Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Autor: J. I. Villamizar
Fecha: Octubre de 2018
los años 1910 y 1930, en Venezuela, marcaron un hito en su historia. Se han destacado,
especialmente, aquellas que pertenecieron a los movimientos de 1918 y 1928, cuyos exponentes
ya han pasado a clasificarse como “Generación del 18” y “Generación del 28”, respectivamente.
Los poetas de esta época promovieron el abandono del canon modernista y los residuos del
Uno de esos casos, sin embargo, ha sido catalogado como producto de un tiempo de
transición: Antonio Arráiz, quien se distinguió del resto de los poetas venezolanos
La obra más conocida de este poeta barquisimetano, publicada en el año 1924 y titulada
versos se aprecia, primeramente, un lenguaje de tinte “(…) extraño y primitivo, como si fuera
hablado por gentes rudas” (Garmendia, 1923. En Zambrano, 1993: 2). Y es que, desde sus
inicios, Arráiz había preferido irse por un camino distinto al que dictaba la tradición del
momento. En lugar de desarrollar una afición por las salidas nocturnas y los bares, se había
dedicado a actividades como los deportes y a lecturas menos recurrentes como las del
las influencias del modernismo y el simbolismo y se esforzaban por imprimir delicados matices
en sus obras (Uslar Pietri, 1939. En Arráiz, 1987), Antonio Arráiz surgió con un interés particular
1
en las raíces indígenas del continente americano (posiblemente influenciado por la cultura
norteamericana del lejano oeste), y para ello trabajó con una forma bastante hosca en relación a
aborigen, los impulsos vitales, la naturaleza [y] cierto prestigio bárbaro y viril” (Zona Franca,
1968. En Zambrano, 1993: 3). Adicionalmente, se considera que la escasa rima de sus poemas
No obstante, la importancia que hoy en día juega esta obra se debe, no sólo a las rupturas
estilísticas que motivó, sino también a la repercusión que tuvo en cuanto a la definición de la
identidad americana y venezolana. Es uno de los primeros intentos que surgen dentro de nuestras
fronteras por vincular la literatura con la esencia del pueblo americano y promover el desarrollo
de una conciencia colectiva crítica dentro del marco de los acontecimientos sociopolíticos del
régimen de Juan Vicente Gómez, quien, principalmente, marcó el paso definitivo de la Venezuela
Ya en este punto se advierte, entonces, las relaciones metapoéticas que aparecen dentro de
la obra. El título, “Áspero”, cumple una función metapoética que habla de su forma poco
trabajada y un contenido donde lo tosco, lo animal y las actitudes más primitivas del hombre
Dentro de estas dinámicas que se establecen en las páginas del poemario, se destaca un
Aunque, en las primeras páginas, el poema titulado “América” abre el repertorio con un
canto nostálgico, su papel no trasciende más allá de ubicar al lector dentro de los intereses del
2
autor, es decir, trasladarse a una América “sin españoles y sin cristianismo” (“América”. Áspero.
Es verdad que, en principio, el marco temático surge por una añoranza y una noción de
paraíso perdido que pudieran estar vinculadas con el concepto de indianismo, pero ese traslado
que hace Arráiz hacia la América primitiva no sólo parte desde la visión extranjera del mestizo,
sino que además revive la esencia del indio en toda su majestuosidad y plenitud; se trata
(Condori, 2010).
poema propuesto. “Exaltación”, pues, parte de lo que podría considerarse un llamado a una
Lenguaje mío:
conviértete en loco tropel
al decir la exaltación.
(“Exaltación”. Áspero. En Obra poética. Antonio Arráiz, 1987. Rafael Arráiz Lucca).
A partir de este momento, comienza una proliferación de tropos y figuras retóricas como
3
detrás del paso de bueyes isócronos,
mientras el sol recorría el espacio.
4
me caiga!
Como un titán extrahumano,
soportaré todos los dolores humanos,
saborearé todos los goces humanos.
¡Cómo me horroriza
la insensibilidad de las rocas!
