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04-04-2018

¿Cristo fue al cielo en su muerte o descendió al hades, al seno de Abraham?

Se dice que Jesús simplemente estuvo muerto, pues el muerto nada sabe. Se dice que fue
al infierno a predicar. Se dice que fue al seno de Abraham. Se dice también que Jesús fue
al paraíso (cielo).

Para dar inicio con esto, primeramente veo necesario repasar los conceptos básicos e
históricos relacionados con este tema, con el fin de que el nos resulte más evidente la
respuesta que buscamos.

Para esto haré uso, principalmente del libro de Louis Berkhof (1949) "Teología
Sistemática".

¿Qué es la muerte?

A grandes rasgos es la separación del cuerpo y del alma/espíritu. La muerte pone fin a
nuestra vida presente y a nuestro cuerpo natural. Sin embargo, ¿qué pasa con el alma?

La fe de la iglesia primitiva y hasta el día de hoy siempre ha sido que, el alma continua
viviendo aún después de su separación con el cuerpo.

¿Entonces el alma es inmortal?

La inmortalidad del alma.

Berkhof (1949) hace cuatro distinciones sobre la palabra Inmortalidad:

La primera dice "1. En el sentido más absoluto de la palabra, la inmortalidad solo se le


atribuye a Dios" (p. 850). (1 Tim. 6:15). Menciona, que la inmortalidad como tal, o sea
como atributo completo o en su máxima potencia, sólo puede ser atribuido a Dios.

Al fin y al cabo él posee el cien por ciento de todos los atributos. Él es el más bondadoso,
el más justo, el más santo, etc., y para ser lo más fieles posibles no diremos "es el más"
sino "Él ES", es decir, él es bondad, él es justicia, él es santidad, él es inmortalidad; él
comprende en sí mismo la totalidad de esos conceptos/atributos.

La segunda dice "2. La inmortalidad en el sentido de una existencia continua o


interminable también se atribuye a todos los espíritus, incluyendo el alma humana" (p.
850).

Aquí el término hace referencia a que cuando el ser humano muere el cuerpo se disuelve,
más el alma no participa de tal disolución y añade lo siguiente:
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Esta idea de la inmortalidad del alma está en perfecta armonía con lo que la Biblia enseña
acerca del hombre, pero la Biblia; la religión y la teología no están primordialmente
interesadas en esta inmortalidad puramente cuantitativa e incolora, - la mera existencia
continuada del alma (Berkhof, 1949, p. 850, 851).

Básicamente, Berkhof se refiere a que, si bien, este término de inmortalidad concuerda


con lo la biblia enseña, no es en lo que la teología o Dios está interesado. Porque sí, tu
alma es inmortal; pero lo que Dios quiere es que tengas vida eterna juntamente con él, y
no castigo eterno. De esta manera, Berkhof considera que la inmortalidad es puramente
cuantitativa, solo refleja una cantidad de años (que son eternos); pero sin color alguno; en
cambio la vida eterna es considerada como cualitativa, pues no se trata de cuantos tiempo
tengas vida (aunque también es eterna) sino de con quién tendrás vida, lo cual ya no es
una mera existencia continuada del alma, sino la vida en conformidad con Dios.

La tercera dice "3. El término inmortalidad se usa en lenguaje teológico para designar
aquel estado del hombre en el que queda completamente libre de las semillas de la
decadencia y de la muerte. (p. 852)".

Aquí dice que el hombre era inmortal antes de la caída; pero que, aunque no estaba
sujeto a la muerte si estaba propenso a ella.

La cuarta dice "4. La palabra inmortalidad designa en forma especial en el lenguaje


escatológico, aquel estado del hombre en que se encuentra impenetrable a la muerte y de
ninguna manera puede convertirse en pera suya. (p. 852)".

Básicamente dice que el hombre no era, o nunca fue inmortal en su creación, aunque
haya sido creado a la imagen de Dios; sino que la inmortalidad habría sido el resultado si
Adán hubiera cumplido con la condición del pacto de obras.

Testimonio de la revelación general acerca de la inmortalidad del alma.

Posteriormente Berkhof (1949) enlista una serie de argumentos en favor de la vida futura,
y que, aunque no den una conclusión en sí, son testimonios importantes en favor de esta
postura.

1. Argumento Histórico. Se dice que el consensus gentium es igual de grande en cuanto a


la inmortalidad del alma como lo es con la existencia de Dios. Esto significa, y aunque son
meras especulaciones (aunque también basadas en consensos), que la creencia de la
inmortalidad del alma se encuentra entre todos los seres humanos en general, como si se
tratara de algo inherente de la humanidad y que no depende de algún conocimiento que
alguien te pudo haber transmitido, igual que con la existencia de Dios. En Romanos 1:19-
21 Pablo, básicamente dice que todo ser humano sabe que hay un Dios, pues su poder,
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sus atributos, Él mismo, se hace visible desde que creó el mundo, por el simple hecho de
crearlo y por todas las cosas que creó. En este argumento histórico de la inmortalidad del
alma aplica la misma lógica en cuanto a la existencia de Dios. Berkhof (1949) dice que
saber que el alma es inmortal viene naturalmente "parecería que una noción tan común
puede solamente considerarse como un instinto natural o como algo envuelto en la íntima
constitución de la naturaleza humana" (p. 852).

2. Argumento metafísico. Ese argumento se basa en que el alma, al ser una entidad
espiritual (intangible), siempre será indisoluble, a diferencia de cuerpo, que es materia, y
que se transforma en polvo. Por lo tanto la descomposición del cuerpo no trae consigo la
destrucción del alma.

De hecho recuerdo alguna vez, en Breaking Bad (2008), qué el buen Walter estaba
haciendo cálculos sobre los pesos de cada elemento químico que conformaban el 100%
del ser humano, y le hacía falta el 0.111958%, según él no faltaba nada, pero al mismo
tiempo sabía que algo debía faltar, y pensó en la posibilidad de que fuera el alma. Según
mi lógica el alma no debería pesar porque no es materia; pero eso también significaría que
"lo espiritual" no puede ejercer fuerza física (fuerza desde el punto de vista de la física),
porque al no tener peso no se puede aplicar fuerza; i don't know. Muchas cosas son tan
infinitas que no las podemos comprender.

3. El tercero es el argumento teleológico. Este argumento se basa en los deseos,


aspiraciones, apetitos, anhelos, etc., del ser humano. Dice que el ser humano jamás
alcanza a desarrollar el máximo potencial de las cosas a las que aspiran y/o desean, y que
por lo tanto no sería lógico que Dios haya puesto la posibilidad de desear tantas cosas
inalcanzables solo para que el ser humano terminara fracasando en su cumplimiento. Sino
que Dios debió de haber provisto de una vida futura en la cual el ser humano pudiera
estar desarrollado por completo.

4. El último es el argumento moral. Este argumento se basa en los principios de


moralidad y de justicia. Dice, básicamente que, el mundo está lleno de injusticias, de
perversiones, de desigualdades, malas distribuciones de los bienes, que los malos
prosperan más que los buenos, etc., y que por lo tanto debe existir un lugar después de la
muerte, en el que reine la justicia, y en el que queden recompensadas todas las
desigualdades de la vida mortal.

Sin embargo estos argumentos no sirven como base solida para que un reformado crea lo
que cree, pues son simples especulaciones, creencias de hombres sin respaldo o sustento
Divino.
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El testimonio de la revelación especial de la inmortalidad


del alma
Como vimos al principio, las Escrituras hablan de Dios como el único que tiene
inmortalidad (1 Tim. 6:15) y nunca afirma de manera explícita que el alma del hombre es
inmortal. Así que, cuidado con los testigos de Jehová cuando te pregunten por un solo
pasaje que muestre de manera explícita que el alma es inmortal.

Aunque la Biblia no afirme explícitamente que el alma del hombre sea inmortal, y no
procure probarlo de alguna manera formal, así como tampoco procura presentar prueba
formal de la existencia de Dios, esto no significa que la Biblia niegue, o contradiga, o aun
ignore la inmortalidad del alma. Claramente reconoce en muchos pasajes que el hombre
continúa su existencia consciente después de la muerte. De hecho la Biblia trata la verdad
de la inmortalidad del hombre de manera muy semejante como lo hace con la existencia
de Dios, es decir, la considera como un postulado indiscutible. (Berkhof, 1949, p. 853).

