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MÓDULO
Aprender a comprender:
concepto de aprendizaje significativo
DOCUMENTO BASE
• Objetivos ............................................................................................................. 3
• Bibliografía ......................................................................................................... 39
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OBJETIVOS
• Generales
• Específicos
3
UNIDAD 1
Pero para hacerlo necesita comprender mejor cómo aprenden sus alumnos,
aquellos a los que va dedicada su enseñanza. Y es que, aunque la función de este
material es hacer posible que aprender y enseñar sean dos procesos paralelos o
dos verbos que se conjuguen juntos, no siempre sucede así.
Así, antes de comenzar a reflexionar sobre los tipos de aprendizaje, los resulta-
dos que esperamos obtener con ellos y las condiciones óptimas para lograrlos,
conviene detenernos brevemente en las relaciones entre la enseñanza y el apren-
dizaje.
Aunque aceptemos, como parece razonable, que todo lo que se enseña tiene por
meta ser aprendido, ¿todo lo que se aprende es o debería ser enseñado? ¿Qué
entendemos realmente por aprender y enseñar?
Antes de introducir algunos conceptos que ayuden a aclarar estas relaciones, se-
ría conveniente que intentase realizar la actividad que se presenta a continua-
ción. Tómese su tiempo, piense de lo inmediato (situaciones recientes que le es-
tán afectando o preocupando ahora en su enseñanza o aprendizaje) a
situaciones más lejanas e informales; piense en los demás pero también en sus
propios aprendizajes.
Una vez completada la tarea, busque qué tienen en común las cosas que se
aprenden sin ser enseñadas, y qué rasgos comunes encuentra en aquellas que se
enseñan sin lograr aprenderse.
4
ACTIVIDADES
• Ahora haga otro listado de «cosas» que, según su experiencia personal (como
alumno o como profesor), se enseñan pero no se aprenden.
• ¿Qué tienen en común las cosas que se aprenden sin ser enseñadas?
Con respecto a las cosas que se aprenden sin ser enseñadas (aprendizaje sin ense-
ñanza), la mayor parte de ellas suelen corresponder con lo que en Psicología se
conocen como situaciones de aprendizaje informal, en las que aprendemos sin
darnos cuenta de ello, y sin que nadie se haya propuesto de modo deliberado
que aprendamos. Son, por tanto, situaciones de aprendizaje implícito, no cons-
ciente, que suelen conllevar una práctica abundante, situaciones rutinarias, de la
vida cotidiana, en las que no es necesario desplegar un gran esfuerzo para apren-
der, por lo que no requieren una motivación especial.
Se trata de una forma de aprendizaje muy común e impor-
En la unidad 1 del módulo 2 ve-
tante, tanto para nuestra supervivencia personal, como remos las relaciones entre
para la vida social. Es muy útil aprender sin necesidad de aprendizaje y motivación.
esforzarse y ser conscientes de que lo estamos haciendo;
de hecho, si no fuera así, los niños tardarían mucho en ad-
quirir todos los conocimientos que necesitan para formar parte de una cultura e,
incluso, los propios los animales difícilmente podrían aprender algo.
En la actividad anterior, le pedimos que elaborase un listado con aquellos apren-
dizajes que, a su juicio, se producen sin enseñanza.
Entre las cosas que se aprenden implícitamente, sin que seamos conscientes de
cómo lo hacemos o incluso de lo que estamos aprendiendo, estarían:
• Actitudes con respecto a objetos, personas y grupos sociales.
• Respuestas emocionales (ansiedad, relajación, placer, etc.) ante determinados
objetos y situaciones sociales.
• Hábitos y conductas, como, por ejemplo, formas sociales de comportamiento
adquiridas por imitación o exposición a modelos.
• Formas de hablar (acentos, giros, expresiones coloquiales).
• La comprensión y construcción de algunas de las reglas de la gramática de la
propia lengua materna.
• La física intuitiva o predicciones sobre cómo se van a comportar los objetos en
situaciones cotidianas.
• Representaciones sociales, es decir, las expectativas y creencias con respecto a
grupos sociales concretos y al comportamiento de las personas.
• Formas de enseñar y aprender que se ven en las aulas y que son fruto de una
tradición. Éste es un hábito irreflexivo que aúna muchos de los puntos mencio-
nados anteriormente.
Quizá ahora pueda ampliar o mejorar la lista que elaboró en la actividad ante-
rior, empezando a ver aprendizajes que antes no veía y haciendo explícitos algu-
nos de sus aprendizajes implícitos (aspecto que suele ser un primer paso hacia la
comprensión de los propios aprendizajes).
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ACTIVIDADES
Haga un listado, similar al de la actividad 1, pero sólo con sus aprendizajes implí-
citos como docente: lo que haya aprendido al enseñar sin que nadie se lo hubiese
enseñado y sin haber sido consciente de que lo aprendía.
Piense, por ejemplo, en cómo organiza física y socialmente la clase, en cómo con-
trola (o intenta controlar, ¡sobre todo si es profesor de Secundaria!) la conducta
de sus alumnos, en sus actividades de enseñanza o en cómo evalúa, qué tareas
usa y cómo las «corrige»...
(Si usted no es docente, piense en las cosas que ha aprendido a hacer como alum-
no, en vez de como profesor.)
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social del aprendizaje o enseñanza, se diferencia de las situaciones anteriores –de
aprendizaje sin enseñanza–, en que requieren como mínimo:
• Definición de objetivos.
• Planificación.
• Diseño instruccional.
• Evaluación.
En este momento puede revisar si en las situaciones de
El curso que ahora comienza es-
aprendizaje sin enseñanza que ha identificado en la activi- tá dirigido a ayudarle a superar
dad 1 se cumplen estos requisitos. También puede revisar estas dificultades, por lo que una
si se cumplen, o cómo se generan cada una de estas deci- buena forma de trabajar estos
siones, en las otras situaciones en las que se producía ense- materiales sería que usted man-
tuviera en mente esa «lista per-
ñanza pero no aprendizaje.
sonal» de problemas de apren-
Encontrar lo que pueden tener en común esas situaciones dizaje, de fracasos de enseñanza.
puede resultar, en este momento, un tanto difícil, ya que Un buen criterio de autoevaluación
ése es el objetivo fundamental de este curso: entender por al final del curso será que usted ha-
ya encontrado, durante el trans-
qué con frecuencia los alumnos no aprenden lo que les en-
curso del mismo, respuesta a algu-
señamos y cómo podemos reducir esa distancia entre nues- nos de esos problemas; que haya
tras intenciones educativas (lo que queremos enseñar) y identificado, en el estudio de los
los resultados finales (lo que los alumnos realmente apren- procesos y resultados del aprendi-
den). En suma, en ese listado usted ha reflejado una lista zaje, algunas de sus causas, y, en lo
posible, algunas vías de solución
de dificultades de aprendizaje que le preocupan, de «fra-
a los mismos.
casos de la enseñanza» que sería necesario resolver.
ACTIVIDADES
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ACTIVIDADES
Aprendizaje es…
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A medida que vaya leyendo cada uno de estos rasgos intente reconsiderar en qué
medida los tuvo en cuenta al hacer su propia definición. Dichos rasgos son:
Podemos afirmar que cuanto más duraderos son los cambios producidos, mayor es el
aprendizaje. El objetivo de la enseñanza no es sólo promover cambios sino que éstos
perduren a través del tiempo y de los contextos (y no todos los cambios son igualmente
perdurables en el aprendizaje; hay cosas que se olvidan con facilidad y otras que, una
vez aprendidas, son difíciles de olvidar).
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d) La definición popular señala que el aprendizaje requiere experiencia,
mientras que la Psicología asume que es consecuencia de la práctica
Lo que hace el alumno para aprender va a ser esencial para determinar lo que
aprende. Pero, sea lo que sea, debe hacer algo, y casi siempre más de una vez. Po-
cas cosas se aprenden al primer intento; aprender puede ser o no gratificante,
pero en cualquier caso es costoso, requiere esfuerzo y motivación. Nadie aprende
si no quiere aprender, entre otras cosas porque para implicarse en una práctica
repetida –aunque no necesariamente reiterativa– es necesario tener algún moti-
vo, tema sobre el que volveremos más adelante.
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10
ACTIVIDADES
5. Esta actividad está basada en la tarea utilizada por Wertheimer (1945) para dife-
renciar aprendizaje productivo de reproductivo.
Fase A
(a + b)2 =
Ahora que seguro se sabe la fórmula, ¿podría explicarnos el porqué de esa fór-
mula?
Otra forma de ver si comprende esa fórmula es tratar de generalizarla; así que, si
realmente conoce el binomio de Newton, le costará poco completar las siguien-
tes fórmulas
(a – b)2 =
(a + b + c)2 =
Fase B
Resulta difícil realizar estas tareas cuando las fórmulas se han aprendido de for-
ma repetitiva, sin comprender el significado de las mismas. Comprender la ta-
rea o, en palabras de Wertheimer, lograr un aprendizaje productivo sería cons-
truir una Gestalt, una representación integrada de todos los elementos del
problema.
Veamos la Gestalt, en forma de figura geométrica que sugería este autor para re-
solver la tarea del binomio de Newton. Analice la figura y trate de encontrar las
razones por las cuales (a + b)2 = a2 + b2 + 2ab. Después intente de nuevo encon-
trar las fórmulas de las dos últimas tareas o, en caso de que las haya resuelto,
busque nuevos ejemplos dónde aplicar lo que haya aprendido [por ejemplo,
(a + b)3 =??]:
b a
b b2 axb
a axb a2
6. Tal vez usted encuentre otros ejemplos o situaciones más próximos a su práctica
educativa en los que pueda contraponer las formas de aprendizaje repetitivo y
comprensivo. Busque ejemplos en su propia historia personal como aprendiz de
otras cosas que aprendió repitiendo y cosas que intentó comprender. A continua-
ción, haga lo mismo con los escenarios de aprendizaje informal o cotidiano.
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Aprendizajes con enseñanza
Repetitivo Comprensivo
Aprendizajes informales
Repetitivo Comprensivo
• En su opinión, ¿dónde hay mayor tendencia a intentar A partir de estos ejemplos y acti-
comprender, en las situaciones cotidianas de aprendizaje vidades, podemos ver, a grandes
informal o en los contextos educativos formales? rasgos, algunas diferencias entre
aprender comprendiendo y repi-
• ¿Promueve la enseñanza un aprendizaje más compren-
tiendo. Una exposición más deta-
sivo? llada de estas diferencias puede
• ¿Qué factores o variables hacen que en una situación de encontrarla en el apartado 2.2. de
la unidad 2.
aprendizaje intentemos comprender o no?
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ACTIVIDADES
Definición personal
Aprendizaje es…
Definición popular
Aprendizaje es…
Normalmente, cuanto más tiempo haya transcurrido desde que leyó las definicio-
nes originales, mayores serán esas diferencias. Asimismo, cuanto más elaborada
fuera en su momento la lectura (en forma de resúmenes, esquemas, búsqueda de
ejemplos, realización de las actividades propuestas…), más probable será que ha-
ya podido recuperar los rasgos esenciales de cada definición –aunque no lo haya
hecho literalmente–.
En realidad, una buena comprensión no debe traducirse en un recuerdo literal, si-
no al contrario, en una versión o traducción personal de esas ideas. Por eso, ya se-
ñalábamos en su momento que las definiciones no suelen ser una buena evalua-
ción de la comprensión.
Lo importante, por ejemplo, es que en su recuerdo del concepto de aprendizaje ha-
ya recuperado los cuatro rasgos que en su momento mencionamos, aunque haya
cambiado su expresión literal, su organización, o los haya convertido en tres o cinco.
Ahora bien, aunque los seres humanos estemos más dotados para la comprensión
que para la repetición literal de información, ambas formas de aprendizaje son
necesarias y desempeñan un papel específico en nuestros aprendizajes y, desde
luego, en la educación.
Sería erróneo plantearse el problema como un dilema en el que habría que elegir
entre una y otra forma de aprendizaje. Al contrario, son formas de aprendizaje
complementarias que cumplen funciones distintas en la adquisición de conoci-
mientos y, en general, en la educación.
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equipararlo a adquirir conocimientos de forma más o menos reproductiva más
que a cambiarlos?
¿Por qué hablamos de «aprender de memoria» para referirnos a una forma de
aprender que es muy extraña a nuestra memoria? La respuesta posiblemente es-
té en la cultura y, más recientemente, en la cultura del aprendizaje escolar, que
ha hecho necesario aprender repitiendo, haciendo copias literales, ya que es así
como se nos se nos ha enseñado y lo que se ha esperado de nosotros.
Sin embargo, también en esto los tiempos están cambiando, como veremos en el
siguiente apartado.
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ese período de «inmadurez prolongada» tan caracterís- Aunque pueda estar pensando
tico de nuestra especie, que, según Bruner, es esencial que evidentemente le gustaría
para esa incorporación personal a la cultura. que sus alumnos fueran real-
mente tan buenos aprendices, las
Buena parte de nuestros aprendizajes se basan en esos dos afirmaciones siguientes son,
mecanismos de aprendizaje implícito a los que ya nos sin duda, ciertas:
hemos referido, y que nos permiten aprender sin esfuer- • Los seres humanos tenemos
zo, sin proponérnoslo o sin conciencia de aprender, gran unas capacidades de aprendi-
zaje que no pueden compa-
parte de los valores, conocimientos y conductas que
rarse con las de ningún otro sis-
identifican nuestra cultura. Pero en esta integración a la tema psicológico.
cultura, debemos aprender también otras muchas cosas • Sus alumnos aprenden mucho
de modo explícito, deliberado, esforzándonos por com- menos de lo exigido, como en
prenderlas, por darles significado. Ambas formas de realidad nos sucede a todos no-
sotros, pero ese desfase es un
aprendizaje son extraordinariamente eficientes en los
reflejo no tanto de nuestros lí-
seres humanos, si bien cumplen funciones distintas que mites al aprender como de la
resultan además complementarias entre sí. En suma, so- creciente exigencia de apren-
mos los mejores aprendices que podamos imaginar. dizaje de la actual sociedad, co-
mo veremos un poco más ade-
• Además de unos procesos de aprendizaje de la cultura, lante.
necesitamos una cultura del aprendizaje, en forma de
contextos sociales que faciliten ese aprendizaje, optimi-
zando las interacciones con otras personas y con el conocimiento.
Hoy en día, tiende a reconocerse que los seres humanos tenemos otra especifi-
cidad psicológica que nos permite aprender la cultura, ya que, a diferencia de
lo que pasa con otras especies que no transmiten cultura a las nuevas genera-
ciones, puede encontrarse una pedagogía intuitiva, una tendencia no formali-
zada a ayudar a aprender (o, según nuestra definición anterior, a enseñar).
Los seres humanos asumimos, aunque sea de forma implícita o informal, que
debemos organizar actividades para que otros, usualmente los más jóvenes o
inexpertos, aprendan. Ya no es sólo, como pasa en las demás especies, que los
niños estén dispuestos a observar la conducta de sus mayores y a aprender de
ella, sino que esos mayores se ofrecen como modelos y ayudan en el aprendizaje.
Cuando la cultura que se ha de aprender se vuelve amplia o compleja como
consecuencia de la evolución de los propios modos de vida social, la enseñanza
se organiza en forma de educación formal.
Un sistema educativo, a través del establecimiento de los contenidos de las di-
ferentes materias que estructuran el currículo, tiene como función formativa
esencial hacer que los futuros ciudadanos asimilen la cultura en la que viven,
compartiendo las producciones artísticas, científicas, técnicas, etc., propias de
esa cultura, y comprendiendo su sentido histórico, pero también desarrollando
las capacidades necesarias para acceder a esos productos culturales, disfrutar
de ellos y, en lo posible, renovarlos.
Pero, como hemos visto, esta formación cultural se produce en el marco de una
cultura del aprendizaje, que evoluciona con la propia sociedad desde la cultura
tradicional del aprendizaje en la que muchos de nosotros nos formamos y, se-
gún la cual, aprender era reproducir el conocimiento elaborado por otros con
el fin de conservar ese conocimiento.
Frente a esa cultura tradicional del aprendizaje se está abriendo paso, cada vez
más, lo que podríamos llamar la nueva cultura del aprendizaje, que exige que
aprendamos las cosas no tanto para conservarlas como para transformarlas y
transformarnos nosotros con ellas, por lo que inevitablemente debemos apren-
derlas comprendiendo.
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1.4.1. La cultura del aprendizaje conservador: cuando aprender era repetir
Las formas de aprender y enseñar son una parte más de la cultura que todos de-
bemos aprender y que cambian con la propia evolución de la educación.
Desde entonces, cada revolución cultural en las tecnolo- Este curso multimedia sería un
ejemplo de cómo estos nuevos es-
gías de la información y, como consecuencia de ello, en la
pacios educativos deben abrir pa-
organización y distribución social del saber, ha conlleva- so a una nueva cultura del apren-
do una revolución paralela en la cultura del aprendizaje, dizaje. ¿Cree usted que lo único
la más reciente de las cuales aún no ha terminado: las que cambia aquí, con respecto a
nuevas tecnologías de la información, unidas a otros un curso tradicional, es el sopor-
te y el formato? ¿Qué otras va-
cambios sociales y culturales, están dando lugar a una
riaciones se producen en las de-
nueva cultura del aprendizaje que transciende el marco mandas de aprendizaje? Intente
de la cultura impresa y que debe condicionar los fines so- reflexionar acerca de ello.
ciales de la educación.
Frente a quienes piensan que las tecnologías del conocimiento deben transformar
las aulas como recursos didácticos, como nuevos instrumentos para la enseñanza,
es más interesante pensar que los cambios introducidos
por esas tecnologías (las tablillas de cera, los papiros, la im-
prenta, el ordenador, etc.) tienen más que ver con las nue- Lecturas recomendadas
vas formas de conocimiento y de interacción que con el co- DRAAISMA, D. (1998): De metafo-
nocimiento que hacen posible. Podemos decir que esos renmachine –een geschiedenis van
sistemas de almacenamiento y difusión social del conoci- het geheugen (Las metáforas de
la memoria, C. Ginard, trad.). Ma-
miento actúan no sólo como memoria externa o registro
drid: Alianza. (Trabajo original pu-
de lo sabido en una sociedad o época determinada, sino blicado en 1995.)
también como formatos o modelos del propio cono- Este libro es una presentación ri-
cimiento. gurosa, al tiempo que amena, de
cómo han evolucionado las metá-
En todas las sociedades, la última tecnología de conserva- foras culturales sobre la memoria
ción del conocimiento es también la metáfora de la pro- y el conocimiento a medida que
pia memoria y mente humana: iban apareciendo nuevas tecnolo-
gías y soportes para conservar ese
Los sumerios generaron la metáfora de la tábula rasa y la conocimiento y esa memoria. ¿Qué
moderna ciencia cognitiva asume que la mente humana queremos decir cuando afirmamos
constituye un conjunto o red de unidades de información que alguien tiene una «memoria
interconectadas entre sí, a modo de red neuronal o ciber- fotográfica»? Las creencias popu-
lares sobre la memoria y el cono-
nética.
cimiento, nuestras teorías implíci-
Esos sistemas de conservación y distribución de la infor- tas sobre el aprendizaje y la
enseñanza, se asientan en buena
mación han sido sistemas estáticos, cuya función era con-
medida en la aceptación implícita
servar el conocimiento. Sin embargo, la llegada de las de estas metáforas.
nuevas tecnologías de la información a fines del siglo XX POZO, J. I. (1996): Aprendices y ma-
abrieron nuevos espacios, nuevas formas de generar, pro- estros. La nueva cultura del apren-
cesar y distribuir el conocimiento mucho más rápidas y dizaje. Madrid: Alianza.
flexibles, que, por un lado, hacen que éste sea mucho más En el primer capítulo de este libro
se analiza cómo han influido es-
accesible pero, por otro, nos someten a una continua
tos cambios sociales en las dife-
transformación en las formas del saber. rentes culturas del aprendizaje,
hasta llegar a las implicaciones de
Una evolución similar se produce en los modos culturales
esta nueva sociedad de la infor-
de aprender, en nuestra relación social con el conocimien- mación para la enseñanza.
to y, con ella, en las demandas educativas a la escuela.
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Aprender ya no es sólo repetir el conocimiento que otros han generado en el pasado;
hay que participar del cambio en el conocimiento para poder seguir aprendiendo.
ACTIVIDADES
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estos cambios, o tal vez no, pero lo cierto es que se están produciendo y que la edu-
cación no puede permanecer de espaldas a ellos, ni tampoco dirigirlos. Por ello, es
conveniente conocer los rasgos de esta «nueva cultura del aprendizaje», ya que con-
diciona buena parte de lo que puede hacerse en contextos de enseñanza.
Podemos caracterizar esta nueva cultura del aprendizaje por tres rasgos esencia-
les: estamos ante la sociedad de la información, del conocimiento múltiple y del
aprendizaje continuo.
• En la sociedad de la información, la escuela ya no es la primera fuente, y a ve-
ces ni siquiera la principal, de conocimiento para los alumnos en muchos domi-
nios. Son ya muy pocas ya las «primicias» informativas que se reservan para la
escuela. Los alumnos, como todos nosotros, son bombardeados por distintas
fuentes, que llegan incluso a producir una saturación informativa; ni siquiera
deben buscar la información, es ésta la que, en formatos casi siempre más
atractivos que los escolares, les busca a ellos.
Cuando los alumnos van a estudiar el origen del universo, los grandes descubrimien-
tos geográficos del siglo XVI o la caída del Imperio Romano, suelen tener ya conoci-
mientos procedentes del cine, de la televisión o de algún otro medio de comunica-
ción (información a menudo fragmentaria y, a veces, incluso, deformada).
Lo que se exige cada vez más al sistema educativo es que proporcione a los
alumnos no tanto más información –que, sin duda, puede ser necesaria– como
una capacidad mayor para organizarla e interpretarla, para darle sentido. Y,
sobre todo, lo que van a necesitar esos alumnos como futuros ciudadanos son
capacidades para buscar, seleccionar e interpretar la información.
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Ya no se trata de que la educación proporcione a los alumnos conocimientos
como si fueran verdades absolutas, sino de que les ayude a construir su propio
punto de vista, su verdad particular, a partir de tantas verdades parciales, a in-
terpretar o representar a su manera el mundo.
Además, buena parte de los conocimientos que puedan proporcionarse a los
alumnos actualmente son relativos ya que, al ritmo del cambio tecnológico y
científico en que vivimos, nadie puede prever qué tendrán que saber los ciudada-
nos dentro de diez o quince años para poder afrontar las demandas sociales que
se les planteen.
• Lo que sí podemos asegurar es que van a seguir teniendo que aprender des-
pués de la Educación Obligatoria e incluso de la Educación Superior, ya que es-
tamos insertos también en la sociedad del aprendizaje continuo.
La Educación Obligatoria y Postobligatoria se prolongan cada vez más, pero ade-
más, por la movilidad profesional y la aparición de nuevos e imprevisibles perfi-
les laborales, cada vez es más necesaria la formación profesional permanente.
El sistema educativo no puede formar específicamente para cada una de esas
necesidades pero lo que sí puede hacer es formar a los futuros ciudadanos para
que sean aprendices más flexibles, eficaces y autónomos, dotándoles de capaci-
dades de aprendizaje y no sólo de conocimientos o saberes específicos (que
suelen ser menos duraderos). Así, «aprender a aprender» constituye una de las
demandas esenciales que debe satisfacer el sistema educativo, como señalan
diversos estudios sobre las necesidades educativas en este siglo XXI.
En definitiva, en una sociedad saturada de información y marcos de conocimien-
to múltiples (diferentes cuando no contradictorios y que, además, están en movi-
miento continuo e impredecible), la función de la educación formal no puede ser
ya dar información o conocimientos absolutos, como podía serlo en sociedades
más estáticas o conservadoras en sus formas de conocimiento.
