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AWEN

REVISTA LITERARIA
NÚMERO VI
JUNIO 2019

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Revista Awen

EDITOR EN JEFE
Jorge Morales Corona
@jorgemoralescorona
EDITORA ADJUNTA
Verónica Vidal
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DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Ediciones Palíndromus
@edicionespalindromus
FOTO DE PORTADA
Román Hernández Herrán

■ Los textos e
imágenes que
acompañan este
número no pueden
ser reproducidas
bajo ningún motivo
sin la autorización
del propietario. El
copyright pertenece
a los creadores.
cuerpo,
antítesis
de lo visible
POR VERÓNICA VIDAL

Osiris, el dios de la fertilidad de la mitología namos su materia sólida. Con el leitmotiv del rumor
egipcia, fue arrojado al Nilo y sus miembros dis- de voces terminamos formando el hermano del ru-
persos generaron buenas cosechas. La mejor mor que emite el caudal interno.
de las muertes para un hindú sería a orillas del Vibramos con la zumba que nos ofrece nadar
Ganges, para esparcir sus cenizas en la corrien- entre cuerpos dispersos, proyecciones de nuestros
te del río sagrado. La figura del río es recurren- fragmentos escondidos bajo la cama. Somos lagos
te cuando se propone representar el transcurrir de la misma Rusia y témpanos de la misma Antárti-
del tiempo; el símbolo de su desembocadura en da: somos parte del tejido de las montañas.
el mar: la fusión con el infinito. El cuerpo es el
Aun siendo espejos de un único hielo, el rayo de
ente final y comienzo en diversas culturas; el fi-
Sol no nos hace a todos el mismo agujero; no en el
nal, la muerte o transfiguración de la substan-
mismo lado ni tampoco el mismo día. Pero sí que-
cia contenida en el armazón que se alimenta
da el sangrado, el ombligo por donde se renueva el
de agentes po(y)éticos que, al menor contacto
mundo cada vez, con otro aporte: los pedazos que
con el río calmo interior que hay en todos los
nos va arrancando la vorágine, ahora convertidos
cuerpos, la ignición resulta en estallido; o es la
en peces del Ganges exportados al hacer literatura,
apoptosis que se gesta en nuestro cuartel de
al construir imágenes, cuando posamos un pie en el
automutilación programada para huir, girar en
suelo tras una noche de lágrimas.
una singularidad eterna o evolucionar.
Así, lo que llamamos Cuerpo es la semilla que
En el cuerpo habitan los sedimentos y las
debe morir para dar frutos; es el escudo que a diario
erosiones; el caudal que a momentos ruge y ca-
nos defiende de las olas reventando en la puerta.
lla. Que tarde o temprano se desborda y forma
En el número que les presentamos en esta opor-
nuevos territorios en la psique, en el accionar y
tunidad, los colaboradores se fragmentan en la in-
en el arte. La arena de la piel se amontona en
temporalidad y se dejan arrastrar por las superno-
dunas ardiendo en el pecho, donde el núcleo
vas: sus cuerpos que de tanto callar, reventaron… y
del poema asfixia; en la parte baja de la espalda,
ahora la estrella es fértil a los ojos del gran ciclo que
donde precisamos cama para soportar el peso
alimentamos con instantes desde el momento en
que nos toca del mundo visible y de esta por-
que agregamos otra cifra al número 3.14159265359.
ción de realidad, igualmente dudosa si cuestio-
06 Juan Rey Lucas El cuerpo sin órganos: un monstruo
fértil por el lienzo desde la lógica de
la sensación por Gilles Deleuze.

10 Liwin Acosta Yulia: Las heridas y Yulia remojada

14 Mario Serrano A. Katsukawa Shunchō, maestro de


Mathias Goeritz

20 Miguel Cova R. 3.14159265359...

24 Francisco Toro Retratos post-captura N° 3, 7 y 12

28 Román Hernández H. Awen 3


32 Daniela Arellano P. El cuerpo, manifestación de la
memoria

36 Salvatore Cajiao Sin poesía ni cuerpo

38 Beatriz Sánchez A. Mi piel sola

40 Mariela Puzzo Poema 26

42 Fidel Eslava B. Mi cuerpo a la deriva

44 Miyó Vestrini De Letanías y pocas virtudes


Juan
R ey Luc a s
BIOGRAFÍA

(México, 1978)
Filósofo, ensayista, cuentista, poeta. Es-
tudió en la Facultad de Filosofía y Letras,
en la Universidad Nacional Autónoma
de México. Columnista para diferentes
semanarios de la red como: Concepto
Arte, Monolito, Areté, Nudo gordiano,
Diversidad Literaria, Libertiry Prose Lati-
noamericano, Pravia Magazine, Enpoli,
Sentido Figurado.
REVISTA AWEN: CUERPO [8]
“El arte es lo que resiste: resiste a la muerte, a la servidumbre, a la infamia, a la vergüenza…”
G. Deleuze | Filósofo

El cuerpo sin Editado en 1981, el filósofo francés Gilles

órganos: un
Deleuze de-construye un libro que se adhiere al
arte para poder desenvolver su pensamiento con

monstruo fértil respecto a él; exactamente en el apartado VII.


