Sie sind auf Seite 1von 4

ROMANOS 1:1-7 - SEMÁNTICA

Versículo 1
Siervo: esclavo
Apóstol: emisario
Apartado: habiendo sido asignado con límites
Evangelio: buen mensaje de Dios

Versículo 2
Profetas: voceros
Escrituras: escritos

Versículo 3
Era del: habiendo llegado a ser procedente de
Linaje: simiente, descendiente, semilla

Versículo 4
Declarado: destinado, determinado.
Resurrección: levantamiento
De Jesús el Ungido el Señor de nosotros

Versículo 5
Gracia: bondad inmerecida
Apostolado: oficio de apóstol, emisario
Fe: confianza
Naciones: gentiles, no judíos
Por amor: por causa

Versículo 6
Estáis: sois, están siendo

Versículo 7
Vosotros: ustedes

EXÉGESIS
Pablo era un siervo, un esclavo voluntario del Señor Jesucristo, fue llamado en el
camino hacia Damasco mientras perseguía a la iglesia, cuando llevaba cartas del sumo
sacerdote con instrucciones para llevar presos a Jerusalén a todos los que pertenecían al
Camino, a los creyentes en Jesús. Pero Jesús se le apareció y lo llamó, lo comisionó, le
hizo apóstol suyo, para llevar el mensaje de las buenas noticias, a los gentiles (las naciones
que no eran judías), en presencia de reyes y de los hijos de Israel. (Hechos 9:1-16; 26:9-
18).

Su misión específica fue predicar el evangelio, que ya Dios había prometido y


anunciado por medio de sus voceros, los profetas de la antigüedad, quienes registraron
esta promesa en sus escritos del Antiguo Testamento. Moisés escribió acerca de la
promesa hecha por Dios a Adán y a Abraham, el profeta Isaías también anunció acerca
de su nacimiento, y Lucas registra las palabras de Jesús haciendo referencia a su
cumplimiento a través de Él. (Génesis 3:15, 22:18; Isaías 9:6; Lucas 24:44)

Este evangelio trae la buena noticia de que Jesús, quien provenía según la carne
del linaje, descendencia y simiente de Adán, Abraham y de David, (2 Timoteo 2:8;
Apocalipsis 5:5; 22:16) fue declarado (Mateo 3:17; 17:5; 27:54) el Hijo de Dios por
medio del poder del Espíritu de santidad, y esto quedó evidenciado cuando le levantó de
entre los muertos (Marcos 16:6,9; Juan 20:9, 21:14).
Pablo deja establecido que su llamado a ser un apóstol es únicamente por la gracia
de Jesucristo, quien le perdonó sus pecados, transformando su vida, pasando a ser de
perseguidor de la iglesia a un heraldo del evangelio de Salvación. Una cosa muy
importante a destacar es la obediencia de Pablo por causa del nombre de Cristo imitando
la fe de Abraham, en la cual también recomienda que andemos, en la obediencia a la fe,
confiando siempre en nuestro Señor. (Romanos 16:26; Filipenses 2:2; Hebreos 11:8).

También le dice a los romanos, que ellos también se cuentan entre los llamados y
escogidos por Dios para ser de Cristo, para pertenecer al grupo de los que aman a Cristo,
como un solo pueblo, donde incluye tanto judíos como gentiles coexistiendo en unidad y
humildad, en un solo cuerpo, en mismo Espíritu, con un mismo Señor, y un solo Padre.
(Romanos 8:28; 9:24; Efesios 4:1-6, 1 Pedro 2:21).

