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Los Principales Filósofos Presocráticos

1.-Tales De Mileto:
(Mileto, actual Turquía, 624 a.C. - 548 a.C.)
Filósofo y matemático griego. Iniciador de la
escuela de Mileto, la primera de las escuelas
filosóficas de la antigua Grecia, es
considerado el primer filósofo por su
aspiración a establecer una explicación
racional de los fenómenos de la naturaleza,
trascendiendo el tradicional enfoque
mitológico que había caracterizado la cultura
griega arcaica. Tales fue el primero que
sostuvo la existencia de un arjé, es decir, de
un principio constitutivo y originario común a
todas las cosas, que identificó con el agua;
inauguró con ello un tema recurrente en la filosofía presocrática y de vastas
implicaciones en la tradición filosófica occidental.
El genio griego se inclinaba a la observación y a la especulación (no así a la
experimentación, base de la ciencia moderna que se inicia en Galileo), por lo que
cabe la posibilidad de que Tales partiera de la observación de las transformaciones
que la materia puede experimentar: el tronco arde y se convierte en cenizas, el
mosto de uva fermenta y deviene vino, de ciertas rocas extraemos metales, los
seres vivos se descomponen al morir. Tal observación pudo conducirle a suponer
que cualquier sustancia puede transformarse en otra, y que ello era posible porque
todas las sustancias eran simplemente aspectos diversos de una misma materia; es
decir, todas procedían y estaban formadas por un principio común, el arjé.
Para Tales de Mileto, el arjé es el agua: todo nace del agua, la cual es el elemento
básico del que están hechas todas las cosas. Aunque tampoco conocemos con
certeza las razones que le llevaron a establecer el agua como arjé, sus
comentaristas coinciden en aventurar algunas. El agua es la materia que se
encuentra en mayor cantidad, rodea la tierra y corre a través de los continentes;
impregna la atmósfera en forma de vapor, que es aire, nubes y éter, y del agua se
forman los cuerpos sólidos al condensarse; por carecer de determinaciones (estado,
forma, color, olor), es apta para determinarse. El agua, por otra parte, es condición
necesaria de lo vivo: hace germinar las semillas y es imprescindible para las plantas
y los animales, hasta el punto de que la vida no es posible sin ella. La Tierra, para
Tales, era un disco plano que flota en un océano infinito, cubierto por la semiesfera
celeste.
En geometría, y en base a los conocimientos adquiridos en Egipto, Tales de Mileto
elaboró un conjunto de teoremas generales y de razonamientos deductivos a partir
de los primeros. Todo ello fue recopilado posteriormente por Euclides en su
obra Elementos, pero se debe a Tales el mérito de haber introducido en Grecia el
interés por los estudios geométricos. Son muy numerosas (seguramente
demasiadas) las aportaciones que se le atribuyen, probablemente por el inmenso
prestigio de que gozó ya en la Antigüedad: junto con el legislador Solón y otros
nombres menos conocidos, figuró siempre como el primero de los «siete sabios de
Grecia
2.- Anaximandro:
(Mileto, Jonia; 610 a.C -c. 545 a.C)
fue un filosofo y geógrafo de la
Antigua Grecia. Discípulo y
continuador de Tales, y compañero y
maestro de Anaxímenes, consideró
que el principio de todas las cosas
(arché) es lo ápeiron.
Se le atribuye solo un libro, conocido
con el título Sobre la Naturaleza. El
libro se ha perdido y su palabra ha
llegado a la actualidad mediante
comentarios doxograficos de otros
autores. Se le atribuye también
una carta terrestre, la medición de los
solsticios y equinoccios por medio de un gnomon, trabajos para determinar la
distancia y tamaño de las estrellas y la afirmación de que la Tierra es cilíndrica y
ocupa el centro del universo.
La respuesta dada por Anaximandro a la cuestión del arje puede considerarse un
paso adelante respecto a Tales (del que Anaximandro probablemente fue discípulo).
El arje es ahora lo ápeiron (de a: partícula privativa; y peras:, ‘límite, perímetro’), es
decir, lo indeterminado, lo ilimitado, que es precisamente, el concepto de lo que
vamos buscando. Lo que es principio de determinación de toda realidad ha de ser
indeterminado, y precisamente ápeiron designa de manera abstracta esta cualidad.
Lo ápeiron es eterno, siempre activo y semoviente. Esta sustancia, que
Anaximandro concibe como algo material, es «lo divino» que da origen a todo.
En Anaximandro se encuentra ya una cosmología que describe la formación del
cosmos por un proceso de rotación que separa lo caliente de lo frío. El fuego ocupa
la periferia del mundo y puede contemplarse por esos orificios que
llamamos estrellas. La tierra, fría y húmeda, ocupa el centro.
Generación de especies: Los primeros animales surgieron del agua o
del limo calentado por el Sol; del agua pasaron a la tierra. Los hombres descienden
de los peces, idea que es una anticipación de la teoría moderna de la evolución.
Anaxímenes:
(Mileto, h. 588 a.C. - ?, h. 534 a.C.) Filósofo griego,
último representante, después de Tales y
Anaximandro, de la escuela milesia. En Occidente, el
surgimiento de la filosofía tuvo lugar en la ciudad
griega de Mileto, situada en la costa de la actual
Turquía, milesio.

