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osé Gregorio Hernández Cisneros12 OFS (Isnotú, Estado

Trujillo, Estados Unidos de Venezuela, 26 de octubrede 1864-


Caracas, Distrito Federal, Estados Unidos de Venezuela, 29 de
junio de 1919), fue un médico, científico, profesor y filántropo de
profunda vocación religiosa, cristiano católico y franciscano seglar,
reconocido por su solidaridad con los más necesitados y recordado
por su caridad, generosidad, rectitud y servicio a los pobres.3 Su vida
fue un testimonio evidente de santidad,4 tanto, que muchos
latinoamericanos lo consideran santo, a pesar de que aún no ha sido
canonizado por la Iglesia católica.5
Murió de forma trágica, al golpearse la cabeza con el borde de la
acera a consecuencia del impacto con un automóvil, en la esquina de
Amadores, La Pastora, Caracas, Venezuela. Sus restos reposan en
la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria ubicada en el centro de
la ciudad de Caracas, después de estar por mucho tiempo en el
Cementerio General del Sur.6
Actualmente está en proceso de beatificación y posterior canonización,
luego de que en el año 1986 Su Santidad el Papa Juan Pablo
II declaró solemnemente sus virtudes heroicas, por lo cual se le otorgó
el título de Venerable,7 antepenúltimo escalón en el camino de la
santidad. Recientemente ha crecido la expectativa entre los fieles
sobre su posible beatificación, debido a que el 25 de septiembre de
2013 Su Santidad el Papa Franciscomanifestó interés por la causa del
Dr. José Gregorio Hernández.8
Infancia[editar]
José Gregorio Hernández Cisneros junior nació el 26 de octubre de
1864 en Isnotú, una pequeña y humilde localidad que en aquella
época era capital del Municipio Libertad del Distrito Betijoque
(actualmente en el Municipio Rafael Rangel) del Estado Trujillo en
los Estados Unidos de Venezuela (hoy República Bolivariana de
Venezuela), en la cordillera de los Andes, en el occidente del país;
siendo el primero de seis hermanos, hijo de Benigno María Hernández
Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla, de ascendencia
colombiana y canaria, respectivamente . En mayo de 1863, nació
María Isolina, quien falleció a los 7 meses; seguida de José Gregorio,
luego María Isolina del Carmen, en mayo de 1866. En septiembre de
1867 nació María Sofía, seguida por César Benigno, en agosto de
1869. El último varón, José Benjamín Benigno, nació en septiembre de
1870. Por último, Josefa Antonia quien nació en agosto de 18729.
Por línea materna descendía del cardenal Francisco Jiménez de
Cisneros (más conocido como Cardenal Cisneros), quien fuera
confesor de Isabel la Católica, fundador de la Universidad de Alcalá y
gran impulsor de la cultura en su época; y por vía paterna, a través del
linaje de un tío bisabuelo, se emparentaba con el Santo Hermano
Miguel (Francisco Luis Florencio Febres-Cordero Muñoz), eminente
educador y escritor, miembro de la Academia Ecuatoriana de la
Lengua, y correspondiente de la Real Academia Española.10
Toda su infancia la vivió en su pueblo natal, su madre se dedicaba a
labores del hogar y su padre era dueño de un almacén de mercancías
secas, víveres y farmacia. Recibió el sacramento del Bautismo el 30
de enero de 1865 en el antiguo Templo Colonial de Escuque (actual
Iglesia Parroquial del Niño Jesús de Escuque), siendo sus padrinos
Tomás Lobo y Perpetua Enríquez.11 El sacramento de
la Confirmación se efectuó el 6 de diciembre de 1867, en la iglesia de
San Juan Bautista de Betijoque, por el ilustrísimo señor Juan Bonet,
Obispo de Mérida.12
Su madre, una mujer muy devota, falleció en 1872, cuando él tan solo
tenía ocho años pero dejó impregnada en la personalidad del infante
una fuerte religiosidad. Su primer maestro, Pedro Celestino Sánchez
quien regentaba una escuela privada en Isnotú, notaría muy pronto las
habilidades e inteligencia del pequeño José Gregorio, por lo que
señaló a su padre que debía aprovechar las cualidades del niño
recomendándole que lo enviara a la capital del país.13
A los trece años de edad,José Gregorio manifestó a su padre su
deseo de estudiar la carrera de derecho, sin embargo, su padre le
convenció para que estudiara medicina y él aceptó obedientemente la
orientación de su progenitor. A partir de ese momento, tomó la
medicina como su propia vocación, quizá porque veía en ella una
manera de expresar su natural inclinación de ayudar a los demás. En
1878, cuando apenas contaba con trece años y medio, bajó de la
sierra trujillana hasta Caracas,14 siguiendo una travesía larga y
riesgosa: Isnotú, Betijoque, Sabana de Mendoza, Santa Apolonia y La
Ceiba en mula; por el lago hasta Maracaibo, y después por mar
a Curazao, Puerto Cabello y La Guaira, y por tren, desde este puerto,
a la ciudad capital.15
Estudios en Caracas[editar]
Al llegar a la capital de los Estados Unidos de Venezuela, inició sus
estudios en el Colegio Villegas, uno de los centros más prestigiosos de
la época, dirigido a la sazón por el doctor Guillermo Tell Villegas.
Durante su estancia en este colegio, el joven José Gregorio entabló
amistad con el director y su esposa Pepita Perozo de Villegas. Según
el doctor Villegas, "José Gregorio era poco dado a jugar con sus
compañeros y prefería pasar el tiempo libre en compañía de libros". A
