lo son, mayo seria un
buen momento para enrolarse. Ustedes hagan oraciones y yo haré el
trabajo”. En abril de 1954 habló por Radio Católica a todo Ecuador y
cuando le contó esto a su madre, dijo que no era la primera vez que
hablaba por radio y a que lo había hecho en otras ocasiones cuando
estaba en Colombia. Esto muestra con que fluidez hablaba el español
después de radicarse en Sudamérica. Hay un interesante relato sobre su
estadía en una importante granja en el campo. El miembro más joven de la
familia, que era Legionaria, lo había invitado a su casa para comenzar un
praesidium entre los indios que vivían en la zona. La familia era muy
importante con fuertes conexiones políticas y diplomáticas. Durante la
visita de Alfonso, él usaba el auto para llevar a las dos hijas que eran
legionarias a la misa matinal y por las tardes hacían largos paseos en auto
por el campo. De noche toda la familia rezaba el Rosario junto al fuego.
Algunos días, cuando no tenía que hacer trabajo de promoción para la
Legión, Alfonso y sus amigas corrían a través de los campos de maíz y
praderas en días soleados y se fijaba especialmente en un hombre que
araba con dos bueyes. No se sabe por qué estaba tan interesado en el
ganado, pero pidió que uno de sus hermanos le enviara un catálogo o
alguna información sobre ganado en Irlanda. Dijo que unas cuantas
fotografías de toros y vacas tomadas después de alguna exposición serian
muy apreciadas. También dijo a su madre, que su estadía en la granja
había sido un tónico, tanto para su cuerpo como para su alma. Alfonso se
interesaba por todos los asuntos familiares. Mandó sus mejores deseos de
felicidad a una de sus hermanas que se casaba y pidió detalles sobre la
celebración de la boda. No se olvidó del cumpleaños de su madre en la
primavera de 1954 y él cuando cumplió 22 años en Junio de 1954 le
escribió lo siguiente: “Muchas gracias por los buenos deseos para mi
cumpleaños. Recibí un hermoso regalo de los Legionarios aquí en Quito.
Me pone muy feliz pensar que pasé mi cumpleaños 21 al servicio de la
Legión. Todo tiempo no empleado en el servicio de Dios, es tiempo
perdido. Unas semanas después que recibas esta carta, el 16 de Julio, será
el aniversario de nuestra partida de Irlanda, con Seamus. Esa fue una
ocasión memorable que nunca olvidaré. Fue maravilloso ver nuestros
familiares en el aeropuerto. Todos los que estaban allí esa noche eran mis
amigos, pero los de casa eran los más cercanos. Estaba muy feliz de dejar
Irlanda, aunque yo amo a Irlanda mucho más que algunos de los que allí
viven. No era mi partida de Irlanda o el viaje que iba a realizar lo que me
hacia feliz, sino el trabajo que iba a hacer. Nunca tuve el mínimo deseo de
volver a casa. «El mundo le pertenece a aquel que más lo ama» dijo el
Santo de Asís. Yo quiero al mundo entero. Amo cada ciudad y pueblo que
transito, me siento en casa bajo todos los cielos”.
Segunda Parte:
En los dos números anteriores de María Legionis (Nº 1 y 2 de 1998) se
incluyeron extractos de cartas enviadas a su madre desde Ecuador y Perú.
Ahora nos mudamos con él a Bolivia. En Julio de 1955 envió la siguiente
carta descriptiva a su madre en Irlanda. “Aquí, en la maravillosa capital de
la República de Bolivia, me siento a la máquina de escribir para contarte
los acontecimientos más extraordinarios de los últimos dos meses, que han
sido para mí como un fantástico sueño más que una experiencia real, pleno
de trabajo sólido para la iglesia y la Legión. La Paz es un lugar ideal para
venir, después de meses de ardiente actividad, viajes en avión, ómnibus,
viajes de día y de noche en camiones y a pie en el calor tropical de la costa,
en los vientos helados de los Andes, a pocos metros de las nieves eternas;
viajes de toda la noche en barco sobre el sagrado lago de los Incas, para
terminar en las playas de Bolivia. Si La Paz es la paz. Creo recordar que mi
última carta la escribí desde Perú en la Ciudad de Trujillo. Fue allí donde
visité las ruinas de la ciudad de los Incas Chan Chan. Después que dejé
Trujillo volví a Lima por avión. Ese fue un viaje maravilloso. Desde el
momento de partida, el avión voló sobre el Océano Pacifico y con la ayuda
del sol tropical, pudimos ver el contorno de toda la costa peruana. Esta
costa es un desierto absoluto. La corriente de Humbolt es tan fría que no se
produce evaporación, por lo tanto no hay nubes y por supuesto no llueve y
por ende es desierto. Cuando llegamos sobre la ciudad de Lima, vimos las
primeras nubes, en realidad eran tan densas que era imposible ver la
ciudad y mucho menos el aeropuerto. Nuestro avión aterrizó con ayuda
del radar. Durante las últimas tres semanas he visitado todas las pequeñas
poblaciones en el Sur.
En Cuzco presencié el sacrificio de los indios al sol. Fue un hermoso
espectáculo. Saque más de 100 fotos. La fiesta fue filmada por importantes
cineastas de los Estados Unidos. Para mí fue doble fiesta, primero porque
era la fiesta sagrada de los Incas y después, porque era el 24 de Junio era
mi cumpleaños. Cuando salí de Cuzco viajé al sur, a Puno, que es una de las
orillas del sagrado lago de los Incas, el lago Titicaca. Por primera vez desde
que salí de Irlanda tuve que usar guantes de lana y echarpe. Hacía mucho
frío. Cuando veas algunas fotos que tomé, podrás admirar los picos
nevados de los Andes. El frío y la altitud lo hacían todo muy difícil. Por
momentos uno apenas podía respirar. El lago Titicaca está a 12.500 pies
sobre el nivel del mar. Llegamos hasta los 15.000 pies. El único animal que
uno encuentra en estas regiones es la maravillosa Llama, mitad camello y
mitad cabra. Saqué muchas fotos de las llamas, que te enviaré más
adelante. En Puno estuvo solo a una noche de viaje por barco, lugar
distante de La Paz y decidí viajar. Cuando fui a comprar mi boleto, me
encontré con los dos sacerdotes encargados de la Legión en Lima, que
también estaban comprando pasajes en camino a Río de Janeiro para el
Congreso Eucarístico. Me convencieron que sería un gasto de dinero
regresar a Lima y que debería ir con ellos a Río. Yo estaba vestido con mi
ropa de trabajo y todas mis pertenencias estaban en Lima. Sin embargo
decidí que iría con ellos a Río aunque fuera con esta ropa. Todas mis cosas
están en Lima y aquí estoy yo a punto de partir a un Congreso
Internacional con mi ropa vieja. Aquí en La Paz pienso comprarme un
equipo completo. No he comprado ropa desde que salí de Irlanda. En La
Paz ayer compré dos camisas y me costaron $ 12.000 Bolivianos. Eso
parece ser mucha plata, pero como el dinero aquí tiene poco valor, es
barato. Doce mil Bolivianos equivalen más o menos a una libra en moneda
irlandesa.
Me quedo aquí hasta el próximo lunes, en que espero partir por avión a
Río. El domingo establecí una Curia en La Paz. Será la primera Curia en
Bolivia. Olvidé decirte que mientras estuve en Perú, establecí tres nuevas
Curiae y cuando vuelva a Perú y Ecuador, alrededor de fin de año, podré
inaugurar muchas Curiae más.
La Paz es la capital más alta del mundo. Cuando esté en Río para el
Congreso Eucarístico te escribiré y te contaré las cosas maravillosas que
pasen”.
La próxima carta de Alfonso a su madre, fue escrita desde Río de Janeiro,
Brasil y en ella acusaba recibo de dos cartas de ella y le agradecía sus
deseos de feliz cumpleaños. Continuó así: “Esperas que haya disfrutado de
Perú. Así fue en cada momento. Puedes imaginarte cómo era la vida allí.
Recorrí todo el país en dos meses y como corolario la gran fiesta india
cuando ofrecen el corazón de una llama al Sol. Sucedió en mi cumpleaños.
Así que recordarás para años futuros: el día de mi cumpleaños los indios
sacrifican el corazón de una llama al dios sol. También me haces una
pregunta. Si todavía conservo el reloj de papá. Papá nunca pensó que el
reloj que él tanto quería, viajaría un día a todos los rincones del continente
sudamericano. Me alegro que hayas recibido las estampas de Nuestra
Señora de Quito. Me preguntas si debes hacer algo especial con ellas.
Regala cuantas quieras agente que la venere en sus hogares y si sobran
dáselas a los legionarios para que la puedan entronizar durante sus visitas
a los hogares. Todos los que honren esta estampa recibirán gracias
especiales durante el próximo año ya que será el Año Mariano en Ecuador
y se cumplen 50 años del milagro. En tu carta mencionas a Knock (el
Santuario Mariano en Irlanda) te sorprenderá saber que vi las
peregrinaciones a Croagh Patrick (Montaña Sagrada) por televisión
mientras estaba en la ciudad de Sao Paulo. Me causó mucha emoción. Fue
estremecedor ver a la gente subir por las escarpadas laderas con sus pies
sangrantes y ver a los sacerdotes confesar en la cima de la montaña y el
fervor espiritual de aquellos que asistieron a la santa Misa. El Concilium me
autorizó a quedarme en Brasil por el tiempo que quiera, así que pienso
estar aquí hasta fin de Octubre. Acabo de regresar a Río desde la Ciudad
de Sao Paulo que tiene alrededor de 4 millones de habitantes. Tenemos
permiso de establecer la primera Curia allí. En menos de una hora tomaré
un avión a Espíritu Santo, un estado al norte de Río. Debo participar de un
Congreso allí mañana. Volveré a Río el lunes o martes. Debes rezar mucho
y hacer que otros recen para que nuestros planes de extender la Legión a
todo el Brasil, que es más extenso que Europa, tengan éxito. Hacia fines de
Septiembre, cuatro Legionarios Ecuatorianos vienen a Bolivia para trabajar
alrededor de un año aquí, extendiendo la Legión. Otros saldrán de Ecuador
para trabajar en Perú. Reza para que toda esa importante tarea para la
Iglesia sea un éxito”.
En el Otoño de 1955 Alfonso participó del Congreso Eucarístico en Río de
Janeiro, con otros dos Enviados de la Legión de María, que fueron también
encargados de extender la Legión en Sudamérica. En una carta a su madre
le dijo que se habían formado 10 praesidia en Sao Paulo y que esperaba
que el número creciera a 25 para fines de ese mes. Mencionó que había
establecido un praesidium para inmigrantes Polacos, que había 15
miembros en el grupo y que las reuniones se conducían en polaco. Pidió
oraciones por el éxito del trabajo de extensión en Brasil, diciendo “no
pueden imaginarse la importancia que tiene la Legión para Brasil”.
Mas tarde dice: “Sao Paulo ha respondido de una forma maravillosa a la
Legión. Le habían dicho de antemano que sería casi imposible introducir la
Legión allí, pero resultó que Sao Paulo se convirtió en la más importante y
fuerte Curiae en Brasil”.
A fines de octubre de 1955 Alfonso tenía que pensar en mudarse a otros
países de Sudamérica cuando recibió un telegrama de Dublín con
instrucciones de ir a la Argentina. Dijo que el Espíritu Santo parecía estar
señalando a la Argentina, pues él había escrito dos semanas antes al
Concilium pidiendo su aprobación para visitar ese país. Supo que
independientemente, el Hno. Frank Duff recomendaba al Concilium que él
(Alfonso) fuera enviado a la Argentina, y al mismo tiempo un legionario en
Buenos Aires escribió al Concilium pidiendo un Enviado, pues ese país
estaba preparado para una extensión de la Legión. Alfonso pidió a su
madre que rezara por el éxito del trabajo que le esperaba en todas partes
de la Argentina.
Parece ser que pasó algún tiempo antes que Alfonso enviará una carta en
el verano de 1956 desde Salta, en la Argentina. Describió a Salta como una
hermosa ciudad en el norte de Argentina. Mencionó que el 24 de Junio, su
cumpleaños, fue un día feliz para él. Recibió muchas cartas, telegramas
con buenos deseos y algunos preciosos regalos. Siguió diciendo: “Aquí en
el Palacio Arzobispal, también lo celebramos en grande. Este año era un
evento especial: 24 años de edad el 24 del mes. A los 24 años puedo decir
que he vivido una vida plena, aunque pueda parecer una afirmación
extraña. En 24 años he tenido las experiencias que la mayoría de las
personas tienen durante 50 años. Viajé. No como turista, sino como quien
tiene íntima amistad con todos, ricos y pobres, santos y pecadores”.
Terminó la carta con el siguiente párrafo: “Dentro de pocos días serán
exactamente tres años que salí de Irlanda para viajar a Nueva York. Los
días de preparación, la partida y todos los detalles de la misma, están tan
frescos en mi mente que podrían haber pasado hace una semana. Y ahora
¡han pasado tres años! tres años de bendiciones. Es maravilloso recordar
que pasaron, cuando éstos se han dedicado al servicio de Dios. Nada se ha
perdido, más bien todo ha sido ganancia”. En Octubre de 1956 Alfonso
agradeció a su madre por una de sus cartas y dijo que desearía que las
cartas de él pudieran ayudar a otros como las suyas lo habían ayudado.
Mandó felicitaciones a sus cuñadas por el nacimiento de “otros dos
Lambe” y continuó diciendo: “Espero que estés bien de salud. Sin embargo
debemos estar satisfechos y hasta encantados con lo que el buen Dios nos
mande. El no se equivoca y si tenemos dificultades de salud, es porque El
sabe que es mejor para nosotros. La vida ciertamente merece ser vivida,
pero solo cuando es vivida por Dios”. Cuando uno entiende el supremo
propósito de la vida, entonces ni las desgracias, enfermedades,
separaciones o la misma muerte son cosas malas o perversas. Cuando uno
está en estado de gracia, entonces está libre y cuando uno es libre, no
importa otra cosa en el mundo. Uno puede gozar plenamente de su
libertad en la enfermedad, la desgracia, la persecución, la prisión, en el
convento, en cualquier lugar y en todos. El próximo destino de Alfonso era
Asunción, Paraguay, donde fue enviado a visitar un praesidium allí.
Escribiendo desde Paraguay dice: “Asunción tiene tal vez el clima más
caliente que he experimentado en Sudamérica. Hoy notaba, que mi imagen
en el suelo medía alrededor de cinco pulgadas. Así podrás imaginarte la
posición del sol y su terrible fuerza. Esta ciudad tiene una población de
alrededor de 300.000 almas. La gente habla dos idiomas: hablan
castellano y guaraní. Todos saben hablar guaraní, pero no todos pueden
hablar castellano. Ya empecé a estudiar guaraní”.
Siervo de Dios Alfonso Lambe
Por el Siervo de Dios Frank Duff,
fundador de la Legión de María
Alocución pronunciada por el Hno. Frank Duft en la fiesta de la
Curia "Presentata" el domingo 9 de diciembre de 1979.
Aunque parezca extraño, creo que nunca he pronunciado una charla formal
sobre Alfie Lambe. Ha sido, por supuesto, un tema frecuente en nuestras
conversaciones. Para aquellos que lo conocieron, su imagen permanece muy
vívida. Nunca se menciona su nombre sin despertar una profunda emoción.
Ahora se nos aparece bajo un nuevo aspecto. Hace poco tiempo, Su
Eminencia, el Cardenal Umberto Mozzoni, quien fuera Nuncio Apostólico en la
Argentina, en los tiempos en que Alfie actuaba allí, volvió a visitar el país y se
mostró sorprendido de que la Causa de Alfie, no hubiera sido presentada aún.
Se entiende que se expresó muy claramente sobre este punto, insistiendo en
que Alfie poseía todas las cualidades requeridas para justificar este paso.
Luego de su distinguida carrera como Nuncio Papal, el Arzobispo Mozzoni
volvió a Roma, donde fue elevado al Cardenalato y designado para integrar
varias de las importantes Congregaciones que manejan los asuntos de la
Iglesia. Una de ellas es la que tiene a su cargo las canonizaciones. Este hecho
agrega gran peso a. sus recomendaciones, pero, sobre todas las cosas, Su
Eminencia, conoció personalmente a Alfie, lo vio trabajar, conversó mucho
con él y habló de él con Nuncios y autoridades eclesiásticas de todos los
demás países de Sudamérica en los cuales trabajó Alfie. Más aún, fue él
mismo quien dio las bendiciones finales al Enviado, en el momento de morir.
La expresión de asombro de Su Eminencia con respecto a la demora en la
presentación de la Causa, parece que resultó efectiva. La Legión fue puesta en
marcha y se formó una comisión para promover el asunto. Ahora, María Sofía
del Prado, designada para presidir esa comisión, ha visitado Dublín,
procedente de Roma donde conversó sobre este tema con el Cardenal
Mozzoni, para enterarnos de esas actividades y requerir la colaboración del
Concilium.
Voy a expresar que no es una sorpresa para nosotros la proposición del
Cardenal. Siempre hemos pensado que Alfie murió en olor de santidad y en
todos los lugares donde actuó, se ha registrado idéntica impresión. Nos
parecía lógico que se hiciera algo a ese respecto. En efecto, cuando murió, el
Cardenal De la Torre, Arzobispo de Quito, Ecuador, aprobó una oración que le
fue propuesta.
Era pues de esperarse que el Concilium se diera cuenta que el tiempo
pasaba sin que se concretara una acción formal en tal sentido, pero la vida en
el Concilium se desarrolla en una febril actividad y se presumía que el asunto
avanzaba a un ritmo adecuado a su importancia. De modo que nos ha hecho
un efecto de "shock" el constatar que todos esperábamos que se hiciera algo,
sin que se hubiera hecho, hasta ahora, nada tangible.
Tenemos pues, que prestar de todo corazón, la cooperación que María Sofía
del Prado ha venido a pedirnos. Es nuestro deber, ya que somos los
principales custodios del prestigio de Alfie. Que no se diga de nosotros,
cínicamente, que la recordación de los hombres no es un monumento.
El progreso de la Causa del Edel Quinn ha logrado que ella continúe
viviendo. Debemos también a Alfie esa continuidad de vida. Por ello, debemos
hacer todo lo que esté en nuestras fuerzas para ponerlo en evidencia.
Tenernos que orar y tenemos que hacerlo conocer en la mejor forma que
podamos. ¿Cómo puede la gente interesarse por él si no lo conoce?
Una forma efectiva es divulgar su biografía escrita por Hilde Firtel, obra que
es una joya. Hilde fue nuestra Enviada a Alemania, inmediatamente después
de la guerra y esparció la Legión en todo el país. Su propia vida está llena de
grandes méritos.
He releído este libro ahora y nuevamente he quedado admirado por la
forma en que la autora lo ha encarado. Cuando ustedes lo lean, sabrán
porqué Alfie fue capaz de llegar tan profundamente a los corazones. Cómo
cubrió Sudamérica con su ejército de legionarios y también cómo ganó tal
veneración. Dejo al libro la tarea de contarles la historia de Alfie Lambe.
La primera vez que vi a Alfie en un grupo, no fue un encuentro personal. Era
novicio en los Hermanos Cristianos en Marino, al norte de Dublín y yo fui para
hablar de la Legión. Más tarde me dijo que esa conversación había
despertado su interés por la Legión.
Luego se enfermó. Tal era el aprecio en que lo tenían sus superiores que por
un momento hasta pensaron no tomar en cuenta la opinión de los médicos y
retenerlo. No sabían ellos qué cerca estuvieron de interferir en su verdadera
vocación.
Para él su separación de los Hermanos Cristianos, le pareció un desastre
irreparable, que casi le destrozó el corazón, según declaró. Pero la Legión, a la
que se incorporó poco después en su ciudad, le trajo la verdadera
consolación.
Consideremos las circunstancias posteriores. Cuando Alfie murió, fue la
puerta del sepulcro de los Hermanos Cristianos de Buenos Aires, la que se
abrió para recibir sus restos mortales. El Superior había sido su condiscípulo
en Marino. ¿No es ésta una notable coincidencia?
Nuestro Señor reconoció cuánto habían hecho los Hermanos Cristianos por
Alfie y al final, se los devolvió.
Pero nos hemos adelantado a los acontecimientos. Volvamos al angustiado
muchacho que ve naufragar sus más caras ambiciones. Pero no se permitió
permanecer mucho tiempo en esas condiciones. Ingresó en la Legión y ella
fue para él, un sustituto, por lo menos, de lo que había perdido. Como toda la
situación era obra de la Providencia, los acontecimientos siguieron su curso.
La importante empresa donde trabajaba Alfie, cerró súbitamente.
Si uno hubiera estado alerta con respecto al desenvolvimiento de Alfie,
podía haberse imaginado lo que iba a suceder. La atracción legionaria fue lo
suficientemente fuerte como para influir en él. No buscó trabajo localmente
sino que vino a Dublín.
Otros horizontes se abrían para él. Se unió a los esfuerzos por extender la
Legión en toda Irlanda. Mostró en esas tareas su gran capacidad y aquellos
que lo rodeaban comenzaron a preguntarse qué sucedería más adelante.
Fue entonces que sonó la campana de su destino. Se había decidido enviar