La doctrina de la inmortalidad en el antiguo testamento.

Las Escrituras, son Revelación de Dios mismo, al cual le agradó en su sabiduría y


providencia revelárnosla de manera gradual, es decir, que cada vez que avanzaba su
revelación, ésta se iba volviendo más clara, más comprensible. Por lo que es razonable
que la doctrina de la inmortalidad pudo revelarse con más claridad únicamente después
de la resurrección de Cristo (2 Tim. 1:10), o sea, en el nuevo testamento. Berkhof (1949)
nos recuerda esta gran verdad en cuanto a la interpretación de las Escrituras que muchas
veces pasamos por alto, y es que: siempre, tanto el antiguo como el nuevo testamento
deben dar evidencia de estar de acuerdo en cuanto a una doctrina, aunque sea evidente
que en el antiguo testamento será menos perceptible; pero ahí debe estar: el antiguo
testamento fue sombra de lo que había de venir.

Berkfoh (1949) menciona que el antiguo testamento implica de varias manera la


continuada y consciente existencia del hombre en: su doctrina de Dios y del hombre; en
su doctrina del Sheol; en sus frecuentes advertencias en contra de la consulta a los
muertos; en su enseñanza respecto a la resurrección de los muertos; en ciertos pasajes
que hablan del gozo del creyente en la comunión con Dios después de la muerte.

1. En su doctrina de Dios y del hombre. El pueblo de Israel tenía la esperanza de la


inmortalidad fundada sobre la base de Dios como Creador y Redentor. Berkhof (1949)
utiliza algunas especulaciones bastantes lógicas que se basan en el conocimiento que
Israel tenía sobre su Dios: Dios viviente, eterno, fiel, gozo, paz, satisfacción, perfección y
lanza una serie de preguntas:
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¿Podrían haber suspirado en pos de Él como lo hicieron, se habrían entregado a El por


completo en la vida y en la muerte, y habrían cantado de Él como su porción eterna, si
hubieran sentido que todo lo que les ofrecía no era sino un breve palmo de tiempo?
¿Cómo podrían haber derivado verdadero consuelo de la prometida redención de Dios, si
hubieran considerado a la muerte como el fin de su existencia? Además, el Antiguo
Testamento representa al hombre como creado a la imagen de Dios, creado para la vida y
no para la muerte. (Berkhof, 1949, p. 854)

Y termina:

A distinción del bruto, el hombre posee una vida que trasciende al tiempo y que ya
contiene dentro de sí misma una prenda de inmortalidad. El hombre fue hecho para tener
comunión con Dios, es un poco menor que los ángeles y Dios ha sembrado la eternidad en
su corazón, Ecl. 3: 1 (Berkhof, 1949, p. 854).

2. En su doctrina del Sheol. Más adelante nos adentraremos en la doctrina del Sheol; pero
aquí lo importante es que en el antiguo testamento se hace referencia a este lugar, al cual
van las personas cuando mueren y que pueden estar ahí, ya sea en mayor o menor estado
de consciencia Sal 16:10, 49:14, 15.

3. En sus advertencias en contra de la consulta a los muertos. La Escritura no dice que


sea imposible consultarlos: como puede que si, como puede que no; sin embargo si nos
muestra que esta práctica es condenada, lo cual a su vez nos hace creer que existe la
posibilidad de que se puedan hacer tales prácticas; pero sobre todo, nos hace entender,
también, que continúan vivos, no en cuerpo, pero si en espíritu. Algunos pasajes Lev.
19:31, 20:27; Deut. 18:11; Isa 8:19; 29:4.

4. En su enseñanza respecto a la resurrección de los muertos. Berkhof (1949) menciona


que esta doctrina (resurrección de los muertos) no se enseña explícitamente en el
pentateuco, sin embargo utiliza la referencia de Cristo de éxodo 3:6 en Mateo 22:31-32.
Básicamente Dios le decía eso a Moisés, le estaba hablando de Abraham, Isaac y Jacob, no
como muertos, sino como vivos; y Cristo vino a reafirmar y/o hacérnoslo evidente en el
nuevo testamento citando éxodo 3:6 y añadiendo "Dios no es un Dios de muertos, sino de
vivos". Algunos pasajes Job 19: 23-27; Sal 16: 9-11; 17: 15; 49: 15; 73:24; Isa. 26:19; Dan.
12:2.

5. En ciertos pasajes que hablan del gozo del creyente en la comunión con Dios después
de la muerte. Dice el buen Berkhof (1949) que son los mismos pasajes del punto anterior
je je Job 19: 25-27; Sal 16: 9-11; 17: 15; 73: 23, 24, 26.

La doctrina de la inmortalidad en el nuevo testamento.


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Como mencionamos más arriba, en el nuevo testamento se hace más evidente la doctrina
de la inmortalidad, por lo que las pruebas se multiplican y se refieren: a la sobrevivencia
del alma; a la resurrección mediante la cual el cuerpo se hace partícipe de la existencia
futura; a la vida bienaventurada de los creyentes en comunión con Dios.

1. A la sobrevivencia del alma. Se enseña con mucha claridad la continuidad de la


existencia tanto de buenos (Mat. 10: 28; Luc. 23: 43; Jn. 11: 25 y siguientes; 14: 3; 2 Cor, 5:
1), como de malos (11: 21-24; 12: 41; Rom. 2: 5-11; 2 Cor. 5: 10).

2. A la resurrección mediante la cual el cuerpo se hace partícipe de la existencia futura.


Se nos enseña en el nuevo testamento que, el cuerpo también participa de la nueva vida
en comunión con Dios (Luc. 20:35,36; Jn. 5:25-29; I Cor. 15; I Tes. 4:16; Fl. 3:21). Sin
embargo, para el que hizo lo malo también habrá una renovada y continuada existencia
del cuerpo, sin embargo muy difícilmente podría llamarse vida, la Escritura le llama
muerte eterna (Juan 5:29; Hech. 24:15; Apoc. 20:12 15).

3. A la vida bienaventurada de los creyentes en comunión con Dios. Hay muchos pasajes
en los cuales se hace claramente visible que la existencia de los creyentes no es
meramente terrenal, sino que continua después de esta tierra, con una vida
completamente en éxtasis en comunión con Dios y con Cristo (Mat. 13:43; 25:34; Rom.
2:7, 10; 1 Cor. 15:49; Fil. 3:21; 2 Tim. 4:8; Apoc. 21:4; 22:3,4.).

Principal objeción a la doctrina de la inmortalidad.

Según Berkhof (1949), la principal objeción tiene que ver con la filosofía psicológica.
Menciona que se argumenta que la mente o alma no tiene existencia substancial
independiente, o sea que es indivisible al cuerpo, no puede existir el alma o la mente si el
cuerpo deja de funcionar "El cerebro del hombre es la causa que produce los fenómenos
mentales, precisamente como el hígado es la causa que produce la bilis. La función no
puede persistir cuando el órgano decae" (p. 856), esto significa que esta objeción
considera que la mente o alma es producto de los procesos del cerebro.

Sustitutos para la doctrina de la inmortalidad personal.

Berkhof (1949) considera que el deseo de la inmortalidad es inherente al ser humano


(como mencionamos más arriba) y que aún aquellos que no creen en la inmortalidad,
argumentando en la ciencia, creen en otro tipo de inmortalidades, meramente simbólicas;
pero con las cuales buscan sustituir la doctrina de la inmortalidad personal. Estas son:

1. La inmortalidad de la raza. Dice Berkhof (1949) que muchos se consuelan con la idea de
que ellos perdurarán y continuarán viviendo en la posteridad en sus hijos, nietos, etc. Esto
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quiere decir que hay quienes consideran que una parte de ellos siempre se transmite de
generación a generación, o sea, a la descendencia; por lo tanto, en este sentido, perduran
por toda la vida. Por ejemplo rasgos distintivos (físicos o psicológicos) de un padre a un
hijo, a un nieto, etc.

2. La inmortalidad de la conmemoración: Esta está buena je je. Muchas personas


consideran que la única manera en que ellos pueden permanecer vivos aún después de su
muerte es si son recordados por aquellas cosas que hicieron. De esta manera
permanecerán en la mente y corazón de aquellos que recuerden las hazañas de quién ha
muerto.