(“Exaltación”. Áspero. En Obra poética. Antonio Arráiz, 1987. Rafael Arráiz Lucca).
hombre guerrero, aquel que por sus hazañas se siente en el derecho de disponer de todo cuando
de los héroes clásicos (en especial, héroes como Héctor y Menelao). Pero la voz poética se sitúa
En la tercera se establece una comparación con el hombre de oficio, aquel que pone su
energía y pasión en el trabajo. Se refiere, en particular, al agricultor, ese individuo que jugó un
estrofa se pone en dialogismo con el vigésimo sexto poema de la compilación, titulado “El
civilizado”, donde conviven dos hombres pertenecientes a dos momentos históricos totalmente
obra, pues introduce, de forma críptica, al hombre de ciencia, el hombre que ha osado
desentrañar el sentido del mundo en el que vive y que ha buscado conocer todas sus causas y
5
consecuencias, poniéndose por encima de la deidad. La voz poética encuentra una reafirmación
de la vida en esta búsqueda de la verdad, y él quiere estar por encima de ese nivel.
Quiere estar por encima de los dioses, de esa figura que dese los inicios de la civilización
ha sometido al hombre de alguna u otra forma; se quiere liberar de esa opresión; quiere
El canto de “Exaltación” es, sobre todo, un grito de guerra, una advertencia que marcará
la pauta para el resto de los poemas de Áspero. Es un viento huracanado que mece “tres mil
quinientas palmeras” y provoca que el mar grite sus “quejidos lujuriosos”. Es aquí donde podrían
estar implícitas las fuerzas de la pasión, un indicador de que el tema del amor es un punto clave
en esta obra de Arráiz, y que forma parte de las necesidades del hombre primitivo americano.
La onceava estrofa nuevamente pone a la voz poética por encima de la deidad, y esto
podría estar en relación con la concepción materialista del mundo, según la cual es el hombre
1841). Sin embargo, lo relevante de esta referencia es que “Exaltación” se trata de un ímpetu con
el que el hombre quiere hacerlo todo y vivirlo todo, por encima de todo, a la manera de un ser
superior.
Es necesario destacar que esa vitalidad que transmite el poema viene dada por la
mucho más violento, imperativo, y se genera la ilusión de una imposición por parte de la voz
poética. El ejemplo más claro lo conforma la sucesión del adverbio “más”, la conjunción “que” y
6
Vale mencionar que existe un empleo sutil de otros recursos como el hipérbaton y la
palabras de los enunciados, y en este caso se puede evidenciar en construcciones como: “Más
aún que los dioses yo quiero vivir”, donde claramente se ha recurrido a esta herramienta con el
la oración. Casos similares se encuentran en enunciados como: “Grita el mar sus roncos
quejidos lujuriosos” o “Un revuelo de albas palomas”, donde el atributo, en lugar de situarse
mar sus roncos quejidos lujuriosos”, donde el proceso “gritar”, netamente animal, está siendo
asociado con una entidad absolutamente desprovista de esta capacidad. Un ejemplo afín podría
Ahora bien, en esa misma línea conceptual, se presenta una segunda parte del poema
dolor:
Sin embargo,
con mi ingenua alegría,
con mi franco entusiasmo,
acojo el dolor.
7
chuparé.
¡Oh, Señor!
Con tu mano fatal
los más duros obstáculos
oponme a mi paso.
De modo
que mi paso,
acostumbrado a salvarlos,
se haga más firme y alado.
¡Oh, Señor!
Que la lucha sin tregua,
la miseria,
el desengaño inclemente,
como dogos de blancos colmillos,
se me planten al frente.
Me siento con fuerzas,
con este sublime valor inicial
para enfrentarme a cada nueva derrota
con nuevo entusiasmo.
¡Oh, Señor!
Y que caiga
de bruces contra la tierra, muerto,
cuando aún la meta esté ante mis ojos
como un espejismo divino
que hasta el segundo final
sostuvo en mi pecho el deseo de luchar.
(“Exaltación”. Áspero. En Obra poética. Antonio Arráiz, 1987. Rafael Arráiz Lucca).
Podemos inquirir que en esta segunda parte la exaltación ha adquirido un tono un tanto
más pesimista, sin embargo se trata de una aspiración de fortaleza. Quien canta plantea que sólo
a través del dolor y la adversidad el hombre es capaz de alcanzar su máximo potencial, y por eso
8
le pide a Dios que le atraviese todos los obstáculos posibles en su camino, y que al final muera
la resistencia y todos esos atributos estereotípicos del hombre salvaje. Asimismo pareciera que
hay una intención de martirizarlo, sobre todo en los últimos versos, donde se desea la llegada de
dentro de los marcos del ambiente sociopolítico de la Venezuela de Arráiz, podría tratarse de un
medio para honrar la memoria de todos los que lucharon por la libertad del país.
lucha de los venezolanos contra el régimen de Juan Vicente Gómez. Plantearía que cada hombre
estuvo sometido a las más atroces penas y contradicciones pero que, justamente por eso, es digno
de recordar y respetar.
