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Crítica a “El Varón Domado” de Esther Vilar

Según Esther Vilar, el hombre está amaestrado, como si se tratase de un

animal de circo, he de aquí que surge en mí la pregunta: ¿Cómo es que fue

amaestrado? Bueno, empecemos por el hecho de que su madre es una mujer,

ella le educó valores a favor de las mujeres, como la caballerosidad y el

sacrificio, la obligación moral de ponerlas a ellas primero y de tratarlas siempre

como a reinas. En otras palabras, le enseñó a su hijo a vivir pendiente de las

necesidades de las mujeres, a servirles. Es por eso que el hombre cuando se

enamora de una mujer, pierde. Pasa de ser un hombre libre a ser el siervo de

una mujer, a vivir condenado a mantenerla y darle todos los gustos. Incluso

sientiendo satisfacción al tenerla como una reina.

Por otra parte, según Vilar “La misma madre le enseña a su hija a dejar que los

hombres hagan las cosas por ella” o sea dejar que hombres le sirvan y le

hagan todo, le indica buscarse un hombre que le dé un bienestar material

determinado y que se haga cargo de sus gastos. Todo esto es algo que en la

sociedad actual aun prevalece y es cierto ya que hoy, las mujeres buscan

aunque no de una manera primaria , sino de una manera secundaria el

bienestar material de ellas a manos de un hombre. Esta idea no debe ser

malinterpretada, no quiere decir que las mujeres no pueden hacer cosas por si

mismas, ya que nos concierne a todos lo productivas que pueden ser sin

embargo son muy listas para manipular a los hombres y obtener cosas para

ellas sin mucho esfuerzo


Otra cosa que dice Vilar es que al hombre se lo manipula con su sexualidad. Si

le da lo que quieren a las mujeres, ellas le permiten acostarse con ellas.

Esto puede ser verificado sin ningún reproche porque resulta que cuando el

hombre quiere tener sexo, este mismo hace todos los sacrificios por obtenerlos.

Por supuesto, con todos los aderezos culturales del amor.

Ahora hablemos del campo del amor. Para Vilar el significado de amor para la

mujer es muy distinto para el hombre. “Mientras que el hombre se tiene que

sacrificar y trabajar para pagarle los gustos y mantenerla, la mujer "por amor"

deja de trabajar, "por amor" deja de estudiar, "por amor" se queda en casa. Y

justificará con el amor todo lo que a ella le gusta y la beneficia. Es decir, "por

amor" la mujer vive a costa

La aspiración máxima de una del hombre”. mujer es un hombre con dinero o

con una carrera exitosa que la pueda proveer bien, no importa ni siquiera que

sea joven como ella, con gusto puede irse con alguno mayor, si puede darle la

vida que quiere.

Partiendo de esa base, Esther analiza cómo son el hombre y la mujer.

El varón y la mujer

Algunos hombres se preguntan por qué a la mujer (salvo excepciones) parece


no interesarle nada: ni política, ni historia, ni ciencias, ni filosofía... Los

intereses de las mujeres parecen limitados a los chismes del momento, recetas

de cocina y cosas relacionadas con la belleza, también fiestas y reuniones

sociales de esparcimiento. Y a veces le resultan incomprensibles las mujeres al

los varones, porque aparentemente no siguen ninguna lógica. Entonces, se

preguntan qué es lo que pensarán las mujeres.

Esther Vilar responde esta pregunta, hace una detallada descripción de los

gustos femeninos, y lo podría resumir como que las mujeres básicamente sólo

tienen que aprender a capturar un hombre y a manipularlo. Después, si no

quieren aprender nada más, no hay problema. No lo van a necesitar, porque

los hombres lo harán por ellas. Entonces, la mujer hace de su vida algo frívolo

y su cabeza funciona en ese sentido, sólo pensando en maquillarse,

desmaquillarse, ponerse uñas postizas, comprarse zapatos nuevos, enterarse

del último chisme, pasar la aspiradora, hacer galletas. Ésa sería la vida ideal de

una mujer, y no piensa más allá.

El hombre, por su parte, está interesa en todo, siempre deseoso de aprender.

