Sie sind auf Seite 1von 5

TEMA 4.

POESÍA EN EL NOVECENTISMO, LAS VANGUARDIAS Y


LA GENERACIÓN DEL 27. JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Se tratan en este tema varias corrientes y un buen número de autores, por lo que se
intentará ofrecer una visión general, debido a la falta de tiempo para desarrollarlo de
manera más profunda.

En primer lugar, el denominado NOVECENTISMO o también generación del 14, fue un


movimiento situado entre el modernismo, la generación del 98 y las vanguardias,
auspiciado por intelectuales y universitarios, que se dirigían a una minoría culta e
intelectual. Comparten algunos rasgos con la generación del 98, como son las ideas
reformistas y europeístas. Ejercieron su influencia a través de la prensa, la universidad e
instituciones educativas como la Residencia de Estudiantes y presentaron propuestas de
reformas sociales y políticas que reaccionaban contra medidas del pasado.

Sin embargo, en el terreno artístico defendieron un arte intelectual que rechazaba el


sentimentalismo. Su propuesta consistía en producir placer estético mediante obras que
no imitasen la naturaleza ni reflejasen emociones. Se trataba de creaciones de difícil
comprensión para el gran público. Renovaron la lengua literaria ampliando el
vocabulario, haciendo un abundante uso de la derivación y la composición e incorporando
neologismos, cultismos y tecnicismos. Algunos autores enmarcan en este movimiento a
Juan Ramón Jiménez aunque otros lo consideran un yo poético aislado pues apenas
participó de la vida literaria de la época.

Por otro lado, las VANGUARDIAS surgieron de la profunda convulsión espiritual que
supuso en Europa la Primera Guerra Mundial, junto con el agotamiento de los temas y las
formas de la literatura anterior (realismo, simbolismo y modernismo). Todos estos
movimientos de vanguardia (conocidos también como “ismos”) tienen como denominador
común el ansia revolucionaria de abolir la tradición, suplantándola por un arte totalmente
libre en sus formas expresivas. Propugnan así la libertad absoluta del artista, en un arte
minoritario e intelectual, que pretende desprenderse de las emociones. Muchas solamente
fueron intentos fugaces de cambio que apenas dejaron huella, pero otras, como el
surrealismo o el expresionismo, influyeron de manera determinante en el arte posterior.

Los principales movimientos de vanguardia fueron los siguientes:

Futurismo: Se inicia con Marinetti. Reivindica un arte dinámico y vitalista, que busca
formas de belleza en la acción, el movimiento y la velocidad. Tratan temas nuevos como
el maquinismo (automóviles, aviones, etc), nuevas expresiones artísticas (cine) y nuevos
descubrimientos (psicoanálisis, teoría de la relatividad). También experimentan con las
formas: tipografía con fines estéticos (colores, signos matemáticos), suprimen adjetivos,
adverbios y conectores e incluso proponen la destrucción lógica sintáctica dejando a las
“palabras en libertad”. En España, será decisivo para el desarrollo del ultraísmo.

Cubismo: Surge del movimiento pictórico y como en él, buscaban descomponer la


realidad para luego recomponerla libremente a través de formas geométricas. El principal
inspirador es el poeta francés Apollinaire que llevó esta teoría a sus caligramas.
Eliminaron los conectores, introdujeron varias sensaciones presentadas de manera
simultánea y suprimieron normas ortográficas y métricas. En España, fue decisivo para el
creacionismo.

1
Dadaísmo: De breve andadura, creado por Tristan Tzara. El dadaísmo asumía la
negación total y la burla sarcástica para intentar destruir el sistema de valores imperante.
En literatura, se pretendía aniquilar el lenguaje: se busca la pérdida de la lógica y de los
significados, la búsqueda de la contradicción o las asociaciones improvisadas y absurdas.
Se busca, por tanto, un lenguaje incoherente (como los balbuceos de los niños, de ahí el
nombre).