Pablo da una descripción de los creyentes en Roma, tanto judíos como gentiles,
les llama amados de Dios, llamados a ser santos, y les desea como siempre que la gracia
y la paz de parte de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo esté con ellos. (1 Tesalonicenses
4:3-7; 2 Tesalonicenses 1:3)

INTERPRETACIÓN
El llamado de Dios para nosotros incluye 4 principios importantes que debemos
tomar en cuenta. Primero está el que debemos ser siervos, esclavos voluntarios (doulos)
de nuestro SEÑOR JESUCRISTO, escrito en mayúsculas porque es fundamental que él
sea nuestro Señor, y nosotros sus siervos quienes debemos cumplir total obediencia.
Segundo, hemos recibido una comisión, la cual es la de ser testigos fieles de lo que Él ha
hecho en nuestras vidas. Tercero, es que el Señor nos ha apartado, nos ha separado del
resto, nos ha hecho sus sacerdotes, con un llamado santo y especial. La palabra separado
nos habla de que hemos sido asignados para una tarea con límites específicos. La santidad
incluye el apartarse de las cosas del mundo para dedicarse al servicio a Dios, también es
un juego de palabras, ya que la palabra fariseo y apartado tienen la misma raíz, y así como
Pablo primero se apartó como Fariseo para obedecer a la ley, ahora está apartado para
obedecer al Señor. Cuarto, hemos sido apartados para anunciar el evangelio, las buenas
noticias que tiene Dios para nosotros.

Este evangelio ya había sido anunciado desde tiempos antiguos por Dios a través
de los profetas y escritores de la antigüedad. Lo escribió Moisés acerca de la promesa
hecha por Dios a Adán y a Abraham (Génesis 3:15, 22:18); lo anunció Isaías acerca del
nacimiento del Mesías (Isaías 9:6); y lo registró Lucas hablando acerca de su muerte y
resurrección (Lucas 24:44).

Y es que de eso consta el mensaje del Evangelio, que Dios envió a su Hijo
Jesucristo a la tierra, que sería un descendiente de Adán, de Abraham, y de David en la
carne (2 Timoteo 2:8; Apocalipsis 5:5; 22:16), pero Hijo de Dios (Mateo 3:17; 17:5;
27:54) desde antes de la creación de todas las cosas (Colosenses 1:15-17), nació de una
virgen que concibió del Espíritu Santo, estuvo en la tierra viviendo como hombre, se
despojó de su lugar al lado del Padre, para vivir como nosotros, murió en la cruz pagando
el precio por el pecado de la humanidad, pero resucitó con Poder (Marcos 16:6,9; Juan
20:9, 21:14), para que los que creamos confiadamente en Él tengamos vida eterna, una
esperanza de ser como Él es. Es decir, que Dios se hizo como nosotros para darnos la
esperanza de que seamos como Él.

En este pasaje introductorio de la carta de Pablo a los Romanos nos enseña que
todo lo que hemos recibido de parte de Dios es por su gracia. ¿Y qué es lo que hemos
recibido?, pues, la salvación, el ser declarados justos, reconciliándonos con Dios,
quitando el pecado que nos separaba de Dios, todas las bendiciones sean espirituales o
físicas son por su gracia. Lo que antes éramos ha sido cambiado por lo que ahora somos,
y eso es por la infinita gracia de Dios.

El llamado especial a servir en su obra también es por su gracia, y así como es un


privilegio también incluye responsabilidades. Muchos se quedan en los privilegios, y lo
demandan ante Dios, y lo reclaman de parte de los hombres, pero no se acuerdan de
cumplir las responsabilidades delegadas por el Señor.

La responsabilidad mayor es el de cumplir la misión de proclamar su evangelio


en todo lugar, para que también otros tengan la oportunidad de obedecer a la fe y a la
causa de Jesucristo. (Romanos 16:26; Filipenses 2:2; Hebreos 11:8).
Hemos sido llamados y escogidos por Dios para ser de Cristo, para pertenecer al
grupo de los que aman a Cristo, como un solo pueblo, coexistiendo en unidad y humildad,
en un solo cuerpo, en mismo Espíritu, con un mismo Señor, y un solo Padre. (Romanos
8:28; 9:24; Efesios 4:1-6, 1 Pedro 2:21).

Así como los creyentes en Roma, somos amados de Dios, llamados a ser santos
(1 Tesalonicenses 4:3-7), por lo tanto debemos compartir el amor de Dios para con los
demás (2 Tesalonicenses 1:3), y dejar que la gracia y la paz de parte de Dios Padre y de
su Hijo Jesucristo estén con nosotros.

Das könnte Ihnen auch gefallen