La cuestión filosófica que más interesó a los filósofos


milesios (quienes, por otra parte, emprendieron
también variadas investigaciones y especulaciones
científicas) fue la determinación de un principio
constitutivo y originario (el arjé o arché) común a
todas las cosas; los milesios supusieron que, tras la
aparente variedad de seres que forman
la fisis (naturaleza o mundo físico), existía un substrato único que permitía dar
cuenta de la constitución y origen de todos los seres. Para Tales De Mileto, tal
principio era el agua. Anaximandro, discípulo de Tales, dio un paso hacia una mayor
abstracción al postular como arjé no una sustancia física, sino el ápeiron (lo
indefinido o lo indeterminado).
Anaxímenes afirmó que el principio material y primero, el origen de todas las cosas
(arjé o arché) era el aire, sustancia sensible, pero que raya en lo incorpóreo. Es
posible que Anaxímenes pensara, con esta aportación, reunir las ventajas de cada
una de las soluciones anteriores, evitando sus inconvenientes. En efecto, el aire es
tan necesario para la vida como el agua, pero no tiene el inconveniente de necesitar
un soporte físico, puesto que, según Anaxímenes, flota en sí mismo. Por otra parte,
tiene una extensión ilimitada como el ápeiron, puesto que parece llenar los espacios
inmensos, pero en cambio es una realidad observable por todos y que permite
explicar de modo sencillo la formación de los seres, mientras que el ápeiron es
solamente una entidad hipotética.

Anaxímenes explicó el origen de todas las cosas a partir de un doble proceso por el
que el aire se modifica: rarefacción, que da origen al fuego, y condensación, del que
se derivan las nubes, el agua, la tierra y las rocas. Con estas dos nociones,
Anaxímenes describió los cambios de la naturaleza, o lo que es lo mismo, dos
modalidades de movimiento: la cuantitativa y la cualitativa. Las cosas no son más
que aire en distinto grado de condensación o de dilatación. El fuego es aire en su
punto máximo de dilatación o de calor; el viento no es más que aire condensado
que, al condensarse más, se convierte en nube, después en agua, y luego en tierra
y rocas.
Pitágoras:
(Isla de Samos, actual Grecia, h. 572 a.C. -
Metaponto, hoy desaparecida, actual Italia, h. 497
a.C.) Filósofo y matemático griego. Aunque su
nombre se halla vinculado al teorema de Pitágoras y
la escuela por él fundada dio un importante impulso
al desarrollo de las matemáticas en la antigua
Grecia, la relevancia de Pitágoras alcanza también
el ámbito de la historia de las ideas: su pensamiento,
teñido todavía del misticismo y del esoterismo de las
antiguas religiones mistéricas y orientales, inauguró
una serie de temas y motivos que, a través de
Platón, dejarían una profunda impronta en la
tradición occidental.

Se le atribuye a Pitágoras haber transformado las matemáticas en una enseñanza


liberal (sin la utilidad por ejemplo agrimensora que tenían en Egipto) mediante la
formulación abstracta de sus resultados, con independencia del contexto material
en que ya eran conocidos algunos de ellos. Éste es, en especial, el caso del
famoso teorema de Pitágoras, que establece la relación entre los lados de un
triángulo rectángulo: el cuadrado de la hipotenusa (el lado más largo) es igual a la
suma de los cuadrados de los catetos (los lados cortos que forman el ángulo
rectángulo). Del uso práctico de esta relación existen testimonios procedentes de
otras civilizaciones anteriores a la griega (como la egipcia y la babilónica), pero se
atribuye a Pitágoras la primera demostración del teorema, así como otros
numerosos avances a su escuela.

