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TECNICAS DE VALORACION DELA GERIATRIA INTEGRAL

es un proceso diagnóstico dinámico y estructurado que permite detectar y


cuantificar los problemas, necesidades y capacidades del anciano en las esferas
clínica, funcional, mental y social para elaborar basada en ellos una estrategia
interdisciplinar de intervención, tratamiento y seguimiento a largo plazo con el fin
de optimizar los recursos y de lograr el mayor grado de independencia y, en
definitiva, calidad de vida.

Posibilita el poder programar el plan de atención de Enfermería en cualquier nivel


de salud, y se podrá realizar en el hogar del paciente, en la consulta geriátrica y en
el hospital.

Incluye cuatro esferas: la clínica, la mental, la social y la funcional y la enferma


desempeña una función fundamental en las diferentes etapas de evaluación
geriátrica.

Valoración geriátrica integral (VGI)

La VGI se define como una evaluación multidisciplinaria e interdisciplinar que se


realiza en colaboración con diferentes disciplinas: médica, enfermera, social y
pueden intervenir otros profesionales como fisioterapeuta, psicólogo, terapeuta
ocupacional... en la cual se cuantifican y se detectan los problemas en la esfera
médica, funcional, mental y social del anciano para conseguir un plan racional y
coordinado del tratamiento y recursos asistenciales. Se utilizan instrumentos de
valoración estandarizados para ayudar a una cuantificación más exacta. Hay que
repetirla en el tiempo, constatar la evolución en estas esferas y los cambios, hecho
que le da el nombre de dinámica (4, 7, 13).

Beneficios de la VGI

Según Morris y Formiga, la VGI se recomienda realizar a todos los pacientes en


quien esta acción mejore la calidad asistencial, entendida como una actuación
adecuada, ecuánime, accesible, aceptable, eficaz y eficiente, con una continuidad
en la asistencia y satisfactoria tanto para el paciente como para el profesional
sanitario (4, 29). Los beneficios de utilizar una adecuada VGI están ampliamente
demostrados en la literatura (3, 29-32). Ver cuadro de los beneficios de la VGI.
La valoración geriátrica integral (VGI) es un instrumento que permite, dentro de la valoración
clínica del paciente adulto mayor, integrar los conocimientos de las esferas clínicas,
psicológicas, mentales y sociales, lo que faculta el obtener una visión amplia y clara del
contexto en que se encuentra el paciente, facilita el diagnóstico no solo de entidades
patológicas habituales, sino también el integrar a los síndromes geriátricos, lo que facilita la
distribución de tareas en un equipo multidisciplinario de atención al anciano y da una visión
clara de los objetivos del manejo con la intención de otorgar mejor calidad de vida.

Se ha visto que mientras más temprano, en el proceso de envejecimiento, se realice una VGI y
se puedan hacer planes multidisciplinarios para conservar la calidad de vida en forma global,
los éxitos de las intervenciones son mayores. Se ha determinado que un paciente geriátrico es
aquel que reúne 3 o más de los siguientes criterios:

1. Edad superior a los 60 años de edad (algunos consideran más de 75 años debido a las
expectativas de vida de cada país).