corta edad ya conocía a los clásicos y se auto impuso con mucha
disciplina la obtención de una vasta cultura enciclopédica.13 Durante
sus años en el Colegio Villegas, José Gregorio siempre obtuvo las
mejores notas, ganó distinciones y premios, y en varias ocasiones las
medallas de la aplicación y de buena conducta. Fue tanto su adelanto
que llegó a fungir como profesor de aritmética para los alumnos del
primer curso. Entre 1878 y 1882 José Gregorio cursó en dicho colegio
preparatoria y filosofía, graduándose de Bachiller en Filosofía en ese
último año.14
Cuando ingresó a la Universidad Central de Venezuela (UCV) para
iniciar sus estudios de medicina, José Gregorio tenía 17 años. Según
las certificaciones de los estudios universitarios de José Gregorio
Hernández (en las que se evaluaban estos aspectos: aplicación,
aprovechamiento, buena conducta y asistencia), en casi todas las
materias de los seis años de estudio logró la calificación de
sobresaliente; fue el estudiante más destacado en la carrera de
medicina en la UCV. Esto se conjugaba con lo que había mostrado en
su niñez en Isnotú.16
La situación económica apretó en muchas oportunidades, por lo que
junto con sus estudios de medicina se vio en la necesidad de dar
clases particulares para ayudarse a sí mismo y a sus hermanos. Llegó
hasta aprender de un amigo sastre a hacer ropa masculina y se hizo
sus propios trajes. Sus compañeros reconocían sus virtudes de integra
honestidad, espíritu de mortificación, de servicio y rectitud de
conciencia. Su vida era un ejemplo para sus compañeros
universitarios. Estaba convencido de que: “En el hombre el deber ser
es la razón del derecho, de manera que el hombre tiene deberes,
antes que tener derechos”. En sus años de universitario, José
Gregorio fortaleció su carácter cristiano devoto con una gran disciplina
interior combinada con una caridad para con los demás cada vez
mayor.17
Al graduarse con el título de Doctor en Medicina, el 29 de
junio de 1888, era dueño ya de inconmensurables conocimientos,
hablaba inglés, francés, portugués, alemán e italiano y dominaba el
latín; y tenía conocimientos de hebreo, era filósofo, músico y tenía
además profundos conocimientos de teología. Para cumplir la
promesa hecha a su madre y con el deseo personal de ayudar a sus
paisanos se traslada a ejercer la medicina en su pueblo natal,13 no sin
antes instalar un pequeño consultorio provisional, con el cual se va
extendiendo su fama como médico y su vocación de servicio a los más
necesitados.
Regreso a los Andes[editar]
En 1888, el Dr. Dominici (rector de la UCV) ofreció ayudarlo
económicamente para montar un consultorio en Caracas, noble gesto
que José Gregorio agradeció con estas palabras: “ – ¡Cómo le
agradezco su gesto, Dr. Dominici! Pero debe decirle que mi puesto no
está aquí. Debo marcharme a mi pueblo. En Isnotú no hay médicos y
mi puesto está allí, allí donde un día mi propia madre me pidió que
volviera para que aliviara los dolores de las gentes humildes de
nuestra tierra. Ahora que soy médico, me doy cuenta que mi puesto
está allí entre los míos…”.18
José Gregorio parte para Isnotú en agosto de 1888; desde Betijoque el
18 de septiembre de 1888, le escribe a su amigo Santos Dominici en
Caracas: “…Mis enfermos todos se me han puestos buenos, aunque
es tan difícil curar a la gente de aquí, porque hay que luchar con las
preocupaciones … que tienen arraigadas: creen … en los remedios
que se hacen diciendo palabras misteriosas: en suma;… La clínica es
muy pobre: todo el mundo padece de disentería y de asma, quedando
uno que otro enfermo con tuberculosis o reumatismo…La botica es
pésima...”19
El Dr. Hernández se radicó en Isnotú hasta el 30 de julio de 1889,
luego de ejercer consecutivamente entre los tres estados andinos
venezolanos (Trujillo, Mérida y Táchira), recorríendo las poblaciones
con el fin de establecer un centro para el ejercicio permanente de su
profesión. Regresaba de San Cristóbal y Mérida para consultar sus
propósitos con su padre, y se encontró con una carta de su maestro, el
Dr. Calisto González, donde decía que lo había recomendado al
Presidente de la República Dr. Juan Pablo Rojas Paúl para que fuera
a París a estudiar con perfección ciertas materias experimentales y así
contribuir a la modernización de la medicina venezolana, porque creía
que reunía las condiciones para tan importante misión, y que debía
trasladarse a Caracas sin pérdida de tiempo y dispuesto a seguir viaje
a Europa.19
Estudios en Europa[editar]
En noviembre de 1889, el Dr. José Gregorio Hernández ya se
encontraba cursando estudios en los laboratorios de Charles Robert
Richet (Premio Nobel de Medicina 1913) profesor de Fisiología
Experimentalen la Escuela de Medicina de París y quien a su vez
había sido colaborador de Étienne Jules Marey y discípulo del
sabio Claude Bernard, máximo exponente de la medicina experimental
en Francia.20 En el laboratorio de Mathias Duval profundiza en las
áreas de Microbiología, Histología
Normal, Patología, Bacteriología, Embriología y Fisiología
Experimental, entre otras.
También participó en su formación el eminente Isidor Strauss, que
había sido discípulo de Émile Roux y Charles Chamberland quienes lo
fueron a la vez de Louis Pasteur, todos ellos precursores de la
