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MEDICINA DE LA PERSONA I

ENSAYO SOBRE
“CONSTITUCIONALIDAD EN HOMEOPATÍA”

ASESOR: Dr. Homero Rosales Maupomé

PRESENTA: Guillermo Hernández Jáuregui


Licenciatura en Homeopatía
8 vo. Cuatrimestre

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CONSTITUCIONALIDAD HOMEOPÁTICA
RESUMEN
En Homeopatía hablamos de constituciones para referirnos a las distintas
morfologías físicas de las personas. También denominadas tipos o biotipos.
Ya el maestro Samuel Hahnemann estableció los miasmas para explicar la carga
genética que otorga una tendencia hereditaria y crónica (persistente) del ser
humano a padecer determinadas enfermedades o una forma de enfermarse.
A la teoría miasmática siguió la hipótesis de las tres constituciones bioquímicas,
formulada por el Dr. Eduard Von Grauvogl y que también se encargó de agrupar a
los seres humanos en 3 grupos, de acuerdo con el equilibrio que guardan algunos
compuestos en el organismo.
Finalmente fueron el suizo Antoine Nebel (1870-1954), junto con el francés León
Vannier (1880-1963) quienes definieron las 3 principales constituciones
correspondientes a las tres sales de calcio que conforman el esqueleto:
Carbocálcica o carbónica
Fosfocálcica o fosfórica
Flurocálcica o fluórica.
Posteriormente, el también francés Dr. Henri Bernard (1895-1980), consideró la
existencia de cuatro constituciones en vez de tres: carbónica, fosfórica, fluórica y
sulfúrica, añadiendo ésta última y atendiendo a una clasificación que viene
determinada desde la gestación, de acuerdo con el predominio que pudiera tener
una u otra capa de tejido en el embrión humano.

INTRODUCCIÓN
Si bien existen personas que presentan una única constitución pura, lo más
habitual es encontrarnos con constituciones mixtas, normalmente de dos, o incluso
tres morfologías distintas, aunque siempre suele ser una la que predomina sobre
las otras, pudiendo cambiar ésta a lo largo de las distintas etapas de la vida.
Tal y como explica el Dr. Roland Zissu, podemos definir en homeopatía el término
constitución como la construcción morfológica estable, hecha con un conjunto de
caracteres morfopisológicos que el individuo presenta en la edad adulta y que ha
sido elaborado a lo largo de la primera parte de su vida.
Así pues define que “la biotipología es una teoría que en principio plantea, para
cada persona, la existencia de posibles relaciones entre forma corporal,
predominancia de determinadas funciones biológicas que se expresan mediante
tendencias fisiológicas propias y comportamiento psicológico”.

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DESARROLLO
Partiendo de la concepción unitaria de enfermo-enfermedad, que enfoca al
enfermo crónico, y se basa en la ley de los semejantes, fomenta la aplicación de la
homeopatía desde una perspectiva miasmática. Cualquiera que sea la desarmonía
vital de la enfermedad, ya sea aislada o combinada, limita la integración del
hombre tanto consigo mismo como con su medio. En este sentido, la enfermedad
miasmática constituye una limitación, pero a su vez una oportunidad para cambiar
y lograr progresivamente la integración en la unidad, maduración y plenitud desde
su centro vital.
A través de la concepción miasmática se reconoce que en las enfermedades
crónicas se trata lo constitucional del paciente por la individualización de un
remedio que cubre sus diferentes manifestaciones clínicas; de lo contrario, habrá
que determinar cuál es el miasma para seleccionar los síntomas que lo
manifiestan y elegir un remedio ideal.
Con esto se facilita el diagnóstico diferencial, entre los medicamentos que
pudieran surgir de la repertorización con marcación miasmática; no obstante,
como plantea el Dr. Germán Guajardo en su texto Homeopatía médica, es
inaceptable limitar la compleja afección humana a una o 3 alteraciones
hereditarias, pues se estarían ignorando los hallazgos de la genética clínica, la
medicina interna, la psicosomática y la fisiopatología como disciplinas de las
ciencias de la salud.
Teniendo en cuenta lo anterior, los autores se propusieron describir los aspectos
generales relacionados con la constitución miasmática del individuo y su relación
con los medicamentos homeopáticos.
En homeopatía, el miasma agudo es el dinamismo mórbido que produce
afecciones cíclicas o agudas que siempre tienden a evolucionar por sí solos; el
crónico o verdadera enfermedad constitucional es el que transciende cada vez
más al individuo, a todo su organismo, afecta sus funciones y altera sus energías,
de manera que se transmite a su descendencia.
Es válido recordar que el ser vivo se constituye como unidad biológica desde su
concepción, que la energía existe y ha existido siempre, no se crea, ni se
destruye, solo se transforma, y su desequilibrio produce la enfermedad.
La memoria celular contiene la información de todos los miasmas de forma
individual y por carga genética, de modo que cada persona tiene uno o 2 miasmas
por encima de los demás, y aunque pueden permanecer latentes predisponen a
padecer determinadas enfermedades. La fuerza vital se ve afectada desde el inicio
de la vida por una enfermedad de igual naturaleza, responsable de la mayoría de
las enfermedades. Así, las afecciones crónicas, a diferencia de las agudas que se
autolimitan y controlan, necesitan de una fuerza curadora que las domine y anule.