El esfuerzo para elevarse a la generalidad de un teorema matemático a partir de


su cumplimiento en casos particulares ejemplifica el método pitagórico para la
purificación y perfección del alma, que enseñaba a conocer el mundo como
armonía. En virtud de ésta, el universo era un cosmos, es decir, un conjunto
ordenado en el que los cuerpos celestes guardaban una disposición armónica que
hacía que sus distancias estuvieran entre sí en proporciones similares a las
correspondientes a los intervalos de la octava musical; las esferas celestes, al
girar, producían la llamada música de las esferas, inaudible al oído humano por
ser permanente y perpetua.
Heráclito:
(Éfeso, hoy desaparecida, actual Turquía, h. 540 a.C. - h.
470 a.C.) Filósofo griego. Desde sus orígenes y a lo largo
del periodo cosmológico, anterior al periodo
antropológico que iniciaría Sócrates, el pensamiento
griego se orientó hacia la búsqueda de un principio
constitutivo (arché o arjé) común a la pluralidad de seres
de la naturaleza. Así, en la escuela milesia se tendió a
ver tal principio en una sustancia material (el agua
en Tales de Mileto, el aire en Anaxímenes); en la
de Pitágoras, en un principio formal (el número o ley
numérica).
Muy poco se sabe de la biografía de Heráclito de Éfeso, apodado el Oscuro por el
carácter enigmático que revistió a menudo su estilo, como testimonia un buen
número de los fragmentos conservados de sus enseñanzas. El desprecio de
Heráclito por el común de los mortales concordaría con sus orígenes, pues parece
cierto que procedía de una antigua familia aristocrática, así como que sus ideas
políticas fueron contrarias a la democracia de corte ateniense y formó, quizá, parte
del reducido grupo, integrado por nobles principalmente, que simpatizaba con el rey
persa Darío I el grande, a cuyos dominios pertenecía Éfeso por entonces, contra la
voluntad de la mayoría de sus ciudadanos.
A tenor de lo que se desprende de los diversos fragmentos, Heráclito explicó la
práctica totalidad de los fenómenos naturales atribuyendo al fuego el papel de
constituyente común a todas las cosas y causa de todos los cambios que se
producen en la naturaleza. La cosas nacen del fuego por la vía descendente (fuego,
aire, agua, tierra) y vuelven a él por la ascendente (tierra, agua, aire, fuego). La
importancia que concedió a la afirmación de que todo está expuesto a un cambio y
un flujo incesantes («Todo fluye y nada permanece») seguramente fue exagerada
por Platón, quien contribuyó de manera decisiva a forjar la imagen del filósofo
efesio.
Frente a la armonía del cosmos pitagórico y la inmutabilidad del ser de Parménides,
Heráclito concibió un universo en perpetuo devenir. El motor de esa eterna
mutabilidad es la oposición de los contrarios; tal oposición es causa del devenir de
las cosas y, al mismo tiempo, su ley y principio; pero los contrarios se ven
conducidos a síntesis armónicas por el logos, proporción o medida común a todo,
principio normativo del universo y del hombre que, en varios aspectos, resulta
coextensivo con el elemento cósmico primordial, el fuego, por lo que algunas
interpretaciones los identifican.
Parménides de Elea:
(Elea, actual Italia, h. 540 a.C. - id., h. 470 a.C.)
Filósofo griego, principal representante de la escuela
eleática o de Elea, de la que también formaron parte
de Jenófanes de Colofón, Zenón de Elea y Meliso de
Samos. Fundador de la ontología, Parménides
concibió lo real como uno e inmutable; desde la
misma Antigüedad, su doctrina se contrapuso a la
Heráclito de Éfeso, para quien lo real es perpetuo
devenir. Ambos son considerados los más profundos
pensadores de la filosofía presocrática.
Apenas se conocen datos fiables sobre la biografía de
Parménides; inciertas son incluso las fechas de su nacimiento y muerte. Fue hijo de
familia aristocrática y que nació y vivió en Elea, antigua colonia griega situada en la
península itálica de la que toma su nombre la escuela eleática. Algunas fuentes
afirman que fue discípulo de Aminias, seguidor de Pitágoras, y otros testimonios
(entre ellos el de Platón y Aristóteles) lo consideran discípulo de Jenófanes de
Colofón, fundador de la escuela eleática.

Preocupado por la política, parece ser que intervino directamente en el gobierno y


