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STANFORD ORTH
A menos que se indique lo contrario, todas las citas
bíblicas están tomadas de la Versión Reina-Valera 1960
CONTENIDO
1. En Prisión de Nuevo
2 Timoteo 1:1–5
2. ¿Avergonzado?
2 Timoteo 1:6–10
3. El Depósito
2 Timoteo 1:11–18
4. ¡A Trabajar!
2 Timoteo 2:1–7
5. Sufrimiento y Gloria
2 Timoteo 2:8–13
6. Obrero e Instrumento
2 Timoteo 2:14–21
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En Prisión de Nuevo
2 Timoteo 1:1–5
Las murallas de la ciudad de Roma tenían una extensión de unos 21 kilómetros. Los
caminos principales partían del centro de la ciudad y corrían en varias direcciones. Entre
estos estaba la Vía Apia que se dirigía hacia el sur, y es el que Pablo recorrió cuando llegó
a Roma la primera vez, cerca del año 60 d.C. (Hechos 28). Otra carretera principal era la Vía
Ostia, que salía hacia el suroeste, en la cual, según la tradición, Pablo fue ejecutado.
El esplendor de los edificios públicos, los templos, los arcos triunfales, las basílicas, las
fuentes y los palacios impresionaba a todo el mundo. Las mansiones de los ricos eran
opulentas en extremo, generalmente edificadas en las colinas que rodeaban a la ciudad;
pero la gran mayoría de las familias romanas vivían en moradas de un solo cuarto,
construidas en edificios grandes que tenían hasta seis niveles. Estos edificios eran de
aproximadamente una manzana de largo, a menudo frágiles, con peligro de desplomarse o
de incendiarse. Los pobres recibían gratis el agua y el trigo, y el vino era relativamente
barato. Pero a pesar de esto, la pobreza de las masas era exagerada.
Había tanto congestionamiento en las calles durante el día, que el tránsito de vehículos
estaba prohibido. De noche, el crimen reinaba en las calles menos importantes.
Distintos grupos étnicos de todo el Imperio Romano, formaban crecientes colonias en
algunas áreas de la ciudad. Los judíos estaban concentrados en los distritos occidentales,
donde se encontraban por lo menos trece sinagogas. Es probable que los primeros
cristianos vivieran en este sector.
Los visitantes de la ciudad de Roma eran atraídos por los acueductos, los baños públicos
y los circos, en los que se presenciaban carreras y otros eventos deportivos, así como
sangrientas peleas entre gladiadores, o entre hombres y animales salvajes. El Circo Máximo
tenía espacio para 150,000 espectadores.
La vida pública se centraba en los foros o mercados. El Foro Romano era el más
importante porque era el centro gubernamental, con la Casa del Senado, la Sala de la
Asamblea y los templos de Marte y Saturno. Otros imponentes edificios y templos ocupaban
las siete colinas que rodeaban el Foro.
Cerca del Foro estaba la prisión Mamertina donde, según las tradiciones de la iglesia
primitiva, Pablo, el apóstol a los gentiles, se encontraba preso, por el año 66 d.C. en que
escribió la carta que vamos a estudiar. En ella recordaba que no era su primera experiencia
como cautivo. Dos años había estado encarcelado en Cesarea, después había hecho el difícil
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viaje a Roma, incluyendo el naufragio, y ya había pasado otros dos años de prisión en esta
ciudad. Estas experiencias dejaron huellas imborrables en su vida.
Tampoco disfrutaba de las comodidades de una casa alquilada, como en su primer
encarcelamiento en Roma (Hechos 28:30–31). Si es cierto que el apóstol pasó este tiempo
en los calabozos, entonces su estancia en ellos fue muy penosa, porque éstos eran cuartos
subterráneos húmedos y fríos a los que se bajaban los prisioneros con cuerdas a través de
un agujero en el techo y tenían que dormir sobre el piso duro.
En estas circunstancias, Pablo no podía tener el apoyo constante de sus colaboradores
en la obra. El lenguaje de 2 Timoteo 1:16–18 implica que Onesíforo sólo con dificultad pudo
localizarlo para visitarlo. Es probable que fuera en este ambiente incómodo donde Pablo
escribió su última carta a Timoteo.
2 Timoteo 4:9–13 sugiere que cuando la envió, algunos de sus amigos habían estado
con él, que Lucas estaba cerca, y que Timoteo y Marcos podrían verlo todavía, si es que
Ilegaban a tiempo. Entonces, también es posible que en algunos días Pablo estuviera en una
prisión más accesible.
No se sabe cómo Ilegó a esa cárcel de Roma, pero pudo haber sido arrestado en
Nicópolis, donde pasó el invierno (Tito 3:12), en Troas, donde dejó su capa y sus libros (2
Timoteo 4:13) o en Efeso, donde Alejandro el calderero pudo haber sido el que lo acusó
ante las autoridades (4:14–15). También es posible que regresara a Roma en sus viajes de
predicación y ese ñanza y que fuera arrestado allí mismo. Lo que está muy claro es que al
escribir esta carta, Pablo sentía que estaba al final de su vida.
¡PENSEMOS!
Cada vez que uno lee de nuevo un libro de la Biblia o lo hace en otra
versión, lo entiende mejor y observa nuevas enseñanzas. Por tanto, inicie su
estudio de 2 Timoteo leyéndolo varias veces ¿Qué aprende usted acerca del
trasfondo de Timoteo en 1:5 y 3:15? Al leer 1:8, 12, 15–18; 4:6–18, ¿ué se sabe
de las circunstancias de Pablo? ¿Cuáles eran las principales preocupaciones
y propósitos del apóstol cuando escribió la carta a Timoteo?
AUTOR Y FECHA
Se debe mencionar que los eruditos discuten mucho los últimos años de la vida de
Pablo, porque el libro de Hechos deja la historia inconclusa. En medio de estas discusiones
también surge la duda de algunos con respecto a que Pablo fuera el autor de las epístolas
pastorales (1 y 2 Timoteo y Tito). Puesto que el libro de los Hechos deja a Pablo en la prisión
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en Roma, algunos asumen que no fue liberado y que murió en esas fechas (cerca de 62
d.C.). Si fuera así, los estudiantes de la Biblia encontrarían difícil ubicar las tres epístolas
pastorales en las épocas de la vida de Pablo que se relatan en el libro de los Hechos.
Entonces, algunos han concluido que alguien más escribió estas cartas.
Sin embargo, las iglesias cristianas, casi sin excepción, han aceptado las epístolas
pastorales como la genuina correspondencia del apóstol Pablo. Si se acepta que él fue
liberado de la prisión de Roma después de Hechos 28 y que continuó su ministerio,
entonces los datos que se mencionan en las cartas pastorales compaginan con los planes
que Pablo tenía para después de su primer encarcelamiento y con las tradiciones que la
iglesia primitiva ha dejado.
Además, no es probable que Nerón hubiera ordenado la ejecución de Pablo en 62 d.C.,
porque sus persecuciones empezaron después del famoso incendio de Roma en 64. Según
Tácito, Nerón fue autor del incendio, pero para quitar de sí mismo la atención, echó la
culpa a los cristianos. Así comenzó la época de persecuciones a los creyentes del primer
siglo. Es mucho más probable que la muerte de Pablo por Nerón se haya efectuado en 66 o
67. Por lo tanto, muchos creen que Pablo escribió 2 Timoteo cerca del año 67 d.C.
No se saben todas las actividades de Pablo después de su primer encarcelamiento. Las
cartas de esa época indican que esperaba visitar Macedonia y Asia (Filipenses 1:25–26,
Filipenses 2:23–24; Filemón 22). Efectivamente, 1 Timoteo 1:3 dice que Pablo estuvo con
Timoteo en Efeso, de donde viajó hacia Macedonia. Cuando Pablo escribió 1 y 2 Timoteo,
este colaborador del apóstol continuaba su ministerio en Efeso.
Según 2 Timoteo 4:13, Pablo había estado también en Troas. Tito 1:5 y Tito 3:12 indican
que asimismo estuvo en Creta con Tito y planeaba pasar el invierno en Nicópolis. El apóstol
también había visitado Corinto y Mileto (2 Timoteo 4:20).
Pablo se había propuesto ir a España (Romanos 15:24, Hechos 19:21) y existe una
tradición antigua que dice que después que fue liberado de su primera prisión en Roma
siguió su ministerio de evangelización en España.
2. Segundo viaje.
A Asia Menor, Macedonia y Grecia;
Escribió 1 y 2 Tesalonicenses.
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3. Tercer viaje.
A Efeso, Macedonia, Grecia.
Escribió 1 y 2 Corintios, Romanos y
posiblemente, Gálatas.
4. En prisión.
En Jerusalén, Cesarea y Roma.
Escribió Efesios, Colosenses,
Filemón y Filipenses.
5. Epoca de libertad.
Viajó a Asia Menor, Creta, Macedonia
y
¿España? Escribió 1 Timoteo y Tito.
Al leer 1 Timoteo, notamos que el reto para Timoteo era grande. El tenía que cuidar
mucho su propia vida espiritual y dedicarse a la enseñanza de la congregación. Al estudiar
2 Timoteo, vemos que la situación en la iglesia de Efeso todavía estaba muy difícil.
Posiblemente algunos de los problemas prácticos se habían resuelto, pero existía todavía
una fuerte amenaza contra la enseñanza apostólica. Pablo se preocupaba por la
conservación de la buena doctrina.
También estaba preocupado por Timoteo, su falta de ánimo, de valor y de
perseverancia. Existía oposición al joven líder. El transmitir y defender la verdad implicaba
mucho trabajo y sufrimiento. Pablo reconocía que Timoteo no tenía las características
personales que podían ayudarle a enfrentar con facilidad tales circunstancias.
La carta indica que en la provincia de Asia muchos cristianos menospreciaban a Pablo
porque estaba prisionero. Posiblemente eran ellos los que tenían la tendencia a prestar
atención a las nuevas enseñanzas y errores doctrinales. Además, se hacía más preocupante
la situación porque Pablo presentía que se acercaba su muerte. Hablando humanamente,
todo dependía del fiel y valiente ministerio de Timoteo para contrarrestar las peligrosas
tendencias en Efeso.
En la carta, Pablo no acusa a Timoteo de haber fallado en sus deberes, pero le insta a no
avergonzarse del apóstol ni del evangelio, a fortalecerse en el Señor y a no huir del trabajo
y el sufrimiento. El autor le exhorta a no enredarse en polémicas sobre cuestiones que no
tenían importancia, sino a dedicarse a enseñar la buena doctrina a los hombres fieles.
Timoteo debía predicar la Palabra de Dios y, con ella, reprender, exhortar e instruir a los
creyentes. Las Escrituras vienen de Dios y son capaces de preparar a los cristianos para
toda buena obra.
Entonces se puede resumir el tema del libro en palabras como estas: “A través del
trabajo duro y a pesar del sufrimiento, los creyentes han de conservar la sana doctrina y
transmitir fielmente la Palabra de Dios”.
Debemos recordar que esta es la última carta que Pablo escribió que tenemos en nuestra
Biblia. Es muy significativo ver los temas que más ocupaban los pensamientos del apóstol
cuando ya estaba cerca de la muerte. Estos temas también deben ocupar a los creyentes en
los siglos XX y XXI.
Vivimos en una época peligrosa, cuando parece que los problemas no tienen solución.
Cada día, será más y más difícil que el creyente sea santo, fiel y valiente en su testimonio.
Los creyentes sufren y sufrirán por su fe. Pocos se interesan por estudiar y transmitir la
doctrina cristiana, aún dentro de las iglesias. A menudo, los cristianos confían más en los
medios humanos que en la verdad y el poder de la Palabra de Dios. Nosotros necesitamos
hoy el mensaje de estas últimas palabras del apóstol Pablo.
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BOSQUEJO DE 2 TIMOTEO
En estos versículos, Pablo habla de las influencias en la vida de Timoteo que lo habían
preparado para ser instrumento de Dios en Efeso. A través de la experiencia de este joven
ministro aprendemos cómo Dios obra en la vida de cualquier persona para llevarla a Cristo,
transformar su vida y prepararla para el servicio. Dios lo hace todo, pero utiliza muchos
elementos.
¡PENSEMOS!
Entonces, este ministro tenía todo lo que necesitaba. Desde un país lejano, Dios le había
enviado a una persona que le entregara las buenas nuevas de Jesucristo. El Altísimo lo
había regenerado y hecho una nueva criatura según la promesa de vida que es en Cristo
Jesús (1:1). Pero además, el Señor motivó a Pablo a cumplir la tarea de un padre espiritual
orando por Timoteo constantemente: “Doy gracias a Dios de que sin cesar me acuerdo de ti
en mis oraciones…” (1:3). Veremos más tarde que Pablo hizo mucho más por su discípulo.
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Los creyentes en Cristo debemos repasar las distintas formas en que Dios ha obrado en
nuestras vidas para llevarnos a conocer a Cristo, para cultivar nuestro crecimiento
espiritual y para capacitarnos para servirlo. ¿Se ha fijado en las circunstancias, aun los
sufrimientos, que él ha usado para forjar su carácter? ¿Se ha dado cuenta de las personas
claves que el Soberano Señor colocó en su camino para enseñarle, guiarle y apoyarle? Le
recomiendo que se detenga para agradecerles a ellos y a Dios por todo lo que él ha hecho
a través de las circunstancias y las personas que lo han rodeado.
A través de todo este tiempo, Dios estaba usando a Pablo para formar la vida de Timoteo
y prepararlo para su ministerio en Efeso. Las dos cartas que Pablo escribió a Timoteo
muestran que este padre espiritual continuaba pensando en su hijo y discípulo. Su deseo
era que gozara del favor de Dios en lo espiritual, emocional, ministerial y aun físicamente.
Los creyentes no estamos solos. Somos miembros del cuerpo de Cristo. Los distintos
miembros de ese cuerpo influyen en la vida de otros creyentes. Reconozcamos y demos
gracias por todo lo que Dios ha hecho en nuestra vida a través de ellos. Recordemos la
influencia de nuestros padres y otros familiares que nos dieron un ejemplo digno de seguir
y nos compartieron la Palabra de Dios. Demos gracias al Señor por los maestros y pastores
que nos ayudaron. Recordemos al cristiano que nos mostró amistad, nos dio buen
testimonio o nos apoyó cuando pasamos por una experiencia difícil.
¿Quién es la persona que ahora le está apoyando en su vida cristiana? ¿Necesita usted
acercarse a alguien para pedir ayuda? ¿Quiénes son las personas a quienes usted está
amando, apoyando, animando, mostrando amistad o discipulando? ¿Debe usted acercarse
a alguien en estos días para ayudarle? Así funciona el cuerpo de Cristo. Así crecen los
creyentes, así somos discipulados. Así somos fortalecidos en las aflicciones. ¿Así se aman,
se ayudan y edifican unos a otros los miembros de su iglesia?
LA OBRA DE DIOS
+
EL MINISTERIO DE LOS CREYENTES
(Familiares, pastores, maestros y otros)
+
LAS DECISIONES PERSONALES CORRECTAS
=
UN HOMBRE DE DIOS
13
Dios le había dado capacidades, pero Timoteo tenía que avivar el fuego del don divino,
rechazar la cobardía y la vergüenza y aceptar las experiencias difíciles del ministerio. En
otras palabras, tenía que actuar. La fe no es pasiva, sino activa.
Al continuar el estudio de 2 Timoteo, veremos la gran cantidad de responsabilidades
que tenemos; uno mismo ha de decidir y actuar. Dios no nos obliga ni los creyentes que
nos apoyan pueden hacerlo. Para ser formados a la imagen del Hijo de Dios, usted y yo
tenemos que tomar las decisiones correctas cada día. ¡Alistémonos para responder al reto!
¡PENSEMOS!
Después de estudiar los versículos 1–5, ¿cree usted que Dios le ha enseñado
algo acerca de algunas necesidades en su vida? ¿Cuáles son esas áreas? ¿Será
posible que le falte expresar (como lo hizo Pablo), el cariño y aprecio que siente
por otras personas? ¿Qué efecto tendrá en la vida de ellos? ¿Necesita usted
formar relaciones más cercanas con otros creyentes a fin de tener la
oportunidad de ayudarlos y que ellos le ayuden? ¿Cuál será el primer paso que
debe dar para profundizar su amistad con otro cristiano? ¿Está Dios esperando
que usted tome una decisión personal en alguna área específica de su vida para
que avance en su vida espiritual o en su servicio cristiano?
2
¿Avergonzado?
2 Timoteo 1:6–10
Timoteo tenía un lugar único en el círculo de colegas del apóstol Pablo. En Filipenses
2:19–22 el apóstol escribió diciendo de él: “pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que
tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que
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es de Cristo Jesús. Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a padre ha servido
conmigo en el evangelio” (compare 1 Corintios 4:17, Romanos 16:21, 1 Tesalonicenses 3:2).
Pablo le había confiado misiones importantes y delicadas en Tesalónica y Corinto (1
Tesalonicenses 3:1 ss, 1 Corintios 4:17). Cuando escribió esta carta, lo había dejado en la
estratégica pero difícil ciudad de Efeso para continuar el ministerio (1 Timoteo 1:3–4).
