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Número

3
Agosto
2018

La Pena de muerte. El Papa Francisco y Don Mario Polar


"La Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la
inviolabilidad y la dignidad de la persona, y se empeña con determinación por su abolición en todo el mundo",
dijo el Papa Francisco. Eso significa que, en adelante, la Iglesia católica predica oficialmente contra la pena
de muerte. "A partir de ahora, quien esté a favor de la pena de muerte está claramente en contra de lo que
la Iglesia enseña", resume el vaticanista brasileño Filipe Domingues (Mundo, 2018).

Hoy en nuestro país se tienen cifras inaceptables; 5,683 denuncias de violación sexual que se presentaron
durante el 2016. El 56.86% era de niñas o adolescentes. Aproximadamente solo el 20% de las violaciones se
llegan a denunciar formalmente (Cedano, 2018). Esto es solo una punta de algo que flota sobre el mar (Tello,
2018), sin contar con los homicidios, asesinatos, accidentes de tránsito, por mencionar algunos, que nos
cuestan vidas humanas o condenan a llevar una vida de ser plena a una con sombras.

Se pide la muerte. El dolor es un motor inmenso, y en el dolor todos somos hermanos, por ello entendemos
que se pida. Pero, quienes lo piden desde afuera sin conocer, no reflexionan lo suficiente o buscan figurar en
ese pedido. Ese dolor es verdadero y real. El dolor informa de que algo no está bien y debe ser curado. Pero
como todo médico, la autoridad debe aliviar y curar, no eliminar al enfermo. Algunos piensan que matando
al enfermo se acaba la enfermedad, eso es tan iluso como acabar con un problema eliminando los efectos.
Se ataca a las causas, y algunas de ellas son: una educación sin valores cristianos, una cultura hedonista; de
consumo que, desde la radio, la televisión, los juegos y el cine nos golpea constantemente. No tener una
cultura de prevención, los ejemplos de impunidad, la justicia que tarda, la corrupción, por mencionar algunas.

Es un problema antiguo de tratar, sobre ello escuchemos las palabras de Don Mario Polar, el cual fue preciso
con ella, en la asamblea Constituyente de 1979, “Personalmente soy abolicionista, no creo en la pena de
muerte ni la voy a respaldar.” (Lecaros, 2007)

Desde esos lejanos años casi cuarenta años, nos encontrarnos, con el Manual del Militante del PPC (Alfredo
Lozada y David Flores, 2013), revisado por Antonino Espinosa, del cual tenemos una grata memoria. En la
página 29, nos dice: “¿Y sobre la pena de muerte? Por las mismas razones, buscamos la abolición de la pena
de muerte.”

¿Después de tantos años a que se debe esa igualdad de criterio? entre Mario, Antonino, Alfredo, David y
nosotros, es por la doctrina y el ideario que nos une a pesar de los años, y seguramente será la próxima
generación que lo siga, porque se basa en principios sólidos.

Esos principios son los que sostenemos ayer y hoy, es el derecho primario e inalienable a la vida. Esto está
dado desde aquella que se esconde en el vientre materno1 hasta aquella que es frágil y quebradiza en los
ancianos2.

1
Eugenesia.
2
Eutanasia.
1
Hoy la legislación moderna recoge, especialmente en el estado de derecho, el principio del deber de castigar
proporcionadamente. En la Encíclica Evangelium Vitae nos dice ciertamente que la aplicación de la pena de
muerte sea en todos los casos una pena inaceptable y desproporcionada. Quitar la vida a un criminal es una
medida extrema, a la que un Estado no debe recurrir en «casos de absoluta necesidad». Desde esa
perspectiva, para salvaguardar el bien común, nuestros policías paran armados en defensa de los ciudadanos,
eso quiere decir que esa “posibilidad de quitar la vida” circula todos los días, a esa se llama legítima defensa,
que no es sólo es un derecho; puede ser incluso un deber grave para quien es responsable de la vida de otros.
En otras palabras, la policía tiene armas para proteger la vida, no para ejecutar una pena de muerte. Igual el
ejército y su razón de ser, amantes de la paz, pero fuertes.

Pensemos, una pena impuesta por el Estado debe cumplir cuatro condiciones para ser proporcionada y justa:
primero el delito debe tener una reparación, el Estado quiere con ello restaurar el orden público y
preocuparse por la seguridad de los ciudadanos, la pena debe hacer mejorar al reo y por último la pena
corresponde a la gravedad del delito.

Pero cuando hay una pena de muerte, el reo está muerto ¿qué va a mejorar? En nuestro país se dieron dos
casos sonados de la aplicación de la pena de muerte, uno en la capital y otro en la ciudad del sur. En esta
última recordamos el apellido del reo, Apaza. Un caso difícil, el reconoció lo que hizo, se arrepintió, pidió
tiempo para reparar su daño, años y años en la cárcel. Pero se aplicó la ley y fue fusilado. Hoy la población y
no poca, lo veneran como un santo y según ellos hace milagros. Solo basta visitar el cementerio y ver ese
acontecimiento.

No creemos que pudo ser una buena opción para ellos, la aplicación de la pena de muerte y los futuros casos
que se presenten. Proponemos el máximo de años y la posibilidad de trabajos forzados. Esa figura puede
darse, o lo que hubo en el país, un recuerdo de un penal como colonia en la selva. Porque, si fuera la pena
de muerte y si nuestro Estado estuviera en un concurso de tiro regional sobre el tema, posiblemente nos
quedaríamos en la primera etapa, muchas fallas y pocos aciertos, y si sumas, la corrupción que vemos hoy
en día, este tema sería fatal en el país. Apreciemos sobre ello, como ilustración, el caso de los indultos;
llámense narco indultos y los promocionados humanitarios, que se dieron en los pasados años y actualmente.
Varios de ellos, hoy son motivo de escándalo.

Tanto ayer como hoy se repite la pregunta ¿Dónde está tu hermano? ¿acaso soy el guardián de mi hermano?

Referencias

Alfredo Lozada y David Flores. (2013). Manual del militante. Lima: tercera Edición Pueblo Libre.

Cedano, E. M. (2018). No enloquecí, pero me desintegré para sobrevivir . Somos, 21.

Lecaros, F. (2007). Mario Polar. Ideología y Polìtica Socialcristiana. Textos Fundamentales. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú .

Mundo, B. (8 de Agosto de 2018). ¿Por qué la Iglesia católica decidió rechazar la pena de muerte ahora y no antes? Obtenido de El Comercio:
https://elcomercio.pe/mundo/actualidad/iglesia-catolica-decidio-rechazar-pena-muerte-hizo-noticia-542911

Tello, Marisol P. (11 de febrero de 2018). Cincuenta y dos cada día. Obtenido de El Comercio: www.elcomercio.pe/opinion/colaboradores

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