al Hno. Grace a Colombia y Venezuela. Esta noticia electrizó a Alfie.
Cristalizaba todos sus anhelos hasta entonces casi desconocidos para él
mismo. Era eso lo que él quería, algo realmente grande, lanzarse a lo
desconocido para buscar almas y prepararse a pagar cualquier precio por ello.
No hay que equivocarse en esto. Era la idea de la entrega de sí mismo lo que
le atraía. ¿Por qué suponer que estaba hecho de un metal menos valioso que
el de los incontables monjes de la "Peregrinación por Cristo" que
incursionaron en las selváticas regiones de Europa y muchos de los cuales
desaparecieron para siempre? ¿Por qué su sueño había de ser menos y su
visión de menos alcance que la de ellos, si ellos fueron sus modelos?
Tampoco debemos imaginar que sus pensamientos fueran más limitados
que los de Edel Quinn. Recuerden sus observaciones en la reunión del
Concilium que la comisionó como Enviada. El gran Dr. Elías Magennis, que
conocía íntimamente la zona de Africa que le había sido asignada, señaló los
peligros y dificultades que encontraría y que consideraba demasiado penosas
para ella. Sólo un hombre sumamente fuerte - dijo - podría soportar ese
solitario ambular en tales condiciones y ustedes conocen la respuesta de Edel
Quinn "no deseo que se me envíe a un pic-nic". Los elementos de peligro y
privaciones no constituían un obstáculo, formaban parte de la atracción. No
tengan ustedes la menor duda sobre este punto. Tampoco Alfie quería ir a un
pic-nic. Un espíritu indomable impulsó a Edel ocho años y a Alfie por seis y en
ambos casos un continente recibió por ellos un diluvio de gracias. Edel murió
en 1944, es decir, nueve años antes que Alfie fuera Enviado. Es incuestionable
que el ejemplo de ella influyó mucho sobre él.
Tal vez me haya detenido demasiado en este aspecto del heroísmo en la
causa de la religión. Pero al presentar la nota de Canonización respecto a Alfie
es necesario enfatizar esta pauta.
Los dos enviados fueron comisionados en una reunión del Concilium, en
abril de 1953 e inmediatamente comenzaron sus preparativos. El 16 de julio
viajaron a New York, donde pasaron una semana y continuaron luego a
Bogotá. capital de Colombia. En el aeropuerto los esperaba la gentil Joaquina
Lucas que fue enviada a Sudamérica en 1946. Ya había recorrido todo el
continente y había regresado a Bogotá con la esperanza de ser útil a los recién
llegados. Alfie trabajó con ella y fue ella su principal profesora de español. Sus
progresos en este idioma fueron notables, al finalizar el año podía
desenvolverse por su cuenta.
Fue entonces que la campana de su destino volvió a sonar. Ambato es una
Diócesis en Ecuador. Su cabeza era el Obispo Echeverría, un Franciscano. La
Diócesis se encontraba en deplorables condiciones, marcadas por la
indiferencia, la ignorancia y las constantes deserciones. El Obispo había
convocado a sus sacerdotes para considerar estos problemas. Uno de los
presentes describió una reciente experiencia con la Legión, que lo había
impresionado. Esto impulsó a la asamblea, con el resultado final de que todos
los presentes se comprometieron a probar la Legión.
El Obispo escribió enseguida al Concilium, describiendo la situación y
pidiendo un enviado que les indicara cómo debían comenzar.
En esos momentos el Concilium discutía el asunto de a dónde sería enviado
Alfie en primer término. Muchos eran los lugares donde se requería su
presencia. La carta del Obispo Echeverría fue la señal indicadora. Ambato está
situado cerca de fa frontera. El Obispo debe haber pensado que tenemos un
stock permanente de enviados listos para partir, porque se le comunicó que
Alfie estaba ya en camino. El encuentro fue- muy cordial y Alfie justificó las
esperanzas del Obispo, iniciando dos praesidia de inmediato y preparando el
camino para muchos otros.
Tan impresionado quedó el Obispo que presentó a Alfie en una reunión de
toda la jerarquía eclesiástica, llevada a cabo en Quito bajo la presidencia del
Cardenal De la Torre. Alfie fue invitado a hablar ante tan augusta concurrencia
y la Legión fue aceptada en Ecuador.
Luego ocurrió algo típico de Alfie. Pidió a los legionarios que se entregaran
con generosidad, con el objeto de aprovechar las muchas oportunidades que
se presentaban. Este material humano bisoño respondió admirablemente y se
puso en marcha una campaña sensacional, destinada a expandir la Legión en
todo el territorio de la Nación. Los praesidia eran de todo tipo, de presos a
leprosos, de analfabetos a las clases altas del país. El trabajo fue sólido, muy
pronto Ecuador se cubrió de una red de filiales.
Por supuesto que en los países circundantes todo esto se supo y muy pronto
Alfie se vio asediado con urgentes invitaciones de otros países de Sudamérica.
Con sentimientos encontrados, su propio Obispo accedió, pero el Cardenal De
la Torre insistió en llevarlo primero al Congreso Eucarístico Internacional en
Río de Janeiro, para presentarlo a los innumerables Obispos que el Congreso
reuniría en esa oportunidad. Esto nos da la pauta de la extraordinaria
impresión que Alfie y su trabajo despertara en Ecuador.
Por supuesto que en Alfie obraban fuerzas celestiales. Aquel, que por su
precaria salud, había sido considerado inepto para ingresar en una Orden, en
el templado clima de su propia patria, desplegaba una energía que azoraba a
todos. En el mismo plano se encuentran su capacidad para persuadir y para
organizar. Mucho más importante aun, es el hecho de que todos los que lo
trataban sentían de inmediato, la irradiación de su santidad. Instintivamente,
se sentía el deseo de complacerlo en todas las circunstancias, aún las más
agotadoras; él permanecía imperturbable y con su simpatía habitual.
Esta irradiación de fuerza no había sido prevista por el Concilium, sabían que
era muy capaz, pero desconocían esta cualidad de invencibilidad. No se
necesitó mucho tiempo para reconocer este extraordinario carácter que luego
fue resumido en una frase: "Alfie es la llave del continente". No tomando
demasiado en serio sus impedimentos físicos, el Concilium siguió encantado,
el crecimiento de la Legión.
Es especialmente impresionante el hecho de que Alfie se daba cuenta
perfectamente de los grandes acontecimientos que se estaban desarrollando;
repetidamente remarcaba sus cualidades sobrenaturales, pero en ningún
momento se sintió tentado de atribuirse algún mérito. Irradiaba modestia.
En Río de Janeiro, en medio de los esplendores del Congreso, tuvo el placer
de encontrarse con otros enviados, la formidable Joaquina Lucas
nuevamente, María Diepen, de Holanda que recién llegaba para trabajar por
la Legión en las Guayanas y en las Antillas Holandesas y Mary Clerkin, que
debía dividirse el gigantesco Brasil entre ella y Joaquina.
Durante el Congreso, los cuatro enviados tuvieron muchas oportunidades de
contacto con Nuncios y miembros de la más alta jerarquía, pero tuvieron que
pagar un alto precio, pues Joaquina se quejó al Concilium de que sus
compañeros se estaban matando. El Obispo Echeverría no cejaba en su
esfuerzo por presentarlos a todo el mundo.
Alfie se impresionó tanto con las posibilidades que ofrecía el Brasil que
había decidido quedarse allí por el momento. Sus progresos en el idioma
portugués eran rapidísimos y hay que recordar que el Brasil es tan grande
como Europa. Pero recibió una carta del Concilium enviándolo a la Argentina.
Si pensamos que había planeado tanto, de acuerdo con las necesidades del
Brasil, debemos reconocer que esta orden debe haberle producido un
"shock". Además debe haber pesado para él la consideración de que la
Argentina representaba una larga inmovilidad, porque hasta ese momento se
habían rehusado todos los pedidos de establecer la Legión y que su estadía
equivalía a largos años de inútiles esfuerzos, golpeando puertas siempre
cerradas, cuando en otros lugares cada hora le rendía extraordinario
provecho.
El Concilium, por su parte, también consideró profundamente el asunto. En
su posición central, podía contemplar el problema desde todos los puntos de
vista e iluminados con el criterio que ya se habían formado con respecto a
Alfie, es decir, que era "la llave del continente" sabia que bastaba enviarlo
para que se abrieran todas las puertas.
Se esperaba que Alfie partiera de inmediato y así lo hizo. Al finalizar el otoño
de 1955 desembarcó en Buenos Aires donde solamente se había autorizado la
formación de unos pocos praesidia. Visitó al Nuncio, que lo recibió calurosa y
cordialmente, pero la gran Diócesis de Buenos Aires continuó desfavorable,
de manera que encaminó sus pasos en otra dirección.
Existían pequeñas fundaciones legionarias en las Diócesis de Salta y
Catamarca y allí se dirigió vivificándolas con su intervención. Empezó
entonces su monumental serie de visitas a todos los Obispos del país, lo que
representaba una infinidad de viajes. Cada Obispo a su turno, reconoció su
posibilidad y accedieron a su pedido. En un año fundó muchos praesidia en el
territorio del país.
Estando en pleno trabajo, debió viajar a Bolivia y al Paraguay, para
contribuir al crecimiento de la Legión en esas Repúblicas. Durante un tiempo
lo acompañó Oonagh Twomey, la nueva enviada en Bolivia y que él sugirió lo
acompañara para iniciarla en las tareas. También pasó cinco meses en
Ecuador, donde la Legión marchaba admirablemente: había cuatrocientos
praesidia, con muchas eficientes Curiae. Sus antiguos amigos y colaboradores
lo recibieron calurosamente.
Volvió luego a la Argentina, donde muchos Obispos requerían urgentemente
su presencia. Qué cambio desde unos años atrás, cuando parecía un país
totalmente cerrado. La capital, no obstante, mantenía su posición de
exclusión, para grande aflicción de Alfie. Pero súbitamente se produjo un
vuelco. Roma dividió en cinco partes esa enorme Diócesis de cuatro millones
de personas. Inmediatamente, las puertas de cuatro de ellas se abrieron para
la Legión y no pasó mucho tiempo para que la quinta Diócesis otorgara la
autorización. Eso sucedió el 9 de diciembre de 1957. "Todavía no lo puedo
creer" escribió Alfie al Concilium.
Actualmente Buenos Aires es un centro de industria legionaria. Tiene un
Senatus y treinta Consejos funcionando. En el total de un millón de millas
cuadradas de la Argentina, existen ahora dos mil praesidia bajo tres Senatus y
una Regia.
En su libro Miss Firtel dedica un capítulo a la extraña fascinación que Rusia
había comenzado a ejercer sobre Alfie. Ya veía su obra en Sudamérica casi
finalizada, con la Legión arraigada, siendo los enviados una etapa que
desaparecía. No hay duda que tenía in mente algunos proyectos que
significaban su traslado a otro lugar, que por supuesto sería un
nombramiento de la Legión, porque tenía una total y cada vez más fuerte
convicción con respecto a la Legión.
Era Rusia lo que tenía en su mente. Estudió el idioma y pronto lo dominó.
Tradujo al ruso el Manual y se vinculó con rusos en Buenos Aires. Logró,
gracias a ello, establecer un praesidium entre los ortodoxos. Singular
privilegio que el Vaticano otorgó a la Legión.
En su correspondencia hizo referencia a este tema y eventualmente solicitó
autorización para visitar Rusia, en viaje de turismo. Esto le fue negado por
razones aparentemente valederas, como ser: que el costo era muy alto y no
había razón para esperar que los beneficios fueran grandes y que podía
resultar una peligrosa distracción para él. Por supuesto que Alfie esperaba
alguna ayuda sobrenatural en este viaje, había llegado a considerarla parte de
su equipo de enviado.
No debe pensarse que se lo "desahució" en este asunto. Por el contrario, se
lo consideraba mucho y todas sus palabras eran atendidas con gran seriedad.
No hay duda que cuando se presentara la oportunidad de mandar un enviado
a Rusia, seria Alfie el elegido, obviamente todo dependía de que su misión en
Sudamérica estuviera suficientemente encaminada. Alfie había probado con
creces su eficacia en cualquier empresa de la Legión.
Pero, ahora nos damos cuenta, Dios no quiso que Alfie fuera a Rusia, aunque
no debemos pensar que todos sus anhelos y preparativos fueron inútiles.
¡Lejos de ello! La misión de la Legión nos obligará a pensar que el sentido
indicado por Alfie es una señal de gracia, una especie de luz para un futuro
operativo. En el orden práctico será ventajoso mantener este proyecto en
nuestra mente. Un testimonio más de las santas cualidades de Alfie es el
hecho de no permitir que nuestra negativa le causara la menor desilusión.
Vamos a saltar ahora unos cuantos años.
Seguramente muchos habían pensado en Rusia y en el año 1969 se
consideró que debía efectuarse un gesto simbólico; se organizó una
Peregrinación a ese país. Resultó un éxito que nadie había esperado y desde
entonces se realizan anualmente constituyendo un extraordinario
acontecimiento. Ninguno entre nosotros duda de que los anhelos y
preparativos de Alfie contribuyeron a ese fin.
Alfie había sufrido durante mucho tiempo de trastornos estomacales. Pero
nosotros no lo tomábamos demasiado en serio. Alfie era un hijo querido de
Jesús y María. Esas almas se guían por sus propias reglas; hacen lo que los
demás no pueden hacer. Un médico movería la cabeza al verlos y sin
embargo, ellos son capaces de vivir en condiciones imposibles, cumplir
misiones y realizar esfuerzos que ni los hombres más fuertes serían capaces
de realizar.
Por supuesto, suplicamos a Alfie, como lo hacíamos con Edel, que se
moderasen, pero igual continuaron como seres súper humanos. No quiero
decir que fueran desobedientes, no estaba eso en ellos. Es que veían las cosas
desde distintos puntos de vista. Juzgaban que se desempeñaban dentro de su
capacidad y que María, su Madre, los alentaba.
Llegamos al extremo de sugerir a Alfie que se desempeñara en la forma que
designábamos como "enviado de sillón", es decir, que se quedara en un lugar
y con su prodigioso don de organización, mandara sub-enviados. Esto es, por
supuesto, lo contrario esencialmente, de lo que debe ser la labor de un
enviado y Alfie no podía aceptarlo. Posiblemente ni tomó en serio la
sugerencia. No insistimos porque no consideramos su estado realmente
grave. Lo atribuíamos a cualquier cosa, menos a lo que realmente era.
Y llegó el final, como un trueno repentino. En diciembre de 1958, el
Arzobispo de Córdoba autorizó la iniciación de la Legión en la provincia y Alfie
se trasladó a tan importante centro. Había fundado ya cinco praesidia cuando
cayó enfermo, tan gravemente, que fue llevado a un hospital. Los rayos-x
indicaron que había que efectuar una operación. Por lo que fue trasladado en
avión a Buenos Aires, al hospital de las Monjas Azules. La operación
comprobó la existencia de cáncer generalizado. La medicina no Podía hacer
nada. Alfie iba a morir.
El propio Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Copello, que había
mantenido alejada a la Legión durante tantos años, le administró los últimos
Sacramentos. El Nuncio que siempre fue un apoyo y un consuelo para el
enviado le dio la bendición final. Dos de los nuestros nos encaminamos
enseguida a Tullamore para dar la noticia a su madre. Un hermano mayor de
Alfie, abrió la puerta, su madre como esperando nuestra visita, estaba a su
lado. Sin haberse enterado de nada, creía que Alfie había muerto.
Fue una premonición. En los diarios del día, figuraba la noticia de un
accidente aéreo, entre Córdoba y Buenos Aires y cosa increíble, ella llegó al
convencimiento de que su hijo había muerto, de modo que al enterarse por
nosotros de que estaba aún con vida, experimentó un alivio momentáneo.
El 21 de enero de 1959 murió Alfie. El día de Santa Inés, el día de la pureza,
una de las cualidades que él poseía en alto grado. Todos los años, en esa
fecha, en Roma, el Santo Padre recibe dos corderos. Se ha señalado que la
Legión ofreció en ese día un cordero al Padre Eterno, refiriéndose al término
por el cual se denominaba afectuosamente a Alfie, cordero, corderito, (en
inglés Lamb significa cordero).
Me preguntan si creo que Alfie es canonizable. Sí, lo creo. No veo defecto en
él. Eso podría ser un estado negativo pero en él estaba suplementado con una
fe sin límites y otras cualidades heroicas. Puso todas sus energías en la tarea
de ganar almas. Tenía a Nuestra Señora en una perspectiva perfecta.
Podríamos establecer un paralelo entre Alfie y Edel. Ambos eran talentosos y
encantadores, llenos de simpatía y sin retorcimientos. En los dos, una
vocación frustrada se convirtió en un supremo triunfo. En el caso de Edel, el
ciclo se completó en ocho años, en seis el de Alfie. A ella se la aclama como el
modelo para la juventud moderna; él también puede desempeñar ese rol para
los muchachos.
Dos días después del funeral de Alfie, llegó NoeI Lynch, enviado para
ayudarlo, pero en realidad para tomar su lugar. Tenía veintidós años de edad
y no hablaba español. Elisa Fox, que había proporcionado alojamiento a Alfie
en Buenos Aires, se indignó que hubieran enviado a un niño para una misión
de adulto. No vacilamos en escribirle: "Espere y verá". Ella esperó y se dio
cuenta que ese muchacho de seis pies de altura, era todo un hombre. El
cosechó con nobleza lo que Alfie había sembrado y trabajó bien en la viña que
estaba a su cargo.
Mencioné antes a un distinguido personaje, el Cardenal Mozzoni, que era
Nuncio en la Argentina en la época de Alfie y lo ayudó mucho. El Cardenal
acaba de enviar una carta muy importante a la Sta. Maria Sofía del Prado,
presidenta del grupo de Buenos Aires que presentó un pedido al Arzobispo
para la constitución de un Tribunal que estudie la santidad de Alfonso Lambe.
La carta del Cardenal es un valioso testimonio a favor de dicha petición y un
ítem importante que tendrán ustedes el placer de oír a continuación:
"Distinguida señora:
Antes de todo, le agradezco vivamente y retribuyo, un poquitín atrasado,
sus votos pascuales. Pero como hoy se cumple la Pascua con la gloriosa
Ascención de Jesús a los Cielos, mi plegaria para usted es que El la lleve
siempre a los altos con libertad de espíritu y serenidad de corazón.
Le digo enseguida que no sé nada de la Causa de la Hna. Edel Quinn;
sentí hablar de ella en Lourdes, por algunas legionarias en términos muy
elogiativos por sus virtudes y su heroica dedicación a los hermanos negros.
Creo que lo que fue Edel para los africanos, lo fue y puede ser un
poquitín, como nuestro Alfonso para América Latina.
A veinte o veintiún años, deja Dublín y a veintiséis cuando muere en
Buenos Aires, ha lanzado la simiente de la Legión en casi todo el Cono Sud
de América: Ecuador; Perú, Bolivia, Argentina, Brasil.
Yo he admirado su apostolado en Bolivia y Argentina. La escritora Hilde
Firtel lo define: "Un gigante del Apostolado". Y así fue: solo, sin conocer
la lengua y pobre; el enfrenta hombres y mujeres, jóvenes y adultos en el
nombre de María.
Por ejemplo en Bolivia él vivió días y días en Oruro entre los mineros,
todos indios. Se pide mucha, mucha fantasía, imaginar lo que era entonces
y lo que es aún Oruro, a 360km de La Paz y el espíritu de violencia que allí
predominaba. Y bien, nuestro Alfonso consiguió fundar la Legión allí,
¡propio en Oruro! yo, cuando lo supe, dije a mí mismo: este chico cumple
milagros.
En Argentina, tuve yo que guiarlo y frenarlo un poco en sus ansias de
fundación y conquista: en ese momento la tierra de Santa María era
legionaria.
Físicamente me pareció mucho más bajo que alto, delgado y con la
enfermedad que lo minaba, él la atribuía al clima. Carácter: fuerte y a la
vez muy dulce: temperamental, pronto como pocos a cualquier sacrificio.
¿Vocación? ¡La Legión! Yo creo que una vez bien completada, él habría
dedicado su vida a María en el servicio sacerdotal de su Hijo Jesús.
El amor de Dios, se reflejaba y constataba en el amor al prójimo:
enfermos que visitaba, curaba y para los cuales incitaba a los legionarios;
eran los tiempos heroicos de la Legión, vividos en humildad y dedicación
total al ideal legionario. ¡Vivir la Legión! y de esto el apostolado como
exigencia. Alfonso es una estrella, de aquellas que en pleno verano, en las
noches límpidas mazan rápidas los cielos, dejan una luz y desaparecen, y
la luz queda a los ojos de todos los argentinos".
Como un tributo a Alfonso este documento llega a mucha altura. Y llega
también profundamente al corazón.
ALFONSO LAMBE
Un enviado bajo la cruz del sur
Por Etta Mooney

