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BIOGRAFÍA DE PABLO, EL APÓSTOL DE LOS GENTILES

Nombre: EDGARDO JOSÉ GALOFRE DÍAZ GRANADOS


Materia: Nuevo Testamento III – Epístolas Paulinas

Su Persona
Pablo de Tarso, originalmente Saulo, también llamado Pablo el Apóstol de los
Gentiles o simplemente Pablo de Tarso. Su nacimiento lo ubican los
especialistas entre el año 6 y 10 d.C. en la ciudad de Tarso (actual Turquía) en
la región de Cilicia y murió decapitado probablemente en el año 67 d.C. en la
ciudad de Roma. Algunos creen que cambió su nombre al convertirse al
cristianismo, pero la respuesta más plausible, la encontramos que como
ciudadano romano, tenía un nombre judío en Hebreo Saulo, y un nombre romano
de origen latino Pablo.

Lugar de origen.
Pablo nació en Tarso de Cilicia (Hch. 21:39; 22:3) por tanto es de raza y religión
judía, pero al mismo tiempo, de cultura griega y ciudadano romano. Pablo
presume de su hogar, porque él es un judío nacido en el extranjero. Cuando
presume de su hogar obviamente no se refiere a Cilicia ni a Tarso. Habían dejado
la Tierra Santa, pero no la habían olvidado.

La ciudad de tarso era la capital de la provincia Cilicia. Una ciudad donde se


concentraban una gran cantidad de comerciantes de mundo de aquella época.
Era presumiblemente gente rica. Era una de las tres principales ciudades
universitarias establecidas en aquella época, siendo las otras dos Atenas y
Alejandría. No es casualidad que justo aquí se haya preparado el apóstol de los
gentiles. Estaba preparado para simpatizar con hombres de todas clases y razas,
para simpatizar con la naturaleza humana en todas sus variedades, y tolerar la
mayor diversidad de hábitos y costumbres. Antioquía, Éfeso, Atenas, Corinto,
Roma, las capitales del mundo antiguo, fueron los lugares de su actividad. Su
imaginación está poblada de escenas de la energía humana y de movimientos
de la vida culta: el soldado con su armadura completa, el atleta en la arena, el
constructor de casas y templos, la triunfal procesión del general victorioso.

Educación.
Su formación básica fue judía. Estudió en Jerusalén, en la escuela de Gamaliel
(Hch. 5:34; 22:3). Según nos cuenta el libro de los Hechos, el tal Saulo, (Hch.
7:58; .8:1-3) aparece como uno que ve los inicios del cristianismo con recelo, no
sólo por ser judío sino además por el tipo de educación en la que se había criado.
Aparece pues como un apasionado fariseo (Hch. 23:6), creyendo que los
cristianos eran una secta en contra de la ley de Moisés. Pero un determinado
momento de su vida, hacia el año 36 d.C., tuvo un misterioso encuentro con
Jesús de Nazaret, en el camino a Damasco, y se convirtió en un misionero
incansable del mensaje de Jesús (Hch 9) desde la ciudad de Antioquía.

Por tanto, de todos los discípulos de Jesús, se cree que Pablo tuvo una
educación superior “académica” a la de los humildes pescadores que fueron los
primeros apóstoles de Cristo. Decimos "educación académica” porque los otros
apóstoles tuvieron al mismo Jesús de maestro; pero Pablo en ningún momento
se siente menos que ellos.

Poseía un profundo conocimiento de la cultura helénica (hablaba fluidamente el


griego como el arameo) esto le permite predicar el Evangelio con ejemplos y
comparaciones comunes de esta cultura por lo que el mensaje fue recibido en
territorio griego claramente y esta característica marca el éxito de sus viajes
fundando comunidades cristianas. Pablo es considerado por muchos cristianos
como el discípulo más importante de Jesús (1 Co. 15:8-11) a pesar de que nunca
llegó a conocerlo, y, después de Jesús, la persona más importante para el
cristianismo.

El cristianismo obtuvo en Pablo un gran pensador. Es verdad que el cristianismo


no debe su lugar en el mundo a grandes pensadores, Con humildad hay que
reconocer, que se necesitaba de un hombre de pensamientos más dilatados y
más sólidos, que marcara los puntos importantes a partir de los cuales, se
edificara la doctrina cristiana.

De manera especial, hubo un asunto muy complejo, que si bien le quebró al


apóstol, también le quebró la cabeza: enseñar por qué la muerte de Cristo fue
necesaria y cuáles fueron sus benditos resultados. De esa cuenta, se le llama el
teólogo de la Cruz (1 Co. 2:2; Ga. 2:19; 6:14).

