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1.- Introducción.

Con frecuencia el delito no es obra de una sola persona, ya que existen supuestos
en que concurren muchos sujetos activos en su realización, lo cual ha llevado a la
dogmática jurídica, a realizar una distinción de los grados de participación de cada
una de ellas, para determinar su responsabilidad de conformidad al principio de
proporcionalidad, tratando de apreciar el aporte que hace cada sujeto al injusto
cometido.

Nuestra legislación, a partir del Art. 32 al 37 del Código Penal –en adelante CPn.-,
regula la responsabilidad de los autores, cómplices e instigadores, estableciendo
del 65 al 67 del CPn. un tratamiento de respuesta penal diferenciado para cada uno
de los sujetos activos involucrados en la comisión del delito.

Tomando en cuenta que la técnica legislativa utilizada en las referidas disposiciones


es de vanguardia (1), sobre el tópico se regula que “incurren en responsabilidad
penal por el delito cometido, los autores, los instigadores y los cómplices” (Art. 32
CPn.), corresponde al aplicador de justicia determinar en cada caso concreto,
cuándo estamos en presencia de autores o partícipes (cómplices e instigadores); lo
cual no es una tarea fácil, tomando en cuenta la centenaria discusión doctrinal sobre
las teorías que se han esbozado para determinar cuándo estamos en presencia de
unos y otros. Algunas de ellas han sido superadas, otras, con muchas críticas, han
revolucionado los conceptos, pero actualmente existe consenso (2) en que la
Teoría del Dominio del Hecho es la que mejor explica sus diferencias; por lo
que continuación nos aprestamos a desarrollar brevemente las mismas.
LA TEORÍA DEL DOMINIO DEL HECHO

2.- Sistemas y teorías de tratamiento de la pluralidad de sujetos activos.

El asunto sobre la concurrencia de varias personas como sujetos activos de un


ilícito, puede ser abordado por el derecho penal, sobre la base de dos sistemas
completamente diferenciados, a saber: el unitario y diferenciador.

Para el primero, es autor el que aporta una contribución causal al hecho, por
mínimo que sea. Es decir, que considera autores a todos los que, de una u otra
manera, contribuyeron a la realización del hecho antijurídico, por muy exigua que
sea su participación, e independiente de la valoración jurídica de las conductas de
los demás intervinientes.

Roxin, critica esta postura, aduciendo que: “se da una equivalencia de todas las
condiciones, por tanto, es obvio negar la diferencia entre autores, cómplices e
inductores y partir del concepto unitario de acción”. La Teoría de la Equivalencia
de Condiciones, daba por sentado que las aportaciones de todos los
intervinientes en el hecho que poseían una relación causal con el resultado,
les hacía autores. Por ejemplo: A entrega un arma a B, para que éste mate a C;
por lo que para esta teoría, tanto A como B son considerados autores del homicidio.

Actualmente, los planteamientos de la teoría unitaria son utilizados para los


tipos culposos, siendo que cualquier participación en esta clase de delitos,
sea autoría culposa.

Por su parte el sistema diferenciador, reclama un tratamiento diferenciado de los


distintos papeles cumplidos por quienes toman parte en el delito y a las
exigencias de una mayor seguridad jurídica.
3.- Teoría Subjetiva.

El fundamento de esta posición es la teoría de la equivalencia de las condiciones y


tiene como complemento necesario a la teoría subjetiva de la participación. Esta
teoría considera que autor es todo aquel que ha puesto una condición para la
acusación del resultado típico, pero esto puede afirmarse también de quien sólo
presta una colaboración poco significativa, de tal manera que el concepto de autor
resulta extraordinariamente extendido. Este concepto admite que la ley obliga a
distinguir distintos grados de responsabilidad. Como consecuencia, los tipos legales
de participación surgen como causas de limitación de la pena. Si esto no fuera así,
tendría que castigarse a todos los intervinientes como autores.