Sus responsabilidades en Efeso eran grandes y especiales porque debía detener la
enseñanza de falsas doctrinas, seleccionar ancianos y diáconos calificados y poner en
orden los cultos de adoración. También tenía que normalizar la ayuda para las viudas y
enseñar fielmente la sana doctrina. Necesitaba dar ejemplo de espiritualidad y ética moral.
Además, era de esperarse que tuviera mayores responsabilidades en el futuro, porque Pablo
presentía que su muerte estaba cerca. El apóstol confiaba a Timoteo (y a otros) la
responsabilidad de mantener la doctrina que él había enseñado y defendido por tantos
años.
¿Le ha pedido Dios a usted algo difícil? ¿Se siente débil, e incapaz de servir al Señor?
¿Es líder en su iglesia? ¿ Es pastor de una congregación como la de Efeso que tiene muchas
necesidades? ¿Quiere Dios que usted testifique de Cristo en su trabajo o en la escuela? ¿Le
parece imposible? También Timoteo sentía que era incapaz de realizar esa obra.
Pablo reconocía las debilidades de Timoteo y sabía que era relativamente joven, según
se expresa en 1 Timoteo 4:12 y 2 Timoteo 2:22. Aunque no se sabe con seguridad su edad,
posiblemente tendría unos 35 años. En la sociedad judía, se acostumbraba que los líderes
fueran hombres de mayor edad. Timoteo era todavía joven para tener la gran
responsabilidad de ser pastor en una congregación compuesta en parte por personas
mayores que él.
TIMOTEO
SUS CUALIDADES: EXPERIMENTADO,
CONFIABLE, NOBLE
SUS DEBILIDADES: JOVEN, ENFERMO, TIMIDO
poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en
afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil,
entonces soy fuerte (2 Corintios 12:9–10).
La Biblia enseña que no siempre es la voluntad de Dios que el cristiano sea sanado de
sus enfermedades. El Señor usa esas experiencias para enseñarnos a depender de él y para
que otros observen que él sostiene al creyente con su gracia y poder.
Además de la debilidad física de Timoteo, Pablo reconocía en su compañero una
personalidad tímida. Cuando Pablo lo envió a Corinto, pidió a los Corintios que lo
recibieran con tranquilidad y que nadie lo tuviera en poco (1 Corintios 16:10–11). En esta
última carta a Timoteo, el apóstol lo exhorta algunas veces a que no tenga miedo y que
enfrente las aflicciones. Al igual que Moisés, Timoteo no estaba muy dispuesto a aceptar
todos los peligros y dificultades que podría enfrentar en su ministerio. El mensaje de 2
Timoteo debe fortalecer a todo cristiano que teme no poder cumplir con la voluntad de
Dios.
Es saludable que el creyente se dé cuenta de las áreas de debilidad o desventaja que
tiene. Así puede ser más consciente de su dependencia del Señor en estos aspectos y
buscará en la Palabra de Dios la manera de fortalecerlas. ¿Ha experimentado usted lo que
Pablo decía “cuando soy débil, entonces soy fuerte”? (2 Corintios 12:10). Esto sucedió
porque necesitaba confiar más en el poder divino.
También, es bueno reconocer las capacidades y talentos más fuertes que tenemos,
porque es muy posible que debamos usarlos especialmente para servir al Señor.
¡PENSEMOS!
Recordamos que antes de su primer viaje a Roma, el apóstol afirmó con emoción: “Así
que, en cuanto a mi, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis
en Roma. Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación
a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” (Romanos 1:15–16).
Pablo no acusa a Timoteo de haberse avergonzado, pero observa en él cierta timidez que
tal vez le dificultara el hacer todo lo necesario en su ministerio en Efeso.
En 1:8, se señalan dos posibles motivos de vergüenza por parte de Timoteo:
1) la vergüenza “de dar testimonio de nuestro Señor” y
2) La que surgía del encarcelamiento de Pablo.
El “testimonio de Cristo” puede referirse al que debía dar a los habitantes incrédulos de
la gran ciudad pagana de Efeso, que estaba llena de idolatría de los seguidores de la diosa
Diana (Afrodita). Pero también es posible que Pablo lo relacionara con el reto de defender
la sana doctrina frente a los ataques de los falsos maestros. Estos criticaban a Pablo y se
burlaban de que de nuevo estaba en prisión. El apóstol había sido encarcelado en Jerusalén,
Cesarea y Roma por predicar la salvación por gracia y por proclamarla a los gentiles. Los
judaizantes querían minar su autoridad y mostrar que Dios no lo bendecía porque había
permitido que fuera encarcelado.
En los versículos 5–11, Pablo enseña a Timoteo varias razones por las que el joven no
debía avergonzarse.
ministerio que Dios le había dado a Timoteo había sido de bendición para muchas
personas. Más que nunca se necesitaba la exposición de la Palabra de Dios en Efeso para la
evangelización y edificación. Los miembros de cualquier congregación necesitan la
enseñanza y aplicación de la Palabra para llenar sus necesidades espirituales y morales.
Timoteo debía renovar y ejercer las capacidades que Dios le había provisto.
Cada creyente tiene por lo menos un don espiritual. Algunos tienen el de evangelismo
y saben manifestar su preocupación por los que no conocen a Cristo y comunican
claramente lo que el Señor ha hecho en sus vidas. Otros tienen el don de servir; se gozan
cuando tienen la oportunidad de apoyar a la iglesia y ayudar a otros creyentes en distintas
maneras: con la música, la construcción, el mantenimiento, el ornato, medicina,
contabilidad, en la secretaría, en la biblioteca, en la cocina y en tantas otras formas, según
los conocimientos que Dios les haya dado.
Algunos en la iglesia tienen el don de pastor, aunque no ocupen ese puesto. Sin
embargo, se preocupan por el bienestar espiritual de otros creyentes. Los aman, los
discipulan, los aconsejan y los animan para que crezcan en la fe. Otros miembros de la
iglesia tienen los dones de misericordia, de ofrendar, de fe, de administración y de
exhortación. Es lamentable que muchos cristianos no estén sirviendo al Señor con las
habilidades espirituales que Dios les ha dado para edificar el cuerpo de Cristo. En parte, a
eso se debe que una iglesia sea débil, que tenga disensiones o que no crezca.
El apóstol dice que él mismo le impartió el don espiritual a través de la imposición de
las manos. 1 Timoteo 4:14 sugiere que otros ancianos también participaron en ese acto,
probablemente cuando Timoteo estaba iniciando su ministerio. La imposición de las manos
era una práctica común en los días apostólicos, pero ningún creyente hoy tiene la autoridad
que ellos tenían. Actualmente, la imposición de manos es un símbolo de identificación con
la persona y se usa para pedir la bendición de Dios para el que entra en un ministerio.
El versículo 6 nos enseña dos verdades importantes.
En primer lugar, cuando Dios pide que le sirvamos en alguna cosa, él provee la habilidad
para trabajar efectivamente. Esta confianza nos anima a tener valor y perseverar en nuestro
servicio al Señor. Recordar estas bendiciones de Dios nos guarda de avergonzarnos frente
a la oposición o aflicción.
En segundo lugar, el creyente es responsable de desarrollar y utilizar las capacidades
que Dios le ha provisto. Si no las usa, las habilidades se tornan débiles o inútiles. Tenemos
que ser obedientes y activos en el aspecto del ministerio que nos toca. “Que avives el fuego
del don de Dios que está en ti” es el mandato de Pablo.
despertaron a Jesús, éste les preguntó: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe?” (Mateo
8:26). Aquella tempestad nos hace pensar en las tribulaciones que enfrentamos cuando
servimos a Dios. Cristo se sorprendió cuando los discípulos se atemorizaron, porque él
estaba con ellos y debían haber confiado en él.
Al final de su ministerio, Jesucristo dejó una promesa y un mandato con relación al
temor y utilizó la misma palabra “miedo” que encontramos en Mateo 8 y en 2 Timoteo 1:7:
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).
Dios nos provee de tres cualidades que sustituyen a la cobardía: el poder, el amor y el
dominio propio. ¿Cómo nos ayudan a nosotros? Si confiamos en el poder divino que nos
capacita, que contesta las oraciones y que obra en las vidas de las personas a quienes
ministramos, entonces no tendremos temor. Dios prometió que el Espírit Santo nos daría
el poder para el ministerio (Hechos 1:8). Es inútil tratar de servir al Señor sin contar con el
poder del su Espíritu que vive en nosotros.
Esa divina persona también produce el amor en el creyente, la primera característica
que aparece en la lista del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22). El amor para los que no
pertenecen todavía a Cristo y el afecto para los creyentes, motiva al cristiano a servir y, si
es necesario, a sufrir por ellos. Lo opuesto al amor es el egoísmo, que fomenta el miedo
por temor a perder el prestigio, la seguridad o las cosas materiales.
Finalmente, el Señor nos da el dominio propio, o sea la autodisciplina. Esta expresión
describe una mente sana, sobria y equilibrada, no controlada por el pánico, sino por la fe
y la calma.
El creyente no necesita que Dios le dé algo nuevo, sino que debe aprovechar y avivar lo
que ya le ha dado por medio del Espíritu Santo. Tal vez Timoteo había sido negligente en
cuanto a su vida espiritual. ¿Está cultivando usted el poder, el amor y el dominio propio
en su vida?
El versículo 8 continúa la cadena de pensamientos. Pablo ha dicho que Timoteo debía
usar su don espiritual en el ministerio (v. 6) porque Dios nos da lo que necesitamos para
vencer la timidez (v. 7). Puesto que la cobardía no es de Dios (v. 7), Timoteo no tenía por
qué avergonzarse (v. 8).
El apóstol habla de cuatro conceptos en estos versículos: ser activo en el ministerio (v.
6), no tener miedo (v. 7), no avergonzarse (v. 8a) y participar de las aflicciones por el
evangelio (v. 8b). Todos ellos están íntimamente relacionados. El miedo a sufrir la
oposición de los enemigos del evangelio y de Pablo, podría hacer que Timoteo sintiera
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vergüenza y se abstuviera de realizar algún aspecto de su trabajo. Tal vez no quería entrar
en pugna con los falsos maestros.
El creyente también siente miedo y vergüenza porque teme la burla, la crítica, el rechazo
y el sufrimiento. Pablo insiste con su discípulo varias veces diciéndole que la aflicción es
una experiencia normal del creyente. Por su parte, Pedro aclara que no debemos sufrir por
haber hecho lo malo (1 Pedro 2:20, 3:17), pero no debe de sorprendernos cuando sufrimos
por servir a Dios. Cuando sucede así, nos hacemos “participantes de los padecimientos de
Cristo”.
El creyente ha de rechazar la enseñanza moderna que dice que Dios siempre dará al
buen creyente una vida placentera, próspera y de buena salud. Recordemos que el autor de
la carta era un hombre enfermo, estaba preso por su fe y pronto iba a ser ejecutado (1:12,
4:6). Dios usa el sufrimiento para dar testimonio de la constancia de nuestra fe y para
instruirnos. El sufrimiento fortalece el carácter y la fe, y lleva al creyente hacia la madurez
espiritual.
AMADOS, NO OS SORPRENDAIS
DEL FUEGO DE PRUEBA QUE OS HA
SOBREVENIDO, COMO SI ALGUNA
COSA EXTRAÑA OS ACONTECIESE,
SINO GOZAOS
POR CUANTO SOIS PARTICIPANTES
DE LOS PADECIMIENTOS DE CRISTO,
PARA QUE TAMBIEN EN LA REVELACION
DE SU GLORIA
OS GOCEIS CON GRAN ALEGRIA
(1 PEDRO 4:12–13)
¿Puede usted notar cómo Dios usa la aflicción en su vida para forjar su carácter y
fomentar su crecimiento espiritual?
Ninguna otra cosa anima y motiva al creyente más que recordar y entender la grandeza
del evangelio de Cristo. Es imposible sentir miedo o vergüenza cuando nos damos cuenta
de lo que Dios nos ha dado. Por eso, Timoteo y cada creyente debe servir con fidelidad y
valor, aun cuando haya peligro y sufrimiento.
¡PENSEMOS!
Con base en los versículos 9–10, haga una lista de lo que Dios ha hecho y
lo que hará por medio del evangelio. ¿Por qué es tan importante la verdad de
que Dios nos salvó “no conforme a nuestras obras”? ¿Qué hizo el Señor antes
de los tiempos? ¿Qué hizo cuando Cristo vino al m undo? ¿Qué le motivó a
salvarnos? ¿Cuál es la responsabilidad que Dios le ha dado a usted con
respecto al evangelio?
muerte física no señala el fin del cuerpo. En la resurrección, Dios “transformará el cuerpo
de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya” (Filipenses
3:21). Jesucristo ha vencido la muerte.
Así el Señor Jesús sacó a luz la vida y la inmortalidad (“incorruptibilidad”) para los que
lo reciben como su Salvador personal. Por eso, ni Pablo, ni Timoteo, ni ningún creyente
debe temer el sufrimiento ni la muerte.
¿Cómo puede un cristiano sentir vergüenza cuando testifica de un mensaje tan potente
y transformador?
¡PENSEMOS!
3
El Depósito
2 Timoteo 1:11–18
Lucas narra en el libro del los Hechos que los atenienses “en ninguna otra cosa se
interesaban sino en decir o en oir algo nuevo” (Hechos 17:21). Por eso querían escuchar las
enseñanzas de Pablo que, para ellos, eran nuevas. También en nuestro día el anhelo del
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alumno, el maestro y el erudito es ser original y descubrir o inventar algo que ningún otro
ha podido ver o hacer.
Pablo el judío, había sido entrenado con otra mentalidad. Entre los de su raza, la ciencia
que captaba la atención de todos era la de los rabinos y los escribas. Estos formaban la
aristocracia. Según sus costumbres, los jóvenes debían ingresar en la casa de interpretación
a los 15 años para que los escribas les instruyeran en cuanto a la ley y las tradiciones. El
alumno se sentaba en el piso o en una banca mientras su maestro ocupaba una silla. Por
eso Pablo dijo que había sido “instruido a los pies de Gamaliel” (Hechos 22:3), uno de los
más famosos eruditos judíos. El maestro hacía preguntas y los alumnos contestaban. El
sistema de aprendizaje era por repetición. Un rabino dijo, “Toda afirmación doctrinal se
repite cuatro veces”.
¿Cuál era el objeto de la enseñanza de los escribas? No era introducir algo nuevo. El
rabino tenía la meta de que sus estudiantes conocieran las enseñanzas que él había recibido
anteriormente de sus mentores. Un rabino escribió: “No he hablado ni una palabra que no
haya oído de los labios de mis maestros”.
Por supuesto, enseñaban el Antiguo Testamento, al cual se habían agregado al través de
los siglos interpretaciones y tradiciones humanas y no todo lo que los rabinos enseñaban
era la verdad. Sin embargo, el patrón que Pablo aprendió como joven judío fue bueno. Los
rabinos le habían enseñado que es imprescindible transmitir con fidelidad la buena
enseñanza que uno ha recibido. No hay que quitar ni agregar nada.
Pablo era apóstol, escogido por Dios para recibir las enseñanzas sobre Jesucristo, la
salvación y la Iglesia; sabía que su papel no era el de descubrir alguna nueva enseñanza o
idear nuevos conceptos. Dios le dio la responsabilidad de transmitir fielmente lo que había
comunicado en el Antiguo Testamento, por medio de Jesucristo y por revelación a los
apóstoles.
Esta responsabilidad era tan clara y sagrada que Pablo consideraba su enseñanza como
un “depósito” (1:14) usaba este vocablo bancario para decir que Dios había entregado a los
apóstoles el contenido de la doctrina. Ahora, les tocaba a ellos evitar que sufriera cambios.
Por eso, Dios los usó para escribir el Nuevo Testamento, para que sus conocimientos y
doctrinas se conservaran para las generaciones posteriores.
Observemos la situación de Pablo en el momento en que escribió esta carta. Estaba
consciente de que pronto moriría. El y otros apóstoles habían sido “el banco” donde se
habían guardado las enseñanzas divinas para ser transmitidas. Todavía no estaba escrito
todo el Nuevo Testamento y ninguno de sus libros había Ilegado a ser conocido en todas
las iglesias.
Puesto que las congregaciones no tenían los escritos, mucho dependía de que los líderes
de las iglesias enseñaran fielmente la doctrina de los apóstoles, porque había personas que
propagaban doctrinas erróneas. Una de las iglesias claves era la de Efeso y sabemos que
las enseñanzas falsas la habían puesto en peligro (1 Timoteo 1:3–4; 2 Timoteo 2:15–18, 24–
26).
24
¡PENSEMOS!
