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Derechos socioeconomicos, o Derechos Economiocos,

Sociales y Culturales
¿Qué son los derechos económicos, sociales y culturales?
Los Derechos Económicos Sociales y Culturales (DESC) son los derechos humanos relativos a las
condiciones sociales y económicas básicas necesarias para una vida en dignidad y libertad, y hablan de
cuestiones tan básicas como el trabajo, la seguridad social, la salud, la educación, la alimentación, el
agua, la vivienda, un medio ambiente adecuado y la cultura.

Los derechos humanos proporcionan un marco común de normas y valores universalmente reconocidos,
y establecen obligaciones del Estado para actuar de determinada manera o de abstenerse de ciertos
actos. Constituyen una herramienta importante para asegurar la rendición de cuentas de los Estados y
cada vez más actores no estatales que han cometido violaciones, y también para movilizar los esfuerzos
colectivos para desarrollar comunidades y marcos globales que conduzcan a la justicia económica, el
bienestar social, la participación y la igualdad. Los derechos humanos son universales, inalienables,
interdependientes e indivisibles.

¿Dónde se establecen los DESC?

En 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (DUDH), en la cual se establecen los derechos civiles, culturales, económicos, políticos y
sociales fundamentales de los que deben disfrutar todas las personas. En 1966, los DESC quedaron
reflejados como derechos legales en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (PIDESC) - que junto con la DUDH y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
forman la denominada Carta Internacional de Derechos Humanos - y en otros tratados universales y
mecanismos regionales. Hasta la fecha, más de 160 Estados han ratificado el PIDESC. Asimismo,
numerosos países han articulado su compromiso con los DESC por medio de sus constituciones
nacionales y legislación nacional.

¿Cuáles son los principios fundamentales relativos a los DESC?


El PIDESC esboza una serie de principios importantes para la realización de los DESC que, a menudo,
están incluidos también en otros tratados relacionados con los DESC. Bajo el PIDESC, un Estado tiene la
obligación de tomar medidas progresivas “con el máximo de sus recursos disponibles” hacia la plena
realización de los DESC. En concreto, un Estado (incluidos sus niveles subnacionales) tiene las siguientes
obligaciones:

Respetar los DESC (abstenerse de violarlos)

Proteger los DESC (impedir que otros los violen)

Cumplir los DESC (tomar las medidas necesarias para hacerlos efectivos, como aprobar legislación,
disponer partidas presupuestarias y otros procesos administrativos)

Buscar y proporcionar asistencia y cooperación internacional en la realización de los DESC.

Los Estados deben evitar la discriminación en el acceso a los DESC basada en motivos especificados en el
PIDESC, incluyendo la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el
origen nacional o social, la posición económica y el nacimiento. En su trabajo, el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (CESCR) de la ONU ha identificado motivos adicionales para prohibir la
discriminación, como la discapacidad, la edad, la nacionalidad, el estado civil y la situación familiar, la
orientación sexual e identidad de género, el estado de salud, el lugar de residencia y la situación
económica y social. La eliminación de la discriminación y ciertas obligaciones mínimas identificadas por
el CESCR en algunas de sus observaciones generales, no están sujetas a una realización progresiva, sino
que son obligaciones inmediatas.

El preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos confirma que “todo individuo y órgano
de la sociedad” actuará para promover el respeto a los derechos humanos y para “asegurar su
reconocimiento y aplicación universal”. Esto se extiende a las empresas, las organizaciones
internacionales y multilaterales y otros actores no estatales.

¿Por qué son importantes los DESC?

La articulación de los DESC en el derecho internacional se produjo tras años de demandas de estos
derechos básicos en todo el mundo, y refleja la preocupación por la vida de todas las personas, en
particular las más vulnerables, tal como aparece expresado en numerosas tradiciones filosóficas,
religiosas y demás.
En una era de creciente globalización económica y desigualdad dentro y entre los Estados, existe una
urgente necesidad para que los grupos de base, las ONG, los académicos y otras organizaciones y
personas se unan para reconocer las conexiones existentes entre luchas continuas y localizadas, y para
realizar en la práctica los derechos humanos para todas las personas. Al plantear los casos y los patrones
de la pobreza y la privación como violaciones de los DESC – en lugar de meras circunstancias
desafortunadas y fuera del control humano, o como resultado de carencias individuales – se le impone
la obligación al Estado y, cada vez más, a las empresas y otros actores no estatales, de prevenir y reparar
estas situaciones.

En todo el mundo, el marco de los DESC es utilizado para fortalecer acciones por la justicia y contra la
opresión, y para amplificar alternativas progresivas para mejorar el ejercicio de los DESC. Los activistas
han presentado casos legales frente a los órganos de tratado de la ONU, tribunales y otras instituciones
de resolución de disputas para exigir cambios; documentaron y publicaron violaciones recurrentes,
movilizaron comunidades, desarrollaron legislación, analizaron presupuestos nacionales y tratados de
comercio internacional para garantizar el respeto por los derechos humanos, y generaron solidaridad y
formaron redes entre comunidades en el ámbito local y en todo el mundo. Los DESC unen a hombres y
mujeres, migrantes e indígenas, jóvenes y ancianos, personas de todas las razas, religiones,
orientaciones políticas y orígenes económicos y sociales en una realización común de la libertad y
dignidad humana universal.

Los Derechos Económicos Sociales y Culturales Son:


El derecho al trabajo y los derechos de los trabajadores
Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho a trabajar, que comprende el derecho de
toda persona a tener la oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo libremente escogido o
aceptado, y tomarán medidas adecuadas para garantizar este derecho.

Artículo 6(1) del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al goce de condiciones
de trabajo equitativas y satisfactorias.

Artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a garantizar: a) El derecho de toda persona a
fundar sindicatos y a afiliarse al de su elección…(d) El derecho de huelga…

Artículo 8 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

¿Qué es el derecho al trabajo?


Toda persona tiene derecho al trabajo. El derecho al trabajo es la base para la realización de otros
derechos humanos y para una vida en dignidad. Incluye la oportunidad de ganarse la vida mediante un
trabajo libremente escogido o aceptado. En la realización progresiva de este derecho, los Estados están
obligados a garantizar la disponibilidad de orientación técnica y profesional, y a tomar las medidas
apropiadas para crear un entorno propicio para existan oportunidades de empleo productivo. Los
Estados deben garantizar la no discriminación en relación con todos los aspectos del trabajo. El trabajo
forzoso está prohibido por el derecho internacional.

En estrecha relación con el derecho al trabajo está el derecho a condiciones equitativas y satisfactorias
de trabajo, y los derechos relacionados con los sindicatos. Los Estados están obligados a garantizar
salarios justos, igual salario por igual trabajo e igualdad de remuneración por trabajo de igual valor. Los
trabajadores deben garantizarse un salario mínimo que permita una vida digna para ellos mismos y sus
familias. Las condiciones de trabajo deben ser seguras, saludables y no degradantes para la dignidad
humana. Se debe ofrecer a los empleados horas de trabajo razonables, un descanso adecuado y tiempo
de ocio, así como vacaciones periódicas pagadas.

Los trabajadores tienen derecho a asociarse entre sí y a negociar de manera colectiva para mejorar las
condiciones de trabajo y los niveles de vida. Tienen el derecho a formar y afiliarse a un sindicato de su
elección, y los sindicatos tienen derecho a formar agrupaciones nacionales o internacionales. Los
trabajadores tienen el derecho de huelga, siempre y cuando se realice de conformidad con las leyes
nacionales. Los derechos laborales colectivos no pueden ser objeto de restricciones por parte de los
Estados distintas de las prescritas por la ley y que son necesarias en una sociedad democrática, de
acuerdo con los intereses de seguridad nacional, orden público, o para la protección de los derechos y
libertades de los demás.