Campearemos éste pues es dónde escudriña su

por el lienzo pensamiento sobre el soma en específico: es el


cuerpo sin órganos (concepto que se agencia del

desde la Lógica pensamiento poético de Antonin Artaud) el que


se emana de la pintura. Más en peculiaridad en la
de la Sensación máquina-pictórica de Francis Bacon. Es solamente
el cuerpo como tal insuficiente para desembocar
por Gilles Deleuze las potencias e intensidades que la vida logra pro-
veer; aquellas que se ocultan en el caos insoldable.
El cuerpo sin órganos es quién libera a la existencia
con descomunal violencia, ya sea serena o intem-
pestivamente. La sensación (en antagónico a lo
chocante) ya no es percibida como brutalidad, sino
la interacción de energías que atraviesan al corpus
para su maravilla auto creadora: anatomía suigene-
ris. Deleuze en una de sus tantas referencias alude
a la línea Clásica que es sometida a una Deidad
o Esencia; en contra de la línea Barroca la cual se
sumerge para volcarse en la complejidad o enreve-
sado pero para efecto de riqueza y multiplicidad.
Una vírgula que no deja de cambiar de patrones.
Topografía que en su trayecto se suelta de su com-
posición lineal, renegando de su organización para
irse a zonas indiscernibles. Pero también contará
con una virtud cargada de espiritualidad in-orgá-
nica para poder lograr la exploración hacia otros
elementos.
Gilles Deleuze destaca que existen muchas
manifestaciones por el que se percibe el cuerpo sin
REVISTA AWEN: CUERPO [9]
órganos: el alcohólico, el drogadicto, el esqui- de su estado en todas sus posibles dimanaciones.
zofrénico, el sadomasoquista, etc. La sinuosi- Dos cualidades son reiteradas: la Presencia pero
dad de la variabilidad son cruzadas por el cuer- siendo encarnado (más no representado) en estado
po sin órganos que crean coordenadas según pantagruélico; de igual la condición de Histeria (los
variantes de amplitud. El órgano es anulado síntomas del padecimiento devenidos coordenadas
tanto de su posición como de su cometido; por pictóricas-artísticas), por las que surcan los seres, la
ende el organismo mutará de pigmentación y materia, los territorios. Un cosmos perturbado.
urdimbre. Pero la prioridad no es la desapari- Una Presencia no presente, sino en constan-
ción o aniquilación de ellos, sino la revocación te aparición, y diferida para actualizarse en todo
temporal de sus funciones. instante. Esa apariencia que permea en las emo-
La transformación de los tintes y contextura ciones e incomoda tanto el lugar como la enco-
sobre los cuerpos o en algunas de las zonas de mienda. Ello es que la pintura, el soma, la histeria
los cuerpos de los cuadros de Bacon es como discurren o son filtrados por el cuerpo sin órganos
se da la emanación del tiempo: donde cronos para advertirse –y advenirse– exponenciales en
es pintado. La duración es plasmada en la Fi- sus creaciones particulares para singlar el lino con
gura (concepto que trabaja en el apartado dos proyecciones infinitas de distancia y cambios. Las
del libro); la corpulencia de los torsos por sus gradaciones se sobreexcitan en carácter acrisolado
circunvalaciones. Las percepciones se ponen a desde la furtividad de un incorpóreo. El suceder
trabajar en sus distintos campos de nivelación, elevado. Lo degradado acontece con fulgor. Lo que
y en el paso de una a otra demarcación: así la el entendimiento canaliza a manera de pesimismo
extensión de la espalda funge como alterable; por el arte es capturado y emancipado por la pin-
de igual las bocas como anos y viceversa. Cual- tura como aquello in-soportable, y así jamás dejar
quier acto sea desencadenado en su quietismo de colmar al cuerpo no-orgánico; pues la máxima
o presteza dará la procreación de la magnifi- es no claudicar, no para vencer o ser vencido sino
cencia del cuerpo sin órganos: contracciones, para jamás dejar de contender en el universo mis-
parálisis, hiperestesias, anestesias sean ligadas mo.
o roladas, en estática o relegadas; a según sea La Presencia de toda la materia pictórica sobre-
también el ramal de la onda vital en su carga viene exacerbada para el ojo, por lo que su fun-
o evacuación. De igual los eventos aberrantes cionalidad requiere ser trasmutada: al ser saturado
de arrebato, dilación, outsiders, etc. El zigoto de color, textura, líneas, puntos, se desprende la
tántrico (como también lo denomina Gilles anatomía de la observación y la arquitectura del
Deleuze al cuerpo sin órganos) habita desde óleo, por lo tanto de ambas materialidades. Trocán-
lo subrepticio con el cuerpo orgánico para ser dose en el miembro versátil, incrustando atalayas
expulsado o manifestado desde lo provisional en toda circunscripción. El balance de la in-consis-
y soterrado para resquebrajar las fijaciones de tencia entre los choques, demoliciones, combates,
estructura tanto de lo externo como lo intrín- y envestidas de todo componente para su compo-
seco. Aquellas imbricaciones serán discernidas sición artística-pletórica.҉
en los procesos autoscópicos.
La estrategia de ofensiva del cuerpo sin
órganos es desertar, la forma de eludir del ente
montepío que acomete su poder de subyuga-
ción en todo proceder. La exhalación gráfica de
la temporalidad no-lineal, así la presentación
Liwin
Aco s t a
BIOGRAFÍA

