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¿Qué es la Inteligencia

Emocional? El papel de las


emociones en nuestras vidas

La Inteligencia Emocional (IE) es una parte de nuestra capacidad cognitiva que,


básicamente, facilita el comportamiento interpersonal.

“Todo aprendizaje tiene una base emocional.” Platón

Contenido [mostrar]

Definición de Inteligencia Emocional


Definimos la IE como la capacidad de:
 Reconocer, entender y manejar nuestras propias emociones
 Reconocer, entender e influir en las emociones de los demás

En términos prácticos, esto significa ser consciente de las emociones que se


hallan tras nuestro comportamiento, así como en impacto que ejercen en
las demás personas(positiva y negativamente), además de aprender cómo
manejar esas emociones, tanto nuestras como los otros, especialmente cuando
estamos bajo presión.

La capacidad de expresar y controlar nuestras emociones es esencial, pero


también lo es nuestra capacidad para comprender, interpretar y responder a las
emociones de los demás. Imaginemos un mundo en el que no se pudiera
entender cuando un amigo se siente triste o cuando un compañero de trabajo
está enojado. Los psicólogos se refieren a esta capacidad como la Inteligencia
Emocional, y algunos expertos sugieren incluso que puede ser más importante
que el coeficiente intelectual

Origen de la Inteligencia Emocional


Peter Salovey y John D. Mayer fueron los principales investigadores de la
Inteligencia Emocional en 1990. En su influyente artículo “Inteligencia
Emocional”, que definen la Inteligencia Emocional como “el subconjunto de la
inteligencia social que implica la capacidad de monitorizar los sentimientos y
emociones propios y de los demás, de discriminar entre ellos y utilizar esta
información para guiar el pensamiento de uno y acciones” (1990).
Los cuatro factores de Inteligencia Emocional

Salovey y Mayer propusieron un modelo que identifica cuatro factores


diferentes de la Inteligencia Emocional y que son: la percepción emocional, la
capacidad de razonar usando las emociones, la capacidad de comprender las
emociones y la capacidad de manejar las emociones.

1. Percibir las emociones

El primer paso en la comprensión de las emociones es percibirlas con precisión.


En muchos casos, esto podría implicar la comprensión de las señales no
verbales como el lenguaje corporal y las expresiones faciales.

2. Razonar con las emociones

El siguiente paso consiste en utilizar las emociones para promover el


pensamiento y la actividad cognitiva. Las emociones ayudan a priorizar aquello
a lo que es prioritario prestar atención y por tanto reaccionar, respondiendo de
este modo emocionalmente a las cosas que captan nuestra atención.
3. Comprensión de las emociones

Las emociones que percibimos pueden tener a una gran variedad de


significados. Si alguien está expresando emociones de ira, el observador debe
interpretar la causa de su ira y lo que podría significar. Por ejemplo, si nuestro
jefe está actuando de manera airada, podría significar que está insatisfecho con
nuestro trabajo, o tal vez que tiene un exceso de carga laboral o que ha estado
discutiendo con su esposa por la mañana.

4. Gestión de las emociones

La capacidad de gestionar con eficacia las emociones es una parte crucial de la


Inteligencia Emocional. La regulación de las emociones, responder de manera
apropiada, y saber cómo y cuando responder a las emociones de los demás, son
todos aspectos importantes de la gestión emocional.

Breve cronología de la Inteligencia Emocional


1930 – Edward Thorndike describe el concepto de “inteligencia social” como
la capacidad de llevarse bien con otras personas.

1940 – David Wechsler sugiere que los componentes afectivos de la inteligencia


pueden ser esenciales para el éxito en la vida.

1950 – Los psicólogos humanistas como Abraham Maslow describen cómo la


gente puede construir su fuerza emocional.

1975 – Howard Gardner publica “La mente rota”, donde introduce el


concepto de las Inteligencias Múltiples.

1985 – Wayne Payne introduce el término Inteligencia Emocional en su tesis


doctoral titulada “Un estudio de la emoción: el desarrollo de la inteligencia
emocional”.
1990 – Los psicólogos Peter Salovey y John Mayer publican su artículo de
referencia, “Inteligencia Emocional”, en la revista La imaginación, la cognición y
la personalidad.