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1.5. En resumen, ¿repetir o comprender?:
los beneficios de la comprensión
Acudiendo a las teorías del aprendizaje, podemos afirmar que el aprendizaje por
comprensión produce mejores resultados porque suele tener dos rasgos que,
cuando se cumplen, hace que ese aprendizaje sea más eficaz:
• Que los resultados del aprendizaje, es decir, los cambios que produce, según la
definición anterior, sean más duraderos.
• Que dichos resultados sean también más fáciles de generalizar o transferir, es-
to es, de aplicar o usar en nuevos contextos o situaciones diferentes de aquella
en la que se aprendieron.
Veamos, de forma muy breve, cómo y por qué el aprendizaje comprensivo produ-
ce, en general, resultados más duraderos y transferibles que la mera repetición.
Intente recordar el número de teléfono que tenía usted hace diez años (si es que
desde entonces ha cambiado) o cómo se llamaba su profesor de Matemáticas cuan-
do usted tenía catorce años. Intente recordar también qué estudió ese año en Mate-
máticas o Geografía, o qué preguntas tuvo que responder en algunos exámenes de
su carrera académica.
20
1.5.2. La transferencia de lo aprendido a nuevos contextos y situaciones
21
UNIDAD 2
Por tanto, puede ser éste un buen momento para que recu- Además de los ejemplos o si-
pere y, si es necesario, actualice, su «lista de problemas de tuaciones que le planteemos
aquí, debería intentar aplicar
aprendizaje», generada en la actividad 3 de la unidad ante-
todos los conocimientos de es-
rior (téngala presente durante el desarrollo de toda esta ta unidad al análisis de los pro-
unidad porque recurriremos a ella en varias ocasiones). blemas de aprendizaje que le
interesan especialmente.
ACTIVIDADES
9. Elija una de esas situaciones en que la enseñanza no logra promover los cambios
deseados en los alumnos, a partir de la lista generada por usted e intente respon-
der a las siguientes preguntas:
• ¿Cuáles son los cambios que deberían lograrse en los alumnos y que, sin em-
bargo, no se consiguen? O, en otras palabras, ¿qué es exactamente lo que de-
berían aprender?
• ¿Por qué cree usted que los alumnos no logran esos cambios? O, en otras pala-
bras, ¿qué deberían ser capaces de hacer alumnos para conseguirlo?
• Finalmente, ¿qué podríamos hacer para ayudar a los alumnos a superar esa di-
ficultad de aprendizaje? O, en otras palabras, ¿qué actividades podríamos pro-
gramar para ayudarles a alcanzar ese aprendizaje?
Para diseñar mejor estas actividades, puede ayudarle tener en cuenta las causas
que haya planteado en el punto anterior.
Las tres preguntas planteadas en esta actividad corresponden a los tres compo-
nentes básicos desde los que puede analizarse cualquier situación de aprendizaje
a través de la instrucción:
22
A Qué… I
aprendemos o queremos que Resultados o N
N alguien aprenda contenidos
T
Á E
Cómo…
Procesos R
L se aprenden los resultados
buscados V
I E
Cuándo, cuánto, dónde, con N
S quién C
debe organizarse la práctica para I
I activar esos procesos, qué Condiciones
Ó
requisitos debe reunir esa práctica N
S
23
Si un docente no domina la materia, difícilmente podrá
Recordemos que enseñar y
enseñarla. Ahora bien, esto es una condición necesaria
aprender algo son dos verbos
pero no suficiente; no basta con conocer, o incluso domi- que no siempre se conjugan
nar, una materia para poder enseñarla bien, y la razón juntos. Para que esa conjuga-
de eso es obvia: se pretende inducir cambios en el alum- ción sea posible, es necesario
no, pero es ese alumno el que debe aprender o cambiar. considerar no sólo lo que que-
remos enseñar sino también có-
b) Los procesos del aprendizaje, o cómo se producen esos mo se aprenden esos conteni-
cambios (mediante qué mecanismos psicológicos), ha- dos, es decir, qué procesos están
implicados en esos cambios.
cen referencia a la actividad mental de la persona que
aprende o que posibilita esos cambios (se corresponde-
ría con la segunda pregunta de la actividad 9).
En la enseñanza tradicional, también los procesos de aprendizaje (como suce-
día con los contenidos) eran siempre iguales; se aprendía repitiendo los conte-
nidos hasta lograr reproducirlos. Sin embargo, los procesos o mecanismos de
aprendizaje deben ser más variados y estar en función del resultado de apren-
dizaje que se persiga.
No es conveniente realizar las mismas actividades mentales para aprender un número
de teléfono que para comprender la diferencia entre calor y temperatura en Física o
entre sociedad neolítica y feudal en Historia.
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colar o en las primeras edades de la escolarización se posee más sensibilidad a
las peculiaridades psicológicas de los alumnos. Cualquier actividad escolar que
se planifica a estas edades suele hacerse teniendo en cuenta las capacidades
de los alumnos e, incluso, suelen programarse con el fin de desarrollar esas ca-
pacidades (percepción, coordinación motora, comunicación verbal, etc.). Pero,
a medida que va aumentando la edad, se va perdiendo esa sensibilidad y van
suprimiéndose las consideraciones psicológicas, hasta llegar a la Universidad,
donde hay una escasa sensibilidad por los problemas didácticos derivados de la
psicología el alumno.
Sin embargo, estos condicionantes están presentes no sólo a cualquier edad
–incluidos los alumnos universitarios–, sino en toda actividad de aprendizaje.
Como veremos más adelante, si los alumnos no comprenden muchas de las co-
sas que aprenden –y nos tememos que esto sucede en todos los niveles educa-
tivos, pero aún más en los niveles superiores, donde las exigencias de esa com-
prensión son mayores– es, en buena medida, porque la enseñanza no
considera suficientemente la importancia de activar o gestionar el uso que ha-
cen los alumnos de esos procesos mediadores.
c) Las condiciones de aprendizaje se refieren al tipo de actividades o práctica que
tiene lugar para poner en marcha esos procesos de aprendizaje (se correspon-
dería con la tercera pregunta de la actividad 9).
Si el aprendizaje requiere la mediación de ciertos proce-
sos psicológicos, para que sea eficaz y promueva los En la actividad 9 tal vez haya
sugerido algunas formas de
cambios necesarios, la enseñanza deberá estar diseñada
combatir esas dificultades de
con la intención de activar esos procesos, lo cual supone aprendizaje planteando pro-
que ha de crear condiciones favorables para que se blemas a los alumnos, conec-
pongan en marcha los procesos de aprendizaje adecua- tando esos aprendizajes con
dos. Según el resultado que se persiga, es preciso acti- situaciones cotidianas que
les interesen, modificando la
var determinados procesos, lo cual requiere unas condi-
forma de evaluación o de
ciones concretas y no otras. Esas condiciones tendrían organización social de esas
que ver directamente con el uso de recursos didácticos o actividades, dándoles mayor
de instrucción y, en términos más generales, con la autonomía…
planificación de estrategias de intervención para fo-
mentar el aprendizaje.
Las condiciones que pueden servir para un aprendizaje concreto (por ejem-
plo, aprender de modo repetitivo la tabla periódica de los elementos) pue-
den ser totalmente inútiles para otros aprendizajes (por ejemplo, compren-
der por qué un terrón de azúcar se disuelve más fácilmente en un café
caliente que en otro frío).
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dizaje (y, por tanto, de la enseñanza), debemos hacer que
En el resto de esta unidad, par-
los alumnos aprendan de otra manera y usen distintos pro- tiendo de la distinción estable-
cesos, para lo cual han de crearse otras condiciones de cida en la unidad anterior entre
aprendizaje, otro tipo de práctica, y, en definitiva, otra en- aprendizaje por repetición y
señanza. aprendizaje por comprensión,
intentaremos mostrar cómo los
De hecho, si ha de iniciarse el análisis de las situaciones de resultados, procesos y condicio-
aprendizaje en los resultados y procesos para concluir en el nes del aprendizaje son dife-
rentes cuando se trata de repe-
diseño de unas condiciones óptimas o más adecuadas para
tir o de comprender.
el aprendizaje (siguiendo la flecha descendente del esque-
ma de Pozo presentado anteriormente), sólo podemos in-
tervenir en las condiciones del aprendizaje y, mediante esa intervención, actuar
indirectamente sobre los procesos mentales del alumno en busca de los resultados
deseados (flecha ascendente). Por su parte, aunque los alumnos puedan llegar a
adquirir un cierto control sobre sus procesos de aprendizaje (como veremos en la
unidad 2 del módulo 3), verán siempre condicionada o restringida su actividad co-
mo aprendices por las condiciones de enseñanza que los profesores han generado.
Los problemas y las soluciones no son siempre los mismos; lo que sí es constante
es la presencia de esos tres factores y la necesidad de un equilibrio entre ellos si
queremos lograr un buen aprendizaje. Como profesores (y también como alum-
nos), podemos mejorar las situaciones de aprendizaje haciendo que resultados,
procesos y condiciones se adecúen entre sí, esquema desde el cual le propone-
mos que analice las situaciones y los problemas de aprendizaje que usted mismo
ha identificado.
ACTIVIDADES
10. Analice una de las situaciones de aprendizaje que usted ha Si va completando y profundi-
definido en su «lista de problemas de aprendizaje» siguien- zando en este análisis, le será
do el esquema al que nos acabamos de referir. muy útil al final del curso, cuan-
Vaya completando y corrigiendo ese análisis a medida que do deba afrontar el Proyecto Fi-
nal del mismo.
avanza en la unidad.
Repetir y comprender producen, como resultado del aprendizaje, dos formas de cono-
cimiento distintas, tanto desde el punto de vista cognitivo como social.
26
Como consecuencia del aprendizaje repetitivo adquirimos datos e información
verbal sobre el mundo. En cambio, la comprensión genera y modifica nuestros
conceptos. Es importante, por tanto, comprender las diferencias, pero también
las relaciones, entre estas dos formas de conocimiento, ya que, aunque están es-
trechamente vinculadas, en muchos casos los objetivos de la enseñanza suelen
estar dirigidos a uno u otro tipo de resultado, y los procesos y las condiciones de
aprendizaje son también diferentes según se trate de repetir o de comprender.
La falta de diferenciación o confusión, ya sea de quien enseña o de quien apren-
de (o de ambos), puede conducir a que los alumnos aprendan erróneamente co-
mo datos lo que deberían ser conceptos, o, menos frecuentemente, que intenten
comprender lo que únicamente deben ser capaces de repetir.
Sin embargo, esta necesidad de diferenciar entre lo que podríamos llamar la adquisi-
ción de información factual y el conocimiento conceptual no siempre ha estado pre-
sente ni en la cultura, en la educación o en las teorías psicológicas del aprendizaje.
Durante muchos siglos, en nuestra tradición cultural se ha considerado que los alum-
nos debían limitarse a repetir los conocimientos elaborados por otros, sin que fuera
necesario (o incluso posible) tener opinión o criterio propio al respecto. Existía un sa-
ber establecido que no era preciso ni conveniente interpretar o dar significado.
Así, por ejemplo, durante muchos siglos los textos se leían y se aprendían literal-
mente, sin que el lector tuviera opción de hacer su propia interpretación de lo leído.
Por tanto, la búsqueda del significado en los textos, como forma cultural de acer-
carse a ellos, es relativamente reciente en la historia de la lectura.
Otro tanto sucedía en la educación, reducida hasta hace bien poco a un lugar en
el que los alumnos recitaban las respuestas que encontraban en los textos, sin
pensar en su significado. Es decir, aprender era reproducir un saber establecido
sin cuestionarlo ni intentar comprenderlo.
Así, no hace tanto tiempo los niños españoles estudiaban que:
27
Para responder a estas y otras preguntas similares no
Como veremos en la primera
basta con aprender una serie de hechos y datos de for- unidad del módulo 2, buena
ma repetitiva, sino que es necesario relacionarlos con parte de nuestros conocimien-
otros hechos y conceptos en el marco de una red de sig- tos previos tienen más conteni-
nificados. do informativo (o factual: pre-
dicen hechos) que conceptual
Por ello, la enseñanza dirigida al aprendizaje significa- (apenas nos ayudan a dar sig-
tivo requiere partir de los conocimientos previos de los nificado o comprender).
alumnos –que son los que les permiten una representa-
ción del mundo–, aunque sea con la intención de cambiarlos, acercando más
esa representación a los saberes culturales que queremos que los alumnos asi-
milen.
No todas las teorías psicológicas del aprendizaje comparten la creencia de que
los resultados del aprendizaje significativo son diferentes de los de un aprendi-
zaje meramente repetitivo; más bien sucede lo contrario: la teoría dominante
durante más años, el conductismo, asumió que todas las
formas de aprendizaje eran equivalentes y que, de he- A algunas de estas experiencias
cho, no existían diferencias esenciales entre el aprendi- se refiere la propuesta del tutor
zaje humano y el que tiene lugar en los organismos más n.º 3, que convendría que rea-
simples. Tanto es así que intentaron mostrar que lo que lizara en este momento.
Relaciones necesarias
Se basa en Relaciones arbitrarias
(significado)
Admite muchos niveles y nunca
Se alcanza Todo o nada
se alcanza por completo
De forma gradual, en tiempos
Se adquiere De una vez, en tiempos cortos
largos
Como acabamos de ver una vez más, la principal diferencia es que los hechos o da-
tos se aprenden literalmente, de modo reproductivo, mientras que los conceptos se
comprenden, es decir, se interpretan y se relacionan con otros conocimientos dis-
ponibles.
28
El aprendizaje repetitivo produce como resultado una lista de materiales o frases
arbitrarias, sin requerir conexión entre sí y que deben aprenderse sin ser modifi-
cadas ni relacionadas necesariamente con otras ideas.
«El viento es aire en movimiento.»
«La luna en el mar riela y en la lona gime el viento y alza en blando movimiento...»
Algo así es lo que estamos intentando en esta unidad: no se trata de que usted
aprenda de un día para otro una serie de ideas o definiciones (de hecho, ¿se
acuerda de cómo definíamos el aprendizaje?), sino de ir dando significado a he-
chos y conceptos a base de reflexionar y pensar sobre ellos. Ni el alumno que se
aprendía la composición del aire en aquellos términos ni la rata del experimento
conductista debían reflexionar sobre lo que ellos pensaban (si es que pensaban
algo, sobre todo la rata). El aprendizaje comprensivo, por el contrario, se basa en
tomar conciencia de las propias representaciones e ideas. De hecho, no sólo los
resultados de ambos tipos de aprendizaje son diferentes; también se basan en
procesos de aprendizaje distintos.
29
ACTIVIDADES
11. Lea el siguiente texto con atención pero sin tomar notas, intentando recordar lo
máximo posible de él.
Al terminar de leerlo, retire el texto y escriba lo que re-
El texto de esta actividad está
cuerde de él. Si su recuerdo es muy pobre, vuelva a repe-
tomado de la siguiente investi-
tir el proceso.
gación:
«El procedimiento es, en realidad, muy sencillo; en primer BRANSFORD, J. D. y JOHNSON, M. K.
lugar, se distribuyen las piezas en distintos grupos. Por (1972): «Contextual prerequisi-
supuesto, en función del trabajo que se ha de realizar tes for understanding: some in-
puede bastar con un solo montón. Si la falta de instala- vestigations on comprehension
ciones adecuadas le obliga a trasladarse, éste es un ele- and recall», Journal of Verbal
mento importante a tener en cuenta. En caso contrario, Learning and Verbal Behavior,
la tarea se simplifica. Es importante no sobrecargarse, es 11, pp. 717–726.
decir, es preferible hacer pocas cosas a la vez que intentar
hacer demasiadas. A corto plazo esto puede parecer algo sin importancia, pero
es fácil que surjan complicaciones. Cualquier error podría costar muy caro. Al
principio, el procedimiento puede ser laborioso. Sin embargo, pronto se conver-
tirá en una faceta más en la vida cotidiana. Es difícil prever en el futuro inmedia-
to el cese definitivo de la necesidad de este trabajo, aunque nunca puede afir-
marse algo así. Una vez completado todo el proceso, debe ordenarse de nuevo
el material en diferentes grupos y colocar cada pieza en el lugar adecuado. Fi-
nalmente, se utilizarán de nuevo y deberá repetirse todo el ciclo, pero eso forma
parte consustancial de nuestra vida.»
• ¿Ha conseguido aprender el texto?
• ¿Qué ha hecho para conseguirlo?
Ahora vamos a intentar aprenderlo de otra manera que quizás usted ya haya in-
tentado:
Lea el texto intentando averiguar de qué trata, imagine una situación o escena-
rio a la que el texto pueda referirse y léalo desde ella. A continuación, retire de
nuevo el texto y escriba lo que recuerda ahora de él.
30
En cualquier caso, lo importante no es que el título ayude o no a comprender
mejor el texto, sino comprender por qué lo hace; de ahí que podamos afirmar
que los títulos ayudan a entender mejor los textos porque activan conocimien-
tos previos, gracias a los cuales podemos volver a leer el texto con un nuevo
significado.
Por cierto, si ha aguantado la lectura de esta explicación hasta aquí, no le dejare-
mos por más tiempo con la inquietud: el título del texto de la actividad anterior
es «El lavado de ropa». Pruebe ahora a leerlo de nuevo y verá cómo todo cobra
un nuevo significado y es más comprensible.
Como podemos ver, un mismo material puede aprenderse como una lista de he-
chos (o frases) o intentando comprender su significado, es decir, las relaciones en-
tre las partes que lo componen. De hecho, la diferencia entre el aprendizaje re-
petitivo y el comprensivo no reside tanto en el material que debe aprenderse
como en los procesos que se aplican a su aprendizaje.
Obviamente, aquellos materiales cuyas partes no están significativamente rela-
cionadas entre sí no pueden comprenderse porque –al menos así presentados–
no tienen significado.
Todavía quedan algunos de estos listados entre los materiales de la enseñanza
(sin duda, usted podrá recordar todavía, aunque sea parcialmente, algunas de es-
tas listas de accidentes geográficos, nombres o datos que
aprendió en la escuela) y también en el aprendizaje de la En la primera unidad del mó-
vida cotidiana. dulo 4 veremos que entre las
causas de este fallo del apren-
Un buen ejemplo de esto serían las instrucciones para el dizaje está nuestra propia difi-
manejo de la mayor parte de los aparatos y electrodomésti- cultad para diferenciar en la
cos que nos rodean: programar el vídeo, archivar informa- evaluación la repetición de la
ción en un teléfono móvil… Éstas son acciones arbitrarias comprensión, pero, en el propio
momento del aprendizaje,
cuyo significado o necesidad es imposible descifrar, de ahí
cuando el alumno se enfrenta
que las olvidemos tan fácilmente y al mínimo cambio ten-
al material como usted se ha en-
gamos dificultades (porque la posibilidad de generalizarlas frentado al texto anterior, tie-
es muy pequeña). nen lugar procesos y actos de
aprendizaje que determinan en
Afortunadamente, la mayor parte de los aprendizajes en buena medida si esa compren-
contextos de enseñanza –al menos de los que en este mó- sión va a ser posible o no.
dulo queremos ocuparnos–, se basan en materiales organi-
zados de modo significativo que queremos que los alum-
nos comprendan.
Lecturas recomendadas
Sin embargo, los alumnos se limitan con bastante frecuen-
Si está interesado en conocer más
cia a repetir literalmente lo que deberían comprender, y
profundamente la obra de Ausu-
ésta es una de las dificultades más comunes en el aprendi- bel, puede consultar su libro más
zaje escolar (¿hay algún problema de este tipo en su «lista importante:
personal de dificultades de aprendizaje»?). AUSUBEL, D., NOVAK, J. y HANESIAN,
H. (1983): Psicología educativa. Un
En general, podemos afirmar que la comprensión requiere pro- punto de vista cognoscitivo. Mé-
cesos más complejos, exigentes y restrictivos en sus condiciones xico: Trillas.
de uso que la repetición, por lo que cuando no pueden ponerse Una forma más accesible de co-
nocer esta teoría es consultando:
en marcha esos procesos de comprensión, el alumno se limitará
MOREIRA, M. A. (2000): Aprendiza-
a intentar «memorizar» o repetir lo que no entiende.
je significativo. Madrid: Visor.
Este trabajo supone una presen-
Según David Ausubel –uno de los principales teóricos del tación clara y sintética de la teo-
ría de Ausubel sobre el aprendi-
aprendizaje significativo– para que haya comprensión, son
zaje significativo, así como de sus
necesarios –por parte de quien aprende– dos procesos consecuencias para la enseñanza.
esenciales:
31
a) Estar favorablemente dispuesto a la comprensión,
es decir, que la meta del aprendizaje sea extraer El módulo 2 de este curso está
íntegramente dedicado a tra-
significado
bajar estos procesos en detalle.
El primero de esos procesos, el aprendizaje comprensivo o Pero ahora, atendiendo a ese
carácter progresivo o redes-
significativo, requiere una actitud determinada hacia el
criptivo de la comprensión, es
aprendizaje, que tiene que ver tanto con la motivación co- preciso un primer acercamien-
mo con las metas que mantienen el esfuerzo de aprender. to a ambos.
• Esfuerzo deliberado por relacionar • Ningún esfuerzo por integrar los nuevos
los nuevos conocimientos con otros conocimientos con otros ya existentes
ya existentes en la estructura cognitiva. en la estructura cognitiva.
FUENTE: Coll, C., Pozo, J. I., Sarabia, B. y Valls, E. (1992): Los contenidos de la Reforma. Madrid:
Santillana.
32
zaje constructivo o significativo (recuerde lo que sucedió con la actividad 11 antes
o después de conocer de qué trataba realmente el texto).
• Lo primero que puede suceder, sin duda, es que no se perciba ninguna diferencia:
el nuevo material se asimila a un conocimiento ya existen-
te (que no se modifica).
El abanico de posibles relaciones
Con frecuencia, los alumnos comprenden el discurso del entre conocimientos previos y
nueva información puede perci-
profesor o lo que los textos dicen, pero en la medida en
birse mejor a partir de la siguien-
que no reflexionan sobre sus propias ideas o creencias al te analogía presentada por Dri-
respecto, no las modifican. ver, Guesne y Tiberghien (1985):
33
Aprender nuevas propiedades de un gas, la estructura de las sociedades neolíticas,
la fecha de un acontecimiento histórico o nuevos vocablos de una lengua extranjera
son algunos de los ejemplos en los que se produce este tipo de aprendizaje.
Obviamente, comer y aprender no son lo mismo, pero hemos supuesto que us-
ted tenía un conocimiento previo sobre la asimilación de alimentos que podía-
mos usar para proveer de significado a la asimilación de conocimientos. No
obstante, también hay diferencias entre ambas acciones.
La analogía funcionará mal o será insuficiente si usted no percibe esas diferen-
cias que le obliguen a ajustar su concepto de «asimilación» para generar un
nuevo significado o concepto: el de «asimilación de conocimiento».
ACTIVIDADES
12. Intente establecer las semejanzas y diferencias existentes entre los siguientes
conceptos:
• Asimilación de alimentos.
• Asimilación de conocimientos.
Para ello, comience por reflejar por escrito las principales cosas que sabe sobre
la asimilación de alimentos, qué sucede cuando se incorporan al cuerpo, cómo le
afectan y, a su vez, cómo afecta el cuerpo a esos alimentos. Considere, en suma,
la interacción entre los procesos de producción e ingestión de alimentos.
34
• Buena parte de ese ajuste de nuestros conocimientos previos se produce por pro-
cesos de generalización (extensión del ámbito de aplicación de un conocimiento
previo como, por ejemplo, generalizar el concepto de asimilación a la adquisición
de conocimientos) o de diferenciación (reducción de ese ámbito de aplicación,
por ejemplo, diferenciando dos tipos de asimilación: la alimenticia y la cognitiva).
Un caso especial de generalización (de búsqueda de relaciones conceptuales
inicialmente concebidas como diferentes) es el que conduce al último de los
procesos de construcción de conocimiento –el más complejo y radical–: el pro-
ceso de reestructuración de los conocimientos.