3. La inmortalidad de la influencia. Esta está más buena y es muy parecida a la anterior.


"Si un hombre deja su huella en la vida, y ejecuta algo que será de valor duradero, su
influencia continuará mucho después de que él se haya ido" (p. 857). Por ejemplo, Juan
Calvino murió hace poco más de 450 años, sin embargo, aunque muerto, sigue ejerciendo
influencia en la vida de muchas personas, mucho más influencia que alguien que pudiera
estar vivo. Hay que aclarar que desde una perspectiva humana él tiene (Calvino) esa
influencia. Desde una perspectiva teológica la influencia es del Espíritu Santo a través de
Juan Calvino. También considero importante que, tanto en la inmortalidad de la
conmemoración como en la de la influencia; pero más en la de la influencia, en muchas
ocasiones se habla/escribe en tiempo presente, como si la persona aún siguiera viva
físicamente; por eso subrayé en negritas cinco renglones atrás.

La recuperación de la fe en la inmortalidad.

"En la actualidad la interpretación materialista del universo está abriendo camino a una
interpretación más espiritual; y el resultado es que está ganando aceptación una fe en la
inmortalidad personal" (p. 857). Berkhof (1949) sostiene que algunos hombres de ciencia
ya consideran la posibilidad de que el alma exista como independiente al cuerpo y no solo
como una función que ha sido producida, en este caso, por el cerebro. Por lo que el
cerebro, no necesariamente corresponde a una función productiva, sino que puede ser
una función permisiva o transmisiva, es decir que el cerebro solo sea el canal por el cual,
el alma se comunica.

El cerebro puede nada más transmitir, y en la transmisión pasarán el color y el


pensamiento, precisamente así como un cristal coloreado, un prisma, o unos lentes
refractarios pueden transmitir la luz y al mismo tiempo determinar su color y dirección. La
luz existe independientemente del cristal o de los lentes; así el pensamiento existe
independiente del cerebro. James llega a la conclusión de que uno puede, en estricta
lógica, creer en la inmortalidad (Berkhof, 1949, p. 857).
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El estado intermedio
El concepto bíblico acerca del estado intermedio
Los creyentes entre la muerte y la resurrección según la explicación bíblica.

La posición de las iglesias reformadas es que, cuando uno muere, inmediatamente entra al
cielo:

¿Qué consuelo te proporciona la resurrección del cuerpo? Que después de esta vida no
sólo mi alma será inmediatamente llevada a Cristo, su cabeza; sino también este mi
cuerpo, será levantado por el poder de Cristo, se unirá de nuevo con mi alga, y será hecho
semejante al glorioso cuerpo de Cristo" (Catecismo de Heidelberg, 1563, p.26).

La confesión de fe de Westminster (1998) dice "Las almas de los justos, siendo entonces
hechas perfectas en santidad, son recibidas en los más altos cielos en donde contemplan
la faz de Dios en la luz y gloria, esperando la completa redención de sus cuerpos" (p. 95).

La segunda confesión Helvética (1566) dice "Creemos que los fieles después de morir el
cuerpo, van directamente a Cristo"(p. 73).

Pablo (2 Co. 5:8) dice que quisiera estar ausente del cuerpo y presente al Señor. A los
filipenses les dice que desea partir y estar con Cristo (Fil. 2:23).

Jesús le dio la seguridad al ladrón de estar ese mismo día en el paraíso (Lc. 23:43). A la luz
de 2 Cor. 12:3,4, paraíso puede ser un nombre al que se le da al cielo.

La explicación bíblica del estado de los malvados entre la muerte y la


resurrección.

La confesión de fe de Westminster también dice que:

Las almas de los malvados son arrojadas al infierno, en donde permanecen atormentadas
y envueltas en densas tinieblas, en espera del juicio del gran día. Fuera de estos dos
lugares para las almas separadas de sus cuerpos, la Escritura no reconoce ningún otro
(Confesión de fe de Westminster, p. 95, 1998).

La segunda confesión Helvética (1566) dice "De igual manera creemos que los incrédulos
son arrojados de inmediato al infierno, de donde no hay regreso posible para los malvados
mediante ninguna clase de oficios de aquellos que viven" (p.73).
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La Biblia arroja muy poca luz directa sobre este asunto. El único pasaje que realmente
puede venir aquí a consideración es el de la parábola del rico y Lázaro en Luc. 16, en donde
hades denota infierno, el lugar del tormento eterno. (Berkhof, 1949, p. 860)

Sin embargo, lo que es evidente es que si el justo entra en un estado eterno de inmediato,
significaría que esto también es cierto para el malo.

"Dejemos fuera de consideración en este lugar un par de pasajes que son de


interpretación dudosa, es decir, I Ped. 3:19; II Ped. 2:9" (p. 860).

Sin embargo al final trataremos de exponerlos.

La doctrina del estado intermedio en la historia.

Berkhof (1949) menciona que durante los primero años de la iglesia cristiana se pensó
muy poco sobre el estado intermedio, debido a que se pensaba que la segunda venida
sería pronto, por lo que no se le dio mucha importancia. El problema surgió cuando se dijo
que Jesús no vendría de inmediato. Los padres primitivos se encontraban ante una
paradoja, pues no sabían cómo reconciliar el juicio individual y la retribución a la hora de
la muerte, con el juicio general y la retribución después de la resurrección "Atribuir
demasiada importancia al primero parecería como que se despojara al otro de
importancia, y viceversa"(p. 861).

Berkhof (1949) menciona que no hubo unanimidad entre los padres de la iglesia primitiva,
por lo que, la mayoría de ellos prefirió resolver esa dificultad aceptando un estado
intermedio entre la muerte y la resurrección. A grandes rasgos, y con pequeñas
variaciones entre los diversos teólogos, se aceptaba un hades, en el cual los justos recibían
una pequeña porción de lo que recibirían en el cielo, y de igual manera, los malos recibían
una pequeña porción de sufrimiento de lo que recibirían en el infierno. Entre estos
teólogos se encuentran Justino Mártir, Ireneo, Tertuliano, Novaciano, Orígenes, Gregorio
de Niza, Ambrosio y Agustín.

"En la escuela alejandrina la idea del estado intermedio pasó a entenderse como una
purificación gradual del alma. Y esto con el correr del tiempo preparó el camino para la
doctrina católico romana del purgatorio" (p. 861).

Sin embargo, hubo también quienes afirmaban que las almas de los justos iban
directamente al cielo después de la muerte, entre ellos se encuentran Gregorio
Nacianceno, Eusebio y Gregorio el Grande.

"En la Edad Media la doctrina del Estado Intermedio se conservó, y en relación con ella la
iglesia católico romana desarrolló la doctrina del purgatorio" (p. 861).
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Surgió también otra idea, la llamada Limbus patrum, en la cual, los santos del AT
permanecieron detenidos hasta que Cristo resucitó.

Sin embargo, los reformadores rechazaron la doctrina del purgatorio, la de Limbus


patrum, y cualquiera que hiciera referencia a un lugar intermedio entre la muerte y la
resurrección.

"Sostuvieron que los que murieron en el Señor entraron de inmediato a la


bienaventuranza del cielo, en tanto que aquellos que murieron en sus pecados bajaron de
inmediato al infierno"(p. 861).

Durante el Siglo XIX varios teólogos especialmente en Inglaterra, Suiza y Alemania


abrazaron la idea de que el estado intermedio es uno de más amplia probación para
aquellos que no aceptaron a Cristo en esta vida. Algunos hasta el presente sostienen este
concepto, y es la creencia favorita de los universalistas (Berkhof, 1949 p. 862.)

La construcción moderna de la doctrina del Sheol - Hades.

Primeramente, el término Sheol es la transliteración del hebreo ‫ שְׁ אויל‬al


español/castellano, que significa mundo de los muertos, según la concordancia Strong
(1890) y se refiere a un estado de muerte; pero también indica un lugar de existencia
consciente después de la muerte, según el diccionario Vine NT (1984). Por otra parte, el
término Hades es la transliteración del griego ἅδης al español/castellano, que es el lugar o
estado de las almas que han partido, según la concordancia Strong (1890) y se refiere
prácticamente a lo mismo que el hades. Se puede decir que Sheol (en hebreo) significa lo
mismo que Hades (en griego). Jesús, en Mateo 11:23 menciona un pasaje de Isaías (Isa.
14:13-15) en el que traduce a Sheol como Hades, "refiriéndose al mismo lugar de
existencia consciente y de juicio" (1984).