(Venezuela, 1990) Escritor. Licenciado


en Educación Mención Lengua,
Literatura y Latín por la UNEFM (Coro)
y estudiante de Cine en la Escuela
de Medios Audiovisuales (EMA) en
la ULA (Mérida). Fue miembro de la
Cátedra de Literatura “Agustín García”
y del grupo de intervención cultural
“Febrero”. Forma parte de la Antología
Amanecimos sobre la Palabra
(TeamPoetero, 2017). Recibió una
mención especial en el III Premio Rafael
Cadenas (TeamPoetero, 2018). Es autor
de la plaquette El Hogar de las Cenizas
(Ediciones Awen, 2018).
REVISTA AWEN: CUERPO [12]
Yulia: El cuerpo de Yulia es un mapa cartografiado con

Las heridas
sus heridas. Salpicaduras pequeñas, grandes cortes,
raspones, costras imbatibles y múltiples quemadu-
ras cubren una piel que ella cree de tigre o cebra.
A ella le gusta imaginarse animal salvaje corriendo
desenfrenada por alguna sabana africana. A Yulia
le molesta el dolor cuando surca su piel, sin em-
bargo se alegra ante el nacimiento de una herida y
sabe que todo contacto con el mundo deja huella
en nosotros. Cuando una herida surge ella la mira
detenidamente, clasifica sus líneas según el grosor,
les coloca nombres a sus grietas y a veces les in-
venta una canción. Yulia puede pasar horas miran-
do una diminuta quemadura hecha con la colilla de
un cigarro suyo de esos mojados. Yulia las ama. Las
ve oscurecerse y siente sus ardores, comprende
cuando se quejan. El lenguaje de las heridas es un
enigma que Yulia no ha podido comunicar a nadie,
para eso tendría que vivir en el cuerpo del otro, y
hasta ahora, que ella sepa, nadie lo ha logrado to-
davía. Platanote hinca sus dedos y a veces convier-
te heridas pequeñas del cuerpo de Yulia en grandes
aperturas acuosas y nada prudentes. Yulia sabe que
él no lo hace por maldad, igual que ella, él espera a
que por fin esa piel que ella siente que le sobra se
caiga de una vez y por fin pueda salir la mariposa
que Yulia es. Yulia, como todos, también es herida.
Una por una, Yulia las ha visto envejecer a todas.
Algunas se hicieron protuberancias y relieves en
su piel. Otras, hermosos lunares como planetas y
otras apenas sombras invisibles que solo ella es
capaz de distinguir. Hay heridas más evidentes que
otras. ¿Quién realmente se mueve por los relieves
de una piel ajada? Amar para Yulia no es ocultar las
propias heridas sino mostrarlas para que el otro
nos ayude a ver la mariposa y no la oruga. Cuando
nace el amor también nace una herida. Lo difícil
luego de salir es emprender el vuelo y que el otro
se quede oruga, o al revés.҉
03 | 06 | 2017
REVISTA AWEN: CUERPO [13]
Yulia Como pajarito ensopa’o baila Yulia al son de

remojada
los truenos. De sus pestañas gotas saltan hacia el
suelo bailando en el aire. La lluvia se desliza por su
cuerpo triste de tener que caer, de dejar de lavar
por instantes. El agua lava el cuerpo de Yulia de
la intemperie. Baila sola en el centro de la plaza
y poco a poco Lagarto se le acerca, pero no se le
une. Está muy fría esa lluvia, es solo para la gente
que lleva un sol por dentro. Yulia abre la boca. Cal-
ma una sed que solo ella conoce. Muchos incautos
la ven desde su ventana, o desde el alero de una
casa vecina, o desde el interior de un restaurante.
Pero están impedidos, sus compañías anclas no mi-
ran la lluvia, no la oyen, mucho menos la saborean,
le temen al tacto de las gotas frías y detestan llegar
a casa con los pies mojados. Yulia sonríe, su cintillo
de flor de papiro está empozado y en él se ve el
reflejo de las nubes negras ahogando al próximo
trueno. Una enredadera brota del cintillo de Yulia
apuntando al cielo. Yulia es hija de la lluvia y el re-
lámpago, su cuerpo es uno con la lluvia y solo bajo
ella a Yulia no le duele bailar sola. ҉
10 | 10 | 2017
M a ri a n o
S e rra n o Ave l a r
BIOGRAFÍA

(Ciudad de México, 1983)