Es necesario reestructurar nuestros conocimientos previos cuando no podemos
incorporar la nueva información a los esquemas o estructuras conceptuales que
tenemos, por lo que debemos construir una nueva estructura conceptual.
La reestructuración implica reorganizar todo el «árbol de conocimientos» de
forma que lo que estaba en las raíces pase a ser una rama o bifurcación o que,
al revés, lo más periférico pase a ser central o fundamental.
En la historia de los aprendizajes personales, como en la de las teorías científicas,
se producen cada cierto tiempo «revoluciones conceptuales» que reorganizan y
cambian radicalmente nuestra forma de entender un conocimiento determinado.
Asumir la teoría newtoniana sobre el movimiento de los objetos, la teoría corpuscu-
lar de la materia o la Psicología cognitiva del aprendizaje, puede requerir un pro-
fundo cambio conceptual que suele implicar una integración jerárquica de conoci-
mientos que antes estaban separados (tal vez la analogía anterior entre asimilación
nutritiva y cognitiva le lleve a repensar las relaciones entre mente y cuerpo, tan pro-
fundamente separadas en nuestra dualista tradición cultural).
ACTIVIDADES
35
2.2.3. ¿Cómo se enseña? Las condiciones del aprendizaje:
de la transmisión a la construcción del conocimiento
Si queremos cambiar la forma en que los alumnos aprenden, debemos modificar tam-
bién la forma en la que les enseñamos.
Si los alumnos tienden a aprender de forma repetitiva sin implicarse en lo que ha-
cen es porque los espacios de enseñanza favorecen y promueven esa actitud. Por
tanto, debemos establecer unos principios generales que guíen el diseño de si-
tuaciones de enseñanza para la comprensión:
a) Fomentar en los alumnos la activación y toma de conciencia progresiva de sus
propios conocimientos y la regulación de los propios procesos cognitivos en el
aprendizaje.
b) Implicar a los alumnos en su propio aprendizaje dándoles autonomía y fomen-
tando la cooperación entre ellos.
Pero quizás una buena forma de lograr a la vez estos dos propósitos sea reorga-
nizándolos en un tercer principio que, de algún modo, los resuma (y que será el
que desarrollemos en este apartado):
c) Concebir el aprendizaje como un proceso de hacerse preguntas más que de
encontrar respuestas ya acabadas y elaboradas por otros, basando más las acti-
vidades en la solución de problemas o tareas abiertas que en la realización de
ejercicios o actividades cerradas.
Más allá del formato didáctico concreto que adopte cada actividad (lectura de un
texto, explicación del profesor, elaboración de un trabajo monográfico, debate
en clase, etc.), deberíamos reconocer que el enfoque educativo de la solución de
problemas es la mejor manera de crear una cultura de aprendizaje dirigida a la
comprensión más que a la reproducción de conocimientos.
Por tanto, no se trata de defender la resolución de problemas como técnica o re-
curso didáctico en sí (para lo que sin duda puede ser también muy útil), sino de
defender una concepción del aprendizaje constructivo como un proceso de reso-
lución de problemas y, por tanto, una enseñanza basada en este mismo enfoque.
Según este concepto, un problema sería «una situación que un individuo o un
grupo quiere o necesita resolver y para la cual no dispone de un camino rápido y
directo que le lleve a la solución». Siguiendo esta definición, una situación sólo
puede ser concebida como un problema cuando existe un reconocimiento de ella
como tal problema y no disponemos de conocimientos que, de modo automáti-
co, nos permitan solucionarla de forma que requieran de un proceso de reflexión
o toma de decisiones que nos vaya acercando a esa meta.
Concebir el aprendizaje y la enseñanza como un proceso de solución de proble-
mas requiere, por tanto, devolver las cosas al orden natural del conocimiento, tan
36
alterado en los contextos de enseñanza, según el cual este conocimiento debe ser
siempre la respuesta a una pregunta previamente planteada.
Estamos habituados a enseñar (y a aprender) respuestas cerradas a preguntas
que casi nadie se ha hecho, y si uno no se ha hecho la pregunta, es evidente que
no va a interesarse mucho en la respuesta. En este sentido, convertir el aprendi-
zaje en un problema requiere crear en los alumnos el hábito y la necesidad de en-
frentarse al conocimiento como una pregunta a la que hay que encontrar res-
puesta. No se trata sólo de enseñar a resolver problemas, sino también de
enseñar a plantearse problemas, a convertir la realidad en un problema que me-
rece ser indagado y estudiado, y sobre la cual no están ya todas las verdades o co-
nocimientos escritos, esperando ser repetidos o reproducidos.
Por tanto, no son las situaciones en sí las que, como veíamos al final de la unidad
anterior, definen un problema o un simple ejercicio (¿recuerda usted la diferen-
cia?), sino el modo en que se abordan y los procesos que se ponen en juego.
Una misma tarea o situación puede ser o no concebida como un problema, de-
pendiendo de una serie de variables.
Arreglar una mayonesa que se ha cortado, programar el vídeo para grabar una pelí-
cula, transferir un fichero vía Internet o simplemente atarse los zapatos, puede ser o
no un problema dependiendo de quien se enfrente a la tarea, del nivel de exigencia
de la misma o de las ayudas que reciba quien la resuelve (unas buenas instrucciones
pueden facilitar bastante el problema).
Además, es posible que una misma situación constituya un problema para una
persona pero no para otra, bien porque no tenga interés por la situación, o por-
que posea los mecanismos para resolverla sin invertir apenas recursos.
Así, por ejemplo, para un niño de seis o siete años, determinar qué tiene que hacer
para repartir una bolsa de caramelos de forma equitativa entre sus compañeros
puede constituir un verdadero problema, mientras que para un niño mayor esta ta-
rea es un simple ejercicio que le permita entrenar sus habilidades para efectuar divi-
siones de forma más o menos compleja en función de las cantidades implicadas.
ACTIVIDADES
14. Realice un pequeño «diario» de las actividades cotidianas que realizó ayer. A conti-
nuación, intente clasificarlas como ejercicios o problemas. Seleccione algunas de
ellas e intente explicar por qué hizo lo que hizo. Para este propósito, suelen fun-
cionar mejor los problemas que los ejercicios.
En los próximos días, anote las situaciones-problema ante las que se encuentra y
reflexione sobre ellas.
• ¿Por qué esa situación es un problema? ¿Siempre ha sido un problema para us-
ted?
• ¿Conoce otras personas para las cuales esa situación, problemática para usted,
sería un simple ejercicio?
37
ACTIVIDADES
15. Ahora piense también en los «problemas» que usted, de forma deliberada, plan-
tea a sus alumnos:
• ¿Son verdaderos problemas?
• ¿Qué hace que lo sean?
• ¿Cómo podría convertir una situación rutinaria, un ejercicio, en un problema pa-
ra sus alumnos?
• ¿Qué aprenden los alumnos cuando resuelven problemas?
• ¿Y qué aprenden de los ejercicios?
38
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
• Ausubel, D., Novak, J. y Hanesian, H. (1983): Psicología educativa. Un punto de
vista cognoscitivo. México: Trillas.
En esta obra puede encontrarse una exposición pormenorizada de la teoría del aprendiza-
je significativo de David Ausubel.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
• Álvarez, A. (1960): Enciclopedia Álvarez. Valladolid: Miñón.
• Bransford, J. D. y Johnson, M. K. (1972): «Contextual prerequisites for unders-
tanding: some investigations os comprehension and recall», Journal of Verbal
Learning and Verbal Behavior, 11, pp. 717-726.
• Claxton, G. (1987): Vivir y aprender. Madrid: Alianza.
• Dienes, Z. y Perner, J. (1999): «A theory of implicit and explicit knowledge». Be-
havioral and Brain Sciences, 22, p. 736.
• Monereo, C. y Pozo, J. I. (2001): «¿En qué siglo vive la escuela?: el reto de la
nueva cultura educativa», Cuadernos de Pegagogía, 298, pp. 50-55.
• Pérez Echeverría, M. y Pozo, J. I. (1994): «Aprender a resolver problemas y re-
solver problemas para aprender». En: J. I. Pozo y otros, Solución de problemas,
pp. 14-52. Madrid: Santillana/Aula XXI.
39
• Pozo, J. I. (1992): «El aprendizaje y la enseñanza de hechos y conceptos». En
Coll, C., Pozo, J. I., Sarabia, B. y Valls, E.: Los contenidos en la Reforma, p. 36.
Madrid: Santillana.
• Pozo, J. I. (2000): «Concepciones de aprendizaje y cambio educativo», Ensayos y
experiencias, 33, pp. 4-13
• Sánchez, S. (dir.) (1991): Léxico de tecnología de la educación. Madrid: Santilla-
na/Aula.
• Sánchez, S. (dir.) (1989): Léxico de psicología. Madrid: Santillana/Aula.
• Sopeña, A. (1994): El florido pensil. Memoria de la escuela nacionalcatólica.
Barcelona: Crítica.
• Wertheimer, M. (1945): Productive thinking. Chicago: University of Chicago
Press.
• Unesco (1996): «Los cuatro pilares de la educación». En Delors, J.: La educación
encierra un tesoro. Madrid: Santillana.
40
II
MÓDULO
Aprender a comprender:
los procesos del aprendizaje significativo
DOCUMENTO BASE
• Objetivos ........................................................................................................... 3
• Bibliografía ........................................................................................................ 51
2
OBJETIVOS
• Generales
1. Comprender los procesos y requisitos necesarios para lograr un aprendizaje
significativo o por comprensión.
• Específicos
1. Comprender la naturaleza, origen y función de los conocimientos previos en el
aprendizaje significativo.
2. Ser capaz de diseñar materiales de evaluación con los conocimientos previos
en el propio dominio de especialidad, logrando interpretar la naturaleza de
las principales dificultades conceptuales con el fin de elaborar estrategias di-
dácticas eficaces para promover el cambio conceptual.
3. Concebir el aprendizaje como un sistema complejo en el que las metas y los
motivos dependen más de los resultados del aprendizaje, concepciones, méto-
dos de enseñanza, etc., que de los intereses iniciales de los alumnos.
4. Conocer los diferentes tipos de metas que pueden determinar la orientación
de los alumnos hacia las tareas de aprendizaje, diferenciando entre las formas
de aprendizaje repetitivo y significativo.
5. Analizar diversas situaciones de aprendizaje a partir de una serie de textos en
función del esquema de tres componentes de aprendizaje propuesto (resulta-
dos, procesos y condiciones).
6. Analizar las prácticas educativas en las que se utiliza la lectura para determi-
nar el tipo de aprendizaje que promueven.
3
UNIDAD 1
Ya en el módulo anterior le sugerimos que elaborase una lista con las dificulta-
des de aprendizaje que hubiera vivido recientemente –como profesor o como
alumno– y que le preocupasen especialmente (es decir, situaciones en las que
alguien quiera enseñar o aprender algo sin lograrlo).
4
1.2. Cuando aprender supone cambiar lo que
ya se sabe: la función de los conocimientos En este módulo desarrollare-
mos en detalle estos dos pro-
previos en la comprensión cesos. Así, en esta unidad nos
ocuparemos de la naturaleza y
Ya en la unidad anterior mostramos que aprender com- función de los conocimientos
prendiendo requiere partir de lo que el alumno ya sabe previos en la comprensión, en
la unidad 2 se plantean las di-
para modificarlo. ferentes metas que pueden fi-
jarse los alumnos al aprender
Recuerde el texto de la actividad 11 en la unidad 2 del mó- y la relación de esas metas con
dulo 1: si la tarea no permite activar conocimientos previos las concepciones y enfoques
relevantes –como sucede en la actividad original–, el proce- del aprendizaje y con la propia
so de comprensión resulta casi imposible, y lo único que motivación que ayuda a los
alumnos a esforzarse por
uno puede aprender son frases o ideas sin conexión u orga-
aprender. Finalmente, en la
nización entre sí. En cambio, a partir de una idea organiza- unidad 3 mostraremos cómo se
dora (el título del texto), pueden recuperarse conocimien- aplican estas ideas a una de las
tos que ayudan a conectar esas ideas entre sí, generando situaciones más comunes del
un esquema o representación de la situación. aprendizaje escolar (y en la
que muy frecuentemente se
producen dificultades de com-
En general, puede aceptarse que la comprensión requiere prensión): la comprensión de
conectar la nueva información que queremos enseñar con textos escritos.
los conocimientos previos de los alumnos, es decir, lo que ya
saben.
ACTIVIDADES
1. «Si tuviese que reducir toda la Psicología educativa a un solo principio, enunciaría
éste: el factor más importante que influye en el aprendizaje es saber lo que el
alumno ya sabe. Averígüese esto y enséñese en consecuencia.»
Con esta frase abren D. Ausubel, J. Novak y H. Hanesian el libro:
Ausubel, D., Novak, J. y Hanesian, H. (1983). Psicología educativa. Un punto de
vista cognoscitivo. México: Trillas.
• ¿Está usted de acuerdo con este principio?
• ¿Qué consecuencias tiene para la enseñanza?
• ¿Conoce usted realmente lo que sus alumnos ya saben?
2. Centre su atención en alguna de la/s materia/s que enseña (o, si no es el caso, que
está aprendiendo) e intente identificar algunos de los conocimientos previos de
los alumnos que –por su experiencia– más influyen en los procesos de aprendiza-
je/enseñanza en el aula. Para ello:
5
Haga una lista con esas ideas o conocimientos y téngala presente durante esta
unidad. Cada vez que aparezca una idea, ejemplo o propuesta de cómo trabajar
con esas ideas, recupere la lista e intente aplicar a ella lo que lee.
No se trata sólo de que usted aprenda a aplicar las ideas aquí expuestas a su propia
experiencia, sino también de que localice las insuficiencias o desacuerdos con res-
pecto a este texto. Nuestro objetivo no es convencerle, sino ayudarle a mejorar su
práctica docente.
6
Esta diversidad de denominaciones está relacionada, en Lecturas recomendadas
parte, con la diversidad de los propios conocimientos pre-
Coll, C., Pozo, J. I., Sarabia, B. y
vios con los que debemos trabajar porque algunos pueden Valls, E. (1992): Los contenidos en
ser realmente preconceptos, otros erróneos y otros muchos la Reforma. Madrid: Santillana.
implícitos. Sin embargo, sería difícil afirmar que todos los En este libro encontrará una jus-
conocimientos previos de los alumnos comparten estas ca- tificación detallada de esta dis-
racterísticas. Así que, con todas las cautelas posibles, la si- tinción en los tipos de contenidos
guiente figura intenta resumir algunos de estos rasgos curriculares, así como orientacio-
nes para el tratamiento didácti-
–sabiendo que a todos ellos podremos encontrarles excep- co de cada uno de ellos.
ciones–:
• Poseen coherencia
desde el punto de
vista del alumno, no
desde el punto de • Son bastantes
• Son construcciones
vista científico estables y resistentes
personales
al cambio
Características de los
conocimientos previos
• Tienen un carácter
implícito, se descubren
• Buscan la utilidad
• Son compartidos por en las actividades o
más que la «verdad»
otras personas, predicciones («teorías
pudiéndose agrupar en acción»
en tipologías
Tomado de:
Coll, C., Pozo, J. I., Sarabia, B. y Valls, E. (1992): Los contenidos en la Reforma. Enseñanza
y aprendizaje de conceptos, procedimientos y actitudes. Madrid: Santillana/Aula XXI.
Las experiencias personales con el aprendizaje –algunas de ellas bien tempranas– con-
forman en los niños verdaderas concepciones previas sobre qué es aprender, del mismo
modo que las experiencias personales de los profesores sobre la enseñanza conforman
en ellos concepciones sobre la enseñanza no necesariamente coincidentes con su cono-
cimiento formal.
7
Se forman así conocimientos que suelen ser:
– Incoherentes e incorrectos desde el punto de vista científico pero no desde el
punto de vista de quien los sostiene.
– Predictivos ante fenómenos cotidianos, aunque no sean científicamente co-
rrectos.
Por ejemplo, está demostrado que los alumnos (y todos nosotros con ellos probable-
mente), aunque mantengan ideas muy alejadas de la física newtoniana, mueven de
un modo muy preciso los objetos. Del mismo modo, puede educarse perfectamente
a un hijo sin necesidad de tener conocimientos formales de psicología evolutiva o
pedagogía (más adelante veremos que eso no significa que no sean necesarios los
conocimientos formales de física o psicología, pues ¿para qué enseñamos si no?).
ACTIVIDADES
3. Contraste, lo más posible, los rasgos de los conocimientos previos que acabamos
de exponer con los conocimientos que usted ha identificado a partir de su expe-
riencia personal como profesor o alumno en la actividad anterior.
• ¿Está usted de acuerdo con ellos?
• ¿Se le ocurren observaciones a los mismos? Añádalas en el margen o reverso
del texto.
88
A partir de estos rasgos (carácter personal, científicamente erróneos pero úti-
les, estables y resistentes al cambio, compartidos, implícitos y en busca de utili-
dad), podemos obtener una comprensión general de la naturaleza de estos co-
nocimientos previos –que tendrían un alto valor adaptativo o funcional pero
que proporcionarían una comprensión muy limitada de las situaciones que tan
hábilmente permiten predecir–. Podríamos decir que, a diferencia de buena
parte de los saberes académicos que constituyen el currículo escolar, los cono-
cimientos previos tienen un alto valor predictivo pero un escaso poder expli-
cativo.
ACTIVIDADES
• Como ya sabrá, es más fácil disolver un terrón de azúcar en café caliente que en
café frío. ¿Por qué sucede esto?
• Todos sabemos que cuando estamos cocinado podemos agarrar sin problemas
las cucharas, los cazos y las sartenes que tienen las asas de madera o de un ma-
terial plástico. Sin embargo, debemos tener cuidado si están hechos de metal,
vidrio o barro. ¿Por qué?
• Cuando andamos en verano por una playa, podemos observar que la arena se
calienta mucho más que el agua. Sin embargo, cuando llega la noche sucede lo
contrario: el agua está más caliente que la arena. ¿Por qué?
• ¿Podría encontrar una explicación común a las dos situaciones anteriores?
• ¿A qué cree que se deben las estaciones del año?
• ¿Por qué, en cualquier situación, vemos la misma cara de la luna, de modo que
siempre hay una «cara oculta»?
• En relación con la fotosíntesis, ¿qué pasaría si los vegetales produjesen más oxí-
geno del que se consume en la respiración?
• Según una creencia muy popular, no se debe dormir en una habitación con
plantas. ¿Es correcta esta creencia? ¿Por qué?
La mayor parte de estas situaciones y sus explicaciones son contenidos que obli-
gatoriamente los alumnos deben estudiar en Educación Secundaria. Pero, ¿son
realmente conocimientos de «dominio público»?
99
1.2.2. Origen y tipos de conocimientos previos
Tal vez, al realizar la actividad anterior se haya sorprendido con ideas o creencias
que no sabía que tenía, o con vagas intuiciones cuyo origen desconoce sobre co-
sas en las que no recuerde haber pensado nunca. En cambio, puede que en otros
casos sus conocimientos sean bastante más explícitos y tengan un origen más pre-
ciso: en una conversación, en una enseñanza o en una situación vivida.
Una clasificación útil para rastrear la naturaleza de las ideas que los alumnos lle-
van al aula de Ciencias, se basa en diferenciar la fuente de la que surge ese cono-
cimiento. Hay tres vías fundamentales mediante las que se adquieren ideas:
Cada vez que nos enfrentamos a un suceso nuevo (es decir, moderadamente dis-
crepante de nuestras expectativas), iniciamos una búsqueda causal con el fin de
encontrar información que nos permita predecir y controlar ese suceso; el origen
de estas búsquedas es siempre un problema.
10
10
• La contigüidad temporal entre la causa y el efecto.
Si nos duele la cabeza o el estómago, se deberá a lo último que hayamos hecho o
comido.
Si alguien se muestra enfadado con nosotros, buscaremos en nuestra memoria al-
gún hecho reciente en el que le hayamos molestado.
Si se nos seca el bonsái, será que la semana pasada hizo calor (aunque tal vez lleve-
mos dos años sin abonarlo).
Como hemos visto en los ejemplos, buena parte de nuestra física y química intui-
tiva, como también nuestras ideas sobre la salud y la enfermedad, se apoyan en
este tipo de reglas. Un rasgo de este tipo de ideas es que presentan una mayor
universalidad, a través de culturas y edades, que los otros tipos de ideas que se
analizarán a continuación. Otro rasgo característico es que suelen ser conoci-
mientos más implícitos que explícitos: muchas veces es algo que sabemos hacer,
pero difícilmente decir, verbalizar.
A diferencia de las reglas que acabamos de analizar, las concepciones sociales no tienen
su origen tanto en la interacción directa, sensorial, con el mundo, como en el entorno
social y cultural, de cuyas ideas se impregnaría el alumno.
11
La cultura es, entre otras muchas cosas, un conjunto de creencias compartidas por
unos grupos sociales, de modo que la educación y la socialización tendrían entre
sus metas prioritarias la asimilación de esas creencias por parte de los individuos.
Pero, con más frecuencia, las ideas que los alumnos obtienen del conocimiento
escolar no se limitan a reflejar errores conceptuales presentes en los libros de tex-
tos o las explicaciones recibidas; más bien reflejan un «error» didáctico en la for-
ma en que se les presentan los saberes escolares. Al no presentarse el conoci-
miento escolar como un saber diferente de otras formas de saber, los alumnos
tienden a asimilar esos conocimientos escolares, de forma analógica, a sus otras
fuentes de «conocimiento» sobre el mundo. La consecuencia más directa es una
incomprensión de la propia naturaleza de los discursos académicos en que se
sustenta el currículo escolar, al confundirlo y mezclarlo con su conocimiento sen-
sorial y social.
12
ideas con las que los alumnos transitan por el sistema escolar, sin que se detecte
muchas veces su inadecuada asimilación. Muchos alumnos adquieren las «piezas»
del conocimiento escolar cuando son evaluados mediante sistemas que fragmen-
tan el conocimiento (tests de opción múltiple o tareas muy contextualizadas) o
que simplemente piden su reproducción (aparentando así dominar ese conoci-
miento), con lo que en realidad tienen las piezas sin saber encajarlas en ningún
mapa o pretendiendo encajarlas en todos a la vez. Y eso es lo que hemos visto
que es la comprensión: la capacidad de organizar la información y de conectar
unos saberes con otros, de forma que en lugar de ser circunstanciales o casuales,
se vuelvan epistémicamente necesarios.
Todo esto tiene consecuencias también sobre la forma en que podemos manejar
estos conocimientos previos en el aula, sobre su tratamiento didáctico.
ACTIVIDADES
Origen sensorial
Semejanza
Contigüidad espacial
Contigüidad temporal
Covariación cualitativa
Covariación cuantitativa
Origen cultural
Origen escolar
13
gorías, lo que sin duda facilita no sólo su identificación sino también su trata-
miento didáctico.
No obstante, lo más relevante aquí es cómo conocer esos conocimientos en el au-
la, mediante qué tareas y situaciones. Pues bien, existen diferentes técnicas o re-
cursos que pueden utilizarse con el fin de sacar a la luz esos conocimientos que se
hallan en buena medida implícitos, o subyacentes, al aprendizaje de los alumnos:
• Una técnica que se emplea con frecuencia son los cuestionarios sobre un tema
concreto, que obligan a los alumnos a pensar en lo que implícitamente saben. Con
esta técnica se trata de diseñar unas cuantas preguntas relacionadas entre sí, que
pueden presentarse en formato abierto o como una tarea de opción múltiple.
La ventaja de los tests de opción múltiple es que son más fáciles de evaluar, pe-
ro también pueden perder riqueza o espontaneidad en las respuestas de los
alumnos, deficiencia que quizá pueda compensarse si, tras la elección del alum-
no, le pedimos que justifique su respuesta por escrito y luego la discuta con sus
compañeros. Usados así, estos cuestionarios de opción múltiple tienen la venta-
ja de que focalizan la atención, definiendo con más precisión el problema so-
bre el que se va a trabajar y dejando abierta la posibilidad de que los alumnos
expliquen o justifiquen las opciones elegidas con sus propias palabras.