Es más inteligente en comparación (no por algo biológico, sino porque las

mujeres no se dedican a estimular su inteligencia y lo que no se usa con el

tiempo se atrofia). Los varones se interesan por la Física, la Química, la

Política, la Astronomía y en prácticamente todo. Por ser más inteligente, las

cosas tan frívolas como la que le interesan a la mujer le parecen un castigo. Y,

cuando la mujer se dedica a ellas, el hombre puede pensar que es un sacrificio,

pero precisamente todas las cosas que hace para cambiar esa situación
femenina falla porque justamente las mujeres las buscan. Y el hombre se

engaña, creyendo que ellas estarían interesadas en cosas como descubrir

vacunas, crear ferrocarriles, construir edificios, cosas que a la mujer la tienen

sin cuidado, porque lo que quiere es hornear galletas, ponerse la última crema,

comprarse el nuevo cinturón transparente y sacarse fotos en unas vacaciones

de lujo.

Cuando una mujer estudia y llega a tener una carrera, o antes de tenerla, la

abandona "por amor", y así puede vivir del hombre, más o menos como viven

las que no estudiaron. La deserción universitaria femenina en los últimos

cuatrimestres o las mujeres que se reciben y no trabajan son una enorme

proporción de ellas, lo que quiere decir que las mujeres no tienen problema en

dejar su carrera, con tal de tener al lado a un hombre que gane bien. Y la

universidad se convierte, así, en un lugar de cacería femenina, donde pueden

encontrar a hombres con un futuro profesional.

Las mujeres tienen el mismo prestigio que el hombre que tienen al lado.

Mientras que él se esforzó y se sigue esforzando, una mujer que haya ido a la

escuela solamente, puede quedar muy bien ante los demás y ser tratada igual

que el marido. Por ejemplo, si un ingeniero se casó con una mujer que

solamente hizo la primaria, se la trata con el mismo respeto. Además de eso,

ella siempre puede excusarse diciendo: "vivo para mi marido y mis hijos", algo

que los demás aplaudirán.


El carácter de la mujer

Al contrario de lo que se dice, las mujeres son calculadoras, no tienen

sentimientos. Pueden estar llorando a lágrima viva y por dentro tener

pensamientos helados y claros. Ellas no se fijan nunca en la belleza de un

hombre, no por malicia, sino porque lo ven como una especie de autómata que

le da todo lo que quiere, como a una máquina expendedora de todo lo que le

gusta. ¿Uno se pondría a pensar si es linda una máquina? Todo lo que importa

es que sea útil, y así ven a los hombres las mujeres. Lo que importa es si es

rico, si tiene alguna profesión bien pagada y si es un caballero.

Las mujeres aprenden a reprimir sus deseos sexuales, para así extorsionar

después a los varones por la vía sexual. No les importa tanto el sexo. Es un

placer para ellas, obviamente, pero no el mayor de todos. Tendría prioridad

incluso comprarse un par de botas nuevas. En otras palabras, la mujer es

totalmente interesada y materialista, sería la personificación de esto.

En el mundo de las mujeres, no existe el hombre. Fuera de la necesidad de

obtener de él el bienestar material, para la mujer el hombre es algo muy ajeno

a ella, así como al hombre le resulta extraña. Esto es por la diferencia en el

desarrollo intelectual, que el hombre se ve obligado a desarrollar para mejorar

su sueldo y la mujer no lo necesita, así que se vuelve frívola y queda bastante

vacía como persona, desde el punto de vista masculino. No hay nada que

indagar en la mujer. Para comprender por qué las frivolidades le resultan un

placer hay que partir de que ella no se cultivó como el hombre, no se hizo
inteligente, ya que puede vivir de un hombre. Y no es que careciera de

capacidad al principio porque, como humanos, ambos tenemos las mismas

posibilidades, pero la mujer la va apagando con su educación, se vuelve frívola

adrede, es necesario para después no tener sentimientos.

Las mujeres tratan de impresionar a las otras mujeres, nunca a los hombres. Y

la mayor competencia pasa por quién de ellas se lleva al hombre más

económicamente valioso.

Por qué el hombre se somete

El varón, por ser más inteligente, parece que se sentía vacío de un sentido en

el momento de tener libertad. Se veía ante el dilema de que cada decisión

podría llevar a infinitas consecuencias, imposibles de prever. Esta perspectiva

lo asustaba y prefirió abdicar de su libertad. En cierta manera, era

tranquilizador servir a otra persona y, de esta forma, no tener que hacerse

responsable de lo que pasara. La mujer, por supuesto, no tenía ningún

problema, ya que tan carente de sentimientos y tonta como era, jamás se iba a

poner a pensar en esas cosas.