Surrealismo: Es la vanguardia de mayor trascendencia, junto con el expresionismo, y su


influencia fue muy notable en España en poetas (Alberti, Aleixandre, Lorca), pintores
(Dalí) y cineastas (Buñuel). El iniciador y guía del movimiento fue el francés André Breton,
procedente del dadaísmo. Se planteó como una revolución integral que propugnaba, por
un lado, la liberación del ser humano del yugo que, según el marxismo, impone la
burguesía a los trabajadores y por otro, la liberación de los impulsos reprimidos -según
Freud, cuyas teorías estaban de moda- por las convenciones morales y sociales.
Pretendía, por tanto, liberar y expresar el mundo subconsciente, lo que explica la
incoherencia e irracionalidad de sus imágenes, caracterizadas por la presencia de lo
onírico. Defendía la autonomía del arte respecto de la razón y la moral y buscó vías de
conocimiento vinculadas a lo irracional y el subconsciente: reseña de sueños, escritura
automática, cadáver exquisito…

Expresionismo: Surge en Alemania y tiene poco recorrido, aunque su influencia en el


arte posterior ha sido muy duradera. Pretenden crear a partir de lo interior, de la esencia
de los hombres y los objetos. Busca la expresión cruda y sin adornos, ceñida al
significado esencial. Introduce temas como la guerra, la muerte, la religión, lo absurdo y lo
grotesco. Influyó notablemente en Valle-Inclán y sus esperpentos.

En España, la influencia de las vanguardias generó dos movimientos propios del ámbito
hispánico: ultraísmo y creacionismo. Además, es fundamental la figura de Ramón Gómez
de la Serna, el mayor representante de la vanguardia en nuestro país.

Ultraísmo: nace bajo el influjo del futurismo y pretende basar la poesía en el cultivo de la
metáfora inspirada en los aspectos más dinámicos del mundo moderno, evitando
cualquier referencia sentimental o moral. Como otros ismos, suprimen los nexos, los
adjetivos y elementos ornamentales y desarrollan una utilización original de la tipografía.

Creacionismo: Influenciado por el cubismo. Buscaba crear la propia realidad en el poema


por medio de imágenes nunca dichas. Se caracteriza por la ruptura de la realidad visible
para crear una nueva realidad, que tenga sentido en sí misma.

Ramón Gómez de la Serna se mantuvo independiente de las actividades colectivas, pero


difundió sus ideas literarias y su prodigioso ingenio en libros, revistas y tertulias literarias.
Su relación con las vanguardias viene de su visión del mundo, como un circo grotesco
que describe a partir del humor y el distanciamiento de la realidad. Imprimió su peculiar
estilo en todos los géneros. En teatro, con propuestas cercanas al surrealismo; en sus
obras en prosa, con un marcado sentido del humor; en sus biografías, mezclando datos
históricos con información inventada. Además, no podemos olvidar la invención de las
greguerías, que él mismo definió como combinación de humorismo y metáfora. Tratan
diferentes temas y se construyen con múltiples recursos literarios. Además de por su valor
literario, las greguerías destacan por ofrecer una perspectiva de la realidad acorde con la
visión de su creador: un mundo absurdo que solo puede captarse de manera incoherente
y humorística.

2
En este período, considerado como la Edad de Plata de la literatura española, surge un
grupo de jóvenes poetas vinculados a las vanguardias artísticas que van a hacer de lo
poético una idea vital. Se trata de la llamada GENERACIÓN DEL 27

Aunque cada uno tiene su estilo propio, pueden observarse ciertas coincidencias entre
los componentes del grupo, como la convivencia artística de muchos en la Residencia
de Estudiantes, su colaboración en revistas literarias o la inclusión de algunos de sus
poemas en la antología Poesía española contemporánea, recopilada por Gerardo
Diego. Pero más importante aún es su coincidencia poética ya que todos buscaban el
equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental, pues aunque tengan como ideal la
poesía pura, no se olvidan de lo humano (Dámaso lo definió como “el paso del yo al
nosotros”) y del mismo modo, alternan hermetismo y claridad y mezclan lo culto y lo
popular. Así, construyen poemas que buscan el equilibrio entre tradición y renovación,
con un gran número de influencias: vanguardias, la poesía pura de Juan Ramón
Jiménez, Unamuno, Machado y Darío, Bécquer, Garcilaso, San Juan de la Cruz,
Quevedo, Góngora, el Romancero, etc.