Un riesgo de las preguntas abiertas es que distintos alumnos pueden estar res-
pondiendo a diferentes tareas a partir una misma pregunta, lo que puede difi-
cultar el trabajo en el aula. Por tanto, el uso de preguntas más o menos abier-
tas depende en gran medida de nuestras metas y del uso que vayamos a dar a
los datos así obtenidos.
• Quizás una buena forma de asegurarnos que estamos ayudando a activar las
ideas adecuadas en los alumnos, al tiempo que les dejamos la posibilidad de
concebir y expresar la situación en sus propios términos, sea recurrir a situacio-
nes-problema, consistentes en un pequeño suceso o fenómeno ante el que el
alumno debe hacer una predicción o una explicación. Puede ser útil pedirles
que expliquen lo obvio y cotidiano (cómo funciona una bombilla, por qué se
rompe un cristal cuando lo golpeamos, cómo se forman las nubes, por qué olvi-
dan cosas que han aprendido…), pero también puede serlo presentarles situa-
ciones nuevas o paradójicas.
La finalidad de estas situaciones-problema es activar conocimientos previos
que vayan a relacionarse con el contenido conceptual de las actividades didác-
ticas. Pueden ser tareas de papel y lápiz, o también –en el caso sobre todo de
las Ciencias Naturales– que permitan una manipulación física por parte de los
alumnos. Es posible que requieran una predicción y/o explicación, pero debe
tenerse en cuenta que explicar es casi siempre más difícil que predecir. Cuanto
más abierto sea el problema, mayor será la dificultad que implica.
Estos criterios han de tenerse en cuenta, ya que cuanto mayores sean los cono-
cimientos de los alumnos, mejor podrán afrontar las situaciones más difíciles,
con lo que generalmente deberemos comenzar trabajando situaciones más
sencillas desde el punto de vista del aprendizaje, para ir introduciendo dificul-
tades progresivamente.
• La aplicación de estas tareas puede acompañarse en algunos casos de una en-
trevista, individual o en pequeños grupos, en la que los alumnos deban justifi-
car sus explicaciones. Es conveniente en este caso preparar un guión previo pa-
ra dirigir la entrevista hacia los aspectos más relevantes, anticipando las
posibles dificultades y concibiendo esa entrevista no sólo como una forma de
averiguar lo que los alumnos ya conocen –según la célebre idea de Ausubel,
Novak y Hanesian–, sino también para ayudarles a reflexionar sobre ello.
14
ACTIVIDADES
Sea cual sea la técnica que usemos para activar los cono-
Discutir con otros y explicarles lo
cimientos previos de los alumnos, su objetivo no debe ser que creemos no es sólo una bue-
tanto que nosotros «conozcamos lo que ya saben» como na forma de aprender a escu-
que ellos mismos tomen conciencia de ello, de que refle- char y ser tolerantes, sino tam-
xionen sobre sus propios conocimientos, ya que –como bién la mejor vía para progresar
en nuestra comprensión. Todos
hemos visto– buena parte de sus ideas o representacio-
los que somos profesores sabe-
nes son implícitas y ni siquiera ellos (o nosotros) saben mos que muchas cosas las hemos
(sabemos) que las tienen (tenemos). Por ello, una vez ac- comprendido mejor cuando nos
tivadas individualmente esas ideas por cada alumno, es hemos visto obligados a expli-
fundamental promover una discusión en pequeños gru- cárselas a otros. Este principio
puede ser también aplicado per-
pos que obligue a los alumnos a explicitar lo que saben o
fectamente al trabajo con los co-
creen saber, ya que en ese proceso ellos mismos descu- nocimientos previos.
brirán su nivel de conocimiento.
La activación de los conocimientos previos mediante ciertas tareas o activida-
des, como las que aquí hemos sugerido, cumpliría varias funciones en el proce-
so de enseñanza, entre las que deberían estar:
• Hacer que el profesor conozca mejor las principales ideas o saberes de los
alumnos sobre el tema que van a estudiar, lo que le ayudará a la planifica-
ción y secuenciación de las actividades de enseñanza.
• Ayudar a los alumnos a que tomen conciencia de las ideas que tienen –gene-
ralmente de un modo implícito–, para lo cual es esencial que las hagan explí-
citas en contextos de comunicación social (oral o escrita).
• Propiciar que el alumno justifique sus creencias y reflexione sobre ellas, de
forma que se vea obligado a resolver las contradicciones que encuentre y,
por tanto, a organizar mejor sus conocimientos (lo que sabemos que es esen-
cial para mejorar la comprensión).
• Posibilitar que los alumnos contrasten sus puntos de vista, aprendiendo no
sólo en grupo, sino también de modo cooperativo, descubriendo la existen-
cia de ideas diferentes a las suyas y aprendiendo que el diálogo es también
una forma de avanzar en la comprensión.
Concebida así, la evaluación de los conocimientos previos es una parte del
propio proceso de aprendizaje/enseñanza. No se trata sólo de obtener una fo-
tografía estática de las ideas que los alumnos tienen antes de empezar a estu-
diar porque, al trabajar estas ideas con ciertas tareas, estamos dándoles un tra-
tamiento didáctico y, con ello, ayudándoles a cambiar esos conocimientos
previos.
15
Un error muy común es creer que estas tareas de evaluación de conocimientos
previos deben aplicarse antes de cada unidad didáctica, para presentar a conti-
nuación una explicación científica correcta que ayude a los alumnos a ver sus pro-
pios «errores conceptuales» y a superarlos. Realizar una actividad para «medir»
los conocimientos previos antes de cada unidad es totalmente inútil si luego no
se recuperan esas tareas en el desarrollo posterior de esa unidad didáctica.
Los conocimientos previos de los alumnos pueden evaluarse antes de cada unidad, pero
también en el transcurso de la misma. No deben usarse sólo como una medida previa
de lo que saben sino, sobre todo, como parte de una estrategia didáctica dirigida a
cambiar lo que saben.
16
Frente al conocimiento fragmentario e inconsciente
Como vimos en parte en la uni-
–pero con un alto valor predictivo– con que llegan los dad 1 del módulo 1, la educación
alumnos al aula, hay que hacerles reconstruir –a través debería servir hoy para propor-
de la reflexión y la diferenciación conceptual aplicada a cionar modelos en los que incluir
la solución de problemas–, modelos y teorías más próxi- y organizar buena parte del co-
nocimiento al que los alumnos
mos al conocimiento académico o científico, que tendrí-
acceden por otras vías en esta so-
an el valor añadido de explicar lo que los conocimientos ciedad de la información.
intuitivos muchas veces sólo logran predecir: cómo está
organizado el mundo que nos rodea. En definitiva, se
trataría de que, sin abandonar necesariamente esas ideas con las que llegan a
la escuela –que tanto sentido tienen en muchas situaciones cotidianas y que
nosotros aún seguimos usando a diario–, los alumnos construyeran un conoci-
miento formalizado en el que integrarlas, asimilando el conocimiento intuiti-
vo en el escolar o académico, y no al revés, como sucede habitualmente con
buena parte de los aprendizajes escolares.
Aquí hemos sugerido que la mejor forma de abordar didácticamente esos conoci-
mientos previos es dejar de concebirlos como enemigos u obstáculos para el
aprendizaje (como «ideas erróneas» que deben ser erradicadas) para entenderlos
más bien como productos de una comprensión incipiente o intuitiva que debe ser
respetada al tiempo que mejorada o modificada.
El cambio conceptual no implica que los alumnos abandonen sus conocimientos previos
(¿por qué iban a abandonar su sentido común?) sino que los reconstruyan o redescri-
ban en el marco de nuevos aprendizajes, que doten a esas experiencias de un nuevo
significado.
Pero conseguir que los alumnos se esfuercen por comprender (y no sólo por repetir
o recitar información sin significado) va a exigir implicarles en su propio aprendiza-
je, que no busquen sólo metas externas (motivos extrínsecos) ni limiten el aprendi-
zaje a un proceso de mera reproducción o copia de saber externos, ajenos a ellos
(teoría directa), sino que asuman y redefinan sus propias metas de aprendizaje (mo-
tivos intrínsecos) al tiempo que conciban el aprendizaje como un proceso de encon-
trar un significado personal a lo que están aprendiendo (teoría constructiva).
17
Pero para lograr ambas cosas (cambiar sus metas y concepciones de aprendizaje)
debemos partir de sus propios conocimientos sobre el mundo, de lo que ya saben
y creen (a veces sin saber que lo saben y creen).
Sólo podremos modificar su estilo o enfoque de aprendizaje a partir de situacio-
nes y problemas de aprendizaje que tengan un contenido definido, situaciones
con respecto a las cuales los alumnos tengan ya algún conocimiento o idea previa
a partir de la cual puedan comenzar a reflexionar.
De esta forma, los diferentes requisitos del aprendizaje por comprensión se nece-
sitan mutuamente: la movilización didáctica de las ideas previas requiere el esta-
blecimiento de nuevas metas y concepciones del aprendizaje al tiempo que con-
duce hacia ellas (de estas nos ocuparemos en la siguiente unidad).
18
UNIDAD 2
A lo largo de la unidad anterior hemos ido viendo cómo los conocimientos que
posee el alumno son al mismo tiempo un requisito necesario para el aprendizaje
comprensivo y una posible fuente de dificultades de esta comprensión. Sin cono-
cimientos previos que nos permitan integrar y dar significado a la nueva informa-
ción, sólo podremos aprender datos inconexos, sin sentido; pero, al mismo tiem-
po, estos conocimientos pueden ser contradictorios con los nuevos aprendizajes y
provocar, en el mejor de los casos un conflicto o, en el peor, un malentedimiento.
Otro tanto ocurre con el tema de esta unidad: las metas y motivos del aprendiza-
je. Esto es, sin un determinado motivo, sin una determinada meta, difícilmente
puede producirse aprendizaje, ya sea éste comprensivo o repetitivo; por otra par-
te, determinadas metas pueden ser poco compatibles con la puesta en marcha de
los procesos que dan significado al aprendizaje.
De la misma manera, ya hemos destacado que el aprendizaje y la enseñanza
constituyen sistemas complejos en los que entran en juego muchos factores pro-
fundamente interrelacionados entre sí. Estrechamente relacionado con esto, en
esta unidad planteamos que no podemos hablar de la motivación como un rasgo
individual y estático que depende única y exclusivamente del alumno o del gra-
do de amenidad del discurso del profesor.
La motivación se caracteriza por ser un sistema dinámico que depende de las metas del pro-
pio alumno, de sus expectativas, de las características de la enseñanza a la que se está some-
tiendo, de su relación con otras enseñanzas, del método de evaluación del aprendizaje, etc.
ACTIVIDADES
19
Aprender, especialmente cuando se realiza de un modo explícito, suele exigir un
esfuerzo considerable, por lo que siempre tiene que haber algún motivo que jus-
tifique ese esfuerzo; en otras palabras, sin motivación no hay aprendizaje.
¿Por qué si no alguien como usted, probablemente después de una jornada de
trabajo, entre las muchas actividades que podría estar realizando en este mo-
mento –algunas de ellas seguramente más interesantes–, se encierra con el orde-
nador durante una o dos horas para seguir avanzando en este curso? ¿Cuál o cuá-
les son sus motivos? Seguramente esté interesado en comprender mejor cómo
aprenden sus alumnos, en resolver los problemas concretos con los que tiene que
enfrentarse en su trabajo como docente, en obtener el título que se otorga al ter-
minar el curso, o tal vez quiera demostrarse a sí mismo o a sus colegas su valía o
competencia profesional; podría incluso haberse visto obligado a hacer este curso
por imposición del centro en el que trabaja.
Sean cuales sean los motivos por los que usted está realizando este curso, lo cier-
to es que las razones para emprender una tarea como ésta y mantenerse en el
empeño pueden ser muy variadas. Por otra parte, es igualmente cierto que no to-
dos los motivos conducen a los mismos resultados de aprendizaje: las metas que
nos planteamos al enfrentarnos con una tarea van a determinar en buena medi-
da las estrategias de aprendizaje que ponemos en marcha para llevarla a cabo.
Así, si la única razón que le hubiera movido a hacer este curso hubiera sido, por
ejemplo, quedar bien ante los compañeros u obtener un título que le ayude a
promocionar, y realmente no hubiera tenido interés alguno por comprender los
problemas de los que nos estamos ocupando, muy posiblemente no se estaría
implicando en un proceso de aprendizaje significativo, conformándose con
aprender superficialmente. Pero estamos seguros de que entre sus metas, sean
las que sean, también se contempla el deseo de comprender (y si esta última ra-
zón no se encontraba entre sus prioridades inicialmente, esperamos que éstas
estén cambiando).
Si ahora retomamos el problema de la falta de motivación que manifiestan mu-
chos alumnos, quizás deberíamos pensar que el problema no es tanto que no es-
tén motivados –y por ello no quieran esforzarse en aprender– sino que lo estén
por razones o motivos diferentes al de aprender.
ACTIVIDADES
8. Si usted es profesor, intente responder a las siguientes cuestiones desde ese pa-
pel. Si, por el contrario, no ejerce la docencia en este momento, responda a las
mismas desde la posición de alumno:
• ¿Cuáles son, en su opinión, las metas más comunes de los alumnos cuando em-
prenden tareas de aprendizaje escolares?
• Con respecto a las metas más habituales entre los alumnos de los diferentes ni-
veles educativos (desde la Educación Infantil hasta la Enseñanza Superior),
¿considera que son siempre las mismas o que éstas van cambiando?
20
Tareas de
aprendizaje
presentan
Distintos
incentivos
METAS
Tomado de:
Alonso Tapia, J. (1995): Orientación educativa. Teoría, evaluación e intervención,
p. 171. Madrid: Síntesis.
A veces, los alumnos no abordan las tareas escolares para aprender algo, sino pa-
ra conseguir otros resultados ajenos al aprendizaje como:
– Obtener alguna recompensa (por ejemplo, el alumno que consigue la vídeo-
consola que tanto deseaba por sus buenas notas).
– Evitar un castigo (el alumno que no quiere suspender porque sus padres le reti-
rarán la paga semanal).
– Conseguir que los demás –ya sean los padres, los profesores o los compañeros–
le acepten y no le rechacen (por ejemplo, aquel alumno que teme el enfado de
sus padres si no consigue aprobar).
En estos casos, decimos que los alumnos tienen una motivación extrínseca, ya
que los objetivos que persiguen son externos a la propia actividad de aprendiza-
je: el interés no reside en lo que se aprende sino en las consecuencias de haberlo
aprendido.
Sin embargo, en otros casos la misma realización de la tarea académica resulta in-
teresante y gratificante, siendo la prioridad de los estudiantes llegar a compren-
der el contenido o dominar las habilidades que la tarea requiere. En estos casos
hablaremos de motivación intrínseca, dado que el objetivo del aprendizaje está
estrechamente relacionado con lo que se aprende.
21
Estas dos clases de motivación suelen ir asociadas a diferentes formas de aprender:
cuando lo que mueve a los estudiantes hacia la actividad escolar es sólo su valor instru-
mental y lo importante no es tanto aprender como «aprobar», una estrategia de
aprendizaje repetitivo o memorístico suele resultar bastante efectiva. En cambio, si la
preocupación principal es comprender los contenidos que se están trabajando, es más
probable que los estudiantes afronten la tarea aplicando estrategias de aprendizaje
significativo, dirigidas a la búsqueda de significado y sentido.
No obstante, estos dos tipos de metas no son excluyentes; de hecho, es difícil en-
contrar actividades que sólo estén motivadas intrínsecamente.
Ejemplo: el niño que practica un deporte por el placer que le reporta pero también
por el reconocimiento que obtiene de su habilidad por parte de los padres, entrena-
dores o amigos.
Hasta cierto punto, cuantas más razones se tengan para hacer algo, más probable
es que se lleve a cabo. Si aprender por el deseo de aprender es el motivo más efi-
caz, los incentivos externos pueden ser también necesarios en cierta medida: to-
dos sabemos que incluso las personas maduras necesitamos recompensas exter-
nas alguna vez. Estas recompensas externas son especialmente útiles en las
primeras etapas del aprendizaje de una materia o de una habilidad nueva, cuan-
do es poco probable que la motivación interna, por sí sola, sea suficiente para su-
ministrar los incentivos adecuados.
Con frecuencia, una actividad resulta interesante en sí misma sólo cuando se ha
alcanzado un determinado nivel de competencia; así, las recompensas y los elo-
gios pueden contribuir a que los alumnos se involucren el tiempo necesario para
alcanzar dicho nivel.
Por ejemplo, los niños pequeños que aprenden a tocar un instrumento musical nece-
sitan incentivos externos hasta que adquieren las habilidades básicas necesarias para
encontrar satisfacción en la propia actividad.
El problema se presenta cuando el esfuerzo se mantiene gracias, principalmente,
a las recompensas externas y el constante estímulo de los demás, de forma que lo
que se está aprendiendo no se llega a percibir como algo intrínsecamente intere-
sante y relevante; en estos casos, es muy probable que en cuanto desaparezcan
los motivos extrínsecos, el aprendizaje disminuya o se extinga.
En general, aunque lo más frecuente es que se produzca una combinación de ambos tipos
de motivos, para producir aprendizajes más eficaces los motivos intrínsecos deben predo-
minar sobre los motivos extrínsecos, por ser menos dependientes de factores externos.
22
FORMAS QUE TIENE EL ALUMNO DE AFRONTAR LAS TAREAS ESCOLARES
(Según su interés esté en aprender o en la experiencia de competencia/incompeten-
cia derivada del resultado.)
El profesor de una clase de 6.º de Educación Primaria ha puesto a los alumnos un
control rutinario en el que han de hacer cinco problemas de matemáticas. Dos alum-
nos copian los problemas y actúan de la siguiente manera:
CASO I
JUAN: (Para sí)
Vaya, parecen interesantes. A ver si los resuelvo todos.
Veamos… me piden que indique los litros de leche que quedarán tras ali-
mentar desde el 6 de marzo hasta el 14 de abril a los 200 soldados de un
cuartel… ¿Cómo puedo hacerlo?
Mmmm… lo primero que me han dicho es que piense en la pregunta.
Cuánta leche me queda después de quitar… quedar… Luego la última
operación será restar de la que había la que se ha gastado… Conozco la
que había… 100.000 litros. No conozco la que se ha gastado…, pero cada
soldado consume un litro diario… (El proceso sigue hasta que da por ter-
minados los problemas y presenta los resultados al profesor.)
PROFESOR: El resultado del primer problema está mal.
JUAN: ¿Por qué? ¿Qué he hecho mal? He pensado en la pregunta y he hecho el
problema por pasos, como dice.
PROFESOR: Sí, pero ¿cuántos días tiene el mes de marzo?
JUAN: Mmmm, 31. ¡Claro! Ahí está el error. Gracias. Ya no se me olvida.
(En su sitio y para sí) Bueno, no tengo que olvidarme de esto.
CASO II
PEDRO: (Para sí)
Vaya lata. Como me salgan mal, me puedo preparar…
Veamos… me piden que indique los litros de leche que quedarán tras ali-
mentar desde el 6 de marzo hasta el 14 de abril a los 200 soldados de un
cuartel… Vaya lío. A mí esto no me sale… Y nada más que tengo media
hora para hacer los cinco problemas… (Comienza a trabajar y a los 10 mi-
nutos pregunta a su compañero.)
¿Cuántos llevas? A mí todavía me faltan tres. Me va a faltar tiempo…
(El compañero responde y Pedro pregunta.) ¿Qué te da el primero?
(Recibe respuesta.) Menos mal. A mí me da lo mismo. (El proceso sigue hasta
que da por terminados los problemas y presenta los resultados al profesor.)
PROFESOR: El resultado del primer problema está mal.
PEDRO: (Pensando)… Me lo temía. A mí esto no se me da. ¡Si no pusiera unos pro-
blemas tan difíciles! La profesora Paz sí que era buena. No nos liaba como
éste. Bueno. Por lo menos he aprobado. Voy a ver si he ganado a Ana.
Alonso Tapia, J. (1991): Motivación y aprendizaje en el aula. Cómo enseñar a pensar,
p. 26. Madrid: Santillana.
ACTIVIDADES
9. Después de leer los dos casos anteriores, compare la actuación de los dos alumnos
y responda a las siguientes cuestiones:
• ¿Qué diferencias encuentra con respecto al valor que tiene para cada uno de los
dos alumnos llegar a resolver los problemas que les ha planteado el profesor?
¿Cuáles son los móviles de cada uno de ellos?
• ¿Qué diferencias encuentra en la forma de afrontar la tarea?
• ¿Y en la forma de experimentar el fracaso?
• ¿Cómo cree que repercutirán estas dos maneras de orientarse hacia la tarea so-
bre el aprendizaje?
23
La actuación de alumnos como Juan suele estar guiada por el deseo de aprender:
resolver los problemas planteados por el profesor es una tarea que tiene interés
en sí misma.
En cambio, los alumnos como Pedro se orientan hacia la consecución del éxito
académico en unos casos y hacia evitar el fracaso en otros.
Lo que importa en ambos casos es que los resultados que se obtienen –ya sean
aciertos o errores–, se valoran porque tienden a concebirse como indicadores de
la propia capacidad o incapacidad.
Lo que buscan estos alumnos, en definitiva, es que los demás valoren positiva-
mente su capacidad o, al menos, que no lo hagan negativamente para, de ese
modo, poder valorarse positivamente a sí mismos y preservar su autoestima. Éste
es el caso de los alumnos preocupados principalmente por las calificaciones que
obtienen para quedar bien ante los demás y ante ellos mismos.
Como seguramente habrá podido apreciar a partir de los casos que acaba de ana-
lizar, el deseo de aprender algo es la meta que repercute más positivamente so-
bre el aprendizaje, dado que suele ir acompañado de la tendencia de los alumnos
a centrar la atención en el proceso que están siguiendo para realizar la tarea y no
tanto en el producto del mismo.
En otras palabras, estos alumnos afrontan las tareas de una manera más regula-
da, planteándose qué es lo que tienen que aprender, cómo pueden lograrlo,
qué dificultades encuentran y cómo pueden superarlas. Sin embargo, los alum-
nos más preocupados por los resultados tienden a fijarse menos en el proceso
que siguen cuando afrontan una tarea, con lo que el aprendizaje puede verse
afectado.
Como en otras ocasiones hemos comentado, para aprobar o, incluso, conseguir
una buena nota, no es necesario en muchos casos esforzarse en lograr un apren-
dizaje significativo.
La forma en que interpretan estos alumnos los resultados también es diferen-
te: cuando lo que realmente importa es aprender, los aciertos y los errores
–más que poner de manifiesto lo que una persona vale o deja de valer– permi-
ten al alumno constatar su progreso en el aprendizaje, es decir, le informan de
lo que ha aprendido y de lo que aún no ha logrado aprender. Los errores, por lo
tanto, no se experimentan como un fracaso sino que constituyen una experien-
cia positiva de la que se puede aprender. En cambio, cuando el objetivo funda-
mental es saberse competente, los errores sí se perciben como un fracaso por-
que, de acuerdo con el significado que se les da, lo que ponen de manifiesto es
la falta de capacidad, con lo que la autoimagen puede verse seriamente dañada
(de ahí el esfuerzo por evitar aquellas situaciones que puedan desembocar en el
fracaso).
Otra diferencia que puede estar en la base de las anteriores reside en la concep-
ción que se tiene de la inteligencia, de las capacidades o habilidades intelectua-
les. Para los alumnos orientados al aprendizaje, la inteligencia consiste en un
conjunto de capacidades que pueden modificarse mediante el aprendizaje. En
cambio, los alumnos preocupados por los resultados suelen concebirla como algo
estable que no puede mejorarse mediante el propio esfuerzo, de tal manera que
si se tiene éxito es porque se es inteligente, y si se fracasa a pesar de haberse es-
forzado es porque no se es lo bastante inteligente.