En su Observación General 18, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC)


proporciona una guía detallada a los Estados con respecto a sus obligaciones de respetar, proteger y
garantizar el derecho al trabajo. El Comité también indica que el derecho incluye las siguientes
características esenciales e interrelacionadas:

Disponibilidad. Los Estados Partes deben contar con servicios especializados que tengan por función
ayudar y apoyar a los individuos para permitirles identificar el empleo disponible y acceder a él.

Accesibilidad. El acceso al trabajo reviste tres dimensiones: no discriminación, accesibilidad física y


acceso a la información. La discriminación en el acceso al trabajo y la continuidad del trabajo está
prohibida. Los Estados deben asegurar una razonable adaptación para que los espacios de trabajo sean
accesibles, en particular para las personas con discapacidades físicas. Todas las personas tienen el
derecho a buscar, obtener e impartir información sobre oportunidades de empleo.

Aceptabilidad y calidad. El derecho al trabajo presenta varios componentes interrelacionados,


incluyendo el derecho a aceptar libremente empleo, condiciones laborables justas y seguras, en especial
condiciones laborales seguras y el derecho a constituir sindicatos.

Es importante tener en cuenta que el derecho al trabajo y los derechos relacionados están habilitados e
informados por las numerosas normas internacionales de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), un organismo especializado de la ONU.

El derecho a la salud
Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute del más alto
nivel posible de salud física y mental.

Artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

¿Qué es el derecho a la salud?

Toda persona tiene derecho a la salud. Se refiere tanto al derecho de las personas a obtener un cierto
nivel de atención sanitaria y salud, como a la obligación del Estado de garantizar un cierto nivel de salud
pública con la comunidad en general.

La Organización Mundial de la Salud define el derecho a la salud como “un estado de completo
bienestar físico, mental y social” y no meramente la ausencia de enfermedad o dolencia. Los Estados
deben asegurar ambas libertades y derechos. Lo anterior incluye el derecho al control de la salud y el
cuerpo de cada uno, incluyendo la libertad sexual y reproductiva, y la libertad de interferencias como la
tortura, el tratamiento médico no consentido y la experimentación. Los derechos incluyen el acceso a
instalaciones sanitarias adecuadas y servicios, así como a medidas apropiadas de los Estados en relación
con determinantes socioeconómicos de la salud, tales como la comida, el agua y el saneamiento, las
condiciones de trabajo seguras y saludables, la vivienda y la pobreza.

El derecho a la salud está estrechamente interconectado con numerosos otros derechos humanos,
incluidos los derechos a la alimentación, el agua, la vivienda, el trabajo, la educación, la vida, la no
discriminación, la privacidad, el acceso a la información y la prohibición de la tortura, entre otros.
En su Observación General 14, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU
ofrece una orientación detallada a los Estados en relación a sus obligaciones de respetar, proteger y
cumplir el derecho a la salud. El Comité también indica que el derecho incluye los siguientes estándares
esenciales e interrelacionados:

Disponibilidad. Los Estados deben asegurar la provisión de una infraestructura suficiente válida de salud
pública e individual en todo su territorio, así como instalaciones de agua y saneamiento seguras,
personal capacitado y adecuadamente compensado y todos los medicamentos esenciales.

Accesibilidad. El acceso a la salud consiste en cuatro elementos clave: la no discriminación, la


accesibilidad física, la accesibilidad económica y la accesibilidad de la información. Las instalaciones y
servicios de salud deben ser accesibles a todos, especialmente a los más vulnerables, sin discriminación
de ningún tipo. Las instalaciones y servicios, así como los factores determinantes básicos de la salud,
tales como los servicios de agua y saneamiento, deben ser accesibles físicamente. Las infraestructuras
de salud, bienes y servicios deben estar al alcance de todos, y cualquier pago debe estar basado en el
principio de equidad para que las familias más pobres no soporten una carga desproporcionada de los
gastos relacionados con la salud. Los Estados deben garantizar que toda persona tiene el derecho a
buscar, recibir y difundir información sobre la salud, en equilibrio con la confidencialidad de la
información médica.

Aceptabilidad. Las infraestructuras de salud deben ser respetuosas con la ética médica y la cultura de los
individuos y las comunidades, así como prestar atención a los requisitos de géneros y relativos al ciclo de
la vida.

Calidad. Las infraestructuras de salud deben ser científica y médicamente apropiadas y de buena
calidad. Entre otras cosas, esto requiere la provisión de medicinas y equipos necesarios, profesionales
médicos formados y el acceso a agua y saneamiento.

El derecho al agua
El agua es un recurso natural limitado y un bien público fundamental para la vida y la salud. El derecho
humano al agua es indispensable para vivir dignamente.

Observación General 15 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU

¿Qué es el derecho al agua?

Toda persona tiene derecho al agua. El derecho al agua es imprescindible para una vida digna y es vital
para la realización de muchos otros derechos, tales como los derechos a la salud, a la vida y a un nivel de
vida adecuado. Aunque no se menciona explícitamente en el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, es una parte esencial de la realización del derecho a un nivel de vida
adecuado, y ha sido reconocido en un amplio rango de instrumentos internacionales de derechos
humanos.

Todas las personas deben tener acceso a una cantidad suficiente de agua potable para prevenir la
deshidratación y mantener la salud básica, con especial atención a los más vulnerables de la sociedad. Si
bien los Estados deben dar prioridad a garantizar el suministro de agua para uso personal y doméstico,
también se deben tomar medidas para garantizar la disponibilidad y la sostenibilidad del agua para la
producción de alimentos, la higiene ambiental, la seguridad de los medios de subsistencia y el disfrute
de las prácticas culturales pertinentes. La adecuación del agua dependerá de la prevalencia de las
condiciones sociales, económicas, culturales, climáticas y ecológicas, ya que el agua debe ser entendida
como un bien social y cultural más que fundamentalmente como un bien económico.

En su Observación General 15, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU


(CDESC) proporciona una guía detallada a los Estados con respecto a sus obligaciones de respetar,
proteger y garantizar el derecho al agua. El Comité también destaca que el derecho incluye las
siguientes características esenciales e interrelacionadas:

Disponibilidad. Toda persona debe tener acceso a la cantidad de agua necesaria para satisfacer sus
necesidades básicas. Mientras que la cantidad mínima de agua requerida variará dependiendo del
contexto (incluyendo el estado de salud, el clima y las condiciones de trabajo), los usos personales y
domésticos ordinarios del agua generalmente incluirán el consumo, el saneamiento, el lavado de la
ropa, la preparación de alimentos y la higiene personal y del hogar.

Calidad. El agua para uso personal y doméstico debe estar libre de sustancias nocivas tales como
microorganismos, sustancias químicas o radiactivas. Su olor, color y sabor deben ser aceptables para el
consumo humano.

Accesibilidad. El acceso al agua se basa en cuatro elementos clave: la accesibilidad física, la accesibilidad
económica, la no discriminación y el acceso a la información. El agua, así como las instalaciones y los
servicios relacionados, deberán estar al alcance geográfico de todas las personas, sin discriminación ni
prohibición de ningún tipo. Deberá ser posible tener acceso al agua dentro o cerca de cada hogar, centro
educativo y lugar de trabajo. Los Estados deben garantizar que las instalaciones y servicios de agua sean
seguros para el acceso, y atender las necesidades de género, cultura, ciclo de la vida y privacidad. Los
costos y cargos directos e indirectos asociados con el consumo del agua o su uso deben estar al alcance
de todas las personas, y no deben poner en peligro la consecución de otros derechos humanos. Toda
persona tiene derecho a buscar, recibir y difundir información relativa a los asuntos relacionados con el
agua.
El derecho a la Seguridad Social
Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a la seguridad social,
incluso al seguro social.

Artículo 9 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

¿Qué es el derecho a la seguridad social?