Este "librito'; sobre la vida de Alfonso Lambe, está basado en las


experiencias y acontecimientos reales y auténticos ocurridos durante el
tiempo que él permaneció en la Argentina.
Su autora, Etta Mooney, entró en la Legión de María en 1951, cuando
Joaquina Lucas fundó el primer "praesidium" de Buenos Aires, "Nuestra
Señora de la Buena Esperanza" en la Iglesia Santa Cruz, donde fue una de
sus primeras oficiales.
Continuó trabajando intensamente en Extensión, en Nueva York, Miami y
Argentina. Obtuvo permiso de Dublín para establecer una Curia Hispana a
Miami, para los legionarios cubanos exiliados, fundando numerosos
"praesidia" hispanos y americanos; también en varias ciudades de
Argentina, especialmente en Buenos Aires.
Etta Mooney sigue aquí muy activa en la Legión, trabajando con
entusiasmo en Extensión.
Este folleto ha sido repartido en inglés, en múltiples ciudades de los
Estados Unidos, para que muchos legionarios disfrutaran de los maravillosos
ejemplos dados por el Hno. Alfonso Lambe en su heroico apostolado de Sud
América.
Esta es una pequeña descripción de la vida de Alfonso Lambe, como yo lo
vi, y abarca el tiempo comprendido entre el envío de dos telegramas. El
primero llegó de Irlanda a Sud América en septiembre de 1955 y decía:
"Concilium recomienda campaña de extensión Argentina". El segundo fue
enviado desde Argentina el 21 de enero de 1959, dirigido al Concilium y
decía: "Alfonso se reunió con Edel hoy".
¿Qué puedo decir de un joven que murió a los 26 años de edad? Que era
buen mozo y brillante. Amaba a Beethoven, Mozart y Bach. Su canción
favorita Irlandesa era "Danny Boy". Pero sobre todo amaba a Dios con toda
su alma y corazón. Su vida fue dedicada enteramente a la Legión de María.
En la fiesta de Santa Inés, enero 21, 1959, sonó el teléfono: eran las 7 de la
mañana, el mensaje era "Murió Alfonso Lambe". Seis meses antes de
cumplir 27 años, ese amigo maravilloso, gentil e inteligente se había ido de
este mundo, otra víctima del cáncer. Era increíble.
Cuando él se enfermó el 8 de diciembre de 1958 (hacía tiempo que no se
sentía bien pero no prestó atención a sus dolores) estaba trabajando con un
grupo de extensionistas en la ciudad de Córdoba. Primero se negó a ver al
médico, pero finalmente cedió y fue enviado a un hospital en esa ciudad.
Los médicos lo pusieron a dieta y solamente le permitían tomar leche, lo
cual él aborrecía. Sin embargo, su único comentario fue: "Si continúo
tomando tanta leche, todas las vacas de Córdoba quedarán secas".
Finalmente, el médico decidió que Alfonso debería ser llevado a Buenos
Aires para seguir su tratamiento. Antes de salir para el Aeropuerto Pajas
Blancas, Alfonso se enteró que el Obispo Carlos Hanlon (un Pasionista)
estaba en el hospital. Este fue el Obispo que había pedido al Concilium que
mandara un Enviado para fundar la Legión de María en su Diócesis de
Catamarca, y así fue como vino Joaquina Lucas como Enviada a la Argentina.
Alfonso pidió a mi hermana Bridgie, que estaba entre los extensionistas que
trabajaban con él en Córdoba, que fuera a visitar al Obispo. Cuando ella dijo
que prefería ir al aeropuerto para despedirlo a él, Alfonso dijo: "Es más
importante tu visita al Obispo".
Fue en los días cercanos a la Navidad cuando Alfonso llegó de regreso a
Buenos Aires antes de su operación. El se quedaba en el departamento de
una legionaria quien se lo había cedido para que tuviera residencia
permanente. Mi hermana Mary y yo lo visitamos un día antes de Navidad.
Yo acababa de llegar de Nueva York, y Alfonso quería saber si había
cambiado mucho durante un año de ausencia, y si tenía acento
norteamericano al hablar inglés. Él nos entregó su regalo de Navidad: la
quinta Sinfonía de Beethoven. Fue el último regalo que nos dió. Uno piensa
que los santos están siempre en las nubes y que no tienen tiempo de pensar
en pequeñas cosas como comprar regalos de Navidad para los amigos.
Alfonso siempre tenía tiempo para todas esas cosas y era sumamente
atento en todo sentido.
En Buenos Aires en la Pequeña Compañía de María, operaron un "team"
de médicos (uno de ellos era el presidente de la "Curia de Buenos Aires").
Ellos simplemente lo abrieron y cerraron. La cirugía no lo podía ayudar. Los
médicos decidieron no decirle la verdad acerca de su enfermedad.
El Dr. Kelly, uno de los médicos, le dijo en broma a Alfonso que durante la
operación él pedía por un ministro protestante. Ante esto, Alfonso se rió
tanto, lo que le provocó un gran dolor.
Cuando lo visitamos un poco más tarde de su operación, nos dijo que se
iba a cuidar y que tenía intención de volver a Irlanda para reponerse. Lo
visitábamos diariamente. Teníamos que hacerlo a pié, eran como 15
cuadras porque había una huelga de transporte en la ciudad. El nunca
perdía la oportunidad de hacer un chiste y siempre nos decía: "¿Cómo
tardaron tanto en llegar?"
Dos días antes de su muerte en un momento tuvo dificultad en tragar la
cena que le habían traído. Nosotras tratamos de retirarnos de la habitación
desapercibidas, pero él nos pidió que nos quedáramos y dijo: "Yo quiero
agradecerles a las dos por todo lo que han hecho por mí, no solamente
durante ésta enfermedad, sino por todo lo que han hecho siempre por mí."
Cuando nos dio la mano, se leía claramente en sus ojos que se estaba
despidiendo para siempre, había un dolor muy grande en su mirada al
decirnos "Adiós".
Una enfermera en el Sanatorio una vez le dijo: "Sr. Lambe, Ud. debe ser
muy buen Católico". Él contestó, "Soy simplemente normal". Ella
sacudiendo la cabeza dijo: "Entonces, yo no debo ser normal".
Cuando se le preguntó si podía dormir de noche contestó: "Tengo unas
pesadillas terribles, por lo tanto trato de permanecer despierto. Pienso en
Irlanda y con la imaginación viajo de un condado a otro sin tener que
preocuparme por los itinerarios o los precios de los pasajes". El antes nunca
había admitido que amaba tanto a Irlanda. En realidad casi nunca hablaba
de su patria. Yo siempre le hacía bromas porque amaba tanto a la
Argentina y siempre hablaba con preferencia el castellano, y le decía: "¿Qué
clase de Irlandés eres?" Un día dijo: "No tienen idea cuánto amo a Irlanda.
Yo apostaría que hay pocas personas en Irlanda que amen tanto a ese país
como yo lo amo".
La mañana que murió, una señora en la habitación próxima a la de él,
preguntó si el Señor Lambe tenía su habitación llena de rosas. La Enfermera
le dijo que no había una sola rosa en todo ese piso del Sanatorio. No le
dimos mucha importancia a esto hasta que empezamos a enterarnos de
ciertas cosas que estaban ocurriendo cuando su cuerpo estaba todavía con
nosotros. Muchos sacerdotes y religiosas dijeron que le habían pedido
ciertas gracias frente a su ataúd y "los habían logrado". Un sacerdote tenía
un grave problema y pidió a Alfonso que lo ayudara. Su director espiritual se
había ido de viaje esa mañana, y el sacerdote no veía la manera de obtener
el consejo que tanto necesitaba en ese momento. A la mañana siguiente,
cuando se dio vuelta durante la misa, vio a su director espiritual de rodillas
allí. El viaje había sido postergado. Un poco antes de morir Alfonso, había
comentado: "Si muero sin ver a mi madre, será para el bien de ella porque
ganará méritos por no poder ver a su hijo otra vez". El siempre veía el lado
espiritual de las cosas.
El día antes de su muerte él le estaba dando instrucciones a mi hermana
Bridgie con respecto al recibimiento del Hermano Noel Lynch, el Enviado
que venía a ayudarlo. (Por unos pocos días se desencontraron. Se suponía
que Noel debía recibir su "training" de Alfonso). Las instrucciones eran las
siguientes: Tratar de conseguir que muchos Legionarios fueran al
Aeropuerto para darle la bienvenida y cuando comience a descender el
avión, rezar el Magnificat. "Cuánto lamento no estar allí para recibirlo" dijo
Alfonso.
Al Hno. Noel Lynch le esperaba una tarea muy dura. Él venía para trabajar
con Alfonso, y de repente se encontraba completamente solo. Él tenía
planeado trabajar y a la vez aprender, maestro y aprendiz. Dios tenía otros
planes para los dos.
Un poco antes de morir Alfonso dijo: "Ustedes no tienen que preocuparse
por la Argentina, de ahora en adelante andará muy bien la Legión". Uno no
puede menos que pensar que ofreció su vida por el crecimiento de la Legión
en la Argentina. Cuando él estaba en el Sanatorio, el Arzobispo de Buenos
Aires, Cardenal Santiago Luis Copello, estaba también allí, en el mismo piso.
Para el cumpleaños del Cardenal, Alfonso le envió un Manual de la Legión
de María y fue el Cardenal quien le administró los últimos Sacramentos a
Alfonso.
Legionarios de todo lo largo y ancho de la Argentina venían a verlo.
Muchos de ellos dieron sangre para él.
La Legionaria que le había cedido su apartamento, lo visitaba todos los
días, y una noche cuando se iba lo besó dos veces. "¿Porqué me dio el
segundo beso?" él le preguntó. "Por su madre, porque ella no está aquí" le
respondió.
El nunca se quejaba, a pesar de que decían que estaba en constante dolor.
Pero sus últimas palabras fueron: "Hermana, ¡no lo puedo soportar más!"
Alfonso fue velado en una capilla de las Hermanas del Instituto de Cultura
Religiosa Superior en Buenos Aires. El rosario y las oraciones legionarias
fueron repetidas sin interrupción a medida que cada praesidium se
acercaba a decirle el último adiós a su querido Enviado. Era como una
letanía de flores, cada praesidium había enviado una corona de flores con el
nombre del mismo.
Los Hermanos Cristianos y los Padres Pasionistas habían ofrecido la
bóveda de su Comunidad a la Legión. Pero, puesto que Alfonso había
querido ser Hermano Cristiano, parecía muy apropiado que descansara en
la de los Hermanos Cristianos. La bóveda está situada en el cementerio de la
Recoleta. Está enterrado cerca de sus compatriotas: el Almirante Brown y el
Padre Fahey.
Más de trescientos telegramas fueron enviados desde el correo de Buenos
Aires a la Legión en diferentes países. Un telegrama que se recibió en
Buenos Aires firmado por el Arzobispo Tavella de Salta, decía: "Si la Legión
de María no hubiera hecho más que producir un hombre del calibre de
Alfonso Lambe seguramente sería bendecida por Dios."
Joaquina Lucas, de las Filipinas, fundó la Legión en la Argentina. Fue
Enviada en Catamarca a pedido del Obispo de ésa Provincia, Carlos Hanlon,
y luego vino a Buenos Aires. Ella trabajó durante más de seis meses en
Buenos Aires sin obtener resultados positivos. Dos semanas antes de la
expiración de su visa, el Padre Ambrosio Geoghegan, C.P., entonces
Superior de los Padres Pasionistas dio su permiso para fundar un praesidium
en la Iglesia de Santa Cruz. Al primer praesidium le tocó la responsabilidad
de continuar con esa "nueva" asociación. Joaquina fielmente mantuvo
correspondencia con ese praesidium desde el exterior. Esto era en 1951.
Un hermoso día de primavera nadie hizo caso al joven que llegó de Brasil
al Aeropuerto Internacional de Ezeiza y se encaminó hacia la Capital de la
Argentina. Era una tierra extraña para él. Sin embargo, más adelante llegó a
amarla tanto, que en una oportunidad confesó que, entre todos los países
de Sud América era el que más se asemejaba a Irlanda.
Cuando mi hermana Mary conoció a Alfonso acababa de regresar de un
viaje a Europa y mientras relataba sus experiencias recientes a un grupo de
sus amistades, Alfonso llegó y en ese momento ella contaba había ido de
paseo a Tullamore (su ciudad natal) y en su rostro se dibujó una sonrisa. Se
alegró aun más cuando ella contó que en la Catedral de Westminster había
tenido el privilegio de oír un sermón del Padre Aedan McGrath durante un
reclutamiento Columbano en esa histórica Iglesia de Londres. Este
sacerdote estuvo preso en China por haber fundado la Legión de María en
ese país y creo que él se emocionó al darse cuenta de que el Padre McGrath
era conocido en Argentina, tan lejos de Irlanda.