1995 – El concepto de Inteligencia Emocional se popularizó después de la


publicación del libro del psicólogo Daniel Goleman “La Inteligencia
Emocional”. Este libro se mantuvo durante un año y medio en la lista de los
libros más vendidos según el The New York Times. En 2006, ya se habían
vendido alrededor de 5.000.000 de ejemplares en treinta idiomas diferentes, y
ha sido best seller en numerosos países.

Daniel Goleman describe así la Inteligencia Emocional como la capacidad de


una persona para manejar sus sentimientos de manera que esos sentimientos se
expresan de manera adecuada y efectiva. De acuerdo con Goleman, la
Inteligencia Emocional es el mayor predictor de éxito en el lugar de trabajo.

Las mejores frases de Inteligencia Emocional

La importancia de la Inteligencia Emocional


Los expertos coinciden en que este tipo de inteligencia juega un papel vital en
el éxito tanto personal como profesional, siendo incluso más importante que
el cociente intelectual. En cualquier caso, la Inteligencia Emocional parece
estar vinculada a todo, desde la toma de decisiones para el rendimiento
académico.

Entonces, ¿qué se necesita para ser emocionalmente inteligente? Daniel


Goleman habla de cinco componentes críticos de la Inteligencia Emocional.

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Los Cinco Componentes de la Inteligencia Emocional

Hay cinco aspectos fundamentales de la IE, a continuación te explicamos cuáles


son y en qué consisten.

Conciencia de uno mismo o autoconciencia


emocional
Esta es la forma en que nos damos cuenta de nuestras emociones y somos
capaces de evaluarlas. La mayoría de nosotros estamos tan ocupados con la
rutina diaria, que rara vez nos paramos a pensar en cómo estamos
respondiendo a las situaciones y cómo nos encontramos. La otra forma de
conciencia de uno mismo es el reconocer las emociones de los demás hacia
nosotros. Esto a menudo es difícil debido a que tendemos a ver lo que
queremos ver y solemos evitar pedir a los demás opiniones si creemos que van
a resultar incómodas para nosotros.

Mejorando nuestra autoconciencia emocional podremos ser capaces de


comprender muchas más cosas de nuestro día a día. También es interesante
saber recoger los comentarios de personas que se muestran honestas con
nosotros y cuyas ideas valoramos.

Autorregulación o autocontrol emocional


La autogestión es la capacidad de controlar nuestras emociones. Este
componente también incluye transparencia emocional, capacidad de
adaptación, logro y optimismo.

Las personas con un buen nivel de autorregulación tienden a ser flexibles y


adaptarse bien a los cambios. También son buenas en la gestión de conflictos y
la difusión de situaciones tensas o difíciles. Goleman también sugiere que las
personas con fuertes habilidades de autorregulación siguen su camino sin
desviarse de él. Son capaces de influir positivamente en los demás y asumir la
responsabilidad de sus propias acciones.

Habilidades sociales o relaciones interpersonales


Se trata de ser capaz de interactuar correctamente con quienes nos rodean,
independientemente del lugar y la situación. La verdadera comprensión
emocional implica algo más que la comprensión de nuestras propias emociones
y los sentimientos de los demás, también tiene que ver con ser capaz de poner
en práctica esta información en nuestras interacciones y comunicaciones diarias.

En los entornos profesionales, las personas con buenas habilidades sociales son
capaces de construir buenas relaciones y conexiones con los compañeros de
trabajo, saben desarrollar una fuerte relación con líderes, iguales y
subordinados. Algunas habilidades sociales importantes incluyen la escucha
activa, habilidades de comunicación verbal, habilidades de comunicación
no verbal, liderazgo y capacidad de persuasión.
Empatía o reconocimiento de las emociones de los
demás
La empatía es la capacidad de entender los sentimientos de otros, es
absolutamente fundamental para la Inteligencia Emocional. Pero esto implica
algo más que ser capaz de reconocer los estados emocionales de los demás,
también implica dar respuesta a las personas basándonos en esta información.
Si percibimos empáticamente que alguien se siente triste o desesperanzado,
seremos más capaces de influir en la forma de responder a sus emociones.
Podremos mostrar nuestra preocupación y haremos un esfuerzo para mantener
ayudarle a sentirse mejor en estos momentos.

Ser empático también permite a la gente entender la dinámica de poder que a


menudo influyen en las relaciones sociales, especialmente en los lugares de
trabajo. Los que tienen una buena competencia en esta área, son capaces de
ejercer una correcta influencia en las relaciones, comprender cómo funcionan
los sentimientos y comportamientos, e interpretar eficazmente las diferentes
situaciones que giran en torno a este tipo de dinámicas de poder.