Todas las personas tienen derecho a la seguridad social. A través de la provisión de bienestar social o
asistencia, los Estados deben garantizar la protección de todos, especialmente los miembros más
vulnerables de la sociedad, en caso de desempleo, maternidad, accidente, enfermedad, invalidez, vejez
u otras circunstancias de la vida. Los Estados deben realizar progresivamente el derecho a la seguridad
social a través de medidas para ofrecer protección, a través de dinero en efectivo o en especie, que
permita a los individuos y las familias adquirir la atención sanitaria al menos esencial, abrigo y vivienda
básicos, agua y saneamiento, alimentación, y las formas más básicas de educación.

Debido a su efecto redistributivo, el derecho a la seguridad social es un factor importante en la inclusión


y la cohesión social, así como en la reducción de la pobreza. La seguridad social debe proporcionarse
sobre una base no discriminatoria, aunque los medios de financiación y de proporcionar seguridad a la
sociedad variarán de un Estado a otro.

En su Observación General 19, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC)


proporciona una guía detallada a los Estados con respecto a sus obligaciones de respetar, proteger y
garantizar el derecho a la seguridad social. El Comité también indica que el derecho incluye las
siguientes características esenciales e interrelacionadas:

Disponibilidad. Los Estados deben asegurar que un sistema de seguridad social, con independencia de su
composición, garantice las prestaciones correspondientes ante los impactos a los medios de
subsistencia. Dicho sistema debe ser administrado o regulado por el Estado, y debe ser sostenible para
ofrecer continuidad a lo largo de las generaciones.

Riesgos e imprevistos sociales. Los sistemas de seguridad social de los Estados deben ofrecer cobertura
para las siguientes nueve ramas principales de la seguridad social: atención de salud, enfermedad, vejez,
desempleo, accidentes laborales, prestaciones familiares, maternidad, discapacidad, sobrevivientes y
huérfanos.
Nivel suficiente. Las prestaciones ofrecidas bajo un sistema de seguridad social deben ser suficientes en
importe y duración a fin de que todos puedan gozar de sus derechos a la protección y asistencia familiar,
de unas condiciones de vida adecuadas y de acceso suficiente a la atención de salud,. Para lograr esto,
los Estados deben revisar periódicamente los criterios empleados para determinar el nivel suficiente.
Cuando una persona cotiza a un plan de seguridad social que ofrece prestaciones para suplir la falta de
ingresos, debe haber una relación razonable entre los ingresos, las cotizaciones abonadas y la cuantía de
la prestación pertinente.

Accesibilidad. El acceso a la seguridad social incluye cinco elementos clave: cobertura, condiciones,
asequibilidad, participación e información, y acceso físico. Todas las personas deben estar cubiertas por
el sistema de seguridad social, incluidas las personas y los grupos más desfavorecidos o marginados, sin
discriminación sobre ningún fundamento prohibido. Los planes no contributivos serán necesarios para
garantizar la cobertura universal. Las condiciones de calificación deben ser razonables, proporcionadas y
transparentes. Cualquier terminación, suspensión o reducción de las prestaciones debe ser prescrita por
la ley, en base a motivos razonables, y sujeta al debido proceso. Las contribuciones requeridas en virtud
de un régimen de seguridad social deben solicitarse con antelación, estar al alcance de todos y no deben
poner en peligro otros derechos humanos. Todas las personas deben tener acceso a la información
sobre los derechos de seguridad social, y ser capaces de participar en los sistemas de seguridad social
disponibles. Los Estados deben asegurarse de que todo el mundo puede acceder físicamente a los
servicios de seguridad social para acceder a los beneficios e información y hacer las contribuciones
requeridas, con especial atención a las personas con discapacidad, los inmigrantes y las personas que
viven en zonas de conflicto, remotas, o propensas a los desastres naturales.

El derecho a la vivienda
Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida
adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora
continua de las condiciones de existencia.

Artículo 11(1) del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

¿Qué es el derecho a la vivienda?

Toda persona tiene derecho a la vivienda. Una vivienda adecuada, como parte de un nivel de vida
adecuado, es fundamental para el disfrute de todos los derechos económicos, sociales y culturales. No
debe entenderse como limitada solamente a una vivienda básica. En lugar de ello, los Estados deben
promover los entornos nacionales apropiados para hacer realidad este derecho (incluyendo hacer frente
a las amenazas inmediatas a la vivienda), el desarrollo de políticas y prácticas para responder a las
necesidades de vivienda a largo plazo por los cambios poblacionales, y la regulación de la provisión de
vivienda por parte del sector privado.
En su Observación General 4, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU
(CDESC) proporciona una guía detallada a los Estados con respecto a sus obligaciones de respetar,
proteger y realizar el derecho a una vivienda adecuada. El Comité también resalta que el derecho
incluye las siguientes siete características esenciales e interrelacionadas:

Seguridad jurídica de la tenencia. Cada persona debe tener un nivel de seguridad en su situación de
vivienda para estar protegido frente al desalojo forzoso o arbitrario, el hostigamiento u otras amenazas.
Dicha protección puede adoptar diversas formas, tales como la propiedad legal, el alquiler o una
cooperativa de vivienda.

Disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructura. Los Estados deben garantizar que
las viviendas ofrecen las instalaciones necesarias para la salud, la seguridad, la comodidad y la nutrición.
Esto incluye el acceso permanente a recursos naturales y comunes, el agua potable, la energía para
cocinar, la calefacción e iluminación, las instalaciones sanitarias y de aseo, el almacenamiento de
alimentos, la eliminación de desechos, el drenaje y los servicios de emergencia.

Asequibilidad. La vivienda y los costos relacionados con la vivienda deben ser proporcionales a los
niveles de ingresos, y en un nivel que no comprometa otras necesidades básicas. Los Estados deberían
crear subsidios de vivienda para los que no pueden costearse una, poner en marcha protecciones para
los inquilinos frente a los alquileres no razonables, y asegurar la disponibilidad de materiales naturales
en las sociedades donde estos recursos sean las principales fuentes utilizadas para la construcción de
viviendas.

Habitabilidad. La vivienda adecuada debe proporcionar a sus habitantes un espacio suficiente, ser
segura para vivir y dar protección contra el frío, el calor, la lluvia y otros elementos de la naturaleza y
riesgos estructurales. Los Estados deben prestar especial atención a la relación entre la vivienda
inadecuada y las amenazas a la salud.

Accesibilidad. Todo el mundo debe tener acceso a una vivienda adecuada, especialmente los más
vulnerables. Los Estados deben ofrecer vivienda prioritaria a los grupos desfavorecidos, incluyendo,
entre otros, los ancianos, los niños, las personas con discapacidad, los enfermos terminales y las
víctimas de desastres naturales. Los Estados deben elaborar planes de viviendas apropiadas para
aumentar el acceso a la tierra de las personas sin hogar o los sectores empobrecidos de la sociedad.

Ubicación. En muchos casos, tanto en las ciudades como en las zonas rurales, el transporte puede ser
costoso y consumir mucho tiempo. La vivienda adecuada debe estar en un lugar que permita el acceso a
las opciones de empleo, servicios de salud y educación y otros servicios sociales. Las casas no deben
construirse en lugares peligrosos o contaminados.

Adecuación cultural. Los materiales de construcción de las viviendas deben estar conectados con la
expresión de la identidad cultural y la diversidad de la vivienda, según corresponda a las comunidades
dentro del contexto particular. Los esfuerzos para modernizar la vivienda deben tener adaptarse a las
creencias y necesidades de los habitantes.

En su Observación General 7, el CDESC confirmó que los desalojos forzosos sólo pueden justificarse en
las circunstancias más excepcionales y de conformidad con los principios pertinentes del derecho
internacional, tales como los Principios Básicos y Directrices Sobre los Desalojos y el Desplazamiento
Generados por el Desarrollo. Entre otras cosas, los Estados deben asegurar las garantías jurídicas,
incluida la no discriminación, la no arbitrariedad, el debido proceso y la equidad procesal, junto con la
consulta y la participación en la toma de decisiones, el acceso a los recursos, la compensación y el
realojamiento adecuado.