Escritor, historiador y promotor cultural.
Ganador del Premio “Laura Méndez
de Cuenca” en la categoría de Novela,
del Premio “Miguel León Portilla” de
ensayo y autor de dos libros de difusión
cultural. Escribe una página de su
trabajo literario y de difusión:
marioserrano.atavist.com
REVISTA AWEN: CUERPO [16]
Katsukawa Esa mañana, al abrir de par en par los postigos

Shunchō,
de su casa en Tlalpan, Goeritz sintió una rara felici-
dad. Mientras bajaba al comedor respiró la bocana-

maestro de da de ese aire húmedo y pétreo del barrio diciendo


que México no había sido un mal lugar después

Mathias Goeritz de todo. Recordó su Gran Encargo, el Coyote. Era


una escultura que, no obstante el ser emblema
de sabiduría y generosidad, en términos del ansia
mexicana por darle forma y cuerpo a todo, termi-
nó convertido en una historia popular: el coyote
burlado por el conejo. El cuerpo gigante vencido
por el minúsculo roedor. Por ende, el coyote gustó
muchísimo.
Goeritz se sentó en el soberbio comedor. »Ya no
podría vivir en otro lugar«, se dijo a sí mismo, pero
eso lo hizo pensar nuevamente en el coyote. Por-
que la escultura buscaba ser abstracta y terminó
convirtiéndose en la entrada para un lujoso barrio
que él y su socio vendieron a precio de oro. Dio un
enorme sorbo de café que le resultó de un sabor
especialmente amargo: sus proyectos más fantásti-
cos reducidos a obra decorativa, al uso que más le
repugnaba de todas las artes: un cuerpo.
Después de desayunar frugalmente salió
de su casa. El día era espléndido y decidió ir a San
Ángel, ese otro barrio provincial dentro de la urbe.
Mientras subía a su automóvil la sensación de vivir
REVISTA AWEN: CUERPO [17]
se impuso en su cuerpo. Bajó la ventanilla que se contorsionaba en una pose imposible. La
para sentir que la vitalidad se imponía sobre sutileza de su cuerpo era tan indescriptible como
la cultura: el cabello queriendo despegar, los imponente, pues obligaba a verla pero impedía que
ojos palpando lo invisible, el aroma de un soto la vieran con descaro. Se acercó y el vendedor co-
inexplicablemente bien conservado para este menzó su faena. Estas obras se llaman Ukiyo-e, son
país. Mi cuerpo, pensó, soy yo mismo y al mis- grabados japoneses a color. ¿Cuánto?, le respondió
mo tiempo es otro aquí en México. ¿A dónde desganado. Una ganga, aunque claro, con lo que
se habrá ido a descansar mi cuerpo perseguido ganaba por sus encargos, todo era barato. El ven-
por las guerras?, ¿a dónde podría regresar? dedor, por cierto, absolutamente mexicano y nada
Luego de un breve recorrido llegó a San oriental, le explicó magistralmente, Ukiyo significa
Ángel sintiendo sus dedos agarrotados. Méxi- “sociedad” y e, pintura. La pintura de lo cotidiano.
co, pensó nuevamente, es un cuerpo completo El tipo era muy bueno para vender pero malísimo
que tiene ritmo, respira, le sudan las manos y para capturar otras sensibilidades. No, originales no
de vez en vez se excita brutalmente salpicando por supuesto, ¡quién los tendría!, pero como puede
su baba seminal entre los muslos. ¿Cómo pue- ver, son litografías de excelente calidad. Goeritz
den pasar de un frío penetrante a un calor me- compró todo. El cuerpo es la máxima representa-
ridional en cuestión de minutos? Pueblo bravo. ción del realismo, debería de abominarlos, pensó
Por eso no le sorprendió leer en una placa mientras iba nuevamente a su auto, pero ya estaba
alusiva, que un batallón de soldados irlande- invadido de ellos.
ses había sido fusilado en ese lugar, el jardín Llegando a su casa, con el ánimo achispado co-
de San Jacinto, porque el repentino amor por menzó a investigar. Los grabados no eran simples
el cuerpo llamado México les hizo abjurar del encargos sino el ánimo popular, el deseo imantado
otro cuerpo, el de los Estados Unidos, que de conocer lo que había en esos lugares donde
no solo era cuerpo-invasor sino un violador no todas las personas podían estar. Viéndolo así,
vulgar y ruin. Los fusilaron. ¿Pero no es cierto serían retratos, pero tampoco lo eran simplemente,
que este pueblo loco también requería sa- porque al ser grabados podían circular y alcanzar el
crificar cuerpos para que el universo siguiera rango de cosa mercantil, incluso considerarse obje-
moviéndose perpetuamente? Delirio corporal. tos de culto. Goeritz se sintió fascinado. Se pensó
