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Biografía:

 El texto que trabajamos en la cátedra de filosofía, es “La hermenéutica del sujeto”, escrito por Michel
Foucault quien nació en Francia el 15 de Octubre de 1926, es el segundo hijo de una familia de tres hijos, su
papa un prestigioso cirujano
 A partir de 1969 y hasta principios de los ochenta se desplego la segunda etapa del pensamiento de
Foucault que se conoció como “Genealógica”, en donde la reflexión sobre el poder, sobre la relaciones de
poder van a tener gran importancia; este periodo coincido con su nombramiento al frente de la cátedra de
“Historia de los sistemas de pensamiento” en el College de France, a esta etapa “Genealógica”
pertenecieron, entre otros, los libros: “¿Qué es un autor? (1969), “El orden del discurso” (1970), “Vigilar y
castigar” (1975), 1 volumen de la “Historia de la sexuliadad” (1976)etc.
 En estos últimos años de su vida Foucault contrae SIDA, enfermedad muy poco conocida en ese momento,
finalmente muere en Paris en junio de 1984. Sus escritos ha tenido un enorme impacto sobre la filosofía y las
ciencias sociales, sus críticas sobre las instituciones sociales como la medicina, la psiquiatría y el sistema
penal, así como sus idea sobre la sexualidad, el poder y el saber, han sido ampliamente discutidas y
aplicadas.
 “La hermenéutica del sujeto” recoge el contenido de un curso dictado por Foucault en el College de France
en 1982. Nosotros solo trabajamos con la primer y segunda hora de la clase del 6 de enero de 1982.

Foucault
La hermenéutica del sujeto – clase del 6 de enero de 1982- primera hora
La cuestión que me gustaría abordar: EN QUE FORMA DE HISTORIA SE ENTABLARON EN OCCIDENTE LAS
RELACIONES ENTRE ESOS DOS ELEMENTOS, EL “SUJETO Y LA VERDAD”.
Quería tomar como punto de partida la noción “inquietud de sí”, noción griega “epimeleia heautou”, es el hecho de
ocuparse de sí mismo, preocuparse por sí mismo, etc.

Es sin duda un poco paradójico elegir esta noción, a la cual la historiografía de la filosofía no atribuyo hasta hoy una
importancia, cuando todo el mundo, sabe y repite desde hace mucho tiempo que la cuestión del sujeto (cuestión del
conocimiento del sujeto, cuestión del conocimiento del sujeto por sí mismo) se planteo originariamente en una
formula y un precepto muy distinto: la prescripción délfica de gnothi seauton (conócete a ti mismo). Siendo así que
en la historia de la filosofía, más ampliamente, en la historia del pensamiento occidental todo nos indica que gnothi
seauton es sin duda la formula fundadora de la cuestión de las relaciones entre sujeto y verdad.

Relación entre epimeleia heautou (inquietud) y gnothi seauton (conócete a ti mismo).

En lo que respecta al conócete a ti mismo, querría hacer esta observación refiriéndome a estudios hechos por
historiadores y arqueólogos, hay que tener presente tal y como se formulo, grabado sobre la piedra del templo, no
tenia sin duda el valor que se le atribuyo más adelante. De hecho se inscribió en ese lugar, que fue uno de los
centros de vida griega, pero con un significado que no era, la del conócete a ti mismo en el centro filosófico de la
expresión. Lo que se prescribía en esa fórmula no era el autoconocimiento: ni el autoconocimiento como
fundamento de la moral, ni el autoconocimiento como principio de una relación con los dioses. su origen no fue
filosófico (tuvo un origen extra filosófico)

Se propuso una serie de interpretaciones:

o Roscher (1901), en el que recordaban que preceptos délficos, eran dirigidos a quienes iban a consultar al
dios y que había que leerlos como una especie de regla relacionadas con el acto mismo de la consulta.
o Defradas (1954), que también sugiere que el conócete a ti mismo no es un principio de autoconocimiento.
Según este,estos tres preceptos délficos serian imperativos generales de prudencia, prevenía a los
consultantes contra los riesgos de generosidad excesiva y con respecto al “conócete a ti mismo” seria el
principio por el cual hay que recordar que uno no es más que un mortal y no un dios.