El derecho a la alimentación
Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida
adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados... Los Estados Partes
en el presente Pacto, reconociendo el derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el
hambre, adoptarán, individualmente y mediante la cooperación internacional, las medidas, incluidos los
programas concretos, que se necesitan…

Artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

¿Qué es el derecho a la alimentación?

Toda persona tiene derecho a la alimentación. El derecho a la alimentación es esencial para una vida
digna y es vital para la realización de muchos otros derechos, como los derechos a la salud y a la vida. La
alimentación es importante no sólo para sobrevivir, sino también para el pleno desarrollo de las
capacidades físicas y mentales.

Los Estados están obligados a desarrollar, individualmente y mediante la cooperación internacional, una
serie de medidas de producción, conservación y distribución de alimentos para asegurar que todas las
personas sean capaces de acceder a alimentos suficientes para estar protegidas contra el hambre y la
desnutrición. En la realización del derecho a la alimentación, se debe prestar también atención a
conceptos tales como la seguridad alimentaria (la sostenibilidad del acceso a los alimentos para las
generaciones presentes y futuras) y la soberanía alimentaria (el derecho de los pueblos a definir sus
propios sistemas alimentarios y agrícolas). El derecho a la alimentación no se limita al mero hecho de
tener una cierta cantidad de calorías y los nutrientes necesarios en la dieta, sino que también implica
que todos deben tener acceso físico y económico a los alimentos o los medios para producirlos en todo
momento.
En su Observación General 12, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU
(Comité DESC) proporcionó orientación detallada a los Estados con respecto a sus obligaciones de
respetar, proteger y realizar el derecho a una alimentación adecuada. El Comité también destacó que el
derecho incluye las siguientes características esenciales e interrelacionadas:

Adecuación. El alimento disponible para el consumo debe ser apropiado en el contexto social,
económico, cultural y medioambiental prevalente.

Disponibilidad. Toda persona debería ser capaz de obtener suficiente comida de calidad, ya sea a través
de los sistemas de mercado o directamente de la tierra y otros recursos naturales. Las dietas deben
contener una mezcla de los nutrientes necesarios para una vida sana y las necesidades fisiológicas,
durante todo el ciclo de vida y de acuerdo al sexo y la ocupación. Los alimentos deben estar libres de
sustancias nocivas y ser culturalmente apropiados.

Accesibilidad. El acceso a los alimentos consiste en tres elementos clave: la no discriminación, la


accesibilidad económica y la accesibilidad física. El acceso a la alimentación debe ofrecerse sin
discriminación sobre la base de cualquier fundamento prohibido. El precio de los alimentos debe estar a
un nivel que no suponga un riesgo para la consecución de otras necesidades básicas. Esto puede
requerir programas especiales para los grupos vulnerables. La accesibilidad física significa que todos
deben tener acceso a los alimentos, en particular los grupos vulnerables, como los niños, las personas
con discapacidad, los ancianos y las personas afectadas por un desastre natural o un conflicto.

Sostenibilidad. Los Estados deben garantizar, mediante el desarrollo de medidas adecuadas y la


regulación de los actores privados, que las prácticas que influyen en la alimentación, la tierra o los
recursos naturales no ponen en peligro la disponibilidad de los alimentos a largo plazo ni su
accesibilidad.

El derecho a la educación
Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a la educación.

Artículo 13 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

¿Qué es el derecho a la educación?

Toda persona tiene derecho a la educación. Los objetivos de la educación incluyen el pleno desarrollo y
la dignidad de cada persona, la capacidad de participar de manera efectiva en la sociedad y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos. La educación es importante en sí misma y a
menudo es también un derecho humano “multiplicador”, del mismo modo en que el grado de acceso a
la educación influye en el nivel de disfrute de otros derechos humanos.
El derecho a la educación implica requisitos específicos en los diferentes niveles de educación. La
enseñanza primaria debe ser obligatoria y gratuita para todos, lo que implicará consideraciones de
costos directos e indirectos relacionados con la educación. La naturaleza obligatoria de la enseñanza
primaria protege contra violaciones de este derecho por parte de los padres o de los gobiernos, elimina
la discriminación basada en los ingresos y acaba con los incentivos para la falta de asistencia. Los
Estados deben elaborar un marco nacional que amplíe y mejore progresivamente el sistema educativo y
que sucesivamente introduzca la educación gratuita en los demás niveles, como el secundario, superior
y educación fundamental.

Todo Estado debe respetar el derecho a la libertad de enseñanza. Esto incluye el respeto a las
convicciones religiosas y morales de los niños y los padres, el derecho de los padres o tutores legales de
escoger escuelas privadas para sus hijos, y la libertad para establecer instituciones educativas privadas,
siempre y cuando se ajusten a las normas nacionales de planes de estudio y admisiones.

En su Observación General 13, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU


(CDESC) proporcionó directrices detalladas a los Estados con respecto a sus obligaciones de respetar,
proteger y garantizar el derecho a la educación. El Comité también señaló que el derecho incluye las
siguientes características esenciales e interrelacionadas:

Disponibilidad. Los Estados deben garantizar la provisión de suficientes infraestructuras educativas


(instituciones y programas) para todas las personas. Estas deben estar equipadas con todos los
materiales y las instalaciones necesarias para funcionar adecuadamente en el contexto específico, tales
como edificios, equipos didácticos y materiales, personal capacitado y adecuadamente remunerado,
protección ante elementos naturales, instalaciones sanitarias para ambos sexos y agua potable.

Accesibilidad. El acceso a la educación consiste en tres elementos clave: la no discriminación, la


accesibilidad material y la accesibilidad económica. Las instituciones educativas deben ser accesibles a
todas las personas, especialmente a los más vulnerables, y nadie puede ser objeto de discriminación
sobre la base de, entre otros motivos, el sexo, el origen étnico, la ubicación geográfica, la situación
económica, la discapacidad, la ciudadanía o el permiso de residencia, la pertenencia a un grupo
minoritario, la religión, la detención o la orientación sexual. Las escuelas deben estar a una distancia
segura y razonable de las comunidades o, para las zonas remotas, accesibles a través de tecnología
moderna. La educación debe ser asequible para todas las personas, y los Estados deben incorporar
progresivamente la enseñanza gratuita en todos los niveles.

Aceptabilidad. Sujetos a los objetivos generales de la educación y a las normas educativas mínimas
establecidas por el Estado, los programas de estudio y de enseñanza deben ser aceptables para los
estudiantes y, en los casos apropiados, para los padres. Esto significa que la educación debe ser
relevante para el contexto, las necesidades y las capacidades evolutivas del niño, y debe ser de buena
calidad y culturalmente apropiada.

Adaptabilidad. La educación debe ser lo suficientemente flexible para adaptarse y responder a las
sociedades cambiantes y las necesidades de los estudiantes dentro de entornos sociales y culturales
diversos.

El derecho a un medio ambiente adecuado y saludable


Toda persona tiene derecho a vivir en un medio ambiente adecuado para su salud y su bienestar

Resolución de la Asamblea General de la ONU A/RES/45/94

¿Qué es el derecho a un medio ambiente adecuado y saludable?

Toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado. Un medio ambiente adecuado se
considera una condición previa para la realización de otros derechos humanos, incluidos los derechos a
la vida, la alimentación, la salud y un nivel de vida adecuado. Existe una referencia parcial a esto en el
derecho a la salud establecido en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(PIDESC), que señala que los Estados deben cumplir con el derecho a la salud mediante, entre otras
medidas, la mejora de todos los aspectos de la higiene ambiental. También se ha reconocido en una
amplia gama de instrumentos regionales de derechos humanos, tales como el Protocolo de San
Salvador, así como a través del establecimiento de un mandato de los procedimientos especiales de la
ONU sobre los derechos humanos y el medio ambiente en 2012.