Este país amado y maldito representa la danza él mismo en el siglo xviii japonés, atónito porque
de los cuerpos y el animismo de las piedras. estando en una plaza cayó entre sus manos una
¡Dios!, ¡qué contradicciones!, se dijo moviendo obra de gran sutileza que representaba el delicioso
la cabeza. Vagó por ahí y allí hasta que al fin se cuerpo de una mujer madura. No solo era el cuer-
acercó a los tenderetes de pinturas y arte, en po de la mujer sino la vibración íntima de su peso,
el centro de la plaza. Vio muestras desiguales la cercanía de la desnudez, eso que solo se sabe
de su amor por la no-representación-del- en vivo; pero aquí en el fabuloso grabado parecía
cuerpo. Pero este país, amante a ultranza de la gravitar y tentar al espectador. Por si fuera poco,
corporalidad, ¿cómo iba a entusiasmarse una Goeritz sabía que la sutileza se debía por el uso de
forma abstracta? Riendo Goeritz pensó que, en técnicas novedosas y únicas. Animado como pocas
el colmo, México significa literal, »ombligo de veces, se sentó en su estudio para definir al autor
la luna«, así que hasta el cuerpo estaba en su de sus copias. Después de un rato supo que había
esencia y epistemología. adquirido un Ukiyo-e de Katsukawa Shunchō, un
De pronto, sin querer, vio una soberbia portento. El maestro usó fondos tan suaves como
estampa japonesa. Era una mujer bellísima el durazno y emulando la piel de melocotón que
REVISTA AWEN: CUERPO [18]
tienen algunas mujeres, capturó esas líneas necedades ni artificios. Goeritz se llevó las manos a
tan fuertes y sensuales que solo puede tener la cara: sus excesivas racionalidades no tenían nada
el cuerpo femenino. Goeritz estaba verdadera- que hacer frente al cuerpo desnudo, incluso en la
mente emocionado, el color era inaprensible, evidencia más gráfica de Utamaro, que cualquiera
sus mujeres eran etéreas, pero Shunchō sabía pensaría que es pornografía (y no una glorificación
penetrar en los cuerpos y traducir el peso es- de los cuerpos, ¡carajo!), existe una emotividad y
pecífico de la piel, el tacto, el aroma, las costras un roce de la más alta calidad sensual; es decir, con
formadas por las guerras amatorias para que una muestra perfecta de humanidad. Eran huma-
todos los mortales se rindieran a esos cuerpos nos porque tenían cuerpo, ¡carajo!, y yo divagando
etéreos que tanto amó. Era mágico en verdad sin sentido.
cómo la expresión facial de los labios entre- Goeritz, cansado, harto de esa búsqueda que
abiertos se quedaba congelada un instante y en podría prolongarse infinitamente, tiró a la basura
cambio, la línea que deja un kimono en movi- sus grabados que en realidad eran litografías de
miento estuviera moviéndose, el excelente calidad. ҉
mismo movimiento altamente sensual del cuer-
po de la mujer.
Goeritz siguió repensando los cuerpos.
Otra de sus copias, según se enteró, retrataba a
la más grande belleza de la época. Dejó de reír-
se para buscar definición en lo que su manual
decía al respecto. Porque sí, la diosa repre-
sentada tenía ojos rasgados, nuca sugerente y
cabellos lacios finamente recogidos en tanto el
kimono se abría sugerente para dejar ver el na-
cimiento de los senos. Pero la auténtica belleza
no residía en el fabuloso cuerpo que se intuía
debajo de los abalorios, sino el deleite que
flotaba al repasar una y otra vez la estampa, la
mujer, la diosa; de hecho le decía al espectador:
el cuerpo no es sino la sensación plena de ser
parte de un universo absoluto: el mío.
Goeritz tiró el manual y los grabados. De
golpe pensó si no fue el momento de Shunchō
donde se alcanzó legítimamente el Arte Total
(que se supone Goeritz estaba fundando); ¿la
misma realidad puede engendrar un cambio
de la realidad? ¿No estaba yendo muy lejos?,
¿el cuerpo anula al cuerpo? Un tanto alelado
y cansado por no poder memorizar bien a los
maestros (Suzuki Harunobu, Kamoi Seicho,
Kitagawa Utamaro…) se sintió derrotado por
estos grandes que pudieron ir más allá de lo
evidente porque mostraron la transparencia sin
REVISTA AWEN: CUERPO [19]
▪ En esta edición hemos querido rendir homenaje
a Katsukawa Shunchō y a la hermosa cultura
japonesa que retrata el cuerpo desde la
costumbre, el día a día y la universalidad de su
sociedad. Por ello reproducimos una de las obras
de este magnífico pintor y agradecemos a Mario
por esta hermosa pieza de literatura.
Miguel
Cova R o d rí g u ez
BIOGRAFÍA