Bacteriología. Terminados sus estudios en esa ciudad, solicita permiso
y se traslada a Berlín para estudiar Histología y Anatomía patológica, a
su vez que inicia un nuevo curso de Bacteriología.
Culminados sus estudios, el Dr. Hernández regresa a Venezuela a fin
de ingresar como profesor en la Universidad Central de Venezuela en
Caracas; además, aprovecha para traer de Europa valiosos equipos
médicos al Hospital Vargas, por instrucciones del gobierno
venezolano. A él se debe la introducción del microscopio en
Venezuela.
Carrera profesional[editar]
José Gregorio Hernández, médico trujillano.
En 1891, Hernández regresa de Europa y, en el mes de noviembre de
ese año, comienza su actividad como docente en las cátedras de
Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y
Bacteriología, de la Universidad Central de Venezuela (UCV),
convirtiéndose en el fundador de ambas. Además, al concluir sus
estudios de postgrado en París y Berlín, le fue delegada la
responsabilidad de adquirir con recursos del estado venezolano los
materiales necesarios para instalar el Laboratorio de Fisiología
Experimental de Caracas, así como la adquisición de la bibliografía
que fuera necesaria para la apertura de las cátedras mencionadas en
la UCV.
Por otra parte, a Hernández se debe la introducción
del microscopio en Venezuela, del que además enseñó su uso y
manejo. También introdujo otros muchos instrumentos científicos que
trajo de Francia, como atestigua su compañero, el doctor Augusto Pi
Suñer.
El 14 de septiembre de 1909 es nombrado profesor de la cátedra de
Anatomía Patológica Práctica, la cual funcionó anexa al Laboratorio
del Hospital Vargas, y de la cual se encargó hasta la creación de la
cátedra de Anatomía Patológica de la Universidad Central, con asiento
en el Instituto Anatómico, y que fue regentada por el doctor Felipe
Guevara Rojas, en 1911. Por otra parte, fue el fundador de la cátedra
de Bacteriología, la primera de esta disciplina que se fundó
en América, y la primera persona en Venezuela en publicar un trabajo
de dicha disciplina (Elementos de Bacteriología, 1906). También
escribió sobre la angina de pecho de naturaleza paludosa junto a
Nicanor Guardia, y en 1893 publicó en varios números de la Gaceta
Médica21 . Además de 11 trabajos publicados y dos que quedaron
inéditos en el campo científico, escribió cinco obras literarias. Sólo una
de ellas, La verdadera enfermedad de Santa Teresa de Jesús escrita
en 1907, quedó inconclusa; las demás, El Sr. Nicanor
Guardia (1893), Visión de arte (1912), En un vagón (1912) y Los
maitines (1912), fueron publicadas en el Cojo Ilustrado22 .
Es considerado el impulsor y pionero de la verdadera docencia
científica y pedagógica en Venezuela, basada en lecciones
explicativas, con observación de los fenómenos vitales, la
experimentación sistematizada, prácticas de vivisección y pruebas de
laboratorio. También coloreó y cultivó microbios e hizo conocer
la teoría celular de Virchow. Por otra parte, es destacada su faceta
como fisiólogo y biólogo, conociendo a fondo la física, la química y
las matemáticas, ciencias básicas y trípode fundamental sobre la que
reposa toda la dinámica animal.
Su labor docente fue interrumpida en dos ocasiones. La primera,
cuando decide hacerse religioso y entrar en el monasterio de la orden
de San Bruno en La Cartuja de Farneta, a la cual llegó el 16 de
julio de 1908, y de la que regresó el 21 de abril de 1909,
reincorporándose en mayo de ese mismo año a sus actividades
académicas en la Universidad. La segunda vez que interrumpió sus
actividades docentes fue a partir del 1 de octubre de 1912, cuando el
gobierno dictatorial del general Juan Vicente Gómez decreta el cierre
de la Universidad, ya que esta se había situado en contra de su
régimen. Sin embargo, restablece su actividad docente en enero
de 1916, tras la fundación de la Escuela de Medicina Oficial, que
funcionó en el Instituto Anatómico. Hubo otra corta interrupción, pero
esta vez sin apartarse del ámbito académico, ya que en 1917viaja a
las ciudades de Nueva York y Madrid para realizar estudios, quedando
provisionalmente a cargo de sus cátedras el doctor Domingo Luciani.
Reinicia su actividad docente el 30 de enero de 1918, hasta su muerte,
atropellado por un automóvil, el 29 de junio de 1919.
Fue enterrado en la Iglesia de la Virgen de la Candelaria, en
la Parroquia Candelaria en Caracas. Esta iglesia fue fundada
por canarios en honor a su patrona, la Virgen de Candelaria.
Precisamente por los lazos históricos que existen entre las Islas
Canarias y Venezuela, en este archipiélago existe una popular
veneración por José Gregorio Hernández, devoción que se ve
acrecentada por la gran colonia venezolana residente allí. Conviene
recordar que el propio doctor Hernández era de origen canario por
parte de madre.
Muerte de José Gregorio Hernández[editar]
El 29 de junio de 1919 en horas de la tarde, José Gregorio Hernández
salio a la esquina de cardones a atender a una enferma de escasos
recursos, pero no pudo llegar porque fue atropellado por Fernando
Bustamante, un joven mecánico de 28 años de edad, dueño de un
Essex. El Doctor Hernández cayó golpeándose la cabeza contra el filo
de la acera, lo que ocasiono una fractura en el cráneo. Fue atendido
en el Hospital Vargas donde falleció.23