Berkhof (1949) considera que en la actualidad casi prevalece la idea de que el concepto
Sheol (del AT, o Hades del NT) se tomó prestado de la creencia gentil que habla sobre un
bajo mundo. Por lo tanto, según esta creencia, tanto los justos como los malos, a la hora
de su muerte entran en la morada de las sombras, un lugar del olvido, como un vago
reflejo de la vida en la tierra.

El bajo mundo en sí mismo no es un lugar de recompensa ni un lugar de castigo. No está


dividido en diferentes compartimientos para los buenos y para los malos, sino que es una
región sin distinciones morales; es un lugar de consciente debilidad y de soñolienta
inactividad, en donde la vida ha perdido todos sus intereses, y su gozo se ha convertido en
tristeza. (Berkhof, 1949, p. 862)
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Sin embargo, también hay quienes opinan que el AT representa al Sheol como la morada
permanente de todos los muertos, ya sean buenos y malos; y también quienes opinan que
para los buenos es una esperanza de escapar.

También nos podemos encontrar con explicaciones algo diferentes de lo que es el


concepto del AT, y en ella, Sheol se representa como un lugar dividido: el paraíso y el
infierno. En el primero están todos los judíos o aquellos que guardaron fielmente la ley; y
en el segundo todos los gentiles. Los judíos serán liberados del sheol cuando venga el
Mesías, mientras que los gentiles permanecerán ahí para siempre.

La contraparte de este concepto en el NT acerca del Sheol se encuentra en la explicación


del hades. En el NT no se sostiene que los hebreos albergaban la noción de un bajo
mundo, ni que los escritores de la biblia se acomodaran formalmente en sus explicaciones
a los conceptos de los gentiles; sino que se afirma el concepto bíblico del estado
intermedio, del cual Sproul (1996) dice "se refiere a nuestra presencia consciente con
Cristo en el cielo, como almas sin un cuerpo, durante el período entre nuestra muerte y la
resurrección de nuestros cuerpos", además añade "El estado intermedio es mejor que
nuestro estado actual pero no tan maravilloso como nuestro estado final" y por último
dice "No hay una segunda oportunidad de arrepentimiento después de la muerte".

Crítica de esta explicación moderna.

Es posible, dice Berkhof (1949), que esta idea de estado intermedio "fue más o menos la
idea corriente en el pensamiento popular hebreo" y que por lo tanto "debe haber dado
surgimiento a algunas descripciones figuradas del estado de los muertos" (p. 863). De esta
manera, creer en el estado intermedio resulta difícil considerarse, si es que crees
plenamente en la inspiración de las Escrituras, puesto que (el estado intermedio de la
explicación moderna) contradice las explicaciones bíblicas de que los justos entran de
inmediato a la gloria, y que los malvados entran de inmediato al infierno.

Consideraciones en contra de este concepto.

1. Surge la pregunta, si el concepto de sheol-hades, ahora tan ampliamente considerado


como bíblico, ¿es verdadero o no?

Si fue verdad en algún tiempo, cuando los libros de la biblia fueron escritos, pero en la
actualidad ya no lo es, la pregunta es ¿Por qué ya no es verdad? ¿Qué sucedió?

Si nunca fue verdad y siempre un falso concepto ¿cómo pudo contemplarse este concepto
erróneo y enseñarse como una verdad por los escritores inspirados de la biblia?
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Puede decirse que en aquel tiempo, para los escritores de la biblia, los conceptos
utilizados tenían coherencia y sentido preciso en lo que querían comunicar, y siempre en
la medida de lo que a ellos les era revelado. Todos los santos y aún los escritores
emplearon lenguaje que en sí mismo, y sin considerar otras enseñanzas claras de las
escrituras, podrían interpretarse de otra manera.

¿Estuvieron en error estos escritores inspirados cuando hablaron de que tanto los justos
como los injustos descendían al sheol? Puede decirse que hubo desarrollo en la revelación
respecto al destino futuro del hombre, y no tenemos razón para dudar eso en cuanto a
este punto, como en cuanto a muchos otros, de que aquello que al principio fue oscuro,
gradualmente ganó en precisión y claridad; pero esto ciertamente no significa que la
verdad se hubiera desarrollado de la falsedad (Bekhof, 1949, p. 863).

Básicamente, se puede decir que, en el AT había verdades que aún necesitaban verse a
través de la luz de Cristo y/o que necesitarán de más conocimientos, para poder
comprenderlas en su totalidad. Cómo por ej. cuando el sol de detuvo; ese relato fue
escrito por un hombre inspirado por Dios, sin embargo sabemos que aunque el relato dice
que el sol se detuvo, no fue así, sino la que se detuvo fue la tierra en su movimiento de
rotación. ¿Entonces la biblia dice mentiras? No, simplemente se desconocía el movimiento
de rotación de la tierra.

2. Si la explicación bíblica del Sheol-Hades es realmente un lugar neutro, sin distinciones


morales, sin bendiciones por una parte y sin penas por otra, un lugar al que todos
descienden por igual ¿Cómo pudo el AT sostener el descenso de los malvados al sheol
usándolo como una advertencia, tal como lo hace en diversos lugares? , Job 21:13; Sal
9:17; Prov. 5:5; 7:27; 9:18; 15:24; 23:14? ¿Cómo puede hablar la Biblia acerca de la ira de
Dios que arde allí?, Deut. 32: 22, y, ¿Cómo puede usar el término sheol como sinónimo de
abaddon es decir, destrucción?, Job 26: 6; Prov. 15: 11; 27: 20. Este es un vocablo fuerte,
que se aplica al ángel del abismo en Apoc. 19: 11 (Berkhof, 1949, p. 864).

Muchos, dice Berkhof (1949), prefieren no complicarse mucho tratando de resolver estas
preguntas, y optan por considerar al Sheol como un estado neutro, asumiendo que ese
lugar era considerado como un bajo mundo con dos divisiones, llamadas en el NT Paraíso
y Gehena, el primero para los justos y el segundo para los malos. Sin embargo esto no
concuerda con el AT, pues, aunque habla del Sheol como un lugar de castigo para los
malos, jamás asume tal división.

3. Si el descenso al Sheol era la sombría contemplación del futuro, no sólo de los


malvados sino también de los justos: ¿Cómo podemos explicar las expresiones de gozo
ante la muerte como en Núm. 23: 10; Sal 16: 9, 11; 17: 15; 49: 15; 73: 24, 26; Isa. 25: 8; 1
Cor. 15: 54; Heb. 11: 13-16?
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En muchos pasajes, tanto del antiguo como del nuevo testamento se ve claramente el
panorama de felicidad de los creyentes en el futuro.

Berkhof (1949) menciona que "se ha sugerido que los creyentes del Nuevo Testamento
gozaron de privilegios sobre todos los del Antiguo Testamento recibiendo una inmediata
entrada a la bienaventuranza del cielo. Pero puede preguntarse correctamente, ¿qué base
hay para! hacer semejante distinción?" (p. 865).

4. Si la palabra Sheol siempre denota la región sombría a la que descienden los muertos
y nunca tiene otro significado, el AT, aunque cuenta con una palabra para cielo, no la
tiene para el infierno.

5. Ha habido diferencia de opinión entre los eruditos respecto a quién es el sujeto


preciso que desciende al Sheol.

Se sugiere una interpretación para Sheol-Hades

1. Las palabras Sheol y Hades no siempre indican un lugar, sino que con frecuencia de
utilizan para referirse al estado de muerte, el estado en el que el alma y el cuerpo se
separan. Sin embargo, este estado frecuentemente se concibe como local, como si de un
lugar se tratara, atribuyéndole rejas, llaves, etc. (Job 14: 13, 14; 17: 13, 14; Sal 89: 48; Os.
13: 14)

Puesto que tanto los creyentes como los incrédulos en la terminación de su vida entran al
estado de muerte, puede muy bien decirse, en sentido figurado, que sin distinción alguna
están en el sheol o en el hades. Están por igual en el estado de muerte (Berkhof, 1949, p.
867).