que escribió, además, las leyes de la ciudad. Según una controvertida tradición, en
los últimos años de su vida se trasladó con su discípulo Zenón de Elea a Atenas,
donde el joven Sócrates oyó sus enseñanzas. No cabe duda de que sus doctrinas
tuvieron un fuerte impacto en el ambiente ateniense; Plutarco refiere que Pericles
asistía con interés a sus clases.
Si en algo podrían estar de acuerdo todos los filósofos del pasado y del presente es
en la sorprendente grandeza del pensamiento de Parménides. Por el rigor de sus
argumentaciones y la profundidad de sus análisis, Platón lo definió como venerado
y terrible, le dedicó un diálogo (el Parménides) y lo reconoció como padre espiritual,
hasta el punto de sentir su propio desacuerdo como una especie de parricidio. Este
prestigio está bien justificado: Parménides fue el primero en sostener la superioridad
de la interpretación racional del mundo y en negar la veracidad de las percepciones
sensibles: ver, oír o sentir no produce certezas, sino sólo creencias y opiniones.
Su doctrina, todavía objeto de múltiples debates, se ha reconstruido a partir de los
fragmentos que se conservan de su única obra, un extenso poema didáctico
titulado Sobre la naturaleza. El poema consta de un proemio y dos partes; en la
primera de ellas se señala y recorre el camino que llega a la verdad, sirviéndose de
la razón; en la segundo, el camino que conduce meramente a la opinión, empleando
los sentidos, con los que sólo es posible llegar a la apariencia de las cosas.
Naturalmente, es en la primera parte donde se halla lo más valioso e innovador de
su filosofía.
Platón :
(Atenas, 427 - 347 a. C.) Filósofo griego.
Junto con su maestro Sócrates y su discípulo
Aristóteles, Platón es la figura central de los
tres grandes pensadores en que se asienta
toda la tradición filosófica europea. Fue el
británico Alfred North WhiteHead quien
subrayó su importancia afirmando que el
pensamiento occidental no es más que una
serie de comentarios a pie de página de los
diálogos de Platón.
Nacido en el seno de una familia aristocrática,
Platón abandonó su inicial vocación política y
sus aficiones literarias por la filosofía, atraído
por Sócrates. Fue su discípulo durante veinte años y se enfrentó abiertamente a los
sofistas (Protágoras, Gorgias). Tras la condena a muerte de Socrates (399 a. C.),
huyó de Atenas y se apartó completamente de la vida pública; no obstante, los
temas políticos ocuparon siempre un lugar central en su pensamiento, y llegó a
concebir un modelo ideal de Estado.
Nacido en el seno de una familia aristocrática, Platón abandonó su inicial vocación
política y sus aficiones literarias por la filosofía, atraído por Sócrates. Fue su
discípulo durante veinte años y se enfrentó abiertamente a los sofistas
(Protagoras.Gorgias). Tras la condena a muerte de Sócrates (399 a. C.), huyó de
Atenas y se apartó completamente de la vida pública; no obstante, los temas
políticos ocuparon siempre un lugar central en su pensamiento, y llegó a concebir
un modelo ideal de Estado.
Viajó por Oriente y el sur de Italia, donde entró en contacto con los discípulos
de Pitágoras; tras una negativa experiencia en Siracusa como asesor en la corte del
rey Dionisio I el Viejo, pasó algún tiempo prisionero de unos piratas, hasta que fue
rescatado y pudo regresar a Atenas. Allí fundó en el año 387 una escuela de
filosofía, situada en las afueras de la ciudad, junto al jardín dedicado al héroe
Academia, de donde procede el nombre de Academia. La Academia de Platón, una
especie de secta de sabios organizada con sus reglamentos, contaba con una
residencia de estudiantes, biblioteca, aulas y seminarios especializados, y fue el
precedente y modelo de las modernas instituciones universitarias.
En ella se estudiaba y se investigaba sobre todo tipo de asuntos, dado que la
filosofía englobaba la totalidad del saber, hasta que paulatinamente fueron
apareciendo (en la propia Academia) las disciplinas especializadas que darían lugar
a ramas diferenciadas del saber, como la lógica, la ética o la física. Pervivió más de
novecientos años (hasta que Justiniano la mandó cerrar en el 529 d. C.), y en ella
se educaron personajes de importancia tan fundamental como su
discípulo Aristóteles.La mayor parte están escritos en forma dialogada; de hecho,
Platón fue el primer autor que utilizó el diálogo para exponer un pensamiento
filosófico, y tal forma constituía ya por sí misma un elemento cultural nuevo: la
contraposición de distintos puntos de vista y la caracterización psicológica de los
interlocutores fueron indicadores de una nueva cultura en la que ya no tenía cabida
la expresión poética u oracular, sino el debate para establecer un conocimiento cuya
legitimación residía en el libre intercambio de puntos de vista y no en la simple
enunciación.Los veintiséis diálogos platónicos probadamente auténticos (de los
cuarenta y dos transmitidos por la Antigüedad) pueden clasificarse en tres grupos.
Los diálogos del llamado período socrático (396-388), entre los que se incluyen
la Apología, Critón, Eutifrón, Laques, Cármides, Ión, el Hipias menor y tal
vez Lisis (que quizá sea posterior), revelan claramente la influencia de los métodos
de Sócrates y se distinguen por el predominio del elemento mímico-dramático:
comienzan abruptamente, sin preámbulos preparatorios. Todas estas obras son
anteriores al primer viaje de Platón a Sicilia, y en ella dominan los diálogos
investigadores a la manera socrática.