Cuando ese precepto délfico, el conócete a ti mismo aparece en l filosofía, en el pensamiento filosófico, lo hace
alrededor del personaje de Sócrates. Ahora cuando ese preceptos délfico aparece, se lo acopla, se lo hermana, no se
tata del todo de un acoplamiento. La regla del conócete a ti mismo se formula, mucho más en una especie de
subordinación con respecto al precepto de la inquietud de sí.
El conócete a ti mismo aparece en el marco más general de la inquietud de sí mismo como una de las formas de la
regla general: debes ocuparte de ti mismo, no tienes que olvidarte de ti mismo, es preciso que te cuides, y dentro de
eso aparece y se formula la regla conócete a ti mismo. No hay que olvidar que en ese texto de Platón, la apología de
Sócrates, este se presenta como aquel que tiene como función, oficio y cargo el de incitar a los otros a ocuparse de sí
mismo, a cuidar de sí mismo y no ignorarse.

Hay tres pasajes muy claros:

1. En el Sócrates al defenderse frente a sus acusadores y jueces responde a la siguiente objeción. Se le


reprocha encontrarse en una situación de la que debería avergonzarse (es vergonzoso haber llevado ese
tipo de vida) y es condenado a muerte. A lo cual Sócrates responde “está muy orgulloso de haber tenido esa
vida y se niega a modificarla”
“no dejare de filosofar, de aleccionar a cualquiera de vosotros con quien me encuentre”
“no te ruborizas ateniense en poner cuidado en tu fortuna, tu reputación y honores, pero en lo que se
refiere a tu razón, a la verdad y a tu alma no te inquietas por ella, ni siquiera la tienes en consideración”
(epimele- inquietud)
“y si alguno de vosotros afirmara que la cuida (su alma, la verdad y la razón) no crearías que los voy a dejar e
irme, lo interrogaré, lo examinare, discutiré a fondo joven o viejo. Puesto que esto es lo que me ordena el
Dios”
Esta orden, es aquella por la cual los dioses confiaron en Sócrates, la tarea de interpelar a los jóvenes y viejos
para decirles ocúpense d ustedes mismos, esa es la misión de Sócrates.
2. En el segundo pasaje vuelve a la inquietud de sí y dice que si los atenienses lo condenaran a muerte, el no
perdería gran cosa, los atenienses en cambio si por qué no les quedara nadie que los incite a ocuparse de sí
mismos.
3. 3º pasaje: Sócrates dice que no merece ningún castigo, en todo caso un tratamiento.

En estos pasajes se muestra a Sócrates como una persona que incita a los demás a ocuparse de sí mismos. Hay 4
cosas importantes:

1. Esa actividad de incitar a los demás a ocuparse de sí mismos es la de Sócrates, pero es la que le encargaron
los dioses, el no hace otra cosa que cumplir con esa orden
2. Se plantea el problema de la relación entre el “ocuparse a sí mismo” al cual incita el filosofo y lo que debe
representar para este el hecho de ocuparse de sí mismo o sacrificarse (si Sócrates se ocupa de los otros lo
hace al no ocuparse de sí mismo, en este caso al descuidar por esa actividad toda otra serie de actividades
interesada, rentables, propicias).
3. En esta tarea Sócrates desempeña el papel de quien despierta. La inquietud de si va a considerarse como el
momento del primer despertar, cuestión interesante en eso del “ocuparse de sí mismo”.
4. Comparación entre Sócrates y el tábano: ese insecto que persigue a los animales, los pica y los hace correr y
agitarse. La IDS es una especia de aguijón que debe clavarse allí en la carne de los hombres, quien debe
hincarse en su existencia y es un principio de agitamiento, de movimiento.
Esta cuestión de inquietud de si mismo tiene que liberarse un poco de los prestigios del conócete a ti mismo,
que hizo disminuir un tanto su importancia. Entonces en el texto de Alcibíades, verán como la inquietud de sí, es
sin duda el marco, el suelo el fundamento a partir del cual se justifica el imperativo del conócete a ti mismo. Por
consiguiente: importancia de esa noción de inquietud de si en el personaje de Sócrates, al cual sin embargo,
suele asociarse el conócete a ti mismo. Sócrates es el hombre de la inquietud de sí y seguirá siéndolo.