2. Cuando Sheol o Hades designan un lugar específico en el sentido literal de la palabra,


se refiere al infierno o a la tumba. (Sal 9; 17; 49: 14; 55: 15; Prov. 15: 11; 15:24; Luc. 16:23
(hades)). Bajar al Sheol se anuncia como castigo para el malo, por lo tanto si se considera
al Sheol como un lugar neutro se pierde el sentido de estas advertencias, pues no tendrían
caso alguno si todos se dirigieran al mismo lugar. Es por eso que surgió la idea de un Sheol
dividido; pero ya hemos visto que y tal creencia (del bajo mundo) se tomó prestada de los
gentiles y además que no tiene armonía con la biblia. Sin embargo, Berkhof (1948)
considera que se puede hablar de una división del Sheol; pero meramente en sentido
figurado y no literal "Sólo al referirnos a Sheol como al estado de muerte, podemos hablar
de sus dos divisiones; pero en este caso ya estamos hablando en sentido figurado"(p.
867).

Además, Sheol, tanto usado para referirse al estado de muerte o como a un lugar, siempre
está estrechamente relacionado con la muerte, y "Si el concepto bíblico de muerte se
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toma en su más profundo significado que es espiritual, se verá al momento que sheol no
puede ser la morada de las almas de aquellos que mueren en el Señor, Prov. 5: 5; 15: 11;
27: 20" (p. 868).

3. "En el Antiguo Testamento la palabra sheol se usa más veces para designar la tumba,
y menos veces para designar el infierno, en tanto que en el uso correspondiente de
hades, en el Nuevo Testamento, acontece lo contrario"(.p 868).

Las doctrinas católico romanas respecto a la morada del


alma después de la muerte.
El Purgatorio

Según la Iglesia Católica Romana, aquellos que se encuentren perfectamente puros a la


hora de su muerte entraran de inmediato al cielo; pero quienes no se encuentren
perfectamente puros, deben someterse a un proceso de purificación antes de poder
entrar al cielo.

El purgatorio no es un lugar de probación, sino de purificación y de preparación para las


almas de los creyentes que están seguros de su entrada definitiva al cielo; pero que
todavía no están aptos para entrar a la bienaventuranza de la beatífica visión (Berkhof,
1949, p. 869).

La duración del alma en el purgatorio no tiene un tiempo específico, como puede durar
poco, como puede estar ahí hasta el día del juicio. Sin embargo el tiempo puede acortarse
mediante las oraciones y buenas obras de los fieles en la tierra y por el sacrificio de la
misa. Se supone también que el papa tiene jurisdicción en ese lugar, por lo tanto puede
conceder indulgencias, aligerar los sufrimientos y hasta darlos por terminado.

El principal apoyo escritural para esta doctrina es 2 Macabeos 12: 42-45, sin embargo
somos reformados y sabemos que tal libro no pertenece al canon. Sin embargo, hay
también pasajes, del canon que si reconocemos, que se supone apoyan esta doctrina, Isa.
4: 4 Miq. 7: 8; Zac. 9: 11; Mal. 3: 2, 3; Mat. 12: 32; 1 Col. 3: 13-15; 15: 29. Evidentemente
no la apoyan; pero hacen una exégesis forzada (y hasta ridícula je je) para que dé la
sensación de que si la apoyan.

La doctrina no tiene ningún sustento bíblico (a menos que se force, pero pues eso no
cuenta) y descansa sobre varias premisas falsas (falsas porque tampoco tienen sustento
bíblico), como por ejemplo que:

1. Debemos añadir algo a la obra de Cristo.


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2. Nuestras buenas obras generan méritos, en el sentido estricto de la palabra.

3. Podemos ejecutar obras más allá de las prescritas por el deber.

4. La iglesia puede acortar, aliviar y aún, dar por terminados los sufrimientos en el
purgatorio.

El Limbus Patrum

Es el lugar, según la enseñanza Romana, donde las almas de los santos del AT estuvieron
detenidas en estado de expectación hasta el momento de la resurrección de Cristo. Por lo
tanto, ellos creen que Cristo, cuando murió en la cruz, descendió a ese lugar para
libertarles y llevarlos con él al cielo. Ésta es la interpretación romana de que Cristo
descendió al Hades. Hades, para los católicos romanos significa lo que ya hemos visto
anteriormente, un lugar a donde van todos los que mueren, pero que tiene dos divisiones,
una para los justos y otra para los malos. Y precisamente la división de los justos es lo que
se conoce como Limbus Patrum o mejor conocido por los judíos como Seno de Abraham
(Lc. 16:23) o paraíso (Lc. 23:43).

Limbus Infantum

Esta, según los católicos romanos es la morada de todos los niños que murieron si ser
bautizados. "Según la iglesia católica romana los niños no bautizados no pueden ser
admitidos al cielo, no pueden entrar al reino de Dios, Juan 3:5" (p. 870). Sin embargo, los
teólogos romanos, para no verse tan malvados pensaron en varias ideas, como por ej.,
que los niños podrían salvarse por la fe de sus padres, o que Dios podía mandar ángeles
para bautizarlos; sin embargo la idea que dominó fue la del Limbus Infanum, el cual está
excluido del cielo y a gran distancia del infierno, para que no llegue el calorcito. Ahí
permanecen los niños para siempre, sin esperanza de liberación.

El estado de las almas después de la muerte es de


existencia consciente
La enseñanza de la Escritura respecto a este punto

A este punto, parece evidente que la existencia después de la muerte es consciente. Sin
embargo hay quienes aún consideran que no lo es, argumentando (como anteriormente)
que la actividad de la consciencia depende del cerebro; pero como ya se mencionó
algunos párrafos atrás, no necesariamente debe ser así, puesto que el cerebro (según
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algunos hombres de ciencia) puede ser tan solo un instrumento y/o máquina guiada por el
alma.

Algunos ejemplos escriturales son la parábola de el rico y Lázaro (Lc. 16:19-31), donde
ellos platican y hacen referencia a la vida en la tierra. Pablo, también habla con toda
seguridad sobre una existencia descorporificada; pero consciente II Cor. 5:6-9; Fil. 1:23.

La doctrina del sueño del alma (Psychopannychy)

1. Definición: Sostiene el alma, después de la muerte continua existiendo; pero


inconscientemente. "No hay infierno, ni lugar de tormento eterno. La doctrina del sueño
del alma parece tener una fascinación peculiar para aquellos que encuentran difícil creer
en una continuación de la conciencia: sin contar con el organismo corporal" (p. 872).

2. Supuesta base escritural:

a. Con frecuencia se representa a la muerte con un sueño, argumentando que no


se puede tratar del cuerpo, sino del alma, Mat. 9:24; Hech. 7:60; 1 Cor. 15: 51; 1
Tes. 4:13.

Sin embargo, la biblia nunca dice que el alma cae en sueño o que el cuerpo
duerme. La explicación "se basa simplemente en la similaridad que existe
entre un cuerpo muerto y un cuerpo dormido. No resulta inadecuado que la Biblia
use este eufemismo para sugerir a los creyentes la consoladora esperanza de la
resurrección"(p.873). Pero, el punto más importante para rebatir esta idea, es que
la Escritura siempre representa a los creyentes gozando conscientemente en la
comunión con Dios y el Hijo después de la muerte. Luc. 16:19-31; 23:43; Hech.
7:59; lI Cor. 5:8; Fil. 1:23; Apoc. 6:9; 7:9; 20:4.

b. Algunos pasajes que enseñan que los muertos están en la inconsciencia, lo cual
resulta contrario a que el alma continua su existencia consciente, Sal 16:5; 30:9;
115:17; 146:4; Ecl. 9:10; Isa. 38:18, 19.

Los dos pasajes que parecen enseñar que el que muere está inconsciente
tienen claramente la intención de acentuar el hecho de que en el estado
de muerte el hombre no puede seguir tomando parte en las actividades del
mundo presente (Berkhof, 1949, p. 873).

Evidentemente, una persona muerta no podrá continuar con su vida terrenal,


incluyendo sus actividades, por lo tanto, los pasajes mencionados arriba tienen ese
sentido y no el de la inconsciencia.
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c. La Escritura enseña que el destino de los hombres será decidido después del
juicio final, por lo tanto en imposible pensar que el alma entre de inmediato a su
destino después de la muerte, Mat. 7:22, 23; 25:37-39,44; Juan 5:29; II Cor. 5:10;
Apoc. 20:12.