Dentro de los diálogos del siguiente período, llamado constructivo o sistemático,


pertenecen a una fase de transición Protágoras, Menón (que anunció la doctrina de
las Ideas), Gorgias, Menéxenes, Crátilo y Eutidemo. Los grandes diálogos de esta
etapa son el Fedón, cuyo tema es la inmortalidad del alma; El banquete, en el que
seis oradores debaten sobre el amor; La República, el texto platónico más
sistemático, fruto de largos años de trabajo, que presenta tres líneas principales de
argumentación (ético-política, estético-mística y metafísica) combinadas en un todo;
y el Fedro, que mediante la forma de diálogo dramático debate aspectos relativos a
la belleza y el amor, y contiene momentos de honda poesía. Estos diálogos, en los
que se muestra en su apogeo la fuerza expresiva de Platón, no son ensayos
filosóficos propiamente dichos, sino obras literarias que tratan temas filosóficos, y
por ello no se limitan a un solo tema o asunto.
Los diálogos del período tardío o revisionista, por último, fueron escritos a partir del
momento de la fundación de la Academia. Si bien carecen de los méritos dramáticos
y literarios que caracterizaron a los diálogos precedentes, presentan en cambio una
mayor sutileza y madurez de juicio, ya que en ellos se expresa más el pensador
decidido a presentar la definitiva exposición de su pensamiento filosófico que el
artista. En el Parménides, Platón revisa la doctrina de las Ideas; en
el Teeteto combate el escepticismo de Protágoras acerca del conocimiento, al
tiempo que exalta la vida contemplativa del filósofo; en el Timeo expone el mito de
la creación del mundo por obra del Demiurgo; en el Filebo trata las relaciones entre
el Bien y el placer, y en Las leyes intenta adaptar más a la realidad su doctrina del
Estado ideal, tomando como referencia las constituciones y legislaciones de varias
ciudades griegas.
Aristóteles:
La filosofía occidental se asienta en la
obra de los tres grandes filósofos griegos
de la Antigüedad: Sócrates, Platón y
Aristóteles. Pese a la singular relación que
los unió (Sócrates fue maestro de Platón,
quien lo fue a su vez de Aristóteles), la
orientación de su pensamiento tomó
distintos caminos, y correspondería a
Aristóteles culminar los esfuerzos de sus
maestros y ejercer la influencia más
perdurable, no sólo en el terreno de la
filosofía y la teología, sino prácticamente
en todas las disciplinas científicas y
humanísticas. De hecho, por el rigor de su
metodología y por la amplitud de los
campos que abarcó y sistematizó, Aristóteles puede ser considerado el primer
investigador científico en el sentido moderno de la palabra.

Algunos ejemplos pueden dar idea de hasta qué punto Aristóteles estableció las
bases que configurarían el pensamiento europeo: las teologías cristiana y
musulmana del Medioevo asumieron su metafísica; la física y la astronomía
aristotélicas se mantuvieron vigentes hasta el siglo XVII; sus estudios zoológicos,
hasta el XIX; la lógica, hasta el siglo XX; sus apenas cincuenta páginas sobre
estética se siguen debatiendo en nuestros días.

Su incuestionada autoridad, reforzada desde la Baja Edad Media por el aristotelismo


eclesiástico, llegó incluso a frenar el desarrollo de la ciencia. De tomarse este hecho
como una acusación, habría que dirigirla no al filósofo sino a sus dogmáticos
seguidores; pero más razonable es tomarlo como ilustración de la sobrehumana
magnitud de su impronta y del abismal adelanto que representó su obra.

Metafísica

La preocupación metafísica de Aristóteles es a la vez crítica, con respecto a la de


su maestro Platón, y constructiva, puesto que se propone una nueva
sistematización. Lo que pretende con la metafísica es llegar a saber "de los
principios y de las causas primeras". Aborda los temas de la metafísica en lo que él
llama "filosofía primera", ciencia que considera el ser en cuanto ser. Por ocuparse
de las primeras y verdaderas causas, puede ser considerada igualmente ciencia de
lo divino, ciencia teológica (Theoldgiké épistéme).

Aristóteles rechaza la teoría platónica de las Ideas separadas de los entes de este
mundo. Lo verdaderamente existente no son los "reflejos" de las Ideas, sino los
entes individuales, captados por la inteligencia y en los que reside el aspecto
universal. En todo ser se da la sustancia (ousìa, esencia de cada ente individual
subsistente en sí mismo) y el accidente (cualidad que no existe en sí misma sino en
la sustancia). Las sustancias sensibles se hallan constituidas por dos principios:
materia, que dice de qué está hecha una cosa, y forma, disposición o estructura de
la misma.

La ciencia metafísica de Aristóteles culmina en la teología, la cual se ocupa del ser


que existe per se, o sea, el ente en su sentido más pleno, la forma pura sin materia.
Para probar la existencia de ese ser, apela a varios argumentos: "Entre las cosas
que existen una es mejor que la otra; de allí que exista una cosa óptima, que debe
ser la divina".

Su argumento más conocido es el denominado de predicamento cosmológico: las


cosas de este mundo son perecederas, y por lo tanto sufren cambio; este cambio
acaece en el tiempo. Cambio y tiempo son, pues, imperecederos; mas para que se
produzca el cambio o movimiento eterno ha de existir una sustancia eterna capaz
de producir ese movimiento. Pero no podemos retrotraernos al infinito para buscar
las causas de las causas, por lo que debemos llegar a un Primer Motor inmóvil. Este
motor es Dios, concebido por Aristóteles como fuerza inmaterial inalterable. Ese
Ser, sin embargo, no aparece en Aristóteles como creador del mundo, porque éste
es eterno.