Estrechamente relacionada con la anterior, encontramos otra diferencia en la
tendencia de los sujetos a hacer atribuciones ante los resultados que obtienen, es
decir, a buscar la causa de sus éxitos y fracasos. Para salvar su autoestima, los
24
alumnos motivados por sentirse competentes se atribuyen los éxitos a sí mismos,
es decir, a causas percibidas como internas, una mezcla de capacidad elevada
(que conciben como algo estable y no controlable) y de esfuerzo (que perciben
como variable y controlable). Los fracasos suelen achacarlos a la falta de esfuerzo
o a causas que perciben fuera de ellos y que no están bajo su control (dificultad
de la tarea, profesor, mala suerte...); cuando fracasan, en lugar de centrarse en la
identificación de los errores y en la búsqueda de soluciones, tienden a abandonar
antes la tarea y a justificar el fracaso pensando que no se han esforzado lo sufi-
ciente, que es muy difícil, o que el profesor no sabe enseñar… Sin embargo, los
que están motivados por aprender, más que hacer atribuciones ante el fracaso,
se orientan a la resolución de los problemas; es decir, que cuando fracasan no de-
jan de esforzarse sino que tratan de superar las dificultades que encuentran, bus-
cando aprender a partir de los errores cometidos.
Una pauta motivacional, de la que no nos hemos ocupado hasta ahora y que tiene
consecuencias muy negativas tanto para el aprendizaje como para la autoestima,
es la que define el fenómeno de la indefensión. La indefensión es el estado de de-
sesperanza y, en algunos casos, de depresión que acompaña a la creencia de que
por mucho que uno se esfuerce el fracaso es inevitable. Cuando un alumno pien-
sa que haga lo que haga va a fracasar, deja de esforzarse. Estas reducidas expecta-
tivas de éxito y la baja autoestima que las acompañan se debe a que los alumnos
indefensos tienden a atribuir los fracasos a la falta de capacidad y los éxitos a fac-
tores externos incontrolables.
25
positivo no sólo para el aprendizaje, sino también para la Lecturas recomendadas
motivación. De esta forma, en lugar de atribuir su fracaso
a que no se han esforzado lo suficiente o bloquearse pen- En esta unidad sólo hemos hecho
un pequeño apunte sobre el pa-
sando que no hay nada que hacer, los alumnos podrían ex- pel que juega la motivación en
perimentar que aprenden, lo que les haría sentirse compe- el aprendizaje pero no podemos
tentes y llegar a la convicción de que la competencia o ocuparnos del proceso de la mo-
capacidad –lejos de ser inalterable e incontrolable– es algo tivación en toda su complejidad.
que depende sobre todo de lo que se aprende, por lo que Por tanto, si le interesa acercar-
puede mejorarse mediante el aprendizaje. se más a estas cuestiones, puede
consultar:
• Alonso, J. (1997): Motivar pa-
Por consiguiente, la falta de motivación no sería sólo un pro- ra aprender: Teoría y estrate-
blema de búsqueda de metas inadecuadas sino también de gias. Barcelona: Edebé.
falta de estrategias para aprender y para autorregular el • Covington, M. (2000): La vo-
aprendizaje, de ahí la importancia de conseguir que los alum- luntad de aprender. Madrid:
nos aprendan a aprender. Alianza.
En estos libros se tratan en pro-
fundidad los diferentes deter-
minantes de la motivación hacia
2.2. ¿Para qué aprender? Las concepciones el aprendizaje y se hacen nume-
rosas y sugerentes propuestas de
del aprendizaje y la determinación actuación para ayudar a los
de metas en el estudio alumnos a «querer aprender».
Asimismo, puede encontrar va-
Cuando un alumno hace un esfuerzo para aprender, ¿hacia liosa información al respecto en
dónde dirige este esfuerzo?, ¿qué entiende por aprender? el curso La intervención motiva-
cional en el aula, de Santillana
Y, de forma similar, cuando un profesor cree que su alum-
Docentes.
no ha aprendido, ¿cómo ha evaluado este aprendizaje?,
¿qué entiende por aprender?
26
mientos más o menos arbitrarios cuyo aprendizaje requiere únicamente la presen-
cia de ciertas condiciones de exposición al objeto y cierto grado de repetición). Por
otro lado, los conocimientos que denominaba «ciencias» exigirían otro tipo de ex-
posición al objeto y, aunque no de modo seguro, algún otro tipo de actividad
mental.
Podríamos realizar distintos tipos de análisis a partir de esta anécdota: podría-
mos, por ejemplo, pensar sobre qué significado tienen para este alumno los ver-
bos «saber» y «aprender» y sobre cuáles son las razones que le llevan a contrapo-
nerlos con el verbo «comprender». También podríamos reflexionar sobre sus
experiencias con la enseñanza o sobre la manera en que tiene representados to-
dos estos conocimientos.
Sin duda, estas reflexiones podrían ser muy interesantes y valiosas, pero en este
momento nos gustaría destacar sobre todo que, mediante su respuesta, este fu-
turo químico parece distinguir la naturaleza de distintos conocimientos, distin-
guiendo entre cómo se aprenden estos mismos conocimientos o, de forma más
general, las «letras» y «las ciencias». Expresado con otras palabras, este estudian-
te estaba manifestando cuáles eran sus metas de aprendizaje, los objetivos a los
que dirigía sus esfuerzos más o menos conscientes cuando estaba estudiando o
aprendiendo.
De manera similar, los profesores también tienen metas concretas para el apren-
dizaje de sus alumnos, concepciones sobre qué significa aprender y/o compren-
der, por lo que su enseñanza está dirigida hacia las metas marcadas por esas con-
cepciones.
ACTIVIDADES
10. Compare las respuestas que dio en las actividades 4 y 6 de la unidad anterior. Es
posible que se haya producido una modificación en sus respuestas entre una y
otra tarea y que considere ahora de distinta manera los conocimientos previos
de los alumnos. Además, estas tareas muestran ciertos rasgos de cómo entende-
mos el conocimiento y el conocer.
Examine las tareas desde este nuevo punto de vista.
¿Qué ideas sobre el conocimiento y el aprendizaje aparecen en estas tareas?
(por ejemplo, si pensamos en el conocimiento previo como fuente de errores o
si lo entendemos como fuente de aprendizajes, ¿estamos manteniendo el mis-
mo tipo de teoría?).
Las tareas de las actividades 4 y 6 le han obligado a elegir una serie de opciones
relacionadas con la toma de decisiones que un profesor debe tomar en el aula.
Estas opciones manifiestan las concepciones o ideas sobre la importancia de los
conocimientos previos de los alumnos, pero también muestran ciertas concepcio-
nes sobre la naturaleza del conocimiento humano que va a guiar las metas, mé-
todos de trabajo y reflexiones sobre el aprendizaje de los alumnos.
De la misma manera que los alumnos tienen ideas y teorías
La visión constructivista del apren-
(conocimientos previos sobre el movimiento, el peso o el va- dizaje defendida en estas unida-
cío que van a determinar la forma en que esos alumnos des y compartida por buena parte
comprenden las exposiciones y lecturas en las que intervie- de la comunidad educativa de
nen estos conceptos), los profesores tenemos determinadas nuestro entorno, hace referencia
a una determinada posición epis-
ideas, teorías o concepciones sobre qué es el conocimiento,
temológica sobre la naturaleza del
cómo se enseña y se aprende o de qué manera se demues- conocimiento y sobre lo que cons-
tra que se ha aprendido (que van a guiar la forma de dar tituye aprender y enseñar.
clase, evaluar, aprender y demostrar nuestro conocimiento).
27
Como en el caso de otros conocimientos, las teorías o concepciones sobre el
aprendizaje y la enseñanza pueden provenir de diferentes fuentes e implicar
una manera determinada de analizar el mundo. El origen más importante de es-
tas teorías se encuentra en la forma en que nos ha sido transmitido el conoci-
miento: de manera implícita, no consciente, nuestros profesores nos han ido
mostrando qué entendían ellos por aprender y enseñar; nuestros padres tam-
bién nos han ido transmitiendo este tipo de ideas y, de la misma forma, nosotros
(profesores, padres, sistema educativo, etc.) transmitimos a nuestros alumnos
cuál es nuestra idea del aprendizaje, cómo esperamos que muestren lo que han
aprendido y, en definitiva, qué tipo de meta de aprendizaje (comprensión o re-
petición) esperamos que alcancen.
ACTIVIDADES
11. En una reunión de profesores se plantean cuáles son los objetivos principales de
cada uno de los asistentes al programar e impartir su asignatura. Algunos de los
comentarios que pudieron escucharse fueron:
a) Creo que el objetivo más importante es que los alumnos adquieran correcta-
mente una serie de conocimientos básicos que cambian poco, es decir, son
casi los de siempre y proporcionan una buena base, de forma que luego,
cuando tengan esos conocimientos, lograrán razonar sobre ellos y darles sig-
nificado, como hemos hecho todos.
c) Para lograr que los alumnos aprendan a razonar y adquieran unas determina-
das estrategias que les ayuden a encontrar significado a lo que aprenden, hay
que elegir los contenidos del programa que sean más adecuados a ese fin,
aunque eso implique renunciar a dar el programa completo.
Escoja la opción que le parezca más adecuada y justifique por qué ha realizado
esa elección.
Aprender sería realizar una representación interna de esta realidad, de tal mane-
ra que el resultado de esta representación mental viniera a ser una especie de fo-
tografía de lo que ocurre fuera de la mente. Si alguien no aprende, se debería a
que no ha sido expuesto a los estímulos necesarios para ello.
28
Para una persona que mantuviese esta concepción, la me- Lecturas recomendadas
ta de su aprendizaje sería lograr las copias más precisas
Este tipo de teoría se ha encon-
posible de lo que ocurre fuera, aspecto por el cual se consi- trado en niños muy pequeños
dera innecesaria la mediación o intervención de ningún (de 3-4 años), en relación con sus
proceso psicológico. concepciones sobre el aprendi-
zaje del dibujo. Los lectores in-
Cuando un alumno justifica el grado de conocimiento que teresados en las concepciones del
ha alcanzado diciendo «me lo sé de memoria» o «conozco aprendizaje de niños pequeños
los apuntes al pie de la letra», está manifestando una con- pueden consultar:
cepción de aprendizaje propia de esta teoría. • Pozo, J. I. y Scheuer, N. (1999):
«Las concepciones sobre el
Probablemente no haya muchas personas que sostengan aprendizaje como teorías im-
este tipo de teoría tal y como la mantienen los niños pe- plícitas». En J. I. Pozo y C. Mo-
queños; lo que sí es más probable es que no haya tanta nereo (eds.): El aprendizaje es-
distancia entre este punto de vista y el mantenido por el tratégico. Madrid: Santillana/
alumno de Química de antes. Recordemos que este alum- Aula XXI.
no diferenciaba entre cosas que se aprenden (conoci- • Scheuer, N., Pozo, J. I., De la
Cruz, M. y Baccala, N. (2001):
mientos fijos o inmutables cuya adquisición queda asegu-
«¿Cómo aprendí a dibujar? Las
rada con tal de que se cumplan unas condiciones mínimas teorías de los niños sobre el
de exposición al objeto) y cosas que se comprenden (es aprendizaje», Estudios de Psi-
necesario que alguien las explique para adquirir ese cono- cología, 22 (2), pp.185-206.
cimiento). De las respuestas de estos niños
se puede inferir que aprender es
Es posible que tampoco haya muchas diferencias entre es- imitar a la realidad, copiar los co-
tas ideas y las mantenidas por muchos profesores; la ense- nocimientos o las acciones. Des-
ñanza transmisiva o tradicional está presente en muchas de este punto de vista, la peda-
gogía implícita en la enseñanza
de nuestras aulas y se basa en la idea de que enseñar es sería meramente transmisiva: bas-
dictar o transmitir directamente el conocimiento. ta con presentar los contenidos y
objetivos de aprendizaje de la
También (cómo se verá de forma mucho más detallada forma más nítida posible para
en la unidad 1 del módulo 4) hay muchos profesores que que el alumno los aprenda.
opinan que la mejor forma de medir el conocimiento de
los alumnos es pidiendo definiciones de conceptos o ex-
posiciones de procedimientos –cuya adecuación se juzga La opción a) de la actividad 11
en función de su semejanza con las definiciones o proce- muestra una opinión que pa-
rece bastante compatible con
dimientos propuestos por la ciencia de referencia–. De
esta teoría y que muchos pro-
ahí que desde esta teoría se sostenga que los exámenes fesores podrían reconocer co-
de opción múltiple o las definiciones son los métodos de mo suya.
evaluación que mejor miden el aprendizaje, al permitir No obstante, podemos esperar
contrastar claramente lo que el alumno dice con la reali- que estos profesores y alumnos
dad objetiva. tengan en otros aspectos una
visión más compleja que incor-
Así, podemos contrastar la definición de elemento químico pore la existencia de ciertos
de nuestro alumno con la «correcta» proporcionada por procesos mentales mediadores
los libros, o la forma en que narra las guerras, o los ele- que faciliten o dificulten el
mentos que influyen en el clima de una región, etc. aprendizaje.
b) Teoría interpretativa
Desde esta teoría, el objetivo fundamental del aprendizaje es lograr las copias
más exactas posible de la realidad y la mejor forma de razonar dentro de cada
disciplina. A diferencia de la teoría anterior, concibe el aprendizaje como el re-
sultado de la actividad personal del sujeto que requiere una serie de procesos
mediadores.
29
Según esta teoría, el aprendizaje tiene por meta imitar a la realidad; sin embargo, esto
no es siempre posible debido a las limitaciones de nuestro sistema de conocimiento (re-
quiere la puesta en marcha de complejos procesos mediadores por parte del aprendiz:
atención, memoria, inteligencia, motivación…) y a las impuestas por la edad.
Esta teoría asume que el aprendizaje no es un proceso de todo o nada, sino que
pueden encontrarse diferentes tipos de resultados; no obstante, al respetar el
principio de correspondencia entre el conocimiento y el mundo sigue asumiendo
que la meta final del aprendizaje es apropiarse, de la forma más exacta posible,
de los productos culturales que constituyen los contenidos esenciales de la activi-
dad escolar.
Por ejemplo, si un profesor sostiene que tener en cuenta los conocimientos previos
de los alumnos es importante porque «así conocemos las ideas equivocadas o inge-
nuas que tienen y podemos ayudarles a entender por qué son erróneas y así evitar
que interfieran en su aprendizaje» u otras opciones similares que entiendan los co-
nocimientos previos como «escollos» para alcanzar el verdadero conocimiento, esta-
ría manteniendo este tipo de concepciones.
De la misma manera, esta concepción se vería reflejada en Esta teoría parece ser la predo-
la idea de que la motivación (o su falta) explican por qué minante entre profesores de di-
los alumnos fracasan en ciertas tareas; no se tiene en cuen- versas áreas, pudiéndose hacer
una afirmación similar con res-
ta, sin embargo, que el fracaso o el éxito pueden, a su vez,
pecto a los alumnos.
explicar un determinado grado de motivación.
Podemos encontrar diferentes formas de expresar esta concepción pero todas
ellas comparten los dos siguientes supuestos:
La opción b) de la actividad 11
• Un aprendizaje es más eficaz cuando logra una repro-
parece bastante compatible con
ducción más fiel. esta concepción de aprendiza-
je activo pero sin embargo, re-
• Lograr fieles reproducciones requiere una intensa activi-
productivo.
dad e implicación personal por parte de quien aprende.
Por tanto, la teoría interpretativa está cerca de la teoría directa en sus supuestos
epistemológicos, diferenciándose en el supuesto del carácter activo del aprendizaje.
c) Teoría constructiva
Esta concepción admite la existencia de saberes múltiples y rompe la correspon-
dencia entre conocimiento adquirido y realidad. Defiende que para lograr un
aprendizaje significativo, el alumno ha de construir su propia representación del
conocimiento. Y si las representaciones son construcciones personales, es necesa-
rio reconocer que pueden existir distintas formas de comprender una misma rea-
lidad sin que obligatoriamente algunas de ellas sean erró-
neas. Es más, para que tenga lugar esa construcción, es La opción c) de la actividad 11
necesario que los procesos psicológicos se orienten más reflejaría la concepción de
hacia la persona que construye el conocimiento que hacia aprendizaje que subyace en es-
ta teoría.
la mera apropiación de un conocimiento previamente es-
tablecido.
30
traslada al aula. Muchos profesores asimilarían el discurso Lecturas recomendadas
constructivista a su propia teoría interpretativa, de forma Si desea profundizar más sobre
que los conocimientos previos, la motivación y el desarrollo estas concepciones de aprendi-
cognitivo explicarían por qué el alumno no aprende y serí- zaje puede acudir a:
an requisitos para el propio aprendizaje. Así, se cambiaría Pérez Echeverría, M. P., Mate-
más fácilmente la forma de enseñar (hay que facilitar la ac- os, M., Pozo J. I. y Scheuer, N.
(2001): «En busca del construc-
tividad del alumno) que la de evaluar (¿hay otra forma de
tivismo perdido: las teorías im-
medir el aprendizaje que no sea comparar lo que el alumno plícitas sobre el aprendizaje y la
sabe con lo «que tiene que saber»?). enseñanza», Estudios de Psico-
logía, 22 (2), pp. 155-173.
En nuestra opinión, el paso de una epistemología realista En el siguiente texto puede en-
(sea como teoría realista o interpretativa) a una concepción contrar un análisis de estas mis-
constructivista implica un verdadero cambio conceptual o mas teorías en los profesores
reestructuración, que requiere otras formas de concebir el –especialmente en el caso de la
proceso de enseñanza-aprendizaje. enseñanza de la ciencia:
Pozo, J. I., Scheuer, N., Pérez
Echeverría, M. P. y Mateos, M.
2.2.2. ¿Cómo afectan estas concepciones (1999): «El cambio de las con-
cepciones de los profesores so-
al aprendizaje y la enseñanza? bre el aprendizaje». En J. M.
Sánchez, A. Oñorbe e I. de Bus-
Estas tres formas de concebir el aprendizaje tienen conse- tamante (eds.). Educación cien-
cuencias directas tanto en la forma de enseñar de los profe- tífica. Madrid: Ediciones de la
sores como en la manera de aprender de los alumnos. Universidad de Alcalá.
Así parece ocurrir, por ejemplo, en el caso de Schoenfeld (1992), cuyo trabajo se
ha centrado en el estudio de la resolución de problemas matemáticos. Este autor
sostiene que los alumnos de Educación Secundaria creen que el conocimiento
matemático está formado por listas de hechos no relacionados entre sí, que se
aprenden rápidamente y que el control de este aprendizaje se sitúa fuera del
alumno (en el profesor o en el libro de texto).
Los alumnos entrevistados por este autor afirmaban que los problemas matemáticos
sólo pueden tener una solución (verdadera o falsa), a la que sólo se puede llegar por
medio de un procedimiento (el introducido por el profesor o el libro de texto) y que
este procedimiento sólo puede llevarte rápidamente a la solución (si alguien tarda
más de cinco minutos en resolver un problema, está manifestando su ignorancia so-
bre los procedimientos matemáticos); además, sólo los estudiantes con unas capaci-
dades intelectuales extraordinarias pueden comprender estos procedimientos.
Para estos alumnos, esos procedimientos no tienen ninguna relación con la vida
real y son irrelevantes en todo aquello relacionado con el desarrollo de la ciencia,
la aparición de cualquier técnica o con cualquier invención. Expresado con otras
palabras, los estudiantes de Schoenfeld parecen sostener la creencia de que el co-
nocimiento matemático es un conocimiento aislado que se produce exclusiva-
mente en clase de Matemáticas y cuya única dimensión relevante es precisamen-
te este contexto. Pero, además, estos alumnos parecen sostener una teoría
interpretativa según la cual el conocimiento es univalente, dicotómico e influyen-
te en la forma en que los alumnos resuelven los problemas matemáticos o persis-
ten en la resolución de una tarea difícil.
Es decir, tanto la actitud ante el aprendizaje como el esfuerzo o los procesos que pone
en marcha un aprendiz en una tarea determinada, están influidos por sus concepciones
sobre qué es el conocimiento y cómo se aprende.
31
En resumen, los procedimientos y las estrategias de aprendizaje puestos en mar-
cha ante las diferentes tareas, estarán sin ninguna duda mediados por la forma
de concebir y comprender el aprendizaje.
ACTIVIDADES
12. Con respecto a las explicaciones de los profesores hay quien opina que:
a) Su función es presentar de forma clara e inequívoca el saber establecido, tal
como se acepte hoy en la disciplina correspondiente.
b) Deben servir para que el alumno vea que siempre hay puntos de vista dife-
rentes sobre un mismo problema y para que aprenda a compararlos y argu-
mentarlos, ya que en ese proceso comprenderá cuál de esas posiciones es la
más adecuada en cada contexto.
c) Depende más bien del contenido que se esté explicando. En toda materia
hay conceptos sobre los que aún no hay consenso y en los que el alumno de-
bería conocer que existen varios puntos de vista, pero también hay otros co-
nocimientos que ya están establecidos y aceptados.
Escoja la opción que le parezca más adecuada y justifique por qué ha realizado
esa elección.
Por otra parte, la forma de enseñar está también claramente mediada por este
tipo de teorías. Así, como veíamos antes, tanto las formas de entender la motiva-
ción y la actitud en el aula frente a los problemas de motivación como la manera
de evaluar el conocimiento, están claramente determinadas por nuestras teorías
sobre el aprendizaje.
De la misma manera, los criterios desde los que se seleccionan y organizan los
contenidos en el currículo se verán influidos por esos supuestos epistemológicos,
ontológicos y conceptuales, así como por las teorías implícitas que de ellos se de-
rivan.
De ahí que quepa esperar que desde la teoría directa o tradicional se asuma un
saber absoluto que debe ser aprendido, considerando la fuente disciplinar (la or-
ganización de los conocimientos disciplinares específicos) como la única forma de
seleccionar y organizar los contenidos.
En cambio, la teoría interpretativa admitirá ciertas condiciones restrictivas a la
aplicación de esos criterios disciplinares que, sin embargo, seguirán siendo la for-
ma de organizar idealmente el aprendizaje.
En cambio, la teoría constructiva enfatizará la importancia de los factores psico-
lógicos y sociales en la definición de las metas de currículo, y, por tanto, de sus
contenidos.
También las actividades encaminadas hacia la enseñanza
de procedimientos y, en general, la mayor parte de las ac- Reflejo de esta enseñanza sería
la opción a) de la actividad 12.
tividades de enseñanza y aprendizaje, constituirían un re-
flejo de estas ideas: así, la teoría directa se apoyará en una
enseñanza transmisiva, unidireccional y centrada únicamente en la presentación
organizada y estructurada de los materiales que el alumno debe aprender.
En la teoría interpretativa se asume que esa presentación
puede verse condicionada o limitada por ciertas variables Puede encontrar reflejada la
relacionadas con las capacidades de los alumnos, las condi- teoría interpretativa en la
opción c) de la actividad 12.
ciones de trabajo en el aula o las características de la mate-
ria. Esas limitaciones restringirán también los aprendizajes
32
logrados porque el mejor aprendizaje seguirá siendo el que se basa en la presen-
tación del conocimiento «correcto» para su asimilación.
En cambio, la teoría constructiva enfatizará las actividades de carácter «dialógico»:
– Que promuevan la interacción entre los alumnos,
– en las que lo esencial no sea la presentación de los cono-
Este tipo de enseñanza viene
cimientos que deben ser aprendidos sino la creación de reflejada en la opción b) de la
espacios en el aula para que esos conocimientos puedan actividad 12.
ser necesarios o significativos para los alumnos.
– Que posibiliten que cada uno sea capaz de construir sus propias representacio-
nes y respuestas.
La organización social del aula, y en general de la enseñanza, está también muy
vinculada a esas funciones de la actividad docente a las que nos venimos refiriendo.