También comparten temática en sus poemas, dejando espacio en sus versos a las
contradicciones que genera el mundo moderno, el amor como deseo insatisfecho o
plenitud inalcanzable, el compromiso político y social (especialmente tras estallar la
Guerra Civil) y en la etapa del exilio, en los que lo vivieron, la nostalgia de la patria y el
sinsentido de la existencia.

Aunque las vidas y la evolución poética e ideológica de los miembros del grupo fueron
muy diferentes, tradicionalmente se señalan tres etapas comunes en su devenir: hasta
1928, con una gran influencia de las vanguardias, desde ese año hasta la guerra civil,
donde rehumanizan el arte y recuperan contenidos sociales, humanos y políticos y tras la
guerra, cuando seguirán rumbos diferentes (Lorca asesinado y el resto, excepto
Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, en el exilio)

Tradicionalmente, la nómina de la generación del 27 recoge a:

A. PEDRO SALINAS

Sus poemas tienen un tono intelectual con abundantes paradojas y metáforas, en los que
usa un lenguaje que parece sencillo, pero es proceso de una exigente labor selectiva.
Podemos citar de entre sus obras, Fábula y signo, donde reflexiona sobre la relación
entre el yo y la materia fugaz y La voz a ti debida, que refleja una visión idealista del
amor. Después de la Guerra gira hacia el exilio, la nostalgia de España y la modernidad
urbana de Estados Unidos en libros como Largo lamento.

B. GERARDO DIEGO

La evolución de su poesía le permite tratar una gran variedad de temas y trabajar con
varios estilos. En su abundante obra poética se distinguen dos tendencias: la libertad
creadora de la vanguardia, antes de la Guerra, en obras como Imagen o Manual de
espumas y tras la contienda cuando se centra más en la realidad y lo tradicional, como
Alondra de verdad.

3
C. JORGE GUILLÉN

Es el más cercano a la idea juanramoniana de poesía desnuda, prescinde de elementos


superficiales para buscar la denominación directa mediante sustantivos y estructuras
oracionales sencillas. Su obra completa se recoge bajo el título Aire nuestro, que se
compone de los poemarios Cántico que muestra un entusiasmo vital que celebra la vida
sencilla, Clamor donde impone una visión positiva sobre temas como la guerra o la
opresión y Homenaje …Y otros poemas y Final donde sigue desarrollando las formas y
temas de los anteriores, aunque en un tono más irónico.

D. VICENTE ALEIXANDRE

Fue un gran referente para los poetas jóvenes, recibió el Nobel en 1977 y es uno de los
poetas donde más clara está la huella del surrealismo. Su poesía destaca por su riqueza
imaginativa y léxica. En su obra se aprecian diferentes etapas: una primera donde
aparecen técnicas surrealistas y se centra en el tema del amor (Espadas como labios),
una segunda donde concibe poesía como comunicación y muestra poemas preocupados
por la existencia humana (Historia del corazón) y una tercera donde sus versos se
convierten en reflexión de su propia vida, recuperando algunas técnicas surrealistas de
sus inicios (Poemas de la consumación).

E. RAFAEL ALBERTI

La variedad temática de su larga carrera poética se corresponde con la experimentación


de diferentes estilos. Lo más logrado de su obra, antes de la Guerra Civil, destaca por su
maestría en el uso de las formas tradicionales y clásicas, así como de técnicas
surrealistas. En Marinero en tierra, aúna la métrica popular y formas clásicas e incorpora
metáforas vanguardistas para expresar la nostalgia del mar de su infancia. Sobre los
ángeles, muestra una visión del mundo como caos, opuesto a la inocencia de la niñez.
Responde al compromiso comunista y al activismo político y cultural durante la Guerra
Civil con obras como Un fantasma recorre Europa y tras la guerra, conserva ese
carácter social en su poesía, pero con un tono más nostálgico por el pasado perdido,
como en Entre el clavel y la espada.