Automotivación
La motivación intrínseca también juega un papel clave en la Inteligencia
Emocional. Las personas que son emocionalmente inteligentes suelen estar
motivadas por cosas más allá de las meras recompensas externas, como la
fama, el dinero o el reconocimiento social. Pueden sentir una genuina pasión
que les lleva a cumplir con sus propias necesidades y objetivos internos. Buscan
cosas que les conducen a recompensas internas y se involucran en experiencias
que les lleven a sentirse bien consigo mismas.

Las personas que son competentes en esta área tienden a estar orientadas hacia
la acción. Se fijan metas, tienen una alta necesidad de logro y siempre están
buscando maneras de hacerlo mejor. También tienden a mostrarse muy
comprometidas con los temas sociales y son buenas tomando la iniciativa para
llevar a cabo gran diversidad de tareas.

El modelo de Goleman: Inteligencia Emocional -


Daniel Goleman
Daniel Goleman y la Inteligencia emocional- Definición.

La publicación de Emotional
Intelligence de Daniel Goleman (1995) significa una difusión sin precedentes de un
concepto que hasta entonces había pasado desapercibido. Este libro se convierte en un
best seller en muchos idiomas. A partir de mediados de los noventa, la inteligencia
emocional es un tema de interés general por parte de la sociedad, de tal forma que
empiezan a aparecer artículos (primero en revistas de divulgación y después en las
científicas) y libros sobre el tema. Para Goleman (1995: 43-44) la inteligencia
emocional consiste en:

1) Conocer las propias emociones: El principio de Sócrates "conócete a ti mismo" se


refiere a esta pieza clave de la inteligencia emocional: tener conciencia de las propias
emociones; reconocer un sentimiento en el momento en que ocurre. Una incapacidad en
este sentido nos deja a merced de las emociones incontroladas.
2) Manejar las emociones: La habilidad para manejar los propios sentimientos a fin de
que se expresen de forma apropiada se fundamenta en la toma de conciencia de las
propias emociones. La habilidad para suavizar expresiones de ira, furia o irritabilidad es
fundamental en las relaciones interpersonales.
3) Motivarse a sí mismo: Una emoción tiende a impulsar hacia una acción. Por eso,
emoción y motivación están íntimamente interrelacionados. Encaminar las emociones, y
la motivación consecuente, hacia el logro de objetivos es esencial para prestar atención,
automotivarse, manejarse y realizar actividades creativas. El autocontrol emocional
conlleva a demorar gratificaciones y dominar la impulsividad, lo cual suele estar
presente en el logro de muchos objetivos. Las personas que poseen estas habilidades
tienden a ser más productivas y efectivas en las actividades que emprenden.
4) Reconocer las emociones de los demás: Un don de gentes fundamental es la empatía,
la cual se basa en el conocimiento de las propias emociones. La empatía es la base del
altruismo. Las personas empáticas sintonizan mejor con las sutiles señales que indican
lo que los demás necesitan o desean. Esto las hace apropiadas para las profesiones de la
ayuda y servicios en sentido amplio (profesores, orientadores, pedagogos, psicólogos,
psicopedagogos, médicos, abogados, expertos en ventas, etc.).
5) Establecer relaciones: El arte de establecer buenas relaciones con los demás es, en
gran medida, la habilidad de manejar las emociones de los demás. La competencia
social y las habilidades que conlleva, son la base del liderazgo, popularidad y eficiencia
interpersonal. Las personas que dominan estas habilidades sociales son capaces de
interactuar de forma suave y efectiva con los demás.

