La comunicación como estrategia de liderazgo

Gabriela Egas

Recepción: 28 de marzo de 2016

Aprobación: 2 de junio de 2016

Resumen:

Un líder del presente siglo es aquel que tiene grandes competencias comunicativas, edifica una
relación que motiva a sus seguidores, genera el ambiente para la consecución de los objetivos de
la organización y crea espacios para encontrar el diálogo e intercambio de criterios. Asimismo,
debe ser capaz de manejar un lenguaje claro y ser poseedor de una habilidad especial para
escuchar y estar abierto a todas las opiniones.

De igual forma, debe permitir a sus colaboradores, ser creativos y favorecer la innovación y
el trabajo en equipo. De tal manera que, todos sean partícipes del cambio organizacional, en
donde la visión sea el destino y el líder el guía de todos quienes conforman la organización.
Dentro de esta concepción, el líder se constituye, citando a Lorraine Monroe (2009) en el “centro
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de la orquesta” y el trabajo en equipo y la comunicación se conjugan en perfecta “armonía”

para el logro de los objetivos organizacionales.

Un líder motivador anima a sus seguidores con entusiasmo, estimula y permite el descubrimiento
de esas fuentes inspiradoras de energía hacia el alcance de la visión, los objetivos de la
organización y las metas individuales de sus miembros, lo que permite alcanzar el beneficio
mutuo.

El líder debe ser el ejemplo a seguir. Liderar con el ejemplo le permite ganar el respeto y el
reconocimiento necesarios para alcanzar el empoderamiento y compromiso del grupo con la
visión de la organización; de ahí que, las organizaciones deben seleccionar un buen líder que
inspire confianza en el grupo y logre su motivación que son las tareas esenciales del buen
liderazgo.

Palabras claves:

Cambio positivo, compromiso, comunicación, confianza, liderazgo, motivación, innovación,

integridad, involucramiento, trabajo en equipo, visión.

Abstract:

A leader in the current era is someone who has strong communication skills, builds relationships
that motivate his or her followers, generates an environment to achieve organizational objectives
and creates spaces to motivate dialogue and exchange of criteria. Likewise, a leader has to
be able to manage a team using clear language and need to have good listening skills, which
includes being open-minded towards others opinions.

In the same way, a leader has to allow its collaborators to be creative and has to foster innovation
and team work. So that everyone participates in the organizational change, where the vision is
the goal and the leader guides all its members.

In this regard, according to Lorraine Monroe (2009), a leader stays in the “middle of the
orchestra” where team work and communication meet in perfect “harmony” in order to achieve
the objectives of the organization.

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A motivating leader enthusiastically encourages his or her followers, fosters the foundation for
inspirational energy, and helps realize the vision and objectives of the organization as well as the
individual goals of its members.

A leader has to be an example to follow. Leading by example allows him or her to gain respect
and recognition, two requisites necessary for achieving the empowerment and commitment of
his or her group members with the vision of the organization. Therefore, organizations have to
select an adequate leader who inspires trust and motivation among the group..

Keywords:

Cambio positivo, compromiso, comunicación, confianza, liderazgo, motivación, innovación,

integridad, involucramiento, trabajo en equipo, visión.

