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“La mente, el origen del pecado moderno”

Salmos 139:23 “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis


pensamientos”.
¿Qué clase de pensamientos son los que gobiernan tu mente?
Imagina que vas por la calle con tu café de Starbucks recién salido de la tienda, de
pronto alguien que quería entrar a la tienda pasa y sin fijarse choca contra ti y tu café se
derrama por todos lados. ¿Por qué se derramó el café?
- Porque alguien me empujó
- Porque no me di cuenta que esa persona venía hacia a mi
- Porque no llevaba la taza bien agarrada
- PORQUE LLEVABAS CAFÉ, si hubieras llevado té, hubieras derramado té, si
hubieras llevado leche con chocolate hubieras derramado leche con chocolate. Parece un
mal chiste, pero… Presta atención: Lo que tengas en tu taza, eso es lo que vas a
derramar. En nuestro diario caminar no podemos predecir que va a pasar, puedes estar
muy atento a lo que pasa a tu alrededor, puedes intentar proteger lo que más quieres o
incluso buscar las maneras de evitar el peligro, puedes pretender ante las personas que
eres amor, paz, sensatez, una persona que todo lo perdona. Pero en algún momento la
vida te hará perder el equilibrio, un momento donde te desenfoques de estas
pretensiones (un compañero que no te cae bien, un problema en la escuela, la relación
con tu novia, el regaño de tus padres, la pérdida de un ser querido) y cuando eso pase, lo
que sea que lleves dentro es lo que vas a derramar, va a salir tu verdadero yo. Te invito
reflexionar, ¿qué hay en tu taza?, ¿qué es lo que vas a derramar? Amor, paz, bondad,
compasión, perdón, o coraje amargura, juicio, críticas, culpas…

Ahora, más allá de analizar qué hay en tu interior, quiero invitarte a pensar de qué lo
quieres llenar. En medicina hay un enfoque a la prevención de las enfermedades, ¿por
qué no estar preparado para cuando se presente ese momento difícil? Piensa como te
gustaría reaccionar cuando llegue ese momento difícil.

No siempre vamos a conseguir que la gente cambie su actitud o su manera de actuar, sin
embargo sí tenemos control sobre nuestra propia actitud. Es más fácil tener una actitud
alegre cuando es viernes que cuando es lunes por la mañana.
Nuestras situaciones siempre están cambiando pero la actitud con la que las enfrentamos
debe ser al nivel de quien Dios dice que somos y esto es mediante a nuestra conexión
con Jesús.

Tus pensamientos negativos están conectados a actitudes negativas y malos


sentimientos: la envidia, los celos, el enojo. Dice Santiago 1:13-15 “Cuando alguno se
sienta tentado a hacer lo malo, ni piense que es tentado por Dios, porque Dios ni siente
la tentación de hacer lo malo, ni tienta a nadie para que lo haga. Al contrario, uno es
tentado por sus propios malos pensamientos que lo atraen y lo seducen. De estos malos
deseos nace el pecado; y del pecado, cuando llega a su completo desarrollo, nace la
muerte”.
Con este versículo Dios quiere que nosotros entendamos que nuestra mente tiene que
ser gobernada por Él. Si tenemos a Jesús con nosotros podemos lograr una paz mental
que no se consigue en ningún otro lado porque por medio de Él, el Espíritu Santo mora
en nosotros como dice Tito 3:6: “Y por medio de nuestro Salvador Jesucristo nos ha
dado el espíritu Santo en abundancia” y también lo dice el Evangelio de Juan 14:16-
17: “Y yo le pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para
que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo
ven ni lo conocen, porque él está con ustedes y permanecerá siempre en ustedes”. El
Espíritu Santo tiene varias operaciones sobre nosotros, pero una de las primeras que
aprendí en mi vida es para hacernos conscientes del pecado, esa incomodidad que se
siente de estar haciendo mal, como lo podemos leer en el mismo Evangelio de Juan
14:26: “Pero el Espíritu Santo, el Defensor que el Padre va a enviar en mi nombre, les
enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que les he dicho”.

Ya mencionamos que lo que sucede a nuestro alrededor no depende de nosotros y


nuestra mente humana lucha contra nuestra espiritualidad no se puede evitar que un
pensamiento negativo venga a nuestra mente, pero si podemos evitar que se reflejen en
actos si dejamos que el Espíritu Santo gobierne nuestro ser, como dijo el Pastor Edwin
Polanco “tus pensamientos constantes determinan tus acciones inmediatas”.

En Job 42:2 “Conozco que todo lo puedes que no hay pensamiento que se esconda de
ti”. No hay pensamiento que se pueda esconder de Dios, ¿hay pensamientos en tu
mente que avergüencen si alguien lo sepa? No sientas vergüenza, Dios te sigue amando
pero quiere usarte, quiere que seas luz. Es momento de reflexionar en que quizá sea
necesario cambiar nuestra manera de pensar. No hay una fórmula mágica para lograrlo,
pero es algo que vas a ganar a lo largo de tu caminar con Dios. Encontré varios consejos
fundamentados en la biblia para poder cambiar nuestra forma de pensar:

1. Dirígete a la presencia de Dios mediante la oración y la lectura de la Biblia.


Salmos 119:147-148: “Me anticipé al alba y clamé; esperé en tu palabra. Se anticiparon
mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos”.
2. Mantén tu mente ocupada sirviendo al Señor.
Romanos 12:11: “Esfuércense, no sean perezosos y sirvan al Señor con corazón
ferviente”.
3. Sé un testigo, no un juez. Enfócate en ti mismo, no en los demás. Escucha al
Espíritu Santo que mora en ti.
Santiago 4:11-12: “Hermanos, no hablen mal unos de otros, El que habla mal de su
hermano, o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y si juzgas a la ley te haces juez de
ella en vez de obedecerla. Solamente hay uno que ha dado la ley y al mismo tiempo es
juez, y es aquel que puede salvar o condena; tú en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu
prójimo?”.
4. Deja de confiar en ti, no te engañes. No eres fuerte, no eres inteligente, no eres
capaz, Dios te hace así, pero él no tiene límites, él te puede llevar más allá de lo que
alguna vez imaginaste.
Proverbios 3:5-7 “Fíate de Jehová de todo corazón, y no te apoyes en tu propia
prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas. No seas sabio
en tu propia opinión”.
5. Pídele a Dios que renueve tu mente.
2Timoteo 1:7: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía sino de poder, de
amor y de dominio propio”.

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