Al leer los versículos 11–18 ¿Qué aprende usted de las prioridades de Pablo
y de su personalidad? ¿Cuáles son los imperativos de este pasaje? En los
versículos 12–14, ¿qué haría Dios? Compare el significado de la palabra
“guardar” en Lucas 11:28, Romanos 2:26, 1 Timoteo 5:21 y 6:20 para entender
mejor el mandato de Pablo en 1:14. ¿Por qué piensa usted que en este contexto,
Pablo señala la conducta de las tres personas en los versículos 15–18? ¿Cuáles
eran tres buenas cualidades de Onesíforo? ¿Cómo podría usted practicar estas
cualidades? Busque en el capítulo 2 algunos versículos que se relacionen con
1:13–14.
En el versículo 11, Pablo dice que estaba maravillado de que había sido llamado a llevar
el mensaje. El evangelio descrito en los-versículos anteriores es tan grande que requería
que el Hijo de Dios interviniera en la historia y que venciera la muerte. Pablo no se sentía
digno de ser su portador.
Dios le había llamado a ser predicador, o sea “heraldo” del evangelio. En la antigüedad
el heraldo era el mensajero oficial del rey y su anuncio era recibido con atención y respeto.
También era apóstol, un líder autorizado en las primeras iglesias (compare el comentario
sobre 1:1). Finalmente, Pablo señala que era maestro de los gentiles. Los maestros instruyen
a las personas tocante a las doctrinas del evangelio y sus implicaciones prácticas.
25
PREDICADOR…APOSTOL…MAESTRO
La causa principal de los sufrimientos de Pablo era su ministerio a los gentiles. Los
Judíos se oponían a esto en cada ciudad y al fin provocaron su arresto en Jerusalén y su
encarcelamiento en Cesarea y Roma. El versículo 12 parece indicar que este nuevo
encarcelamiento en Roma también se debía a su ministerio para con los gentiles.
En este pasaje aprendemos lo que el creyente debe hacer con respecto al evangelio.
Hasta aquí, vemos que debe proclamarlo (1:11) y sufrir por ello (1:12).
Pablo exhortó a Timoteo a que no se avergonzara (1:8). Ahora, el autor testifica que él
mismo no se avergonzaba de estar en la cárcel. Esto era un ejemplo para Timoteo, así como
Onesíforo es ejemplo para todos (1:16). Pablo explica que no se avergüenza porque conoce
a Dios en quien ha confiado. El sabe que él es digno de su confianza y poderoso para
encargarse tanto de su apóstol como del mensaje del evangelio.
El “depósito” que menciona en el versículo 12 podría referirse al alma y vida de Pablo
que había depositado en Dios para que él los cuidara. Pero también podría ser el evangelio
y la sana doctrina que el Señor había entregado en manos del apóstol. Las dos
interpretaciones son aceptables. Sin embargo, en el versículo 14, el “depósito” es el
mensaje y sus doctrinas (“sanas palabras” 1:13). Pablo acaba de describir el evangelio (
1:9–10) y en el versículo 11 habla de sus responsabilidades al respecto. Es evidente su
preocupación por la conservación del mensaje (retén, guarda 1:13–14). Entonces, se
entiende que en el versículo 12, Pablo habla también del evangelio y la doctrina que Dios
había depositado con él. Confiaba en que Dios es poderoso para proteger y conservar esa
doctrina, a pesar del hecho de que el apóstol estaba en la cárcel, a punto de morir y que no
podía defender personalmente la doctrina.
Dios veló para que no se perdiera el mensaje del evangelio, pero los creyentes debemos
cuidarlo también; somos responsables de la tarea de conservar la sana doctrina. El Señor
usa instrumentos humanos y exhorta: retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste
y guarda el buen depósito.
La palabra forma significa que la enseñanza de Pablo era un estándar o modelo de buena
doctrina. Es digno de notar que en esa época temprana de la iglesia los cristianos ya
reconocían que existía un cuerpo de enseñanza cuya fuente era Dios y que era normativa
para las iglesias. Para los creyentes, la doctrina de Pablo y de los otros apóstoles era la
regla para aceptar o rechazar las doctrinas de otros. Así, la iglesia no se desviaría de la
verdad.
La doctrina correcta es enseñanza sana porque imparte salud espiritual a los humanos
y a la iglesia. La frase en la fe y amor indica que la comunicación efectiva del evangelio ha
26
Algo muy preocupante había sucedido en las iglesias de la provincia de Asia donde está
ubicada la ciudad de Efeso. Por alguna razón, los cristianos se volvieron en contra de Pablo.
No sabemos los detalles. Es posible que esto tuviera relación con su detención. ¿Sería
posible que algunos de los que estaban en su contra provocaran su arresto? 2 Timoteo 1:8
sugiere que algunos lo abandonaron porque no querían identificarse con un prisionero. El
Nuevo Testamento no dice que Pablo fuera arrestado en Asia. Tampoco se conocen los
cargos en su contra. No sabemos quiénes estaban con él cuando lo detuvieron. En el
versículo 15 se nombran dos personas que lo abandonaron. Posiblemente eran líderes del
grupo que se oponía al apóstol.
2 Timoteo 4:10 y 14 mencionan que Demas lo había desamparado y Alejandro le había
causado muchos males. En 4:16 vemos que ninguno estaba a su lado en su primera defensa.
Personas que pudieron haberlo ayudado en el tiempo de su arresto y juicio no lo hicieron.
Podemos entender por qué Pablo exhorta en 1:10 a Timoteo, diciéndole que no debía
avergonzarse del apóstol prisionero. Muchos lo habían hecho. Para algunos, Pablo ya no
era un héroe de la fe, sino un prisionero de Roma. Ellos no estaban dispuestos a correr el
riesgo de ser identificados con él.
Es posible que los que no querían asociarse con Pablo también rechazaran algún aspecto
de su doctrina y, por eso, el apóstol relaciona los dos problemas: la falta de lealtad y el no
mantener la sana doctrina.
Pero no todos lo habían abandonado. Timoteo, Crescente, Tito y Tíquico estaban
llevando a cabo las tareas que Pablo les había asignado (1 Timoteo 1:3; 2 Timoteo 4:10, 12).
El médico amado, Lucas, estaba en Roma con Pablo y tal vez Timoteo y Marcos llegaron a
esa ciudad antes de su muerte (4:11). Pablo menciona otros en 4:19–21.
Entre los fieles, Pablo toma nota especialmente de Onesíforo (1:16–18; 4:19). Su nombre
significa “produce ganancia”. Onesíforo era de Efeso, viajó a Roma y buscó a Pablo para
confortarlo. El lenguaje del versículo 17 indica que no le fue fácil localizarlo, pero persistió
hasta encontrarlo. Por tercera vez en el capítulo, el autor usa la palabra “avergonzarse”
(16). Onesíforo no se avergonzó de Pablo el prisionero, sino que se identificó con él y se
esforzó por socorrerlo. Me confortó significa “me refrescó”. El apoyo de Onesíforo levantó
el ánimo de Pablo como si fuera aire fresco que entrara en el calabozo donde el apóstol
pasaba sus días y sus noches.
Pablo dedica estos tres versículos a describir el ministerio de este hombre de Dios.
Timoteo y otros lectores de la carta verían el ejemplo de uno que mostró su lealtad al
apóstol a pesar de las circunstancias adversas y las posibles críticas y peligros. Hemos de
imitar el amor y valor de Onesíforo y no el cobarde abandono de Figelo y Hermógenes.
28
Algunos asumen que Onesíforo había muerto y que el versículo 18 pide a los cristianos
que oren por una persona fallecida. Esta idea surgió en parte porque en 4:19 Pablo sólo
saluda a la familia de Onesíforo y no a él mismo. Sin embargo, esta conclusión no está bien
fundada. Los versículos sólo sugieren que Onesíforo ya no estaba en Roma cuando Pablo
escribió la carta y que no estaba con su familia en Efeso. Es probable que hubiera salido de
Roma y estuviera en otro lugar que no fuera Efeso.
Pablo sabía que no podía recompensarle, pero oraba para que el Señor lo hiciera en el
día del tribunal de Cristo.
El pasaje que hemos estudiado debe enseñarnos que la lealtad es un valor cristiano. El
creyente ha de ser leal a Jesucristo, a su propia familia, a su iglesia y a sus líderes. Es su
responsabilidad evitar la crítica, apoyar las actividades y no aislarse de los demás. La
iglesia es una comunidad de la cual todos somos miembros. Minar su reputación o causar
divisiones afecta el testimonio de la iglesia y del evangelio. El creyente leal busca la paz y
la armonía en la congregación y la apoya con sus ofrendas, su asistencia y su servicio.
¡PENSEMOS!
Hoy día, ¿cómo participa el creyente de las aflicciones por el evangelio? En términos
actuales, ¿qué requieren de usted los versículos 13 y 14? ¿Conoce a alguna persona que
haya abandonado a un cristiano por vergüenza? ¿Quién es el mejor ejemplo que usted
conoce de un cristiano que no vacila en su compromiso con Dios y los creyentes, a
pesar de la oposición o el sufrimiento? ¿Cuáles fueron las oportunidades que tuvo esta
semana para mostrar que no se avergüenza del evangelio ni de los cristianos? ¿Es
necesario que refresque y levante el ánimo de alguna persona que sufre, aunque
requiera un esfuerzo especial de su parte? ¿Hay alguna decisión que deba tomar o algún
nuevo propósito que haya surgido en su mente por haber estudiado estos versículos?
4
¡A Trabajar!
2 Timoteo 2:1–7
29
Efeso, se multiplicaron tanto que “todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos,
oyeron la palabra del Señor Jesús” (Hechos 19:10). Cuando terminaba en Corinto su tercer
viaje, escribió a los romanos que “desde Jerusalén hasta llírico (la región que se encontraba
entre Macedonia y el Mar Adriática), todo lo he llenado del evangelio” y “ahora no teniendo
más campo en estas regiones…iré a vosotros” (Romanos 15:19, 23–24).
Además, en esa época Pablo escribió seis de sus cartas, incluyendo las epístolas
mayores de 1 y 2 Corintios y Romanos. Sí, Pablo era un hombre trabajador que, a pesar de
sus debilidades físicas y la oposición de los judíos, realizó una obra monumental en poco
tiempo. En esta misiva exhorta a Timoteo y a nosotros a dedicarnos a trabajar arduamente
para cumplir el ministerio que Dios nos ha encomendado.
Algunos temen ser tachados de “fanáticos” si se entregan totalmente al Señor. Los
humanos necesitamos entender la voluntad divina para nuestra vida personal,
consagrarnos totalmente a lograr esa meta y persistir a pesar de los obstáculos.
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
El apóstol Pablo emplea tres figuras en forma sucesiva para explicar a Timoteo cómo
llevar a cabo su ministerio. Su discípulo, y otros creyentes, se comparan con un soldado,
un atleta y un agricultor. ¿Cuál es el mensaje que estos tres tienen para nosotros? Hay
varios detalles en el pasaje, pero se pueden resumir en las siguientes ideas: nada que vale
la pena es fácil; servir a Dios requiere trabajo arduo y sacrificial; el cristiano, y
especialmente el líder, necesita darle prioridad a la tarea que el Señor le ha encomendado.
El soldado 2:3–4
Pablo señala tres lecciones tomadas de la experiencia del militar. Debemos recordar que
estaba prisionero, posiblemente unido a un soldado romano con grilletes. De todos modos,
su arresto en Jerusalén, su prisión en Cesarea por dos años, su duro viaje y naufragio, y
dos años más de cárcel en Roma, le habían dado la oportunidad de conocer, observar y
escuchar las experiencias de muchos soldados.
33
El lenguaje de Pablo describe al soldado que está en servicio activo, no el que sólo se
exhibe en los desfiles y que es miembro de las reservas. La primera lección es que el
soldado espera sufrir El sabe que enfrentará riesgos, incomodidad y una vida desagradable.
De la misma manera, el siervo del Señor no debe tener la ilusión de que va a llevar una vida
sin tribulación, oposición y sufrimiento.
La segunda lección que nos enseña la vida de un militar es la concentración que requiere
su tarea y que no permite que lo distraigan “los negocios de la vida”. Esto no se refiere a
pecados en sí, sino a actividades personales que ocupan los pensamientos, el tiempo y el
esfuerzo que debe entregarse sólo a Dios. El cristiano necesita ser sabio y tener equilibrio
para aplicar esta enseñanza. La Biblia también afirma que el creyente no debe descuidar
sus responsabilidades en el hogar, el trabajo y la comunidad, sino ser ejemplo en el
cumplimiento de estas áreas de responsabilidad.
Debemos examinar nuestra vida para identificar los intereses que nos impiden cumplir
la responsabilidad prioritaria de servir bien al que nos reclutó como soldados. Debemos
aplicar este principio a la vida del ministro cristiano. Hasta donde sea posible, el siervo de
Dios debe evitar involucrarse en los negocios seculares para poder concentrarse en el
ministerio. Aunque Pablo fabricó tiendas durante algunas épocas de su vida, insistía en
que lo normal es que el obrero reciba su sostén del ministerio. Las iglesias deben
preocuparse por las necesidades del ministro y su familia para que él se dedique a la obra
del Señor (1 Corintios 9:4–11; 1Timoteo 5:17–18).
También cada hijo de Dios debe evaluar sus actividades para decidir si la ambición por
los bienes materiales, el deporte, la diversión o la vida social ocupan demasiado tiempo y
le distraen de sus responsabilidades. Reconocemos que las actividades sociales,
comunitarias y de diversión son saludables para el individuo y para la familia. Estas
también pueden ser medios para conocer a los no creyentes y cultivar su amistad y
atraerlos a Jesucristo.
El atleta 2:5
Varias veces en sus cartas, el apóstol toma como ejemplo a los deportistas (1 Corintios
9:24–27; Filipenses 3:13–14; 1 Timoteo 4:7–8; compare con Hebreos 12:1–2). Los griegos y
los romanos eran grandes entusiastas de los deportes. Las olimpiadas y los juegos
transísmicos eran eventos que llamaban mucho la atención del pueblo. Junto con las del
soldado y del labrador, esta comparación enseña que el creyente debe fortalecerse en el
Señor porque está involucrado en una lucha que no es fácil, sino muy dura.
Esta ilustración incluye el concepto de la corona o galardón que se obtiene al momento
de la victoria. El soldado busca agradar a su superior. Veremos que el atleta lucha por ser
coronado y el labrador espera los frutos del campo. El creyente también anhela recibir su
galardón del Señor (comp. 4:8).
Pero la enseñanza principal en estos versículos es que el atleta tiene que competir
apegándose a las reglas. Existían muchos reglamentos para los que competían en los Juegos
Olímpicos y los jueces eliminaban a quienes no las cumplían. Los atletas tenían que
entrenarse durante diez meses antes de las competencias, haciendo el ejercicio necesario
34
El labrador 2:6
Varias veces Pablo usa la agricultura para ilustrar su enseñanza. En 1 Corintios 3:5–9
compara todos los aspectos de la obra del Señor con el proceso de producir frutos: arar,
sembrar, regar y cosechar. Aquí dice que toda esta labor del agricultor es requisito para
obtener resultados.
Esta tercera comparación continúa el énfasis en el gran esfuerzo que el siervo de Dios
tiene que hacer en el ministerio. El vocablo clave en el versículo es trabajar. Su idea básica
es “cansarse” y entonces llega a significar “laborar ardua y esforzadamente”. Pablo lo usa
también para describir su trabajo manual de hacer tiendas (1 Corintios 4:12). Pero él quiere
decir también que el ministerio espiritual requiere trabajar hasta que uno caiga exhausto
por el cansancio. En 1 Timoteo 5:17 el apóstol habla también en estos términos con
respecto al ministerio de los ancianos de predicar y enseñar.
Este es el punto principal del versículo. El agricultor tiene que trabajar arduamente.
Como resultado, participará de los frutos. El cristiano debe trabajar con dedicación y
sacrificio, con la misma diligencia y constancia con que el labrador siembra y cultiva las
plantas en el campo. (Note en Santiago 5:7 que el labrador también nos enseña la paciencia
durante las semanas en que espera el crecimiento de las plantas y finalmente la cosecha).
Al final, el trabajador puede ver con gozo y acción de gracias los resultados espirituales
en la vida de los creyentes. “Los frutos” pueden referirse también a la recompensa futura
que el Señor dará al siervo fiel. Como el agricultor es el primero en disfrutar los frutos de
su labor, también Dios le dará a su siervo la recompensa por su trabajo.
El versículo 7 termina las tres figuras con una exhortación y una promesa. Tanto la una
como la otra, tienen mucha importancia para la vida del creyente.
La exhortación es que el lector debe considerar (“percibir”, “aprender”, “comprender”)
lo que Pablo ha escrito y se refiere a los versículos 1–6, En particular, a las tres metáforas
del soldado, el atleta y el labrador.
En primer lugar, Pablo dice que es muy importante lo que acaba de escribir. Como toda
la carta, estos versículos fueron escritos por un apóstol bajo la inspiración del Espíritu
Santo. La enseñanza provee una clave imprescindible para el éxito en el ministerio. El autor
no quiere que el lector siga adelante sin darle la debida atención a lo que está comunicando.
Especialmente en el caso de estos ejemplos, el autor dice “Hay mucho que entender a través
de estas ilustraciones. Estas verdades son muy importantes para su vida”.