Valoración de su obra[editar]
Hernández es autor de trece ensayos científicos sobre diversas
disciplinas, ampliamente reconocidos por la Academia Nacional de la
Medicina, de la cual fue fundador. Su trabajo reviste significativa
importancia por su capacidad como clínico de someterse al rigor del
método anatomoclínico que la escuela francesa había llevado hasta el
cénit en su aplicación (como en los casos presentados por Hernández
sobre tuberculosis, neumonía y fiebre amarilla), por su capacidad de
manejar los recursos derivados de las técnicas complementarias
de diagnóstico (los datos de la histología patológica, de
la bacteriología, de la parasitologíay de la fisiología) para lograr una
cabal interpretación de los procesos patológicos presentes en el
paciente y por su capacidad para crear hipótesis novedosas (los datos
de hematimetría en los sujetos de nuestro medio, la descripción de
una nueva forma de angor pectoris de origen palúdico).
Personalidad y legado[editar]
Era conocido como un profesor culto
(hablaba español, francés, alemán, inglés, italiano, portugués,
dominaba el latín, era músico y filósofo) y exigente, y se caracterizaba
por la puntualidad en el cumplimiento de sus deberes profesorales.
Formó una escuela de investigadores, quienes desempeñaron un
papel importantísimo en la medicina venezolana. Discípulos de
Hernández fueron, entre otros, el doctor Jesús Rafael Risquez, quien
fue su sucesor en la cátedra de Bacteriología y Parasitología, y Rafael
Rangel, considerado como el fundador de la parasitología nacional.
En cuanto a sus creencias, era profundamente católico, condición que
nunca entró en conflicto con su labor científica, como apunta el doctor
Juan José Puigbó: «Su faceta religiosa con todo lo encomiable que
sea considerada en el plano místico, no debe opacar el inmenso
aporte que realizó a la ciencia médica venezolana»[cita requerida].