Alma y conocimiento

Todos los seres vivos se presentan a Aristóteles como poseedores de alma


(psyché), con lo cual se distinguen de los seres inanimados o inorgánicos. Distingue
tres clases de alma: vegetativa (propia de las plantas, pero presente también en los
animales y en el hombre), sensitiva (propia de los animales y del hombre), racional
(exclusiva del hombre). Ésta tiene tres características: es causa del movimiento del
cuerpo, conoce y es incorpórea.

Con respecto al conocimiento, Aristóteles no admite las doctrinas de Platón, ni


tampoco el innatismo. La mente al nacer es "tamquam tabula rasa", en la que nada
hay escrito. El conocimiento comienza en los sentidos, como nos demuestra la
experiencia. Las captaciones de los sentidos son aprehendidas por el intelecto,
generándose así el concepto. De esta forma llegamos al conocimiento
suprasensible.

Ética

La ética de Aristóteles tiene un fin que se resume en la búsqueda de la felicidad.


Para algunos, la felicidad consiste en los placeres; para otros, en las riquezas; pero
el hombre sabio la busca en el ejercicio de la actividad que le es propia al hombre,
es decir, en la vida intelectiva. Ello no excluye el goce moderado de los placeres
sensibles y de los demás bienes, con tal de que no impida la contemplación de la
verdad. Sobre esta base desarrolla Aristóteles el concepto de virtud.
La virtud consiste en el justo medio. Lo que quiere dar a entender es que el actuar
del hombre debe estar regido por la prudencia o regla recta. Hay dos modalidades
de virtud: las dianoéticas (que se refieren al ejercicio de la inteligencia) y las éticas
(que se refieren a la sensibilidad y los afectos). Todas las virtudes son hábitos que
se adquieren por medio de la repetición. La virtud por excelencia es la justicia, la
cual consiste en el acatamiento de las leyes y en el respeto a los demás ciudadanos.

Política

Para Aristóteles el hombre es un "animal político" por naturaleza. Sólo los animales
y los dioses pueden vivir aislados. La fuerza natural hacia la reproducción y la
conservación inclina a los hombres a vivir unidos, primero en la familia, luego en la
aldea (unión de varias familias) y finalmente en la ciudad-estado (ni muy pocos, ni
demasiados habitantes). El buen funcionamiento de una ciudad-estado no se
asegura solamente por aunar voluntades hacia un mismo fin; se requiere también
de leyes sensatas y apropiadas que respeten las diferencias y eduquen a los
ciudadanos para la responsabilidad civil dentro de la libertad (Aristóteles, en su
mentalidad clasista griega, no concibe el derecho de ciudadanía ni para las mujeres
ni para los esclavos).

Existen tres formas de legítimo gobierno: monarquía (gobierno de uno), aristocracia


(gobierno de los mejores) y república (gobierno de muchos). A esas formas rectas
de gobierno se oponen la tiranía, la oligarquía y la democracia (Aristóteles entiende
por "democracia" el gobierno de los pobres). No se puede decir cuál de las tres es
mejor, pues la teoría concreta para un pueblo hay que deducirla de una indagación
objetiva de las varias formas históricas de gobierno, y definir según las
circunstancias cuál es más conveniente para un determinado estado (Aristóteles
recogió y estudió las constituciones de 158 estados). En principio, toda forma de
gobierno es buena si quien gobierna busca el bien de los gobernados.

Influencia

Durante mucho tiempo, el pensamiento aristotélico se vio eclipsado por el prestigio


de las doctrinas de Platón. En época de la Roma cristianizada, el naturalismo y el
realismo de Aristóteles eran despreciados y se privilegiaban las lecturas
neoplatónicas de Plotino y Beocio. Debido al espiritualismo que caracterizó al
pensamiento medieval, las doctrinas de Platón gozaron de preeminencia hasta
el Siglo XII.
Santo Tomas De Aquino:

Santo Tomás de Aquino nace en el castillo de


Roccaseca (Italia) el año 1225. Hijo de los condes de
Aquino recibe la primera educación religiosa y científica
en la abadía de Montecasino, para pasar después a la
universidad de Nápoles. Allí el contacto con fray Juan
de San Juliano fue causa de que, a sus dieciséis años,
frecuentase la comunidad de los hermanos
predicadores, siendo el principio de su vocación a la
vida apostólica. A los diecinueve años ingresa en la
Orden de Predicadores. Esta opción juvenil de Sto.
Tomás deberá ratificarla más de una vez; primero,
frente a su aristocrática familia que, de novicio, le
secuestra y le pone en calabozo durante seis meses en
el castillo de Roccaseca; y, posteriormente, frente a los maestros de París, que no
le permiten la docencia en la universidad por su condición de fraile mendicante.