Características de la competencia emocional


La competencia emocional (a veces en plural: competencias emocionales) es un
constructo amplio que incluye diversos procesos y provoca una variedad de
consecuencias. Se puede entender la competencia emocional como el conjunto de
conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para comprender,
expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales.
Entre las competencias emocionales se pueden distinguir dos grandes bloques: a)
capacidades de autorreflexión (inteligencia intrapersonal): identificar las propias
emociones y regularlas de forma apropiada; b) habilidad de reconocer lo que los demás
están pensando y sintiendo (inteligencia interpersonal): habilidades sociales, empatía,
captar la comunicación no verbal, etc.
Algunos autores (Salovey y Sluyter, 1997: 11) han identificado cinco dimensiones
básicas en las competencias emocionales: cooperación, asertividad, responsabilidad,
empatía, autocontrol. Este marco es coherente con el concepto de inteligencia
emocional: autoconciencia emocional, manejo de las emociones, automotivación,
empatía, habilidades sociales.
Actualmente las competencias emocionales se consideran un aspecto importante de las
habilidades de empleabilidad. En el mundo laboral se acepta que la productividad
depende de una fuerza de trabajo que sea emocionalmente competente (Elias et al.,
1997: 6; Goleman, Boyatzis y McKee, 2002).
Diversas propuestas se han elaborado con la intención de describir las competencias
emocionales. Entre las aportaciones más recientes están las de Graczyk et al. (2000),
Payton et al. (2000), Saarni (1997, 2000), Casel (www.casel.org), etc.
Por nuestra parte, recogiendo las propuestas anteriores y a partir del marco teórico sobre
la educación emocional (Bisquerra, 2000), vamos a considerar la siguiente
estructuración de las competencias emocionales.
1. Conciencia emocional
Capacidad para tomar conciencia de las propias emociones y de las emociones de los
demás, incluyendo la habilidad para captar el clima emocional de un contexto
determinado.
1.1.
Toma de conciencia de las propias emociones: capacidad para percibir con precisión los
propios sentimientos y emociones; identificarlos y etiquetarlos. Esto incluye la
posibilidad de estar experimentando emociones múltiples. A niveles de mayor madurez,
conciencia de que uno puede no ser consciente de los propios sentimientos debido a
inatención selectiva o dinámicas inconscientes.
1.2.
Dar nombre a las propias emociones: Habilidad para utilizar el vocabulario emocional y
los términos expresivos habitualmente disponibles en una cultura para etiquetar las
propias emociones.
1.3.
Comprensión de las emociones de los demás: capacidad para percibir con precisión las
emociones y perspectivas de los demás. Saber servirse de las claves situacionales y
expresivas (comunicación verbal y no verbal) que tienen un cierto grado de consenso
cultural para el significado emocional. Capacidad para implicarse empáticamente en las
experiencias emocionales de los demás.
2. Regulación emocional
Capacidad para manejar las emociones de forma apropiada. Supone tomar conciencia de
la relación entre emoción, cognición y comportamiento; tener buenas estrategias de
afrontamiento; capacidad para autogenerarse emociones positivas, etc.
2.1.
Tomar conciencia de la interacción entre emoción, cognición y comportamiento: los
estados emocionales inciden en el comportamiento y éstos en la emoción; ambos
pueden regularse por la cognición (razonamiento, conciencia).
2.2.
Expresión emocional: capacidad para expresar las emociones de forma apropiada.
Habilidad para comprender que el estado emocional interno no necesita corresponder
con la expresión externa, tanto en uno mismo como en los demás. En niveles de mayor
madurez, comprensión de que la propia expresión emocional puede impactar en otros, y
tener esto en cuenta en la forma presentarse a sí mismo.
2.3.
Capacidad para la regulación emocional: los propios sentimientos y emociones deben
ser regulados. Esto incluye autocontrol de la impulsividad (ira, violencia,
comportamientos de riesgo) y tolerancia a la frustración para prevenir estados
emocionales negativos (estrés, ansiedad, depresión), entre otros aspectos.
2.4.
Habilidades de afrontamiento: Habilidad para afrontar emociones negativas mediante la
utilización de estrategias de auto-regulación que mejoren la intensidad y la duración de
tales estados emocionales.
2.5.
Competencia para auto-generar emociones positivas: capacidad para experimentar de
forma voluntaria y consciente emociones positivas (alegría, amor, humor, fluir) y
disfrutar de la vida. Capacidad para auto-gestionar su propio bienestar subjetivo para
una mejor calidad de vida.
3. Autonomía personal (autogestión)
Dentro de la autonomía personal se incluyen un conjunto de características relacionadas
con la autogestión personal, entre las que se encuentran la autoestima, actitud positiva
