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CINE Y TV

Las interesantes implicaciones


filosóficas de Black Mirror (3era
temporada)
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Juan Carlos Orellana - Nov 18, 2016 - 20:58 (CET)

La tecnología es peligrosa si no se comprenden bien sus capacidades.


Este ha sido un tema de constante debate entre muchos filósofos.

Black Mirror - Netflix


Por lo general, el mundo de la televisión no es muy filosófico que
digamos. Plazos exigentes, productores agobiados y un presupuesto
apretado: factores que condicionan el darle prioridad a contar
historias más simples y directas. En contraposición, el cine
filosófico necesita paciencia para ser realizado con éxito, algo
incompatible para el ritmo vertiginoso de la televisión.

Sin embargo, existen excepciones. Black Mirror es el máximo


exponente en el ámbito de abordar temas filosóficos en la televisión.
Su creador, Charlie Brooker, es un brillante guionista; experto en crear
distopías muy cercanas a la realidad que vivimos actualmente.

La tercera temporada de Black Mirror se estrenó en Netflix el veintiuno de


octubre de este año, y desde entonces ha sorprendido a muchos por su
increíble calidad. Aunque las implicaciones filosóficas de la serie no
han sido estudiadas a profundidad, hasta ahora. A continuación
analizaremos el trasfondo filosófico del show, concentrándonos en los
episodios Nosedive (3x01), San Junipero (3x04) y Men Against
Fire (3x05). Los otros tres también son interesantes, pero tienen un estilo
diferente, no tan concentrados en los temas que interesan para este
artículo.

Nosedive (3x01)

Netflix
Thomas Hobbes fue uno de los filósofos más importantes del siglo XVII.
En su libro, Leviathan, describe la razón del surgimiento del Estado.
Hobbes afirma que, antes de que se instituyera el primer Gobierno, existía
un "estado de naturaleza", un mundo en que cada individuo se valía por sí
mismo. Los humanos vivían en una guerra constante todos contra
todos y cada uno hacía lo necesario para sobrevivir, por atroz que
fuera. No existía el orden y la vida solía ser precaria y brutal.

En medio de este caos, la humanidad decide construir el Estado: un


órgano regulador que mantenga el orden, proteja a los que necesiten
protección y haga cumplir una serie de leyes imprescindibles para el
desarrollo pacífico de la sociedad.

Los ilustradores del siglo XVII tenían cero imaginación.


Esto implica que la naturaleza del hombre es egoísta y es necesario
un Estado que lo controle. En Nosedive, todos los humanos actúan
como perros amaestrados. Son forzados a mantener una falsa cortesía
constante para evitar ser mal calificados. Al final del episodio vemos como
Lacie, cuando por fin se encuentra fuera de dicho sistema de puntuación,
insulta con todo al hombre de la celda de enfrente, el cual hace lo
mismo. Lo que significa que, libres de la influencia social, en el
momento que pueden actuar como quieran, revelan su verdadero ser.

La situación planteada se corresponde con cómo Ludovico Silva define el


concepto de ideología: “sistema de representaciones, creencias y
valores inconscientemente impuestas a los hombres en las relaciones
sociales de la producción que en su mente funcionan como ídolos”.
Los habitantes de la distopía expuesta en Nosedive viven de esa forma.
Participan voluntariamente en sus propios procesos de opresión. Modelan
sus vidas alrededor de una estructura artificial que se encarga de
determinar el valor de cada humano a través de actos superficiales.

Sócrates proponía establecer un sistema similar al de Nosedive en "La


República". Su idea consistía en sembrar una "mentira piadosa" en la
mente de los ciudadanos. Esta establecía que existen hombres de tres
clases: los que en su alma llevan bronce, los que portan plata y los
que cargan oro. Así la sociedad se dividía en tres: artesanos, guardianes y
gobernantes respectivamente. Esto evitaba que los habitantes se
revelaran ya que consideraban válida la superioridad de las clases
superiores.
La verdadera cara de la opresión.
En el episodio no detallan la manera en que el Estado está estructurado,
pero podemos supnerlo a partir de una importante escena. Cuando Lacie
comienza su penosa odisea en el aeropuerto, el policía que penaliza a la
protagonista tiene una especie de tablet especial con la que es capaz
de manipular el puntaje de los ciudadanos. Todos los demás
personajes poseen el mismo teléfono celular, excepto este hombre.

Ahora, ¿cómo viven los policías en ese mundo? No podrían ser calificados
de la misma forma que todos los demás, ya que siempre estarían
rondando los más bajos puntajes por razones obvias. Deben
desempeñarse en una estructura social separada, justo como
describía Platón en La República. Los "guardianes" vivían alejados de la
sociedad. No podían manipular dinero ni tener propiedades, vivían en
comunidad y eran los mejor educados.

Por lo que hemos dicho hasta ahora, parece que este sistema de
puntuación es utilizado por los dirigentes políticos de la sociedad como
mecanismo de control de poblaciones. Es tan efectivo como los
métodos analgésicos utilizados en la novela "Un mundo feliz" de
Aldous Huxley. Técnicas inofensivas en la superficie que esconden una
serie de propósitos bizarros.