Profesión u oficio.
Quizá la carrera más propia para él hubiera sido la de comerciante; porque su
padre se ocupaba en el comercio. Intuyendo la habilidad intelectual de Pablo y
su retórica griega habría tenido un éxito brillante. Además, su padre tenía una
ventaja que darle, especialmente útil para un comerciante: aunque judío, era
ciudadano romano; y este derecho daría protección a su hijo en todas partes del
mundo romano donde tuviera ocasión de viajar. Pablo supo sacar provecho de
este valioso privilegio. Pero Pablo, no se presenta nunca como comerciante. Se
presenta profesionalmente como un rabí de la escuela de Gamaliel. Sin
embargo, previo a su profesionalización, el joven judío debía conocer un oficio.
El oficio a que se dedicó Pablo era uno de los más comunes en Tarso, la
fabricación de tiendas de pelo de cabra, tejidos por los cuales se había hecho
célebre el distrito. Con este oficio, según sus palabras, se sostuvo durante sus
viajes misioneros (Hch. 18:3).
Perseguidor de la Iglesia.
Tras la muerte de Jesús, hacia el año 33, comienzan a formarse grupos de
seguidores de Jesús. y Saulo de Tarso aparece en escena como un activo
perseguidor de estas comunidades bajo la influencia de los fariseos. De hecho,
participó en la lapidación de Esteban, primer mártir de la Iglesia (Hch. 7:58; 8:1).
El capítulo 9 de Hechos da testimonio, que la persecución de Pablo, no era un
simple capricho, sino que éste brotaba su celo por el judaísmo, y contaba con la
aprobación de la más alta autoridad religiosa de Israel. Además, como ciudadano
romano, tuvo que haber contado incluso, con la aprobación sino del imperio, al
menos con la del procurador romano en Palestina.

Su conversión y vocación.
En el camino a Damasco, en su afán de persecución contra los cristianos, tuvo
una visión y se convirtió al cristianismo, gracias a una aparición de Cristo, según
el testimonio bíblico (Hch. 9:4-5; 22:7-8; 26:14-15) y luego fue bautizado. Abunda
el texto bíblico, para contarnos que los primeros cristianos, cuando se enteraron
de la conversión de Pablo, tenían sus dudas, pues se había consolidado su fama
de perseguidor (Hch. 9:13.26).

La conversión del apóstol, puso de manifiesto el poder del cristianismo para


marcar la vida de las personas de una manera radical y permanente. En la
literatura bíblica la personalidad de Pablo que se logra intuir, era tan fuerte,
inteligente y original. El cristianismo (o mejor) Cristo, hizo de Pablo, otra persona;
vale recordar la frase: "ya no soy yo quien vive, es Cristo que vive en mí". Hay
especialistas, que se han propuesto en esa línea, estudiar el carácter de Cristo
en el carácter del apóstol.

Actividad misionera.
Comenzó su actividad de evangelización en Damasco. Es perseguido por los
judíos y huye a Jerusalén, donde es visto por Bernabé quien lo lleva con Pedro
y con Santiago el Hermano del Señor. Desde entonces el apóstol es rechazado
y perseguido por los mismos judíos (Hch. 9:23), y se convierte en el apóstol de
los gentiles. Huye de Jerusalén para salvar su vida y termina en Antioquía,
ciudad que se convierte en el centro de los cristianos convertidos desde el
paganismo. Aquí surge por primera vez la denominación de cristianos para los
discípulos de Jesús (Hch. 11:26).

Los primeros cristianos se distinguieron como obreros infatigables, motivados


por la urgencia del mensaje de Jesús, pero también por la idea de la inminente
llegada del fin del mundo. En el caso de Pablo, se consagró a la evangelización
del mundo gentil. No fue una idea suya, sino una consecuencia que brotó de la
dinamicidad del envío misionero por parte de Jesús: “vayan por todo el
mundo…”. Antes de Pablo, los otros apóstoles ya habían comenzado a
quebrarse el cráneo con este asunto, pero ninguno de ellos puso juntos a los
judíos y a los gentiles. Interesante es captar el cambio del apóstol; cómo
originalmente apegado de modo estricto al judaísmo, ahora entrega su corazón
a la misión entre los gentiles.

Nada ilustra mejor el incansable ímpetu misionero del apóstol, sino sus
constantes viajes. Pero en los tiempos del apóstol, un viaje no sólo era una cosa
complicada, sino era toda una aventura en la cual se jugaba la vida. Es verdad,
eran tiempos que por la paz del imperio permitía ir más allá de las propias
fronteras, pero no por ello dejaba de incluir incontables peligros.

El libro de los hechos describe los tres viajes misioneros de Pablo, no exentos
de dificultades, sufrimientos y prisiones:

 El primero, por Chipre y el sur de Asia Menor (años 45-48).


 El segundo, por la parte central de Asia Menor, Macedonia y Grecia (años
49-52).
 El tercero, por Galacia, Frigia, Éfeso, Macedonia y Grecia (años 53-58).
 Un cuarto viaje, desde Cesárea a Roma, por mar, lo realiza Pablo como
prisionero de los romanos.

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