Toda persona debería ser capaz de vivir en un ambiente propicio para su salud y bienestar. Los Estados
deben tomar medidas concretas y progresivas, individualmente y en cooperación con otros, para
desarrollar, implementar y mantener marcos adecuados para habilitar todos los componentes
necesarios para un ambiente saludable y sostenible, que abarque todas las partes del mundo natural.
Esto incluye la regulación de las empresas y otros actores privados en sus operaciones nacionales y
extraterritoriales.

De acuerdo con principios bien establecidos de derecho internacional, incluidas las disposiciones del
PIDESC, la cooperación internacional para el desarrollo y para la realización de los derechos humanos es
una obligación de todos los Estados. Tal colaboración y apoyo, especialmente por parte de los Estados
capaces de ayudar a los demás, es particularmente importante para abordar los impactos
transnacionales sobre las condiciones ambientales tales como el cambio climático.
Los derechos culturales
Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a: a) Participar en la vida
cultural; b) Gozar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones; c) Beneficiarse de la
protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones
científicas, literarias o artísticas de que sea autor".

Artículo 15 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

¿Qué son los derechos culturales?

Toda persona tiene derechos culturales, el derecho a la ciencia y el derecho a la protección de los
intereses de autoría. Estos garantizan el derecho a participar y disfrutar de los beneficios de la cultura y
la ciencia, y se refieren a la búsqueda del conocimiento, la comprensión y la creatividad humana. Estos
derechos son una parte importante de la armonía social y están estrechamente relacionados con los
derechos a la educación y a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Los derechos
culturales no pueden, sin embargo, ser utilizados como justificación de prácticas que discriminen a
grupos específicos o violen otros derechos humanos.

Derechos Culturales

La Declaración de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural establece que “la cultura debe ser considerada
el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a
una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las
maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”. El derecho a participar
en la vida cultural tiene elementos tanto individuales como colectivos. Pueden ejercerse como un
individuo, en asociación con otros, o dentro de una comunidad o grupo. Los Estados deben prestar
especial atención a los derechos culturales de los grupos minoritarios e indígenas, entre otros, y
proporcionar oportunidades tanto para preservar su cultura como para formar su desarrollo cultural y
social, incluyendo la relación con el lenguaje, la tierra y los recursos naturales.

En su Observación General 12, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU


(CDESC) proporcionó orientación detallada a los Estados con respecto a sus obligaciones de respetar,
proteger y garantizar el derecho a participar en la vida cultural. El Comité también destacó que el
derecho incluye las cinco siguientes características esenciales e interrelacionadas:

Disponibilidad. Los bienes y servicios culturales deben estar disponibles para que todos puedan disfrutar
y beneficiarse de ellos, incluidas las instituciones y los eventos (como bibliotecas, museos, teatros, cines
y estadios deportivos), los espacios abiertos compartidos y los bienes culturales intangibles (tales como
los idiomas, las costumbres, las creencias y la historia).

Accesibilidad. El acceso a la cultura consiste en cuatro elementos clave: la no discriminación, la


accesibilidad física, la accesibilidad económica y la accesibilidad de la información. Los Estados deben
asegurar que todas las personas tengan oportunidades concretas, eficaces y asequibles para disfrutar de
la cultura sin discriminación. Este acceso debe extenderse a las zonas rurales y urbanas, con especial
atención a las personas con discapacidad, las personas mayores y las personas en situación de pobreza.
Los Estados deben garantizar que toda persona tiene el derecho a buscar, recibir y difundir información
sobre la cultura en el idioma de su elección.

Aceptabilidad. En relación con las medidas para hacer realidad los derechos culturales, los Estados
deberían mantener consultas con las personas y comunidades involucradas para asegurar que estas
aceptan las medidas para proteger la diversidad cultural.

Adaptabilidad. Los Estados deben adoptar un enfoque flexible a los derechos culturales y respetar la
diversidad cultural de los individuos y las comunidades.

Idoneidad. La realización de los derechos culturales debe ser adecuada en el contexto pertinente, con
especial atención por parte de los Estados a los valores culturales relacionados con, entre otras cosas,
los alimentos y su consumo, el uso del agua, la provisión de servicios de salud y educación, y el diseño y
construcción de viviendas.

El derecho a la ciencia

El derecho a disfrutar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones abarca no sólo los
resultados científicos y sus consecuencias, sino también el proceso científico, sus metodologías y
herramientas. La ciencia puede ser entendida como la investigación práctica y teórica y el examen en
todos los campos de investigación, incluidas las ciencias sociales.

El derecho a la protección de los intereses morales y materiales de los autores

Cuando una persona produce cualquier obra científica, literaria o artística, tiene derecho a beneficiarse
de la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan. Cabe señalar que esta
protección se encuentra a menudo en la propiedad intelectual en lugar de los instrumentos de derechos
humanos; como derecho humano, está estrechamente relacionado con la dignidad inherente a la
creatividad humana y no puede ser revocado, licenciado o asignado a otra persona.
En su Observación General 17, el CDESC proporcionó orientación detallada a los Estados con respecto a
sus obligaciones de respetar, proteger y garantizar el derecho a la protección de los intereses morales y
materiales relacionados con la autoría. El Comité también destacó que el derecho incluye las siguientes
características esenciales e interrelacionadas:

Disponibilidad. Los Estados deben promulgar leyes y reglamentos adecuados, así como los recursos
correspondientes, para proteger los intereses de los autores.

Accesibilidad. El acceso a los recursos para la protección de los intereses de los autores consiste en tres
elementos clave: la accesibilidad física, la accesibilidad económica y el acceso a la información en
relación con dicho marco de recurso.

Calidad de la protección. Los Estados deben garantizar que los procedimientos para la protección de los
intereses de los autores se administran de manera competente y expeditiva por parte de la autoridad
competente

TÍTULO III DERECHOS HUMANOS


Capítulo V

De los Derechos Sociales y de las Familias

Artículo 75. El Estado protegerá a las familias como asociación natural de la sociedad y como el espacio
fundamental para el desarrollo integral de las personas. Las relaciones familiares se basan en la igualdad
de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el respeto recíproco
entre sus integrantes. El Estado garantizará protección a la madre, al padre o a quienes ejerzan la
jefatura de la familia.

Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados o criadas y a desarrollarse en el seno
de su familia de origen. Excepcionalmente, cuando ello no sea posible o contrario a su interés superior,
tendrán derecho a una familia sustituta, de conformidad con la ley. La adopción tiene efectos similares a
la filiación y se establece siempre en beneficio del adoptado o la adoptada, de conformidad con la ley. La
adopción internacional es subsidiaria de la nacional.
Artículo 76. La maternidad y la paternidad son protegidas integralmente, sea cual fuere el estado civil de
la madre o del padre. Las parejas tienen derecho a decidir libre y responsablemente el número de hijos
e hijas que deseen concebir y a disponer de la información y de los medios que les aseguren el ejercicio
de este derecho. El Estado garantizará asistencia y protección integral a la maternidad, en general a
partir del momento de la concepción, durante el embarazo, el parto y el puerperio, y asegurará servicios
de planificación familiar integral basados en valores éticos y científicos.

El padre y la madre tienen el deber compartido e irrenunciable de criar, formar, educar, mantener y
asistir a sus hijos e hijas, y éstos tienen el deber de asistirlos cuando aquellos o aquellas no puedan
hacerlo por sí mismos. La ley establecerá las medidas necesarias y adecuadas para garantizar la
efectividad de la obligación alimentaria.

Artículo 77. Se protege el matrimonio, el cual se funda en el libre consentimiento y en la igualdad


absoluta de los derechos y obligaciones de los cónyuges. Las uniones estables de hecho entre un
hombre y una mujer que cumplan los requisitos establecidos en la ley producirán los mismos efectos
que el matrimonio.

