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Los rasgos morfológicos relacionados con las Fallas de rumbo aparecen indicados en
figura 1. Ellos son los valles o quebradas de traza recta, quebradas desplazadas
lateralmente, escarpes de falla, lomos alargados paralelos a la falla, surgencias y lagunas
sin salida. (Niemeyer, 1999, pág. 101).
Figura 1: Rasgos morfológicos relacionados con una falla de rumbo. (1) Valle
principal. (2) Frente montañoso. (3) Zona de cizalle asociada a la falla de rumbo. (4)
Falla secundaria paralela a la falla principal. (5) Quebrada de traza recta. (6) Quebrada
desplazada. (7) Lomo bloqueando la salida de una quebrada. (8) Escarpe. (9)
Surgencia. (10) Laguna sin salida. (11) Lomo paralelo a la traza de la falla.
Fuente: Apuntes de Geologia Estructural, Niemeyer, 1999, pág. 101.
Otra falla que se conoce desde hace tiempo es la Falla Liquiñe-Ofqui. En años recientes
fue delineado el Sistema de la Falla Domeyko, que se extiende a lo largo de la
Precordillera de la Segunda y Tercera Región. Una de las fallas importantes de este
Sistema es la Falla Sierra Castillo. De este modo, se ha demostrado que la historia
tectónica de la Cordillera andina, no sólo se relaciona con movimientos compresivos,
sino que también se encuentra estrechamente ligada con estas fallas de rumbo. A
continuación se describen la Falla de Atacama y la Falla Liquiñe-Ofqui. (Niemeyer,
1999, pág. 102).
Falla de Atacama
La Falla de Atacama constituye uno de los rasgos estructurales más notorios del Norte
de Chile. Su distribución a lo largo de la Cordillera de la Costa puede seguirse por más
1.000 km entre Iquique y La Serena. (Niemeyer, 1999, pág. 102).
Se distinguen dos segmentos cóncavos al occidente: un segmento norte entre Iquique y
Taltal y un segmento sur entre Taltal y La Serena. A lo largo de su rumbo, las distintas
ramas de la Falla de Atacama producen una notoria morfología al interior de la
Cordillera de la Costa según bloque alzados y deprimidos de orientación
submeridiana. (Niemeyer, 1999, pág. 103).
Los bloques alzados se encuentran limitados por escarpes de varias decenas de metros
de altura de trazas relativamente rectas. El hecho de que a lo largo de la cara de estos
escarpes no se observe un plano de falla dominante, ha inducido a algunos autores a
sugerir que éstos se formaron a partir de la erosión preferencial de zonas de brechas y
cataclasitas. Al pie de los escarpes, los conos aluviales, que se han formado como
consecuencia de la erosión de los bloques alzados, muestran varios rasgos
morfológicos que indican una actividad tectónica reciente. (Niemeyer, 1999, pág.
103).
La historia de la deformación a lo largo de esta falla es dilatada y compleja. Así, se ha
logrado determinar que el evento deformativo más antiguo asociado a la Falla de
Atacama consiste en un desplazamiento sinestral de carácter dúctil ocurrido durante el
Cretácico inferior. Este evento habría generado milonitas de alta temperatura/ baja
presión, lo cual está de acuerdo con la frecuente asociación de las milonitas con
plutones de edad jurásica y cretácica. El desplazamiento sinestral concuerda con una
fuerte subducción oblicua deducida de la reconstrucción de placas para ese período.
(Niemeyer, 1999, pág. 103).
Falla Liquiñe-Ofqui
Figura 4: (a) Falla Liquiñe-Ofqui. Los triángulos señalan centros volcánicos. (b)
Interpretación de la Falla Liquiñe-Ofqui (FLO) dentro del contexto de la Tectónica de
Placas. (ZS) Zona de subducción. (NAZ) Placa de Nazca. (ANT) Placa antártica.
(SAM) Placa sudamericana.
Fuente: Apuntes de Geologia Estructural, Niemeyer, 1999, pág. 104.
BIBLIOGRAFIA