Muchas veces se considera que el destino eterno del hombre dependiera de una
prueba final el día del juicio general, sin embargo esto no es así. No se necesita
esperar hasta el juicio final para poder decidir si se recibirá el castigo o la vida (p.
"sino solamente para el anuncio solemne de la sentencia, y para la revelación de
la justicia de Dios en la presencia de los hombres y de los ángeles" 873).

d. Porque ninguno de los que se han levantado de entre los muertos ha dado un
relato de sus experiencias, por lo tanto, significa que permanecieron en estado
de inconsciencia.

Es verdad que no lo han hecho, sin embargo sólo es un argumento de silencio.


Además, la biblia enseña con claridad la existencia consciente de los muertos. Por
último, existe la posibilidad de que no hayan compartido sus experiencias debido a
que no les fue permitido, como Pablo menciona (2 Co. 12:4).

La doctrina del Aniquilacionismo y de la Inmortalidad condicional

Según estas doctrinas, los malos después de la muerte no tienen existencia consciente, si
de pura casualidad hubiera.

El Aniquilacionismo enseña que el hombre fue creado inmortal; pero que el alma que
peca, Dios le despoja de inmortalidad y por último, la destruye; o privada para siempre de
la consciencia, lo cual, prácticamente equivale a no existir.

La inmortalidad condicional enseña que el alma fue creada sin el don de la inmortalidad, y
solo puede alcanzar la inmortalidad creyendo en Cristo. Por lo tanto quién no cree en
Cristo, simplemente deja de existir o pierde toda consciencia.

Argumentos en favor de esta doctrina

Algunos de los argumentos se extraen del leguaje de algunos de los padres primitivos de la
iglesia, sin embargo, el apoyo principal se basa en las escrituras porque:

1. Enseña que Dios es el único inherentemente inmortal (1 Tim. 6:16).

2. Nunca se habla de la inmortalidad del alma en general, sino explica la inmortalidad


como un don de Dios para aquellos que creen en Cristo.
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3. Amenaza a los pecadores con la muerte y destrucción, afirmando que perecerán (Mal.
7:13, 10:28; Juan 3:16; Rom. 6:23; 8:13; II Tes. 1:9.).

Consideraciones de los argumentos anteriores.

Es evidente que estos argumentos no son conclusivos. Primeramente, el lenguaje de los


primeros padres no siempre es exacto, además, si tomamos en cuenta el pensamiento
especulativo de todas las épocas como un todo, ganaría por mucho la doctrina de la
inmortalidad.

1. Aunque Dios es el único que posee la inmortalidad de manera inherente; el hombre


posee una inmortalidad derivada del Creador.

2. En el segundo argumento se confunde "inmortalidad" con "vida eterna". La vida eterna


es un término utilizado para hacer referencia al don de Dios en Cristo, el cual los malos no
reciben. Sin embargo, esto no significa que el malo dejará de existir.

3. Evidentemente estos pasajes los interpretan de manera literal, cuando en realidad se


refiere al castigo eterno.

Contra Argumentos.

Como ya se hemos mencionado, es evidente que estas doctrinas están claramente


refutadas en toda la Escritura, pues enseña:

1. Que tanto los buenos como los malos existirán para siempre (Ecl.12:7; Mat. 25:46; Rom.
2:8-10; Apoc. 14:11; 20:10)

2. Que los malos sufrirán un castigo eterno, en el cual permanecerán eternamente y


sobretodo, conscientes de que están siendo castigados justamente por sus pecados.

3. Que habrá grados en el castigo de los malos, cosa que en la creencia de la extinción de
la consciencia todos son castigados por igual (Luc. 12:47, 48; Rom. 2:12).

El estado intermedio no es de mayor probación

Definición de la doctrina

La doctrina de "la segunda probación" entró en aceptación aproximadamente en el siglo


XIX, y básicamente enseña que aún en el estado intermedio, el hombre tendrá una
segunda oportunidad de creer o no en Cristo. "El estado eterno del hombre no quedará
irrevocablemente determinado sino hasta el día del juicio. La decisión hecha entre la
muerte y la resurrección decidirá, si uno ha sido salvado o no" (p. 877).
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Fundamento

Esta doctrina se basa de manera general en lo que se pudiera esperar del amor y justicia
de Dios y no de lo que las Escrituras enseñan. Sin embargo, la base bíblica principal se
basa en 1 Pedro 3:19 y 4:6, pasajes que se interpretan como si Jesús hubiera descendido al
hades a predicar. También, algunos otros se basan en que la incredulidad en Cristo es la
única manera base para ser condenado (Juan .3:18, 36; Marc. 16:15,16; Rom. 10:9-12; Ef.
4:18; II Pedro 2:3,4; 1 Juan 4:3.).

Los argumentos contrarias a esta doctrina

1. La biblia enseña claramente que después de la muerte el estado de incredulidad


queda completamente fijo (Luc. 16:19-31; Ecl.11: 3; Juan 8:21, 24; II Pedo 2:4, 9; Judas 7-
13).

2. También explica que el juicio final será determinado por las cosas que se hayan hecho
en la carne, y no las que se hayan hecho el estado intermedio (Mat. 7:22, 23; 10:32,33;
25:34-46; Luc. 12:47,48; II Cor. 5:9, 10; Gál. 6:7, 8; II Tes. 1: 8; Heb. 9:27).

3. Esta teoría también afirma que solo el rechazamiento consciente de Cristo y su


evangelio hace los hombres mueran. Esto no es bíblico, pues el hombre por naturaleza
está en continuo pecado, ofendiendo a Dios, lo cual lo convierte en digno de su
condenación. "El rechazamiento de Cristo, indudablemente, es un gran pecado, pero
nunca se explica como el único que conduce a la destrucción" (p. 879).

¿Entonces, qué hizo Cristo el "sábado"?


Cómo comente al principio, consideré necesaria toda la información anterior como marco
referencial, pues entendiendo los conceptos de "hades" "Sheol" "Estado intermedio" etc.,
será más evidente qué fue lo que sucedió con Cristo ese día.

Aquí es muy importante considerar que Cristo, cuando estaba a punto de morir le dijo al
malhechor que creyó en él "De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso".

Esta afirmación no la pondremos en tela de juicio, pues aunque mucho se diga de que en
realidad lo que dijo Jesús fue "De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso", no lo
creemos porque:

1. Cómo lo hemos visto a lo largo del estudio, la biblia enseña de manera


contundente la inmediatez del gozo de la salvación o del castigo eterno después
de la muerte.
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2. La fe de los reformadores y de la iglesia cristiana (verdadera) a lo largo de la


historia es que una vez que morimos, inmediatamente vamos al cielo.

3. Es incongruente decirle al malhechor que la afirmación que realizas en ese


preciso momento y en presencia de él, la estás haciendo ese mismo día.

4. En un momento tan crítico, en dónde no quedaban fuerzas para nada, sería un


poco ilógico tratar de utilizar más palabras (esto sólo es especulación).

Aceptando esto como verdad, entonces surge la siguiente cuestión ¿Fue Cristo al paraíso?
¿Qué es el paraíso? ¿Es lo mismo que el seno de Abraham? ¿Es el cielo?

Paredeisos (παράδεισος) Según Vine NT (1984) "es una palabra oriental, cuya mención
más antigua se encuentra en el historiador Jenofonte, y que denota los parques de los
reyes y príncipes persas... para la mente oriental expresaba la suma total de bendición".

Esta palabra se encuentra únicamente en Lc. 23:43; 2 Co. 12:14; y Ap. 2:7. Como hemos
visto arriba, esta palabra hace referencia a un huerto o parque sumamente hermoso.
Además esta palabra es utilizada en la Septuaginta (El AT traducido al griego) para
referirse al huerto del Edén. Por último paredeisos siempre es utilizada en el NT para
referirse al cielo.

Entonces, efectivamente, "Cristo, en su muerte, habiendo encomendado su espíritu al


Padre, fue de inmediato en espíritu al cielo mismo, la morada de Dios" (Vine NT, 1984).

Pero surge lo siguiente. En Juan 20:17 después de que Cristo resucita, le dice a María
Magdalena "No me toques, porque aún no he subido a mi Padre".