Tercer punto concerniente a esta inquietud de sí y su relación con el conócete a ti mismo: me parece que dicha
noción no acompaño, enmarco, fundó la necesidad de conocerse a sí mismo.

Esa inquietud de si (la regla que se le asociaba) no dejo de ser un principio fundamental para caracterizar la actitud
filosófica a lo largo de casi toda la cultura griega, helenística y romana (es decir, que estaban juntas, continuidad en
la historia prolongada).

No hay que ocuparse por sí mismo solo como condición de acceso a la vida filosófica. Verán en cambio, que el
principio de que hay que ocuparse de sí mismo llego a ser, el principio de toda la conducta racional en la vida actual.
Atreves del pensamiento helenístico y romano, la incitación a ocuparse de sí mismo alcanzo una extensión tan
grande que se convirtió en un verdadero fenómeno cultural del conjunto. (Fenómeno cultural)
Esta noción de inquietud así mismo atravesó toda la filosofía antigua hasta el umbral del cristianismo, pues bien
encontramos esta noción de inquietud de si en el cristianismo incluso lo que constituyo su entorno, su preparación,
la espiritualidad alejandrina.

Desde el personaje de Sócrates que interpela a los jóvenes para decirles que se ocupen de sí mismos, hasta el
ascetismo cristiano que marca con la inquietud de sí mismo el comienzo de la vida ascética, puede ver que tenemos
una muy larga historia de la noción de inquietud de si (Gregorio de Nisa la liberación del matrimonio (el celibato) es
la forma primera, la flexión inicial de la vida ascética, esa asimilación de forma primera del cuidado de sí mismo).
Nos muestra que la inquietud de si se convirtió en una especia del matriz de ascetismo cristiano)

No es más que un esquema, sobrevuelo, anticipo

En la noción de inquietud de si mismo aparece lo siguiente:

A. Es una actitud con respecto a si mismo, con respecto a otros, al mundo


B. Una manera determinada de atención, de mirada, es trasladar la mirada del exterior, los otros, el mundo,
etc; hacia uno mismo. Implica cierta manera de prestar atención a lo que se piensa, a lo que sucede en el
pensamiento. Parentesco de la palabra epimeleia con melete (ejercicio, meditación)
C. También designa, una serie de acciones, acciones que uno ejerce sobre sí mismo, acciones por las cuales se
hace cargo de sí mismo, se modifica, se purifica y se transforma.

Con el tema de la inquietud de si tenemos, una formulación filosófica precoz que aparece claramente desde el S. V
a.c. hasta el S. IV y V.d.c, toda la filosofía griega, helenística y romana y así como la espiritualidad cristiana (marco
histórico). Por último esta noción de inquietud define una manera de ser, una actitud. Formas de reflexión, prácticas
que hacen de ella un fenómeno importante no solo en la historia de las teorías sino en la historia de la subjetividad
en las prácticas de la subjetividad.

La inquietud de si es uno de los hilos conductores

¿Cuál fue la causa de que la noción de inquietud de si haya sido pasada por alto en la manera como el
pensamiento, la filosofía occidental, rehízo su propia historia?

(Historia de la moral) hay algo un poco perturbador en ese principio de inquietud de si, pues bien, se formulo se
acuño en toda una serie de formulas como ocuparse de sí mismo, cuidar de si, etc. Ahora bien hay cierta tradición
que nos hace desistir de dar a todas esas formulas un valor positivo y en especial de hacer d ellos el fundamento de
una moral.

