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(Lección 6)

A) EL CARÁCTER DEL CREYENTE (Mt. 5:3-12).


1. LA POBREZA QUE SATISFACE (Mt. 5:3).
1.1. La primera condición para ser feliz.
1.1.1. "Bienaventurados los pobres en espíritu.
1.1.2. En las bienaventuranzas hay una secuencia natural o lógica.
(1) No fueron pronunciadas al azar.
1.1.3. "Bienaventurado" (gr. "makarios") equivale a "feliz", o "dichoso".
(1) Palabra usada para describir la condición de quienes son
bendecidos por Dios.
(2) La palabra se traduce como "dichosos" en otro lugar (Jn. 13:17).
(3) La felicidad del creyente no consiste sólo en conocer la verdad,
sino también en creerla y obedecerla.
(4) El que cree es verdaderamente feliz (Jn. 20:29).
(5) Dios es "bendito" o "bienaventurado" (1 Ti. 1:11).
(6) Su felicidad es comunicada a los que creen en Él.
1.1.4. La condición del creyente feliz: "pobre en espíritu" (gr. "hoi ptöchoi töi
pneumati").
(1) "Pobre" (gr. "ptöchoi") equivale a quien.
a) Es la palabra usada para "mendigo", en el relato de Lázaro
(Lc.
16:19-22).
b) Pobre en el Antiguo Testamento es el que no tiene nada y
confía sólo en Dios para liberación y provisión (Sal. 34:6).
(2) No son pobres "de" espíritu, que equivale a apocados o
pusilánimes, sino pobres "en" espíritu.
a) Son pobres "respecto" a sus espíritus.
(3) Pobre en espíritu es aquel que ha perdido toda confianza en su
justicia y descansa sólo en la de Dios.
(4) Es el que dejó su orgullo para clamar a Dios: "Sé propicio a mí
que soy un pecador" (Lc. 18:13).
(5) Comprende su completa miseria y no esperan nada de sí mismos
(Ro. 7:24).
(6) Confiesan su miseria y descansan sólo en la gracia de Dios.
1.1.5. El espíritu humillado, "pobreza en espíritu", es lo único que Dios
acepta (Sal. 51:17).
1.1.6. La salvación se otorga sólo en esa condición (Sal. 34:18).
(1) El ejemplo en la parábola del publicano (Lc. 18:9-14).
(2) El profundo contraste con la arrogancia del fariseo que se
consideraba mejor que los demás hombres y que no alcanzó
justificación (Lc. 18:14).
1.1.7. La condición para justificación se extiende a la santificación.
(1) La enseñanza de Pablo (Ro. 8:4-5).
1.1.8. El pobre en espíritu es aquel que experimenta la libertad del "yo"
crucificado (Gá. 2:20).
(1) Nada tiene que ver con la humildad fingida que es el mayor
pecado de orgullo.
(2) Es el que se considera a sí mismo insuficiente y descansa en la
gracia reconociendo que el poder viene del Señor (Fil. 4:13).
1.1.9. El pobre en espíritu tiene un corazón contrito que tiembla a la Palabra
de Dios (Is. 66:2).
1.2. La razón de la felicidad.
1.2.1 "Porque de ellos es el reino de los cielos" “Pues de ellos es el reino de
los cielos”
1.2.2. El pobre en espíritu porque clama a Dios y confía en Dios, está en el
"reino de los cielos".
1.2.3. Sólo de ese modo se accede al reino (Jn. 3:3, 5).
1.2.4. Los fariseos querían entrar al reino por su propia justicia, pero sólo
podrán hacerlo en la justicia suprema de Dios que se otorga por fe
(Ro. 4:5).
(1) La advertencia solemne del Señor (Mt. 5:20).
1.2.5. El que está en el reino goza de la compañía y bendiciones de Dios y
nada la falta (Sal. 23:1).
1.2.6. Es la bendición también para la iglesia (Ap. 2:9).
(1) El contraste con la que está llena de sí mismo (Ap. 3:16-17).
1.2.7. El pobre en espíritu goza del cuidado y comunión con Dios (Sof. 3:11,
12, 17).
1.2.8. Son felices porque todas las cosas les ayudan a bien (Ro. 8:28).
1.2.9. El reino es de ellos ahora, y después en los cielos (1 P. 1:4).
(Lección 7)
2. EL CONSUELO EN EL LLANTO (Mt. 5:4).
2.1. La segunda condición para ser feliz.
2.1.1. "Bienaventurados los que lloran"
(1) Literalmente "los afligidos".
2.1.2. Las lágrimas forman parte de la experiencia de vida del salvo.
(1) Jesús mismo lloró por el duelo de sus amigos (Jn. 11:35).
(2) El creyente llora en la soledad de su abandono buscando a Dios
(Sal. 42:1-3).
(3) El creyente llora por la aflicción de sus hermanos (2 Ti. 1:3-4).
2.1.3. Que quiere decir esta afirmación de Jesús.
(1) El que llora es aquel que es afligido en su corazón en relación con
su amor a Dios, a Su obra y a Su pueblo.
(2) El que llora expresa su incapacidad total y su absoluta
dependencia de Dios.
2.1.4. Algunos ejemplos.
(1) Las lágrimas del profeta por el juicio de Dios sobre Su pueblo (Jer.
9:1).
(2) Las lágrimas del pastor ante la situación de peligro espiritual del
rebaño (Hch. 20:31).
(3) Las lágrimas de incapacidad frente a un problema familiar (Mr.
9:14-24).
a) El padre clamó pidiendo ayuda para su débil fe.
b) En algunos MSS. se lee: "con lágrimas" (gr. "meta dakruön").
(4) Lágrimas ante los que se pierden que riega el ministerio del
evangelista (Sal. 126:5-6).
2.1.5. Lágrimas de afecto al Señor (Lc. 7:37-39).
(1) Lágrimas de gratitud por el perdón recibido.
2.1.6. Lágrimas de tristeza (Lc. 19:41).
(1) El Señor llorando sobre la ciudad de Jerusalén.
(2) Contempló los acontecimientos que ocurrirían sobre ella por su
rebeldía.
2.1.7. Lágrimas de tristeza según Dios (2 Co. 7:10).
(1) Cuando el Espíritu por la Palabra produce el dolor que conduce al
arrepentimiento.
(2) Era la situación de David por su pecado (Sal. 32:3-5).
(3) Fueron las lágrimas de Pedro después de negar al Señor (Lc.
22:61-62)
2.2. La razón de la felicidad.
2.2.1. "Porque ellos recibirán consolación"
2.2.2. La tristeza según Dios vuelve al alma hacia Él, que le perdona, libra
y
fortalece, devolviéndole el gozo y la calma (Sal. 30:5; 50:15; Is. 55:6.
7; Miq. 7:10-20; Mt. 11:28-30).
2.2.3. Esa fue la experiencia de los mencionados ejemplos anteriores.
(1) El profeta que llora por el juicio que viene sobre su pueblo recibe
palabras de consuelo (Is. 40:1).
(2) El padre que llora recibe el consuelo de la sanidad de su hijo
(Mr. 9:25).
(3) El consuelo de quien llora antes de sembrar la Palabra y regresa
gozoso con sus gavillas (Sal. 126:6).
(4) Las mismas lágrimas del Señor sobre Jerusalén, traerán el gozo
del reino futuro de paz.
(5) Las lágrimas en la confesión del pecado personal, con el perdón
generoso (Sal. 32:1-2).
2.2.4. Una experiencia definitiva del cumplimiento de la promesa (Ap. 21:3-
4).
2.2.5. La promesa no es para el que se queja, sino para el que llora.

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