En segundo lugar, el autor dice que la Palabra de Dios, y, en particular, este pasaje,
requieren una atención, concentración y esfuerzo especiales de parte de cada cristiano
para captar todo el significado de lo que fue escrito. Uno no capta a primera vista todo lo
que se necesita comprender y hacer. El que quiere entender el mensaje de las Escrituras
tiene que estudiarlas, analizarlas, meditarlas, reflexionar acerca de ellas y tomar las
decisiones correspondientes para obedecerlas. No hay que leerlas demasiado rápido, sino
detenerse para digerir mental y espiritualmente su mensaje.
El salmista dice que es bienaventurada la persona que “en la ley de Dios está su delicia,
y en su ley medita de día y de noche” (Salmo 1:1–2). Dios mandó al militar Josué: “Nunca
se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para
que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás
prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8).
Algunos cristianos no dedican tiempo para estudiar la Palabra de Dios, ni ejercen la
paciencia para reflexionar detenidamente en las Escrituras. Confían en que ya las conocen
o que en el diario andar con Dios, a través de sus experiencias, aprenderán
automáticamente las verdades sobre Dios, Jesucristo, el Espíritu Santo, el hombre y el
mundo en que vivimos.
Pero el método que Dios ha usado para comunicarse con los humanos es su Palabra. A
través de 1,600 años y cuarenta autores, Dios ha comunicado su voluntad a los hombres y
nos ha dado una inteligencia especial y al Espíritu Santo para que comprendamos las
36
verdades que están en ella. También Dios ha provisto al hombre de la capacidad de tomar
las decisiones que la Biblia demanda. El creyente debe aprovechar estas oportunidades
para recibir la enseñanza de la Palabra de Dios y para estudiarla con otros creyentes. Debe
alimentar su vida diariamente con la Biblia, aprendiendo de Dios y aplicando sus
mandamientos a su vida.
La promesa de la tercera verdad importante que Pablo señala en este versículo, es que
cuando hayamos considerado lo que se ha escrito, entonces Dios nos dará entendimiento.
En esta declaración encontramos las dos caras de una moneda: 1) al hombre le corresponde
esforzarse por entender la Palabra y 2) a Dios le toca iluminar el entendimiento para que
el creyente capte el significado de la enseñanza. El Señor Jesucristo prometió que los
creyentes tendrían al Espíritu Santo como su maestro: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo,
a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo
lo que yo os he dicho” (Juan 14:26).
Entonces, el proceso está completo: El creyente estudia y medita el la Palabra divina.
Dios por su Espíritu, le da entendimiento. No separemos estos dos principios. El creyente
ha de poner atención a lo que la Biblia dice para que Dios le ilumine y la comprenda.
¡PENSEMOS!
¿Cuál son las lecciones más importantes que usted ha aprendido del soldado,
el atleta y el labrador? ¿Puede encontrar que algún aspecto de su vida le impide
concentrarse en servir a Dios? ¿Qué paso debe dar al respecto? Si no medita a
diario en la Palabra de Dios, ¿qué plan tiene para estudiarla más?
37
5
Sufrimiento y Gloria
2 Timoteo 2:8–13
De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he
sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una
noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en
peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los
gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros
entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en
muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se
agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias (2 Corintios 11:24–28).
En medio de todo esto, nos maravillamos de las actitudes del apóstol. En vez de renegar
de las injusticias y mostrar desánimo, testifica del poder de Dios que le sostiene:
Pero tenemos este tesoro [el evangelio] en vasos de barro, para que la excelencia
del poder sea de Dios, no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no
angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados;
derribados, pero no destruidos. (2 Corintios 4:7–9)
Las experiencias de Pablo nos hacen sentir que realmente hemos sufrido muy poco. Es
saludable darnos cuenta que hay otras personas que han padecido mucho más. También,
la perspectiva del apóstol condena las actitudes de amargura, crítica, enojo y
desesperación que el cristiano siente cuando las circunstancias no son como quisiera.
¡PENSEMOS!
¿Qué dice Pablo en 2:8 que debía motivar a Timoteo a soportar los
padecimientos? ¿Cuál es el juego de palabras que usa en el versículo 9? Al leer
2:9–10, ¿Cómo describiría usted la actitud del apóstol frente al sufrimiento?
¿Cuáles eran las convicciones de Pablo que le hacían tener esa actitud? ¿Cuáles
son otros pasajes en 2 Timoteo que mencionan los sufrimientos del apóstol?
¿Qué aprende usted de esos versículos? ¿Qué palabras encuentra en 2:11–13 que
animan a la persona que padece por su fe? ¿Qué advertencia se encuentra en los
mismos?
EL EJEMPLO DE JESUCRISTO
2:8
¡Acuérdate de Jesucristo!
En los momentos de necesidad, en cualquier experiencia de la vida, o cuando seamos
tentados a tomar una actitud inapropiada, sólo recordar a nuestro Señor es suficiente para
volvernos al rumbo correcto. Pensar en Jesús y todo lo que él dijo e hizo, nos instruye.
Cuando Pablo habló del comportamiento y actitudes que los efesios no debían manifestar,
escribió: “Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo” (Efesios 4:20). Cristo es la lección
más grande que el cristiano puede aprender en la escuela de Dios. No sólo es su ejemplo
una lección: también es nuestro maestro: “habéis sido por él enseñados, conforme a la
verdad que está en Jesús” (Efesios 4:21).
¿Qué quiere comunicarnos Pablo poniendo el ejemplo de Jesucristo en este versículo?
El autor dice acerca de él: del linaje de David, resucitado de los muertos. Las dos frases
señalan la grandeza y el triunfo del Señor. El nació rey y resucitó gloriosamente victorioso
sobre la muerte y el pecado, y sobre los principados y poderes de las tinieblas. Pero antes
de resucitar, tuvo que sufrir y morir. Antes de recibir la corona, pasó por la cruz. En el
paradójico plan divino, la muerte da vida, la cruz proporciona una corona, la humillación
produce exaltación y el sufrimiento trae victoria.
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La carta de Primera de Pedro desarrolla este mismo principio en varios pasajes: “el cual
anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían tras ellos” (1
Pedro 1:11). “Quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria” (1:21). “Gozaos por
cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación
de su gloria os gocéis con gran alegría” (4:13). “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de
Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo” (5:6).
Timoteo tenía que darse cuenta de que así como Cristo triunfó a través del sufrimiento,
de la misma manera el cristiano alcanza éxito y victoria en su vida y ministerio a través del
padecimiento.
EL EJEMPLO DE PABLO
2:9–10
Aceptaba los sufrimientos del ministerio para que ellos llegaran a conocer a Cristo y fueran
salvos. Fíjese de nuevo en la relación íntima que existe entre el sufrimiento y la gloria.
Pablo soportaba las tribulaciones para que los escogidos alcanzaran la salvación con gloria
eterna. ¡Esa era una inversión sabia! ¡Los sufrimientos son pasajeros, pero la gloria que
resulta es para siempre! “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un
cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17).
Examinemos nuestras actitudes y vidas. ¿Amamos a los que no conocen a Cristo como
para sufrir incomodidades y burla por comunicarles el mensaje de salvación? ¿Estamos
dispuestos a dedicar tiempo para entablar amistad con personas y familias que necesitan
al Señor, tiempo que hasta aquí hemos ocupado egoístamente en lo que nos agrada y nos
conviene?
¿Estamos ofrendando generosamente, aun de lo poco que tenemos, para que los
misioneros, la radio y la literatura lleven el mensaje a lugares lejanos? ¿Estamos dispuestos
a dejar nuestras familias y amigos para vivir en otra cultura y compartir las buenas nuevas
a los escogidos? ¿Tenemos amor por ellos? El sentir este amor y llevar el mensaje de
salvación no es una mera opción para el cristiano. El el mandato del Señor.
Esta primera línea es muy parecida a Romanos 6:8 que dice que el creyente se identifica
con Cristo en su muerte y también en su resurrección. El poema que Pablo cita tiene esta
base bíblica para decir que la muerte es el camino que lleva a la vida.
En este contexto el apóstol habla del sufrimiento de los creyentes. Esta primera parte
del poema recuerda a los cristianos que el Señor sufrió y murió y obtuvo para ellos la nueva
vida en el presente y la resurrección en el futuro. Estar identificado con Cristo nos asegura
nuestro ahora y nuesro porvenir, no importan las tribulaciones y las presecuciones que
suframos.
En Romanos 8:36, el mismo apóstol cita Salmos 44:22 “Por causa de ti somos muertos
todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero”. El escribió en otros pasajes:
“Cada día muero” (1 Corintios 15:31) y “llevando en el cuerpo siempre por todas partes la
muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” (2
Corintios 4:10).
La seguridad de los creyentes que sufren y, tal vez, mueren por su fe es que vivirán con
Cristo, resucitarán con un nuevo cuerpo glorioso y vivirán con el Señor por toda la
eternidad. El sufrimiento y la muerte es primero. La vida es después.
Las enseñanzas de este pasaje y especialmente de “la palabra fiel” de los versículos 11–
13 se relacionan con las palabras de Cristo que encontramos en los primeros tres
evangelios. El predijo su muerte y su resurrección y después sacó algunas implicaciones
de esta gran verdad.
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día,
y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda
su vida por causa de mí, éste la salvará…
43
¡PENSEMOS!
¿Está usted pasando tribulaciones y penalidades por ser cristiano y por servir
a Dios? ¿Cuáles son algunos sufrimientos que podría experimentar en el futuro?
¿Cuál es la enseñanza de 2:1–13 que más le anima a soportar con paciencia los
problemas? Por medio de estos versículos, ¿qué le ha dicho Dios en cuanto a su
necesidad de amar a los que necesitan el evangelio? ¿Qué debe hacer al respecto?
¿Qué le ha dicho Dios a través del poema que se encuentra en los versículos 11–
13?
6
Obrero e Instrumento
2 Timoteo 2:14–21
después haya victoria y gloria. Ahora, el apóstol utiliza otras figuras para instruir a Timoteo
tocante a los requisitos del servicio cristiano.
Las figuras más claras en este pasaje son las del obrero, el sello, y los utensilios en la
case. La figura del sello no enseña un tema aparte, sino que apoya el del obrero. Es posible
que Pablo usara la del siervo como otro ejemplo en el versículo 24. Por otro lado, “siervo”
había llegado a ser un título común para referirse al creyente o líder entregado y obediente
al Señor.
Hay distintas lecciones o principios en este pasaje para ayudar a Timoteo en su
ministerio. Sin embargo, se encuentra un tema que domina toda la sección y sigue hasta el
final del capítulo. Toda ella enfoca el problema de los maestros falsos de Efeso. Timoteo
aprendió aquí qué actitudes y comportamiento son necesarios cuando las personas se
oponen a la verdad.
Otro énfasis en el párrafo es la verdad, o sea el contenido de la Palabra de Dios. Pablo
introdujo este tema en el capítulo 1 con la descripción del evangelio (vv. 8–10), su trabajo
de anunciarlo (v. 11) y la necesidad de conservar el depósito que Dios le había entregado
(vv. 12–14). En 2:2, el apóstol dio a Timoteo un procedimiento para transmitir fielmente
esa verdad: “esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”.
En el pasaje que estudiaremos ahora, le enseña a su discípulo otros requisitos para
proclamar la Palabra de Dios.
¡PENSEMOS!
Según los versículos 14, 16 y 23, ¿cómo debe un creyente responder a las
discusiones inútiles que Pablo describe? ¿Cuál es la diferencia entre una discusión
valiosa y una sin propósito? ¿Cuál es la doctrina falsa que se menciona en el
pasaje? ¿Valdría la pena discutirla? ¿Según los versículos 14–18, ¿cuáles son
cuatro resultados de la enseñanza falsa? Según el versículo 15, ¿cuál es la
responsabilidad primordial del obrero? ¿Menciona Pablo también a un obrero “no
aprobado”?
EL OBRERO APROBADO
2:14–19
En la primera parte del capítulo 2, Pablo usó varias comparaciones positivas. En esta
sección, el autor continúa con otras, pero también utiliza contrastes entre la vida y
ministerio de Timoteo con el comportamiento de los maestros que no enseñaban la verdad.
45
Por ejemplo, Timoteo debía procurar ser un obrero aprobado (v. 15) y no uno reprobado
como Himeneo y Fileto (v. 17).
¿Cuál es la obra que hace el obrero en este pasaje? ¿Qué significa hacerla bien o mal?
Según el versículo 15, el obrero es aquel que usa la “palabra de verdad” o sea la enseñanza
de los apóstoles que ahora tenemos en la Biblia. El versículo dice que debe usar bien la
palabra. El verbo significa “cortar o abrir un camino recto”, como el explorador cuando
abre brecha en la selva. Para el obrero cristiano que estudia la Palabra de Dios, esto significa
trabajar con exactitud. El necesita estudiar la Biblia con cuidado, para poder enseñar su
significado verdadero y la doctrina correcta. Para la comunicación de la Palabra, el vocablo
sugiere que el maestro tiene que explicar la Biblia con claridad para que el oyente siga el
camino que el maestro abre, sin perderse.
En los versículos 14, 16, 23 y 24 se repite una prohibición. Timoteo no debía dejarse
involucrar en las discusiones y contiendas infructuosas que los falsos maestros
fomentaban. Por otro lado, el obrero no aprobado es el que se enreda en argumentos (v.
14), palabrerías vacías o sin propósito (v. 16) y cuestiones necias e insensatas (v. 23). El
buen obrero evitará la tentación de estar siempre discutiendo temas que no traen ningún
bien para la iglesia (v. 16).
Por supuesto, Pablo no está diciendo que no hay lugar en el ministerio para la
controversia. En el versículo 25, el apóstol dice a Timoteo que tenía que corregir a los que
no enseñaban la verdad. El apóstol mismo sostuvo controversias relativas a asuntos
doctrinales y prácticos. En Gálatas y Romanos, tuvo que hablar clara y directamente sobre
el peligro de imponer las obras humanas como medios para ganar la salvación. En 1
Corintios trató los problemas relacionados con las disensiones, los litigios, la inmoralidad,
el matrimonio, los dones espirituales y la resurrección. Había distintos puntos de vista en
Corinto sobre estos temas.
Pero Pablo dice que hay discusiones o riñas que no llevan a ninguna solución. Estas
tenían que ver con especulaciones acerca de temas que la Biblia no enseña y de los que no
tenemos por qué saber, o Dios los hubiera expresado en su Palabra. En la Edad Media
algunos eruditos discutían cuántos ángeles había en el cielo. En los tiempos de Pablo y
Timoteo, había teorías y fábulas sobre las vidas de las personas que sólo se mencionaban
en las genealogías de la Biblia ( 1 Timoteo 1:3–4). También los rabinos habían hecho reglas
detalladas para guardar las normas de la ley mosaica (Tito 3:9–11). Aparentemente, había
maestros en Efeso que también transmitían la enseñanza de los filósofos griegos (2
Timoteo 2:18). Entonces algunos perdían tiempo y causaban conflictos con las discusiones
sobre temas semejantes a estos.
Por supuesto que había temas de importancia que surgían entre los maestros que no
seguían la doctrina apostólica. Pablo dice que Himeneo y Fileto se desviaron de la verdad.
El verbo contiene la idea del blanco hacia el cual una persona lanza una flecha y yerra.
Pablo usa esta palabra tres veces en las epístolas pastorales: 1 Timoteo 6:21; 2 Timoteo
2:18. Estos maestros no dieron en el blanco de la verdad. Al estudiar la doctrina, en vez de
trazar un camino correcto, se habían desviado de la verdad y predicaban doctrinas falsas.
Como Elimas, que trastornaba los caminos rectos del Señor (Hechos 13:10). Ellos eran
obreros que serían avergonzados cuando Dios evaluara su trabajo. Si Himeneo es el mismo
46
que Pablo mencionó en 1 Timoteo 1:20, es evidente que a pesar de la acción disciplinaria
del apóstol, continuaba confundiendo a la iglesia con sus enseñanzas.
Encontramos aquí una seria exhortación y fuerte advertencia para los predicadores y
maestros de la Biblia, quienes no deben escatimar ningún esfuerzo por conocer y entender
la Palabra de Dios. No deben sólo repetir lo que otros dicen, sino aprovechar todas las
oportunidades para ser enseñados en forma sistemática. Hoy día existen programas
radiales de enseñanza bíblica, cursos por correspondencia o por extensión seminarios
breves. También Dios ha provisto estudios más formales en institutos bíblicos y seminarios
teológicos. Estos siervos de la iglesia deben tener una biblioteca de libros de referencia
acerca de la Biblia así como comentarios relativos, y deben usarlos con frecuencia.
Interpretar y explicar la Biblia es una gran responsabilidad. Quienes proclaman sus
doctrinas no deben usar los versículos para apoyar cualquier idea que quieran enseñar.
Con cuidado, investigación y mucho esfuerzo, el estudiante ha de llegar a comprender lo
que Dios y el autor bíblico quisieron comunicar en determinado pasaje.