Ahora bien “ocuparse de sí mismo” tiene siempre un sentido positivo jamás un sentido negativo y a partir de ahí se
constituyeron las morales mas austeras, más rigurosas, más restrictivas que occidente haya conocido, a preferencia
de las cuales no hay que atribuirlas al cristianismo sino a la moral de los primeros siglos antes de nuestra era, y al
principio d esta (moral estoica, cínica, epicúrea).

Tenemos entonces esta paradoja de un precepto de inquietud de sí que, para nosotros significa más bien el egoísmo
o repliegue y que durante tantos siglos fue al contrario, un principio positivo matriz con respecto a unas morales
sumamente rigurosas.

Pero hay una razón más esencial. Es algo que obedece al problema de la verdad y la historia de la verdad, y el
“momento cartesiano”(el rumbo cartesiano se refiere al autoconocimiento, al menos como forma de conciencia), el
cual actuó de dos maneras:

 Recalificar filosóficamente el conócete a ti mismo, situó en el origen, en el punto de partida del rumbo
filosófico, el acceso al ser era este autoconocimiento, y el que hacia al conócete a ti mismo un acceso
fundamental a la verdad. A partir de ese rumbo, el conócete a ti mismo como momento fundador del
proceder filosófico pudo, desde el S XVII, aceptarse en una serie de prácticas o de actitudes filosóficas.
 Descalificar la inquietud de sí y excluirla del campo del pensamiento filosófico moderno

Filosofía: forma de pensamiento que se interroga acerca de lo que permite al sujeto tener acceso a la verdad, la
forma de pensamiento que intenta determinar las condiciones y los límites del acceso del sujeto a la verdad.
Espiritualidad: conjunto de esas búsquedas , practicas y experiencias que pueden ser purificadas, la ascesis, las
renuncias, las conversiones de la mirada, las modificaciones de la existencia, etc. que constituyen no para el
conocimiento sino para el sujeto, para el ser mismo del sujeto, el precio a pagar por tener acceso a la verdad.

Tiene tres características:

1. Postula que la verdad nunca se da en el sujeto con pleno derecho, en tanto tal, el sujeto no tiene
derecho, no goza de la capacidad de tener acceso a la verdad. Para ello es preciso que el sujeto se
modifique, se transforme, en cierto punto en distinto de sí mismo para tener acceso a la verdad. La
verdad solo le es dada al sujeto a un precio que pone en juego el ser mismo del este. Consecuencias: no
puede haber verdad sin una transformación del sujeto.
2. Esta transformación puede hacerse de dos formas:
-movimiento del eros: movimiento que arranca al sujeto de su estatus y su condición actual
(movimiento de ascensión del sujeto mismo, movimiento por el cual la verdad llega a él y lo ilumina)
-askesis: es un trabajo, un trabajo de si sobre si mismo, una elaboración de si sobre sí mismo, una
transformación progresiva de la que uno es responsable, en una prolongada labor que es la de la ascesis.
3. Postula que el acceso a la verdad produce efectos que llamare “de contra golpe” de la verdad del sujeto.
Para la espiritualidad, un acto de conocimiento jamás podría en sí mismo y por si mismo, lograr dar
acceso a la verdad si no fuera preparado, por cierta transformación del sujeto, no del individuo sino del
sujeto mismo en su ser de sujeto.

Durante toda la antigüedad el tema de la filosofía (¿Cómo tener acceso a la verdad?) y la cuestión de la
espiritualidad (¿Cuáles son las transformaciones necesarias en el ser mismo del sujeto para tener acceso a la
verdad?) jamás se separaron.

La inquietud de si mismo designa el conjunto de las condiciones de espiritualidad, el conjunto de las


transformaciones de si mismo que son las condiciones necesarias para que se pueda tener acceso a la verdad.

Pues bien, si damos un salto de varios siglos, podemos decir que la historia de la verdad entro en su periodo
moderno el día en que se admitió que lo que le da acceso a la verdad es el conocimiento, sin que su ser de sujeto
se haya modificado. Me parece que ese es el punto en que asume su lugar lo que llame el “momento cartesiano”, sin
decir en absoluto que se trata de Descartes (fue su inventos y el primero en hace esto).