Artículo 78. Los niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derecho y estarán protegidos por la
legislación, órganos y tribunales especializados, los cuales respetarán, garantizarán y desarrollarán los
contenidos de esta Constitución, la Convención sobre los Derechos del Niño y demás tratados
internacionales que en esta materia haya suscrito y ratificado la República. El Estado, las familias y la
sociedad asegurarán, con prioridad absoluta, protección integral, para lo cual se tomará en cuenta su
interés superior en las decisiones y acciones que les conciernan. El Estado promoverá su incorporación
progresiva a la ciudadanía activa, y un ente rector nacional dirigirá las políticas para la protección
integral de los niños, niñas y adolescentes.

Artículo 79. Los jóvenes y las jóvenes tienen el derecho y el deber de ser sujetos activos del proceso de
desarrollo. El Estado, con la participación solidaria de las familias y la sociedad, creará oportunidades
para estimular su tránsito productivo hacia la vida adulta y en particular la capacitación y el acceso al
primer empleo, de conformidad con la ley.

Artículo 80. El Estado garantizará a los ancianos y ancianas el pleno ejercicio de sus derechos y garantías.
El Estado, con la participación solidaria de las familias y la sociedad, está obligado a respetar su dignidad
humana, su autonomía y les garantiza atención integral y los beneficios de la seguridad social que eleven
y aseguren su calidad de vida. Las pensiones y jubilaciones otorgadas mediante el sistema de Seguridad
Social no podrán ser inferiores al salario mínimo urbano. A los ancianos y ancianas se les garantizará el
derecho a un trabajo acorde a aquellos y aquellas que manifiesten su deseo y estén en capacidad para
ello.

Artículo 81. Toda persona con discapacidad o necesidades especiales tiene derecho al ejercicio pleno y
autónomo de sus capacidades y a su integración familiar y comunitaria. El Estado, con la participación
solidaria de las familias y la sociedad, les garantizará el respeto a su dignidad humana, la equiparación
de oportunidades, condiciones laborales satisfactorias, y promueve su formación, capacitación y acceso
al empleo acorde con sus condiciones, de conformidad con la ley. Se les reconoce a las personas sordas
o mudas el derecho a expresarse y comunicarse a través de la lengua de señas.

Artículo 82. Toda persona tiene derecho a una vivienda adecuada, segura, cómoda, higiénicas, con
servicios básicos esenciales que incluyan un hábitat que humanice las relaciones familiares, vecinales y
comunitarias. La satisfacción progresiva de este derecho es obligación compartida entre los ciudadanos
y el Estado en todos sus ámbitos.

El Estado dará prioridad a las familias y garantizará los medios para que éstas y especialmente las de
escasos recursos, puedan acceder a las políticas sociales y al crédito para la construcción, adquisición o
ampliación de viviendas.

Artículo 83. La salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como
parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad de
vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios. Todas las personas tienen derecho a la protección
de la salud, así como el deber de participar activamente en su promoción y defensa, y el de cumplir con
las medidas sanitarias y de saneamiento que establezca la ley, de conformidad con los tratados y
convenios internacionales suscritos y ratificados por la República.

Artículo 84. Para garantizar el derecho a la salud, el Estado creará, ejercerá la rectoría y gestionará un
sistema público nacional de salud, de carácter intersectorial, descentralizado y participativo, integrado al
sistema de seguridad social, regido por los principios de gratuidad, universalidad, integralidad, equidad,
integración social y solidaridad. El sistema público de salud dará prioridad a la promoción de la salud y a
la prevención de las enfermedades, garantizando tratamiento oportuno y rehabilitación de calidad. Los
bienes y servicios públicos de salud son propiedad del Estado y no podrán ser privatizados. La
comunidad organizada tiene el derecho y el deber de participar en la toma de decisiones sobre la
planificación, ejecución y control de la política específica en las instituciones públicas de salud.
Artículo 85. El financiamiento del sistema público de salud es obligación del Estado, que integrará los
recursos fiscales, las cotizaciones obligatorias de la seguridad social y cualquier otra fuente de
financiamiento que determine la ley. El Estado garantizará un presupuesto para la salud que permita
cumplir con los objetivos de la política sanitaria. En coordinación con las universidades y los centros de
investigación, se promoverá y desarrollará una política nacional de formación de profesionales, técnicos
y técnicas y una industria nacional de producción de insumos para la salud. El Estado regulará las
instituciones públicas y privadas de salud.

Artículo 86. Toda persona tiene derecho a la seguridad social como servicio público de carácter no
lucrativo, que garantice la salud y asegure protección en contingencias de maternidad, paternidad,
enfermedad, invalidez, enfermedades catastróficas, discapacidad, necesidades especiales, riesgos
laborales, pérdida de empleo, desempleo, vejez, viudedad, orfandad, vivienda, cargas derivadas de la
vida familiar y cualquier otra circunstancia de previsión social. El Estado tiene la obligación de asegurar
la efectividad de este derecho, creando un sistema de seguridad social universal, integral, de
financiamiento solidario, unitario, eficiente y participativo, de contribuciones directas o indirectas. La
ausencia de capacidad contributiva no será motivo para excluir a las personas de su protección. Los
recursos financieros de la seguridad social no podrán ser destinados a otros fines. Las cotizaciones
obligatorias que realicen los trabajadores y las trabajadoras para cubrir los servicios médicos y
asistenciales y demás beneficios de la seguridad social podrán ser administrados sólo con fines sociales
bajo la rectoría del Estado. Los remanentes netos del capital destinado a la salud, la educación y la
seguridad social se acumularán a los fines de su distribución y contribución en esos servicios. El sistema
de seguridad social será regulado por una ley orgánica especial.

Artículo 87. Toda persona tiene derecho al trabajo y el deber de trabajar. El Estado garantizará la
adopción de las medidas necesarias a los fines de que toda persona puede obtener ocupación
productiva, que le proporcione una existencia digna y decorosa y le garantice el pleno ejercicio de este
derecho. Es fin del Estado fomentar el empleo. La ley adoptará medidas tendentes a garantizar el
ejercicio de los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras no dependientes. La libertad de
trabajo no será sometida a otras restricciones que las que la ley establezca.

Todo patrono o patrona garantizará a sus trabajadores y trabajadoras condiciones de seguridad, higiene
y ambiente de trabajo adecuados. El Estado adoptará medidas y creará instituciones que permitan el
control y la promoción de estas condiciones.
Artículo 88. El Estado garantizará la igualdad y equidad de hombres y mujeres en el ejercicio del derecho
al trabajo. El Estado reconocerá el trabajo del hogar como actividad económica que crea valor agregado
y produce riqueza y bienestar social. Las amas de casa tienen derecho a la seguridad social de
conformidad con la ley.

Artículo 89. El trabajo es un hecho social y gozará de la protección del Estado. La ley dispondrá lo
necesario para mejorar las condiciones materiales, morales e intelectuales de los trabajadores y
trabajadoras. Para el cumplimiento de esta obligación del Estado se establecen los siguientes principios:

1. Ninguna ley podrá establecer disposiciones que alteren la intangibilidad y progresividad de los
derechos y beneficios laborales. En las relaciones laborales prevalece la realidad sobre las formas o
apariencias.

2. Los derechos laborales son irrenunciables. Es nula toda acción, acuerdo o convenio que implique
renuncia o menoscabo de estos derechos. Sólo es posible la transacción y convenimiento al término de
la relación laboral, de conformidad con los requisitos que establezca la ley.

3. Cuando hubiere dudas acerca de la aplicación o concurrencia de varias normas, o en la interpretación


de una determinada norma se aplicará la más favorable al trabajador o trabajadora. La norma adoptada
se aplicará en su integridad.

4. Toda medida o acto del patrono contrario a esta Constitución es nulo y no genera efecto alguno.

5. Se prohíbe todo tipo de discriminación por razones de política, edad, raza, sexo o credo o por
cualquier otra condición.

6. Se prohíbe el trabajo de adolescentes en labores que puedan afectar su desarrollo integral. El Estado
los protegerá contra cualquier explotación económica y social.