Alfonso estaba sorprendido y maravillado de encontrar un grupo que
había sobrevivido por más de cinco años. Él dijo que la única explicación que
podía dar era porque casi todos los legionarios de ese pequeño grupo eran
de origen Irlandés, ellos tenían el espíritu de los irlandeses y nunca se darían
por vencidos.
Cuando Alfonso llegó a Buenos Aires encontró un praesidium con siete
miembros que había sido fundado por Joaquina Lucas hacía cinco años; otro
que hacía un año que funcionaba y un tercero que tenía seis meses de
existencia.
En agosto de 1958, Alfonso finalmente obtuvo permiso para fundar una
Curia. Él empezó por trabajar en el Gran Buenos Aires y luego
sistemáticamente fue fundando grupos hasta formar un círculo rodeando
toda la Capital. Al solicitar de nuevo permiso para trabajar en la ciudad de
Buenos Aires, el Cardenal le dijo: "veo que me tiene rodeado de la Legión,
por lo tanto, ¡siga adelante!"
Alfonso venía con frecuencia a Juncal 2028, donde vivíamos (mis
hermanos y yo) y pasó varias Navidades con nosotras. Él amaba la música.
Solía tener sus discos favoritos en casa y los escuchaba mientras nos
contaba sus problemas, sus contactos legionarios, cuentos, chistes, etc.,
mientras tomaba té, almorzaba, cenaba o simplemente "charlaba".
Éramos casi como su segunda familia y para nosotras era casi como un
hermano. A menudo se quedaba hasta altas horas de la noche, diciendo al
irse: "La próxima vez me iré más temprano" y la próxima vez se quedaba
más tarde todavía. Hablábamos de la Legión y sus diferentes problemas. Él
podía hablar de cualquier tema, siempre sabía lo que debía decir y lo que
era mejor callar.
Tenía un gran sentido del humor. Después de su operación estaba bajo
carpa de oxígeno cuando llegaron muchas delegaciones y se quedaron
mucho tiempo en la habitación. Tratamos de conseguir que se retiraran,
pero Alfonso se limitó a sonreír mientras nos hacía una guiñada de ojo.
Nunca lo vi enojado. Cuando él visitaba un praesidium y notaba que algo
no estaba bien, nunca hacía un comentario. Se limitaba a bajar la vista
(nosotros que lo conocíamos sabíamos que algo estaba mal) y más tarde
hacía una sugerencia muy positiva sobre ese punto.
Cuando visitaba un hogar y encontraba que un miembro de la familia no
era Católico práctico, él concentraba toda su atención y encontraba un
tema de interés común y no hablaba de religión hasta conseguir de
establecer una firme amistad con esa persona.
Era muy simpático y usaba bien esa simpatía. A menudo decía: "Yo creo
que no sería muy difícil ser santo, yo creo que si tratáramos de serio,
podríamos ser santos".
Nos contó que cuando los Hermanos Cristianos le dijeron que tenía que
desistir de ser de esa Comunidad debido a su frágil salud, regresó a su casa
donde vivía con su madre y su hermano Jack, con el corazón destrozado. Su
hermano lo invitó a una reunión de la Legión de María, y él fue por no
desilusionar a su hermano. Quién hubiera pensado al verlo en esa primera
reunión, que más adelante, lleno del Espíritu Santo y del espíritu de María,
había de ser una luz brillante, una fortaleza, una inspiración para todo el
mundo y el orgullo y la alegría de todos aquellos que tuvimos la dicha de ser
sus amigos y poder compartir sus alegrías como sus momentos más difíciles.
Para él un alma era de tan gran valor, que nada, absolutamente nada, le era
difícil si significaba: ayudar a darle una mano a esa persona.
Una vez le preguntamos si le gustaba viajar y él replicó: "No se imaginan
cuánto detesto viajar, me hubiera gustado nunca tener que salir de Irlanda".
Nos enteramos que durante un retiro de tres días para los legionarios
(hombres) había hecho grandes sacrificios y yo hice la observación de que
seguramente había recibido muchas gracias especiales. Él respondió: "No
pedí nada para mí, pero sí, pedí muchas vocaciones para el sacerdocio,
porque necesitamos muchísimos sacerdotes legionarios”. Unos años más
tarde tuvimos la oportunidad de conocer de cerca un joven sacerdote quien
nos dijo que había asistido a ese retiro como legionario y que antes de ese
retiro no había pensado en el sacerdocio. También nos enteramos de dos
vocaciones más como resultado de ese retiro.
Una vez después de una reunión de praesidium Alfonso comenzó a ayudar
a guardar el altar y al tomar la estatua de la Virgen, yo me ofrecí para que él
pudiera conversar con los legionarios. Pero él me dijo: "Por favor, lo quiero
hacer yo para tener el privilegio y el honor de llevar a la Santísima Virgen".
Continuamente tenía la extensión de la Legión en su mente. Un día Mary
quedó en encontrarse con él a la salida de su trabajo y al contemplar la
salida de todos los empleados de un enorme edificio, dijo: "¡Que hermoso
grupo de personas, cuántos praesidia podríamos formar con todos ellos!"
Al referirse al trabajo de extensión él dijo: "No debemos hablar mal de un
sacerdote aunque lo veamos hacer algo malo. No debemos ir de lugar en
lugar repitiendo lo que hemos visto. Dios castiga severamente a todos los
que critican a sus ministros. En otra oportunidad dijo: "Debemos tratar de
asistir a Misa diariamente y comulgar si es posible. Si no hay una unión
íntima con la Reina de la Legión nuestro trabajo no dará fruto. Debemos
tratar de meditar por lo menos quince minutos todos los días, el tiempo
dedicado a la meditación no es tiempo perdido. Yo no entiendo cómo el
legionario puede corregir sus defectos si no medita diariamente."
"Cuando trabajamos para la Legión estamos trabajando para Cristo". Él,
con frecuencia pedía oraciones para la Legión en la Argentina y dijo que él
esperaba que algún día habría Legión en todas las ciudades del país. Él
insistía que los praesidia que no hacían trabajo activo debían ser cerrados.
"No debemos permitir que funcionen. Los oficiales deben ser unidos y ser
unidos en su manera de pensar. También debemos recalcar a nuestros
legionarios que deben seguir las reglas del Manual y que deben hacer un
trabajo legionario activo y sólido. Un Consejo que no es interiormente
estable es muy peligroso para la Legión de María".
Uno de sus proyectos favoritos era el "apostolado de la calle" y cuando yo
regresé de Nueva York no tenía muchos deseos de hacer ese tipo de
apostolado, especialmente porque sabía que mis amistades me harían
bromas diciendo: "¿Así que ahora te ganas la vida vendiendo diarios?"
puesto que se hacían los contactos ofreciendo la venta de "Esquiú" pero fui
y al regresar visité a Alfonso en el Sanatorio y él preguntó: "¿Quiénes fueron
a trabajar? Cuando le dije que yo también había ido, se sonrió y realmente
mi recompensa fue grande por haber hecho el sacrificio.
En una de sus cartas a los distintos Consejos dijo: "Poco importa donde
estamos si Dios está con nosotros".
Alfonso recibió muchas llamadas telefónicas y amenazas de los
comunistas. Él estaba estudiando el Ruso y tenía planes secretos de ir a ése
país como estudiante. También tenía esperanzas de hacer traducir el
Manual a ese idioma y había fundado un praesidium Ortodoxo en Buenos
Aires.
Él decía que no había que tratar de ganar sino de convencer. Buscaba más
vale la verdad que el éxito.
El Arzobispo Tavella de Salta, era su gran amigo y una vez dijo a su sobrina:
"Tenemos un huésped a cenar esta noche, una persona, que según mi
opinión, es un santo". Demás está decir que se trataba de Alfonso. Era un
modelo de perfecto legionario y de santo, muy humano, sencillo, siempre
dispuesto a hacer el camino más fácil a los demás. Él encontraba una
solución para cada problema y siempre trataba de simplificar las cosas.
Todos los que conocimos a Alfonso Lambe, sabemos que era inteligente,
prudente y devoto, no sabía lo que era el miedo, a pesar de ser muy joven;
era muy reservado y capaz de hacer cualquier sacrificio por la Legión de
María.
Alfonso ha sido comparado a San Francisco Javier. Deben haber sido muy
parecidos. Los dos eran muy gentiles; tenían un fervor apostólico capaz de
prender fuego al mundo entero y estaban llenos del Espíritu Santo y miles
de planes y ambiciones de orden espiritual. Ambos parecían atraer a la
gente como un imán. Tenían lo que se llama "don de gentes" y la habilidad
de llevarse bien con todo el mundo; en otras palabras tenían el don de
comunicarse con los demás. Ambos murieron mirando hacia su meta, pero
sin llegar a ella: San Francisco, China y Alfonso, Rusia.
Muchas veces se le oyó decir: "Hay tanto trabajo para hacer y tan poco
tiempo para hacerlo". Alfonso tenía la habilidad de entusiasmar a la gente
con la Legión. Él habló a los obispos y altos dignatarios de un país en su
idioma cuando hacía apenas un año que estaba en Sud América. Después de
dar una conferencia a los obispos del Ecuador y luego de ver ellos el trabajo
de la Legión, declararon a la Legión de María la organización apostólica
oficial del país.
Él siempre mostraba interés y alegría al contemplar las cosas exóticas que
le rodeaban. Era capaz de dominar cualquier situación.
Alfonso Lambe poseía un alma selecta. Era un apóstol incansable. Había en
él la perfecta combinación de seriedad y bondad; fidelidad hacia sus
deberes y amable flexibilidad para con los demás. Él vivía feliz en el mundo
y a la vez se adivinaba en él, el deseo de llegar pronto al puerto de la Eterna
Justicia. Él era extremadamente humilde y justo con los demás. Tenía la
Santísima Virgen entronizada en su corazón.
No hay duda que la Legión de María en la Argentina será una de las perlas
más preciosas que brillarán en su corona en el cielo.
Yo estoy orgullosa de poder decir que tuve el privilegio de hablar, reír,
trabajar y rezar con un santo.
Casilla Correo 665
Asunción, Paraguay 20 Dic., 1956
Queridas Mary, Bridgie y Etta,
Desde éstas tierras Paraguayas les envío a las tres mis saludos de
Navidad y mi sincero deseo de que durante el año venidero reciban Uds.
toda clase de bendiciones y gracias del Dios de las bondades.
Esta fiesta santa es un tiempo cuando viejas amistades se saludan unos
a otros y es también un tiempo apropiado para que yo diga "gracias"
desde lo más intimo de mi corazón a tres almas quienes han sido tan
buenas y bondadosas conmigo. La Madre de la Alegría se encargará de
que Uds., reciban mucha alegría y felicidad.
Tengo una obligación muy especial de agradecerle a Mary por su
cooperación en mi misión. Todos los días en la Misa digo una oración
especial para todos aquellos que toman parte en mi trabajo y pido a Dios
que puedan compartir las gracias que recibo como enviado. Por
supuesto, Mary Mooney es una de las primeras en mi mente cuando digo
mis oraciones diarias. Tu trabajo para mí durante el año pasado pesará
en la balanza de tu salvación. Muchas gracias Mary y que Dios te
bendiga.
A Bridgie y a Etta también les ofrezco palabras de agradecimiento.
Todas sus bondades para conmigo me han hecho sentir como en mi casa
en Buenos Aires. A Bridgie debo felicitarla por haber sido nombrada
presidente este año. Debo agradecerte y pedirte que continúes el trabajo
maravilloso que has estado haciendo en conexión con el trabajo de
Extensión de la Legión en la Diócesis de la Plata y especialmente por tu
trabajo en Villa Elisa. "Toda obra del Señor lleva la huella de la Cruz".
Pronto se nos dará un Nuevo Año durante el cuál podemos hacer
grandes cosas por Dios. No hay lugar, hoy en día, en la Iglesia para
Católicos débiles. Debemos ser heroicos. El año 1957 nos será dado una
SOLA vez. Hagamos que éste sea un año de actos heroicos y de
dedicación a Dios. El tiempo que no empleamos para Dios es tiempo
perdido.
Me uno a Uds. en dar gracias por los dones recibidos durante el pasado
año y les suplico que se unan conmigo en la oración para que podamos
recibir las fuerzas necesarias para llevar a cabo todas las cosas que
pedimos en nuestras plegarias.
Suyo en María,
Primeros años de Alfonso
María Sofía del Prado.
Alfonso Lambe: Un camino a seguir. Buenos Aires. 1989.