Por indicación de Fray Juan Teutónico, Maestro de la Orden, termina sus estudios
en París y Colonia, bajo la guía de Fray Alberto Magno quien le convence de la
necesidad de profundizar en Aristóteles, el filósofo de la razón, la razón es don de
Dios y a él debe ordenarse.

A los treinta y dos años Tomás de Aquino es maestro de la cátedra de teología de


París. En Tomás, la Palabra de Dios en la Escritura tiene la primacía sobre las otras
ciencias, y hace de la oración la fuente más fecunda de sus investigaciones.
Mientras permanece en París, Tomás y los hermanos Predicadores elaboran en
comunidad filosofía y teología, para después hacerla presente en la universidad.
Escribe muchas obras que destacan por su profundidad, admirando a maestros y
estudiantes por la claridad, la distinción, la sutileza y la verdad con que procedía en
la explicación de tantas y tan distintas materias, como son de ver en los cuatro
grandes libros que escribió sobre el Maestro de las Sentencias. En estos años dio
de sí tales muestras arguyendo, discutiendo y respondiendo que, según el sentir de
la universidad, sólo Dios podía dar tanto ingenio, y así era en verdad. Por toda
Europa volaba su fama, llevada por los que de todas partes iban a estudiar a la
Sorbona y luego regresaban a sus tierras cantando la sabiduría del maestro.

Después de París, impartiría docencia en Roma y en Nápoles, dejando entre otras


muchas obras la Suma teológica.

Santo Tomás de Aquino murió en la abadía de Fossanova el día siete de marzo de


1274 cuando iba de camino al concilio de Lyon. Fue canonizado el dieciocho de julio
de 1323 por Juan XXII. San Pío V, el once de abril de 1567, lo declaró Doctor de la
Iglesia. León XIII, el cuatro de agosto de 1880, lo proclamó patrón de todas las
universidades y escuelas católicas.
Semblanza espiritual

Alternó la enseñanza con la predicación. Actuó con eficaces intervenciones ante la


curia pontificia ea favor de los mendicantes. Destacó por su gran candor de vida y
una fiel observancia de la vida conventual. La misión de la Orden, es decir, el
ministerio multiforme de la Palabra de Dios en la pobreza voluntaria, en él se centró
en una continua dedicación al trabajo teológico; investigar incansablemente la
verdad, contemplarla con amor y entregarla a los demás en escritos y en la
predicación directa. Empleó su capacidad totalmente al servicio de la verdad,
ansioso de encontrarla, recibiéndola de donde quiera que viniese y participarla a los
demás.

Tuvo siempre un comportamiento humilde y cordial. Su obra demuestra la estrecha


coherencia entre la razón humana y la divina revelación.