(Venezuela, 1998)
Cuentista venezolano, estudiante de
Ingeniería Mecánica en la Universidad
Metropolitana (Caracas). Participó en
diversos festivales a nivel nacional en
la categoría Cuentos. Escritor inédito y
oximorónico. Posee un blog —llamado
Las flores del Matorral— donde publica
regularmente:
www.lasfloresdelmatorral.wordpress.com
REVISTA AWEN: CUERPO [22]
3.14159265359... De repente, sentí miedo; creo que nunca lo
había sentido antes. Pero estoy seguro que sentí
un escalofrío que me congeló el cuerpo y me com-
primió el alma en el estómago. Me sentía denso,
pegajoso, mi boca sabía a desconocido. Empecé
a respirar más fuerte de lo normal, me empezó a
faltar el aire, no podía ver nada, escuchaba unas
voces distantes en un idioma que aún no había
aprendido. Traté de palpar el piso, rugoso, y las
paredes en busca de salida; estaba encerrado.
Un halo de luz se coló en mi campo visual como
el vuelo de una mariposa se cuela en una habita-
ción y que lentamente se va difuminando hasta que
lo único que queda en el espacio es aire de mari-
posa. Me descubrí envuelto en algún tipo de baba
blanquecina, no sabía muy bien qué estaba pasan-
do. Escuché gruñidos y voces monótonas del otro
lado de la pared, sentí miedo otra vez. Acerqué mi
cabeza a la fuente de luz que poco a poco me des-
cubría; quería ver, quería escuchar, quería sentir.
REVISTA AWEN: CUERPO [23]
Los gemidos, gruñidos y gritos se hicieron Cuando me acerqué escuché el ritmo de un cora-
cada vez más cercanos mientras trataba de zón sincopado que, a partir de ese momento, me
analizar qué pasaba afuera. Por un momento necesitaba para vivir. Sentí la piel corrugada de un
pensé en salir, pero era imposible que todo mi dedo que se paseaba parsimoniosamente por mi
cuerpo se deslizara por una abertura de tan cara. Olí las noches de insomnio, los amores y las
mínima magnitud. Estaba intentando saber. guerras que nos habían traído a este lugar.
De un momento a otro se escuchó un Sentí miedo, estaba vivo. ҉
silencio azul y demoledor, el vértigo invadió el
vacío que el caos estaba formando en mi alma.
La cantidad creciente de luz que pasaba por la
rendija me permitió observar mi cuerpo; con
tristeza me vi desnudo y débil, terso y arruga-
do, curvo y recto, frío y caliente, increíblemen-
te ordinario, normalmente hermoso; más que
nada hermoso. Sucumbí (ya con lágrimas en los
ojos) ante las atrocidades del azar.
Un gran grito y una voz comandante frag-
mentaron el silencio que se había asentado en
mi corazón. Me sentí empujado hacia la luz,
atascado entre murallas que se cerraban cata-
tónicamente. Sentí miedo y, al mismo tiempo,
esperanza. Esto iba a cambiar, me iba pero
sabía que estaba llegando. Los gritos me des-
garraron los tímpanos de una vez por todas.
Sentí dos manos jalándome hacia el futuro, la
luz invadió mi cerebro con alegría desmesura-
da. Lloré, no pude hacer otra cosa, sentí cómo
mis ancestros despertaban en mí. Aprecié la
viscosidad del tiempo deslizándose sobre mis
hombros, cómo la humanidad desparramaba
milenios de sangre sobre mi cabeza. Sentí que
nunca antes había sido amado. Fui el centro
del mundo, de la galaxia, del universo. También
me convertí en la razón por la cual todos los
humanos habían vivido: para ser yo. En ese
instante, yo era todo lo que importaba y todo
lo que estaba bien en el mundo. Fui, por un
momento incalculable, la singularidad; el prin-
cipio y el fin, hasta que sentí una nalgada.
Seguía llorando desconsolado y desorien-
tado. Analicé ojos extraños hasta que observé
unos que se parecían a los míos. Con inocencia
traté de llamarlos, quería que me salvaran.
Fra n c i s co
To ro

BIOGRAFÍA

(México, 1991)
Es Técnico en Diseño Gráfico por la
UDC. Ha publicado en revistas impresas
y digitales, catálogos y antologías de
México, EEUU y Venezuela.
Ha expuesto su obra en Tijuana,
Ensenada, Ciudad de México (Mx) San
Ysidro, California (EEUU).
Es miembro de la Sociedad Mexicana de
Collagistas.
©2017, Francisco Toro. Retratos post-captura N° 07

REVISTA AWEN: CUERPO [25]


©2017, Francisco Toro. Retratos post-captura N° 03

REVISTA AWEN: CUERPO [26]


©2017, Francisco Toro. Retratos post-captura N° 12

REVISTA AWEN: CUERPO [27]


Román
Hern á n d ez H e rrá n
BIOGRAFÍA

(México, 1980)
Escritor y artista visual especializado en
fotografía escénica. Realizó estudios en
la Escuela Activa de Fotografía, en la
Ciudad de México y posteriormente en
el Centro Internacional de Fotografía y
Cine en Madrid, España. Ha participado
en diversas exposiciones colectivas
e individuales y publicado artículos
y relatos en diversos medios, tanto
impresos como digitales.
©2019, Román Hernández Herrán.
Daniela
A re l l a n o Pa d i l l a
BIOGRAFÍA