Artículo 90. La jornada de trabajo diurna no excederá de ocho horas diarias ni de cuarenta y cuatro
horas semanales. En los casos en que la ley lo permita, la jornada de trabajo nocturna no excederá de
siete horas diarias ni de treinta y cinco semanales. Ningún patrono podrá obligar a las trabajadoras o
trabajadores a laborar horas extraordinarias. Se propenderá a la progresiva disminución de la jornada de
trabajo dentro del interés social y del ámbito que se determine y se dispondrá lo conveniente para la
mejor utilización del tiempo libre en beneficio del desarrollo físico, espiritual y cultural de los
trabajadores y trabajadoras.

Los trabajadores y trabajadoras tienen derecho al descanso semanal y vacaciones remunerados en las
mismas condiciones que las jornadas efectivamente laboradas.

Artículo 91. Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con
dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales. Se
garantiza el pago de igual salario por igual trabajo y se fijará la participación que debe corresponder a
los trabajadores y trabajadoras en el beneficio de la empresa. El salario es inembargable y se pagará
periódica y oportunamente en moneda de curso legal, salvo la excepción de la obligación alimentaria, de
conformidad con la ley.

El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y privado un salario mínimo
vital que será ajustado cada año, tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica. La
Ley establecerá la forma y el procedimiento.

Artículo 92. Todos los trabajadores y trabajadoras tienen derecho a prestaciones sociales que les
recompensen la antigüedad en el servicio y los amparen en caso de cesantía. El salario y las prestaciones
sociales son créditos laborales de exigibilidad inmediata. Toda mora en su pago genera intereses, los
cuales constituyen deudas de valor y gozarán de los mismos privilegios y garantías de la deuda principal.

Artículo 93. La ley garantizará la estabilidad en el trabajo y dispondrá lo conducente para limitar toda
forma de despido no justificado. Los despidos contrarios a esta Constitución son nulos.

Artículo 94. La ley determinará la responsabilidad que corresponda a la persona natural o jurídica en
cuyo provecho se presta el servicio mediante intermediario o contratista, sin perjuicio de la
responsabilidad solidaria de éstos. El Estado establecerá, a través del órgano competente, la
responsabilidad que corresponda a los patronos o patronas en general, en caso de simulación o fraude,
con el propósito de desvirtuar, desconocer u obstaculizar la aplicación de la legislación laboral.
Artículo 95. Los trabajadores y las trabajadoras, sin distinción alguna y sin necesidad de autorización
previa, tienen derecho a constituir libremente las organizaciones sindicales que estimen convenientes
para la mejor defensa de sus derechos e intereses, así como el de afiliarse o no a ellas, de conformidad
con la Ley. Estas organizaciones no están sujetas a intervención, suspensión o disolución administrativa.
Los trabajadores y trabajadoras están protegidos contra todo acto de discriminación o de injerencia
contrarios al ejercicio de este derecho. Los promotores, promotoras e integrantes de las directivas de las
organizaciones sindicales gozan de inamovilidad laboral durante el tiempo y en las condiciones que se
requieran para el ejercicio de sus funciones.

Para el ejercicio de la democracia sindical, los estatutos y reglamentos de las organizaciones sindicales
establecerán la alternabilidad de los y las integrantes de las directivas y representantes mediante el
sufragio universal, directo y secreto. Los y las integrantes de las directivas y representantes sindicales
que abusen de los beneficios derivados de la libertad sindical para su lucro o interés personal, serán
sancionados de conformidad con la ley. Los y las integrantes de las directivas de las organizaciones
sindicales estarán obligados a hacer declaración jurada de bienes.

Artículo 96. Todos los trabajadores y las trabajadoras del sector público y del privado tienen derecho a la
negociación colectiva voluntaria y a celebrar convenciones colectivas de trabajo, sin más requisitos que
los que establezca la ley. El Estado garantizará su desarrollo y establecerá lo conducente para favorecer
las relaciones colectivas y la solución de los conflictos laborales. Las convenciones colectivas amparan a
todos los trabajadores y trabajadoras activos al momento de su suscripción y a quienes ingresen con
posterioridad.

Artículo 97. Todos los trabajadores y trabajadoras del sector público y del privado tienen derecho a la
huelga, dentro de las condiciones que establezca la ley.

Capítulo VI

De los Derechos Culturales y Educativos

Artículo 98. La creación cultural es libre. Esta libertad comprende el derecho a la inversión, producción y
divulgación de la obra creativa, científica, tecnológica y humanística, incluyendo la protección legal de
los derechos del autor o de la autora sobre sus obras. El Estado reconocerá y protegerá la propiedad
intelectual sobre las obras científicas, literarias y artísticas, invenciones, innovaciones, denominaciones,
patentes, marcas y lemas de acuerdo con las condiciones y excepciones que establezcan la ley y los
tratados internacionales suscritos y ratificados por la República en esta materia.

Artículo 99. Los valores de la cultura constituyen un bien irrenunciable del pueblo venezolano y un
derecho fundamental que el Estado fomentará y garantizará, procurando las condiciones, instrumentos
legales, medios y presupuestos necesarios. Se reconoce la autonomía de la administración cultural
pública en los términos que establezca la ley. El Estado garantizará la protección y preservación,
enriquecimiento, conservación y restauración del patrimonio cultural, tangible e intangible, y la
memoria histórica de la Nación. Los bienes que constituyen el patrimonio cultural de la Nación son
inalienables, imprescriptibles e inembargables. La Ley establecerá las penas y sanciones para los daños
causados a estos bienes.

Artículo 100. Las culturas populares constitutivas de la venezolanidad gozan de atención especial,
reconociéndose y respetándose la interculturalidad bajo el principio de igualdad de las culturas. La ley
establecerá incentivos y estímulos para las personas, instituciones y comunidades que promuevan,
apoyen, desarrollen o financien planes, programas y actividades culturales en el país, así como la cultura
venezolana en el exterior. El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras culturales su
incorporación al sistema de seguridad social que les permita una vida digna, reconociendo las
particularidades del quehacer cultural, de conformidad con la ley.

Artículo 101. El Estado garantizará la emisión, recepción y circulación de la información cultural. Los
medios de comunicación tienen el deber de coadyuvar a la difusión de los valores de la tradición popular
y la obra de los artistas, escritores, escritoras, compositores, compositoras, cineastas, científicos,
científicas y demás creadores y creadoras culturales del país. Los medios televisivos deberán incorporar
subtítulos y traducción a la lengua de señas, para las personas con problemas auditivos. La ley
establecerá los términos y modalidades de estas obligaciones.

Artículo 102. La educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática,


gratuita y obligatoria. El Estado la asumirá como función indeclinable y de máximo interés en todos sus
niveles y modalidades, y como instrumento del conocimiento científico, humanístico y tecnológico al
servicio de la sociedad. La educación es un servicio público y está fundamentado en el respeto a todas
las corrientes del pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano
y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del
trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social
consustanciados con los valores de la identidad nacional, y con una visión latinoamericana y universal. El
Estado, con la participación de las familias y la sociedad, promoverá el proceso de educación ciudadana
de acuerdo con los principios contenidos de esta Constitución y en la ley.

Artículo 103. Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad
de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y
aspiraciones. La educación es obligatoria en todos sus niveles, desde el maternal hasta el nivel medio
diversificado. La impartida en las instituciones del Estado es gratuita hasta el pregrado universitario. A
tal fin, el Estado realizará una inversión prioritaria, de conformidad con las recomendaciones de la
Organización de las Naciones Unidas. El Estado creará y sostendrá instituciones y servicios
suficientemente dotados para asegurar el acceso, permanencia y culminación en el sistema educativo.
La ley garantizará igual atención a las personas con necesidades especiales o con discapacidad y a
quienes se encuentren privados de su libertad o carezcan de condiciones básicas para su incorporación y
permanencia en el sistema educativo.