A Huxley seguro le habría aterrorizado ver sus ideas realizadas en esta


serie.
Como referencias extras, es importante señalar que la actitud que
mantienen los personajes de Nosedive con sus conciudadanos ignora por
completo uno de los imperativos categóricos de Immanuel Kant. Este
enuncia que debemos tratar a los demás como fines en si mismos, no
como medios, simples herramientas para un fin.

Lacie hace esto con su "amiga" Naomie. Finge que esta última le cae
bien para poder subir su puntuación y obtener la nueva casa que
desea. Naomie hace lo mismo con ella, utilizándola como muestra de
antigua amistad con seres ahora considerados inferiores.
Es más, todos en ese universo se tratan así unos a otros. El prójimo pasa
de ser otro ser humano igual a nosotros, a meras posibilidades de
sacar provecho a través de valoraciones sociales efímeras. La
humanidad entera pierde su identidad como todo y se fragmenta en
pequeñas partes egoístas y frívolas. Una ilusión de sociedad, con el único
objetivo de evitar que los individuos se maten entre ellos.

San Junipero (3x04)

"Cuando uno extraña un lugar lo que realmente extraña es la época que


corresponde a ese lugar. No se extrañan los sitios sino los tiempos". —
Jorge Luis Borges.

La pregunta "¿hay vida después de la muerte?" suena algo estúpida a


simple vista. Equivaldría a preguntar ¿hay más película después del final
de la película? Pues obvio que no. Sin embargo, la humanidad siempre ha
querido trascender su existencia y ser inmortal, de una manera u otra.

Black Mirror responde a esta interrogante de manera maravillosa. Ya el


hombre no se pregunta si es posible algún abstracto paraíso
metafísico, sino que lo construye con su ingenio. La supremacía de la
humanidad frente a todas las demás especies animales queda clara. Algo
que dejaría encantados a Ayn Rand y Friedrich Nietzsche, ambos
partidarios del enorme potencial del hombre para manejar su
entorno.

Ninguna otra especie podría mantener un bigote tan cool.


El final de San Junipero puede interpretarse como feliz y positivo, a favor
del amor y demás, pero pensamos que esta no era la intención de Charlie
Brooker. Vemos como Kelly y Yorkie manejan felices hacia el horizonte,
pero es imposible que esas dos sean Kelly y Yorkie.
La conciencia humana es un fenómeno extremadamente complejo,
estudiado a fondo por filósofos y científicos por igual. Lo que sucede en
San Junipero nos retrotrae a la famosa pregunta de ¿las personas son
cerebros? ¿Las experiencias subjetivas de la realidad pueden
reducirse a simples impulsos eléctricos? Pues, no podemos contestar
con seguridad ninguno de esos interrogantes. Pero, luego de unos
minutos de reflexión lógica, la respuesta para ambas parece ser un
rotundo no.

Filósofos como Martin Heidegger han estudiado el fenómeno de la


conciencia, tratando de descubrir cómo se genera y de qué manera nos
permite percibir lo que nos rodea. Más recientemente, el neurólogo
Raymond Tallis ha delineado una posible respuesta a esto.

Volviendo a Kelly y a Yorkie, por lo que sabemos hasta ahora, sería


imposible que una computadora pudiera recrear a la perfección el ser de
cada una de ellas. Las verdaderas Kelly y Yorkie murieron antes del
final del capítulo. A quienes vemos tan felices en San Junipero son,
en realidad, representaciones incompletas de sus personalidades y
esencias. Más similares a personajes programados de un videojuego que
a personas reales. En pocas palabras, ambas creen que van a vivir para
siempre en la plataforma virtual, pero lo que pasa en realidad es que ellas
mueren y luego vemos a sus versiones digitales tomar su lugar. No son
verdaderamente ellas, sino representaciones simples de lo que solían ser.

Aún peor, el servidor masivo que vemos al final, supuestamente cargado


de las conciencias de millones de personas, en verdad solo representa un
enorme universo de realidad virtual, habitado por representaciones
incompletas de seres humanos ya fallecidos. Algo que, si lo pensamos
bien, es uno de los aspectos más oscuros y bizarros de una serie tan
cargada de elementos de ese tipo.

El final feliz de San Junipero tampoco sería consistente con todos los
demás episodios de la serie. En su totalidad, los capítulos de Black
Mirror siempre acaban de manera perturbadora y deprimente; no
tendría sentido que solo San Junipero se salve de esta regla.

#NeverForget

Men Against Fire (3x05)


Muchos historiadores afirman que la historia del mundo se puede resumir
con la historia de las guerras. Desde el principio de los tiempos, los seres
humanos se han peleado por los recursos que ofrece el planeta: comida,
refugio, sexo, etc. Hasta el punto de que los conflictos bélicos parecen
estar escritos en nuestros genes.