Pero esto no quiere decir que la verdad se obtenga sin condiciones, pero estas son ahora de dos órdenes y ninguna
de ellas compete a la espiritualidad:

 Condiciones internas del acto del conocimiento y de las reglas que debe respetar para tener acceso a la
verdad; condiciones formales, condiciones objetivas, reglas formales del método, estructura del objeto a
conocer. De todas maneras, las condiciones de acceso del sujeto a la verdad se define desde el interior del
conocimiento.
 Condiciones externas: para conocer la verdad no hay que ser loco
-condiciones culturales: para tener acceso a la verdad es preciso haber estudiado, tener una formación,
inscribirse dentro de cierto consenso científico.
-condiciones morales: para conocer la verdad hay que hacer esfuerzos, no hay que intentar engañar a la
gente, es preciso que los intereses económicos o de carrera o estatus se combinen de una manera
completamente aceptable con las normas de la investigación desinteresada.

Estas no conciernen a sujeto en su ser: solo incumben al individuo en su existencia concreta y no a la estructura del
sujeto como tal. A partir de ese momento, en que “el sujeto es capaz de verdad”, con dos reservas (condiciones
intrínsecas y extrínsecas al individuo), que el ser del sujeto no es puesto en cuestión por la necesidad de tener
acceso a la verdad, creo que entramos en otra era de la historia de la relación entre subjetividad y verdad. Y la
consecuencia de ello, es que el acceso a la verdad tiene como única condición el conocimiento, no encontrara en
este como recompensa otra cosa que el camino del conocimiento.
Clase del 6 de enero de 1982 segunda hora

Hubo un momento en el que se rompió, el lazo entre el acceso a la verdad, convertido en desarrollo autónomo del
conocimiento y la exigencia de una transformación del sujeto y del ser del sujeto.
Ya hacía mucho tiempo que se había iniciado el trabajo para desconectar de un acceso a la verdad planteado en los
términos del mero sujeto cognoscente y por otro lado, la necesidad espiritual de un trabajo del sujeto sobre si
mismo, para transformarse y esperar de la verdad su iluminación y su transfiguración, y se había colocado cierta
cuña entre estos dos elementos.

Y la cuña hay que buscarla por el lado de la teología: La correspondencia entre un Dios que lo conoce todo y sujeto
susceptibles de conocer, es sin duda uno de los elementos principales que hicieron que el pensamiento Occidental,
o sus formas de reflexión fundamental, y en particular el pensamiento filosófico, se separara de las condiciones
espirituales que le habían acompañado hasta entonces, y cuya formulaciones más generales era el principio de la
inquietud de sí mismo. Hay que comprender el gran conflicto que atravesó el cristianismo, desde fines del siglo V
hasta el siglo XVII (doce siglos). La separación no se produjo bruscamente con la aparición de la ciencia moderna, fue
un proceso lento.

No hay que imaginar tampoco que se produjo en forma definitiva, en el momento que llame momento cartesiano.
Hubo numeroso puntos de roce por ej, Spinoza “Reforma del entendimiento”, Kant, en este caso veríamos que las
estructuras de la espiritualidad no desaparecen, ni de la reflexión filosófica, ni del saber, en la filosofía del S XIX
Hegel, Heidegger, en todos estos casos el acto de conocimiento sigue ligado a las experiencias de la espiritualidad.
En todas estas filosofías, cierta estructura de espiritualidad intenta vincular el conocimiento, las condiciones de
este, y sus efectos a una transformación en el ser mismo del sujeto.

Y puede pensarse, toda la historia de la filosofía del S XIX como una especia de presión, por medio d la cual se trato
de repensar las estructuras de la espiritualidad dentro de una filosofía, que desde el cartesianismo o la filosofía del S
XVII, procuraba liberarse de esas mismas estructuras. De allí la hostilidad de todos los filósofos del tipo clásico
(Descartes, etc) con respecto a la filosofía del S XIX, plantea, implícitamente, la muy vieja cuestión de la
espiritualidad y recupera sin decirlo la inquietud de la inquietud de sí.

