Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Por Hans P. Schlecht, MD, MSc, Assistant Professor of Medicine, Department of Medicine, Division of
Infectious Diseases & HIV Medicine, Drexel University College of Medicine
Christopher Bruno, MD, Assistant Professor of Medicine, Division of infectious Diseases & HIV Medicine,
Drexel University College of Medicine
Los antibióticos tienen muchos mecanismos de acción diferentes; p. ej., inhiben la síntesis de la pared
celular, aumentan la permeabilidad de la membrana celular, e interfieren con la síntesis de las proteínas, el
metabolismo de los ácidos nucleicos y otros procesos metabólicos (p. ej., la síntesis de ácido fólico).
A veces, los antibióticos interactúan con otros fármacos y aumentan o disminuyen sus concentraciones
séricas mediante la aceleración o la reducción de su metabolización, o por varios otros mecanismos
(ver Efectos comunes de los antibióticos sobre otros fármacos). Las interacciones clínicamente más
importantes son las que involucran a fármacos con una estrecha ventana terapéutica (es decir que sus
niveles tóxicos son muy cercanos a sus niveles terapéuticos). Además, otros medicamentos pueden
aumentar o disminuir las concentraciones de los antibióticos.
Muchos antibióticos están relacionados en cuanto a su estructura química, y por ello se los agrupa en clases.
Aunque los fármacos de cada clase comparten similitudes estructurales y funcionales, suelen tener
diferencias farmacológicas y distintos espectros de actividad.
Linezolida
Metronidazol
Penicilinas
Quinulpristina/dalfopristina
Sulfonamidas
Fármaco La toxicidad aumenta con No hay cambios con
Vancomicina
Ciprofloxacina Aminoglucósidos
Isoniacida Cefalosporinas
Linezolida
Metronidazol
Penicilinas
Quinulpristina/dalfopristina
Tetraciclina
Trimetoprima
Vancomicina
Claritromicina Azitromicina
Eritromicina Cefalosporinas
Doxiciclina
Linezolida
Metronidazol
Penicilinas
Fármaco La toxicidad aumenta con No hay cambios con
Quinulpristina/dalfopristina
Sulfonamidas
Tetraciclina
Trimetoprima
Vancomicina
Cefotetán† Azitromicina
Claritromicina Clindamicina
Doxiciclina Doxiciclina
Eritromicina Linezolida
†
Estos medicamentos interfieren con los factores de coagulación dependientes de la vitamina K, y cuando se usan
junto con antiplaquetarios o trombolíticos aumentan el riesgo de hemorragias.
Espectro de actividad
Los cultivos y las pruebas de sensibilidad o antibiogramas son esenciales para poder elegir un medicamento
para una infección grave. Sin embargo, el tratamiento a menudo debe iniciarse antes de contar con los
resultados de los cultivos y hay que seleccionar el antibiótico de acuerdo con el patógeno más probable
(elección empírica del antibiótico).
Ya sea que se elija al antibiótico de acuerdo con los resultados del cultivo o no, debe usarse aquel que
controle la infección y que tenga el espectro de acción más estrecho posible. Para el tratamiento empírico de
infecciones graves que puedan involucrar uno de varios patógenos posibles (p. ej., fiebre en pacientes
neutropénicos) o que puedan deberse a múltiples patógenos (p. ej., infección polimicrobiana por
anaerobios) es deseable un espectro de actividad amplio. Los patógenos más probables para una infección
dada y sus sensibilidades a los antibióticos varían de acuerdo con la ubicación geográfica (dentro de las
ciudades e incluso dentro de un hospital), y pueden cambiar de mes a mes.
Para las infecciones graves, a menudo es necesaria la combinación de antibióticos, porque pueden estar
presentes varias especies de bacterias o porque la combinación actúa en forma sinérgica frente a una sola
especie bacteriana. Por lo general, la sinergia se define como la acción bactericida más rápida y completa de
una combinación de antibióticos, en comparación con cualquiera de ellos en forma aislada. Un ejemplo
común es la combinación de un antibiótico con actividad sobre la pared celular (como un betalactámico o
vancomicina) más un aminoglucósido.
Eficacia
La eficacia de un antibiótico in vivo depende de muchos factores, entre ellos:
Su farmacodinámica (el curso temporal de los efectos antibacterianos dados por las
concentraciones del fármaco en la sangre y en el sitio de la infección)
Los antibióticos bactericidas matan a las bacterias. Los antibióticos bacteriostáticos hacen más lento o
detienen el crecimiento in vitro. Estas definiciones no son absolutas; de hecho, los bacteriostáticos pueden
matar algunas especies bacterianas susceptibles, y los bactericidas pueden solo inhibir el crecimiento de
algunas especies bacterianas susceptibles. Los antibióticos bactericidas pueden ser preferibles para los
pacientes que tienen infecciones que alteran las defensas a nivel local (p. ej., meningitis, endocarditis) o que
están inmunocomprometidos (p. ej., neutropenia). Existen métodos cuantitativos más precisos que
identifican la concentración mínima in vitro con la cual el antibiótico puede inhibir el crecimiento
(concentración inhibitoria mínima o CIM), o matar a los microorganismos (concentración bactericida mínima
o CBM). Un antibiótico con actividad bactericida es importante si las defensas del huésped están alteradas
localmente en el sitio de la infección (p. ej., en la meningitis o endocarditis) o sistémicamente (p. ej., en
pacientes que están neutropénicos o inmunocomprometidos de otras maneras).