Desde que ingresé en la Legión de María en el año 1962, sentí una


gran admiración y devoción por Alfonso Lambe, Enviado del Concilium
Legionis para América del Sur, devoción que me llevó a tratar de
conocer algo más de su vida, sus hazañas apostólicas, el gran amor a
María y el total olvido de sí mismo anteponiendo a todo la salvación de
las almas.
Estaba convencida de que era un ser elegido por Dios para dar un
ejemplo acabado de virtudes en grado heroico y del verdadero espíritu
cristiano tan necesario en el constante esfuerzo para ascender en él.
No puedo dejar de manifestar mi más profundo agradecimiento a
Frank Duff, fundador de la Legión de María, por haberme designado
representante del Concilium Legionis en lo referente a la que era en
aquel entonces, posible introducción de la Causa de Canonización de
Alfonso Lambe; a Su Eminencia el Cardenal Umberto Mozzoni quien
alentó desde el comienzo mi gestión y cuyo testimonio escrito fue el
primero que recibí. También a los demás Oficiales del Concilium por el
constante apoyo que me brindan.
En sus comienzos
En uno de mis viajes a Dublín, Irlanda, tuve la posibilidad de conocer
Tullamore, su familia, la casa de sus padres donde nació Alfonso el 24
de Junio de 1932, el día de San Juan Bautista que marcó tal vez su
camino de precursor.
Es un lugar sereno, apacible, acogedor. Se percibe la paz de una vida
en unión con el Señor, tradición de una familia que recibe con profunda
humildad, la gracia de tener en su seno al que llegaría a ser Siervo de
Dios.
Quisiera que este sencillo relato de su vida desde la infancia, aliente a
seguir su ejemplo, sobre todo en la formación de la juventud, seguros
de que él nos ayudará en los esfuerzos que hagamos por imitarlo.
Recordaré siempre esa visita a su familia que ha quedado muy
grabada en mi y a la que me acompañaron gentilmente John Murray,
Oficial del Concilium Legionis, y Noel Lynch, a quien le debemos los
argentinos haber afianzado y continuado la obra de Alfonso Lambe.
De él dijo el fundador de la Legión de María, Frank Duff: “Cosechó con
nobleza lo que Alfie había sembrado y trabajó en la viña que estaba a
su cargo”.
Nos esperaban esa tarde pero antes visitamos la iglesia donde tantas
veces habría orado Alfonso y tal vez nació allí y creció su acendrado
amor al Santísimo Sacramento y a la Madre de Dios.
Fuimos recibidos por el dueño de casa John Lambe, su esposa y otros
tres hermanos que fueron para participar de esta reunión.
La alegría de estar junto a ellos, la emoción de sentir su afecto sincero
y el deseo de trasmitirme todo lo que de Alfie recordaban, anécdotas
de su infancia, costumbres, etc., me confirmaron lo que ya era
convicción en mi: la santidad de su vida y su abandono total a la
Voluntad de Dios.
La reunión transcurrió casi con ese único tema, inacabable, que no se
agotaría en varias horas en las que no cesaban tampoco sus atenciones
ni disimulaban el enorme gusto de conocer a alguien del país en el que
iría a terminar su vida el tan querido hermano menor, aquellos que le
vieron partir sin pensar que era para siempre.
¡Si supieran que se le atribuyen abundantes gracias a todos los que
invocan su mediación! Esa pérdida para ellos irreparable como para los
que tuvieron el privilegio de conocerlo, de trabajar con él en la Legión
de María, de gozar de su amistad, sería solo una prueba que no los
priva de su presencia en el Señor.
Primeros años
Volviendo a esta reunión inolvidable y cumpliendo con las sugerencias
de los Oficiales del Concilium y de su Eminencia el Cardenal Umberto
Mozzoni al enterarse de mi visita a Tullamore, quisiera trasmitir
algunos momentos de la infancia de Alfonso, relatados por una de sus
hermanas, Catalina, con la que era más próximo en edad.
“Su padre los llevaba a los dos cuando salía a recoger turba para el
hogar y en el camino el pequeño Alfie siempre quedaba retrasado
porque se detenía a cortar flores para ponerlas a la Santísima
Virgen”.Su amor por Ella se manifestó desde la más temprana edad,
tanto que pidió a su madre:
”Yo sé que somos pobres pero yo quiero que me regalen una estatua
de la Virgen”.
“Como en casi todas las familias irlandesas, rezaban todos los días el
Rosario, los padres acompañados por sus ocho hijos, de rodillas y con
gran devoción. El Sr. Lambe lo dirigía y añadiendo numerosas oraciones
lo hacía bastante largo. Como es natural los hermanos menores
quedaban un poco atrás y Catalina empezó a notar que Alfie se retiraba
sin que los demás se dieran cuenta.
Al repetirse esto varias veces, sintió curiosidad por saber a donde iba,
se retiró también sin ser vista y fue grande su sorpresa al encontrarlo
de rodillas rezando con todos el Rosario pero arriba de su cama”.
Alfie empezaba a sufrir, no resistía tanto tiempo arrodillado en el
suelo, pero cuantos dolores resistió después sin tratar siquiera de
suavizarlos!
“Cuando a la edad de 14 años, seguro ya del llamado de su vocación
comunicó a su familia la decisión que había tomado de vivir solo para
Dios y para servir a la Santísima Virgen, su hermana Catalina le recordó
que cuando se rezaba el Rosario él se retiraba por lo que dudaba de su
amor a María. Alfonso nada contestó!’
Al entrar en el Noviciado de los Hermanos Cristianos, pidió a sus
Superiores, permiso para ocuparse del altar donde fue alimentando día
a día ese amor a María que llenó su vida.
Cuando fueron a hacerle la primera visita su madre y hermanas, Alfie
sale al encuentro de ellas y les dice: “Vengan, vengan a ver si no la
quiero a la Virgen” llevándolas al altar que era arreglado por él. Así
contestó a esa broma que le había hecho Catalina”.
Para los elegidos de Dios, El tiene sus caminos trazados, que no
podemos comprender y sin embargo, Alfonso abandonado a Su
Voluntad, los fue siguiendo “sin mirar atrás”.
Llego el momento de sufrir por el AMOR, pero cuanto le costa tener
que dejar, por su débil salud, ese lugar en el que creyó encontrar su
felicidad. Al salir del Noviciado en la primera carta que escribe a su
hermano mayor le decía: “No se que va a ser de mi vida ahora”.
Pero el Señor si lo sabía y lo fue llevando de su mano María por ese
camino en el que fue entregando cada día su vida, hasta consumirla en
la entrega total.
Un Embajador escribe acerca de un Enviado
El Embajador es Su Excelencia T. J. Horan. El Enviado es Alfie Lambe. La
ocasión es la "Vida de Alfie Lambe" escrita por Hilda Firtel y publicada por
la Mercier Press, Cork, en 7/6 (Edición americana) El Sr. Horan, era el
Embajador Irlandés en la Argentina cuando Alfie se encontraba allí.
Después fue de embajador a España. Fue de muchísima ayuda en todo
sentido para Alfie. Todos los días le llamaba Alfie al verse muriendo en el
hospital.
Al tomar la pluma para escribir estas líneas bajo el sol inmisericorde de
Castilla con el terrible calor del verano madrileño -excepcional aún para
España no puedo menos de recordar otro verano, caluroso también, pero
extremadamente húmedo lo que empeora la situación, cuando un joven
yace en la cama de un hospital que resultó ser su lecho de muerte. Pero
esto fue hace más de ocho años, en otro clima, en el distante Buenos
Aires, al sur del Ecuador, pero muy lejos, donde por así decirlo no hay
propiamente estaciones, pues el verano está con el invierno y viceversa.
Buenos Aires, capital de la República Argentina trae su nombre del
santuario de Nuestra Señora de los Buenos Aires en la España Sureña, y es
una ciudad de una gigantesca aglomeración humana de cinco a seis
millones de almas. Está a unos pocos cientos de millas del mar, en el Río
de la Plata que es el estero del río Paraná. La presencia de esta inmensa
cantidad de agua, de color barroso, pese a su poético nombre de Río de la
Plata, acompañada del viento suroeste que prevalece en estas regiones, le
da una humedad en alto grado en todas las estaciones del año. A las 8 a.m.
mide ya 90 grados de humedad. Este alto grado de humedad bastante
malo en el mejor de los tiempos, hace que el calor de los meses de verano
con sus temperaturas ascendentes sea particularmente molestoso.
En el febrero aquel de 1959, medio verano en el hemisferio del sur, debe
haber sido horriblemente caluroso y horriblemente húmedo, porque
recuerdo que si para nosotros los sanos fue bastante malo, que sería para
los que se sentían enfermos y achacosos.
Aquel joven que estaba entonces en una cama de hospital atendido por
las Hermanas Azules de Buenos Aires era Alfie Lambe, Enviado de la Legión
de María, que llegó a ser famoso en el cortísimo espacio de su vida
terrenal. Apodado cariñosamente de "El Corderito" por sus compañeros
legionarios de Sudamérica a causa de su apellido Lambe (cordero) moría el
21 de enero de 1959 fiesta de Santa Inés, que es descrita en la liturgia
como "un cordero más blanco de la nieve".
En este día en Roma es costumbre ofrecer al Padre Santo dos corderos
blancos. El que haya pasado a su eterna recompensa en este día fue
interpretado por sus compañeros legionarios argentinos como un "signo
exquisito de la Providencia". Así lo apunta su biógrafo. Un amigo mío que
había alcanzado un alto grado de espiritualidad, describía la coincidencia
como una de las "gentilezas" de Nuestro Divino Salvador, que es el Buen
Pastor. En los pocos últimos años de su vida estaba en los veintisiete años
y seis meses cuando murió había ya realizado una gran cantidad de labor
apostólica. El relato de su vida ha sido contando con encanto por Hilda
Firtel y publicado atractivamente en una edición de lujo por la Mercier
Press.
Supongo que es siempre difícil para nosotros que pertenecemos a la
categoría ordinaria de meros mortales el darnos cuenta cuando estamos
en la presencia de una grandeza real. Es verdadero el proverbio que dice
"Nadie es héroe para su sirviente". El otro proverbio también es
verdadero, pero componiéndolo así: "la familiaridad engendra la
aceptación" (el no menosprecio). Aceptamos a los grandes si pertenecen a
la sociedad en la que nos movemos de ordinario, y no conscientes de que
pueden ser seres excepcionales apartados de nosotros. En efecto, a
menudo me pregunto si los Apóstoles llegaron a apreciar quien era
realmente Nuestro Señor, durante su vida en la tierra. Ellos caminaron con
Él los caminos de Judea; con Él comieron, y con Él debieron muchas veces
haber andado con hambre. Le llamaron Maestro, pero ¿Vieron realmente
lo que a Él le hacía un ser aparte de ellos? Pienso que muchos ejemplos en
el Evangelio demuestran que no lo lograron. Y aunque Pedro en una
famosa ocasión dijo: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo", dudo que él y
sus compañeros entendieron bien lo que eso significaba, hasta el Domingo
de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre ellos.
Aplicando esto a un nivel humano, me pregunto! ¿Los que tuvimos
contacto con Alfie Lambe en la Argentina apreciamos plenamente en su
vida terrenal lo grande que realmente era? Supongo que la respuesta a
esta pregunta es un sí y un no. Sí nos dimos cuenta de que algo destacado
se daba en él. Imposible no verlo. Sus compañeros legionarios a quienes
entrenó y formó, lo reconocían por el hecho mismo de acudir a él con
casos fuertes en los que habían fracasado. Él en cambio tenía tanto éxito
en tratar tales casos que no se podía menos de pensar que el Espíritu
Santo debía acompañarle de una manera especial. Pero al mismo tiempo
era un hombre común y normal que sabía fundirse con quién trataba,
quien quiera que fuese. Como dice Hilda Firtel: "El nunca fue un agua
fiestas. Era puro sin puritanismo. Nunca hizo de su piedad una exhibición".
Le gustaba estar en compañía, era un gran conversador y sabía reír y
bromear de lo mejor. En ocasiones de fiesta sabía beberse con gusto un
vaso de vino o de lrish Mist, que, muy bien nos recordaría, era el producto
de su tierra natal, Tullamore. Un joven perfectamente común que se
adaptaba a cualquier medio. Y sin embargo había en él una verdadera
grandeza, como ha logrado admirablemente Miss Firtel hacérnosla
conocer. Le aceptaba uno como uno más de la compañía pero, una vez
ido, mientras otros se borraban de la memoria, al se le seguía recordando.
Estaba a la vista que había en él algo excepcional, pues personas mayores
que él le buscaban para escucharle y escucharle con atención. Si nos
diéramos cuenta de que quién está con nosotros como uno de tantos, se
mueve en un plano superior al nuestro, ya espiritual, intelectual o de
cualquier orden, probablemente todos le sacaríamos copiosos diarios y la
tarea del historiador y del biógrafo quedaría simplificada. Pero quizás lo
que a veces nos sucede es que no apreciamos debidamente grandezas que
se hallan entre nosotros. ¿Cómo se podría estar y trabajar con quien uno
sabe que es inconmensurablemente superior a uno? Su tarea se haría
imposible. Yo solía verle frecuentemente a Alfie Lambe. Tuve muchas
conversaciones largas con él. Pero, ¡qué pena! No escribí su diario. En sólo
cinco años y medio que pasó en Ibero América este joven pues lo era, ya
que apenas tenía 21 años cuando dejó el aeropuerto de Shannon en la
fiesta de Nuestra Señora del Carmen, el 16 de julio de 1953 realizó una
obra apostólica mayor que la llevada a cabo por muchos Santos
canonizados en toda su vida. Como bien lo anota en su interesante
prólogo a esta biografía el Padre Miguel O'Carroll, C.S.Sp., Alfie Lambe
estaba en la tradición de la edad de oro de la actividad misionera de
Irlanda cuando Columba, Columbano, Aidan, Gall, Malachy y otros
innumerables dejaban sus costas natales para extender el Evangelio en
una Europa sumergida en la barbarie, y morían lejos de la tierra que les vio
nacer, y en sus puestos de apostolado como Alfie Lambe supo hacerlo. En
aquellos pocos años viajó miles de millas en avión, en tren, en bus y a pie
por la Argentina, Paraguay Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Bolivia y
Uruguay.
Para formar una idea de la extensión de estas regiones, debemos
recordar que sólo el Brasil es más grande que toda Europa, y que la
provincia de Buenos Aires en la Argentina, que es una de tantas de este
país, es casi igual a la extensión de Francia.
A donde él iba, como dice el Padre O'Carroll, "sucedía lo imposible; gente
sin esperanza se levantaba con el espíritu de los cruzados". El número de
praesidia y de curiae que él fundó y ayudó a fundar estaría registrado
como el más alto en la historia de la Legión. En cuanto a los problemas
afrontados por él, Miss Firtel nos da estadísticas interesantes. La
Arquidiócesis de Cartagena en Colombia tenía solamente 70 sacerdotes
para una población de 1'500.000 católicos -un sacerdote para 20,000- un
fenómeno común para toda la América Latina donde inmensas áreas no
tienen ningún sacerdote residencial, El Ecuador, un país tan grande como
la República Federal Alemana, tiene una población de sólo 5'000.000
habitantes, de los cuales un tercio son indios, más del 40 por ciento son de
sangre mezclada de india y europea el 10 por ciento son negros y el 10 por
ciento blancos. Los indios no hablan castellano, de modo que Alfie tuvo
que traducir las oraciones de la Legión a su lengua Quechua. En el Ecuador
fue donde dio la famosa respuesta sobre el problema del comunismo a un
periodista que le hiciera preguntas al respecto: En el Ecuador no hay
problema comunista; sólo hay un problema católico". Y uno añade con
acierto, como lo hiciera Miss Firtel: no sólo en el Ecuador! "Guayaquil con
sus 500,000 habitantes sólo ha tenido una vocación religiosa en diez años,
pero en cambio ha tenido en el mismo tiempo 10.000 prostitutas y el 90
por ciento de las familias no son casadas. En Salta, Argentina, el 50 por
ciento de los niños son ilegítimos y la proporción de católicos prácticos era
sólo el 12 por ciento. En Uruguay la situación es peor.
En su celo por las almas, y en las inmensas áreas recorridas por él, uno
no puede menos de acordarse de otro misionero, de uno a quién el pueblo
irlandés le profesa honda devoción, como lo testimonia la popularidad de
la Novena de la Gracia. En efecto, creo que Alfie Lambe debe haber sido
muy semejante en carácter a San Francisco Javier. Ambos eran
esencialmente almas nobles. Ambos ardían en celo apostólico. Como Miss
Firtel dice de Alfie: "Andaba lleno de planes. El mundo era precisamente lo
bastante grande para sus ambiciones espirituales". ¿Y no nos recuerda
esto a San Francisco Javier?, Como Alfie escribía de sí mismo: "Amo toda
ciudad donde entro. Estoy en casa bajo todo cielo", y en otra ocasión: "Me
apena no poder estar en varios lugares a la vez". Ni más ni menos que San
Francisco Javier que vivía sediento de evangelizar el Oriente entero.
Ambos parecían atraer a la gente como un imán. Ambos tenían en grado
muy elevado lo que en castellano se llama "don de gentes", la habilidad
para llevarse bien con la gente o si se quiere, el don de comunicación.
Ambos eran eminentemente prácticos. Francisco Javier tenía una
reputación de ser bien ordenado, con momentos fijos para sus
devociones, pese a lo inmenso de las tareas que tenía que afrontar. Alfie
también era todo puntualidad y orden en sus actuaciones. Cuando estuvo
en Buenos Aires, asistía a la Misa a la misma hora todas las mañanas en la
misma Iglesia.
Ciertamente hay una semejanza aún más notable entre las vidas de estas
dos grandes almas. La gran ambición de San Francisco Javier, en su celo
por llevar todas las cosas a Cristo, era ir a la China, vasta tierra misteriosa,
donde le esperaba un gigantesco campo de obra apostólica. Dios no quiso
que esto se le cumpliera. Murió mirando a su meta, consumido por sus
trabajos, en la isla de Sanchón, desde donde pudo ver la costa de China.
Quizás nuestro propio Alfie, que también murió consumido por sus
trabajos como por la enfermedad que le llevó a la tumba, murió también,
si no mirando su meta, por lo menos con su gran ambición irrealizada. En
el capitulo titulado "La Conversión en Rusia". Hilde Firtel señala que "el
pensamiento de aquel país (esto es Rusia) donde los hombres viven con
verdadera hambre de Dios se le hizo una especie de obsesión a Alfie". Yo
personalmente sé que así era. Él hasta había comenzado a aprender ruso
durante su permanencia en la Argentina, y había hecho los arreglos
necesarios para una traducción rusa del Manual de la Legión.
Él multiplicó sus contactos con los cristianos ortodoxos que son una
grande comunidad en aquella extensa metrópoli. Logró convencer a los
cristianos Sirios ortodoxos a fundar un praesidium. Como dice Hilda Firtel,
"él se preocupaba de todo". En el pasaporte que por entonces llevaba se
halla mencionada su actividad misionera. En caso de ir a la Unión
Soviética, era su intención sacar un nuevo pasaporte dando su ocupación
de estudiante. En efecto, en el nuevo pasaporte sacado poco antes de su
muerte, él había escrito "estudiante".
Alfie Lambe, Enviado de la Legión, es como lo dice el Padre O'Carroll en
su prólogo, "una relación y un juicio de la actividad de un Enviado
legionario por otra Enviada", porque Hilda Firtel misma fue una Enviada de
la Legión a Alemania y Suiza, y ha escrito un informe de su carrera de
Enviada a aquellos países. Modestamente dice ella en su prefacio, "si la
pintura de este joven excepcional emerge con fuerza persuasiva de las
páginas que siguen, eso se deberá al mérito de quienes me ayudaron".
No se nota en su libro ningún esfuerzo. La pintura es convincente. Todo
el mérito es suyo. La Legión de María cuyo objeto es la santificación de sus
miembros, puede muy bien estar orgullosa de este joven extraordinario,
por cuanto, citando nuevamente al Padre O'Carroll, "fue la Legión la que le
hizo a él y él hizo a la Legión en donde se hallaba". El talento que recibió
de la Legión lo invirtió de lo mejor y le sacó un fruto de cien veces más.
Hilda Firtel fue antes nuestra Enviada a Alemania. Allí fundó la Legión y
continuó trabajando infatigablemente por ella.
Alfie Lambe Enviado Extraordinario
Por John Appleton