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E
l tema del liderazgo ha incitado el interés
de diversas corrientes e investigadores
que han tratado de explicarlo, no solo
porque concierne a las personas, sino
porque las organizaciones están obligadas a
adaptarse a otras formas de trabajar.
Sobre esta premisa, hoy en día, es evidente
que el liderazgo organizacional es uno de los
componentes más importantes que se deben
considerar al momento de tomar decisiones
al interior de las organizaciones. Actualmente
se exige directivos con una personalidad de
líderes, capaces de afrontar y responder de
manera innovadora y oportuna a diversas
situaciones a las que tendrán que enfrentarse;
con una actitud mental que les permita
entablar, de forma madura, relaciones
satisfactorias con las personas; con
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habilidades directivas y espíritu emprendedor,
superando con perseverancia las dificultades
que se presenten día a día.
Este desafío que a menudo se lo llama el “buen
liderazgo”, permite el éxito de casi cualquier
desempeño de cambio organizacional.
Entendiéndose por éxito la posibilidad de
alcanzar la visión y empatarla con los objetivos
personales de cada uno de los empleados.
El liderazgo institucional tiene infinidad de
conceptualizaciones y se lo puede definir
como una práctica que pretende influir en
un grupo con el propósito de orientarlo hacia
el logro de objetivos. Whetten y Cameron
lo definen como “la habilidad de dirección
hacia el cambio positivo, así cuando las
organizaciones son dinámicas y están
pasando por una transformación, las personas
muestran liderazgo” (2005, p. 490).
Ahora bien, liderar el cambio positivo es
una habilidad directiva que se orienta en
viabilizar el potencial de todos los integrantes
de la organización y, son precisamente
los directivos, los encargados de crear un
clima que promueva este comportamiento.
El clima organizacional es coincidente con
la motivación de los empleados, tanto en lo
físico como en lo emocional; en consecuencia,
un líder que conoce la dinámica del grupo
y busca su motivación, influye sobre su
comportamiento, porque actúa sobre las
actitudes y experiencias de las personas.
En este mismo sentido, Bayón define el
liderazgo como “la capacidad de ciertas
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personas para influir en otras, teniendo el líder
la capacidad de poder, comprensión de las
personas, inspirar a sus seguidores y crear un
ambiente propicio” (1998, p. 191). Hoy nadie
discute que el liderazgo es la habilidad que una
persona posee para intervenir positivamente
en su equipo de trabajo, respecto a sus
opiniones, actitudes y comportamientos; eso
significa, de parte del directivo, mantener un
flujo constante de comunicación en todos los
niveles de la organización.
Influenciar significa involucrar a otros para
que trabajen en pos de conseguir las
metas propuestas y asumir en conjunto la
responsabilidad del éxito de la empresa para
lo cual, es preciso fortalecer los talentos y
competencias del recurso humano, pues
la esencia del liderazgo efectivo, son sus
seguidores. El líder tiene una capacidad
adicional que es la de “hacer hacer”; esto
quiere decir que se puede lograr resultados
a través de la delegación de tareas. Cuando
el líder asigna responsabilidades a las
personas, se logra equipos competentes, en
los cuales se puede confiar. En consecuencia,
es preciso explotar el potencial del recurso
humano, contagiarle energía y comprometerlo
con el proyecto empresarial.
Para estimular a los empleados y alcanzar
su compromiso, el líder usa la comunicación
y su capacidad de integración a través de
mantener buenas relaciones con y entre
los miembros de la organización, creando
un clima de confianza y de contribución al
logro de la visión, en donde cada uno asuma
un compromiso individual para un trabajo
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en equipo, independientemente de las
circunstancias diferentes y cambiantes que
pudieran existir. Se puede utilizar la analogía
de un equipo de rugby, cuyos miembros no
están únicamente capacitados para una
formación en T y otras más para diferentes
juegos, sino que, al sonido de un silbato son,
de la misma manera, capaces de alinearse
como un equipo de fútbol o baloncesto,
según el partido que estén jugando; y, esta
labor exige, precisamente un reto para el
líder: convertirse en un verdadero conductor
de equipos.
Es evidente que la palabra líder incluye
a cualquier persona que tenga poder y
autoridad, sea este el guía, jefe, gerente,
conductor, dirigente o presidente de una
organización. En definitiva, el verdadero
líder es aquel individuo que representa un
ejemplo a sus seguidores. El líder es quien
muestra a su personal el camino a seguir. Un
líder señala la dirección, da la guía y motiva
a las personas para lograr los objetivos
marcados. La pregunta es ¿cuáles son las
principales condiciones que debe reunir
un líder? Probablemente, la respuesta más
generalizada, es que debe reunir cuatro
condiciones: tener compromiso con la misión,
saber comunicar la visión, poseer confianza
en sí mismo y ser poseedor de una integridad
personal que le conduzca a hacer lo correcto.
Así que, la tarea del líder no es fácil, requiere
mantener una buena comunicación e
integración entre todos los miembros que
conforman la organización. En consecuencia,
la comunicación se constituye en el eje que