2. Presencia de múltiples patologías relevantes.

3. Presencia de enfermedad que posee características incapacitantes.

4. Existencia de enfermedad o proceso patológico de tipo mental.

5. Problemática social relacionada con su condición de salud.


LA VALORACIÓN CLÍNICA
En especial en la persona adulta mayor, las enfermedades tienen presentaciones atípicas
(infecciones sin elevación de la temperatura, infartos de miocardio sin dolor, etc.), y
adicionalmente, para favorecer su manejo integral se han integrado síndromes geriátricos
como inmovilidad, caídas, deterioro cognitivo, malnutrición, sarcopenia, etc., esto hace
necesario familiarizarse con ellos, conocerlos, identificarlos e iniciar un manejo
multidisciplinario. Hay que recordar que el propio envejecimiento fisiológico eleva la incidencia
de enfermedades y éstas repercuten en aspectos funcionales, lo que favorece la incapacidad.
Debemos contemplar ciertas circunstancias de la consulta que serán importantes en la forma
de realizar la valoración: ¿El paciente se encuentra solo o acompañado de un
familiar/cuidador? (esto ya nos habla de la relación familiar y de la necesidad o del querer
compartir su problemática); ¿por qué acude y cómo acude al consultorio? (el motivo de la
consulta); ¿un padecimiento crónico o algún dato adicional que apareció recientemente?;
¿quién lo comunica? (la persona o el familiar; se le permite explicar o es el familiar quien
contesta); conocer las prioridades del paciente; si llegó a pie, con ayuda de alguna ortesis,
caminó bien; si se encuentra en buena posición, puede levantarse, subir o bajar de la mesa de
exploración (estos datos pueden indicar pérdida de condición física)

LOS OBJETIVOS QUE SE PLANTEA SON:


 Mejorar la exactitud diagnóstica en base a un diagnóstico cuádruple (clínico, funcional,
mental y social).
 Descubrir problemas tratables no diagnosticados previamente.
 Establecer un tratamiento cuádruple adecuado y racional a las necesidades del
anciano.
 Mejorar el estado funcional y cognitivo.
 Mejorar la calidad de vida.
 Conocer los recursos del paciente y su entorno socio familiar.
 Situar al paciente en el nivel médico y social más adecuado a sus necesidades,
evitando siempre que sea posible la dependencia, y con ello reducir el número de
ingresos hospitalarios y de institucionalizaciones.
 Disminuir la mortalidad.

SU FINALIDAD
Es facilitar el abordaje al paciente anciano y, en concreto, al paciente geriátrico. Por paciente
geriátrico entendemos aquel que cumple tres o más de los siguientes criterios:

1. Edad superior a 75 años.

2. Presencia de pluripatología relevante.

3. El proceso o enfermedad principal posee carácter incapacitante

. 4. Existencia de patología mental acompañante o predominante.

5. Hay problemática social en relación con su estado de salud.

AUTO CUIDADO DEL ADULTO MAYOR


La Organización Mundial de la Salud (OMS) define calidad de vida como un estado de completo
bienestar físico, psíquico y social y no meramente la ausencia de enfermedad. En este sentido,
la calidad de vida en la vejez es un asunto trascendental que afecta no solo a las personas
mayores, sino también a sus familias y al conjunto de la sociedad.

Las condiciones de salud que determinan la calidad de vida del adulto mayor son muy variadas,
reconociéndose como las más importantes: el estado mental, estado psicoafectivo, estado
social, nutrición y hábitos alimentarios saludables, capacidad funcional sana, buen dormir y
prevención de caídas. Estas condiciones pueden ser reforzadas y optimizadas para mejorar la
calidad de vida de los adultos mayores a través del autocuidado.

RECOMENDACIONES PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA EN LA ADULTEZ MAYOR

 Haga un listado con actividades que le reporten alegría o satisfacción y póngase la


meta de tratar de realizarlas.
 Realice actividad física de acuerdo a sus posibilidades, camine, haga hidrogimnasia,
baile por ejemplo. El ejercicio tiene muchas propiedades benéficas, además de
mejorar el estado general, aportar energía, ayuda a mejorar el estado de ánimo.
 Realice un listado de todos los aspectos positivos o ganancias que ha tenido en esta
etapa. Ábrase a la oportunidad de tener una vida feliz, aprendiendo a aceptar lo
positivo y lo negativo.
 Si está pasando por un período de estrés o depresión, consulte con un especialista
(psiquiatra o psicólogo) ya que muchas veces esto puede mejorar con tratamiento
adecuado.

A. Funciones a nivel asistencial

 Efectuar la evaluación integral del anciano.