En el campo del saber, esta reaparición es muy notoria en cierta forma de saber que no son justamente ciencias,
encontramos, algunos de las exigencias de la espiritualidad, como por ej. El marxismos, Psicoanálisis, no hay que
asimilarlos a la religión, pero en ambos el problema de lo que pasa con el ser del sujeto (lo que debe ser el ser del
sujeto para tener acceso a la verdad) y la cuestión, de lo que puede transformarse en el sujeto por el hecho de tener
acceso a la verdad, estas dos cuestiones que son características de La espiritualidad, podemos encontrarlas en el
corazón mismo de estos saberes. No digo para nada que seas formas de espiritualidad, solo digo que se vuelve a
encontrar las cuestiones de la inquietud de sí y por lo tanto de la espiritualidad como condición de acceso a la
verdad. Se intento enmarcar esas condiciones de espiritualidad propias de estas formas de saberes dentro de una
serie de formas sociales (posición de clase, pertenencia a un grupo, etc) nos remite sin duda a las cuestiones de la
formación del sujeto para tener acceso a la verdad, poro se piensa en términos sociales, no se las piensa en el filo
histórico de la existencia de la espiritualidad y sus exigencias. Y al mismo tiempo, el precio pagado por trasponer,
reducir esas cuestiones “verdad y sujeto” al problema de la pertenencia (a un grupo, escuela, etc), fue el olvido de la
cuestión de la relaciones entre verdad y sujeto.

Lacan creo fue el único quien quiso centrar la cuestión del psicoanálisis, en el problema de las relaciones entre
sujeto y verdad. Intento plantear la cuestión que es histórica y espiritual: la del precio que el sujeto debe pagar para
decir la verdad y la del efecto que tiene sobre él. Al recuperar esta cuestión creo que hizo resurgir, desde el interior
mismo del psicoanálisis la más antigua inquietud de si mismo que fue la forma más general de la espiritualidad.

Volvamos a los textos, tratare de aislar tres momentos que me parecen interesantes:

1. El momento socrático platónico, la aparición de la inquietud de sí mismo en la reflexión filosófica


2. El periodo de la edad de oro de la cultura de si, el cultivo de sí mismo, la inquietud de sí mismo, que la
situamos en los dos primeros siglos de nuestra era
3. De la ascesis filosófica pagana al ascetismo cristiano.

Momento socrático platónico:

En el texto que analizare hace el análisis del al inquietud de sí, es el Alcibíades (se desarrolla en la segunda parte).

Recordemos dos cosas:

Primero, si vemos surgir la inquietud de si en la reflexión filosófica con Sócrates (en el Alcibíades).
No hay que olvidar, que el principio de “ocuparse de sí”, como regla, como imperativo positivo, no fue desde el
origen y a lo largo de toda la cultura griega, una consigan para filósofos, una interpelación de un filósofo que se
dirigía a los jóvenes que pasaban x las calles. No es una actitud intelectual, no es un consejo impartido por algunos
viejos sabios a algunos jóvenes demasiados apresurados. No al principio era una vieja sentencia de la cultura griega,
una sentencia Lacedomina. En un texto tardíos (Plutarco) que se refiere a una sentencia que era muy notoriamente
ancestral y plurisecular (composición de muchos fenómenos que se repiten cada siglo).

Se mencionan una palabras pronunciadas por Alexandrides, un lacedemonio, un espartano que un día
preguntaron: ustedes los espartanos tienen muchas tierras, y en todo caso importantes, y porq no los cultiva
ustedes mismos, xq los entregan a los ilotas? Alexander habría contestado: simplemente para poder ocuparnos de
nosotros mismos.

Es muy evidente que no se trata de un modo alguno de filosofía, en esa gente la filosofía y el intelectualismo no eran
valores muy positivos, se trataba de la afirmación de una forma de existencia ligada a un privilegio y un privilegio
político. Así pues el “ocuparse de si mismo” es un principio sin duda bastante corriente, en modo alguno filosófico,
ligado sin embargo, a un privilegio, en este caso político, económico, y social.