atraviesa la organización, la misma que
permite controlar el comportamiento de todos
sus miembros y, de su parte, la integración
busca obtener resultados efectivos, en forma
conjunta.
¿Cómo se relacionan dentro de este contexto
la comunicación y el liderazgo? El líder
debe orientar sus mensajes de manera tal
que den respuesta a las expectativas de
sus seguidores. El discurso que maneje
debe ser de empatía, debe utilizar el medio
más adecuado y transmitirlo en el momento
oportuno.
Para lograr esta pretendida empatía, el líder
debe conocer a los demás. Cautivar a
otra persona requiere poner atención a su
lenguaje no verbal, sus palabras, la tonalidad
de su voz, su postura, su expresión facial,
etc.; asimismo, tener la mente abierta para
aprender y escuchar. Además, dado que los
sentimientos y emociones son consecuencia
del pensamiento, podrá de la misma manera,
deducir lo que las personas, puedan estar
pensando.
La comunicación, de su parte, fomenta
la motivación y, por lo mismo, parte del
trabajo del líder es canalizar la motivación
de sus empleados con el objetivo de que
alcancen la visión y las metas planteadas.
Esta comunicación es la que permite al líder
conectarse con las personas, exteriorizar su
estilo de liderazgo, entender y solucionar
los problemas que se presenten y definir su
relación con los miembros de la organización.
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En consecuencia, resulta evidente que el
líder utiliza la comunicación para inspirar
y unir a las personas en torno a un objetivo
común y, a la vez, mejorar el rendimiento
de sus subordinados. La comunicación
define las metas específicas y proporciona
retroalimentación entre los miembros del
grupo.
Todo el tiempo los directivos de una
organización se están comunicando; cuando
un líder desea influir en sus colaboradores,
se vale de la comunicación, estableciendo
de esta manera una relación positiva. La
comunicación de liderazgo se manifiesta
tanto en los mensajes de ida como de vuelta.
Liderar significa comunicarse con otros, de
tal manera que los colaboradores sientan la
influencia y la motivación para realizar las
tareas. Es función de los líderes desarrollar la
comunicación como una de sus competencias
fundamentales, lo cual le permite interactuar
con la gente.
En este punto, es oportuno recalcar que la
comunicación que el líder pueda desarrollar
a su favor, le permitirá conectarse de manera
efectiva con la gente; en definitiva, alinear
a sus seguidores a una visión compartida,
clara y convincente que inspire entusiasmo
en el equipo para alcanzar los objetivos
de la organización. En consecuencia, la
personalidad de cada líder está determinada
por el tipo de comunicación que utiliza; por
dar un ejemplo, el líder autocrático usa la
comunicación en el sentido descendente,
aquella que fluye hacia abajo; el democrático,
de su parte, utiliza, además de la comunicación
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descendente, una comunicación que fluye
hacia arriba, conocida como ascendente y se
refiere precisamente a los mensajes que los
empleados le puedan enviar.
Lido Anthony “Lee” Iacocca, destacado
personaje de la industria automovilística de
finales del siglo XX y principios del XXI, afirmó:
“Lo más importante que aprendí en la escuela
fue cómo comunicarme” (Iacocca citado en
Lussier, 2005; 174).
Pero, ¿cómo llevar adelante un proceso que
a veces resulta incontrolable? Un axioma
conocido menciona que “la comunicación
efectiva es difícil incluso en las mejores
condiciones” (2002) y es que por perfectas
que parezcan las relaciones que mantienen
los líderes, continuamente deberán afrontar
una serie de barreras semánticas, de
entonación e incluso aquellas causadas por
las connotaciones de la palabra.
A fin de superar estas barreras, es importante
tener en cuenta los siguientes pasos:
1. Generar credibilidad. Esta se obtiene
cuando hay coherencia entre lo que se
dice y lo que se hace. No solo para que las
palabras del líder sean calificadas como
válidas, sino también para fortalecer sus
propias acciones.
2. Preguntar. Entender los requerimientos de
los colaboradores, conocer sus puntos
de vista, permite superar las barreras de
las percepciones. “El primer secreto de
la eficacia es entender a la gente con la
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que uno trabaja y de la que depende,
de modo tal de poder aprovechar sus
fortalezas, estilos de trabajo y valores”
(Druker, 2004).
3. Es necesario para el líder definir cómo
va a interactuar con los demás. Ser
oportuno es importante, pero generar una
conexión que permita la comprensión, la
buena voluntad y la aceptación, lo es aún
más. Sin ello, las barreras semánticas,
de connotación y entonación, harán
imposible el intercambio de ideas.
4. Para lograr que el mensaje llegue de
manera correcta, es vital hacer partícipe
del proceso comunicativo a todas las
personas y adecuar la forma y el vehículo
de transmisión al destinatario.
5. No está por demás decir que la
comunicación es el vínculo que mantiene
unidos a los miembros de la organización
en todos sus sentidos y niveles. Cuando
la comunicación se practica de manera
objetiva, es factible una efectiva toma
de decisiones. “Sin comunicación, las
organizaciones no pueden sobrevivir, se
desintegran” (Elías y Mascaray, 1998; 52).
No existe posibilidad alguna de que los
problemas comunicativos desaparezcan y
siempre será probable que aparezcan; sin
embargo, un verdadero líder encontrará
la manera de solucionarlos para alcanzar
los máximos logros en beneficio de la
organización.