Nuevamente, nos encontramos ante el empleo de figuras retóricas y tropos que enfatizan
el afán de la voz poética. La anáfora vuelve a aparecer con la repetición de sustantivos como
furioso deleite morderé en el centro del pecho del dolor”, con el que no sólo se manifiesta un
ciclo de reiteradas alusiones a heridas en el pecho (también en poemas como “La lanza”, “La
muerte” o “El hermano muerto”), sino que además se aprecian figuras como el hipérbaton, que
altera el orden usual del circunstancial “con furioso deleite”. Un caso parecido yace en la oración
“Que la lucha sin tregua, la miseria, el desengaño inclemente, como dogos de blancos colmillos
La prosopopeya también aparece en esta segunda parte del poema, y sintagmas como
9
inmateriales (conceptos). En esta ocasión, el propósito de tal asociación podría venir del empeño
Sin duda alguna se puede afirmar que estos poemas constituyen la base sobre la que se
resto de los poemas, como por ejemplo la ausencia de rima consonante, el uso recurrente de la
anáfora, la hipérbole, el polisíndeton, el hipérbaton y, por supuesto, las metáforas y símiles, sino
Este tipo de relación se explica con el concepto de ars poetica, planteado por muchos
autores desde Aristóteles, en su Poética, Horacio en su Epístola a los Pisones, y hasta Borges en
principios, uno de ellos es el canon de verosimilitud, y el otro, el de exactitud, con los cuales la
Por otro lado, Monsalve (2013) considera que la idea de ars poetica está vinculada con la
metapoesía, y que se trata de “(…) plasmar la esencia de la poesía descrita en el poema” (s/p).
Otros autores afirman que, más allá de esta especie de síntesis, un ars poetica debe contener
avisos, reglas y parámetros que conduzcan la lectura de la obra, y en casos extremos, debe
Aparecen entonces ejemplos como “El hermano muerto”, donde la voz poética resiste el
10
y ondea negramente.
(“El hermano muerto”. Áspero. En Obra poética. Antonio Arráiz, 1987. Rafael Arráiz Lucca).
(“El hermano muerto”. Áspero. En Obra poética. Antonio Arráiz, 1987. Rafael Arráiz Lucca).
habla del castellano como una lengua extranjera, por lo que inmediatamente remitimos a la
América precolombina e intuimos que ese hermano muerto no es cualquier hombre sino un
frontal del hombre, es el que contiene toda la esencia de su virilidad, se opone a los senos de la
En el poema “La muerte” se repite la alusión al pecho y se opone a la espalda, siendo éste
11
Y algún día,
que me llegue la muerte también (…)
La herida,
que la tenga en el pecho,
en la cara, en la frente,
pero nunca en la espalda.
(“La muerte”. Áspero. En Obra poética. Antonio Arráiz, 1987. Rafael Arráiz Lucca).
El extracto nos permite distinguir, por un lado, el mismo deseo de morir que se manifiesta
en la última estrofa de la segunda parte de “Exaltación”, y por el otro lado, la admiración hacia el
pecho, en vez de la espalda, que puede estar motivada en este caso por una relación de valentía-
masculina como la que porta la fuerza y el poder de la acción, en contraparte con la femenina,
que es retratada en un rol más bien receptivo. Pero también se encuentra una alusión a esos
Cuando
vengan las tempestades
tú te acurrucarás a mi amparo
temblando
y yo seré una torre.
Yo no tengo que amarte, mujer;
venceré los obstáculos
y tú me seguirás
y me darás la blancura de tu cuerpo
y tu amor.
(“Ancestral”. Áspero. En Obra poética. Antonio Arráiz, 1987. Rafael Arráiz Lucca).
12
La juventud es otro de los atributos resaltados a lo largo del poemario, y en el caso de
Todos somos
alados, aéreos,
primaverales,
inquietos,
ligeros de cuerpos,
ligeros de alma,
ligeros como risa,
ligeros como alegría,
ligeros como un espíritu burlón,
un espíritu ligero, burlón e inquieto.
(“Baile”. Áspero. En Obra poética. Antonio Arráiz, 1987. Rafael Arráiz Lucca).