(México, 1995)
Es artista plástico sumamente
interesada en la fotografía. Sus obras
plásticas han sido expuestas en diversos
lugares como el Museo Pantaleón
Pan Duro Tlaquepaque (Jalisco,
2017), Patronato del Centro Histórico
(Guadalajara, Jalisco, 2019) y Centro
Cultural Ajijic (Jalisco, 2019).
©2019, Daniela Arellano Padilla. El cuerpo, manifestación de memoria
S a l va to re
Ca j i a o

BIOGRAFÍA

(Ecuador, 1997)
Actualmente cursa la carrera de
Psicología Clínica. Se ha presentado
en varios recitales poéticos nacionales,
y se encuentra próximo a debutar
en la escena poética con su libro
Matamuertes. Su obra actual busca
desnudar nuevas caras del concepto de
‘muerte’ y entendimiento de la ‘otredad’.
REVISTA AWEN: CUERPO [37]
Sin poesía Mi lengua es habla y beso
un invertebrado que empuja
ni cuerpo el texto y la nada,
que es texto ahora.

Ni los versos fueran versos


sin los dédalos de la especie hecha palabra
lo sé por ser agua
buscando reafirmarme en papel.

Recitándole al rompimiento todas sus superficies


toco el mundo tratando de ser tocado
y el viento del niño
se hace agua en los ojos del hombre
El pecho se hace mollera
los ojos llagas
y la muerte
boca.

Regreso al piso como se regresa al útero


pero en este caso la caída es esperada
porque el piso siempre ha sido la comarca
~de poemas

Una vez hecho feto


ansío el aborto
porque no venir al mundo es hacerse idea
pero no venir del mundo es ser poesía. ҉
B ea t ri z
S á n ch ez A ntó n

BIOGRAFÍA

(España, 1970)
Profesora de Lengua, Literatura en
Enseñanza Secundaria y Bachillerato.
Publica sus poemas en revistas literarias
como Piedra del Molino y participa
en numerosos recitales poéticos.
Creadora del recital Fray Luis de León.
Su poemario Da-me de beber se
encuentra en trámites de publicación.
REVISTA AWEN: CUERPO [39]
Mi piel sola No sabría decir si estoy flotando.
En el límite del ser y de la brisa
mi piel sola.
Anudando los restos del destino con mil signos,
sube un surco de sed hacia el cabello
que penetra en los ojos
y en el alma.
Es el pecho un rescoldo del olvido;
no sientas lo que fue
para revivirlo en la espalda curvada hacia soles
tempranos
como un arco neófito, fascinado.

En la raíz de mis manos abiertas


nace un grito enardecido hacia la lírica
redentora como la brisa de tu infancia.
No estamos dormidos,
con el cuerpo acodado a los retiros;
Despertamos hace tiempo
y cada gajo de carne lo declama.
Nuestra boca se suelda a lo creado
cuando brota bajo la punta de los dedos,
parecido a la vida
o incondicionalmente diverso.

Hoy corría por una calle estrecha y gris


de piedra.
Todo mi ser pedía a voces la existencia,
realizada en mil acciones incesantes.
Hoy he oído a una anciana:
»Lo importante es tener fuerzas
para ir caminando poco a poco
y nada más«.
Y nada más. ҉
M a ri e l a
P u z zo

BIOGRAFÍA

(Argentina, 1971)
Recibió la Faja de Honor de los
escritores de la provincia de Buenos
Aires en 2017.
Es autora de los poemarios »A través
del iris«, »El vientre de las cosas«,
»Signo develado«, »Solo la lengua teje
infinito«; de la novela »El monte« y del
ensayo »Sobre el decir y la escritura«
(en proceso de edición).
REVISTA AWEN: CUERPO [41]
Poema 26 Escribo con las manos afiebradas como quien camina
sobre las tumbas
de sus otros
entierro cadáveres con las manos cancerosas

No quieren ceder, me recorren, me alteran,


~me circundan
cruzan la penumbra
laten detrás de los ojos, en la piel herida y
~la boca cansada
he tenido que ser tan fiel a su escritura que nada me
enferma más
que estar tentada
a sus naderías o a su orgullo

Soberbia existencia bajo mis manos garabatea


~en la sombra
este trozo de vida

No he debido llamarlos nunca


y enterrarme solitaria y viva en su sed siniestra

Las pestes de mis dedos tocan el cuerpo


no es un cuerpo si no se siente su vacío, su enfermedad
soy una peste con todo mi cuerpo
soy cuerpo y mi misma peste circundándome
como materia descompuesta
el gusano albergando la morada de mi cuerpo
cuerpo austero, sin nombre mi gusano de muerte
He debido hablar de mí sin hablar de la muerte
La casa de este páramo arde en toda la mente
naufragio silencioso abarcador que no se abastece solo
boca mentirosa que exalta sus mendicidades

Estoy enferma de mí/ todo boca sin puerto sin estación


junco fijo en el lago de sombra ҉

▪ Este poema pertenece al poemario »Signo develado«.