Pero, ¿cuál es la principal estrategia
comunicativa que debe poseer un líder? Es
incuestionable que para lograr una verdadera
transformación organizacional se requiere
tener la capacidad de escuchar: se trata de
completar el proceso de la comunicación,
no limitarse a transmitir de manera unilateral
la información. Escuchar permite desarrollar
empatía con el receptor; por consiguiente,
facilita el buen entendimiento. Se trata
de mantener un liderazgo apoyado en la
retroalimentación, basado en un verdadero
diálogo que demuestre la existencia de un
consolidado equipo de trabajo.
Lo anterior es básico en la medida que
la información que se obtenga de este
diálogo, siempre es importante para la toma
de decisiones. Lo fundamental es que se
genere un clima de confianza y comunicación
abierta, porque cuando las personas
sienten que alguien los escucha de verdad,
aprecian y consideran lo que quieren decir,
estarán dispuestos a trabajar para conseguir
sus objetivos. El líder debe emplear los
medios adecuados para poder influir en sus
seguidores, solo una comunicación bien
direccionada logrará crear credibilidad.
Los líderes, a través del proceso de
comunicación deben propiciar que cada
miembro de la organización se integre
como un elemento decisivo de un grupo.
Absolutamente todos quienes conforman la
organización, deben tener la oportunidad de
expresarse, de exteriorizar sus puntos de vista
y proponer iniciativas. Son precisamente estos
aportes los que posibilitan el crecimiento de
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las organizaciones. En consecuencia, se debe
favorecer reuniones regulares entre todos los
miembros, que faciliten oportunidades de
comunicación.
La manera de cómo los líderes conduzcan el
proceso de comunicación, fundamentalmente
al momento de informar, influir, convencer e
integrar, y el grado de eficiencia que logren
sus seguidores, determinará el éxito del líder
en las organizaciones.
Una comunicación libre genera confianza y los
líderes saben que la confianza es una ventaja
competitiva. Pero ¿cómo lograr esa opinión
favorable en los colaboradores? Esencialmente
cuando se comparte información privilegiada.
Las personas confían unas en otras cuando se
les dice que algo va a suceder y sucede. La
comunicación ineficaz en momentos de crisis,
por ejemplo, da por resultado un alto nivel de
desconfianza y confusión que ocasionaría
cuantiosos errores. Una comunicación
persuasiva de parte del líder evita situaciones
negativas, consecuencia de la incertidumbre o
ansiedad. Asimismo, en situaciones adversas,
el líder debe limitar el número de información
a transmitir y cuando se trata de reducir la
ansiedad, la comunicación más eficaz que
puede adoptar el líder es la que se hace frente
a frente y a manera de diálogo.
El desafío para muchos gerentes es
aprender a convertirse en líderes eficaces,
que transmitan confianza, entusiasmo
y credibilidad. La confianza que pueda
inspirar el líder, está conectada directamente
con la influencia que este pueda tener en sus
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seguidores. Y, un liderazgo sin influencia, no
es liderazgo; en consecuencia, la confianza
es el principal componente del liderazgo,
así como la gasolina es el combustible de un
vehículo. Un automóvil sin gasolina no puede
andar, de igual manera, sin confianza, un
gerente no puede liderar.
El líder eficaz siempre encontrará la manera
de analizar la información que reciba, una vez
considerada esta información y debidamente
encausada, informa de manera persuasiva
los comportamientos y actividades que
convencen a los otros de que las directrices
dadas por el líder son las mejores que hay que
seguir.
Los directivos que aspiran contar con un
equipo competente para la empresa, tienen
que demostrar reiteradamente que lideran
con firmeza; caso contrario, la confianza en
él se pierde. Los líderes deben mantener
una dirección clara y además inspirar a sus
colaboradores hacia el fortalecimiento de
las actividades dentro de la organización,
guiándolos a través del esfuerzo compartido.
De su parte, liderar con entusiasmo permite
modificar el comportamiento de las personas.
La energía es esencial para realizar cualquier
cambio y, es precisamente el cambio, el
propósito del liderazgo. Cuando un líder
demuestra entusiasmo, cuando se siente
plenamente conectado con la visión de la
organización, logrará que sus empleados den
lo mejor de sí mismos y que los resultados
sean los esperados. Gandhi dijo “Debemos
ser el cambio que queremos ver en el
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mundo”.¿Qué relación tiene esta frase con el
liderazgo? Significa que el liderazgo comienza
en uno mismo. Richard Leider, autor de “The
Power of Purpose”, manifiesta que “los líderes
deben reconocer su interior para decidir
qué es lo que quieren, qué es lo que deben
valorar y para qué quieren ser valerosos”. El
verdadero cambio radica en la motivación y
autoliderazgo, que puedan tener tanto los
líderes como sus seguidores. (The Drucker
Foundation, 2006 p. 219).
Un buen líder debe poseer credibilidad que le
permita alcanzar el compromiso de aquellos
que han de seguir su gestión. Y la credibilidad
solo es posible cuando el líder predica con el
ejemplo. Como se indicó en líneas anteriores,
el líder ejerce influencia sobre sus seguidores
para conseguir ciertos objetivos y cómo
esta influencia depende de sus habilidades
comunicativas, integradoras y motivadoras.
Dar el ejemplo le permite al líder ganarse el
respeto y reconocimiento suficientes para
generar cambios dentro de la organización.
Si de alcanzar el éxito se trata, el líder
debe empeñarse en generar credibilidad y
coherencia.
Quizá uno de los más claros ejemplos de
credibilidad personal fue precisamente
Mahatma Gandhi, a quien había referido
anteriormente, y quien aseveró que “su vida
era su propio mensaje”. En una oportunidad
dijo: “Vosotros debéis observar mi vida como
vivo, me siento, como hablo y me comporto en
general. La suma de todas esas cosas es mi
religión”. (Keshavan, 1994; 15). Gandhi sabía
que su propia vida le otorgaba la credibilidad
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necesaria para atraer a la gente y lograr éxito