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La gran mayoría de los padecimientos que cada sujeto presenta a lo largo de su
vida depende de su terreno constitucional, en términos homeopáticos de las
características de su desequilibrio en la energía vital o en otras palabras, su
miasma crónico.
Este terreno constitucional o miasmático, vinculable en buena medida a las
denominadas características genéticas individuales, puede dar lugar a diversas
enfermedades crónicas y agudas.
Los miasmas crónicos son entonces, patrones persistentes de distorsión de la
energía vital, que habitualmente se prolongan o profundizan en el tiempo.
No necesariamente expresan enfermedades clínicas constituídas, puede tratarse
de síntomas aislados, rasgos de carácter u otras cualidades que imprimen al
sujeto una particular tendencia general.
Se consideran tres grandes miasmas crónicos o tendencias constitucionales:
1) Hacia la excitabilidad funcional o miasma de la Psora.
2) Hacia la hipertrofia o miasma de la Sicosis.
3) Hacia la destrucción o miasma de la Sifilis.
La Psora o miasma de la excitabilidad funcional, del griego y hebreo: mancha,
prurito, expresa como característica central una hipersensibilidad en todos los
terrenos.
Las alergias cutáneo mucosas son una manifestación clásica de la Psora.
En el plano mental y emocional, la ansiedad, la angustia, los temores y otras
vivencias como la falta de confianza o la minusvalía son manifestaciones
esencialmente psóricas.

La Sicosis se expresa como una distonía en más, pero en este caso hacia la
hipertrofia, el agrandamiento, la neoformación orgánica o tumoral, no ya como un
fenómeno funcional. Históricamente fue asociada a la enfermedad venérea de la
blenorrea, siendo el resto de sus manifestaciones, secundaria a su desarrollo y
progresión en el organismo.
Desde las verrugas, hasta los tumores u otra hipertrofia orgánica, como la
obesidad, señalan la presencia de este miasma.
La ambición desmedida, una actitud prepotente o dictatorial, una crisis maníaca
son expresiones que ejemplifican el miasma Sicosis en el plano mental.
Es oportuno aclarar que el término psicosis de la psiquiatría, que alude a la
pérdida de criterio de realidad, no tiene que ver con el de sicosis utilizado en este
caso.

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No obstante una crisis psicótica o delirante con elementos maníacos o de
grandeza, muestra a su vez, un perfil miasmático sicótico, desde el punto de vista
homeopático.
La Sífilis o miasma destructivo expresa como característica central la tendencia a
la destrucción.
Históricamente se la vincula con la enfermedad venérea sífilis, siendo el resto de
sus manifestaciones, secundaria a su desarrollo miasmático.
Desde la úlcera genital de la enfermedad venérea sífilis, la emaciación o
adelgazamiento extremo, así como toda manifestación de destrucción orgánica
denota esencialmente la presencia del miasma destructivo.
De igual manera expresa en el plano mental la característica destructiva: la
violencia, la burla hacia otros, al suicidio u homicidio, son algunos ejemplos.
El pensamiento homeopático contemporáneo, con autores como Tomás Pablo
Paschero y discípulos de su escuela como Zalman Bronfman, Eugenio y Marcelo
Candegabe, Juan Schaffer, Luis Detinis, María Clara Bandoel, entre otros,
entiende en gran medida el desarrollo miasmático como una tendencia reactiva de
cada individuo frente a su debilidad original psórica.
La psora es según Hahnemann el gran miasma de origen, generador de la gran
mayoría de las enfermedades.
La psora es comprendida como la vulnerabilidad esencial, la indefensión particular
con que cada individuo viene al mundo, su peculiar disposición a sufrir, mental,
emocional y físicamente y esto se expresa a la vez en las características de los
distintos remedios homeopáticos.
Algunos sujetos intentan compensar su fragilidad psórica original a través de
mecanismos reactivos, pero habitualmente estos resultan a la vez un patrón
distorsionado, miasmático.
Así la reactividad sicótica es hacia la hipertrofia, mental o física, mientras que la
sifilítica hacia la destrucción.
Todos intentos fallidos de neutralizar la carencia psórica básica.
Un sujeto que en su psora siente un profundo vacío y falta de confianza, puede
que en su reactividad sicótica aparezca como una persona muy ocupada y
exigente, o en su faceta reactiva silfilítica como depresiva y con intención de
terminar con su vida.
Ambas son tendencias reactivas, pero distorsionadas, que mantienen en la
profundidad la condición psórica inmodificada.
Si bien puede predominar una tendencia en particular, generalmente existen
aspectos de los tres miasmas en todos los individuos.

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Existen pacientes con características psóricas que responden muchas veces al
mismo remedio constitucional en sus tendencias sicótica o sifilítica.

CONCLUSIÓN
Un remedio puede ser definido como constitucional cuando – en virtud de su
sintomatología – cubre la crónica de base o de la sintomatología aguda de la
persona durante toda su vida, a pesar del hecho de que una persona puede sufrir,
en diferentes etapas de su vida, de diferentes entidades nosológicas, el remedio
indicado es siempre el mismo. Podríamos decir que podemos definir un remedio
constitucional como el remedio principal que beneficiará más al paciente.
El homeópata experimentado sabe que este tipo de casos son en realidad los más
frecuentes en nuestra práctica.
Así que para definir lo que entendemos por remedio “constitucional” no es una
tarea fácil y tal vez una tarea que no es necesaria para un tratamiento exitoso.
Hay un remedio que es siempre indicado en cierta etapa de la patología de cada
paciente y el remedio debería ser encontrado y prescrito con el fin de obtener el
mayor beneficio para el paciente.

BIBLIOGRAFÍA
SC Hahnemann. Organon de Medicina 81 – Constitución

Vithoulkas G. Un nuevo modelo para la Salud y la Enfermedad – Página 142, aph.


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Yahbes EA. Miasmas, su importancia clínica. Homeopatía (Buenos Aires). 1995;
60(1): 13-6.
Guajardo Bernal G. Homeopatía médica. México, DF: Editorial El Ateneos;
2007.p.9.
Hahnemann S. Organon del arte de curar. 6 ed. México, DF: Editorial Porrúa; 1997

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