Esto resulta paradójico, pues él aseguró ir el mismo día al cielo, con el Padre, pero ahora
resulta que aún no ha subido al Padre.

La paradoja se resuelve haciendo el uso correcto de las palabras mencionadas, pues la


traducción en realidad no es muy buena.

Cristo dijo "No me toques" esta palabra japto ἅπτω, no significa literalmente tocar, sino a
aferrarse o asirse. De esta manera Cristo lo que en realidad dijo fue "No te aferres a mí, no
pases más tiempo conmigo".

Pero lo controversial es "porque aún no he subido a mi Padre". Cristo no se refería a que


cuando murió no fue al cielo con el Padre, sino se refería específicamente al momento de
la ascensión. Asimismo le daba a entender a María que no tenía de que preocuparse que
aún no se iba, y es cuando tiene sentido la primera parte.
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Evidentemente María estaba sorprendida, muy alegre y no quería dejar a Jesús por ningún
motivo, entonces Él le dijo: No te aferres a mí, no te preocupes, aún no me iré, estaré un
tiempo con ustedes, así que no te preocupes y ve y diles a mis hermanos que en unos días
me iré.

Este es un comentario de Reuben Archer (1990) que encontré, muy acertado del
verdadero sentido del versículo:

Spend no more time with me now in joyful gratulations. For I am not yet immediately
going to ascend to my Father; you will have several opportunities of seeing me again; but
go and tell my disciples that I shall depart to my Father and your Father (Archer, 1990,
s/p).

La traducción Unervi sería "Aguanta, yo sé que estás muy contenta de verme; pero aún no
subiré a mi Padre; tendrás muchas otras más chances de verme de nuevo; así que, por lo
pronto ve y dile a mis discípulos que partiré con mi Padre, y con tu Padre".

Entonces, de nuevo concluimos en que Cristo el día de su muerte fue a la morada


Celestial, con Dios.

Sin embargo continua habiendo pasajes que crean otra paradoja. ¿Si fue Cristo al Cielo, a
la morada con Dios? o ¿Fue a predicar al hades?

Los pasajes que se utilizan para afirmar tal creencia son Hch. 2:31; Efesios 4:8-10; 1 Ped.
3:19; 1 Ped. 4:6

Comencemos en orden, por los más facilitos.

PRIMERO
Hechos 2:31 " viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue
dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción".

Recordemos bastantes párrafos más atrás, en el apartado "Interpretación de Sheol-


Hades" que el significado hacía referencia al estado de muerte o a un lugar específico al
que van los todos los muertos por igual. En este caso, y siguiendo el contexto del pasaje,
cuando Pedro dice "hades" se refiere al lugar específico al que van todos los que mueren,
sin distinción alguna, es decir, la tumba.

Para que quede aún más claro, Pedro estaba haciendo referencia a David, diciendo que
cuando murió fue sepultado y menciona "y su sepulcro está con nosotros hasta el día de
hoy", para después contrastarlo con Cristo, de quién dice, este no fue dejado en el
hades/sepulcro, como David, sino que resucitó.
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El versículo termina con "ni su carne vio corrupción". Según la costumbre judía el cuerpo
de una persona empieza a descomponerse o ver corrupción al cuarto día de sepultado. Un
ejemplo es el de Lázaro, quien fue resucitado por Cristo al cuarto día, y ya hedía.

Sin embargo, el cuerpo de Cristo resucito aunque estuvo en el hades/sepulcro no fue


dejado ahí, sino que resucitó antes de que su cuerpo entrara en descomposición.

De esta manera terminamos con el primer versículo, que nos revela, en su sentido
principal y más importante que Cristo Resucitó. Esa es la enseñanza central del pasaje, y
ya implícitamente nos hace entender que Cristo no estuvo predicando en el hades o el
seno de Abraham.

SEGUNDO
1 Pedro 4:6 "Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos,
para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios".

Pedro se refería aquí a creyentes que habían oído y aceptado el evangelio, pero que ya
estaban muerto para cuando él escribió la carta. Por lo tanto, aunque habían muerto en
sentido físico, estaban vivos y triunfantes en su espíritu.

El versículo anterior nos da más luz a este pasaje, pues habla de que todos darán cuentas
a Dios, ya sean los vivos, o sea lo que aún están con vida en el momento en que Pedro
escribió la carta; o ya sean los muertos, aquellos que ya no existían más en este mundo
terrenal cuando Pedro escribió la carta.

Una vez más, Cristo no bajo el día sábado a predicar a los muertos.

TERCERO
Efesios 4:8-10:
Por lo cual dice: subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres. Y
eso de que subió, ¿Qué es, sino que también había descendido primero a las partes
más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de
todos los cielos para llenarlo todo (Efesios 4:8-10).

Subiendo a lo alto. Se refiere a la ascensión de Cristo al Cielo después de su victoriosa


resurrección.

Pablo hace referencia al salmo 68:18, el cual dice:


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Es un himno de victoria compuesto por David para celebrar la conquista de Dios


sobre la ciudad de los jebuseos conocida como Jerusalén y el ascenso triunfante de
Dios al Monte Sión. Después de un triunfo así, el Rey llevaría de regreso a la patria
todos los despojos de guerra así como los prisioneros . Aquí Pablo presenta a Cristo
mientras regresa de su batalla en la tierra para volver a la gloria de la ciudad celestial con
los trofeos de su gran victoria en el calvario. (MacArthur, 2011, p. 1659)

Llevó cautiva la cautividad. A través de su crucifixión y resurrección, Cristo venció a


Satanás o naturaleza de pecado, la maldición de la ley, y la muerte o separación que
teníamos en el Espíritu para con Dios.

Hermanos en Cristo, Cristo ha llevado cautivo todo lo que constituye nuestra cautividad. Él
ha derrotado al mal moral y ha dominado virtualmente a las dificultades y pruebas de esta
vida mortal. No hay nada en el cielo, ni en la tierra, ni en el infierno que pusiera pensarse
que esté en contra de los que quedamos ahora. Él ha suprimido todo eso. Cumplió toda la
ley. Quitó su maldición... El pecado, hermanos míos, fue llevado cautivo atado a las ruedas
del carruaje de Emanuel cuando ascendió. La muerte fue arrastrada al triunfo. La muerte
lo había atado, pero él rompió cada grillete, y ató a la muerte con sus propias ataduras.
(Spurgeon, 1871, p. 11,12).

Y dio dones a los hombres. Para culminar, Cristo debía irse para que así pudiera venir el
Consolador "Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me
fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré." Juan 16:7.

Toda la obra de salvación estaba hecha, Cristo había cumplido con lo necesario, sin
embargo hacían falta hombres que continuarán con la obra. En este sentido, el don del
Espíritu Santo nos llega por medio y después de la ascensión, en el pentecostés, con el fin

De perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Dios,
a un varón perfecto, a la medida de la estatura de de la plenitud de Cristo (efesios 4:12-13)

También había descendido primero a las partes más bajas de la tierra. Esta no es una
referencia a que fue a predicar a los espíritus del hades ni nada de eso, sino un contraste
que afirma que Cristo siendo Dios, se humilló a lo más vil encarnando como un ser
humano, y aún más su cuerpo llegó a lo que se consideraba lo más bajo de la tierra: el
Hades/tumba. Sin embargo el pasaje continua diciendo que ese mismo que se humilló
hasta lo más bajo, fue el mismo que ascendió y que está ahora en lo más alto de los cielos,
llenándolo todo.

Como lo comentaba más arriba, después de que Cristo ascendió tras haber cumplido la
obra de redención y las profecías ordenadas por Dios, mandó al Espíritu Santo, para que
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éste, capacitará a los creyentes para continuar con la labor, expandiéndola; pero sobre
todo, para llenarlos espiritualmente. Ya nada tiene potestad sobre el ser humano, pues
Cristo ha vencido y ha enviado a su Espíritu para que esté con nosotros hasta el fin del
mundo.

CUARTO
1 Pedro 3:19 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por
los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado
en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro
tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de
Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron
salvadas por agua.

La primera evidencia de que Cristo no bajo a predicar a los espíritus encarcelados es que
en ningún momento menciona que bajó.

Padeció. Se refiere a la ocasión específica en que Cristo sufrió en su sacrificio expiatorio y


vicario por el pecado.