Otras actividades, aunque sean cristianas y buenas, no han de suprimir las horas que
los líderes necesitan para el estudio de la Palabra. Sólo así pueden cumplir su delicado
trabajo de comunicar fielmente la verdad de Dios a los oyentes. Martín Lutero dijo que la
oración, el estudio y el sufrimiento hacen a un pastor.
También hay un mensaje aquí para la membresía de la iglesia local. Es muy importante
que los pastores dediquen el tiempo necesario para el estudio de las Escrituras y la
preparación de los mensajes y estudios bíblicos. Si no tiene tiempo para hacerlo, no podrá
impartir la nutrición espiritual que requiere la congregación. En este case es probable que
los miembros y líderes y dejen de crecer en la madurez espiritual que Dios espera y la vida
y ministerio de toda la iglesia sufrirá. Pueden surgir disensiones y divisiones (1 Corintios
3:1–3). Los miembros no sabrán participar en los distintos ministerios porque no han sido
capacitados (Efesios 4:11–13). La iglesia estará desnutrida y débil.
Por lo tanto, la congregación necesita dar al pastor el tiempo que requiera para estudiar;
él debe apartar ciertas horas cada día para estudiar su Biblia, leer sobre los temas que va a
predicar y enseñar y preparar los mensajes y estudios. Los otros líderes de la iglesia y Los
miembros han de compartir con él los deberes pastorales y administrativos para que el
pastor dedique mucho tiempo a la oración y al ministerio de la Palabra de Dios (Hechos
6:1–7).
48
La iglesia debe hacer todo lo posible por sostener económicamente al que se dedique a
la predicación y la enseñanza de tal manera que no tenga que “enredarse en los negocios
de la vida” a fin de satisfacer sus necesidades económicas ( 1 Timoteo 5:17–18; 2 Timoteo
2:2–4). Sus tareas principales son las de alimentar a la iglesia, protegerla de las doctrinas
falsas, perfeccionar a los santos y capacitar a hombres fieles de la congregación para que
instruyan también a otros (Hechos 20:17–32, Efesios 4:11–12, 2 Timoteo 2:2).
Estos versículos terminan con palabras de ánimo para Timoteo. Los maestros
reprobados no pueden frustrar la obra de Dios, porque ésta tiene un doble sello. En primer
lugar, Dios conoce a los que le pertenecen y los conserva a pesar de las influencias de los
malos obreros. En segundo lugar, hay una evidencia visible en la vida de los que son
cristianos. Dios les manda apartarse de la mala conducta. El cambio de vida testifica que
una persona es un verdadero hijo de Dios.
¡PENSEMOS!
EL INSTRUMENTO LIMPIO
2:20–21
La nueva metáfora viene de la escena doméstica. El apóstol describe los utensilios que
se usan en la casa. Tal vez tenía en mente una casa grande, de una familia pudiente.
Algunos platos, recipientes y tazas eran costosos, posiblemente de oro y plata. Los amos
de la casa los usaban o eran guardados para eventos especiales y cuando hubiera
huéspedes distinguidos. Estos utensilios valiosos y elegantes traían honor a los dueños de
la casa.
Los que trabajan en oficios humildes también usan los mismos utensilios pero muy
sencillos, ya sea de madera y barro, mismos que pueden emplearse en distintas
actividades, aparte de la cocina. Sin embargo, Pablo se refiere a los recipientes que tienen
usos viles, posiblemente para desperdicios, limpieza, basura a comida para los animales.
El autor desea contrastar los utensilios para honra con los que son para usos deshonrosos.
Habiendo descrito estas dos categorías de utensilios, Pablo revela que representan a
personas que profesan ser cristianas y que deberían ser instrumentos en las manos de Dios,
49
pero no todas eran aptas para eso. El apóstol explica cómo una persona puede ser
instrumento para honra. Es necesario que se limpie de estas cosas.
¿Cuáles cosas? La referencia más cercana en el contexto es a los utensilios para usos
viles de que habló en el versículo 20. Estos son los falsos maestros y otros que no aceptan
la sana doctrina. Es posible leer la frase “se limpia de estas…”, refiriéndose a esas personas.
Timoteo debía apartarse de ellos y no dejarse influir por sus enseñanzas. Tampoco debería
perder su tiempo participando en las contiendas que ellos fomentaban.
El pasaje también habla en el versículo 19 de la iniquidad de la cual los verdaderos
creyentes han de apartarse. Pablo exhorta a Timoteo a separarse de los falsos maestros y
también de todo lo malo que hacín, incluyendo la doctrina falsa en el versículo 18, la
palabra que carcome en 17, las profanas y vanas palabrerías y la impiedad en el versículo
16.
De nuevo Pablo contrasta al buen obrero que usa bien la Palabra con los maestros que
se han desviado de la verdad. Todo cristiano, y especialmente el maestro, si desea ser un
instrumento que honre a su amo, tiene que apartarse de todo lo malo.
Si lo hace, Pablo promete que será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y
dispuesto para toda buena obra (v. 21). El cristiano que no se contamina con doctrinas
falsas y contiendas será como los utensilios de oro y plata. Su valor y belleza honrarán al
amo de la casa. El creyente que se aleja de los falsos maestros y de su pecado, está apartado
(santificado) en una categoría especial para el uso de su Dios. El Señor puede ocupar a este
cristiano para sus propósitos y para su gloria porque está listo para cualquier uso noble.
Esta referencia a las buenas obras se conforma con otros textos en las epístolas pastorales
que exigen el buen comportamiento ( 1 Timoteo 2:10; 5:10; 6:18; Tito 1:16; 2:7, 14; 3:1, 8,
14). También, esta frase prepara al lector para los detalles de las actitudes y conducta que
se esperaban de Timoteo en el versículo 22 y los que siguen hasta el final del capítulo 2.
¡PENSEMOS!
necesaria y una que no lo es? ¿Le provee a usted este pasaje algunas
ideas para promover la unidad entre los miembros de su iglesia? Al
examinar su propia vida, ¿qué debe hacer para limpiarse de
influencias y conversaciones que le impiden ser un instrumento útil
en las manos de Dios? Si usted es pastor, anciano o maestro en su
iglesia (o quiere serlo), ¿qué debe hacer para prepararse y servir
mejor al Señor? ¿Cuántas horas al día aparta para estudiar la Palabra
de Dios y preparar los estudios y mensajes?
7
Valiente pero Apacible
2 Timoteo 2:22–26
El apóstol nunca entraba en conflicto por motivos personales ni por rivalidad, sino
porque las tensiones doctrinales afectaban la naturaleza misma del evangelio. El
comportamiento de los creyentes debía exhibir el carácter de Dios y del evangelio. De otra
forma, el mundo no vería la verdad.
Por otro lado, también se destacó por la humildad y el amor que mostraba en sus
relaciones con los individuos y con las iglesias. Manda, reprocha y exhorta motivado por
su afecto hacia el pueblo de Dios. La lista de 27 nombres que aparece en Romanos 16 revela
una pequeña parte de su círculo internacional de amigos. En 1 Tesalonicenses 2:1–12, abre
su corazón para hablar de cómo había tratado a la iglesia, con la ternura propia de un padre
o una madre (compare 2 Corintios 11:28 y ss). El amor está en el centro de su ética personal;
tanto el amor para el cuerpo de Cristo como para los no creyentes (Romanos 12:9–21, 13:8–
10, 9:1–3).
En los versículos 22–26 que estudiaremos ahora, el apóstol orienta a Timoteo en cuanto
a su comportamiento frente a la oposición. ¿Qué debía hacer con respecto a los que en la
congregación cristiana enseñaban una doctrina
que no iba de acuerdo con la Palabra de Dios? Ya vimos que no debía prestarse para
discusiones y debía apartarse de ellos y sus errores. ¿No hay algo positivo que debía hacer
para resolver el problema? Pablo termina el párrafo hablando de tres acciones y cinco
actitudes que Timoteo necesitaba seguir. Es muy importante entender que, en el ministerio
cristiano, las actitudes correctas son tan vitales como las actividades.
¡PENSEMOS!
¿Cuáles son los dos imperativos que Pablo usa en el versículo 22? ¿Cómo entiende
usted el significado de cada uno de estos dos verbos? Según los versículos 24–26
¿cuáles son las actitudes que Timoteo debía tener? ¿Puede usted pensar en alguna
tendencia de los que son más jóvenes que haría difícil tener este comportamiento? En
su opinión, ¿cuáles son algunos peligros que corre el líder cristiano? ¿Por qué debía
Timoteo ser amable y manso con los falsos maestros? En los versículos 23–26,
¿podemos aprender algunos principios que nos ayudan cuando testificamos a uno que
no conoce a Cristo?
LA CONDUCTA DE TIMOTEO
Este pasaje (2:22–26) entreteje dos áreas de responsabilidad. Pablo exhorta a Timoteo a
conducirse en cierta forma y a tomar determinadas medidas a la luz de los problemas
doctrinales en Efeso. A la vez, emplea una serie de vocablos para describir las actitudes
52
que debía manifestar al llevar a cabo su ministerio. Debía saber que tanto las acciones
como las actitudes correctas son imprescindibles.
Para nuestro estudio de estos versículos, hemos seleccionado primero las conductas
para tratarlas en esta primera división. Después veremos las actitudes que debían
acompañar a las medidas que Timoteo iba a tomar.
El mensaje del apóstol Pablo es claro. Para ser un instrumento útil en las manos de Dios,
el creyente tiene que estar limpio. Para eso, tendrá que rechazar radical y constantemente
ciertas cosas que ponen en peligro su vida espiritual. A la vez ha de procurar conseguir
con dedicación las cualidades que le acercan al Señor.
Pero, ¿con qué actitud debía el discípulo cumplir estos deberes difíciles y delicados? El
versículo 24 dice, “el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos,
apto para enseñar, sufrido”. El nuevo nombre para Timoteo es siervo. Ya se le había
comparado con un soldado, un atleta, un labrador, un obrero y un utensilio. Ahora es “el
siervo del Señor”. El título no sólo contiene la idea de humildad, sino también de honor.
54
Algunos destacados líderes del Antiguo Testamento, incluyendo el Mesías, fueron llamados
“siervo del Señor”.
Es posible que el instrumento útil al Señor para toda buena obra del versículo 21 le
sugería a Pablo la idea del “siervo”. La servidumbre incluye el concepto de la humildad,
que es una de las actitudes que Pablo manda que Timoteo tenga en estos versículos.
Pablo usó la palabra amable cuando hablaba de su propio ministerio en 1
Tesalonicenses 2:7: “Antes fuimos tiernos [amables] entre vosotros como la nodriza que
cuida con ternura a sus propios hijos”. Sufridos significa “soportar el mal sin
resentimientos”. Así el apóstol reconoce que otras personas no siempre tratarán bien al
siervo del Señor. El necesita aguantar la falta de benignidad y ser tolerante con sus ofensas.
En el versículo 25, mansedumbre contiene las ideas de humildad, cortesía, consideración.
Lo opuesto de mansedumbre es ser arrogante, brusco y rudo.
Además de las actitudes que se ven en estos vocablos, Pablo describe una más. Cuando
Timoteo corrigiera con cortesía a los que se oponían a la buena doctrina, debía hacerlo
para que cambiaran su modo de pensar y aceptaran la verdad. Timoteo no sería el campeón
de la verdad con el solo propósito de ganar una batalla, o probar que tenía la razón, o
humillar al enemigo, sino que su comportamiento amable y pacífico debía tener como fin
el atraer a los demás a que se sometieran a la Palabra de Dios y escapar del lazo del diablo.
El siervo del Señor sigue el ejemplo de su Maestro que dijo: “Venid a mí todos lo que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended
de mi, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”
(Mateo 11:28–29). Pablo rogaba a los corintios “por la mansedumbre y ternura de Cristo” (2
Corintios 10:1).
Las últimas líneas del capítulo dramatizan el conflicto espiritual que prevalece. Los
hombres que resisten a la verdad en realidad lo hacen porque han caído en la trampa (lazo)
del diablo y son sus cautivos. Dios es el único que tiene el poder para liberarlos (Dios les
conceda que se arrepientan). La señal de su liberación sería cuando reconocieran su pecado
y se arrepintieran de su rebeldía. Esto se efectúa a través de la enseñanza, la corrección y
las actitudes apacibles del maestro. Entonces, como consecuencia de su cambio de actitud,
conocerán la verdad. El vocablo “escapar” significa “llegar a la sobriedad”, “volver en sí”
como una persona drogada o intoxicada por Satanás.
55
¡PENSEMOS!
Decida por lo menos una cosa que usted hará para ser un mejor estudiante y
maestro de la Palabra de Dios. Repase el versículo 22 y determine lo que necesita
hacer para ser un utensilio limpio. ¿Cómo trata a los que no están de acuerdo con
sus ideas? ¿Le es fácil ser amable con personas que quieren discutir y ser
contenciosas? Según este pasaje, ¿qué recomendaciones tiene para su iglesia?
¿Cómo puede poner el ejemplo para que otros aprendan a actuar como Pablo nos
manda? ¿Está usted en una situación en la cual necesita usar los procedimientos
de corrección que recomiendan los versículos 24–26? Específicamente, ¿qué debe
hacer en estas circunstancias?
El capítulo 2 nos ha provisto una lista de requisitos para que Timoteo y otros pastores
y maestros enfrenten el reto de conservar el depósito de la buena enseñanza. El soldado,
el atleta y el labrador son ejemplos de un líder cristiano que debe entregarse totalmente a
su ministerio y trabajar esmeradamente en ello. Los ejemplos de Jesucristo y de Pablo nos
enseñan que el sufrimiento es parte normal de la vida del ministro del evangelio. El obrero
aprobado instruye al hombre de Dios a dedicarse al estudio de las Escrituras para que su
enseñanza sea correcta y clara. El líder ha de tener una vida limpia para ser un instrumento
útil en las manos de Dios. Finalmente, el siervo humilde ha de enseñar y corregir con valor,
pero con gentileza, a los que no aceptan la verdad.
8
Tiempos Peligrosos
2 Timoteo 3:1–9
El capítulo tres contiene una advertencia para Timoteo, para los siervos de Dios y las
iglesias. ¡Los versículos 1–9 contienen malas noticias, excesivamente asombrosas! Pero la
segunda parte tiene buenas nuevas: existen recursos para que el cristiano soporte los
56
Y HABRA HOMBRES:
EGOCENTRICOS 3:2–5
ENGAÑOSOS 3:6–7
QUE RESISTEN A LA VERDAD 3:8–9
¡PENSEMOS!
HOMBRES EGOCENTRICOS
3:2–5
al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con todo tu alma, y con toda tu mente. Éste es el
primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo” (Mateo 22:37–39).
Avaros significa que aman el dinero, los vanagloriosos se jactan de sí mismos y sus
logros. Los soberbios manifiestan arrogancia y son abusivos en su trato para con los demás.
Esta prepotencia lógicamente los lleva a menospreciar y acusar a los demás, característica
que se ve en la palabra blasfemos, o sea, “calumniadores”.
Desobedientes a los padres se relaciona lógicamente con ingratos y también con sin
afecto natural (v. 3). Impíos quiere decir “sin devoción” y puede referirse a no ser devoto a
Dios o a los padres. Implacables puede traducirse “irreconciliable”. Es posible que estas
cinco expresiones tengan que ver con las actitudes de los hijos hacia los padres y
representen una desintegración familiar. Es una descripción muy triste de la distorsión de
los afectos y la lealtad familiar causada por el egoísmo y la rebeldía de la persona que no
fue encauzada en los caminos del Señor.
Calumniadores se refiere a los que hablan mal de otros, especialmente a sus espaldas.
Los intemperantes son personas disolutas, libertinas. “Brutales”, “feroces”, “indomables”
son sinónimos del vocablo crueles.
El versículo 4 continúa con el hombre traidor, vocablo que fue usado para referirse a
Judas (Lucas 6:16). ¿Es posible que Pablo pensara en Alejandro y los que lo habían
abandonado? (1:15, 4:14–15)
Impetuosos significa “atrevidos”, “imprudentes”, “precipitados”. Infatuados tiene la idea
de “inflados” por su propia importancia. Esta palabra vuelve a señalar el pecado de orgullo
y de soberbia con el cual comenzó la lista. El orgullo y el egoísmo son las raíces de todos
los otros males porque niegan el señorío de Dios sobre la vida.
HOMBRES ENGAÑADORES
3:6–7
Cuando leemos por primera vez los versículos 6–7 el contenido nos parece muy extraño.
Sin embargo, si los estudiamos con cuidado, aprendemos dos cosas: 1) algunos métodos
de los falsos maestros y 2) el tipo de persona que es engañada por ellos.
Pablo dice que los que ha descrito en los versículos 1–5 trabajan para convencer a otros
de su punto de vista. Son semejantes a los del capítulo 2 donde el apóstol habla de las
discusiones sin propósito, las doctrinas falsas y los que necesitan arrepentirse del error y
conocer la verdad (2:14, 16–18, 25–26). Las personas del capítulo 2 y las que se describen
en el 3 tratan de propagar sus doctrinas.