Por decirlo de otra forma, el hombre sabe y quiere ser sometido. Esto tiene que

ver también con la doma que se le hizo, pero en el fondo es esa necesidad

existencial la que permitió que personas de menos dimensiones mentales y

emocionales lograran hacerse con su control.


Los hijos y las tareas del hogar

Las tareas del hogar resultan placenteras para la mujer o por lo menos no tan

malas, por más que ella le haga creer a su marido que son terribles. La verdad

es todo lo contrario. Son tareas "de mujeres" precisamente porque son fáciles y

cómodas, y sirven como excusa para quedarse en la casa sin hacer

prácticamente nada.

Por otro lado, el supuesto instinto maternal es un fraude. Las mujeres casi no

juegan con sus hijos. Normalmente, los dejan todos juntos en una habitación

con los juguetes y, salvo en caso de pelea, no necesita prestarles mucha

atención. Obviamente, los primeros años de vida pueden exigir un poco más de

ella, pero con los jardines, escuelas y demás, ya las mujeres tienen

solucionado ese problema (la sociedad está siempre atenta a lo que desean).

Mujeres que trabajan

Hay varias posibilidades por las que una mujer trabaja después de los

veinticinco años (después del tiempo en que hubiera cortejado un hombre para

que se haga cargo de ella).

-Se casó con un "fracasado", con alguien que no gana suficiente para ella.
-Es estéril (muchos hombres la dejan, después de saber esto)

-Es fea

-Es una mujer interesada en una profesión (lo que le hace renunciar a tener

esclavo y niños propios)

-Es una mujer emancipada

Los dos primeros casos se explican solos.

La fea es aquella que, después de haberlo intentado y no conseguir, finalmente

se resignó y tuvo que rescatar su inteligencia, antes de que se le eche a

perder. Generalmente, son inteligentes. La fea trabaja pero, a diferencia del

hombre, no trabaja más que para sí misma, no para financiar la vida de su

pareja e hijos. A veces llegan muy lejos en su carrera, y asi le presta un

servicio a la explotadora corriente, quien dice a su hombre: "ya ves, podría

haber llegado lejos y renuncié a todo por ti". La fea no renuncia a su estatus

femenino, sino que por trabajar actúa como si fuera una maravilla del mundo,

subraya su femineidad, que "es una mujer que triunfó"... ¡como si los hombres

no lo hicieran!

Las mujeres que realmente se interesan por una profesión son un grupo

demasiado reducido. Es raro, pero existe.

La mujer emancipada es, por definición, una mujer bella que ha tenido siempre

un esclavo de alta renta a mano, así que no trabaja por dinero. Sólo la mujer

hermosa puede emanciparse, porque las feas y los hombres nunca tuvieron
opción, ella en cambio lo elige voluntariamente. Esta mujer opta por trabajar en

lugares de categoría, como boutiques, editoriales, en las antesalas del cine y el

teatro, por ejemplo. En suma, donde pueda cruzarse con ricos y magnates. Ella

suele gastarse todo su dinero en comprarse ropa cara. Cree que por trabajar es

inteligente y habla con desprecio de las amas de casa, pero suele ser tan tonta

como las demás.

El trabajo que hace la mujer emancipada no suele ser dificil o requerir

responsabilidad, pero a ella le da la ilusión de que sí. El trabajo les gusta, pero

no dependen realmente de él. Siempre tienen un salvavidas a mano: un varón

preparado ante cualquier dificultad. A ella le molesta que su ascenso sea lento

en la empresa, pero no mezcla en las competencias de los hombres. En lugar

de eso, piensa que a las mujeres no se les dan las mismas oportunidades. Así

que, en vez de esforzarse por lograr un ascenso en su lugar de trabajo, sale a

manifestaciones pintada como un payaso a reclamar por la igualdad de la

mujer. No se le ocurre que ellas mismas son las culpables, por su falta de

interés, su poca responsabilidad, su cáracter, sus flirteos en el pasillo y, sobre

todo, por su despiadada doma del varón.

La emancipada, en vez de ser un alivio para su marido, es una carga mayor,

porque lo explota todavía más que las otras.