Entonces cuando Sócrates, retoma la cuestión de la inquietud de si, cuando la formula, lo hace a partir de una
tradición. Y como verán por otra parte, la referencia a Esparta está presente desde la primera gran teoría de la
inquietud de si en Alcibíades. Pasemos ahora a ese texto.

Señalare que en el inicio vemos a Sócrates encarar a Alcibíades para hacerle notar que, a diferencia de los otros
enamorados, hasta este momento el nunca lo abordo, y que recién hoy se decidió a hacerlo. Y esto es porque se da
cuenta de que tiene algo en la cabeza.

Vemos a un Alcibíades que ha envejecido y su belleza esta desvaneciéndose, pero no se conforma con eso. Quiere
volcarse hacia el pueblo, tomar en sus manos el destino de la cuidad, gobernar a los otros, es decir, transformar su
estatus privilegiado en acción política.

Sócrates escucha a los dioses que lo inspiran que ahora puede dirigirse a Alcibíades. Tiene algo que hacer:
transformar el privilegio estatuario, la primacía estatuaria en gobierno sobre los otros. Acá nace la cuestión de la
inquietud de sí mismo.

Pregunta Sócrates, si gobiernas la cuidad, para poder gobernarla es preciso que enfrentes dos calases de rivales, los
internos con quien tropezaras en la cuidad, pues no eres el único que quiere gobernar. Y además, el día que
gobiernes chocaras con los enemigos de la cuidad. Chocaras con Esparta y el imperio persa, sabes cuál es la situación
y ambos se imponen y superan a Atenas y a ti, x su educación y riquezas.

En cuanto a tu educación mira lo que te paso tras la muerte de tus padres fuiste entregado a Pericles, este tiene
poder sobre toda la cuidad, Grecia y estados barbaros, pero no fue capaz de educar a sus hijos, por consiguiente
caíste en un mal lugar, y tuvo la precaución de confiarte a un viejo esclavo, que era un monumento a la ignorancia y
que por ende no pudo enseñarte nada. En esas condiciones hay que hacer una comparación: quiere entrar en la vida
política, no posees las mismas riquezas que tus rivales, no tienes la misma educación. Es preciso que reflexiones un
poco sobre ti mismo, que te reconozcas a ti mismo. Y aquí vemos aparecer la noción, el principio de “conócete a ti
mismo” (referencia explícita al principio délfico), pero esta aparición, antes que cualquier noción de inquietud de de
si, se da de una forma débil. Se trata simplemente de un consejo de prudencia, Sócrates le pide a Alcibíades que
reflexione un poco sobre si mismo, que vuelva sobre si mismo y se compare con sus rivales de ese modo descubrirá
su inferioridad. Mediante lo único que podría permitirte afrontarlos en una posición no demasiado desventajosa: un
saber, una tekhne. No tienes la tekhne que te permitirá compensar esa inferioridad. Se lo demuestra mediante una
prolongada sucesión de interrogantes, y llega un momento en que Alcibíades ya no puede contestar y entonces se
desespera. Dice “ni yo mismo se lo que digo. En verdad, es muy posible que haya vivido desde hace mucho en un
estado de ignorancia vergonzosa, sin advertirlo siquiera”. A lo que Sócrates responde “ no te preocupes, si
descubrieras a los 50 años que te encuentras así en la ignorancia vergonzosa y ni siquiera sabes lo que dices, te
resultaría muy arduo remediarlo, pues sería muy difícil que te cuidaras a ti mismo (que te tomaras a ti mismo como
objeto de desvelos: inquietud de si). Pero estas justamente en la edad en que es preciso darte cuenta de ello”.