como líder.

El liderazgo mediante el ejemplo personal ha

sido siempre una de las formas más efectivas
del liderazgo; no obstante, es también una
de las más difíciles como bien lo revela la
máxima de Goethe: “Pensar es fácil. Actuar
es difícil. Actuar como se piensa es lo más
difícil de todo”. Y es que las palabras por
más que permitan formular pensamientos,
ideas y emociones, necesitan ser llevadas a
la práctica. Las palabras permiten expresar,
pero llevarlas a la práctica es lo que da
resultados perceptibles.

En el caso de un líder -como se ha venido

advirtiendo a lo largo de este artículo-, cuenta
no solo la aptitud para comunicarse, sino sus
acciones y su conducta. El líder eficaz ha de
dominar todas las formas de comunicación:
orales y escritas, electrónicas y digitales, la
comunicación no verbal mediante gestos y/o
gráficos e incluso aquella que surge de su
propio comportamiento.

En síntesis, un líder para involucrar a los

demás debe: practicar con el ejemplo, actuar
en base a sus valores, asumir tanto sus
fortalezas como sus debilidades, apasionarse
con lo que hace, desarrollar las habilidades y
creatividad de los demás, ceder en beneficio
del equipo, generar compromiso, establecer
espacios de aprendizaje y escucha, motivar
a su equipo y tomar la posta en la realización
de tareas.

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Referencias
Bayón, F. (1998) Coaching hoy: Teoría general del coaching. España: Editorial Universitaria
ramón Areces.

Druker P. (2004) Disponible en: http://www.revistainterforum.com/espanol/

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Elías, J y Mascaray, J (1998) Más allá de la comunicación interna. Barcelona, España. Ediciones
Gestión 2000.

Keshavan N. (1994) A Higher Standard of Leadership. Berret-Koehler Publishers, Oakland,

California, U.S.A.

Lussier, R. y Achua, Ch. (2005) Liderazgo. Teoría, aplicación y desarrollo de habilidades.

Editorial Thompson Learning

The Druker Foundation (2006) El líder del futuro, Colombia. Editorial Planeta Colombiana, S.A.

Whetten y Camerón (2005) Desarrollo de habilidades Directivas, 6ta. Edición. México. Pearson
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