Es éste un relato sencillo de la carrera de un joven que fue Enviado de la


Legión de María en varios países sudamericanos. Es una narración contada
llanamente. No se hace un esbozo vivo de las muchas personas que conoció,
no hay descripciones espectaculares de ciudades o paisajes, un ligero análisis
de las condiciones sociales o políticas, y ninguna relación de gracias
extraordinarias. Con todo, la historia impresiona. El tema es suficiente por sí
mismo. Y esto, de acuerdo con el ideal de la Legión tiene que ver con el
progreso de la santidad personal por el servicio de Cristo en el prójimo. La
santidad es discreta; el servicio es esa entrega diaria conocida de muchos,
pero aquí informada por una fe serena que no rechaza ninguna exigencia y
excepcional sólo en dar sin reservas. El embajador irlandés en Argentina
preguntó una vez a Alfie Lambe cómo podía saber si seguía su vocación. Él
contestó. "Yo mismo me lo pregunto muchas veces. Creo que uno tiene
simplemente que seguir haciendo lo que está haciendo en aquel momento.
Haga esto".
Alfonso Lambe nació en Tullamore (Irlanda) en 1931, en la influyente
atmósfera de un hogar irlandés donde la voluntad de Dios es aceptada en
silencio y con humildad, cualquiera que sea. De niño era inteligente, bastante
alegre, aunque algo delicado, extraordinario sólo en su temprana seriedad
religiosa. Cuando tenía 13 años, resolvió seguir su vocación, que creyó
encontrar en los Hermanos Cristianos, y uno o dos años después entró en el
noviciado. Aquí fue profundamente feliz; mas, como se creyó que su salud no
era suficientemente robusta, los hermanos creyeron aconsejable enviarlo a
casa. El disgusto fue desolador; el aparente rechazo, desconcertante. No
obstante, fueron sólo los medios los que se habían confundido; había de
encontrar su vocación por otros caminos.
Otra vez en Tullamore, en un momento de máximo desánimo, descubrió la
Legión de María, y el atractivo de esta organización seglar le llamó
irresistiblemente. Las múltiples formas de apostolado de la Legión se basan
en la doctrina del Cuerpo Místico: se ve a Cristo en todos a quienes se sirve; y
al darse a María, el legionario desempeña su trabajo cuidando del Cuerpo
Místico, trabajo que está defendido del capricho personal por una cuidadosa
organización. Alfie, ya profundamente devoto de Nuestra Señora, respondió
inmediatamente a la llamada de este ideal; a los 18 años entró en un
praesidium (una sección de la Legión) y pudo decir con renovada confianza:
"Creo que puedo hacer más bien en el mundo que en una orden".
Desde 1930 se había trabajado en el plan de expansión con el que pequeños
equipos de legionarios llevaron la Legión de María a zonas alejadas, fundaron
praesidia, prepararon nuevos socios e hicieron visitas domiciliarias. Alfie se
mostró activo en este trabajo. Una fe ciega le impulsó a ponerse en camino,
pero la gracia construye sobre la naturaleza. Su disposición natural fue un
medio importante en la realización de su vocación. Él había de decir más
tarde: "Dios pide a la gente no lo que posee, sino sus personas", y sus
cualidades personales contribuyeron a los éxitos incluso en aquellos primeros
días de prueba como legionario. Después de que su inicial timidez fue
dominada, su talento organizador y su capacidad de comunicación mostraron
pronto que poseía cualidades especiales.
Seguro ahora de su camino, se ofreció al Concilium (Consejo Central de la
Legión con Sede en Dublín). Ahora, con sólo 19 años de edad, fue nombrado
representante de la Legión para supervisar y ayudar a todas las secciones de
Irlanda. Luego en 1953, aunque era joven, el Concilium le ofreció la ardua
tarea de Enviado de la Legión en Sudamérica: "Nunca digas no", fue siempre
su lema. Después de una magnífica despedida en el aeropuerto de Shannon y
de una breve estancia en Nueva York, aterrizó en Bogotá. Una agotadora pero
feliz misión, que había de llenar los seis restantes años de su vida, había
comenzado.
La tarea que tenía ante sí era desalentadora. Una parte desconcertante del
libro de Hilde Firtel (Alfie Lambe; Enviado de la Legión) la constituye la rápida
visión que da de los problemas religiosos existentes en Hispanoamérica, con
sus ciudades atestadas de gente, donde tan pocos católicos practican, y con
sus municipios aislados y sus regiones, que parecen haber escapado al alcance
de la Iglesia. El especial fervor con que los Nuncios Apostólicos, Arzobispos y
Obispos acogieron la misión de Alfie Lambe para la Legión de María sólo se
puede apreciar por contraste con una impresión de inercia en la vida católica
de proporciones horrorosas. "Simplemente ha asombrado tanto a los
católicos como protestantes el que haya católicos que trabajan activamente
por la Iglesia", escribió él. Unos cuantos ejemplos ayudarán a comprender sus
palabras. En Guayaquil, una ciudad "como un pequeño Nueva York" con un
cuarto de millón de habitantes, los padres de más de 90 % de las familias no
estaban casados; en 10 años un muchacho había sido enviado al seminario.
Debido a la falta de sacerdotes, gran parte de la población de Ecuador
desconocía la religión; prevalecía la superstición y las costumbres paganas. En
Salta (Argentina) el 50 % de los niños por aquel entonces habían nacido fuera
del matrimonio; sólo el 12 % de los católicos practicaba. Los ejemplos se
podrían multiplicar. La Iglesia parecía incapaz de llenar sus propias filas. En su
ausencia, el ocultismo, el animismo y las misiones protestantes crecieron
rápidamente. La universidad de Buenos Aires se había convertido en un
baluarte del comunismo; en los barrios industriales se establecieron bolsas de
resistencia rojas. Cuando se le preguntó qué podía intentarse para hacer
frente al problema comunista, Alfie Lambe contestó: "En Ecuador no hay
problema comunista; hay sólo problema católico". Su conclusión fue: "Toda
esta gente quiere luchar; quieren un ideal que es lo que el catolicismo es".
La indicación de que los jóvenes se están volviendo contra la Iglesia
completa el sombrío cuadro, y en esto también él atribuyó la responsabilidad:
"Hasta cierto punto tienen razón". Comentando esto, dice Hilde Firtel: "Los
jóvenes quieren luchar; quieren un ideal por el que merezca la pena vivir y
morir. Siempre que el catolicismo desciende al nivel de una compañía piadosa
de seguros con el mínimo de práctica religiosa como prima para la seguridad
en el otro lado 'por si hay algo después de todo', la juventud deja pronto de
interesarse. Si el comunismo es en una determinada zona el único
movimiento que exige sacrificio de tiempo y dinero, el único sistema con un
dinamismo visible, pronto tendrá a los jóvenes de su lado".
En este contexto comenzó Alfie Lambe sus seis años de incesante actividad
en Ecuador, Chile, Paraguay, Bolivia y Argentina: "Las ovejas hambrientas
levantan los ojos y nadie las alimenta". Sin embargo, no menos asombrosa
que la situación poco prometedora de la Iglesia de América Latina fue la
rapidez de la respuesta a su trabajo. El hambre de Dios quería ser satisfecha.
Fiel a los preceptos de la Legión, fue a todos los lugares, escuelas religiosas,
casas de mala fama, pueblos indios, barrios de trabajadores, casas de gente
bien, y a todos por igual dio el "respeto que se debe al rostro de Cristo". El
éxito superaba a menudo las esperanzas. Por ejemplo, se fundaron praesidia
en la cárcel de Quito; por vez primera en la historia de la cárcel de Quito,
todos los prisioneros asistieron a misa y más de 130 confesaron y comulgaron.
Adondequiera que iban él o sus equipos de "extensión", se contaban
"milagros de la gracia". Su fiel amigo, el obispo Echeverría, de Ambato,
llamaba a aquello "prodigio".
En cualquier parte en que se podía impulsar el trabajo de la Legión, Alfie
trataba de estar presente: dirigiéndose a la Jerarquía de Latinoamérica,
asistiendo al Congreso Eucarístico de Buenos Aires, visitando a obispos y
sacerdotes de parroquias. ¡Había tanto para hacer y tan pocos para ayudar! El
puñado de compañeros Enviados estaban lejos en sus inmensos territorios.
Recorrió grandes distancias pasando por climas opuestos; sus comidas eran
diversas y comía a horas desiguales. Por fin aparecieron crecientes signos de
mala salud y agotamiento nervioso. En diciembre de 1958 fue llevado al
hospital para ser operado de úlceras. Se vio que tenía un cáncer incurable. El
Cardenal Capello, Nuncio Apostólico, le administró los últimos sacramentos, y
Alfie Lambe, "El corderito", murió el 21 de enero, santa Inés. Le faltaban seis
meses para cumplir 27 años.
Cabe preguntar cómo un hombre tan joven pudo hacer frente tan eficaz y
equilibradamente a responsabilidades tan grandes; se observó que siempre
permanecía dueño de la situación y de sus nervios, siempre estaba
confortadoramente natural, nunca ''consumido'' por su trabajo. Una fe
perfectamente serena fue desde luego su principal fuerza: "Sé que cuando
Cristo me envía puedo hacerlo todo", había escrito cuando al principio se
ofreció al Concilium. Con esta fe "vivió" la Legión y de ella sacó su amor a la
gente de toda condición: "Un legionario que tiene conocimiento del Cuerpo
Místico es consciente de que todo el mundo le pertenece y que cuando se
desplaza a otro lugar está entrando en su propiedad". Entonces también
estaba adornado con una visión única. Su biógrafo dijo de él: "Alfonso Lambe
era profundo, pero no era complicado". La historia era para él no una
confusión incorregible o la ejecución de alguna férrea ley natural, sino más
bien el movimiento de la humanidad hacia el fin ordenado por Dios. Lejos de
desalentarse en una tarea demasiado difícil de realizar, expresó "gran alegría
y un sentimiento de gratitud a Dios, que en su gran amor" le había dado la
oportunidad de cooperar con su designio. Finalmente su temperamento
amable, simpático y tranquilo le dio acceso a una gran diversidad de gentes.
Quizá también, a la luz de un cuento que contó una vez, llevaba de su tierra
nativa de Irlanda otro don:
"Leí una vez que Dios se muestra a cada pueblo según su temperamento; a
los alemanes les muestra su poder; a los ingleses, su justicia; a los franceses,
su armonía infinita; mas a los irlandeses sólo les muestra su sonrisa.
Alfonso Lambe
Monseñor Pedro Antonio Bordoni
La Escritura nos dice que el profeta soporta un terremoto que rompe y hace
volar las piedras pero que allí no estaba Dios.
Que no estaba Dios en el viento huracanado que desgaja los añosos cedros;
que no estaba Dios en el fuego arrollador que todo lo consume.
Finalmente al paso de una brisa suave, el profeta siente la presencia de Dios.
Cuando la autora de esta breve biografía del Siervo de Dios me pidió que
escribiera unas letras para ella, inmediatamente acudió a mi memoria el texto
de la Escritura.
¡Así era Alfonso Lambe!
En una ciudad convulsionada por tantas acontecimientos políticos, sociales,
culturales, económicos – no olvidemos que transcurríamos los años 1955 al
59 – aparece, enviado por el Concillium Legionis, este joven, que no domina la
lengua castellana, al que se le confía la tarea de fundar en varios países de
América, algo nuevo, la Legión de María.
¿Qué trae para ello? Su juventud, lo que parece más un obstáculo que un
beneficio.
Pero era una juventud llena de amor a la Virgen que emprende
generosamente la tarea encomendada.
Esta tarea consiste en solicitar ante las diversas Jerarquías Eclesiásticas de
América y de nuestro país el permiso para fundar su amada Legión.
Me gusta pensar que también él, sintiendo “que tenía poco tiempo para
hacer muchas cosas” no se dio tregua ni tomó descanso. Como si hubiera
presentido la brevedad de “su tiempo”, estaba acosado por la necesidad de
realizar una tarea de gigante.
A todo esto no debemos perder de vista en Alfonso, su juventud.
Desgajado, por el pedido del Superior, del vínculo familiar, madre,
hermanos, pueblo, nación, costumbres, hábitos tan distintos a los del nuevo
mundo al que era enviado.
Muchas veces, al leer vida de santos, nos hemos sentido tentados de creer
que se nace santo. No es así. Se hace santo. Este es el ingrediente que se nos
suele escapar.
Solo; algo enfermo, así aparece en su aspecto delicado, aunque incansable
en su tarea.
Sus viajes a diversas diócesis, con dificultades de idioma, con otras
costumbres en los pueblos, alimentación, clima, etc.
Esa suma de cansancios, tareas e incomprensiones con las que había de
chocar no pocas veces y por otra parte la urgencia con que debía fundar su
amada Legión; la carencia de familiares o legionarios compañeros con los que
hubiera podido comentar sus experiencias, solicitar consejos, pedir oraciones,
etc.
Querido Lector, intente ponerse dentro de Alfonso Lambe para poder
valorar la fuerza tenaz que lo movía, para admirar la serenidad de su porte, el
equilibrio de sus juicios, la gentileza de su trato, la mansedumbre que
irradiaba al par que su infatigable hacer de todos los días y a toda hora.
La Iglesia lo llama Siervo de Dios, lo que significa que había en él, cosas que
van más allá de una juventud generosa. Tenemos que investigar, tenemos que
escudriñar su paso entre nosotros -por los frutos conoceréis el árbol-.
La riqueza espiritual de la Legión de María es la fructificación de la semilla
Legionaria y Mariana, que este joven austero, silencioso, sembró en nuestras
tierras eminentemente marianas. “En un tiempo muy breve, produjo muchos
frutos”.
Para que la entrega con la que aceptó ser enviado a América fructificara en
frutos de bendición, la Providencia dispuso que igual que su semilla, el mismo
fuera sepultado en nuestra tierra. Se le negó el último descanso entre los
suyos.
Su generosidad se puso de manifiesto más allá de su muerte.
A treinta años de su paso a la eternidad, entre los que lo conocieron, aún
perdura el recuerdo de la penetrante dulzura de su mirada que calaba muy
hondo en las almas.
No lo vimos anciano. Llegó joven y Dios nos lo quitó joven. .
Como una brisa suave pasó entre nosotros haciendo el bien.
Así lo recordamos. Así le pedimos su intercesión en nuestras necesidades.
Lo sentimos tan presente…
M. Sofía del Prado.

“Alfonso Lambe, un camino para seguir”. Bs. As. 1989.