Este capítulo de Black Mirror estudia los fenómenos correspondientes a la


otredad que suceden en las guerras. La otredad es la relación que
tenemos con otros seres, abarca todas las actitudes que ejercemos hacia
ellos, sean positivas o negativas. Claramente, en el episodio dichas
actitudes son bastante dañinas, tanto para los soldados como para las
apodadas "cucarachas".

Men Against Fire está inspirado en el libro del mismo nombre, escrito por
un ex-soldado. En él, S.L. A. Marshall, un veterano de la Primera Guerra
Mundial, explica que apenas uno de cada cuatro soldados disparaba
sus armas en la Segunda Guerra Mundial. Llegó a estas conclusiones a
través de una serie de entrevistas dudosas. Sus proposiciones suenan algo
ridículas considerando lo que sabemos ahora. Por dar un ejemplo, la
mayoría de los soldados que lucharon en la última Guerra Mundial
estaban más drogados que Snoop Dog en Jamaica. Por lo tanto, les era
mucho más fácil matar de esa manera que estando sobrios. Así pues,
no nos concentraremos en esta parte de las referencias.

Se verá muy cool y todo con sus medallas, pero su libro es basura.
La verdadera base de Men Against Fire se encuentra oculta. Es
representada principalmente por el personaje que esconde a las
"cucarachas" en su casa, Parn Heidekker. Parece ser el único individuo
que acepta y da refugio a los seres que el ejército persigue. El origen
de su apellido es fácil de averiguar, basta con buscar "Heidekker" en
Google y ver qué sale.
Por si les da pereza.
Todo queda más claro cuando lo relacionamos con el famoso filósofo
del siglo XX, Martin Heidegger. Otros detalles en la casa de Heidekker
lo confirman. Los varios crucifijos colgados en las paredes de su casa lo
acercan aún más al autor alemán, el cual estudió para ser cura en su
juventud y cuya filosofía parece partir de premisas cristianas.

En mil novecientos sesenta y seis, habían pasado aproximadamente dos


años desde que Estados Unidos decidió intervenir en la guerra de
Vietnam. Martin Heidegger asistió a una reunión de las Naciones
Unidas para leer su famosa "Carta sobre el humanismo", escrita dos
años después del fin de la Segunda Guerra Mundial. En ella, Heidegger
describía los fallos de las teorías humanistas, que al no lograr determinar
qué es un ser humano en sí, permitían desastres como el partido nazi,
tendencia política que el filósofo apoyó en su tiempo.

Cuando Heidegger se dio cuenta de que lo que estaba pasando en


Vietnam podría ser extremadamente peligroso para la humanidad en
general, decidió recordarle al mundo las condiciones que hacen
posible los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Sus argumentos
son trascendentes, ya que Heidegger vio todo desde dentro de Alemania
y del partido nazi.

Según Heidegger, los soldados americanos estaban actuando hacia los


vietnamitas como los nazis con los judíos. Reportes noticiosos
mostraban cómo los militares cometían todo tipo de abusos con los
civiles de Vietnam. Ya no los consideraban personas, por lo que no
sentían ningún tipo de culpa al tratarlos mal.

Cuando te comparan con los nazis de manera sensata, la señal es clara


sobre que debes cambiar tu conducta.
Cuando Stripe habla con el psicólogo militar, este último le pregunta si
sintió algún remordimiento al asesinar a las cucarachas que encontró en
casa de Heidekker. El protagonista responde que no y incluso sintió
algo de satisfacción al hacerlo.

La realidad de Stripe fue perturbada artificialmente por su máscara. En la


vida real, a los soldados les pasa lo mismo. Drogas, ideologías,
prejuicios, mentiras, adrenalina... son elementos que causan
genocidios y guerras brutales.

La trama de Men Against Fire también se equipara con una famosa


historia bíblica, la de Saulo de Tarso. Era un cazador de cristianos
brutal, no consideraba a sus presas como humanas, por eso le era tan fácil
aniquilarlos. Hasta que Jesucristo decide cegarlo con un rayo de Sol,
dejándolo ciego. Pasó tres días así hasta que Dios lo curó a través de
Ananías. Desde ese momento, Saulo se convirtió en el seguidor de Jesús
más empedernido. Fue bautizado con el nombre de Pablo y comenzó a
peregrinar la buena nueva por todo el territorio de Tarso y sus
alrededores. Su pasión llegó a tales extremos que la iglesia lo proclamó
santo.

Jesucristo es famoso por no andarse con jueguitos.


Como es característico de Black Mirror, la historia de Stripe no tiene un
final feliz, pero las similaridades con el relato de Saulo son imposibles de
ignorar.
Fue divertido analizar una serie tan compleja como Black Mirror. Si
quieren ver más artículos de este tipo en Hipertextual reaccionen con un
"me encanta" (corazoncito) a la publicación de este artículo en
Facebook.

Por último, como apenas voy por el tercer semestre de la carrera de


filosofía, me hubiera sido imposible darme cuenta de todas estas
referencias yo solo. Por eso acudí a Alyan González el sabio. Su ayuda
fue indispensable para la creación de este artículo. Pueden darle las
gracias, alabarlo o acosarlo si así lo desean, personalmente a través de su
Facebook o su Twitter.

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