Así, desde la teoría directa, la finalidad transmisiva del currículo exigirá una organi-
zación en la que el profesor (no los alumnos) sea el centro de la actividad y la aten-
ción. Se primará el trabajo individual, la disciplina y la homogeneidad de los grupos.
La teoría interpretativa reconoce la diversidad de los alumnos y entiende la coo-
peración como algo necesario en ciertas condiciones, sobre todo en aquellas liga-
das a las propias limitaciones de los alumnos y de la propia labor docente (que
deben superarse, eso sí, para tender a una enseñanza unidireccional y homogé-
nea que asegure los saberes necesarios para todos).
En cambio, la teoría constructiva promoverá, como hemos dicho, una estructura
dialógica que supone fomentar –no sólo aceptar cuando es necesario– la diversi-
dad en el aula, la cooperación entre los alumnos y, en suma, un aprendizaje más
horizontal, aunque siempre mediado por la acción docente y las finalidades que
la promueven.
ACTIVIDADES
13. Entre el 35 y el 40 % de los alumnos de 2.º de ESO del centro Miguel de Unamu-
no tienen dificultades para pasar al nivel siguiente. Ante esta situación, se plan-
tean varias opciones:
a) Hay quien cree que todos los alumnos pueden trabajar con los mismos mate-
riales y contenidos pero con tareas y niveles de exigencia diferentes, adecua-
dos a sus posibilidades y necesidades.
b) Hay quien opina que es normal porque los contenidos están pensados para
alumnos con unas capacidades y unos conocimientos determinados, con lo
que es natural que haya algunos a los que, por distintas causas, les cueste se-
guir el ritmo normal, pero aún así hay que intentarlo.
c) Otros opinan que para eso lo mejor sería organizar los grupos teniendo en
cuenta los diferentes ritmos de aprendizaje de los alumnos, y así cada uno
podría trabajar con contenidos adecuados a su nivel, sin perjudicarse mutua-
mente.
Escoja la opción que le parezca más adecuada y justifique por qué ha realizado
esa elección.
Por último, otro de los aspectos que nos gustaría destacar es que las dificultades
de aprendizaje también serían interpretadas y tratadas de diferente manera se-
gún nuestras concepciones del aprendizaje y la enseñanza.
Para la teoría directa, se producirán dificultades de aprendizaje siempre que lo
aprendido por los alumnos se desvíe o no se corresponda con lo enseñado; esas
33
dificultades, atribuibles a condiciones externas a la propia enseñanza, no pueden
justificar un cambio de las funciones de ésta, sino que servirán para detectar a los
alumnos que no pueden «seguir» el ritmo normal del aula. Por tanto, lo mejor
que se puede hacer es dividir a los alumnos en grupos en función de su rendi-
miento (opción c) de la actividad 13), para que los alumnos con problemas no in-
terfieran en el desarrollo «normal» del aula.
En cambio, la teoría interpretativa asume que las características psicológicas de
los alumnos y ciertas condiciones sociales suelen ser un «obstáculo» para el
aprendizaje verdadero y eficaz, que, sin embargo, es necesario atender creando
grupos o actividades especiales para esos alumnos con el fin de acercarles en lo
posible al ritmo «normal» del aula (opción b) de la actividad 13).
Para la teoría constructiva, esas dificultades no sólo se deben a limitaciones de
los alumnos, sino también a la inadecuación del currículo, que debe adaptarse
a los alumnos que realmente hay en el aula y no definirse de acuerdo con nive-
les teóricos de rendimiento, con el objetivo de acercar a los alumnos a ciertas
capacidades previamente definidas que constituirían la meta de la enseñanza
(opción a) de la actividad 13).
La investigación sobre concepciones del aprendizaje Los aprendices del sistema de gre-
muestra que la mayor parte de los profesores y de los mios, buena parte de la forma-
alumnos mantienen una concepción cercana a la que no- ción profesional… se ha basado
sotros hemos denominado interpretativa. Por otra parte, en observar al que sabe –al pro-
la teoría de que existe una correspondencia entre conoci- fesor o al maestro– para luego
imitar de la forma más fiel posi-
miento y realidad parece haber estado presente a lo largo ble su manera de hacer las cosas.
de la mayor parte de la historia de la humanidad.
Cuando el acceso al conocimiento se basaba sólo en una fuente (una idea, un li-
bro, una enciclopedia…), la mejor forma de alcanzar y mostrar el conocimiento
era coincidir con esa fuente. Pero, conforme este conocimiento se va complican-
do (tanto en el sentido de presencia de distintas fuentes como en lo relativo al ti-
po de conocimiento), no basta con ese tipo de saber.
La complicación de nuestro contexto social parece muy poco compatible con
esa forma de aprender que durante mucho tiempo ha funcionado y que forma
parte de la historia personal de la mayor parte de las personas que enseñamos
en este momento. La asunción de teorías interpretativas cada vez más comple-
jas y la presencia de teorías constructivas, parecen ser un reflejo de este cam-
bio social.
Por otro lado, la mayor parte de los trabajos muestran que la enseñanza dirigida
hacia el aprendizaje comprensivo y la formación de capacidades permite a los
alumnos elegir lo que aprenden, cómo aprenderlo y hacerles más estratégicos y
con un mayor grado de control metacognitivo y de autoevaluación, de tal forma
que se sientan responsables y autores de su propio aprendizaje.
Podemos entender las concepciones sobre el aprendizaje como el fruto de una determi-
nada cultura del aprendizaje y, asimismo, podemos esperar que los cambios en esa cul-
tura influyan en la manera de concebir el conocimiento y los modos de conocer.
34
todo el sistema, con lo que podremos decir que las concepciones del aprendizaje
son un elemento de ese sistema y que su cambio depende, por consiguiente, del
cambio general del mismo.
Como ya hemos visto, las metas con las que los alumnos se enfrentan a las tareas
escolares conducen a diversas formas de aprender (sean o no conscientes de ello);
sin embargo, los motivos y las metas no pueden concebirse como factores que de-
penden exclusivamente de los alumnos.
La motivación no reside en el aprendiz, sino que hay que interpretarla como un proce-
so que depende de las relaciones que se producen entre la persona que aprende, el
contenido que se asimila y el contexto en el que tiene lugar el aprendizaje.
Uno de los factores que puede ser más determinante es la forma en que actúa el
profesor: a través de sus mensajes, de la forma de presentar las tareas, de organi-
zar la enseñanza, de evaluar…; su actuación puede influir positiva o negativa-
mente, dependiendo de las metas que fomente. Esas metas influirán a su vez en
la forma en que los alumnos conciben el aprendizaje y dirigen sus esfuerzos para
adquirir un conocimiento.
35
UNIDAD 3
El aprendizaje significativo
en la comprensión de textos
ACTIVIDADES
Si usted es docente, es posible que en más de una oca- Mantenga cerca las respuestas
sión haya afirmado que sus alumnos no entienden los que dé a esta actividad hasta que
textos que leen para aprender. termine la unidad porque en ese
momento le pediremos que vuel-
• ¿Qué quiere decir realmente cuando hace esa afirma-
va a responderlas y que compare
ción? ¿Qué dificultades experimentan sus alumnos? las respuestas finales con estas
• ¿Por qué cree que les resulta difícil entender? ¿A qué primeras respuestas, para que us-
atribuye las dificultades de comprensión que manifies- ted mismo pueda autoevaluarse,
tan? comprobando en qué medida y
de qué manera han cambiado sus
• ¿Qué cree que podría hacerse para ayudarles a com- conocimientos actuales.
prender mejor los textos que leen?
36
ACTIVIDADES
ACTIVIDADES
16. Lea el siguiente texto con atención y, una vez hecho esto, apártelo de su vista y
escriba lo que recuerde de él.
«Si los globos reventasen, el sonido no llegaría, ya que estaría muy lejos del piso
adecuado. Una ventana cerrada también impediría que el sonido llegase, ya que
todos los edificios tienden a estar muy bien aislados. Puesto que toda la opera-
ción depende de un suministro estable de electricidad, una ruptura en medio
del alambre también causaría problemas. Naturalmente, el individuo podría gri-
tar, pero la voz humana no es lo suficientemente fuerte para llegar tan lejos. Un
problema adicional es que una cuerda del instrumento puede romperse. Enton-
ces no habría acompañamiento del mensaje. Está claro que la mejor situación
sería aquella con menor distancia. Habría menos problemas en potencia. Mu-
chas menos cosas irían mal en el contacto cara a cara».
Bransford, J. D. y Johnson M. K. (1972): «Contextual prerequisites for unders-
tanding: some investigations of comprehension and recall», Journal of Verbal
Learning and Verbal Behavior, 11, pp. 717-726.
37
¿Ha conseguido recordar el texto?, ¿ha podido averiguar de qué trata? A pesar
de que todas las palabras de este texto le habrán resultado familiares y las frases
comprensibles, no es fácil imaginarse la situación que describe.
Vuelva a leer el texto teniendo delante el siguiente dibujo:
38
Así, si hubiera tenido que recordar el texto de la activi- Puede comprobar esto pidiendo a
dad anterior acompañado del dibujo desde un primer dos personas que realicen la activi-
momento, es muy probable que su recuerdo hubiese si- dad, pero presentando a una de
do mejor. ellas el texto sin el dibujo y a la otra
el texto acompañado del dibujo.
ACTIVIDADES
Por tanto, la comprensión puede producirse o fallar en relación con diferentes ni-
veles:
39
• Nivel 2: comprensión de las distintas ideas del texto.
Este proceso implica la capacidad del lector para parafrasear las ideas del texto,
es decir, para traducirlas a sus propias palabras.
Ejemplo: entender que el hecho de que «se exploten las riquezas madereras con
más rapidez de lo que la naturaleza puede reproducir» quiere decir que se cortan
los árboles con tanta rapidez que no da tiempo a que crezcan otros tantos nuevos.
• Nivel 4: comprensión de las ideas más importantes de las diferentes partes del
texto.
Ejemplo: entender que la idea central del primer párrafo es que la desaparición de
los bosques tropicales se debe a la explotación masiva que se hace de los mismos pa-
ra obtener madera, que la idea principal del segundo párrafo es que una de las me-
didas que están tomando los gobiernos de algunos países es el control en la tala de
árboles y la idea principal del tercer párrafo es que la repoblación forestal es una se-
gunda medida contra esa explotación.
• Nivel 6: ir más allá de las ideas que están explícitas en el texto para hacer infe-
rencias y aplicarlas en nuevos contextos.
Ejemplo: entender que estamos alarmados por la desaparición de los bosques tropi-
cales porque de ellos depende, en gran medida, la generación del oxígeno que ne-
cesita la vida en nuestro planeta o interpretar si el fenómeno de la desertización en
otros países como España se debe o no a la misma razón y si se están tomando las
mismas o diferentes medidas.
ACTIVIDADES
18. Retome las preguntas que planteó en relación con el texto de la actividad 17 y
compárelas con los ejemplos anteriores para clasificarlas con los niveles propuestos.
40
3.3. Procesos de comprensión de textos
Como hemos visto, en el aprendizaje a partir de la lectura intervienen dos tipos
de procesos:
– los que nos permiten descifrar o reconocer las palabras escritas (que se corres-
ponden con lo que, generalmente, entendemos por saber leer).
– los que nos llevan a interpretar la información del texto (los procesos de com-
prensión propiamente dichos).
Es evidente que si no se decodifican las palabras con fluidez y precisión, la com-
prensión puede resultar dañada pero, como también sabemos, leer con soltura
no garantiza el logro de la comprensión.
En este material vamos a partir de los lectores que poseen ya un dominio sufi-
ciente de los procesos de decodificación (procesos de bajo nivel) para centrarnos
en los procesos de comprensión (o procesos de alto nivel) que tiene que desple-
gar para conseguir los diferentes niveles de comprensión de un texto.
Normalmente, las palabras exactas que aparecen en los textos se olvidan rápida-
mente (si no opina así, trate de recordar las del texto de la actividad 17). Lo que
solemos retener son sus significados, es decir, las ideas que subyacen a las pala-
bras, de forma que una misma idea puede expresarse con diferentes palabras.
Así, por ejemplo, uno podría haber recordado la idea expresada en la primera ora-
ción con estas otras palabras: «La destrucción de los bosques tropicales es hoy un he-
cho muy preocupante».
41
ACTIVIDADES
19. Lea los siguientes textos y responda, a continuación, a las cuestiones planteadas:
«La microestructura de un texto está formada por las distintas ideas, una a una
que lo conforman y, también, por las relaciones que se establecen entre ellas.
Las proposiciones, a su vez, contienen como elementos el predicado y los argu-
mentos. Un nombre, por ejemplo, puede operar como agente, como paciente o
como beneficiario».
Sánchez, E. (1998): Comprensión y redacción de textos, p. 31. Barcelona: Edebé.
«El domingo cené en un famoso restaurante bonaerense. Buenos Aires es una
gran ciudad. Las grandes ciudades tienen graves problemas de tráfico. El tráfico
produce atascos y numerosos accidentes. Los accidentes son frecuentes en nues-
tra sociedad».
León, J. A. (1996): Prensa y Educación. Un enfoque cognitivo. p. 41. Buenos Ai-
res: Aique.
• ¿Ha podido relacionar fácilmente cada idea con la anterior?
• ¿Ha sido capaz de identificar el tema central desarrollado en cada texto?
Aunque haya podido identificar, en el primer texto, que todas las ideas giran en
torno al tema de la microestructura, es probable que le haya resultado difícil en-
tender la relación entre ellas, debido a que se trata de una cuestión poco familiar
para usted. La comprensión de la relación entre las dos primeras ideas presupone
el conocimiento relativo a la relación entre los conceptos
«proposición» e «idea» y la comprensión de la relación en- Lecturas recomendadas
tre las dos últimas presupone saber que los nombres corres- Entre otros interesantes con-
ponden a los argumentos de una proposición. En este caso, ceptos, E. Sánchez propone, en
la poca familiaridad con el contenido del texto –situación la página 36 del siguiente libro,
una definición de proposición:
que puede resultar muy parecida a la de sus alumnos ante
Sánchez, E. (1993): Los textos
algunos textos escolares–, hace que éste le haya podido pa-
expositivos. Madrid: Santillana.
recer poco coherente.
Por el contrario, en el segundo texto de la actividad se puede conectar fácil-
mente cada idea con la anterior: del restaurante bonaerense en el que cenó el
narrador se pasa a hablar de Buenos Aires, de esta ciudad a los problemas de
tráfico de las grandes urbes, de ahí a los atascos y accidentes que produce el
tráfico, etc. Se puede decir que el texto es linealmente coherente pero resulta
difícil saber de qué trata exactamente este párrafo porque el texto carece de
coherencia global.
Como habrá podido apreciar, podemos encontrarnos con situaciones en las que
percibimos una idea global pero tenemos dificultades para identificar cómo se
relacionan entre sí las ideas contiguas o, por el contrario, podemos percibir fácil-
mente la conexión entre las ideas consecutivas pero no entender cuál es la idea
global que da sentido al conjunto.
Para comprender un texto tenemos que establecer tanto las relaciones de coherencia li-
neal como las de coherencia global.
42
a) Buscando el concepto que se repite en ellas y creando la relación entre cada
idea y las contiguas.
«María sacó la cerveza del maletero del coche. La cerveza estaba caliente.»
En este ejemplo, la repetición del término «cerveza» permite conectar las ideas ex-
presadas en las dos oraciones consecutivas.
b) Infiriendo una idea que sirva de puente entre dos ideas consecutivas cuando
no se encuentra un concepto común que garantice la continuidad. Los teóri-
cos se refieren a este tipo de ideas con el término técnico de «inferencia
puente».
«María sacó la bolsa de la comida del maletero del coche. La cerveza estaba bastan-
te caliente.»
Al no repetirse ningún concepto, en este ejemplo tenemos que inferir que la cerve-
za caliente estaba en la bolsa de la comida que María sacó del maletero.
Las ideas que contiene este párrafo pueden ser consideradas como partes compo-
nentes de la idea más global reflejada en la oración «María fue al dentista».
43
Cuando escribimos un texto, organizamos las ideas de distinta forma, en estruc-
turas diferentes, dependiendo de cuál sea nuestra intención comunicativa. Así,
podemos estructurar un texto en función del formato convencional de la narra-
ción, la descripción, la clasificación, la explicación, la comparación, la argumenta-
ción, etc. Pues bien, cuando leemos un texto, es importante poder identificar cuál
ha sido el propósito del autor al escribirlo. El término técnico que se emplea para
referirse al formato que adoptan las ideas que contiene un texto es el de supe-
restructura.
Hasta aquí hemos visto lo que los lectores expertos hacen para representarse las
ideas que pueden extraerse del texto. El establecimiento de la microestructura
(niveles 1, 2 y 3 de comprensión), de la macroestructura (nivel 4) y de la superes-
tructura del texto (nivel 5), desemboca en un nivel superficial de comprensión
que se conoce como texto base, el cual suele ponerse de manifiesto cuando se
nos pide que recordemos o que resumamos un texto.
Como puede deducirse de lo que hasta aquí hemos expuesto, todo lo que se ne-
cesita para comprender es establecer relaciones, lineales y globales, entre las
ideas del texto. Sin embargo, aunque esto puede ser suficiente para alcanzar un
nivel superficial de comprensión, no lo es cuando lo que pretendemos es lograr
una comprensión profunda, es decir, cuando queremos representarnos la situa-
ción del mundo descrita por el texto, representación que se conoce como mode-
lo de la situación y que correspondería al nivel 6 de la clasificación anterior. Para
que esto se produzca, es necesario integrar las ideas del texto con nuestros co-
nocimientos previos.
ACTIVIDADES
Usted no habrá tenido ninguna dificultad para averiguar que en este texto se des-
cribe a la ballena. Para ello, ha tenido que integrar toda la información que le
ofrece el texto con su conocimiento de las características de esta clase de animales.
Pero imagine la comprensión que podría alcanzar un alumno de este texto si no
dispusiera de ese conocimiento previo o, lo que es más probable, si no cayera en la
cuenta de que la descripción que da el texto se relaciona con un animal que él co-
noce. Podría, quizás, recordar los contenidos del texto pero no llegaría a compren-
der la situación a la que hacen referencia.
Por lo tanto, para construir el modelo de la situación y lograr de este modo una
comprensión profunda, el lector tiene que activar, a partir de los indicios que le
proporciona el texto, los conocimientos previos que pueden ser relevantes en ca-
da caso, e ir incorporando a éstos la nueva información que le ofrece el texto.
44
Las posibles relaciones que pueden darse entre la nueva información que se reci-
be y los conocimientos previos de los que se dispone son:
• Como en el caso del texto de la actividad anterior, que la nueva información se
asimile a un conocimiento ya existente sin que éste sufra ningún cambio (pro-
bablemente, el texto no haya cambiado su conocimiento sobre las ballenas).
• Que el texto añada alguna información que era desconocida para usted (como
por ejemplo, que el chorro de vapor que deja escapar la ballena puede alcan-
zar una altura de seis metros. Si éste es el caso, su conocimiento de las ballenas
puede haber experimentado un crecimiento).
• Que la nueva información produzca un ajuste del conocimiento previo (imagi-
ne el caso de un alumno que creyera que las ballenas son peces y no mamífe-
ros. Tal vez, la nueva información adquirida a partir del texto podría llevarle a
revisar ese conocimiento).
• Aunque mucho más difícil e infrecuentemente, puede ocurrir también que la
información que se obtiene a partir de los textos facilite la reestructuración del
conocimiento, hecho que se produce cuando esa información no puede ser asi-
milada al conocimiento que tenemos.
Aun cuando el contenido de un texto se asimile al conocimiento previo sin que
éste experimente ninguna modificación, ese conocimiento cumple unas funcio-
nes fundamentales para que pueda lograrse la comprensión. Entre ellas, nos in-
teresa destacar las siguientes:
• Una vez que los indicios que proporciona el texto llevan al lector a activar un
determinado esquema de conocimiento, éste dirige la interpretación que po-
demos darle a la información nueva que vamos obteniendo durante la lectura.
ACTIVIDADES
45
Puede haber ocurrido también que haya comenzado interpretando el texto como
un cuento y, a partir de un determinado punto, haya percibido algún indicio que
le ha llevado a activar su conocimiento sobre la digestión y a reinterpretar toda la
información en función de ese conocimiento.
• Una segunda función del conocimiento previo es que nos permite realizar infe-
rencias. Las inferencias constituyen el proceso nuclear de la comprensión, ya
que ningún texto puede hacer explícita toda la información necesaria para su
comprensión; al lector siempre se le presupone una parte de esa información,
de modo que durante la lectura tiene que añadirla para completar las «lagu-
nas» del texto.
ACTIVIDADES
46
relevante. Para determinar las ideas principales de un texto, el lector no se
basa exclusivamente en la estructura que posee el texto, sino también en la
propia organización de sus conocimientos.
La comprensión profunda de un texto supone la construc-
Con el fin de evitar posibles con-
ción de un modelo mental de la situación, que va más allá
fusiones, queremos insistir en la
de los significados que, de un modo explícito, están conte- idea de que las representacio-
nidos en el texto, siendo el producto de la interacción entre nes de las que nos hemos ocu-
éstos y los conocimientos previos del lector. Éste es el nivel pado en los dos últimos aparta-
de comprensión necesario cuando el propósito con el que dos de esta unidad, el texto
base y el modelo de la situación,
se lee un texto es, no ya sólo recordarlo o resumirlo, sino
se corresponden con diferentes
poder utilizar la información adquirida a partir de la lectura niveles de comprensión. En con-
para interpretar situaciones nuevas. secuencia, el lector construye
una única representación del
Los conocimientos previos que posee el lector constituyen significado de un texto, que si-
un factor determinante para que se logre una compren- tuada a lo largo de un continuo,
sión más superficial o más profunda: cuanto mayores sean puede acercarse más al texto
y mejor organizados estén esos conocimientos, más elabo- base –dándose en ese caso una
comprensión más superficial– o
rado será el modelo de la situación que pueda construir el
aproximarse al modelo de la si-
lector. Estos conocimientos previos implicados en la com- tuación –lográndose de este
prensión de los textos son de diversa índole: modo una comprensión más
profunda–.
• Lingüísticos, no sólo gramaticales sino también sobre los
diferentes géneros y estructuras que pueden adoptar
los textos.
• Sobre el mundo (tanto físico como social). Como ya hemos visto, este conoci-
miento del mundo puede adquirirse en contextos informales (carácter implíci-
to) o formales (más accesible a la reflexión). Dentro de los conocimientos que
adquirimos a partir de la enseñanza, suele diferenciarse el conocimiento de do-
minio (relacionado con una disciplina o campo de conocimiento amplio como,
por ejemplo, la biología) del conocimiento del tópico (relativo a un tema o
concepto dentro de un dominio como, por ejemplo, el aparato circulatorio).
Además de disponer del conocimiento previo necesario para poder aprender de
forma significativa a partir de un texto, hay que querer aprender de un modo
significativo. Aunque esta afirmación pueda parecer una obviedad, nos lleva a
considerar otros factores clave: las metas y los objetivos con los que se lee.
47
47
ACTIVIDADES
23. Piense en las situaciones en las que lee habitualmente, en los objetivos con los que
lo hace y en lo que lleva a cabo para alcanzar sus objetivos. A continuación, com-
plete la siguiente tabla con la información resultante de la reflexión que acaba de
realizar.
OBJETIVOS
¿Por qué o para qué lee?
SITUACIONES
¿Cuándo lee?
ESTRATEGIAS
¿Cómo lee?
¿Varía su forma de leer en función del propósito con el que lee y del tipo de tex-
to que lee? Probablemente, su respuesta sea afirmativa porque no siempre lee-
mos de la misma manera.
Leer una novela para entretenernos, el manual de instrucciones para el manejo
de un aparato, un libro de texto para preparar un examen, una enciclopedia para
buscar información específica, textos para preparar una clase, realizar un proyec-
to escrito o confrontar un determinado punto de vista… son todas acciones que
constituyen algunos ejemplos de situaciones en las que leemos con diferentes
propósitos.