Santo Tomás de Aquino fue devotísimo de Cristo Salvador, especialmente de la


cruz y de la eucaristía, que exaltó en sus composiciones litúrgicas para la fiesta del
Corpus Christi. Tuvo una ferviente devoción filial a la Madre de Dios, la Virgen María.
Jean Paul Sartre:
Fue un filósofo, dramaturgo, novelista y periodista
político francés, uno de los principales representantes
del existencialismo. Sartre nació en París el 21 de junio
de 1905 y falleció el 15 de abril de 1980.
Su padre fue militar naval y falleció a los pocos meses
de su nacimiento, Jean Paul Sartre fue criado por su
madre, Anne Marie Schweitzer, hermana de Albert
Schweitzer y su abuelo.
En 1915 ingresó en el liceo Henri IV de París y al año
siguiente, debido al segundo matrimonio de su madre, se trasladó a La Rochelle,
donde continuó sus estudios. En 1920, Jean Paul Sartre regresó a París e ingreso
en la “École Normale Supérieure”, donde conoció en 1929 a Simone de Beauvoir,
su compañera de toda la vida.
Se graduó en 1929 con un doctorado en filosofía y sirvió como conscripto en el
Ejército Francés durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), durante la cual
fue prisionero de los alemanes entre 1940 y 1941. Tras recuperar la libertad, Jean
Paul Sartre volvió a Francia y comenzó a trabajar como profesor de filosofía en el
liceo Condorcet y colaboró con Albert Camus en “Combat”, el periódico de la
Resistencia.
En 1945 abandonó la enseñanza y fundó junto a Simone de Beauvoir la revista
política y literaria “Les temps modernes”, de la que fue editor jefe. Unos años
después comienza a relacionarse activamente con el socialismo, siendo un severo
crítico durante la Guerra Fría (1947-1991).
Jean Paul Sartre tuvo una relación fluctuante con el comunismo, acercándose y
alejándose de él. Se opuso a la Guerra de Vietnam, y junto a Bertrand Russell y
otros organizó un tribunal con el propósito de exhibir los crímenes de guerra de los
Estados Unidos.
En 1964 rechazó el Premio Nobel de Literatura, alegando que su aceptación
implicaría perder su identidad de filósofo.
Jean Paul Sartre fue una persona sencilla, sin apegarse mucho a las cosas
materiales y con un gran compromiso social, siendo el paradigma del intelectual
comprometido del siglo XX. En una primera etapa desarrolló una filosofía
existencialista, a la que corresponden obras como El ser y la nada (1943) y El
existencialismo es un humanismo (1946). Desde que en 1945 fundó la revista Les
Temps Modernes, se convirtió en uno de los principales teóricos de la izquierda.
En una segunda etapa, se adscribió al marxismo, cuyo pensamiento expresó
en La crítica de la razón dialéctica (1960), aunque él siempre consideró esta obra
como una continuación de El ser y la nada.
Sartre considera que el ser humano está "condenado a ser libre", es decir,
arrojado a la acción y responsable plenamente de su vida, sin excusas. Aunque
admite algunos condicionamientos (culturales, por ejemplo), no
admite determinismos. Concibe la existencia humana como existencia consciente.
El ser del hombre se distingue del ser de la cosa porque es consciente. La
existencia humana es un fenómeno subjetivo, en el sentido de que es conciencia
del mundo y conciencia de sí (de ahí lo subjetivo). Sartre se forma en
la fenomenología de Husserl y en la filosofía de Heidegger, de quien fue discípulo.
Se observa aquí la influencia que ejerce sobre Sartre el racionalismo cartesiano.
En este punto se diferencia de Heidegger, quien deja fuera de juego a
la conciencia.
Martin Heidegger:
(Messkirch, Baden-Wurtemberg, Alemania; 26 de
septiembre de 1889 - Friburgo de Brisgovia, Baden-
Wurtemberg, Alemania; 26 de mayo de 1976) fue
un filósofo alemán, considerado, junto con Edmund
Husserl y Ludwig Wittgenstein, como el pensador más
influyente del siglo XX y de la filosofía contemporánea.
Tras sus inicios en la teología católica, desarrolló una
filosofía que influyó en campos tan diversos como
la teoría literaria, social y política, el arte y la estética,
la arquitectura, la antropología cultural, el diseño,
el ecologismo, el psicoanálisis y la psicoterapia.
Nació en Messkirch, distrito de Baden, el 26 de septiembre de 1889, hijo de
Friedrich Heidegger, tonelero y sacristán, y de Johanna Heidegger (Johanna Kemp
de soltera). Estudió teología católica, ciencias naturales y filosofía. Pronto se aleja
del catolicismo, al que considera una influencia "extrafilosófica", para pasar de la
teología católica "primero a la filosofía y después al protestantismo, tal y como se
desprende de su carta al párroco católico que le había casado, Engelbert Krebs
del 9 de enero de 1919 en la que manifiesta su ruptura con el «sistema del
catolicismo», el cual «se le hace inadmisible», y su preferencia por un
«cristianismo libre». Se comprende así que Bultmann afirmara a su vez de
Heidegger: «procede del catolicismo, pero es completamente protestante»".
En la Universidad de Friburgo de Brisgovia (donde estudió filosofía) fue discípulo
de Carl Braig y de Heinrich Rickert, uno de los máximos exponentes
del neokantismo de la Escuela de Baden y luego asistente de Edmund Husserl, el
fundador de la fenomenología. Comenzó su actividad docente en Friburgo
en 1915, para luego enseñar durante un período (1923–1928) en Marburgo.
Es una de las figuras protagónicas de la filosofía contemporánea: fue uno de los
primeros pensadores en apuntar hacia la «destrucción de la metafísica»
(movimiento que sigue siendo repetido), en «quebrar las estructuras del
pensamiento erigidas por la Metafísica (que domina al hombre occidental)», que
planteó que «el problema de la filosofía no es la verdad sino el lenguaje», con lo
que hizo un aporte decisivo al denominado giro lingüístico, problema que ha
revolucionado la filosofía. Mantuvo vigencia en muchos pensadores europeos —y
con el paso del tiempo en los no europeos—, a partir de la publicación de Ser y
tiempo (1927). El estilo innovador, complicado y aún oscuro que utiliza Heidegger
con el fin de abrir-mundos según el pensador (y que muchos consideran que es
terriblemente oscuro y casi místico) influyó en Hans-Georg Gadamer, el estilo
singular y difícil que utiliza Jean-Paul Sartre en El ser y la nada, el de Jacques
Lacan cuando redacta sus Escritos, el de Jacques Derrida con su crítica a
la Presencia, Gianni Vattimo y a una gran parte de pensadores envueltos en el
debate sobre la muerte de Dios y el Ser, el nihilismo, la postmodernidad y la época
post-capitalista.

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