Se le critica porque transforma al autor en un concepto residual que se obtiene


por exclusión, ya que lo será sólo aquel que no presente las características
señaladas por la ley para considerarlo cómplice o instigador. Resulta tan
extensa que puede comprender a cualquier persona y constituirse en un peligro de
renuncia a la delimitación típica de la acción del delito.Esta concepción también
carece de base objetiva para trazar la diferencia entre autor y partícipe, es por ello
que para superar estas dificultades recurrieron a un complemento subjetivo. Con el
apoyo de esta posición subjetiva la distinción entre autor y partícipe se encuentra
en la intención del sujeto, en su ánimo. Es considerado autor el sujeto que actúa
con voluntad de tal, quiere el hecho como propio o tiene interés en el
resultado, y partícipe, quien actúa con voluntad de tal, quiere el hecho como
ajeno y no tiene interés propio.

Esta posición no estuvo exenta de críticas y se afirmó que el ánimo no tiene ni


realidad jurídica ni realidad normativa y si nos guiamos por una fórmula de puro
ánimo existe el peligro de llegar al extremo de no tomar en cuenta la realidad fáctica:
que el autor, haya ejecutado una acción típica, lo que es una contraposición al
principio de legalidad.
4.- Teorías Objetivas.

Es posible distinguir tres direcciones: teoría objetivo-formal, teoría objetivo-material


y teoría del dominio del hecho.

 Teoría Objetivo Formal (3):

Lo decisivo es la realización de todos o algunos de los actos ejecutivos previstos


expresamente (literalmente) en el tipo legal. Parten de la descripción típica para
distinguir al autor del partÍcipe, autor viene a ser aquel cuyo comportamiento
puede ser apreciado como clara verificación del tipo.

Tiene inconvenientes al encontrarse frente a la autoría mediata, pues el agente


no realiza directamente la acción sino que se vale de un instrumento (persona)
para hacerlo. De acuerdo con esta teoría, sería autor el instrumento que realiza
materialmente la acción, el cual podría ser un inimputable, una persona coaccionada
o una persona que se encuentra inmerso en un error; de igual manera tiene el
inconveniente que se presentaría en el caso de la coautoría; ejemplo: en el delito
de robo, este se configura cuando se emplea violencia y sustracción, técnicamente
el autor tiene que realizar ambas conductas porque si una persona ejerce la
violencia y otra sustrae, ninguna seria autor de robo.

En resumen, la teoría objetivo formal resulta ilimitada en los delitos meramente


resultativos y excesivamente limitada en cambio en los delitos medios
determinados.

 Teoría Objetivo Material (4):

Esta teoría trata de corregir los errores de la teoría objetivo formal remitiendo a un
criterio material más allá de la mera descripción típica, si bien parte de la aportación
objetiva de los sujetos al hecho, sostiene que existen aportaciones más importantes
que otras, en cierta forma aplica la teoría de la causa eficiente. Es decir, es autor
quien aporta la contribución más importante, el que da una mayor
peligrosidad al hecho.

Uno de los puntos a discutir está referido a las aportaciones para la configuración
del delito, ya que pueden darse casos en que las aportaciones de un cómplice
determinen o sean tan importanteS como la del autor. Además, esta teoría tiene
problemas respecto del autor mediato porque este no tiene aportaciones objetivas.

5.- Teoría del Dominio de Hecho (5):

Una variedad de la teoría objetiva es la teoría del dominio del hecho, que puede
considerarse como una teoría material-objetiva (6). Para ella, autor es quien tiene
el dominio final del suceso, mientras los partícipes por su parte carecen de
esa posibilidad. En la opinión de Wezel: es el hecho de tener intencionalmente en
las manos el desarrollo del acto típico. Así, es autor quien controla la toma de
decisión y la ejecución de la misma.

El instigador y el cómplice, intervienen en la ejecución del comportamiento,


pero no tienen el dominio de su realización. Según Roxin, principal exponente
de esta concepción, es autor respecto a una pluralidad de personas, quien, por
el papel decisivo que representa, aparece como la figura “clave o central” del
suceso. Se trata de una síntesis de factores objetivos y subjetivos. Así, la comisión
del delito depende del control que tenga el agente sobre el desarrollo de la acción y
de su consumación.

Las principales consecuencias de la teoría del dominio del hecho (7):

• Es autor quien ejecuta todos los elementos del tipo (dominio de acción).
• Es autor quien ejecuta el hecho valiéndose de otro como instrumento (dominio de
la voluntad).
• Es autor el que realiza una parte necesaria de la ejecución del plan global (dominio
funcional del hecho) aunque no sea un acto típico en sentido estricto, pero,
participando de la común resolución delictiva.