El apóstol afirma que se introducen sutil y subrepticiamente en las vidas de los demás
y que usan el engaño para lograrlo. Acostumbran Llegar a las casas para hablar
especialmente a las mujeres. Tal vez evitan las horas en que el esposo está presente.
Satanás usó esta estrategia en el Edén. Los falsos maestros aprovechan las debilidades y
necesidades emocionales de las mujeres para encontrar tierra fértil para sus enseñanzas.
El versículo 7 sugiere que ofrecen a las mujeres una novedosa solución para sus
problemas personales. Las cartas pastorales indican que enseñaban una forma de legalismo
que exigía el cumplimiento de algunas normas de la ley mosaica. El propósito era aliviar
su mala conciencia.
60
¿Qué tipo de persona es receptiva a las enseñanzas de estos maestros? Estos versículos
no son una crítica a todas las mujeres. La palabra mujercillas no describe a cualquier mujer,
sino a “mujeres pequeñas”, una expresión despectiva de personas perezosas, débiles y que
no tienen seriedad. Son débiles moralmente porque cargan con la culpabilidad de muchos
pecados que han cometido. Luchan con una variedad de impulsos que podrían ser la
ambición, la inmoralidad, la búsqueda del placer, las riquezas o el status social. También
les falta estabilidad intelectual porque buscan continuamente nuevas ideas, sin llegar a la
convicción de lo que es la verdad. No es el amor por la verdad, sino lo novedoso lo que las
motiva a escuchar.
Los versículos 6 y 7 Llevan al creyente a evaluar su propia vida y ministerio. En primer
lugar, los que enseñan la verdad no deben utilizar métodos engañosos para lograr
aceptación o para atraer a las personas. Adornemos la verdad con una conducta honrada,
santa, de afecto, ayuda y amistad. Cuando entablamos amistad y prestamos ayuda a los
que no conocen a Cristo, manifestamos el amor genuino, no la amistad hipócrita que sólo
busca ganar un alma para Cristo. Cuando les hacemos una visita para compartir el
evangelio, o cuando los invitamos a las actividades cristianas, no debemos engañarlos, sino
decirles con transparencia que nuestro deseo es compartir con ellos la bendición que
hemos recibido de la Biblia y el mensaje de Cristo.
También debemos darnos cuenta de que aun el cristiano puede ser vulnerable a las
falsas doctrinas que a menudo ofrecen Llenar algún vacío interior. Si no estamos
caminando con el Señor, la nueva enseñanza puede ser atractiva, especialmente si somos
ingenuos y no estamos bien arraigados en la enseñanza bíblica. Habrá algunos que sentirán
curiosidad por conocer las doctrinas novedosas y estarán dispuestos a aceptar lo que
parece ser bueno. Mantengámonos cerca del Señor en nuestra vida interior y conducta y
seamos conocedores de su Palabra.
Ahora en el Nuevo Testamento, Dios habló a través de Pablo y los otros apóstoles. Lo
que enseñaban era la verdad de Dios que ha Ilegado hasta nuestros días y es la norma
doctrinal auténtica y autorizada de la iglesia cristiana. Es el “depósito” de sana doctrina
que Pablo menciona en 1:13–14 y que Timoteo debía transmitir a hombres fieles (2:2).
61
Pero en cada generación habrá personas que resistirán la doctrina porque no aceptan la
Biblia como autoridad definitiva, sino que la sustituyen con las tradiciones y dogmas de
una organización eclesiástica. Estas personas creerán otros escritos aparte de la Biblia y
confiarán en sus propias experiencias y sentimientos, más que en lo que dice la Palabra de
Dios. Son como Janes y Jambres, porque resisten la verdad.
Los maestros que no la enseñan, aunque digan ser conocedores de ella, son corruptos
de entendimiento. El pasaje dice que Dios los ha probado como un orfebre prueba un metal
para saber si es legítimo, pero los desaprueba porque no son genuinos maestros de la
verdad.
Al final de esta descripción de los tiempos peligrosos y difíciles, Pablo termina con una
nota alentadora. La verdad vencerá y permanecerá para siempre. Los que se resistan a ella
tendrán una trayectoria temporal. Como los sabios en Egipto, aunque tengan su momento
de gloria, Llegarán a ser humillados delante de todos.
¡PENSEMOS!
9
¡Persevera!
2 Timoteo 3:10–17
Fueron bien recibidos en Listra, pero Ilegaron judíos de Antioquía e Iconio y por su
influencia, los de Listra apedrearon a Pablo y lo dieron por muerto, dejándolo fuera de la
ciudad. Sin embargo, el misionero sobrevivió y siguió su viaje a Derbe; después regresó a
Listra para animar a los nuevos cristianos. Probablemente Timoteo estaba entre ese grupo
de nuevos cristianos. El recuerdo de esos eventos quedó grabado en la memoria de Pablo
y Timoteo porque habían compartido muchas experiencias.
Pablo también recordó a Timoteo acerca de la influencia que había recibido de su madre
Eunice y de su abuela Loida, quienes le habían enseñado las Escrituras del Antiguo
Testamento desde su niñez (3:15, comp. 1:5). El autor tocó cuerdas muy sensibles en el
corazón del joven obrero. Veremos lo que debía aprender Timoteo al recordar estos eventos
del pasado.
¡PENSEMOS!
En el versículo 13, el apóstol vuelve a señalar a los falsos maestros y asegura que ellos
“irán de mal en peor, engañando y siendo engañados”. De nuevo, con énfasis especial,
contrasta a Timoteo con ellos: “Pero persiste tú en lo que has aprendido…” (3:14). Ellos
estaban en movimiento constante siguiendo un camino cada vez más equivocado. Sin
embargo, Timoteo no debía moverse, sino permanecer firme en lo que había recibido.
Estas dos frases inician las dos secciones del pasaje: Pero tú has seguido mi doctrina,
conducta, propósito… (3:10) y Pero persiste tú en lo que has aprendido… (3:14). Cada sección
señala la manera en que Timoteo y la iglesia en general debe confrontar los tiempos
peligrosos que se viven en la actualidad o que se verán en el futuro: 1) seguir el ejemplo
de creyentes fieles como Pablo (3:10–13) y 2) estar capacitado para toda buena obra a través
de la Palabra de Dios (3:14–17). (Al inicio del capítulo 4 veremos una tercera respuesta de
Pablo para los tiempos peligrosos.)
Los hombres que causan los tiempos peligrosos (3:1–9) siguen los dictados de su
corazón egocéntrico, se aman así mismos, así como lo malo y los placeres. No aman a Dios,
ni a sus propios padres, sino que siguen el ejemplo de Janes y Jambres que resistieron a
Moisés y la verdad divina.
En contraste (Pero tú), Timoteo ha seguido un gran ejemplo porque está comprometido
con el apóstol Pablo, un vocero del Señor. El joven estaba convencido de la verdad del
evangelio y del depósito que había sido entregado a Pablo.
La palabra doctrina no debe hacernos pensar solamente en conceptos teológicos
difíciles de entender o las disertaciones de eruditos acerca de los puntos grises de las
creencias cristianas. Puede traducirse “enseñanzas”. Pablo se refiere a las más básicas y
que son preciosas y necesarias para todo creyente. Es el conocimiento acerca del mundo,
el pecado, Dios Padre, Jesucristo, el Espíritu Santo, la salvación, la vida cristiana, la iglesia
y el futuro.
Timoteo no sólo seguía la enseñanza de Pablo. “Doctrina” es sólo uno de los nueve
puntos que se mencionan en los versículos 10–11. Los demás tienen que ver con el
comportamiento, las relaciones interpersonales, el compromiso y los sufrimientos del
apóstol. Pablo había escrito a los Filipenses: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y
visteis en mí, esto haced…” (Filipenses 4:9).
Noten una modalidad muy significativa del cristianismo. El seguir el ejemplo de otros
y ser modelo para los demás es uno de los medios que Dios usa para edificar a su pueblo.
Todos los cristianos estamos en el proceso de ser transformados a la imagen de Jesucristo
(Romanos 8:29, 2 Corintios 3:18, Gálatas 4:19). Debemos imitarlo para que otras personas
sigan nuestro ejemplo.
Pablo escribió también: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1).
En su carta a los Tesalonicenses, les dijo: “Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros
(Pablo, Silvano y Timoteo) y del Señor” (1 Tesalonicenses 1:6).
El creyente tiene una responsabilidad asombrosa. Pedro enseña que es un “pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas
a su luz admirable” (1 Pedro 2:9). ¡Nosotros, que tenemos tantos defectos, hemos de exhibir
en el mundo las características de Dios! Jesucristo manifestó al Padre cuando estuvo en la
tierra. Ahora, el pueblo de Dios, la iglesia, tiene el papel de mostrar a Dios en el mundo.
Los no creyentes y los otros cristianos deben ver el amor y misericordia divinos a través
de la vida de cada creyente, así como su santidad, sabiduría, justicia, bondad y fidelidad.
Los verán sólo cuando nuestra conducta sea amorosa, misericordiosa, santa, sabia, justa,
bondadosa y fiel.
Debemos recordar un elemento importante de esta enseñanza. El creyente no puede
imitar a Dios, exhibir a Dios y ser modelo para otros por sus propios esfuerzos, aunque lo
desee de todo corazón. El Espíritu Santo usa la Palabra de Dios para motivarnos y
capacitarnos en esta transformación (2 Corintios 3:18; 2 Timoteo 2:1; Gálatas 5:22–23). Esta
obra divina requiere nuestra sumisión al control del Espíritu Santo y nuestra atención y
obediencia a la Palabra de Dios, para que nuestros pensamientos sean renovados y
tengamos la llenura del Espíritu (Efesios 5:18; Romanos 12:1–2).
65
EL EJEMPLO DE PABLO EN
DOCTRINA, CONDUCTA, PROPOSITO,
FE, LONGANIMIDAD, AMOR, PACIENCIA,
PERSECUCIONES, PADECIMIENTOS
Es importante captar lo que Pablo escribe al final del versículo 11. No dice que Dios lo
protegió para que no tuviera oposición, persecución y sufrimiento, sino que le daba
fortaleza para que pasara por medio de estas experiencias sin ser derrotado. El Señor
provee la gracia y paciencia para soportar el mal. Dios es poderoso para rescatar a su
pueblo, como hizo con los compañeros de Daniel en el horno de fuego (Daniel 3), aunque
no había prometido hacerlo en todos los casos. Dios permitiría que Pablo fuera ejecutado
por los romanos. El cristiano es indestructible hasta que termina su obra.
El versículo 12 aclara que el padecimiento es normal en la vida del creyente. Jesucristo
advirtió a sus discípulos que ellos serían objeto del mismo odio que él sufrió (Juan 15:18–
20; 16:33). No siempre se experimentan padecimientos físicos. Lucas 6:22 describe la
aflicción verbal y la social.
Hemos visto una de las respuestas de Pablo para los tiempos peligrosos: el creyente
debe imitar los buenos modelos de enseñanza, compromiso y conducta, incluyendo el estar
dispuesto, como Pablo, a sufrir por su testimonio (3:10–13). La segunda respuesta es que
debemos persistir en las Escrituras, la Palabra de Dios (3:14–17).
67
¡PENSEMOS!
De nuevo Pablo contrasta a Timoteo con los maestros engañadores. Según el versículo
13, estaban constantemente progresando en el mal (comp. v. 7). En cambio (Persiste tú v.
14), Timoteo debía permanecer firme, sin moverse de lo que había aprendido.
También debía recordar de dónde había recibido la enseñanza, porque la fuente de la
doctrina garantiza la veracidad de estos conocimientos. Es probable que se refiera al mismo
apóstol, cuyo conocimiento provenía de la revelación divina (2:2 y 3:10). Por lo tanto, lo
que había aprendido, era digno de confianza.
En primer lugar, son útiles para enseñar. Hemos visto que una responsabilidad de
Timoteo era transmitir “las sanas palabras” (1:13–14; 2:2, 15, 24–25). En las enseñanzas de
Pablo y en las Escrituras, Timoteo tenía todo lo que debía enseñarse a otros.
Además, son útiles para redargüir, o “reprochar, traer convicción del pecado”. Es
posible que el apóstol estuviera pensando en los que propagaban errores en Efeso (3:1–9).
Timoteo tenía la responsabilidad de confrontarlos para que se arrepintieran (comp. 2:24–
26). El término es amplio y se refiere a reprender cualquier error de enseñanza o conducta
para que la persona reconozca su culpa. En su exhortación a ser hacedor y no sólo oidor
de la Palabra, Santiago dice que la Biblia es como un espejo que revela el estado en que se
encuentra una persona (Santiago 1:22–25). Después, el individuo es responsable de tomar
medidas para ser cambiado.
En tercer lugar, son provechosas para corregir. Significa “hacer recto”, “enderezar”. La
Biblia es potente para obrar cambios en la ética y conducta de la persona. Romanos 12:2
aclara que la transformación que Dios busca en la vida se lleva a cabo por la renovación de
los pensamientos. Cuando el creyente está empapado de la Palabra Santa y la obedece, ella
va transformando su mentalidad.
La última expresión es instruir en justicia. Esto significa “encauzar en el camino
correcto”, como hacen los padres con los niños a través de la educación, el consejo y la
disciplina. La Palabra de Dios guía al creyente en las sendas correctas.
En el versículo 17, se encuentra el propósito de las funciones de las Escrituras: a fin de
que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Perfecto
significa “completo” o “capaz” en contraste con lo que es incompleto o parcial. Estas
funciones de la Biblia hacen todo lo que el cristiano necesita para servirle en el ministerio
que él le ha asignado.
ENSEÑAR: “instruir”
REDARGÜIR: “traer convicción del error”
CORREGIR: “enderezar el camino”
El mensaje de estos versículos es para los que predican y enseñan la Palabra, así como
para todos los creyentes. Timoteo y todo maestro cristiano han de exponer la Palabra con
fidelidad para que las Escrituras lleven a cabo estas funciones en la vida de los creyentes.
70
Este versículo también dice al maestro cómo debe utilizar la Palabra. Al predicar debe
educar, reprender, enderezar la conducta y guiar la vida.
A la vez, el creyente debe someterse a la Palabra de Dios permitir que le instruya,
convenza de pecado, transforme y guíe. Si hace caso a ella, entonces será un hombre de
Dios, completo y preparado para glorificarle cumpliendo un servicio noble y hermoso. ¡La
Palabra es útil para que el cristiano sea útil!
¡PENSEMOS!
Al repasar los versículos 10–13, ¿qué pasos debe usted dar para ser como Pablo
y Timoteo? ¿Quiénes están mirando y siguiendo su ejemplo, así como Timoteo
seguía el de Pablo? ¿Qué debe cambiar en sus actitudes o conducta para ser un
mejor ejemplo? Si usted es padre o madre, ¿Qué debe hacer para dar mejor ejemplo
a sus hijos? ¿para sembrar la Palabra en ellos? ¿Qué debe hacer para que las
Escrituras cumplan en su vida las funciones que Pablo menciona en 3:16–17? Tome
un tiempo para agradecer a Dios el ejemplo de líderes como Pablo y la influencia
que ha tenido la Biblia en su vida. ¿Cuál de los versículos en este pasaje debe usted
memorizar para que le anime y oriente en el futuro?
10
Predica la Palabra
2 Timoteo 4:1–5
Pablo fue ejemplo a todos sus colegas en cuanto a la predicación. Cuando recibió a
Cristo como su Salvador, Dios dijo que había sido escogido “para llevar mi nombre en
presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel” (Hechos 9:15). Pocos días
después, predicaba a Cristo en las sinagogas de Damasco. El apóstol “confundía a los judíos
que moraban en esa ciudad demostrando que Jesús era el Cristo” (9:19–22).
71
Su siguiente campaña fue en Jerusalén, sede del judaísmo y cristianismo. En los años
subsecuentes los habitantes de Tarso, Antioquía, Chipre, Galacia, Troas y Macedonia lo
escucharon y se maravillaron por los temas que trataba. Después, predicó a los
gobernadores romanos en varias ciudades y a los filósofos de Atenas. También cumplió el
propósito que había descrito a los romanos: de “anunciaros el evangelio también a vosotros
que estáis en Roma”, el centro del imperio (Romanos 1:15).
El contenido y método de su predicación es importante. Pablo escribió que “agradó a
Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Corintios 1:21). No es el
método de la misma lo que constituye la “locura”, sino su contenido, “la palabra de la
cruz”, una locura para los gentiles. Sin embargo, “para los llamados, así judíos como
griegos, Cristo [es] poder de Dios, y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:18, 23, 24). Pablo no
quería esconder la “locura” de la crucifixión detrás de un discurso de sabiduría humana.
“Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste
crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni
mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino
con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la
sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios (1 Corintios 2:2–5).
A pesar de los riesgos que corría por predicar el evangelio a los gentiles casi al final de
su vida, la proclamación de la Palabra era vital para el gran apóstol. En un encargo
encarecido, Pablo obliga a Timoteo a ser fiel en esta tarea. También menciona varios
aspectos del ministerio de la Palabra, para que el joven predicador tuviera un ministerio
completo que llenara todas las necesidades del pueblo.