Conclusiones
En comparación con una mujer de su misma situación social, supongamos el

obrero fabril y la mujer del obrero fabril, la vida de ella es un lujo. Las mujeres

tienen siempre su comodín bajo la manga, y ese comodín es la ayuda del

hombre. Aún las mujeres emancipadas no saben lo que es la dura lucha de un

varón, y a pesar de que todos le hagan la vida fácil, siguen reclamando

histéricamente más "derechos" para las mujeres. No quieren igualdad, si no

que por ser mujeres le den todo servido. Parecen pensar que a los hombres

nos regalan algo por ser hombres y no es así (por si a alguien le queda la

duda). En general, las mujeres trabajan más por gusto que por necesidad,

aunque no en todos los casos. Sólo en una situación así una mujer podría

entender mínimamente a un varón, pero tampoco por completo, porque para

entenderlo por completo debería mantener también a su marido y a sus hijos.

Sin embargo, más que una comprensión, lo que necesitamos los hombres es

dejar de pensar en las mujeres, no dedicarnos más a ellas, no darles ni un solo

centavo, cero caballerosidad y, si tienen un problema, que se arreglen solas.

Quizás podríamos exceptuar los casos verdaderamente graves, pero el

problema es que ayudándolas perpetuamos el que nos sigan tomando como

siervos, así que incluso sería mejor no ayudarlas en nada.

Lo mejor para un hombre es, sobre todo, no darle nada a una mujer, no pagarle

nada, dejar claro desde el principio que no vamos a poner un solo centavo para

ella y no tener hijos ni casarse si la ley privilegia a las mujeres. No convivir con

ellas. Solamente se podría tener sexo y con protección (con todas las que

puedas). Si eso te descalifica, que te descalifique. Creéme, conozco a tantos


giles y ninguno tiene cara de ser feliz. Es mejor tener relaciones con amigas o

sexo casual (siempre con protección). El amor no hace falta, porque es una

mentira y excusa para explotarte en la que no deberías caer, y si despreciás mi

consejo, después bancatela y acordate de que alguien te lo advirtió de

antemano y vos no quisiste escuchar.

Para algunos, el matrimonio puede ser una felicidad, pero es la felicidad del

esclavo, siempre pendiente de lo que quiere su señor (en este caso, su reina).

La libertad está muy lejos de eso, y ningún hombre que ame la libertad sería

feliz con eso. Son más los arrepentidos que los que reivindican el matrimonio.

Y aunque algunos no lo digan, se les nota en la cara. Aparte, llegan de trabajar

y salen a trabajar de nuevo (tienen dos trabajos), y sin ningún tiempo libre no

existe la vida. Así como no te aconsejo la vagancia absoluta, tampoco te

recomiendo ser demasiado trabajador. Mejor viví para vos, date los gustos, no

importan los que sean y, antes de dejarte sacar la plata por las mujeres, pagate

una prostituta, que por lo menos es más sincera.

De nosotros depende que la sociedad mejore, las mujeres están bien y no se

van a calentar en cambiar nada, porque a ellas les conviene. Puede haber

alguna, pero por cada una que es igualitaria hay doscientas ansiosas de

exprimirte el bolsillo. Entonces, somos los hombres los que tenemos que

terminar con esto, dejar de seguir consintiendo a las mujeres. Trabajar para un

hijo es una cosa, pero para una mujer que ya es grande y sabe lo que hace, ni

ahí. No sirvo para todo ese teatro de tratarlas como a infantes, que si les

molesta que digas A hay que decir B, que hay que entender a las mujeres, que
si le jode que salgas, que hay que acordarse fechas... Dejenme de joder. Si

tengo que hacer todo eso para que me den bola, preferiría hacerme la paja.

Suerte que existe el sexo más allá de la pareja y ahí no te evalúan tanto. Te

usan "como a un objeto sexual", como dicen las feministas que hacemos

nosotros, pero no me importa. Prefiero que me usen como eso y no como

cajero automático. Igual, todo bien. A mí no me molesta que existan las

mujeres que se acuestan con uno y con otro, me molestan más las que le

sacan la plata a uno y a otro. Por lo menos, esta clase de mujeres está con vos

porque te desea sexualmente, insulto sería que te desee por lo que tenés en el

banco y el ingeniero no sabe que ella lo guanpea con cualquiera (porque está

con él por la plata). Hacé la prueba y hacete pobre, vas a ver que te huyen

como si tuvieras lepra. Las únicas mujeres que se te acercan si sos pobre son

las que tienen plata, porque saben que no van a depender de vos, siempre va a

estar el papá para bancarle todo, para darte algún empleo si andás mal y

asegurarse de que tengas bien a la hija (pero hay que tener cuidado que no

todo es tan lindo como suena). Bueno, el mundo es grande y hay para elegir.

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