ante la vida, responsabilidad, capacidad para analizar críticamente las normas sociales,
la capacidad para buscar ayuda y recursos, así como la autoeficacia emocional.
3.1.
Autoestima: tener una imagen positiva de sí mismo; estar satisfecho de sí mismo;
mantener buenas relaciones consigo mismo.
3.2.
Automotivación: capacidad de automotivarse e implicarse emocionalmente en
actividades diversas de la vida personal, social, profesional, de tiempo libre, etc.
3.3.
Actitud positiva: capacidad para automotivarse y tener una actitud positiva ante la vida.
Sentido constructivo del yo (self) y de la sociedad; sentirse optimista y potente
(empowered) al afrontar los retos diarios; intención de ser bueno, justo, caritativo y
compasivo.
3.4.
Responsabilidad: intención de implicarse en comportamientos seguros, saludables y
éticos. Asumir la responsabilidad en la toma de decisiones.
3.5.
Análisis crítico de normas sociales: capacidad para evaluar críticamente los mensajes
sociales, culturales y de los mass media, relativos a normas sociales y comportamientos
personales.
3.6.
Buscar ayuda y recursos: capacidad para identificar la necesidad de apoyo y asistencia y
saber acceder a los recursos disponibles apropiados.
3.7.
Auto-eficacia emocional: capacidad de auto-eficacia emocional: el individuo se ve a sí
mismo que se siente como se quiere sentir. Es decir, la auto-eficacia emocional significa
que uno acepta su propia experiencia emocional, tanto si es única y excéntrica como si
es culturalmente convencional, y esta aceptación está de acuerdo con las creencias del
individuo sobre lo que constituye un balance emocional deseable. En esencia, uno vive
de acuerdo con su «teoría personal sobre las emociones» cuando demuestra auto-
eficacia emocional que está en consonancia con los propios valores morales.
4. Inteligencia interpersonal
La inteligencia interpersonal es la capacidad para mantener buenas relaciones con otras
personas. Esto implica dominar las habilidades sociales, capacidad para la
comunicación efectiva, respeto, actitudes pro-sociales, asertividad, etc.
4.1.
Dominar las habilidades sociales básicas: escuchar, saludar, despedirse, dar las gracias,
pedir un favor, pedir disculpas, actitud dialogante, etc.
4.2.
Respeto por los demás: intención de aceptar y apreciar las diferencias individuales y
grupales y valorar los derechos de todas las personas.
4.3.
Comunicación receptiva: capacidad para atender a los demás tanto en la comunicación
verbal como no verbal para recibir los mensajes con precisión.
4.4.
Comunicación expresiva: capacidad para iniciar y mantener conversaciones, expresar
los propios pensamientos y sentimientos con claridad, tanto en comunicación verbal
como no verbal, y demostrar a los demás que han sido bien comprendidos.
4.5.
Compartir emociones: conciencia de que la estructura y naturaleza de las relaciones
vienen en parte definidas por: a) el grado de inmediatez emocional o sinceridad
expresiva; y b) el grado de reciprocidad o simetría en la relación. De esta forma, la
intimidad madura viene en parte definida por el compartir emociones sinceras, mientras
que una relación padre-hijo puede compartir emociones sinceras de forma asimétrica.
4.6.
Comportamiento pro-social y cooperación: capacidad para aguardar turno; compartir en
situaciones diádicas y de grupo; mantener actitudes de amabilidad y respeto a los
demás.
4.7.
Asertividad: mantener un comportamiento equilibrado, entre la agresividad y la
pasividad; esto implica la capacidad para decir «no» claramente y mantenerlo, para
evitar situaciones en las cuales uno puede verse presionado, y demorar actuar en
situaciones de presión hasta sentirse adecuadamente preparado. Capacidad para
defender y expresar los propios derechos, opiniones y sentimientos.
5. Habilidades de vida y bienestar
Capacidad para adoptar comportamientos apropiados y responsables de solución
de problemas personales, familiares, profesionales y sociales. Todo ello de cara a
potenciar el bienestar personal y social.
5.1.
Identificación de problemas: capacidad para identificar situaciones que requieren una
solución o decisión y evaluar riesgos, barreras y recursos.
5.2.
Fijar objetivos adaptativos: capacidad para fijar objetivos positivos y realistas.
5.3.
Solución de conflictos: capacidad para afrontar conflictos sociales y problemas
interpersonales, aportando soluciones positivas e informadas a los problemas.
5.4.
Negociación: capacidad para resolver conflictos en paz, considerando la perspectiva y
los sentimientos de los demás.
5.5.
Bienestar subjetivo: capacidad para gozar de forma consciente de bienestar subjetivo y
procurar transmitirlo a las personas con las que se interactúa.
5.6.
Fluir: Capacidad para generar experiencias óptimas en la vida profesional, personal y
social.

Rafel Bisquerra

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