El encargo procede naturalmente de la enseñanza acerca de las Escrituras en 3:15–17.
Asimismo, es la tercera respuesta a la problemática que Pablo presentó en el capítulo 3.
Los versículos 1–9 de ese capítulo describían a los religiosos que vendrían a corromper el
cristianismo legítimo con sus enseñanzas falsas y su vida reñida con la moral. El cristiano
puede soportar estos males si hace lo siguiente:
1) seguir los buenos ejemplos que Pablo daba en cuanto a doctrina, conducta y
sufrimiento (3:10–13);
2) estudiar las Escrituras, las que preparan al hombre de Dios para toda buena obra
(3:14–17); y
72
3) predicar la Palabra de manera que ella cumpla todas sus funciones en la vida de los
oyentes: por ejemplo, reprender, exhortar, enseñar y evangelizar (4:1–5).
¡PENSEMOS!
Según 4:1, 3 y 6 ¿Por qué debía Timoteo predicar la Palabra de Dios? ¿Sugieren
estos incentivos una metodología que debemos usar cuando enseñamos y
predicamos? ¿Cuál es la relación entre 4:2 con el capitulo 3? ¿Cuáles son los
mandatos que encuentra en 4:1–5? En su opinión ¿Qué significa a tiempo y fuera
de tiempo? ¿Por qué piensa que es importante predicar con paciencia, como Pablo
dice en 4:2? ¿Cuál es el significado de la palabra porque que inicia el versículo 3?
¿Puede pensar en un ejemplo de 4:3 en la actualidad? ¿Qué relación tiene la
exhortación cumple tu ministerio con el resto de la carta?
El tercer y último incentivo era el más impresionante para el hijo espiritual de Pablo. En
los versículos 6–8 Pablo reflexiona sobre su inminente muerte. La conservación de la buena
doctrina y su proclamación ya no dependerían de Pablo, sino de Timoteo y de otros fieles
predicadores de la Palabra de Dios. Veremos la exposición de los versículos 6–8 en el
próximo estudio (capítulo 11).
Así, pues, estas personas escuchaban a maestro tras maestro que enseñaba lo que les
agradaba. En vez de reprenderles con la Palabra de Dios, esos maestros rascaban en la
comezón de lo que anhelaban oir. El resultado es que rechazaban la verdad divina
escogiendo creer las fábulas o mitos.
“Sé sobrio”
76
El versículo comienza con el tú enfático que hemos observado en 3:10 y 14. En contraste
con los que se mencionan en los versículos 3–4, Timoteo debía tomar otro rumbo. En primer
lugar, no debía dejarse controlar por la “comezón de oir” y los anhelos personales. Sobrio
significa “serio”, “controlado” y “despierto”. Debía ser un hombre disciplinado, que diera
prioridad a las serias responsabilidades que tenía en la congregación y estar alerta en los
tiempos peligrosos, para darse cuenta de las necesidades de la iglesia y responder en forma
adecuada. Tenía que estar “preparado para toda buena obra” y para predicar “a tiempo y
fuera de tiempo” (3:17; 4:2).
“Cumple tu ministerio”
En cuarto lugar, encontramos el mandato más general. Pablo dice: “Timoteo, repasa el
contenido de esta carta para acordarte de todo lo que Dios espera de ti. Tu tarea es
desempeñar totalmente el encargo. Continúa hasta el final de tu vida, como yo he hecho.
No falles”.
Después de los capítulos 1–3, por si acaso Timoteo todavía sentía que era demasiado
difícil actuar con decisión y convicción, entonces 4:1–8 le conmueve con argumentos
potentes. Pablo le exige que mire en tres direcciones. En el versículo 1, debía mirar hacia
arriba, donde está el Juez y Rey que viene pronto. En los versículos 3–4, debía considerar
de nuevo el peligro del mundo que rodea a la iglesia. En los versículos 6–8, por último,
Timoteo debía fijarse en el ejemplo de su padre espiritual y reflexionar sobre las
77
implicaciones de su partida. Cada incentivo debe haber sido muy impactante para Timoteo.
Consideraremos estos últimos versículos que describen el éxodo victorioso del apóstol, en
el próximo estudio.
¡PENSEMOS!
11
El Fin de la Carrera
2 Timoteo 4:6–8
El capítulo 4 de esta carta contiene los últimos versículos que se han conservado
escritos por la mano del apóstol Pablo. En el pasaje que consideramos ahora, habla de su
muerte, porque la esperaba en poco tiempo. Tenemos el privilegio de leer lo que sentía
este veterano después de 30 años de ministerio. Aquí expresa sus sentimientos y
convicciones al llegar al final de su vida y ministerio.
Según la tradición de la iglesia antigua, Pablo fue decapitado, probablemente en un lugar
que se llama Aque Salviae y que ahora se identifica con el nombre Tre Fontane. Este sitio
queda aproximadamente a 5 kilómetros de Roma en la Vía Ostia que corre de la ciudad
hacia el sur. Se dice que el apóstol fue enterrado un poco más cerca de la ciudad, en la
misma ruta. Cerca del año 324 el emperador Constantino edificó una basílica pequeña en
78
ese lugar, que fue sustituida por una más grande hacia el fin del mismo siglo. En 1854, se
completó la construcción de una nueva en lugar de la antigua que fue destruida por un
incendio en 1823. Debajo del altar de esta basílica se descubrieron en 1835 dos planchas
en el piso, procedentes del cuarto siglo, en tiempos de Constantino. La inscripción es un
epitafio que dice:
La traducción es: “A Pablo, apóstol y mártir”. Clemente de Roma, cerca del año 96,
escribió:
Pablo, por causa de celos y contiendas, mostró el camino para alcanzar el premio
por la paciencia; siete veces llevó cadenas, fue exiliado, apedreado, fue heraldo del
evangelio tanto en el oriente como en el occidente, ganó noble fama por su fe, enseñó
la justicia por todo el mundo y, habiendo llegado a los límites occidentales, testificó
delante de los gobernadores. Así partió del mundo y fue llevado al lugar santo,
siendo el más grande ejemplo de paciencia [resistencia].
¡PENSEMOS!
¿Cómo muestra aquí Pablo su fe, amor y esperanza? Trate de imaginar qué sentía
Timoteo al leer los versículos 6–8. ¿Cree usted que estos versículos lo motivaron?
¿Por qué?
LA PARTIDA INMINENTE
4:6
El versículo 5 comienza con el tú enfático para decir que Timoteo tenía que llevar una
vida distinta de quienes escuchaban las fábulas (las personas descritas en los versículos
79
Que… avives el fuego del don de Dios que está en ti… porque no nos ha dado
Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio… participa
de las aflicciones del evangelio según el poder de Dios… esfuérzate en la gracia que
es en Cristo Jesús… lo que has oído de mí… esto encarga a hombres fieles… tú, pues,
sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo… si sufrimos, también
reinaremos con él… procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como
obrero… que usa bien la palabra de verdad… que con mansedumbre corrijas a los
que se oponen… en los postreros días vendrán tiempos peligrosos… pero tú has
seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia,
persecuciones, padecimientos… pero persiste tú en lo que has aprendido y te
persuadiste… toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil… a fin de que el hombre
de Dios sea perfecto, enteramente preparado… te encarezco delante de Dios… que
prediques la palabra… redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina…
tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu
ministerio porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está
cercano.
¡CUMPLE TU MINISTERIO,
PORQUE… EL TIEMPO DE MI PARTIDA ESTA CERCANO 4:5–6
En este versículo, como en algunos otros pasajes, Pablo consideraba su vida como una
ofrenda a Dios. Los sacerdotes judíos derramaban vino sobre el altar como sacrificio. Lo
mismo hacía Pablo con su vida y ministerio: los presentaba sobre el altar. Los consideraba
un sacrificio de adoración a Dios (compare Filipenses 2:17 y Romanos 15:16). Ahora Pablo
está por completar este sacrificio a través de su muerte y cumple con la enseñanza de
Jesucristo: “todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará” (Marcos
8:35).
80
Estos versículos están repletos de elocuentes y ricas figuras para expresar sentimientos
y convicciones profundos. Pablo se refiere a su muerte como mi partida. Esta palabra se
usaba al soltar a un prisionero de la cárcel, librándolo de las limitaciones y angustias de
muchos años de estar encerrado.
Literalmente, Pablo mira a su alrededor y sólo ve las paredes de su celda. Para él, la
muerte significaba ser rescatado de una prisión romana y libertado de su cuerpo mortal,
ya debilitado por el arduo ministerio, su avanzada edad y la enfermedad.
La misma palabra se usaba en aquellos días cuando el agricultor soltaba al buey del
yugo al final de un día de arduo trabajo arando la tierra. Pablo se había entregado a la dura
tarea de transitar por los caminos del extenso imperio romano, sembrando la semilla de la
palabra de Dios, estableciendo iglesias y edificando a las congregaciones para que dieran
su fruto. Ahora se encontraba al final del día y Dios estaba por relevar a su obrero del yugo
de su labor de 30 años y por fin podría descansar.
Pero, es posible que el tercer significado del vocablo sea en el que estaba pensando el
autor. Los griegos usaban esta palabra cuando soltaban los lazos que ataban a un barco al
muelle, para que la nave iniciara su viaje. Pablo se consideraba un peregrino en el mundo
y llegaba al final de su visita en la tierra porque era ciudadano de otro país. Hacía varios
años que tenía el “deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”. El
permanecía en el mundo solamente porque el “quedar en la carne es más necesario por
causa de vosotros”, como decía a los Filipenses (1:23–24). Pero había terminado la obra que
Dios le había encomendado y estaba preparado para viajar a un reino mejor.
Las figuras que hemos visto en el versículo 6 revelan mucho acerca del apóstol Pablo.
Estos conceptos definen su filosofía de la vida y de la muerte. Para él la primera es algo de
mucho valor, pero que el hombre no ha de gastar para sí mismo. Dios, el Creador y Salvador
es el único digno de recibir los frutos de la vida que él mismo le da al hombre. Pablo
impactó al mundo por medio de su testimonio, su ejemplo y su mensaje. El lo hizo para
entregarlo todo al Señor en gratitud y adoración.
Cada creyente debe examinar su propia actitud hacia la vida y la muerte. Es común que
el humano dedique su vida a lograr la comodidad y el placer, evitando el sufrimiento y las
penas. El hombre no quiere que esta vida tan agradable llegue a su final debido a que ha
creado una vida muy cómoda. Cuando el hombre no entrega su vida a los propósitos de
Dios, no es tan llamativo el partir para estar con Cristo. El cristiano debe preguntarse qué
le falta para sentirse realizado y lleno de esperanza como estaba Pablo a las puertas de la
muerte.
“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21). La vida de
Pablo era de sacrificios y sufrimientos, pero él dio todo esto como una ofrenda de grato
olor a Jesucristo. La muerte no es un terror que debe evitarse a toda costa. Estar con Cristo
será mucho mejor. “Estar ausentes del cuerpo y presentes al Señor”, escribía el apóstol en
2 Corintios 5:8. La muerte será una liberación de las aflicciones de este mundo y traerá el
descanso de las labores. Es como llegar a casa.
81
EL MINISTERIO TRIUNFANTE
4:7
Normalmente, Pablo usa la palabra que aquí se traduce batalla para referirse a un
luchador, no a un soldado. Podemos traducir la cláusula: “Me he esforzado en una buena
pelea”. Con la palabra buena, él no quiere decir que ha luchado bien o que ha ganado, sino
que ha participado en una lucha “noble”, es decir, una actividad que es importante, que es
un privilegio, que vale la pena. Luchar en el ministerio del evangelio era para Pablo la mejor
vida que podría llevar. Por supuesto, luchar nunca es fácil. Trabajar para el Señor tampoco
es sencillo, es un reto grande. Pero a Pablo le produjo mucha satisfacción y frutos eternos.
No todas las empresas son valiosas y nobles. ¡Esta sí! Para él era un privilegio y gozo Ilevar
a los gentiles a Dios, contribuir a la expansión de la nueva Iglesia y servir bajo la bandera
del Rey de reyes.
La segunda figura del versículo 7 también está tomada del mundo del deporte. La
carrera implica mucho entrenamiento, disciplina personal y gran esfuerzo. Nos enseña a
despojarnos “de todo peso y del pecado que nos asedia” y “correr “con paciencia la carrera
que tenemos por delante”. El autor de Hebreos también dice que el corredor ha de fijar la
vista en la meta, puestos los ojos en Jesús, así como él también se concentró en la meta:
“…el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se
sentó a la diestra del trono de Dios”. Pablo y todos nosotros debemos considerar “a aquel
que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se
canse hasta desmayar” (Hebreos 12:1–3).
Pablo termina el versículo con una evaluación más directa de su ministerio: “he
guardado la fe”. La fe podría referirse a su fidelidad a Dios, de la cual no podemos dudar.
Sin embargo, en esta carta Pablo ha manifestado su preocupación por la conservación de
la sana doctrina apostólica. Entonces, es más probable que se refiera a la enseñanza de las
Sagradas Escrituras de que habla en 3:15, la palabra que Timoteo ha de predicar en 4:2 y la
sana doctrina que algunos no sufrirán en 4:3. Es posible que esta última frase del versículo
7 sea también una figura. La doctrina es un tesoro. Como fiel guardián, Pablo lo había
cuidado para que los enemigos no lo robaran.
Pablo exhortaba a Timoteo a retener la forma de las sanas palabras, a guardar el buen
depósito y a usar bien la palabra de verdad (1:13–14; 2:15). Estaba satisfecho de que él
mismo había obedecido estas responsabilidades y que dejaba buen ejemplo a Timoteo y a
nosotros. Es importante que el líder, por medio de su propia fidelidad, inspire a los demás.
La antorcha de la verdad ahora pasaba a otras manos. El corredor anciano pasaba la estafeta
al atleta más joven.
LA CORONA DE JUSTICIA
4:8
por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2
Corintios 5:21). El creyente no deja de ser pecador, pero Dios lo ve como un hombre
justificado y será recibido en su reino como hombre santo y sin mancha porque Jesucristo
llevó todas sus transgresiones en la cruz.
Sin embargo, es más probable que la corona fuera un galardón que Pablo recibiría
porque la justicia práctica, la rectitud, y la obediencia a las normas de Dios, habían
caracterizado su vida. La corona no es para él solamente, sino para todos los que aman la
venida de Cristo. Quien obedece a Dios es también la persona que no teme su venida, sino
que anhela la llegada de Jesucristo, el que evaluará sus servicios.
Es posible que en el contexto de 2 Timoteo, la corona de justicia tuviera an significado
muy particular para Pablo. El estaba acusado de crímenes contra el imperio, algunos
cristianos lo habían abandonado y otros se avergonzaban del prisionero que se encontraba
humillado en un calabozo romano. El juez romano, posiblemente el mismo Emperador
Nerón, había dictado sentencia en su contra o pronto lo haría; Roma lo había condenado;
la justicia humana lo había traicionado. ¿Sería reivindicado alguna vez? En este mundo, no
encontraría justicia. Pero “el Señor, juez justo, en aquel día” cambiará el veredicto. ¡Dios
declarará a Pablo “hombre justo”!
¡PENSEMOS!
¿Qué siente usted cuando piensa en la muerte? ¿Cómo le han afectado las
actitudes de Pablo con respecto a ella? ¿Cuáles son los cambios que tendría que
hacer en su vida para poder decir, “he peleado la buena batalla”? ¿Está seguro de
recibir la “corona de justicia”?
84
12
Procura Venir Pronto
2 Timoteo 4:9–22
A través de su buen ejemplo, el apóstol enseña que el ministerio cristiano pone a las
personas en lugar prioritario. El ministerio de Pablo rayaba en el profesionalismo. Nunca
dio lugar a que se institucionalizara, lo cual hubiera restado importancia a los individuos.
Pablo mantuvo hasta el final su preocupación por los hombres y mujeres que necesitaban
a Cristo o que requerían su apoyo y edificación.
Las cartas a Timoteo, Tito y Filemón son testimonio evidente de que él pensaba
constantemente en las necesidades de las personas. Sus epístolas incluían los nombres de
sus colegas en el ministerio, así como de decenas de miembros de las congregaciones.
El último capítulo de Romanos es un pasaje muy especial donde el apóstol enviaba
saludos a la iglesia de Roma de parte de ocho personas. Pero lo más sorprendente es que
saluda por nombre a 26 creyentes que están en Roma. En algunos casos el saludo era para
toda la familia, sumando así a muchas otras personas a la lista. ¡Lo sorprendente es que
Pablo nunca había estado en Roma! Los 26 eran cristianos que él había conocido en distintas
partes del imperio romano durante sus muchos viajes. Por diferentes motivos ellos habían
llegado a vivir en la capital del imperio y formaban parte de las congregaciones en esa gran
ciudad. Como fiel amigo, el apóstol seguía en contacto con ellos, expresando su aprecio y
afecto.