Se trata de ese carácter divino que pretende alcanzar quien canta en “Exaltación”, y que
En el poema “Apenas” se hace presente, una vez más, esa vitalidad asociada con lo
13
Un hombre que ve y huele y gusta.
Un hombre que corre y grita y come.
Y, ¿sabes?,
éste es todo mi orgullo.
(“Apenas”. Áspero. En Obra poética. Antonio Arráiz, 1987. Rafael Arráiz Lucca).
Vale destacar que en el presente extracto es muy evidente una de las herramientas que, a
falta de rima consonante, Arráiz emplea para proporcionarle musicalidad a sus versos y estrofas:
sintácticas,contribuye a la creación de ritmos. Véase: “Un hombre...”, “Y, ¿sabes?”, “éste es todo
mi orgullo”, etc.
Ahora bien, es imprescindible tomar en cuenta el poema titulado “Debilidad”, pues platea
Amigo:
es verdad todo eso que dices.
Pero ahora
vete y déjame solo
llorar.
Solo, aquí.
Tembloroso y humilde y pequeño,
Solo, frente a la noche inmensa,
frente al bosque sin nombre,
frente a Dios.
Solo, humilde y pequeño.
14
No me vengas con mis propias teorías.
Y déjame,
con el rostro en las manos,
sordamente
suavemente
solo, solo,
llorar...
(“Debilidad”. Áspero. En Obra poética. Antonio Arráiz, 1987. Rafael Arráiz Lucca).
Vemos, pues, que se presenta un abatimiento extremo. Pareciera que la voz poética se
estuviera enfrentando a su obstáculo más difícil. No está claro si se trata de un mal de amor, la
muerte, etc., pero ha sido lo suficientemente intenso como para hacerlo rechazar sus
convicciones, las apuntadas en “Exaltación” (y con ello, toda la naturaleza de la obra). De hecho,
pareciera que cuando dice: “No me vengas con mis propias teorías...”, se estuviera refiriendo
paradójicamente a él mismo, es decir, la voz que canta; con lo cual nos encontraríamos ante un
Todo lo anterior constituye el corpus de los ejemplos más evidentes que corroboran la
afirmación sobre “Exaltación” como el ars poetica de Áspero. El resto de los poemas aportan
referencias menores y realmente serían redundantes para los propósitos de este estudio.
Retomando brevemente, los tópicos que se abordan en ellos son, según Zambrano (1993),
la naturaleza, en analogía con la historia del hombre natural, y el amor, en sus variantes de: amor
a la tierra, amor a la mujer, amor a los hermanos de raza, etc. Ellos no son más que
manifestaciones de esa vida que tanto anhela la voz poética en “Exaltación”, y son, además,
expresiones del hombre primitivo, que se domina por sus instintos y hambres materiales (Sucre,
15
Guillermo Sucre considera que, si bien Arráiz evoca este modo de vida primitiva y parece
reflejar un deseo de volver a ella, su interés real está es en promover la comprensión de los
valores y conductas que forjaron al americano y que, por supuesto, cimentaron el imaginario del
Como se mencionó al principio, Áspero podría haber sido concebida con el propósito de
recordarle al venezolano de principios del siglo XX de dónde venía, y advertirle que el curso de
los hechos desencadenados por la dictadura de Juan Vicente Gómez acabaría en la pérdida de la
identidad y la prosperidad.
Podría incluso haber influenciado a otros artistas a recuperar esa esencia de la identidad
americana mediante sus respectivas obras, como el artista plástico y abogado: Pedro Centeno
una relación intertextual con la obra de Arráiz, pues muchas (como Fecundidad, 1942-43)
abarcan esa visión indigenista de Áspero y denotan una valoración de las virtudes masculinas.
Después de repasar cada uno de sus versos, no es de extrañar que este poemario haya
latinoamericana, con un manejo increíblemente ingenioso del lenguaje en función del contenido.
Una obra como esta tenía que ser áspera, informe, violenta y libre como el mundo de que era
16
REFERENCIAS
Arráiz, R. (1987). Obra poética. Antonio Arráiz (1a edición). Caracas: Monte Ávila.
Homero ([ca. s. VIII a. C.] 2003). Ilíada (31a ed). Madrid: Espasa.
Kilpatrick, R. (1990). The poetry of criticism. Alberta: The University of Alberta Press.
Wiegers, M. (Ed.) (2013). This art: poems about poetry. Washington: Copper Canyon Press.
17