Criterios a tomar en cuenta:

 El transcurso y resultado del hecho dependen decisivamente de su


voluntad:

El agente tiene una relación interna con el hecho, la cual se manifiesta en


el “dominio conjunto del curso del acontecer”. Esta idea sirve de mucho para
determinar la existencia de la coautoría. Como sabemos la voluntad dirige el
comportamiento de los agentes, pero esta solo se torna influyente si el agente
cumple una función, objetivamente significativa, en la realización del tipo.

 La capacidad de hacer, continuar y de impedir:

Esta idea la sostiene el profesor Maurach, el cual se sirve de esta fórmula para
caracterizar el dominio del hecho en general y para determinar con mayor precisión
la coautoría en particular. Se plantea que cada agente tiene un papel necesario
centro de la comisión del delito de manera que, si este desiste, puede hacer que
fracase el plan.

 La posibilidad de dar al suceso el giro decisivo:

Es decir, el agente tiene y está en pleno dominio del hecho, por lo que puede darle
un giro decisivo. Esta posición se verifica en los delitos de omisión en los cuales el
agente tiene la posibilidad de impedir el resultado. En otras palabras, no importa si
el sujeto, interviniendo activamente, pudo haber impedido el resultado, sino a la
inversa, si el que permaneciere inactivo ha detenido el suceso que se venía
desarrollando o lo ha modificado decisivamente.

 El poder sobre el hecho:


Se debe atender a las posibilidades físicas o habilidades técnicas del agente y
conforme con ello ver si dominan la dirección final del curso causal en la realidad. La
incapacidad para realizar el tipo de propia mano no excluye el dominio del hecho,
los cuales demuestra tanto en la autoría mediata como en la coautoría. Lo que
debemos destacar es que no basta la mera voluntad de autor o de dominio del
hecho, la disposición interna, para fundamentar la autoría.

 La subordinación de la voluntad:

La teoría del dolo es acertada también como teoría del dominio del hecho, en la
medida en que capta que el partícipe tiene que hacer depender el suceso de
voluntad del autor, dejándolo a su criterio. Un sujeto no es partícipe porque haya
dejado a criterio del otro la ejecución del hecho. porque este tiene el dominio sobre
el suceso. La subordinación de la voluntad es el reflejo psíquico de las relaciones
de dominio objetivas.

 Voluntad del dominio del hecho y sentimiento de autoría:

El autor tiene que conocer las circunstancias fácticas y además ser consciente de
los hechos que fundamentan su dominio sobre el suceso, es decir se da un
conocimiento fundamental del dominio.

Hasta aquí, en apretado epitome, hicimos énfasis en la teoría del dominio del hecho,
y otras teorías ya superadas, para poder diferenciar autoría y participación. En
nuestro próximo artículo, desarrollaremos brevemente dichas categorías, para una
mayor comprensión.
(1) Tomando en cuenta que la parte general hace un gran esfuerzo por no dar
definiciones.
(2) El cual no está del todo exento de críticas.
(3) Ver ROXIN, Claus, Autoría y Dominio del Hecho en Derecho Penal, Editorial
Marcial Pons, 7 Edición, Traducción de Joaquín Cuello Contreras y José Luis
Serrano González de Murillo, Madrid, 200, Págs. 58-70.
(4) Ver ROXIN, Claus, Op. Cit. , Págs. 71-76.
(5) Ver ROXIN, Claus, Op. Cit. , Págs. 81-128.
(6) Desarrollada a partir de la teoría final de la acción. Ver MUÑOZ CONDE,
Francisco y GARCIA ARAN, Mercedes, Derecho Penal Parte General, Editorial
Tirant Lo Blach, 2 Edición, Valencia, 1996, Pág. 451.
(7) Ver ROXIN, Claus, Op. Cit. Pág. 103.

Si deseas citar este artículo hazlo así:

LANDAVERDE, MORIS. “LA TEORÍA DEL DOMINIO DEL HECHO”. Publicado en


la Revista Jurídica Digital “Enfoque Jurídico” el 24 de febrero de
2015. https://enfoquejuridico.org/2015/02/24/la-teoria-del-dominio-del-hecho/

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