Cada una de estas situaciones implica un nivel de comprensión distinto y, en con-
secuencia, demanda unos procesos diferentes.
Así, por ejemplo, para superar con éxito una prueba que evalúa cualquier unidad
de un libro de texto, suele bastar con que seamos capaces de recordar o resumir el
contenido de dicha unidad. Sin embargo, cuando se lee con el fin de realizar un
proyecto de investigación, se requiere poner en marcha, además de procesos de se-
lección y síntesis de la información procedente de múltiples fuentes, procesos de in-
tegración de las diferentes perspectivas que sobre el problema ofrecen las distintas
fuentes, y de éstas, con la propia perspectiva del lector, lo que implica un nivel de
comprensión más profundo.
Con el fin de ajustarnos al objetivo con el que leemos en cada situación, tenemos que
regular la propia comprensión, planificando las estrategias de lectura que pueden re-
sultar más eficaces.
48
48
Hasta este momento hemos visto cuáles son los procesos Lecturas recomendadas
que intervienen en la consecución de los diferentes niveles
Si desea saber más sobre los pro-
de comprensión de los textos, de ahí que podamos afirmar blemas que pueden surgir duran-
ahora que los problemas que sus alumnos pueden encon- te la comprensión de un texto
trar para comprender lo que leen, se deban, muy probable- puede consultar el capítulo 1 de:
mente, a que no llevan a cabo los procesos adecuados al • Sánchez, E. (1998): Compren-
sión y redacción de textos. Bar-
nivel de aprendizaje que se pretende de ellos. La pregunta
celona: Edebé.
que, posiblemente, le venga inmediatamente a la cabeza Y el capítulo 5 de:
es: ¿Por qué no activan esos procesos? La respuesta, en par- • Miranda, A., Vidal-Abarca, E. y
te, podemos encontrarla en las condiciones de aprendizaje Soriano, M. (2000). Evaluación
que crea la enseñanza en contextos escolares. e intervención psicoeducativa
en dificultades de aprendizaje.
Madrid: Pirámide.
Puede ampliar también el cono-
3.4. Las condiciones del aprendizaje cimiento de los procesos que in-
a partir de los textos tervienen en la comprensión de
un texto consultando los capítu-
Como vimos en la unidad 2 del módulo 1, las condiciones los 2, 3 y 4 de:
del aprendizaje creadas por la enseñanza se corresponden • Sánchez, E. (1993): Los textos
expositivos. Madrid: Santillana.
con el tipo de actividades o tareas que se proponen a los
• Solé, I. (1992): Estrategias de lec-
alumnos, con los materiales didácticos que se utilizan para tura. Barcelona: Graó.
llevarlas a cabo, con la organización social de esas activida-
des y con la forma de evaluación, entre otras. Es evidente Las condiciones de aprendizaje
que, dependiendo de cuáles sean las condiciones en las han cambiado mucho a lo largo
que se da el aprendizaje a partir de los textos, se puede es- del tiempo; si volvemos la vista
tar promoviendo un aprendizaje más superficial y repetiti- atrás, podemos comprobar que
la función instrumental de la lec-
vo o un aprendizaje más profundo y significativo.
tura como medio para adquirir
Aunque el papel de la lectura ha variado sustancialmente a información y conocimiento, es
relativamente reciente. Duran-
lo largo del tiempo, llegando a concebirse actualmente co-
te mucho tiempo, los pocos tex-
mo instrumento de aprendizaje, no estamos muy seguros tos a los que tenía acceso la gen-
de que las prácticas lectoras en el contexto escolar sean las te no se leían con el propósito
más adecuadas para fomentar aprendizajes más significati- de ser comprendidos sino que la
vos. En la enseñanza tradicional, los alumnos aprenden a lectura era una actividad públi-
ca en la que esos textos se reci-
partir de la lectura, realizada individualmente, de un texto
taban oralmente y eran escu-
único (el libro de texto) y casi siempre con el objetivo de chados con la finalidad de llegar
«contar lo que el texto dice». Responder a una prueba escri- a ser memorizados.
ta elaborada por el profesor en la que se formulan un con-
junto de preguntas sobre el contenido del texto estudiado o en
la que se pide el recuerdo o un resumen del mismo –generalmente con el texto au-
sente en el momento de realizarla–, suele ser el procedimiento más habitual de
evaluación del aprendizaje. Lo que se demanda a los estudiantes, en estas condi-
ciones, es que lean para reproducir, parafrasear o, a lo sumo, resumir lo que los
textos dicen, pero no que apliquen y transformen las ideas contenidas en esos tex-
tos para extraer conclusiones, emitir juicios críticos o resolver problemas nuevos.
Para responder con éxito a esas demandas, basta con que los estudiantes logren un
aprendizaje superficial del texto, aunque no lleguen a integrarlo bien con sus co-
nocimientos previos. Por tanto, las prácticas educativas tradicionales pueden ser,
en alguna medida, responsables de ese enfoque superficial de aprendizaje a partir
de los textos que tienden a adoptar, en muchos casos, los estudiantes.
Para lograr un aprendizaje más significativo a partir de los textos se requiere que
los alumnos lean con propósitos diferentes al de reproducir el contenido de los
mismos. Leer para realizar un proyecto, hacer una presentación oral ante una au-
diencia, elaborar un informe escrito, diseñar una investigación, resolver proble-
mas, etc., son tareas más complejas y abiertas que demandan estrategias de com-
prensión muy diferentes.
49
49
Para resolver un problema y argumentar las soluciones propuestas, hay que tras-
cender los propios textos y construir nuevos conocimientos a partir de ellos. Ade-
más, para realizar este tipo de tareas, el libro de texto convencional no es un re-
curso suficiente sino que los estudiantes tienen que recurrir a materiales de
lectura múltiples y diversos (manuales, enciclopedias, revistas especializadas,
prensa, materiales multimedia, etc.).
La realización colaborativa de estas tareas es otra condición que contribuye al
aprendizaje profundo, al exigir que cada uno de los componentes del grupo, ade-
más de tener que elaborar su propia perspectiva a partir de múltiples fuentes, deba
contrastarla e integrarla con las diferentes perspectivas construidas por los demás.
ACTIVIDADES
50
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
• Alonso Tapia, J. (1997): Motivar para aprender: Teoría y estrategias. Barcelona:
Edebé.
Este libro ofrece una visión muy completa y profunda de la motivación para
aprender. El objetivo de la obra es poner de manifiesto cuáles son los principales
determinantes personales y contextuales del interés por aprender y ofrecer estra-
tegias de instrucción que favorezcan el desarrollo de esta motivación.
• Covington, M. (2000): La voluntad de aprender. Madrid: Alianza.
Partiendo de la tesis de que los problemas escolares no provienen de una falta de
motivación de los alumnos, el autor mantiene que los estudiantes están motiva-
dos pero, muy a menudo, por motivos inadecuados. Insiste en la idea de que al-
gunos métodos de enseñanza tradicionales pueden ser, en gran medida, respon-
sables de esa inadecuada motivación. El libro sugiere muchas ideas que pueden
ayudar a los docentes a fomentar el deseo de aprender de sus alumnos.
• Claxton, G. (1987): Vivir y aprender. Alianza Editorial.
En este libro puede encontrar un ameno análisis sobre las concepciones y teorías
del aprendizaje. Escrito con su habitual ironía, el autor analiza en el primer capí-
tulo las diferencias entre el profesor «gasolinero», el «sherpa» o «el regurgita-
dor», por poner algunos ejemplos. No obstante, debajo de esta ironía aparece un
conocimiento profundo sobre las diferentes teorías sobre el conocimiento y el co-
nocer tanto personales como científicas, elaboradas por la Psicología durante el
último siglo. Sin ninguna duda, este libro constituye una provocación que ayuda a
reflexionar al lector sobre la forma en que da o ha recibido clases, sobre las teorí-
as del aprendizaje que conoce y sobre la relación entre enseñanza y aprendizaje.
• Bruner, J. (1997): La educación, puerta de la cultura. Visor Aprendizaje.
El autor de este libro afirma que la cultura da forma a la mente, a través de la
cual construimos nuestros mundos y nuestras concepciones sobre nosotros mis-
mos y nuestros poderes. El objetivo de Bruner es describir esta construcción de las
mentes a través de la cultura y mostrar cómo los diferentes modos de educación
van perfilando esa cultura y esa mente y determinando nuestras concepciones.
• Delors, J. (1996): La educación encierra un tesoro. Santillana /Unesco.
Esta obra aborda las metas de la educación para el siglo XXI y los cambios necesa-
rios en los métodos de enseñanza y aprendizaje para lograr estos cambios.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
• Alonso Tapia, J. (1991): Motivación y aprendizaje en el aula. Cómo enseñar a
pensar. Madrid: Santillana.
• Alonso Tapia, J. (1995): Orientación educativa. Teoría, evaluación e interven-
ción. Madrid: Síntesis.
• Ausubel, D., Novak, J. y Hanesian, H. (1983): Psicología educativa. Un punto de
vista cognoscitivo. México: Trillas.
51
51
• Bransford, J. D. y Johnson M. F. (1972): «Contextual prerequisites for unders-
tanding: some investigations of comprehension and recall», Journal of Verbal
Learning and Verbal Behavior, 11, pp. 717-726.
• Coll, C., Pozo, J. I., Sarabia, B. y Valls, E. (1992): Los contenidos en la Reforma.
Madrid: Santillana.
• Frova, A. (1999): ¿Por qué sucede lo que sucede? Madrid: Alianza.
• León, J. A. (1996): Prensa y educación. Un enfoque cognitivo, p. 41. Buenos Ai-
res: Aique.
• Monereo, C., Barberá, E., Castelló, M. y Pérez Cabaní, M. L. (2000): Tomar apun-
tes: un enfoque estratégico. Madrid: Antonio Machado/Aprendizaje en práctica.
• Pozo, J. I. y Monereo, C. (eds.) (1999): El aprendizaje estratégico: enseñar a
aprender desde el currículo. Madrid: Santillana/Aula XXI.
• Mateos, M. (1991): «Entrenamiento en el proceso de supervisión de la compren-
sión lectora: fundamentación teórica e implicaciones educativas». Infancia y
Aprendizaje, 56, pp. 25-50.
• Miranda, A., Vidal-Abarca, E. y Soriano, M. (2000): Evaluación e intervención psi-
coeducativa en dificultades de aprendizaje. Madrid: Pirámide.
• Moreira, M. A. (2000): Aprendizaje significativo. Madrid: Visor.
• Pérez Echeverría M. P., Mateos, M., Pozo J. I. y Scheuer, N. (2001): «En busca del
constructivismo perdido: las teorías implícitas sobre el aprendizaje y la enseñan-
za», Estudios de Psicología, 22 (2), pp. 155-173.
• Pozo, J. I. (2000): Teorías cognitivas del aprendizaje. Madrid: Morata.
• Pozo, J. I. (2001): Humana mente: el mundo, la conciencia y la carne. Madrid:
Morata.
• Pozo, J. I. y Scheuer, N. (1999): «Las concepciones sobre el aprendizaje como te-
orías implícitas». En J.I. Pozo y C. Monedero (eds.): El aprendizaje estratégico.
Madrid: Santillana/Aula XXI.
• Pozo, J. I., Scheuer, N., Pérez Echeverría, M. P. y Mateos, M. (1999): «El cambio
de las concepciones de los profesores sobre el aprendizaje». En J. M. Sánchez, A.
Oñorbe e I. de Bustamante (eds.), Educación Científica. Madrid: Ediciones de la
Universidad de Alcalá.
• Rodrigo, M. J. (1994): Contexto y desarrollo social. Madrid: Síntesis.
• Sánchez, E. (1993): Los textos expositivos. Madrid: Santillana.
• Sánchez, E. (1998): Comprensión y redacción de textos. Barcelona: Edebé.
• Sánchez, S. (dir.) (1989): Léxico de psicología. Madrid: Santillana/Aula.
• Sánchez, S. (dir.) (1991): Léxico de tecnología de la educación. Madrid: Santilla-
na/Aula.
• Scheuer, N., Pozo, J. I., de la Cruz, M. y Baccala, N. (2001): «¿Cómo aprendí a
dibujar? Las teorías de los niños sobre el aprendizaje», Estudios de Psicología, 22
(2) pp. 185-206.
• Schunk, D. H. (1996): Teorías del aprendizaje. México: Prentice Hall.
• Solé, I. (1992): Estrategias de lectura. Barcelona: Graó.
• Van Dijk, T. A. y Kintsch, W. (1983): Strategies of discourse comprehension. Nue-
va York: Academic Press.
52
III
MÓDULO
DOCUMENTO BASE
• Objetivos ............................................................................................................ 3
• Bibliografía ......................................................................................................... 46
2
OBJETIVOS
• Generales
1. Analizar las situaciones de enseñanza en función de las condiciones, procesos
y resultados del aprendizaje.
• Específicos
1. Estudiar la relación entre métodos de enseñanza y aprendizaje comprensivo
en función del tipo de actividad intelectual promovida por la enseñanza y sus
distintos formatos (exposición, descubrimiento, etc.).
2. Analizar de qué manera los métodos expositivos ayudan a fomentar procesos
de aprendizaje comprensivo en función de su atención a los conocimientos
previos de los alumnos y su adecuación a los resultados del aprendizaje que se
quieran promover.
3. Estudiar cómo, a través de la enseñanza, se pueden fomentar y desarrollar es-
trategias de aprendizaje y la capacidad de aprender a aprender.
4. Analizar el proceso de enseñanza/aprendizaje de los procedimientos como
una progresión en la que el aprendizaje técnico y rutinario va cediendo paso
progresivamente a la toma de decisiones, desarrollo de estrategias, metacono-
cimiento y control.
3
UNIDAD 1
Expresado con otras palabras, es posible que usted haya entendido perfectamen-
te las frases y palabras que estamos utilizando, pero que a éstas les falte un títu-
lo, un nombre o una organización que le permita comprender su sentido.
Como ya hemos visto, para que un aprendizaje sea significativo es necesario que se den
ciertas condiciones y disposiciones en el aprendiz y también en la forma de enseñar.
4
ACTIVIDADES
1. Retome la actividad 6 del módulo 1 y trate de clasificar los aprendizajes que plan-
teó en su momento en función del método con el que se los enseñaron. Haga
grupos con todos aquellos que aprendió de la misma manera y describa cómo era
esa enseñanza.
Aprendizajes repetitivos
Grupo 1
Grupo 2
Grupo 3
Grupo 4
Aprendizajes comprensivos
Grupo 1
Grupo 2
Grupo 3
Grupo 4
5
Para que se produzca un aprendizaje constructivo, comprensivo y significativo, el alum-
no ha de estar activo, siendo esa actividad aparentemente incompatible con una ense-
ñanza expositiva que no permita manipular objetos, comprobar hipótesis o elaborar al-
ternativas.
Una enseñanza activa no es aquella que se basa en las acciones y manipulaciones del
entorno, sino la que es capaz de despertar el interés de los alumnos, de motivarles y de
poner en marcha la actividad mental que le lleve a dar significado al aprendizaje.
Para nosotros, una enseñanza activa es aquella que ayuda al alumno a hacerse
preguntas y a contestarse de alguna manera estas preguntas, aunque sea gene-
rando preguntas diferentes. Por tanto, podríamos decir que enseñar y aprender
son verbos que se conjugan juntos pero representan dos actividades distintas.
Por otra parte, ni la enseñanza activa (en el sentido de manipulativa) implica ne-
cesariamente un aprendizaje activo, ni la expositiva uno pasivo. Este tipo de cre-
encia –la confusión entre el método de enseñanza y la actividad mental de
aprendizaje– parece más propio de teorías realistas sobre el aprendizaje que de
teorías constructivas, al asumir que el aprendizaje es un reflejo de la realidad (de
la enseñanza) presentado al alumno.
Así, si esta realidad es en movimiento o en colores, el alumno aprenderá en movi-
miento o en colores, pero si es en blanco y negro o una foto fija, el alumno apren-
derá de esta otra forma.
ACTIVIDADES
6
Enseñanza expositiva
Resultados de aprendizaje que produce
Repetitivos Comprensivos
Repetitivos Comprensivos
Esperamos que realizando esta actividad haya podido comprobar que la conjuga-
ción entre enseñar y aprender no es tan unidireccional como parecía, y que es po-
sible aprender de manera significativa o repetitiva tanto en una enseñanza por
descubrimiento como en una expositiva. No obstante, puede ocurrir que el resul-
tado del aprendizaje sea distinto y que haya encontrado,
por ejemplo, que su aprendizaje de procedimientos fue Si usted ha llegado a la si-
provocado mayoritariamente por actividades manipulati- guiente conclusión, segura-
vas –más cercanas a lo que se conoce como enseñanza por mente esté de acuerdo con la
teoría del aprendizaje de Au-
descubrimiento–, mientras que los hechos, conceptos o teo-
subel.
rías le fueron transmitidos por exposición.
7
Ausubel considera que toda situación de aprendizaje puede analizarse mediante
la relación entre los componentes de los ejes vertical y horizontal de la anterior
representación:
8
No obstante, Ausubel afirma que esta organización no hace más significativo el
aprendizaje por recepción que el aprendizaje por descubrimiento, porque lo
que hace significativo o no un aprendizaje es la forma en que el alumno incor-
pora el significado a sus conocimientos preexistentes, es decir, la manera en
que interpreta los nuevos conocimientos y modifica los antiguos como conse-
cuencia de esta incorporación.
Como puede observarse en la representación de los tipos de aprendizaje de Au-
subel, Novak y Hanesian (1978), las soluciones por ensayo y error a los rompeca-
bezas son formas de aprendizaje por descubrimiento que, aunque pueden ayu-
dar a fomentar rutinas y técnicas, no constituyen un aprendizaje comprensivo.
Sin embargo, la actividad científica podría clasificarse como aprendizaje signifi-
cativo porque exige establecer hipótesis y, por tanto, reorganizar una informa-
ción y compararla con los conocimientos preexistentes, indagar sobre ella y dar
sentido a los resultados. No obstante, para realizar una actividad similar a la de
un científico en un laboratorio, el alumno carece de las herramientas intelectua-
les –tanto de tipo declarativo como procedimental– que le permitan realizar es-
te tipo de tarea; para actuar de un modo científico, el
alumno debe comenzar por hacerse preguntas, que a su Los trabajos sobre solución de
problemas muestran que las per-
vez tienen que tomar la forma de hipótesis (posibilidad sonas novatas en un campo no
de ser sometidas a pruebas, de ser falseadas etc.), experi- suelen hacerse preguntas o plan-
mentar esas hipótesis e interpretar los resultados. tearse problemas en ese campo.
9
De acuerdo con las ideas de Ausubel, podríamos decir
En la próxima unidad veremos
que lograr un aprendizaje comprensivo en el aula no de- que el pensamiento de adoles-
pende de que el tipo de enseñanza sea expositivo, por centes y adultos no parece ser
descubrimiento guiado o por descubrimiento autónomo. muy similar al que Piaget de-
No obstante, esta afirmación no significa que la forma de nominaba pensamiento formal.
enseñar sea independiente de los procesos de aprendiza-
je que generamos y de la forma en que damos sentido al nuevo conocimiento, si-
no que todos los métodos de enseñanza son válidos si están elegidos, organiza-
dos y estructurados en función del tipo de tarea, objetivos y estudiantes hacia
los que van dirigidos.
La mayor parte de nuestros conocimientos son resultado de la incorporación de
los descubrimientos y avances realizados por otras personas.
De ahí que no necesitemos, por ejemplo, experimentar las leyes de Newton, ni se-
guir los mismos procesos que él siguió, para comprender esas leyes o aplicarlas a
problemas científicos o cotidianos.
10
No es lo mismo recordar el nombre de los afluentes de un río, cómo se repartieron
los reinos de Egipto tras la muerte de Ptolomeo o la fórmula del binomio de New-
ton, que tratar de imitar a los héroes de Fahrenheit 450 y convertir nuestra memoria
en el almacén literal de un libro que deberá ser transcrito en el futuro.
ACTIVIDADES
3. Apréndase las dos listas que se ofrecen a continuación y repita todos sus elemen-
tos en el orden en el que aparecen. Compruebe con un cronómetro cuánto tarda
en aprender cada una, el número de veces que necesita repetirlas para hacerlo y
la cantidad y el tipo de errores que comete durante su aprendizaje.
Lista 1: baile, azúcar, copo, devorar, palabra, pierna, altitud, polen, fluido, recha-
zo, ola, asfalto, color, paloma.
Lista 2: comedor, alfombra, silla, mesa, mantel, plato, servilleta, tenedor, cuchara,
cuchillo, vaso, sopera, cazo, panera, pan.
11
(edad, capacidad de la memoria…) que interactúan con las propias del texto o
discurso expositivo e influyen en la dificultad para aprender datos.
Así, por ejemplo, existen diferencias en la capacidad de memoria de niños, adultos y
ancianos, de tal manera que esta capacidad va aumentando hasta los 14-15 años
para ir disminuyendo progresivamente en la vejez. De cualquier modo, el entrena-
miento y desarrollo de estrategias ayudan a almacenar o recordar la información.
De ahí que si usted tuvo que aprender en el pasado gran cantidad de datos y de-
sarrollar estrategias o «trucos» mnemotécnicos para ello, al leer la primera lista
de la actividad anterior es posible que haya inventado una escena de baile de
carnaval con personajes disfrazados de blanco como el azúcar o el copo de nie-
ve, que devoran la palabra de su pareja como si fuera la pierna de un cordero,
etc., convirtiendo lo que era una lista arbitraria en otra con cierto orden y signi-
ficado –lo cual le habrá facilitado el almacenamiento y recuerdo inmediato–.
Por tanto, a la hora de diseñar escenarios de enseñanza expositivos que tengan
como objeto la adquisición, retención, recuperación y recuerdo de datos y hechos
poco significativos pero importantes para el currículo del alumno (tabla de multi-
plicar, verbos irregulares ingleses, fórmulas químicas, nombres de vías ascenden-
tes y descendentes del sistema nervioso central…), debemos tener en cuenta va-
riables como su edad, su experiencia de memorización, una presentación del
material lo más ordenada, lógica y coherente posible, etc.
El proceso más importante que utilizan los alumnos para alcanzar este tipo de
aprendizaje es la repetición sistemática del material. Al respecto, podemos seña-
lar una serie de leyes relacionadas con la memoria:
1. Cuantas más veces se repita un acontecimiento o una lista de datos, más au-
mentan las posibilidades de recordarlos.
2. Una vez que deja de repasarse un material poco significativo, éste tiende a ol-
vidarse rápidamente.
Teniendo en cuenta que la repetición o el repaso son tareas rutinarias y poco
gratificantes y motivadoras para los alumnos, han reducirse al mínimo y en-
marcarse en otras actividades más significativas que les ayuden a recordar, a
aumentar su motivación y a crear actitudes positivas hacia el aprendizaje.
No es lo mismo recitar exhaustivamente la tabla de multiplicar que utilizarla en pro-
blemas o tareas más significativas.
En resumen, cuando exponemos un material que debe ser memorizado por los
alumnos, la eficacia de la enseñanza dependerá de la cantidad de material que
haya que recordar, de la organización lógica del mismo, de las estrategias mne-
motécnicas de los alumnos, del número de repeticiones necesarias para el apren-
dizaje, de la distribución temporal de la práctica repetitiva y de la inserción de es-
te tipo de práctica en actividades más significativas que le den sentido.
12
1.2.2. La exposición en la enseñanza de conceptos, teorías y principios
De la misma manera que afirmamos que comprender es mucho más difícil que re-
petir, podemos decir también que la exposición eficaz de conceptos, teorías o
principios en la enseñanza parece bastante más difícil que la de datos y hechos.
Pese a que lo que la mayor parte de los profesores buscamos con nuestras exposicio-
nes es que los alumnos comprendan, por ejemplo, cómo la aparición de la imprenta
constituyó uno de los motores de cambio de la sociedad entre la última Edad Media
y la Edad Moderna, o que la idea de vacío no es equivalente a un agujero, lo que so-
lemos conseguir es, simplemente, que repitan exactamente las palabras del libro de
texto o que definan perfectamente el vacío pero crean que es un espacio lleno de
aire entre molécula y molécula.