Alfonso Lambe, el Enviado
Dr. Vicente Pacheco

En una sesión solemne, llevada a cabo el 12 de Abril de 1964, con motivo


del Décimo Aniversario de la Fundación de la Legión de María en Quito, el
Hno. Dr. VICENTE PACHECO, Secretario de la Curia "La Dolorosa de Quito",
trazó la siguiente semblanza de la personalidad del Hno. Alfonso Lambe, el
célebre Enviado del Concilium para América Latina.
En una pequeña lapidaria sentencia, la Sagrada Escritura sintetiza la vida
del Hombre-Dios: "Pasó haciendo el bien".
En la proporción debida y en cuanto a hombres se refiere, podemos
aplicar a ALFONSO LAMBE estas mismas palabras: "Pasó haciendo el bien".
En efecto: Alfonso Lambe, nacido en Tullamore, Irlanda, el 24 de Junio de
1932, sostenido por el Espíritu de Dios, que sopla donde bien le place,
ingresa de Novicio a los 14 años, en el Instituto de los Hermanos Cristianos
de La Salle; pero se ve obligado a salir, pues, enferma y, como "Todas las
cosas conducen al bien cuando se ama a Dios", de lleno ingresa en la
Legión de María, que será su camino, su pasión y su altar, en el que
ofrendará su vida en holocausto de amor.
En la Legión sólo hay voluntarios, no esclavos y Alfonso se ofreció de
voluntario para su misión de Enviado en América del Sur, y podemos
también, en algún sentido, aplicar a Alfonso Lambe las palabras con que la
Sagrada Escritura se refiere al Precursor: "Y hubo un hombre enviado de
Dios cuyo nombre era Juan". Su misión es la del Bautista; su estatura
avanza hacia la de él. "Si la Legión de María no hubiera hecho nada más
que producir un hombre de la calidad de Alfonso Lambe —exclama el
Arzobispo de Salta, Argentina (voz de Dios que canoniza a Alfonso)—, ya
habría hecho lo suficiente para recibir las bendiciones de Dios". Y la Legión
de María tiene ya su puesto en el corazón de la Iglesia, y prueba
irrefutable de ello es el pensar del actual Pontífice —que siendo Cardenal
se desvivió por la Legión-, que en estos términos se expresó de la Legión:
"Desde la era de las grandes órdenes religiosas, la Legión dé María es el
más grande movimiento que se ha establecido para el bien".
Alfonso Enviado, sale del aeropuerto de Shannon y ante sus ojos
extáticos, luminosos y puros se descorre el misterio de nuestra América
Latina que, más tarde, le hará exclamar pleno de convicción: "No existe
problema de protestantismo ni comunismo, existe sí, problemas de
catolicismo". Bogotá le recibe alborozada con su Legión ya floreciente. Al
grito de entusiasmo episcopal de Monseñor Bernardino Echeverría Ruiz, O.
F. M., el Obispo de María, cargando a cuestas por sobre las cimas
enhiestas de los Andes el Vexillum Legionis Mariae, planta en Ambato
(Ecuador), su tienda transitoria de campaña, el 11 de Febrero de 1954;
riega generoso el espíritu de María, de la inquebrantable copa del Manual
Oficial de la Legión y establece la primera Curia en suelo ecuatoriano.
Con visión de cóndor —con el cual, sin duda, platica, cuando, caballero,
sobre las nubes de los cielos americanos, vierte su alma en nuestro
continente—, de Ambato conduce su cuartel general a Quito, para, desde
la cima de la libertad de la Patria, lanzar su proclama de acción — sacrificio
en el amor de las almas en, con, por y para María. El 12 de Abril de 1954,
se establece el primer praesidium, "Nuestra Señora del Perpetuo Socorro";
la hora: las ocho de la noche. Los praesidia florecen luego por donde pasa
Alfonso: Portoviejo, Ibarra, Manta, Bahía de Caráquez, Guayaquil,
Riobamba, Cuenca, Loja y Esmeraldas ven asombradas que, entre las
cenizas de un catolicismo sin apostolado, surge radiante y generosa una
multitud de almas que cantan con los labios de María a Dios: "Mi alma
glorifica al Señor… y mi espíritu está transportado en Dios mi Salvador ..."
Pero Alfonso es universal. No pertenece sólo al Ecuador, del cual, como
expresa muchas veces, se enamora indicando que es su segunda Patria;
riega su espíritu, que es el de María, en el Perú, Bolivia, Argentina,
Uruguay y Paraguay, países en los que su nombre se recuerda con
caracteres de leyenda y, en donde, como mil voces convencidas de su
santidad, tantas y tantas almas sonríen, creen, oran, esperan y aman a la
Legión por él, el Enviado de Dios y de María para América, como Juan el
Bautista lo fuera para Palestina y el mundo ...
Pero no sólo Sudamérica recibe su perenne sonrisa legionaria, también
Centroamérica, en la que dos o tres de sus Obispos pueden, todavía,
mostrar los mensajes de fuego, anexos a un Manual, que desde Quito les
fueran remitidos. Y no sólo América, la de las esperanzas de la Iglesia,
sino… sueña, y sueña despierto, en Rusia, la de los hombres que habían
declarado a la Legión de María el enemigo número uno del comunismo en
el mundo; y, prueba irrefutable de ello, es que con ahínco, junto al
vigoroso idioma de Castilla, aprende el ruso. "Quiero ir de Enviado a Rusia,
luego de cumplir mi misión en América", me dice en cierta ocasión, con
todo entusiasmo y mirando, en lontananza, la blancura de las estepas,
cruzadas por hoces y martillos, llevadas en manos de seres que desafían a
Dios y desafían a los hombres… Mira a Rusia, y con el tono profetice de
Monseñor Fulton Sheen, Obispo Auxiliar de Nueva York, balbucea: "El 13
de Octubre de 1917, cuando nuestra Señora apareció en Fátima, el
comunismo estaba empezando justamente a roer las entrañas del mundo.
Dentro de 34 años más, el comunismo no existirá. Desaparecerá el
Dictador Rojo pasando lista a sus tropas en la Plaza Roja, aparecerá
Nuestra Señora del Kremlin- en la Plaza Blanca pasando lista sus tropas de
la Legión de María".
Y Alfonso muere . . . "Alfie joined Edel today.— Alfonso reuniose a Edel
hoy", es el cablegrama que se envía al Concilium, el 21 de Enero de 1959 . .
. La Legión necesitaba dos modelos, de sus propias filas, para sus hombres
y para sus mujeres, y Dios nos los da: Alfonso y Edel; dos vidas paralelas
que arden en el mismo fuego y que se consumen sobre un mismo altar . . .
"La obra milagrosa de Dios, esta vida floreciente, llena de todas las
energías y riquezas, fuerte, sensible, ha quedado destruida. Humanamente
hablando, tenía aún la vida ante sí. Cuando hubiera podido crear, enseñar,
realizar y ayudar… Alfonso todavía. Qué plenitud de vida divina hubiera
podido brotar de su alma, y así hubiera vivido una larga vida" (Romano
Guardini, Vía Crucis)…
Pero, Alfonso no ha muerto… Alfonso vive y vivirá perpetuamente.
Queréis verlo? Vive en el Manual Oficial de la Legión de María. Queréis
saber qué dijo, cómo vivió, cuáles sus ideales, sus ansias y el fuego de
Pentecostés que le consumía y le llevó junto a su Reina y a la Nuestra,
María Santísima?... Abrid con él, de principio a fin, las más de 350 veces, el
Manual Oficial; leedlo, estudiadlo, vividlo…; pues, conociendo se ama y
amando se llega al servicio sin claudicaciones a Jesús por María.
¿Queréis, en síntesis, saber quién es Alfonso Lambe? ¿Cuál su
microbiografía terrena con proyecciones divinas? . . . Mi respuesta y la de
cuantos le conocieron es: era, es y será un Manual viviente....
¡Alfonso, Tú que tienes el alma hecha de sol; la palabra meliflua,
convincente, enérgica sin dureza y llena de María y de Jesús! ¡Tú que
siembras el secreto de tu sonrisa amable para ser santo y para hacer más
santos aún a los demás!; ¡Tú que no quieres que la Legión sea un ejército
de almas cuerdas, sino locas rematadas, ni que el Manual se transforme
en piedra de tropiezo para muchos corazones enfermizos y mezquinos:
mira, con Edel, la Legión de nuestra Patria! ¡Ven, de nuevo, a cruzar
nuestras veredas; y a subir nuestros montes afiebrados de infinito, para
plantar limpio y esplendoroso el Vexillum Legionis Mariae, en las cumbres
inebriadas y fulgurantes de nuestros volcanes! ¡Ven, Alfonso Lambe y esa
tu pujanza heroica, que sólo da el estricto cumplimiento del Manual, en su
espíritu y en su letra, no en uno u otra aisladamente, volverá a sentirse en
todos los rincones del suelo que tú amas con predilección! ¡Vuelve,
Alfonso y volveremos a aprender Legión de María como la quiere Dios,
como la quiere María, como la Iglesia nuestra lo espera, y como la
aprendieron un Padre Frank McCann, una Madre Benedicta, una Madre
María Ignacia Ponce y Carbo, un Padre Jaramillo, un Padre Hidalgo, un
Padre José Espinosa, etc., mártires como tú, ayer u hoy, de la Legión…!
Alfonso fue, es y será un Manual viviente… Pasó haciendo el bien… Fue
un hombre Enviado de Dios.
ALFONSO LAMBE
Por el P. Isidro de Roba, Madrid
Me han invitado a decir algo de nuestro gran Alfonso Lambe. En verdad
que no me podría negar porque le admiro como a un modelo de
legionario. Y en este tiempo en que tantas veces hemos oído hablar de
Nueva Evangelizarían, nosotros los legionarios de María tenemos que
seguir sus pasos si queremos que esa gran ignorancia de las cosas de Dios
se solucione. Para eso nos quiere María en su ejército de conquista
pacífica y amorosa. Ved cómo pensaba, cómo actuaba y cómo era nuestro
admirado apóstol.
Algunos rasgos que servirán para nuestra meditación:
CELO:
Fue una cualidad fundamental de su persona, el ardiente celo por la
conversión de las almas. Cada acción de su vida estaba dominada por este
celo. Robustecido con el Manjar del Cielo y fortalecido bajo el manto
protector de su Madre celestial, ningún obstáculo fue para él grande,
ningún esfuerzo difícil, cuando se trataba de ganar almas para Cristo.
El apostolado, no es tanto un deber cuanto un privilegio; es nuestra
oportunidad de intervenir en el proceso de la redención y, por ende, en la
historia universal. "Hombres como vosotros pueden convertir al Ecuador".
(Estaba hablando a los presos en Quito).
"Con una sonrisa o una frase simpática, sabía como entrar, rápidamente
en contacto con la gente"— Alguna vez se equivocaba, como todos.
"Sólo quien es fervoroso puede enfervorizar a otros, y Alfonso ardía en
llamas de fervor".
ESPÍRITU DE SACRIFICIO
Estaban, durante las vacaciones, haciendo su trabajo apostólico lejos:
entre gasolina y comidas se les acabó el dinero, pero aún no habían
acabado.
¿Qué hacer?- Pues, "dormir en el coche, las cuatro noches que aún nos
quedan". Y así lo hicieron. ¡Esto es saberse sacrificar!
Los que viven la Legión, viven con más devoción la vida de la Virgen; y
cuanto más uno se entrega a la Legión, tanto más se entrega a María.
"Vivir la Legión", significa para Alfonso no sólo practicar exteriormente
las reglas de la Legión sino realizar, en sí mismo, su espíritu. Esto, empero
no se logra sin lucha. Alfonso no nació santo. Se fue haciendo.
CONSTANCIA
Con barro y agua llegó a visitar a un párroco, éste le dijo que no quería la
Legión en su parroquia.- ¿Puedo volver mañana?.-Bueno, pero no va a
conseguir nada. Alfonso montó en su bicicleta y en medio de un buen
chaparrón se volvió a recorrer los 15 Kms. - Al día siguiente se presentó
otra vez.- El párroco le recibió a la puerta y le invitó a entrar. -Siéntese -
Ayer se presentó usted mojado y con barro, se fue lloviendo y_ ahora
vuelve de nuevo. Los comunistas trabajan con mucha solicitud, pero Vds.
no lo hacen con menos esfuerzo y sacrificio. Esta noche lo he pensado,
quiero dos praesidia en mi parroquia, dijo encantado el buen párroco.
HACER E INVITAR A HACER
En una visita le dice a la dueña de casa: "hoy le ha visitado a Vd. la
Virgen. A ella le gustaría que Vd. la honrase desde hoy no solo mediante la
oración, sino también mediante el sacrificio".
En Salamina, cerca de Bogotá, funda un praesidium en un Colegio de
"niñas bien". Luego con sus legionarias irían a la conquista de las
muchachas de vida alegre.
Camino del aeropuerto El Dorado, de Bogotá, para trasladarse a Quito,
los legionarios, y él, rezan el Rosario. Era el 2-2-1954. La purificación de
María.
SIN MIEDO
Un joven extranjero en una taberna, un grupo de hombres le mira y
hablan de él: -¿Entenderá el español? - Si, yo hablo español, les replica, y a
continuación se puso a cumplir con su trabajo de enseñar lo que es y lo
que hace la Legión.
¿Queréis trabajar por la Virgen? - Claro, naturalmente, le responden-
Bueno, pues mañana empezamos. El párroco no se lo quería creer, pero
era verdad.
TODO ES POSIBLE
Como todos no hablaban español, se puso a aprender el quechua. ¡Hay
que poner todos los medios!
CONSTANTE. Estaba invadiendo Argentina de praesidia. Sus fuerzas
físicas se iban debilitando cada vez más. Se sentía nervioso. La tensión
estaba bajando. A pesar de ello, no moderó el ritmo de su trabajo; esto no
lo permitía él en manera alguna. En dos días pronunció cuatro charlas.
(Manual 4/5) Escribió lacónicamente: "Cuando hablo media hora, poca o
ninguna fuerza me queda: Mi charla a los seminaristas duró dos horas".
El obispo de Ambato estaba maravillado del ritmo de trabajo de Alfonso.
No se dejó impresionar por los elogios. Pero escribió con sinceridad: Tanto
católico como protestantes están estupefactos de que haya católicos que
trabajen activamente por la Iglesia.
SENCILLO.- La santidad de Alfonso pasaba tan inadvertida, que había que
conocerle muy bien para darse cuenta de ella. En esto están de acuerdo
todos los testigos, y ello por que era de una naturalidad arrebatadora.
La primera impresión que uno tenía de él, era la de un joven cordial y
alegre que siempre estaba dispuesto a la broma.
SIMPÁTICO. Los legionarios sabían muy bien explotar esta cualidad de
Alfonso. Cuando no se lograba solucionar un caso difícil, entonces se
recurría a él, quien casi siempre, con su bondad, conseguía ablandar al
más endurecido.
ALEGRE. Le gustaba bromear. Tocaba la guitarra, sabía cantar. Nunca fue
un aguafiestas. Era delicado pero no mojigato. Fue un muchacho de su
tiempo, le gusto nadar, fue de caza.
MODESTO. La persona entera respiraba modestia; llevaba el nombre de
cordero y no sin razón, dice uno de sus amigos: era tan manso y humilde
como un cordero. Pero tan pronto como abría los labios se quedaba uno
admirado de lo maduro y metódico que era este joven. Sabía muy bien lo
que quería.
AMOR A LA IGLESIA. "Soy muy feliz y doy gracias a Dios por haberme
dado, en su gran amor, la posibilidad de ser un poco útil a la Iglesia.
Sintió mucho la muerte de Pió XII y se alegró de la elección de Juan XXIII.
Nuncios, Cardenales, Obispos le escucharon y le apreciaron, y todos
querían llevárselo.
Le preguntaron un día a qué era debido su idealismo, él contestó:
Los legionarios hacemos todo para servir materna/mente al Cuerpo
Místico de Cristo"
Aquí habría que recordar: (Manual cp. 31 pág. 190; 309; 375...)
La Iglesia es el Pueblo de Dios. La Familia de Dios en la tierra.
Todos formamos UN CUERPO CON CRISTO. (MI. Cap. 31)
Trabajar por la Iglesia, es trabajar por Dios, por Cristo, por uno mismo.
Cristo viene a ser la LUZ y a nosotros nos dice: "Sois la luz del mundo"
María es la Madre de Cristo y es la Madre de la Iglesia.
Buscar almas perdidas es buscar la oveja perdida, el Hijo Pródigo.
Con María, ver, amar y servir en todos a la persona de Jesús. (MI. pág.
146)
Un camino para seguir
A punto de cumplirse el 50º Aniversario del
fallecimiento del Hermano Alfonso presentamos
las palabras que pronunció el Padre Carlos
Ripoll ODB en nombre de la Legión de María en
el cementerio de la Recolecta al momento de
despedir sus restos mortales:
“La Legión de María ha logrado con la
muerte del Hermano Alfonso Lambe, su
suprema ambición en la tierra: Ofrecer un
alma generosa a la acción del Espíritu
Santo para que el luminoso día de
Pentecostés no conozca ocaso, para que
en verdad el Espíritu Santo renueve la faz
deformada de la tierra y establezca
doquier el reinado del amor.”
“Para que esta hora fuera una realidad
se unió a María Ssma. y salió hace seis años del Cenáculo del Concilium
Legionis para la reconquista del mundo de María estableciendo su reinado
preparatorio para el de Jesús en varios países de América Latina con la
fundación personal de 2000 praesidia. Su participación plena en la misma fe
de María provocó en nosotros la misma admiración que Isabel tuviera por su
prima, cuando llegó a la gran casa Argentina para extender la Legión y con
Isabel nosotros decimos cabe los despojos mortales del Hermano Alfonso en
los umbrales de la eternidad ¡Bienaventurado Alfonso porque creíste!”
“Descubriste a María en su doble y única maternidad que engendra a la
cabeza y a los miembros y te aproximaste hasta ponerte con Ella a la sombra
del Espíritu Santo para realizar con El y con María, en medio de nosotros, una
sola acción: la acción del Espíritu Santo por medio de María”.
“Como el de María tu vivir fue totalmente el de Cristo, hasta el punto que la
dicha de tratarlo en las escalas del camino que recorrió a pasos de gigante:
¿no ardía nuestro corazón cuando nos hablaba de María en su camino? “
“Su espíritu de legionario lo llevó a actuar en sus escasos 26 años de vida y
en forma constante la orden de María en el banquete de Caná: “Haced lo que
El os diga.”
“Llenó y colmó la medida de las tinajas de agua y esa su buena voluntad la
trocó María en un vino exquisito: dar a Jesús al mundo Americano y a cada
alma en particular.”
“Al abrigo de María no cediste Hno. Alfonso ante el peso de la pequeñez
humana y tuviste ánimo hasta el fin para creer como María en lo imposible.
Tu característica ha sido ser con María pura capacidad de Jesús.”
“No tuviste temor de recibir y hacer cumplir sus órdenes, pues tuviste la
firme convicción de que todo lo que Ella nos manda sigue siendo obra del
Espíritu Santo. Viviste el espíritu de la Legión, como hay que vivirlo:
indisolublemente unido a María en la acción apostólica y Ella te acompañó de
puerta en puerta, por los caminos de tu corta pero rica vida. Como la
prudente ama de casa se sirvió de tus pasos, de tus palabras, de tus fatigas a
lo largo de todas las rutas de nuestra querida patria que con orgullo te ofrece
el lugar para tu eterno descanso. Tu acción apostólica fue de larga paciencia y
de solidaridad que no se cansa de esperar sin aceptar la derrota ni el
derrotismo. Como María no trataste a nadie de superior ni inferior ni siquiera
de igual a igual, sino de inferior a superior. Tu unión con María te llevó a ver al
prójimo con otros ojos, con los ojos de María; con otros labios, con los labios
de María; a amar con otro corazón, con el corazón de María. Por eso tu
plegaria fue el preludio de tu acción y después acompañamiento ineludible de
todos tus trabajos legionarios.”
“Serviste a Dios con la decisión y valentía de las nobles causas que te confió
la Legión. Tu valentía tuvo para nosotros una fuerza de atracción superior a
los más elocuentes discursos que podríamos pronunciar en estas
circunstancias. Fuiste un soldado fiel en permanente acto de servicio
legionario y la característica apostólica fue el significativo de tu vida. No en
vano militaste bajo la conducción de la Virgen Guerrera, vencedora en todos
los combates contra Satanás y sus malignas potestades.”
“Con Ella creíste en la posibilidad de lo imposible y no hubo miseria moral
que no nos hubieras propuesto remediar con los métodos experimentados de
la Legión. Tu vida nos dejó la enseñanza de que en el mundo actual más que
nunca, se necesita un catolicismo fuerte, valiente y atento a la inmensa
miseria moral que nos rodea por doquier.”
“Hermano Alfonso: seguiremos contemplando tu figura de legionario fiel a
la sombra del Vexillium empuñado con tu mano laboriosa en el acto de hacer
la promesa al Espíritu Santo ante la Reina de todas las batallas y tú, Hno
Alfonso dirás a las generaciones de legionarios argentinos, que reclutarás
desde el cielo con inspiraciones de fe, amor, humildad, pureza, y valentía: Me
presento a Tí como soldado e Hijo tuyo.”
“Estas palabras sean, hermanos legionarios, antes los despojos mortales de
Alfonso Lambe, toque de llamada a un amor que no ceja ante las dificultades
y que sabe según su ejemplo permanecer fiel hasta la muerte.”
ALFONSO LAMBE
Apóstol laico en Sudamérica
P. Isidro de Roba Martín, S. M.
El joven legionario Alfonso Lambe es admirable e imitable, lo mismo que
lo es, por ejemplo, el atleta Cacho corriendo el maratón.
—Yo no puedo, para mí es imposible.
—Pero, veamos, ¿cuántos kilómetros has llegado a hacer tú?
— Ninguno.
— Pero, hombre; eso es darse por vencido antes de empezar, da un paso
y luego otro y a ver cuántos puedes llegar a hacer.
Nuestro entrenador es el mejor: El se hizo uno de tantos, para hacer
nuestro camino y decirnos: ¡Vamos!, ¡Adelante! Yo estaré con vosotros
hasta el final...
Alfonso dio sus primeros pasos de legionario en Irlanda, a pie, en
bicicleta, en coche... se fue por los pueblos estableciendo praesidia. Es
evidente que le costó muchos pasos o muchas pedaladas y eso le preparó
para hacer lo que hizo en Suramérica. Y lo que allí realizó... fue paso a
paso, no de un salto.
— ¿Qué necesito, Alfonso?
— Dos cosas: Convicción y amor.
En su familia y en su parroquia le enseñaron quién es Cristo, nuestro
Salvador, quién es María, la Madre del Señor, y quiénes son los demás
hombres: hermanos, miembros del mismo Cuerpo, cuya cabeza es el
mismo Cristo.