F. LUIS CERNUDA

La rigurosidad formal de sus inicios evoluciona hacia una poesía más conceptual, sin
ornamentos, con la introducción de técnicas surrealistas y la influencia de la poesía
anglosajona. Destaca por la originalidad de símbolos y metáforas y por la profunda
sensibilidad que transmite su poesía. Su obra completa se ha publicado bajo el título La
realidad y el deseo. En ella pueden distinguirse tres etapas: la sevillana, donde muestra
una métrica cuidada de influencia clásica y manifiesta ya su tema más importante: la
imposibilidad de alcanzar sus sueños y el amor (Perfil del aire); la madrileña, en la que
añade técnicas de vanguardia y se asientan temas como el abismo entre sus deseos y la
realidad, la frustración, la soledad… (Los placeres prohibidos, Donde habite el olvido)
y por último, la etapa del exilio en la que medita sobre la guerra, la ausencia y el exilio,
desde una experiencia marcada por la desilusión (Como quien espera el alba).

4
G. DÁMASO ALONSO (1898-1990)

Sigue una trayectoria muy diferente a los demás. Inicia su obra con Poemas puros, que
le revelan como un “pionero” de la poesía pura. Pero su obra más importante es Hijos de
la ira, poesía existencial que supone en realidad una autobiografía espiritual del poeta, la
más desnuda confesión de su desamparo, a la vez que un grito de protesta contra el odio,
la injusticia y la podredumbre.

H. FEDERICO GARCÍA LORCA (1898-1936)

El malestar y la frustración laten en toda su obra. El tema del destino trágico y la


imposibilidad de realización (presente en su teatro), será el elemento que dote de unidad
profunda también a su producción poética.

Destacamos los Poemas del cante jondo un libro lleno de dolor y muerte, que representa
a la “Andalucía del llanto”. Su lengua poética plasma aquí ya la identificación con lo
popular unida a una elaborada estilización culta. Escribe después el Romancero gitano,
en el que canta de modo fraternal a una raza marginada y perseguida y logra elevarla a
mito moderno. Su obra da un giro con Poeta en Nueva York donde retrata el poder del
dinero, la esclavitud del hombre por la máquina, la injusticia social y la deshumanización.
Entre sus obras finales destaca también la grandiosa elegía El llanto por la muerte de
Ignacio Sánchez Mejías.

Para cerrar el tema, hablaremos de un poeta que sirvió de puente entre el modernismo y
las vanguardias y fue maestro para los del 27. Se trata de una voz que representa el
prototipo de poeta encerrado en su “torre de marfil”, convencido de su singularidad
respecto a su especial capacidad para captar la belleza y el sentido del universo: JUAN
RAMÓN JIMÉNEZ. Su trayectoria poética también se inicia con el Modernismo y se
orienta después hacia una progresiva desnudez expresiva que se conoce como “poesía
pura”. En su obra es el propio Juan Ramón el que distingue tres etapas:

Época sensitiva: coincide con su etapa modernista. En sus primeros libros son palpables
las huellas del Romanticismo y el Simbolismo. En Arias tristes y otros libros se aprecian
sentimientos de melancolía, ambientados en delicados paisajes, con versos de
musicalidad suave. De esta época es Platero y yo, en prosa poética, que obtuvo un
inesperado éxito.

Época intelectual: arranca con la publicación de Diario de un poeta recién casado


donde lo modernista casi ha desaparecido y muestra una visión triple de la idea de viaje:
la visita a Nueva York, la evolución hacia la madurez amorosa y su descubrimiento de la
poesía anglosajona gracias a su esposa, Zenobia Camprubí. Los poemas son breves y
densos y mezcla la prosa con el verso. Va creando una poesía cada vez más conceptual.
El poeta se enorgullece de su dificultad y proclama el carácter minoritario de su poesía,
dedicada “a la minoría siempre”.

Época suficiente o verdadera: corresponde a la poesía del exilio. La depuración de su


poesía se acentúa, por lo que alcanza su idea de poesía esencial. La estación total y
Dios deseado y deseante son las obras en las que Juan Ramón continúa por las rutas
de la introspección y manifiesta sus ansias de eternidad. Se trata de una poesía
construida con imágenes irracionales y formalmente desnuda de rima o estrofa.
5

Das könnte Ihnen auch gefallen