Los β-antibióticos betalactámicos y la vancomicina tienen actividad bactericida dependiente del tiempo. Si
se incrementa su concentración por encima de la CIM, no aumenta su actividad bactericida, y su acción in
vivo es generalmente lenta. Además, como no hay inhibición residual del crecimiento bacteriano después de
que las concentraciones bajan más allá de la CIM, o esa inhibición se hace muy lenta (efecto posantibiótico),
los betalactámicos son más eficaces cuando las concentraciones séricas de fármaco libre (no unido a
proteínas séricas) exceden la CIM durante ≥ 50% del tiempo. Como la ceftriaxona tiene una semivida o vida
media larga, la concentración de fármaco libre en plasma excede la CIM de los patógenos sensibles durante
todo el intervalo de 24 horas entre dosis. Sin embargo, para los betalactámicos que tienen semividas que no
superan las 2 horas, se necesita una administración frecuente o una infusión continua. Para la vancomicina,
las concentraciones en el nivel más bajo deben mantenerse al menos en 15 a 20 μg/mL.
Vía
Para muchos antibióticos, la administración oral produce concentraciones terapéuticas en la sangre casi tan
rápidamente como la administración IV. Sin embargo, esta última se prefiere en las siguientes circunstancias:
Los antibióticos orales no pueden absorberse (p. ej., debido a malabsorción después de una cirugía
intestinal).
El paciente tiene una enfermedad crítica que posiblemente afecte la perfusión del tubo digestivo o
haga que la pequeña demora de la administración oral sea perjudicial.
Poblaciones especiales
Las dosis y esquemas de administración pueden necesitar ajustes para los siguientes grupos:
Lactantes
Adultos mayores
Pacientes con insuficiencia renal (ver Dosis habituales de los antibióticos de prescripción frecuente)
El embarazo y la lactancia modifican la elección de los antibióticos. Las penicilinas, las cefalosporinas y la
eritromicina se encuentran entre los antibióticos más seguros durante el embarazo; las tetraciclinas están
contraindicadas. La mayoría de los antibióticos alcanzan concentraciones suficientes en la leche materna
como para afectar al bebé, lo que a veces es una contraindicación para su uso en las madres durante la
lactancia.
Duración
Los antibióticos deben administrarse hasta que no se encuentren signos de infección sistémica durante
varios días (fiebre, síntomas, hallazgos anormales en las pruebas de laboratorio). En algunas infecciones
(como la endocarditis, la tuberculosis, la osteomielitis), los antibióticos se administran en forma continua
durante semanas o meses para prevenir una recaída.
Complicaciones
Las complicaciones de la terapia con antibióticos son la sobreinfección por bacterias u hongos no sensibles al
fármaco y los efectos adversos cutáneos, renales, hematológicos y digestivos.
Con frecuencia, los efectos adversos hacen necesaria la interrupción de la terapia y la sustitución del
medicamento con otro antibiótico al cual sea sensible la bacteria; a veces, no existen alternativas.
Conjugación (intercambio de material genético en forma de plásmidos, que son porciones de DNA
extracromosómico que se replican en forma independiente, o transposones, que son partes móviles
del DNA cromosómico).
Cambios de objetivo Disminución de la afinidad de las proteínas de unión a la penicilina por los antibióticos
betalactámicos (p. ej., en Streptococcus pneumoniae con sensibilidad reducida a la penicilina)
Aumento de la actividad de la Aumento de la expulsión de tetraciclinas, macrólidos, clindamicina o fluoroquinolonas (p. ej.,
bomba de expulsión de los en S. aureus)
antibióticos
Evitar la inhibición antibiótica Desarrollo de mutantes bacterianos que pueden sobrevivir con productos (como la timidina)
presentes en el ambiente, y no sólo con productos sintetizados dentro de la bacteria (p. ej., en
determinadas bacterias expuestas a trimetoprim/sulfametoxazol)
PREGUNTAS DE REVISION:
1) ¿Consideras indispensable que la venta de antibióticos se realice solo con receta médica?
Explica. Sí, puesto a que con el paso de los años, el abuso de esta clase de sustancias ha provocado
que los microorganismos desarrollen mecanismos de resistencia a ellos y por tanto, el tratamiento
de ciertas enfermedades se dificulta. El ofrecerlos únicamente con receta médica es una manera
de disminuir el mal uso de estos fármacos.
4) ¿Cómo se produce la resistencia bacteriana? Por diversos mecanismos que puede ser inherente
a una especie bacteriana en particular o adquirirse mediante mutaciones o la transmisión de genes
portados por otros microorganismos.