 Realizar una valoración multidimensional para determinar en forma exacta las
necesidades de atención que derivan del estado de salud.
 Registrar la información.
 Relación del residente con la familia; muchas instituciones tienen la triste
experiencia de casos en que los parientes ingresan al anciano, pagan algunos
meses por adelantado y después nunca más aparecen.
 Asumir más responsabilidades: a veces la enfermera sólo está para cumplir la
exigencia del número de horas profesionales y no siempre se exige que aplique
todas las herramientas de enfermería disponibles.
 Dispensar cuidados individualizados.
 Fomentar el autocuidado en cualquier instancia en que se encuentre, no sólo
cuando trabaja con los ancianos en comunidad, sino también en el área
hospitalaria e institucional.
 Reducir al máximo el grado de dependencia, potenciando las capacidades
residuales.
 Mejorar la calidad de vida, lo que es un imperativo ético.
 Minimizar los costos, tanto para el anciano como para el personal y la
institución.
 Atender y acompañar al anciano y sus familiares en los momentos finales de su
vida.
B. Función gestora

La función gestora incluye tanto la gestión del cuidado como la gestión de los recursos
disponibles para la atención:

B1. Gestión de cuidados: La enfermera debe efectuar la coordinación del equipo de


enfermería en la planificación y ejecución de cuidados: se sabe que no todas las
residencias tienen auxiliares de enfermería tal como establece el Reglamento de los
ELE, siendo su recurso principal los cuidadores de enfermos, los que no siempre
tienen la capacitación que se requiere para atender a ancianos institucionalizados; la
enfermera debe velar por la capacitación continua de este personal, especialmente en
el área de la estimación funcional, tanto en el área física como mental y debe registrar
en los documentos pertinentes los problemas identificados que derivan de la
valoración sistemática, confeccionando el Plan de Atención individualizado. De
acuerdo a la norma, todos los ancianos residentes en Hogares deben tener una ficha
clínica donde conste su nivel de funcionalidad; sin embargo, en una investigación
realizada en los Hogares de Ancianos de la V región se detectó que prácticamente
ninguna de estas instituciones tenía ficha clínica o antecedentes clínicos de los
residentes y la mayoría de ellas además no contaba con registros de enfermería. La
enfermera además, debe efectuar la planificación, control y supervisión de los
cuidados básicos, evaluar las intervenciones y controlar la calidad de la atención.

B2. Gestión de recursos: Gestión de recursos materiales y personales: control de


ropa, de útiles, de material fungible; gestión del campo administrativo asistencial:
tramitación de documentos, informes, etc.

Valoración del adulto mayor residente

La valoración del adulto mayor residente es el proceso diagnóstico multidimensional,


destinado a identificar, describir y cuantificar los problemas físicos, funcionales,
psíquicos y sociales que pueda presentar el residente. Esta valoración permitirá
diseñar un plan de cuidado global, optimizar los recursos disponibles y efectuar el
seguimiento y evolución de cada residente.

Cuando se efectúa una valoración de adulto mayor se deben cumplir ciertos requisitos,
que básicamente apuntan a las estrategias de comunicación y a saber reconocer
cuando se debe postergar la valoración para otra oportunidad y obtener sólo la
información más pertinente para plantear el plan de cuidados. Entre estos requisitos,
se debe:

 Favorecer el intercambio libre de información entre el profesional y el adulto


mayor.
 Planificar la valoración de acuerdo al nivel de energía del adulto mayor.
 Adoptar un tono de voz convincente, cariñoso y confidencial.
 Considerar un espacio amplio y sin ruidos.
 Considerar las modificaciones sensoriales y músculo-esqueléticas al modificar
el ambiente.
 Estar alerta a los signos de cansancio.
 Ambiente agradable, tibio, sin corrientes de aire, con luz difusa, asiento
confortable, con colgador para la ropa.
 Colocarse de frente, hablar en voz alta y clara.
 Darle tiempo para responder las preguntas.
 Evaluar más de una vez en diferentes momentos.
 Estar atento al estado emocional y preocupaciones.
En general, se denomina residente a una persona mayor que necesita un nuevo
hogar y cuidados que no le pueden ser prestados en el domicilio, por la familia o los
cuidadores y que presentan condicionantes de discapacidad física psíquica o
problemas sociales; la evaluación se debe hacer cuando ingresa proveniente del
domicilio, del hospital o estando en la residencia, cuando han ido al hospital y ha
vuelto a reingresar al hogar. Sobre cuándo valorar al residente, se sugiere hacerlo al
ingreso y a los 30, 60 y 90 días después, según el resultado de la evaluación inicial,
para posteriormente hacer una evolución completa una vez al año, además de
evaluarlo siempre que aparezca un problema de salud.

Se deben efectuar distintos tipos de valoración:

 La valoración médica se realiza 48 horas después del ingreso, de modo que las
indicaciones médicas a seguir estén claras.
 La valoración de enfermería se debe realizar, en lo posible, en las primeras
horas.
 Una evaluación psicosocial en las primeras dos semanas y según necesidad.
 De rehabilitación, si se dispone de terapeutas en los hogares.
 Nutricional, en los primeros días y luego en forma periódica.
 Plan de atención interdisciplinario: debe estar diseñado dentro de las primeras
dos semanas desde el ingreso, de modo de empezar lo más precozmente
posible con la rehabilitación de aquellas discapacidades que se hayan
pesquisado en la valoración.

-la valoración al ingreso es multidimensional y comprende las cuatro áreas conocidas:


clínica, cognitiva, funcional, social.

1. La valoración clinica permite cualificar y cuantificar patologías sintomáticas,


identificar patologías desconocidas, evaluar sus efectos sobre la funcionalidad
y planificar y priorizar la intervención terapéutica. Tres puntos importantes son
la anamnesis, la exploración física y los exámenes complementarios. Dentro de
la anamnesis, se debe preguntar por antecedentes personales y familiares,
historia nutricional y farmacológica, hábitos con relación a tóxicos,
vacunaciones, situación basal previa, enfermedades actuales y su impacto
sobre la funcionalidad e identificar algunos problemas socio-ambientales. En
el examen físico es importante revisar los signos vitales, la piel, la marcha y
equilibrio, para ver si hay riesgo de caídas, los órganos de los sentidos y los
sistemas, especialmente el sistema nervioso.
2. La valoración funcional tiene como objetivo describir y cuantificar la
capacidad de movilización y la realización de las actividades de la vida diaria
(AVD). Interesa saber cómo realiza las actividades básicas y las actividades
instrumentales de la vida diaria. Para evaluar las AVD, el Minsal tiene normado
el Índice de Katz, también se podría utilizar el test de Barthel.
3. La valoración mental permite identificar y cuantificar los trastornos en las
áreas cognitivas y afectivas que afecten, o puedan afectar, la capacidad de
autosuficiencia. Esto se debe complementar con una observación no
estructurada del comportamiento, apariencia, ánimo, lenguaje, etc. Se
recomienda el Minimental State (MMSE) validado para Chile por la Universidad
de Concepción y sugerido por el Ministerio de Salud, el test de Yesavage se
puede utilizar para detectar signos de depresión.
4. La valoración social tiene como objetivo identificar situaciones socio-
económicas y ambientales capaces de condicionar la evolución clínica o
funcional de los ancianos residentes. Es útil consultar por las características de
las instalaciones que tenía en su hogar previo al ingreso a la residencia, para
así conformar un espacio lo más parecido posible al que dejó; conocer la
relación con la familia y los amigos, las expectativas con respecto al futuro y los
pasatiempos que le agradan. En esta área se sugiere utilizar la Escala de
Recursos Sociales (OARS).
5. La valoración demográfica permitirá conocer su nivel cultural, profesión,
estado civil, edad, composición familiar, entre otros datos.

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