Aprendió a amar a quien nos ama, y amó a quienes El ama.


San Francisco de Borja se dio cuenta de la caducidad de las grandezas
humanas ante el cadáver de su emperatriz: la majestuosidad, la juventud y
la hermosura habían quedado reducidas en nada; ante ello exclamó:
Nunca más serviré a un rey que se me pueda morir.
Nuestro joven Alfonso Lambe no pasó por tales experiencias de vida,
pero conoció y creyó en la grandeza del Ungido por el Espíritu Santo, que
había venido a la tierra para ser Salvador, Maestro y Guía, y a El se entregó
con toda su alma, buscando realizar lo que El había enseñado y ordenado:
Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por
añadidura.
Comenzó su trabajo en su tierra de Irlanda, recorriendo muchos
kilómetros, uno tras otro, a pie, en bici o en coche. Siempre bajo el manto
protector y la bandera de la mejor discípula del Divino Maestro y la más
poderosa Capitana de las huestes de Cristo Rey, su divina Madre.
Su formador o su entrenador fueron las normas y enseñanzas del
Fundador de la Legión; Frank Duff, el ejemplo de un hombre entregado de
lleno al Apostolado: Seamus Grace, y la compañía ejemplarizante de un
veterano: Tom Cowley.
Cuando dio su nombre a la Legión buscaba hacer «algo», bueno y útil, en
favor del Reino de Dios.
Cuando las circunstancias le dejaron sin trabajo, se dijo: «Ahora voy a
hacer todo lo que pueda».
Inmediatamente se puso por entero a la disposición de la Legión. Esta le
siguió entrenando.
Los responsables conocieron la valía y la valentía de aquel joven, y
cuando tan sólo contaba con veintiún años fue nombrado «enviado» de la
Legión a América del Sur, junto con Seamus.
—«Aún es muy joven, que trabaje contigo un año, después lo podrá hacer
él solo» —dijo Frank a Seamus.
Por supuesto que él se consideraba indigno e inepto para semejante
tarea, y escribió a Seamus: «No necesito decir que soy indigno y
completamente inepto para realizar semejante labor. A pesar de ello,
deseo fervientemente poder llevarla a cabo, pues sé que Dios será honrado
por medio de mis esfuerzos».
La primera escala hecha en el Nuevo Mundo fue Nueva York, pues, toda
la grandiosidad de esta metrópoli no le cautivó; tenía prisa por llegar a los
lugares donde debía iniciar su trabajo.
Llegados a Bogotá se encontraron con el admirable ejemplo de aquella
filipina que, renunciando a su cátedra en la Universidad de Manila, y
dejándolo todo, se había ido a extender el Reino de Dios en tierras de
Colombia y otras naciones americanas. Sólo en Colombia había fundado
250 grupos de legionarios. Con tan valioso apóstol estuvo aprendiendo,
junto con la lengua española, esas delicadas maneras de actuar que abren
las puertas y los corazones.
Nuestro joven no tenía miedo a nada, y lo mismo fundaba un praesidium
en un colegio de monjas, que se iba con alguna Hermana al rescate
callejero, logrando grandes resultados.
Sencillez, sinceridad y alegría le abrían paso por doquier.
1953. Es Navidad, los dos amigos suben al Santuario de Monserrat, colina
que domina Bogotá. Allí se despiden. Alfonso tiene que ir a Ecuador donde
todavía no hay Legión de María.
El año 1954 es un año mariano. El Obispo de Ambato, deseoso de hacer
«algo» en el año mariano, ha solicitado un legionario; y de Dublín le
responden designándole a Alfonso Lambe.
El 2 de febrero de 1954 descendía en el aeropuerto de Quito un joven
rubio portador de una carta del Cardenal de Bogotá.
El día 11 se encuentra con Mons. Echeverría, Obispo de Ambato. Acogida
cordial, hablan de sus planes y el prelado pregunta: ¿Cuándo empezará su
trabajo?
—«Mañana fundaré dos praesidia, uno de hombres y otro de mujeres»,
replicó Alfonso con sencillez y lleno de confianza en el Señor.
Y así fue. El primer praesidium estaba compuesto por un senador, un
letrado, un maestro y los demás eran obreros. ¡Hermoso! Entre hermanos
no hay discriminaciones ni distinciones.
—«Hay que hablar a todos y sin temor alguno», decía él. Se dirigía a
todos, y lo hacía con tal sencillez y simpatía que allanaba los caminos y
disipaba las dificultades. Y aquellas gentes, con hambre de Dios,
escuchaban atentos la llamada de la Virgen.
Cansado y con sed, entró en un café; unos campesinos, que allí estaban,
dirigieron sus miradas hacia aquel joven y comentaron: «¿Quién será este
gringo? ¿Sabrá español?» El pudo oír estas reflexiones y se puso a
hablarles; no perdió tiempo, y les expuso lo que buscaba... y se los
conquistó.
Dos semanas después de su llegada, el 28 de febrero, ya tenía cinco
praesidia; a las seis semanas ya contaba con una Curia y ocho praesidia.
Mons. Echevarría le llevó a Quito y, como quien muestra un tesoro, le
presentó a la Conferencia Episcopal, y la Venerable Asamblea escuchó a
aquel jovencito que les presentaba a la Legión de María como un medio
providencial de evangelización.
A su vuelta a Ambato, dijo a sus legionarios: «Tenemos que empezar la
conquista del Ecuador...»
Se ofrecieron tres y con otros tres venidos de Colombia más él, ya eran
siete.
Empezaron por Quito, la capital (1.400.000 habitantes).
Cuando hacía seis meses que llevaba en el Ecuador, ya cuenta con una
Curia con once grupos en la capital.
Habla con los leprosos y allí forma tres praesidia. Visita la cárcel y
organiza una gran misa con numerosas comuniones. Se dirige a los
campesinos, muy influenciados por los comunistas y consigue legionarios.
Su humildad le hace ser instrumento dócil en manos del Señor y de
María. No teme dirigirse a los sacerdotes durante los Ejercicios que
estaban haciendo en Puerto Viejo. Va de una diócesis a otra como si
estuviese en su casa.
Al cabo de un año, en la primavera de 1955, ya hay Legión de María en
todas las diócesis del Ecuador.
Los señores Nuncios de Colombia, Ecuador y Bolivia se reúnen en Quito
y, claro está, hablan de la Legión de María. El de Bolivia le suplica a Alfonso
que vaya a aquellas lejanas y altas tierras. La solicitud se ve apoyada por el
Cardenal de Quito, que le dice: Vete, hijo mío, pero antes me tendrás que
acompañar a Río para el Congreso Eucarístico Internacional.
De paso para Bolivia cree que podrá descansar un poquito en el Perú.
Pero, no; está visto que para un «enviado» no hay vacaciones. Invitado
aquí y allá, recorre el país. Las distancias son largas, los medios de
locomoción, no muy cómodos.
En Dublín, en un momento dado, creían que había desaparecido... y es
que estaba rodando de un lado para otro consolidando los grupos que ya
existían y creando otros nuevos.
En Bolivia dejó en marcha dos Curias. En Brasil preparó caminos
hablando con Nuncios, Cardenales y Obispos. En Sao Paulo dejó
funcionando 25 praesidia.
En octubre de 1955 llegó a Argentina. Había oposición, no se creía en la
necesidad de la Legión. Dos años le costó la lucha para conseguir abrirse
paso. Viajó de un extremo al otro.
1957. En enero de 1957 ya cuenta en Paraguay con dos Curias: en
Asunción y en Villarrica.
En este año pasa por Bolivia y visita el Ecuador durante tres meses.
Aquello va viento en popa.
Como un detalle, en Navidad de 1957 recibió las felicitaciones de tres
Nuncios y del Presidente del Ecuador, entre otras muchas.
Por fin consigue permiso para fundar en Buenos Aires y se da de lleno al
trabajo. Pero, parece como si no tuviera bastante espacio, y también se
llega a Uruguay, donde en poco tiempo, ya en junio, cuenta con 23
praesidia. Vuelve a Argentina y en agosto ya tiene una Curia en Buenos
Aires. En octubre se encuentra cansado. En diciembre cae enfermo.
1959. En enero es hospitalizado e intervenido. Es un cáncer. El Cardenal
le administra los últimos Sacramentos y el día de Santa Inés, el 21,
entrega su alma al Señor.
¿Cuál era la fuente de sus fuerzas?
Se sentía fuerte y bien acompañado. Robustecido con el Manjar divino y
cobijado bajo el Manto protector de su Madre del cielo, ningún obstáculo
fue considerado insuperable para él, ningún esfuerzo excesivo, cuando se
trataba de ganar almas para Cristo.
Vivía la presencia de María. Dice la legionaria que le dejó la casa en
Buenos Aires: Mi primera impresión de este joven fue la de que se trataba
de un bienaventurado varón, lleno de amor a ¡a Virgen. Cuando
pronunciaba el nombre de María, se podía leer en sus ojos y oír en el tono
de su voz la devoción que profesaba la Madre del Señor; siempre la estaba
mencionando. Alfonso era un hombre de gran constancia; cuando se
proponía algo, no descansaba hasta que lo conseguía.
Había dicho el Señor que con un poquito de fe se podía mover montañas.
¡Cuánta tenía Alfonso!
Esa fe que le hace ver al Señor que dice: Vete y habla. Y esa seguridad de
estar cobijado bajo el manto de la Reina de los Apóstoles.
Esa fe que movió los corazones de tantos, es la fe que a él le dio aplomo y
le hizo realizar una revolución espiritual en aquel inmenso territorio tan
amplio y tan difícil.
A nosotros también nos dice el Señor: «Id».
A nosotros María, la Madre, nos dice: «Haced lo que El os diga».
Tras las huellas de Alfie Lambe
Noel Lynch visitó a pedido del Concilium, 5 Consejos
en Argentina y él informó lo siguiente:
Por todas partes se escucha la
palabra "Gracias". Gracias al
Concilium por enviar un visitador.
Gracias por no olvidarse de
nosotros. Gracias por escucharnos.
Gracias por enseñarnos. Gracias
por compartir nuestro sufrimiento
y nuestro deseo de servir la Iglesia
con Nuestra Señora.
En momentos se podría llorar de
alegría porque se nota la manera
como los legionarios oraron.
Iniciando las reuniones con las
oraciones y el Rosario, las dijeron
muy despacio y con tal devoción y
meditación. Podría sentirse que
realmente estaban hablando con
su Madre y que no tenían prisa en
terminar esa conversación.
También era notable su deleite absoluto y avidez para recitar el breviario
con otros legionarios y parroquianos. En muchas parroquias se emprende la
Adoración al Santísimo Sacramento a la cual se invitan a todos. Muchos
legionarios oran los 20 misterios del Rosario diariamente. Para la mayoría de
los legionarios Argentinos, Alfie Lambe es un santo y ellos oran por él, por los
grandes y pequeños favores. En los barrios pobres así como en las casas
adineradas, Alfie es conocido y reverenciado. Una mujer cuyo marido había
perdido su trabajo, dijo que ella clavó la hoja impresa de la oración de Alfie en
la viga de la puerta y oró a él. A la mañana siguiente su marido tenía un
trabajo en una área con 90% desempleo. Otro hombre que tenía un ataque
cardíaco ahora recorre 3 millas diariamente y está en perfecta salud. La
tumba de Alfie se visita muy regularmente. En fechas especiales, aniversarios,
cumpleaños, etc. grandes números se reúnen para orar y pedir favores.
Los jóvenes en la Legión están entusiasmados. Hay muchos Praesidia de
matrimonios; algunos han venido de las categorías juveniles e intermedios.
Hay familias de la Legión enteras en áreas donde la única otra presencia
religiosa son la de las sectas. Aunque se tiene que trabajar y estudiar duro, los
estudiantes en la Legión todavía encuentran tiempo para llevar su apostolado
que comprende entre otras tareas el contactar a los jóvenes que entran en los
nightclubs.
Hay Praesidia de indígenas y de legionarios analfabetos quienes llevan a
cabo un Apostolado muy heroico.
Algunos legionarios de más edad que ya no pueden subir los escalones de
apartamentos de pisos altos, en lugar de retirarse como miembros activos,
ahora realizan contactos con las chicas de la calle en las plazas a las 11:00
p.m. Aparte de su trabajo semanal asignado del praesidium, los legionarios
pueden ser llamados siempre cuando alguien está enfermo o cuando un bebé
está en peligro mortal sin el bautismo. En los pueblos más grandes y ciudades
debido a la escasez de sacerdotes, las casas fúnebres llaman a los legionarios
para dirigir las oraciones para las familias y ellos hacen este
apostolado para evangelizar.
Cardenales, Arzobispos y sacerdotes están de acuerdo que
la Legión es numéricamente la asociación más fuerte y que
si ellos quieren hacer un trabajo, su primera opción es la
Legión. Legionarios pudientes y pobres trabajan de la
mano.
Los legionarios hacen grandes sacrificios para asistir a los
praesidia y reuniones del Consejo.
Debido a la extenuada pobreza y la avería total
improductiva del sistema económico en el país muchos recurren al crimen
callejero para sobrevivir o alimentar a sus niños. En una ciudad solo diez mil
buscan pan por la noche para comida o cartón. Por la ronda de una noche de
las cajas recibirán 30 centavos del cartón reciclado.
El Concilium extiende sus gracias a los Obispos y sacerdotes por su apoyo
ilimitado dado a la Legión, su estima a través de los años y mostrando su
apreciación por la calurosa bienvenida dada a Noel en su visita.

Tomado de la revista Maria Legionis 4, 2003. Traducido al español.

La República Argentina tiene 5 Consejos superiores afiliados directamente al Concilium,


éstos son el Senatus de Buenos Aires, el Senatus de Salta, el Senatus de Córdoba, la Regia
de Rosario y la Regia de Corrientes.
ALFONSO LAMBE
Nació en la católica Irlanda en la fiesta de San Juan Bautista, de 1932. Y
como Juan, tuvo misión de precursor. A Alfonso Lambe le tocó serlo de la
Legión de María ("el más grande movimiento que se ha establecido para el
bien desde la era de las grandes órdenes religiosas" Mons. Montini, hoy Pablo
VI).
A los 21 años llegó a América como Delegado Internacional de la Legión de
María y recorrió los países latinoamericanos fundando millares de praesidia -
grupos legionarios - dejando a su paso la estela de la santidad y la alegría de
las almas marianas.
Dios lo dotó de grandes dotes naturales que él cimentó en la humildad e
hizo fructificar en una ardiente caridad.
Puso al servicio de la Legión su generosidad, entusiasmo y simpatía. Para
llevar las almas a Cristo ofrendó su heroica juventud en manos de María.
El Señor aceptó el holocausto el 21 de enero de 1959. Sus restos descansan
en Buenos Aires - Argentina - en la bóveda de los Hermanos Cristianos
Irlandeses en el cementerio de la Recoleta.
Hoy, obispos, sacerdotes, religiosos, estudiantes, obreros y familias enteras,
recurren a él para obtener favores de Dios.

ORACIÓN
¡Oh Dios! que con tu infinita misericordia
inflamaste el corazón de tu siervo Alfonso
Lambe de un amor sin límites a Ti y a María;
amor que exteriorizó en una intensa vida de
trabajos, vigilias y sacrificios para la salvación de
almas, concédenos, si es Tu Voluntad, que
logremos por su intercesión, lo que no podemos
conseguir por nuestros meritos. Por Jesucristo
Nuestro Señor Amen.
(Con aprobación eclesiástica).

Se ruega a las personas que por mediación de Alfonso Lambe obtengan


favores de Dios, envíen los datos a la siguiente dirección electrónica:
concilium@legion-of-mary.ie para contribuir a su futura Beatificación

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