Editorial Milena Saserola, 2015. 2da. edición. Buenos
Aires, Argentina.
Fi d e l
Es l ava B e rn a l

BIOGRAFÍA

(Colombia, 1951)
Jubilado de la Policía Nacional,
publicación en letras para el mundo
(2019). Fugitivo de un paisaje de
montañas, libro que se escribe día a día,
espacio vivo que busca un refugio de
papel, sueña con agregar gotas al mar y
arena a los desiertos.
Mi cuerpo El centro de mi cuerpo
no equidista los extremos de mi piel.
a la deriva No se resuelve contando los poros
ni asignando vicios y virtudes a cada agujero.
Mi instinto me dibuja una flecha
atravesando una liebre.
Mis catástrofes se gestan
en los acantilados del corazón.
Mi avaricia es un águila desplumando una gallina.
El asaltante del silencio que soy apedrea las
~nubes de Dios.
El Adán que soy se abstiene de inventar el mundo.
Mi vientre es una caverna de palabras reprimidas.
Soy un peñasco que repite los ecos de
~las voces ajenas.
Mi rebaño de emociones son fieras domésticas.
Mis aguas mansas, mis borrascas, mis espectros
~desconocidos,
se agazapan en la sombra de mi consciencia...

Todos reclaman mi lugar.


Siendo mi refugio y mi centro,
soy a la vez mi huésped desconocido. ҉
M i yó
Ve s t ri n i
BIOGRAFÍA

*Escritora invitada
(Nimes, Francia 1938 - Caracas, Venezuela 1991)
Seudónimo de Marie-Jose Fauvelles. De
origen francés formó parte de los grupos
Apocalipsis (Maracaibo), El Techo de la
Ballena, Sardio y La República del Este
(Caracas). Se desempeñó fundamentalmente
como periodista, pero también se dedicó
a la poesía y la escritura de guiones para
televisión; en los años ‘70 dirigió la página
de arte del Diario El Nacional (Caracas) y
posteriormente la revista Criticarte. Publicó los
poemarios Las historias de Giovanna (1971),
El invierno próximo (1975), Pocas virtudes
(1986) y Valiente cotidiano (1994, póstumo); el
libro de narrativa Órdenes al corazón (2001,
póstumo); libros biográficos como Más que la
hija de un presidente: Sonia Pérez (1974) o
Salvador Garmendia, pasillo de por medio
(1994, póstumo).
REVISTA AWEN: CUERPO [46]
De Letanías y Son tantos
quienes han de saltar a la batalla
pocas virtudes* y herirme
a muerte

muerte de grandes ciudades


y pocas virtudes
con sus siete cuadrantes a la deriva
su paz funesta del reciente octubre
su carne elástica dulce
y colérica

colérica la arena volando en Ostia


empañando globos de cristal en las vidrieras
un ojo ya sin vida
el otro abierto
en la avenida

avenida por donde viene


el agua

agua de todos los días


acercada a
mi boca

boca triste de grandes palabras


lenguas duras como madera recién cortada
se ocupan
de mi
*Poema perteneciente al poemario »Pocas vir- mi delito
tudes« recogido en el libro »Todos los poemas«.
Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1era.
delito de largas y profundas noches
edición, 1994. Caracas, Venezuela. cuando la lluvia tarda en caer
y todo me hace pensar
en mi padre
REVISTA AWEN: CUERPO [47]
en mi madre
en la tierra
mal cerrada

cerrada por cuatro malhechores


no identificados

identificados tu nombre el mío


los otros
la gente

gente amada
ausente
presente
ida

ida
como mi tía
la de la roja cabellera de Burdeos
en la casa

casa de pisa duro


donde se trata de no llorar a despropósito
mientras un poco más arriba
campiñas y pequeños monstruos
festejan a diario
un saludo
un escrito
un vilipendio

vilipendio:
quien lo haya escrito por primera vez
lance la primera
piedra

piedra de mi única morada


cuando brazos tenaces me enseñaron el
desafecto
la casa de empeño
la incertidumbre
el regreso

regreso del último acto


acto de ser tan triste y tan muerta
como soledades de otros
países

países a los que no me dejaron


ir

ir con el asombro
para una o dos
palabras

palabras
espera
te las voy a enseñar
boleros o saudades o melancolías descaradas
o audacia

audacia es
de bares
de lugares amados
de encontrar al hombre de tu vida
de maltratar a la que fue
tu madre

madre
una vez muerta
no hubo soledad
ni rigurosos ejercicios para
olvidar

olvidar a los miserables


ajenos
al amor
amor ҉
In
memoriam

En memoria de José María


Sebastiani (1987-2019), hombre
de palabra inextinguible y nexo
inquebrantable con el recuerdo.
҉
CUERPO:
altar de advenimientos

Revista Awen es una publicación cuatri-


mestral venezolana, lanzada en abril de
2017 a nivel internacional. Los números
anteriormente publicados son:
■ I: Literatura internacional.
■ II: Soledad.
■ Ecos de la luz 2017.
■ III: Misterio.
■ IV: Ciencia ficción.
■ V: Fronteras.
■ Ecos de la luz 2018.

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