Relación con la Iglesia católica[editar]


Vida religiosa[editar]

Vitral Iglesia Santuario José Gregorio Hernández en Isnotu, estado


Trujillo - Venezuela
A pesar de no ocupar algún cargo dentro del clero de la Iglesia
católica, José Gregorio era un ferviente creyente del catolicismo.
En 1907, decidió abocarse a la vida religiosa y, luego de discutir el
caso con el arzobispo de Caracas, monseñor Juan Bautista Castro,
envía una carta al prior de la Orden de San Bruno en La Cartuja de
Farneta. cerca de Lucca(Italia). Por su parte, monseñor Juan Bautista
Castro también envía una carta de recomendación al prior, en donde
le solicita la admisión de José Gregorio a la orden. En 1908, es
admitido en el monasterio de clausura, tomando el nombre de
Hermano Marcelo. Sin embargo, nueve meses después de su ingreso,
enferma de tal manera que el Padre Superior dispone su regreso
a Venezuela para su recuperación.
Llega a Caracas en abril de 1909, y ese mismo mes recibe permiso
para ingresar en el Seminario Santa Rosa de Lima (hoy Universidad
Católica Santa Rosa), aunque durante mucho tiempo sigue anhelando
la vida monacal. Transcurridos tres años, decide intentarlo de nuevo y,
esta vez, se embarca para Roma con su hermana Isolina. Ingresó en
los cursos de Teología en el Pontificio Colegio Pio Latino Americano,
pensando así prepararse para el monasterio. Pero una vez más sus
planes se vieron frustrados por la enfermedad: una afección pulmonar
que le forzó a retornar a Venezuela.
Perteneció a la Orden Franciscana Seglar de Venezuela (OFS), en la
fraternidad de la Merced de Caracas, en la Iglesia Nuestra Señora de
la Merced de los Frailes Capuchinos, realizó su profesión como
franciscano seglar. De ahí se desprende esa sensibilidad y amor por
los más necesitados, vivió el carisma y la vida de San Francisco de
Asís, reconociendo en el pobre a la persona de Cristo sufriente, a
quien sirvió a través de sus pacientes, dando lo mejor de él sin
importar altas horas de la noche o condiciones climáticas adversas.
Vivió el Evangelio como San Francisco de Asís y lo hizo suyo. Su
profesión en la OFS La merced la realizó el día 07 de diciembre de
1899 como consta en el libro de actas de la fraternidad (copia fiel).
Proceso de beatificación[editar]

Santuario José Gregorio Hernández en Isnotú Trujillo Venezuela


Constatando su fama entre algunos creyentes, la Iglesia católica en
Venezuela inició en el año 1949 el proceso
de beatificación y canonización, conducido por el arzobispo de
Caracas, monseñor Lucas Guillermo Castillo ante la Santa Sede.
Luego de iniciar el proceso, y completados los primeros casos, José
Gregorio Hernández fue nombrado “venerable” por el papa Juan Pablo
II el 16 de enero de 1986, lo cual permitió seguir adelante hacia la
beatificación. De completarse el proceso, se convertiría en el primer
santo de procedencia venezolana.
Aunque no fue canonizado ni siquiera beatificado, por la creencia
popular católica en Venezuela y los países vecinos, es sin embargo
"San Gregorio", y sus retratos o estatuas estereotipadas adornan a
menudo los de la Virgen María y los santos reconocidos

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