Quería detenerme un poco aquí, en esta aparición en el discurso filosófico de la formula “ocuparse de sí mismo”,
“tomarse así mismo como objeto de desvelo”.
1. La necesidad de preocuparse por sí mismo está ligada al ejercicio del poder. Aquí la cuestión de inquietud
de sí mismo, no aparece como uno de los aspectos de un privilegio estatuario. Al contrario aparece como
una condición para pasar del privilegio estatutario de que gozaba Alcibíades (gran familia rica) a una acción
política definida, el gobierno concreto de la cuidad. Pero como se darán cuenta “ocuparse de sí mismo”
está implicado y se deduce de la voluntad del individuo de ejercer el poder político sobre los otros. No se
puede gobernar a los otros, no es posible transformar los propios privilegios en acción política sobre los
otros, si uno no se ha preocupado por sí mismo, inquietud de si: entre privilegio y acción política, he aquí el
punto de emergencia de la noción.
2. Esta noción de inquietud de si, esta necesidad de preocuparse por uno mismo, está ligada a la insuficiencia
de la educación de Alcibíades. Pero a través de ella. Lo completamente insuficiente es la educación
ateniense, en dos aspectos:
A) el propiamente pedagógico (el maestro de Alcibíades era un esclavo ignorante)
B) la crítica del amor, del eros por los muchachos, que no tuvo para Alcibíades la función que debería
haber tenido, por que el fue perseguido por hombres que en realidad no querían otra cosa que su
cuerpo, hombres que no querían ocuparse de el, que no querían incitarlo a ocuparse de si mismo. La
mejor prueba esta: ni bien perdió su juventud, lo abandonaron. La necesidad de la inquietud de si, por
tanto se inscribe no solo dentro del proyecto político sino dentro del déficit pedagógico
3. carácter también importante, se dice que si Alcibíades tuviera 50 años, sería demasiado tarde para reparar
las cosas. Hay que aprender a hacerlo cuando uno está en la edad critica (cdo se sale de las manos de los
pedagogos y va a entrar en la actividad política). Hasta cierto punto hay una contradicción con el texto de la
apología de Sócrates cdo hace mención “que interpelara a todo el mundo a jóvenes y viejos, ciudadanos y
no ciudadanos para decirles que se ocupen de si mismos”. Este caso la inquietud de de si aparece como una
función general, mientras que en Alcibíades se presenta como un momento necesario en la formación del
joven. Esta sería una cuestión muy importante, uno de los balanceos de la inquietud de si, cuando la vemos
convertida en una obligación permanente de todos los individuos a lo largo de la vida. Pero en esta forma
precoz, socrático platónica, la inquietud de si es más bien una afectividad, una necesidad de los jóvenes, en
una relacione entre ellos y su maestro, o ellos y su amante, o ellos y su maestro y amante. Tercer
característica de la inquietud de sí.
4. Se darán cuenta de que la necesidad de ocuparse de si se destaca como una urgencia en el momento en el
Alcibíades advierte que ignora pues el objeto mismo, la naturaleza del objeto del que tiene que ocuparse.
Sabe que quiere ocuparse de la cuidad, pero no sabe cómo, no sabe en qué va a consistir la meta y el fin de
lo que será su actividad política y por eso debe ocuparse de si mismo. En ese momento surgen dos
cuestiones:
A) Hay que ocuparse de sí pero se plantea un interrogante, debes ocuparte de ti pero ¿qué es ese sí
mismo? Pregunta por consiguiente, que no se refiere a la naturaleza del hombre sino a lo que
llamaríamos la cuestión del sujeto ¿Qué ese sujeto, que es ese punto hacia el cual debe orientarse esa
actividad reflexiva, esa actividad que vuelve del individuo al individuo mismo?
B) Será necesario dar de sí mismo (en la expresión “preocuparse por sí mismo”) una definición tal que
implique, abra o de acceso al saber indispensable para un buen gobierno. La apuesta del dialogo es esta
¿cuál es ese sí mismo del que debo ocuparme, para poder ocuparme como es debido del los otros, a
quien tengo que gobernar?- acá esta ese círculo que va desde el yo como objeto de desvelo hasta el
saber del gobierno de los otros. Esta noción lleva en su seno la primera emergencia en la filosofía
antigua la cuestión “preocuparse por sí mismo”.

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