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Julio Ruiz
INTRODUCCIÓN:
Le voy hacer una pregunta un poco extraña. Si tuviera que ponerle un precio a su
vida, ¿cuánto cree que valdría usted? Esta pregunta se la hago porque en la historia
que tenemos para hoy seguimos viendo el precio que puede valer un hombre, en
relación al precio que le pone Dios. ¿Por cuánto vendieron sus hermanos a José?
Dijimos en el mensaje anterior que los ismaelitas pagaron por José veinte piezas de
plata, cerca de $100.
Aquel era el precio que se pagaba por un esclavo lisiado. José fue vendido como un
paquete de basura. Ese fue su precio ante los ojos de los hombres. Pero veamos a
partir de ahora cuánto fue el precio que Dios pagó por él. Pongámonos por un
momento en los zapatos o sandalias de José. Tiene diecisiete años. Ya sabemos cómo
es un joven a esa edad. Él era un hijo especial, muy amado por su padre y con todas
las posibilidades de ser el jefe de la familia. La túnica que se le había hecho tenía este
propósito. Pero de un momento a otro todo se ha ido. Ahora se ve traicionado y
burlado por sus hermanos mayores. ¿No es cierto que los hermanos mayores tienden
a proteger a sus menores? Pero también está separado de su padre a quien tanto
amaba, de modo que ahora pasó de ser un hijo mimado, y amado, a un esclavo sin
derechos ni privilegios.
¿Puede pensar en el momento cuando fue examinado, tocado y luego puesto junto
con el resto de esclavos que traían de otras tierras para ser vendidos al mejor postor
de Egipto? Ahora mire a un joven acostumbrado al campo, al pastoredo del ganado
de su padre, viendo enormes edificios con gigantes efigies y gente vestida de realeza,
acompañado de un gran lujo. Todo esto podría verse como una gran pena para un
joven soñador. Pero lo que de aquí en adelante viene está determinado por las
palabras “Mas Jehová estaba con José…”. No importa qué senderos tenemos que
pasar. No importa cuán dura sea la prueba. No importa que seamos rechazados y
menospreciados por otros. No importa en manos de quien podamos estar. Si Dios
está con nosotros, no importa en manos de quien caigamos. La bendición de su
presencia hace la diferencia en nuestras vidas. La presencia de Dios en José fue su
mejor garantía. ¿De qué manera la presencia de Dios nos bendice?
La promesa que una vez le hizo Dios a Jacob mientras huía de su hermano Esaú,
sigue siendo una realidad en la vida de su hijo José. Hasta ahora hay muchas cosas
que están pasando en la vida del futuro salvador de la familia. Dios va permitiendo
todo, pero va cuidando que nadie estropee su plan. Su voluntad permisiva sigue su
curso, pero no deja que nadie toque a su ungido. Vea todo esto. La intervención de
Rubén libra a José de la muerte (Gn. 37:21-22). La idea de Judá de venderlo como
esclavo lo libra de la muerte (Gn. 37:26). Y la aparición de los ismaelitas, quienes lo
compraron, también lo libra de la muerte. Nadie podía acabar con José “hasta que
haya hecho lo que te prometido”. Esta promesa seguía fielmente al joven soñador. Si
bien es cierto que ahora los hombres lo han vestido de esclavo, José nunca perdió su
vestido de hombre libre. Cuando la presencia de Dios nos acompaña, ella es escudo
alrededor nuestro. El rechazo de los hermanos, el ser vendido como esclavo y caer en
manos de Potifar, es el perfecto plan que Dios sigue para cumplir su propósito. La
bendición de su presencia es garantía de protección en el creyente.
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Sermones Cristianos - La Bendicion de su Presencia https://www.centraldesermones.com/sermones/3275-la-bendicion-de-su-...
El creyente que piensa que solo sus hermanos en la fe pueden bendecirlos, no han
leído bien las Escrituras. Hay cantidad de historias bíblicas acerca de cómo Dios
utilizó a hombres inconversos para bendecir y proteger a sus hijos. La presencia de
Potifar, comprando al esclavo José, es una de ellas. Le aseguro que los ismaelitas no
lo vendieron por “veinte piezas de plata”. Los árabes son muy buenos para los
negocios. Puede ver a Potifar, quien era un hombre poderoso, pagando una buena
suma por este hermoso joven esclavo. ¿No es un consuelo saber que Dios puede usar
a la gente perdida para lograr sus propósitos? ¿No es una bendición saber que todos
los acontecimientos de nuestra vida son parte del plan de Dios? Mucho de lo que
sucede en la vida no tiene sentido, pero eso no cambia el hecho de que Dios está en
control de todo lo que nos sucede (Ef. 1:11; 2 Cor. 4: 17-18; Ro. 8:18). No se
sorprenda si Dios escoge a un inconverso, como Potifar, para proteger su propia vida.
Dios se vale de todo lo que cree que pueda usar para completar sus planes con
nosotros. Por supuesto que no sabemos cómo es que Dios está obrando en la prueba,
pero la utiliza para protegernos.
1. Un esclavo próspero v. 2.
1. De esclavo a mayordomo v. 4.
José nació para ser líder. Por su carácter, su padre lo puso al frente de sus hermanos.
Ahora como esclavo es puesto en un lugar muy alto, pasando de la condición social
de esclavo a mayordomo de toda la casa. Ahora vemos que aunque José no llegó con
su túnica distintiva a Egipto, que lo acreditaba como el “hijo-líder” del clan familiar,
sino con una ropa de esclavo, pronto sería cambiado con la ropa de un mayordomo.
A José se le entregó la administración de toda la casa de Potifar. El texto es muy
ilustrativo. Primero comienza hablando cómo la gracia que había en José pronto
contagió a su amo. Luego la manera cómo aquel joven prestaba su servicio, pronto
hizo que su amo entregara “en su poder todo lo que tenía”. ¿Usted sabe lo que
significa esto? ¿Sabe usted de las riquezas que podía haber en aquella casa? Cuando
Dios nos asiste con su presencia, no importa en qué condición vivamos, él mismo se
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Usted no deja todo lo que tiene en manos de cualquier persona. Hay esposos y
esposas que desconfían de ellos mismos. No siempre la confianza es el sello distintivo
en las relaciones, incluyendo las más íntimas. De hecho hay padres que no tienen
confianza en sus hijos para el manejo de ciertos bienes. Algunos van al extremo de la
desconfiada al decir que prefieren confiar en su perro antes de confiar en el hombre.
Pero cuán distinto es el texto de esta historia. Las declaraciones que leemos lo hacen
único en la Biblia. Primeramente dice: “Y dejó todo lo que tenía en manos de José…”.
Esto significa que José manejaba los negocios, las finanzas, las relaciones con los
dignatarios y cualquier tipo de transacciones. Tan grande era la confianza que Potifar
“no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía”. Y esto de la comida
porque los escrúpulos egipcios no permitían que el extranjero tocase la comida.
¿Puede imaginarse semejante grado de confianza? Feliz el creyente que es promovido
en su vida social y espiritual por la bendición que reposa en él.
CONCLUSIÓN:
En José se cumplió lo que Pablo diría muchos años después: “Mas a Dios gracias, el
cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta
en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de
Cristo…” (2 Cor. 2:14-16). Hasta aquí la vida de José es todo un triunfo y la bendición
de la presencia de Dios en su vida lo ha protegido, lo ha prosperado y ahora lo ha
promovido. Somos llamados a ser lo mismo.
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