Así nos damos cuenta de que el cuerpo de Cristo es una comunidad internacional. Desde
el principio, la iglesia extendía sus lazos de amistad y comunión cristiana a través de la
distancia y cultura. También se nota que aún en esa época antigua, algunos miembros de
las Iglesias se movían hacia lugares lejanos, siempre llevando el testimonio de Cristo.
Aprendemos que la iglesia es una comunidad que no pierde de vista al individuo y que
busca el bienestar de cada uno.
En esta conclusión de la segunda carta a Timoteo, encontramos la mención de varios
hermanos. ¡Se encuentran 16 nombres en trece versículos sin contar a Jesucristo y el “león”!
Pablo se refiere a otros sin dar su nombre, aunque esta vez no todas las referencias son
positivas. Veremos quiénes son y por qué Pablo los cita.
85
¡PENSEMOS!
Lea los versículos 9–18 y haga una lista de las varias clases de sufrimientos que
Pablo experimentaba. ¿En qué frases se nota su confianza en el Señor? ¿Acerca de
cuáles de las personas nombradas en el pasaje recuerda haber leído en otras partes
del Nuevo Testamento? ¿Que recuerda de sus vidas y ministerios? Según los detalles
de este pasaje, ¿cuáles son algunos lugares que Pablo había visitado después de su
primer encarcelamiento en Roma y antes de este último?
Entre líneas, el lector puede conocer las circunstancias por las que estaba pasando Pablo
en la prisión. En primer lugar, era una época de gran soledad porque le hacía falta la
compañía y apoyo de sus colegas. Su primera petición es que Timoteo viaje a Roma para
acompañarlo.
La razón era que varios de los que estaban con él estaban viajando a otros lugares. Sólo
Lucas, “el médico amado” estaba en Roma. La mayoría de los otros tenían motivos
justificados para haberse ausentado. Sin embargo, de uno de ellos, Demas, Pablo escribe:
me ha desamparado Pablo lo había mencionado en Colosenses 4:14 y en Filemón, versículo
24, donde lo describía como a un colaborador.
Podemos aprender una lección al contrastar las actitudes de Pablo y Demas. En el
versículo 8, el autor decía que amaba la venida de Jesucristo. El 10 dice que Demas amaba
este mundo. Los afectos de la persona influyen en su conducta. Pablo llegaba al fin de su
vida triunfante, pero Demas tal vez por avergonzarse de Pablo o por miedo de sufrir con
él, lo había abandonado, buscando la comodidad y la seguridad. El no era como Moisés que
escogió:
…antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales
del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de
los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón (Hebreos 11:25–26).
En cambio, Pablo se consideraba ciudadano de otro país, en tránsito por este mundo
sólo en forma temporal. El obedecía la exhortación de 1 Pedro 2:11: “Yo os ruego como a
extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el
alma”.
86
Algunos compañeros de Pablo habían decidido visitar otros lugares con propósitos
relacionados con el ministerio: Crescente, Tito y Tíquico. El primero no se menciona en
otros pasajes; había salido de Roma para ir a Galacia, el área donde Pablo inició iglesias en
su primer viaje, en Listra, Iconio y Derbe. Tito estaba en Creta cuando recibió la carta
dirigida a él. Aparentemente había terminado su ministerio allí, estuvo con Pablo en Roma
y ahora se había trasladado a Dalmacia, en la costa oriental del Mar Adriático.
Tíquico visitó a Pablo en Roma en su primer encarcelamiento. Probablemente fue el
mensajero que viajó en compañía de Onésimo para entregar las cartas a los Efesios,
Colosenses y Filemón (Colosenses 4:7–9). De nuevo estuvo en Roma con Pablo pero éste lo
envió a Efeso, posiblemente para sustituir a Timoteo, quien debía viajar a Roma (4:12, 19–
21).
La referencia a Marcos tiene mucho significado. Juan Marcos era sobrino de Bernabé y
acompañó a Pablo y Bernabé en el primer viaje misionero a Chipre y Panfilia (Hechos 12:12,
13:5; Colosenses 4:10). Pero los dejó y regresó a Palestina sin terminar la gira con el equipo
misionero (Hechos 13:13). Pablo opinó que el joven había fracasado y no quiso llevarlo en
el segundo viaje. Por esa razón, Bernabé se separó de Pablo y llevó a Marcos en un viaje
misionero a Chipre. Silas acompañó a Pablo en el segundo viaje (Hechos 15:36–41).
Bernabé le dió a Marcos una segunda oportunidad en el ministerio y éste fue fiel. En la
primera detención de Pablo, Marcos se encontraba con él y ya era considerado un
colaborador recomendado por el apóstol (Colosenses 4:10; Filemón 24). Ahora en 2 Timoteo
4:11, Pablo pide que Marcos vaya a Roma con Timoteo. El apóstol lo califica como uno que
es útil en el ministerio. Marcos también fue colaborador de Pedro (1 Pedro 5:13). Entonces
en nuestro pasaje, encontramos que Demas había desamparado a Pablo, y Marcos, que
antes tuvo sus defectos, había vuelto a un ministerio bendecido por Dios. Aprendemos que
el cristiano que fracasa puede volver a ser obediente a su Señor y ser usado por él.
Además de la soledad, Pablo también sufría por el frío y pedía que Timoteo le llevara el
capote que había dejado en Troas. ¿Fue arrestado Pablo en Troas? Es posible, pero no
sabemos con seguridad. El capote era una especie de poncho grueso, hecho de lana, que
los viajeros usaban en tiempos de frío o de lluvia. Pablo no esperaba viajar, pero en la celda
subterránea había frío y humedad, y el invierno se acercaba, por lo que le urgía contar con
esa protección adicional. Después de haberle pedido que viniera pronto, en el versículo 21
le hace una última petición: “procura venir antes del invierno”.
También le solicitó “los libros, mayormente los pergaminos”. Estos podrían incluir
rollos de papiro: su correspondencia, apuntes personales u otros documentos. No sabemos
de qué pergaminos se trataba. Es más probable que fueran partes del Antiguo Testamento
en griego. Algunos han sugerido también que podrían ser copias de las palabras de
Jesucristo o relatos de su vida. Nos impresiona que en vísperas de su muerte, Pablo todavía
siguiera estudiando. Después de tantos años de caminar en comunión con el Señor, todavía
sentia la necesidad de recibir el estímulo intelectual y espiritual de las Sagradas Escrituras.
Siglos después, otro mártir cristiano pidió algo semejante. Cuando esperaba la muerte,
Guillermo Tyndale, perseguido traductor de la Biblia inglesa, pidió a su carcelero un capote,
una gorra más caliente y una camisa de lana por el frío: “…permítame tener mi Biblia
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hebraica, Gramática y Diccionario, para que dedique tiempo en ese esfuerzo”. Los siervos
de Dios deben seguir estudiando la Palabra durante toda la vida hasta el final.
No sabemos los cargos que había en su contra, pero los historiadores mencionan
algunas de las acusaciones injustas que se hacían en contra de los cristianos de aquella
época. Los acusaban de ser subversivos porque no adoraban al César y de ateos porque no
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tenían imágenes. Algunos decían que eran caníbales porque celebraban la Santa Cena con
el cuerpo y la sangre de Cristo.
Pablo relata varias cosas sobre su primera defensa. En primer lugar, personas que
pudieron haber testificado en su favor, no lo hicieron sino que lo abandonaron. ¿Serían
personas de Asia que pudieron haber viajado a Roma para testificar en su favor? Compare
la referencia a los de Asia en 1:15. ¿Serían los cristianos de la iglesia de Roma los que lo
ayudaron? Pablo no estaba hablando de sus colegas en el ministerio, como Lucas, Tito y
Tíquico. Posiblemente ellos no habían llegado a Roma para la fecha del juicio, o no llenaban
los requisitos para poder testificar en su defensa. Compare las palabras de Pablo no les sea
tomado en cuenta con las palabras de Jesús en Lucas 23:34. Cristo también se vio
desamparado el día de su juicio y muerte. Pablo seguía las pisadas de su Señor.
En segundo lugar, Pablo asegura a Timoteo que, aunque no gozaba del apoyo humano,
no le faltaba la presencia y las fuerzas de Dios. Cristo dijo: “He aquí la hora viene, y ha
venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy
solo, porque el Padre está conmigo” (Juan 16:32). No sólo la presencia de Dios acompañaba
a Pablo, sino también su fortaleza. El autor emplea el mismo vocablo que está en 2:1cuando
exhorta a Timoteo a esforzarse en la gracia que es en Cristo Jesús.
En tercer lugar, Pablo predicó para cumplir su misión a los gentiles. No se sabe, pero es
posible que el juicio se llevara a cabo en el Foro Romano, el punto más concurrido de la
capital del imperio. En el momento del juicio, en la presencia de las autoridades,
posiblemente del emperador Nerón, y ciertamente delante de mucho público, Pablo predicó
el evangelio. La población romana era la más representativa del mundo conocido y con
seguridad haría que la noticia de que el mensajero de Jesucristo había anunciado el reino
de Dios en esa ciudad corriera por todo el mundo civilizado.
El prisionero no disfrutaba del apoyo humano, pero era ayudado por la fuerza divina.
Pablo deja este ejemplo a Timoteo de haber predicado la Palabra de Dios “a tiempo y fuera
de tiempo” (4:2) para que el discípulo también lo hiciera (4:5). Pablo usa la misma palabra
aquí para decir: “…para que por mí fuese cumplida la predicación”. Dios había dicho
cuando Pablo se convirtió a Cristo: “Vé, porque instrumento escogido me es éste, para
llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes…” (Hechos 9:15). Pablo seguía
obedeciendo ese llamamiento y cumpliendo su misión.
En este primer juicio Pablo dice: “Así fui librado de la boca del león”. Recibimos la
impresión de que fue el impacto de la predicación lo que le permitió escapar de la muerte
en esa ocasión. El apóstol todavía tenía más trabajo que cumplir. El siervo de Dios es
invulnerable hasta que termina su misión. Timoteo no hubiera recibido esta carta, si Pablo
hubiera sido ejecutado en esa fecha. Nosotros no estaríamos disfrutando la enseñanza y el
desafío de estos capítulos, si Dios no le hubiera rescatado de la boca del león.
¿Quién es el león? ¿Satanás? ¿El Emperador Nerón? ¿La muerte o el peligro? No se refiere
a los leones del coliseo romano porque los ciudadanos romanos no eran expuestos a esa
clase de castigo. Es posible que “el león” sea una manera enigmatica de referirse al
emperador, pero no podemos estar seguros. El significado es claro: Pablo fue librado de la
muerte en esa ocasión. Muchos siglos antes de Pablo, Daniel fue rescatado de la boca de
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los leones. Darío, el rey de Persia, anunció a todos los pueblos, naciones y lenguas que
habitaban en toda la tierra lo siguiente:
Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del
Dios de Daniel… El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra;
él ha librado a Daniel del poder de los leones (Daniel 6:26–27).
Nabucodonosor, rey de Babilonia, dijo también: “No hay Dios que pueda librar como
éste” (Daniel 3:29).
Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado
más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han
hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de
los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más
a hablar la palabra sin temor (Filipenses 1:12–14).
No existía poder humano que pudiera detener el ministerio que Dios había preparado
para Pablo y así lo declara el apóstol con toda seguridad y confianza.
Algunos que estudian este versículo creen que Pablo está diciendo que la misma muerte
lo libraría de sus enemigos y sufrimientos. Dios no promete preservarnos de la aflicción ni
de la muerte, pero el apóstol declara que espiritualmente Dios “me preservará para su reino
celestial”. Por estas verdades, el autor alaba a Dios: “A él sea la gloria por los siglos de los
siglos. Amén”.
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Pablo no piensa sólo en su peligro personal, sino que recuerda con afecto a sus colegas
y amistades. Algunos que estaban en Efeso con Timoteo; otros en Roma y otros cumpliendo
la voluntad de Dios en las ciudades y en todos los rincones del imperio.
Envía saludos para Prisca (Priscila en los Hechos) y Aquila, el equipo de esposos que
Dios usaba internacionalmente. Ellos habían vivido en Roma pero salieron cuando el
Emperador Claudio persiguió a los judíos y se trasladaron a Corinto y trabajaron junto con
Pablo fabricando tiendas (Hechos 18:1–3). Es probable que el apóstol fuera su padre
espiritual. Al final de su segundo viaje misionero, ellos viajaron con él y los dejó en Efeso
donde ayudaron a Apolos (Hechos 18:18–19, 24–26). Cuando Pablo enviaba su primera carta
a los corintios desde Efeso, mandó saludos de parte de estos hermanos y de la iglesia que
se reunía en su casa (1 Corintios 16:19). En forma semejante, cuando escribe su carta a los
Romanos, el apóstol les saluda de parte de esta pareja, porque eran conocidos allí. En
Romanos 16:2–3, vemos que estaban de regreso en Roma y que otra vez una iglesia se
reunía en su casa. Son notorias las palabras de aprecio por ellos en Romanos. Posiblemente
las persecuciones de Nerón los obligaron a salir de nuevo de Roma. En esta carta, se
encontraban en Efeso.
Onesíforo es el mismo que el autor elogia en 1:16–18 (Véase el comentario sobre esos
versículos.)
Erasto y Trófimo son los que se mencionan en Hechos en el tercer viaje de Pablo. Erasto
fue enviado con Timoteo a Macedonia (Hechos 19:22). Trófimo les acompañó en la última
parte del viaje (Hechos 20:4–5; véase también 21:29). Los movimientos de Pablo, Erasto y
Trófimo que se mencionan aquí, en 2 Timoteo 4:20 se refieren a eventos durante el tiempo
en que Pablo gozaba de libertad, después de haber estado preso por primera vez en Roma.
Observe que no era la voluntad de Dios sanar a Trófimo por medio de Pablo u otro
cristiano. En la providencia de Dios, los creyentes pueden enfermarse y es posible que no
sea la voluntad divina sanarlos. Ejemplos son: Pablo (Gálatas 4:13 y 2 Corintios 12:7–10),
Epafrodito (Filipenses 2:25–27), Timoteo (1 Timoteo 5:23), y Trófimo.
La petición de Pablo en el versículo 21 está llena de urgencia y emoción. Para el invierno
necesitaba el capote. En esa época casi cesaba la navegación porque era muy peligrosa.
Además, el apóstol no sabía cuándo llegaría el momento de la muerte. Probablemente,
nunca volvería a ver a Timoteo en este mundo, si éste no llegaba pronto. Entonces, el último
imperativo de la carta es: “Procura venir antes del invierno”.
Las cuatro personas que se mencionan en el versículo 21 no se citan en otros pasajes
bíblicos. Eran miembros de las congregaciones cristianas en Roma que querían saludar a
Timoteo. Posiblemente eran amigos que había conocido durante su estancia en la capital
del imperio. Existe una tradición que dice que Pudente era un senador romano discípulo
de Pedro. La misma tradición también afirma que Claudia era la madre de Lino, pero no
podemos estar seguros de esta información. Lo importante es observar la hermandad y
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amistad que existía en la iglesia del primer siglo, aun entre personas que vivían tan lejos
unos de otros.
En el versículo 22, los últimos deseos de Pablo para Timoteo y la iglesia de Efeso son
hermosos. La declaración: “El Señor Jesucristo esté con tu espíritu” está en singular y pide
que el Señor fortalezca, guíe y anime el espíritu de Timoteo, quien debía cumplir su difícil
ministerio con valor y sabiduría. La tradición relata que fue el líder de la iglesia en Efeso
hasta el año 97 d.C., fecha en que por haber reprochado a un grupo de paganos por su
idolatría, fue atacado con palos. Lo golpearon de tal manera que murió dos días después.
¡El también cumplió su ministerio con valor y fidelidad!
“La gracia sea con vosotros. Amén”. Es plural y muestra que la carta también tenía como
propósito la orientación y bendición de la congregación en Efeso. “Gracia” es parte del
saludo con el cual Pablo inicia sus cartas. Significa el favor divino inmerecido y que provee
la salvación, la santificación, la capacidad para el servicio a Dios y la eternidad con el
Salvador.
¡PENSEMOS!
¿Qué se puede aprender de la vida de Demas? ¿de Marcos? ¿de Lucas? ¿Qué
aprendemos en este pasaje acerca de cómo debemos apoyarnos y ayudarnos los
cristianos? ¿Tiene algunas necesidades semejantes a las de Pablo? ¿Saben algunos que
las tiene? ¿Tiene semejantes necesidades algún otro cristiano cerca de usted? Si es así,
¿cómo podría ayudar a llenarlas?
Ahora que ha estudiado toda la carta, se recomienda que la lea de nuevo, orando para
que el Señor le dé una perspectiva fresca y personal del mensaje que Pablo envió a
Timoteo. ¿Cuáles son las lecciones más importantes que aprendió de 2 Timoteo acerca
de:
1. El carácter de Dios.
2. El carácter de un líder cristiano.
3. Las responsabilidades de un líder cristiano.
4. Las características de una iglesia sana.
5. Los obstáculos al crecimiento de la iglesia.
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