Muerto en la carne. Evidentemente Cristo murió carnalmente, su cuerpo permaneció en la


tumba.

Vivificado en espíritu. La muerte de Cristo sólo fue en la carnal, su espíritu siguió con vida.

El propósito de Pedro era mostrar que aunque Cristo sufrió la muerte, esto, lejos de
terminar Su existencia o de destruir su influencia, meramente lo capacitó para tener la
energía y llevado a una vida activa en la esfera del espíritu. Su espíritu, en vez de perecer,
fue revestido con nuevos poderes de una vida renovada. En la muerte, este espíritu pasó a
una nueva esfera de existencia, por lo tanto, se dice que fue vivificado (Woods, p. 78,
1964).

En el cual también fue. Siguiendo el contexto del pasaje, Pedro estaba hablando del
Espíritu de Cristo, el cual no fue muerto sino que siguió con vida. Posteriormente continua
"en el cual" como diciendo "en ese mismo espíritu" (del versículo anterior) fue el que
predicó.

Predicó. Es un término general que atribuye la proclamación pública o un anuncio. La


concordancia Strong (1890) agrega "específicamente una verdad divina".

El pasaje no es claro en cuanto a que fue lo que se predicó.


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A los espíritus. Hace referencia al hombre fuera del cuerpo. Para el tiempo en que Pedro
escribió la carta, aquellos hombres de los que habla ya no estaban en un estado corporal,
sino espiritual.

Encarcelados. Es decir, bajo refrenamiento como seres malos. Encarcelados porque al


igual que todos los seres malos, a cauda de su desobediencia, esperan el dia del juicio
final.

Pedro no da información de si estos espíritus tenían cuerpo y si estaban encarcelados


cuando se les predicó. Sin embargo, el periodo cuando estos seres estaban vivos en la
carne y el tiempo en que fue la predicación se declara en el versículo siguiente.

Los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en
los días de Noé, mientras se preparaba el arca. Estos espíritus en algún tiempo tuvieron
cuerpos. En un periodo específico fueron desobedientes. Ese periodo fue mientras se
preparaba el arca. En ese periodo Cristo fue predicado a ellos.

Noé fue el instrumento para que el espíritu de Cristo (porque aún no encarnaba)
predicara.

El significado del pasaje, sería de esta manera: Cristo predicó en espíritu a los que hoy son
espíritus encarcelados, pero que en otro tiempo eran personas con cuerpos. Esta
predicación fue a través de Noé, mientras este construía el arca.

Esto es lo que yo considero que se acerca más a las Escrituras, sin embargo también hay
otra postura con muchos adeptos y es la siguiente:

Cristo entre la muerte y la resurrección, su espíritu viviente fue a los espíritus diabólicos
que estaban encadenados en el abismo y proclamó que aun en su muerte, Él había
triunfado sobre ellos (1 Ped. 3:19; Colosenses 2:14-15). Con espíritus encarcelados se
refiere a los ángeles caídos o los demonios que han permanecido atados debido a su
maldad y perversión y que han estado ahí desde el tiempo de Noé y que fueron enviados
ahí porque con su maldad transgredieron de forma inicua y severa los límites de la
tolerancia de Dios. Los demonios del tiempo de Noé se dedicaron a esparcir perversión y
alboroto en toda la tierra, al punto de llenar el mundo con sus actividades degeneradas y
viles que se oponían a la voluntad de Dios, lo cual incluyó pecados sexuales de todo tipo.
Tan fue así que ni siquiera 120 años en los que Noé predicó mientras el arca era
construida, pudieron convencer a un solo ser humano fuera de las ocho personas en la
familia de Noé para creer en Dios (2 Ped. 2:4-5; Jud 6:7; Gn. 6:7-8). Por esa razón, Dios
encarceló a estos demonios y los confinó al abismo hasta su condenación final.
(MacArthur, 2011, p. 1799).
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Sin embargo, cualquiera de las interpretaciones, afirman el punto central del pasaje que
es que Cristo fue reconocido como el Dios justo que hace justicia, y que por medio de su
muerte en la cruz, la demostró (la justicia), pues anteriormente, en su paciencia dejó pasar
por alto los pecados pasados.

CONCLUSIÓN
Ya para terminar y para reforzar más la idea central, (que es que Cristo fue al cielo con el
Padre después de su muerte) terminaremos con la última frase de Cristo en la cruz
"Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró".

Cristo sabía que sólo su cuerpo iba morir y que su espíritu iría con Dios mismo, como dice
Eclesiastés 12:7 "El polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo
dio".

Por lo tanto, no considero que Cristo haya ido a predicar al hades, o al infierno, etc.
porque:

1. En realidad no tiene sentido para mi, a menos que aquellos a los que les fue a predicar
hubieran tenido una segunda oportunidad para, ahora si creer en él. Pero esto, como lo
vimos en el "marco teórico" no se encuentra en las Escrituras.

2. Tampoco tiene sentido que haya ido a mofarse de los espíritus malos por no creer en él
y encararles que les ha vencido. El Jesús en el que creo es uno que simplemente los
juzgará según sus pecados.

3. La evidencia biblica no apoya tal afirmación.

4. Sin embargo, considero que Cristo, al morir fue con Dios en espíritu, y estuvo en un
estado intermedio, al igual que todos los santos que ya habían muerto. Con Estado
Intermedio no me refiero a un lugar, como muchos afirman, porque el lugar al que fue es
el cielo; sino me refiero meramente al estado en el que Cristo se encontraba, es decir, del
estado corporal terrenal (En su encarnación), en el que estaba en cuerpo y alma, pasó al
estado intermedio (En su muerte), en el que su cuerpo permaneció en la tumba, pero su
alma fue con Dios, para esperar su estado final, donde su cuerpo resucitó y juntamente
con su alma fue al Cielo (ascensión).

Ésta es la interpretación bíblica del Estado intermedio. A primera vista causa confusión,
puesto que se suele interpretar como si de un lugar se tratara. Sin embargo a lo largo de
todas estas páginas hemos visto que simplemente se trata de la condición/estado en que
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se encuentra el alma/espíritu; con cuerpo, después sin cuerpo, y en un futuro,


nuevamente con cuerpo.

Termino con la cita de Sproul (1996) que usé párrafos más arriba. El estado intermedio "se
refiere a nuestra presencia consciente con Cristo en el cielo, como almas sin un cuerpo,
durante el período entre nuestra muerte y la resurrección de nuestros cuerpos", además
añade "El estado intermedio es mejor que nuestro estado actual pero no tan maravilloso
como nuestro estado final".
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Referencias
Archer, R.(1990). The Treasury of Scripture Knowledge.

Berkhof, L. (1949). Teología Sistemática. Grand Rapids, Michigan. Recuperado de:


http://www.recursosteologicos.org/Documents/Teologia_Sistematica_Berkhof.pdf

Clir. (1563). Catecismo de Heidelberg. Guadalupe, Costa Rica. Editorial Clir. Recuperado de
http://www.clir.net/pdf/heidelberg.pdf

Clir. (1566). Segunda Confesión Helvética. Editorial Clir. Recuperado de


http://www.clir.net/pdf/helvetica.pdf

Editorial Caribe. (1984). Vine: diccionario expositivo de palabras del antiguo y del nuevo
testamento, exhaustivo. Nashville, Tennessee. Editorial Caribe inc. Recuperado de:
https://elteologillo.files.wordpress.com/2012/08/diccionario-biblico-vine-vine.pdf

El faro. (1998). Confesión de fe de Westminster. México. Publicaciones El faro.

MacArthur, J. (2011). Biblia de Estudio MacArthur. Nashville, Tennessee: Grupo Nelson.

Sproul, R. C. (1996). Las grandes doctrinas de la biblia. Miami, Florida. Editorial Unilit.
Recuperado de:
http://www.iglesiareformada.com/Sproul__Grandes_Doctrinas_Biblia.pdf

Spurgeon, C. H. (1871). La ascensión de Cristo. Newington, Londres. Recuperado de:


http://www.spurgeon.com.mx/sermon982.pdf

Woods, G. N. (1964). Un comentario sobre el nuevo testamento: epístolas de Pedro, Juan y


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https://willie75.files.wordpress.com/2013/08/comentario-de-pedro-juan-y-judas-
por-guy-n-woods.pdf

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