Las contribuciones de los particulares a proyectos y programas educativos públicos a nivel medio y
universitario serán reconocidas como desgravámenes al impuesto sobre la renta según la ley respectiva.

Artículo 104. La educación estará a cargo de personas de reconocida moralidad y de comprobada


idoneidad académica. El Estado estimulará su actualización permanente y les garantizará la estabilidad
en el ejercicio de la carrera docente, bien sea pública o privada, atendiendo a esta Constitución y a la
ley, en un régimen de trabajo y nivel de vida acorde con su elevada misión. El ingreso, promoción y
permanencia en el sistema educativo, serán establecidos por ley y responderá a criterios de evaluación
de méritos, sin injerencia partidista o de otra naturaleza no académica.

Artículo 105. La ley determinará las profesiones que requieren título y las condiciones que deben
cumplirse para ejercerlas, incluyendo la colegiación.

Artículo 106. Toda persona natural o jurídica, previa demostración de su capacidad, cuando cumpla de
manera permanente con los requisitos éticos, académicos, científicos, económicos, de infraestructura y
los demás que la ley establezca, puede fundar y mantener instituciones educativas privadas bajo la
estricta inspección y vigilancia del Estado, previa aceptación de éste.

Artículo 107. La educación ambiental es obligatoria en los niveles y modalidades del sistema educativo,
así como también en la educación ciudadana no formal. Es de obligatorio cumplimiento en las
instituciones públicas y privadas, hasta el ciclo diversificado, la enseñanza de la lengua castellana, la
historia y la geografía de Venezuela, así como los principios del ideario bolivariano.

Artículo 108. Los medios de comunicación social, públicos y privados, deben contribuir a la formación
ciudadana. El Estado garantizará servicios públicos de radio, televisión y redes de bibliotecas y de
informática, con el fin de permitir el acceso universal a la información. Los centros educativos deben
incorporar el conocimiento y aplicación de las nuevas tecnologías, de sus innovaciones, según los
requisitos que establezca la ley.

Artículo 109. El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía que permite a
los profesores, profesoras, estudiantes, estudiantas, egresados y egresadas de su comunidad dedicarse
a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanística y tecnológica, para
beneficio espiritual y material de la Nación. Las universidades autónomas se darán sus normas de
gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio bajo el control y vigilancia que
a tales efectos establezca la ley. Se consagra la autonomía universitaria para planificar, organizar,
elaborar y actualizar los programas de investigación, docencia y extensión. Se establece la inviolabilidad
del recinto universitario. Las universidades nacionales experimentales alcanzarán su autonomía de
conformidad con la ley.

Artículo 110. El Estado reconocerá el interés público de la ciencia, la tecnología, el conocimiento, la


innovación y sus aplicaciones y los servicios de información necesarios por ser instrumentos
fundamentales para el desarrollo económico, social y político del país, así como para la seguridad y
soberanía nacional. Para el fomento y desarrollo de esas actividades, el Estado destinará recursos
suficientes y creará el sistema nacional de ciencia y tecnología de acuerdo con la ley. El sector privado
deberá aportar recursos para los mismos. El Estado garantizará el cumplimiento de los principios éticos y
legales que deben regir las actividades de investigación científica, humanística y tecnológica. La ley
determinará los modos y medios para dar cumplimiento a esta garantía.

Artículo 111. Todas las personas tienen derecho al deporte y a la recreación como actividades que
benefician la calidad de vida individual y colectiva. El Estado asumirá el deporte y la recreación como
política de educación y salud pública y garantiza los recursos para su promoción. La educación física y el
deporte cumplen un papel fundamental en la formación integral de la niñez y adolescencia. Su
enseñanza es obligatoria en todos los niveles de la educación pública y privada hasta el ciclo
diversificado, con las excepciones que establezca la ley. El Estado garantizará la atención integral de los y
las deportistas sin discriminación alguna, así como el apoyo al deporte de alta competencia y la
evaluación y regulación de las entidades deportivas del sector público y del privado, de conformidad con
la ley.

La ley establecerá incentivos y estímulos a las personas, instituciones y comunidades que promuevan a
los y las atletas y desarrollen o financien planes, programas y actividades deportivas en el país.

Capítulo VII

De los Derechos Económicos

Artículo 112. Todas las personas pueden dedicarse libremente a la actividad económica de su
preferencia, sin más limitaciones que las previstas en esta Constitución y las que establezcan las leyes,
por razones de desarrollo humano, seguridad, sanidad, protección del ambiente u otras de interés
social. El Estado promoverá la iniciativa privada, garantizando la creación y justa distribución de la
riqueza, así como la producción de bienes y servicios que satisfagan las necesidades de la población, la
libertad de trabajo, empresa, comercio, industria, sin perjuicio de su facultad para dictar medidas para
planificar, racionalizar y regular la economía e impulsar el desarrollo integral del país.

Artículo 113. No se permitirán monopolios. Se declaran contrarios a los principios fundamentales de


esta Constitución cualquier acto, actividad, conducta o acuerdo de los y las particulares que tengan por
objeto el establecimiento de un monopolio o que conduzcan, por sus efectos reales e
independientemente de la voluntad de aquellos, a su existencia, cualquiera que fuere la forma que
adoptare en la realidad. También es contraria a dichos principios el abuso de la posición de dominio que
un particular, un conjunto de ellos o una empresa o conjunto de empresas, adquiera o haya adquirido
en un determinado mercado de bienes o de servicios, con independencia de la causa determinante de
tal posición de dominio, así como cuando se trate de una demanda concentrada. En todos los casos
antes indicados, el Estado adoptará las medidas que fueren necesarias para evitar los efectos nocivos y
restrictivos del monopolio, del abuso de la posición de dominio y de las demandas concentradas,
teniendo como finalidad la protección del público consumidor, los productores y productoras y el
aseguramiento de condiciones efectivas de competencia en la economía.

Cuando se trate de explotación de recursos naturales propiedad de la Nación o de la prestación de


servicios de naturaleza pública con exclusividad o sin ella, el Estado podrá otorgar concesiones por
tiempo determinado, asegurando siempre la existencia de contraprestaciones o contrapartidas
adecuadas al interés público.

Artículo 114. El ilícito económico, la especulación, el acaparamiento, la usura, la cartelización y otros


delitos conexos, serán penados severamente de acuerdo con la ley.

Artículo 115. Se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso, goce, disfrute y
disposición de sus bienes. La propiedad estará sometida a las contribuciones, restricciones y
obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad pública o de interés general. Sólo por causa de
utilidad pública o interés social, mediante sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización,
podrá ser declarada la expropiación de cualquier clase de bienes.

Artículo 116. No se decretarán ni ejecutarán confiscaciones de bienes sino en los casos permitidos por
esta Constitución. Por vía de excepción podrán ser objeto de confiscación, mediante sentencia firme, los
bienes de personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras, responsables de delitos cometidos
contra el patrimonio público, los bienes de quienes se hayan enriquecido ilícitamente al amparo del
Poder Público y los bienes provenientes de las actividades comerciales, financieras o cualesquiera otras
vinculadas al tráfico ilícito de sustancias psicotrópicas y estupefacientes

Artículo 117. Todas las personas tendrán derecho a disponer de bienes y servicios de calidad, así como a
una información adecuada y no engañosa sobre el contenido y características de los productos y
servicios que consumen, a la libertad de elección y a un trato equitativo y digno. La ley establecerá los
mecanismos necesarios para garantizar esos derechos, las normas de control de calidad y cantidad de
bienes y servicios, los procedimientos de defensa del público consumidor, el resarcimiento de los daños
ocasionados y las sanciones correspondientes por la violación de estos derechos.

Artículo 118. El Estado promoverá y protegerá las asociaciones solidarias, corporaciones y cooperativas,
en todas sus formas, incluyendo las de carácter financiero, las cajas de ahorro, microempresas,
empresas comunitarias y demás formas asociativas destinadas a mejorar la economía popular.

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