ACTIVIDADES
Como veíamos antes, la dificultad más importante que encontramos para almace-
nar y recuperar un conocimiento repetitivo es de tipo cuantitativo; sin embargo,
para comprender o construir un significado, las dificultades más importantes son
de tipo cualitativo, razón por la cual consideramos que el diseño didáctico tiene
que atender no sólo al volumen de material que se debe aprender, sino también
a las cualidades y disposiciones del mismo.
De la misma manera que los textos analizados en la unidad anterior requerían te-
ner coherencia para ser comprendidos, las exposiciones de los profesores han de
tener una organización conceptual interna con el fin de que los alumnos puedan
aprender significativamente. Esta organización debe corresponderse también
con otra organización externa y explícita que, a su vez, constituya el eje en torno
al cual se construyan los procesos de significación.
Para Ausubel (véase Ausubel, Novak y Hanesian, 1978), la forma en que están orga-
nizadas las distintas materias y disciplinas, y la manera que tenemos de estructurar
los conocimientos dentro de nuestra mente, presentan ciertos paralelismos.
Del mismo modo que cada disciplina académica tiene su propia estructura conceptual y
proposicional, en la mente de las personas los conocimientos se organizan también pi-
ramidalmente.
Pese a que la forma (anchura y altura) y los elementos (teorías, conceptos o proposi-
ciones) de la estructura personal de conocimientos no tienen que coincidir necesa-
riamente con la estructura disciplinar, aprender significativamente implica ir intro-
duciendo nuevos elementos en la estructura personal de conocimientos para ir
modificándola, de tal manera que se vaya pareciendo cada vez más a la propia de la
13
disciplina. Para que se pueda producir esta modificación, es
Las disciplinas académicas se or-
necesario que la organización de los elementos presentados ganizan piramidalmente, de for-
sea clara y explícita. ma que en la cima de esta or-
ganización se sitúan conceptos
No podemos esperar que los alumnos encuentren signifi- muy amplios y abstractos a par-
cado a materiales yuxtapuestos cuya estructura no sea ex- tir de los cuales se van derivan-
plícita ni permita descubrir su sentido interno. do otros más concretos (que se
localizan en los niveles inferio-
De ahí que textos como el lavado de la ropa o el de los glo- res de esta estructura piramidal).
bos anteriormente citados no ayuden a aprender, porque,
sin el título, no tienen organización explícita.
Como veíamos en las primeras unidades, los conocimientos previos –tanto los es-
colares como los procedentes de los medios de comunicación o los adquiridos en
el medio familiar y social en el que conviven los alumnos– y la disposición que és-
tos tengan para el aprendizaje –mediada por sus concepciones sobre lo que es
aprender, por el interés que les suscite el tema que tienen que estudiar y por su
orientación hacia el aprendizaje–, van a ser factores que modulen y den valor a
las condiciones del texto, discurso o formato en el que se presente la exposición.
Es decir, no son sólo necesarias ciertas condiciones del material, sino también que
se emparejen estas condiciones con las características de los alumnos. Por otra
parte, aprender significativamente no requiere únicamente una intención, sino
14
que también precisa un esfuerzo por parte del alumno mucho mayor que en el
caso del aprendizaje repetitivo.
Puesto que las condiciones del aprendizaje significativo son mucho más exigentes
que las del aprendizaje repetitivo, las condiciones de una exposición orientada
hacia la significación serán también mucho más exigentes que las de una ense-
ñanza repetitiva.
Nuestro sistema de conocimiento está siempre cambiando, porque al introducir
nuevos conceptos en nuestras estructuras de conocimiento, éstas se modifican,
acercándose más a la estructura de la disciplina a la que pertenezca dicho conoci-
miento; pero, lógicamente, para que esto se produzca es necesario tener previa-
mente algún tipo de conocimiento sobre lo que se va a aprender, ya que sin co-
nocimientos previos (sin una idea a la que puedan engancharse los nuevos
conocimientos) no puede haber aprendizaje significativo.
Muy a menudo, a los conocimientos que un alumno lleva al aula antes de que el
profesor inicie su explicación, se les llama –de una manera un tanto peyorativa–
preconcepciones o misconceptions, es decir, concepciones erróneas, ingenuas o
personales; esto se hace así para distinguirlas de las concepciones científicas, más
«verdaderas» y correctas, y suele sostenerse también que este tipo de concepcio-
nes son un obstáculo para el verdadero conocimiento.
Cuando los alumnos interpretan lo que han aprendido, lo
hacen desde estas estructuras previas, desde las concepcio- Los conocimientos previos se de-
nominan así porque son ante-
nes erróneas, no desde el conocimiento científico, lo cual
riores a la enseñanza. De la mis-
supone que comprendan superficialmente los conceptos o ma manera, se les llama
los analicen desde perspectivas equivocadas. Estos conoci- erróneos desde un punto de vis-
mientos previos suelen provenir de un contexto diferente ta académico o científico, lo cual
del escolar, en el que son muy útiles y en el que emplean no significa que sean erróneos
desde otros puntos de vista.
métodos de trabajo y metas bastante diferentes de los es-
colares.
Para muchos profesores, los conocimientos previos son aquellas teorías de los
alumnos que es necesario considerar para hacerlas desaparecer en el menor tiem-
po posible y poder enseñar así el verdadero conocimiento. No obstante, como
muestran las resistencias y las dificultades para enseñar ciertos conceptos o ela-
borar cierto tipo de explicaciones, esta eliminación es muy difícil, por no decir
prácticamente imposible.
La idea de vacío o infinito, las diferencias entre masa y pe-
so, la comprensión darwiniana de la evolución frente a la Aunque, como afirmaba Clax-
ton, enseñar es convencer a los
lamarckiana, las explicaciones lineales y directas en historia
demás de que lo que yo pienso
o la explicación del pasado en función de lo que ocurrió en
es verdad, este convencimien-
el futuro, constituyen ejemplos de conceptos o explicacio- to debe ser, como mínimo, pau-
nes difíciles de enseñar. latino; es decir, no podemos
pretender cambiar de un golpe
Lo que parece más operativo es tratar de hacer pequeñas las representaciones de los
modificaciones de estas teorías personales, para que se va- alumnos ni convencer rápida y
yan redefiniendo y redescribiendo poco a poco, hasta for- tajantemente de nuestras ver-
mar parte de otras teorías y principios más generales. dades.
15
puede estar demasiado alejada de estos conocimientos previos ni entrar en con-
flicto con sus estructuras cognitivas. Lo deseable sería que la nueva información
ayudara a los alumnos a avanzar en su aprendizaje, lo cual se encuentra muy re-
lacionado con lo que Vigotsky denomina Zona de Desarrollo Próximo, definida
por lo que los alumnos ya conocen (conocimientos previos) y por lo que pueden
aprender y modificar a partir de ese conocimiento.
ACTIVIDADES
• Introducción
El objetivo fundamental de esta fase es la creación o puesta en marcha de es-
quemas y expectativas que doten de sentido al material que se va a exponer. De
ahí que lo que debería programarse primero es una exposición de los fines y ob-
jetivos que permita a los alumnos comprender el objetivo que se pretende alcan-
16
zar. En segundo lugar, las actividades didácticas han de Un encabezamiento, un título
encaminarse a activar los conocimientos previos que sir- o una introducción pueden ser-
van a los alumnos para anclar los nuevos conocimientos y vir para estos efectos. Muestra
permitir que los comprendan. de ello es el texto sobre el la-
vado de ropa que se presenta-
Hay casos en los que para comprender un texto, no es sufi- ba en la unidad 2 del módulo 1,
ciente con que lleve un título o encabezamiento, sino que al que bastaba con añadir un tí-
tulo para activar los conoci-
es necesario además realizar actividades u organizar expli-
mientos necesarios que le die-
caciones que activen las representaciones previas de los ran sentido y significado.
alumnos para que éstos puedan dar sentido a las ideas,
conceptos o teorías que se van a enseñar.
Para Ausubel, la introducción constituye un organizador Lecturas recomendadas
previo de los materiales que se van exponer a continua- Si está interesado en saber có-
ción, cuyo objetivo fundamental es la constitución de mo pueden construirse los or-
ganizadores previos, consulte:
puentes cognitivos entre los conocimientos previos de los
Joyce, B. y Weil, M. (1985): «Los
alumnos y los nuevos conocimientos.
organizadores previos: mejorar
Cuando no es suficiente un título para activar los conoci- la eficacia del estudio y de otros
medios de presentación de la
mientos previos, se precisa dedicar el tiempo suficiente a ex-
información», Modelos de en-
plicar el propio organizador previo, porque si no se com- señanza, pp. 89-108. Madrid:
prende ni se crean los esquemas necesarios para introducir Anaya (trabajo original publi-
los nuevos contenidos, se fracasará en el intento de lograr cado en 1978).
un aprendizaje comprensivo.
Un organizador previo no es un simple enunciado, sino una idea, teoría o concepto más
general que el material que se va a exponer, en el que encajar las nuevas ideas y teorías.
– Organizadores expositivos
Este tipo de organizadores admite la incorporación de nuevas clases y subclases
y proporciona un anclaje para las ideas nuevas.
Si queremos, por ejemplo, que nuestros alumnos aprendan a distinguir las caracte-
rísticas de los mamíferos o de los vertebrados, podemos empezar por diferenciar en-
tre mamíferos, aves, reptiles y peces, y observar la manera en que los alumnos anali-
zan las semejanzas y las diferencias entre estos animales.
– Organizadores comparativos
Estos organizadores están diseñados para comparar los conceptos nuevos con
los que ya existen en la estructura de conocimientos de los alumnos. Es decir,
los organizadores comparativos se suelen utilizar para estudiar, analizar o
comparar materiales o conceptos relativamente conocidos por los aprendices
o para evitar confusiones entre conocimientos nuevos o antiguos.
Enseñar a restar partiendo –como organizador previo– de las diferencias entre la
resta y la suma, es decir, de las diferencias más conceptuales, puede hacer que el co-
nocimiento nuevo se arraigue en el antiguo.
17
Sea de tipo expositivo o comparativo, un organizador previo eficaz debe reunir
las siguientes características:
– Que sus conceptos, términos y proposiciones sean familiares para los alumnos y
más abstractos e inclusores que el nuevo material (para que éste pueda ser in-
cluido en ellos).
– Que se señalen y analicen claramente las características, definiciones y rasgos
esenciales de los conceptos, términos y proposiciones del organizador previo,
para que no se quede como una idea vaga y poco específica y puedan apreciar-
se claramente las semejanzas, diferencias y «puntos de enganche» entre los or-
ganizadores previos y los nuevos elementos.
Lenguaje, vocabulario y conceptos han de estar determinados por las capacidades y or-
ganización de los conocimientos de los alumnos a los que vaya dirigida la exposición,
aunque ello implique, en ocasiones, un rigor conceptual inferior.
Si usted recuerda sus primeras clases ante un grupo de alumnos, es probable que,
entre los muchos temores que tuviera, se encontrase el de quedarse sin saber qué
decir. También es probable que, ante este temor, preparase una gran cantidad de
contenidos conceptuales organizados mediante la lógica disciplinar y repitiese,
corrigiese y volviese a repetir esos contenidos hasta que quedasen almacenados
en su memoria.
Claxton refleja el día en que cualquier docente da su primera clase del siguiente
modo:
«El día que comienzas tus clases regurgitas toda esa cantidad de conocimientos, bien
organizados y a los que no cabe poner ningún reproche desde su argumentación for-
mal y rigor científico, en los oídos de los atribulados alumnos (normalmente hablando
a toda velocidad para no escuchar los latidos del corazón y tratar de equilibrar de al-
guna manera toda la adrenalina que estás segregando), para finalizar antes del tiem-
po previsto (¡glup!) y preguntar ¿se me entiende?, o lo que es peor ¿se me sigue? y
descubrir la cara de pasmo y aburrimiento de los alumnos, que han sido incapaces de
comprender o de engancharse en clases tan duras y premeditadamente preparadas».
De la misma forma que existen claras diferencias entre «contar lo que el texto di-
ce» y «transformarlo», podemos también afirmar que existe una gran diferencia
entre contar lo que sabemos y explicarlo.
La diferencia fundamental entre «contar lo que uno sabe» y «explicarlo» estriba en que
cuando contamos lo que sabemos, la estructura de nuestro discurso es similar a la de nues-
tros conocimientos, mientras que cuando explicamos lo que sabemos, la estructura del dis-
curso se organiza en función de cómo tienen almacenado el conocimiento los alumnos.
18
ACTIVIDADES
Pero, ¿por qué estas diferencias? Una serie de factores hacen que esto sea posible:
• La motivación
Debido al interés, el niño ve Pokemon porque quiere, y de la misma manera, el
adulto elige realizar un curso para satisfacer una necesidad concreta en un momento
determinado.
19
Cuando se diseña un episodio de Pokemon se piensa en las
A partir sobre todo de la Educa-
características del niño que va a verlo, mientras que –como
ción Secundaria, un buen nú-
podemos comprobar si analizamos el discurso del profe-
mero de profesores lo son de al-
sor– los discursos docentes suelen centrarse en las caracte- guna materia en particular; de
rísticas y contenidos de la materia que se enseña. ahí que su objetivo primordial
sea la enseñanza de esa materia
Por tanto, independientemente de la fase en la que se si- y centre sus discursos y exposi-
túe la exposición del profesor, ésta no ha de ser concebida ciones en ésta, no en el alumno.
en ningún caso como un monólogo, porque si un texto se
escribe o se elige pensando en el destinatario, ha de estar
abierto a la actividad intelectual del lector.
No podemos activar los conocimientos previos de los alumnos sin comprobarlos, ratifi-
carlos o modificarlos continuamente en nuestro discurso.
Definir qué es lo más general y qué es lo más inclusor depende de la importancia que
demos a cada uno de los contenidos de nuestra exposición, es decir, dependerá de qué
es lo que pretendemos enseñar y de cómo pretendemos hacerlo.
20
1.2.3. La exposición en la enseñanza de procedimientos
21
cos) y los estratégicos (aquellos cuya eficacia depende, Aprender a sumar, resolver pro-
además de la habilidad técnica, de procesos de toma de blemas, tomar apuntes de lo
decisiones) es similar a la diferencia entre datos y concep- que se dice o aplicar un princi-
tos: los procedimientos técnicos se aprenden fundamen- pio químico, ¿son procedimien-
talmente por repetición, mientras que los estratégicos im- tos que tienen las mismas ca-
racterísticas que aprender a
plican una comprensión mayor de la situación. montar en bicicleta o a progra-
Buena parte de los análisis que ya hemos hecho al hablar mar una lavadora?
de la enseñanza de datos y hechos, son válidos también al Aunque a continuación anali-
hacerlo de procedimientos técnicos ya que, por ejemplo, zaremos un poco más detalla-
damente estos aspectos, nos ex-
existen ciertas condiciones del material y de la forma de
tenderemos más sobre ellos en
presentarlo que hacen más eficaz la repetición de una des- la próxima unidad, en la que
treza (es más fácil enseñar un procedimiento cuando éste mostraremos cómo enseñar los
se presenta ordenado). procedimientos de enseñanza,
las estrategias de aprendizaje y
Tanto para enseñar hechos y conceptos como para enseñar el aprender a aprender.
procedimientos, debemos dotar a nuestras exposiciones de
coherencia, para lo cual es necesario –sobre todo en el ca-
so de los procedimientos– comenzar realizando un análisis de los componentes
del procedimiento que vamos a enseñar y que nos permita decidir los pasos que
se pueden seguir y el orden de enseñanza de los mismos.
Así, por ejemplo, un análisis racional de los componentes de una suma escrita nos
llevaría a comenzar planteando, en primer lugar, la adición mental entre números
de un solo dígito y, en segundo lugar, a exponer la operación por escrito. Una vez
automatizada esta suma simple, iríamos avanzando hasta llegar al aprendizaje de
todas las posibilidades y la automatización total de la tarea.
Aunque la presentación ordenada de los materiales contribuye a dotar de orga-
nización los procedimientos, ha de acompañarse de un discurso que haga implíci-
ta la organización a los alumnos porque, en ocasiones, las intenciones y los obje-
tivos de los profesores no son transparentes para los alumnos, en el sentido de
que éstos pueden observar cierto orden y organización en la forma de presenta-
ción pero no ser conscientes de ello.
No basta con que un profesor «haga» una demostración matemática en la pizarra, si-
túe determinados acontecimientos en un eje cronológico, mezcle determinadas sus-
tancias químicas en una probeta… para que el alumno aprenda a hacer lo mismo.
Es necesario que el profesor destaque los pasos que sigue para realizar los procedi-
mientos de enseñanza, la forma de ejecutarlos y el orden establecido porque, aun-
que el objetivo prioritario sea que el alumno automatice unas destrezas concretas,
la presentación del material será más eficaz si el alumno conoce lo que tiene que
hacer y las razones para seguir una secuencia u organización determinada, de ahí
que sea conveniente acompañar de una presentación explícita aquellos ejemplos
que queramos que sirvan de modelo y guía del aprendizaje.
22
La exposición en la enseñanza de los procedimientos debe –como en el caso de los con-
ceptos– estar ordenada y estructurada de tal manera que se muestre clara y explícita-
mente: los objetivos de los procedimientos, la relación que guardan con los conceptos
que se están enseñando, los pasos más útiles y la forma de ordenarlos.
A un cocinero eficaz le basta con saber que las claras se ponen mejor a punto de nie-
ve si se les añade una pizca de sal, que la nata se monta mejor si el recipiente está
frío y que la mayonesa no se corta cuando todos sus ingredientes están a la misma
temperatura. Pero si quiere crear nuevos platos, necesitará saber, además, las razo-
nes por las que hay que seguir estos pasos.
A un cocinero creativo no le basta con conocer los efectos de la temperatura del re-
cipiente o los misterios de las combinaciones químicas y su transformación en sensa-
ciones visuales, olfativas y gustativas para crear una crema chantilly inolvidable;
también tiene que dominar la mecánica necesaria para batir sin grumos y para evi-
tar que el brazo se le canse y disminuya el ritmo de sus batidas; este tipo de conoci-
miento y su mecanización se producen por repetición.
– Sólo se puede dar significado a un material, idea o teoría que tenga ese signifi-
cado. Así, cuanto más ordenado esté el material que se va a presentar, más cla-
ra y explícita sea la estructura de conceptos y teorías y mejor analizado esté un
procedimiento, más fácil será que el alumno pueda conjugar estos hechos, teo-
rías o procedimientos con sus conocimientos anteriores y comprenda o, incluso,
memorice mejor.
23
UNIDAD 2
Aprender de forma significativa exige del aprendiz mucha más motivación, esfuerzo y
conocimiento de estrategias de aprendizaje que aprender de manera repetitiva.
Sin embargo, parece que no siempre los alumnos ponen en marcha los procedi-
mientos más acordes con el tipo de aprendizaje que se les propone.
Así, quejas del tipo «mis alumnos reducen las cosas al mínimo esfuerzo», «no pien-
san», «se limitan a estar en clase como máquinas», etc., ponen de manifiesto que los
profesores encuentran problemas en la forma en que sus alumnos se enfrentan con
las tareas académicas.
De las quejas de muchos profesores puede deducirse que éstos creen que los estu-
diantes, por regla general, tienen una actitud pasiva que puede deberse a diver-
sos factores educativos, como, por ejemplo:
– Actual concepción de la escolaridad.
«Se enseñan cosas que no tienen nada que ver ni con la vida cotidiana ni con las ne-
cesidades profesionales.»
– Tipo de enseñanza.
«Hoy, a los alumnos se les da todo hecho, por eso no saben esforzarse.»
– Factores de socialización.
«Los jóvenes de hoy en día no tienen respeto por las normas establecidas.»
24
Todas estas razones son en parte ciertas y en parte falsas ya que, como veíamos
cuando tratamos la motivación escolar, los factores que influyen en la escolari-
dad son muchos, variados y están interrelacionados entre sí. Tanto la motivación
como la capacidad o inteligencia de los alumnos dependen de factores tales co-
mo los intereses, las expectativas, el tipo de enseñanza, las metas y objetivos. No
obstante, lo más importante es que las capacidades de los alumnos dependen del
entrenamiento y del propio aprendizaje.
ACTIVIDADES
7. Con esta actividad pretendemos que reflexione sobre la manera que tenemos de
aprender. Para ello, le presentamos en la siguiente lista una serie de resultados
de aprendizaje que usted deberá separar en grupos en función de cómo crea que
se aprenden.
Así, por ejemplo, si cree que los resultados 1, 5 y 7 se aprenden de la misma ma-
nera, escriba estos números en la segunda lista y ponga un título a ese grupo (si
necesita más filas, añádalas). Ese título ha de servir para entender la peculiaridad
de dicho grupo, es decir, las característias que lo diferencian de los demás.
25
Cuando fue aplicada esta actividad a un grupo de estudiantes universitarios (consi-
derados expertos en aprendizaje por el tiempo que llevaban dedicados profesional-
mente a «aprender»), se comprobó que la mayor parte de ellos utilizaba como crite-
rio para diferenciar entre distintos tipos de aprendizaje, la asignatura en la que se
podía ubicar cada resultado.
Así, por ejemplo, denominaban al conjunto de resultados 1, 3, 5 y 10 «historia» o «co-
nocimiento histórico»; sólo unos pocos estudiantes –la mayoría de los cuales habían si-
do instruidos en Psicología del aprendizaje– hicieron algo distinto y utilizaron criterios
como la dificultad de la tarea o la necesidad de poner en marcha procesos repetitivos o
significativos («el 3, 6, y 12 se aprenden de memoria», «para aprender el 5, 9 y 11 hay
que comprenderlos»).
26
De este modo, el objetivo fundamental de la escolariza-
ción será el aprendizaje de conocimientos conceptuales o Expresado con un dicho popular,
podríamos resumir esta posición
procedimentales concretos, ligados a determinadas asig-
diciendo que «lo que natura no
naturas, y dirigido a alumnos de capacidades medias; por da, Salamanca no presta».
tanto, si hay alumnos que ni comprenden ni aprenden, la Este tipo de postura refleja una
culpa no será tanto del profesor, como del alumno, que concepción realista o tradicional
necesitará un tipo de enseñanza especial que le ayude a del proceso de enseñanza y
comprender. Esta necesidad de diversificación de la ense- aprendizaje.
ñanza requiere una mayor dedicación en tiempo y aten-
ción.
Posturas como ésta suelen ser las predominantes en la Enseñanza Media y la Uni-
versidad, en las que el profesor se limita a transmitir contenidos y las capacidades
son ajenas a su desempeño.
27
La única forma de analizar cómo aprendo, de
Los contenidos concretos son útiles tanto para aplicar una técnica, o de proponerme una me-
aprender conocimientos, como para formar ta de aprendizaje, es analizarla, aplicarla o pro-
capacidades, en la medida en que dotan al ponérmela en un contexto y una situación con-
creta, y, por tanto, dentro de un aula y en una
alumno de herramientas para entender el
asignatura determinada.
mundo y para intervenir y aprender de él.
ACTIVIDADES
8. Elabore una lista con las estrategias de aprendizaje que crea que sus alumnos do-
minan y son capaces de utilizar para aprender, y otra con las que crea que sus
alumnos deberían dominar para sus aprendizajes pero que no dominan todavía.
Estrategias de aprendizaje
Estrategias que dominan
de aprendizaje que Estrategias de aprendizaje
Estrategias que deberían
de aprendizaje que
los alumnos
dominan los alumnos dominar
deberían los alumnos
dominar los alumnos
A continuación, piense en usted mismo, y elabore otra lista con las estrategias de
aprendizaje que crea que domina.
Estrategias de aprendizaje que domina
• ¿Aplica igual esas estrategias en los ámbitos nuevos que en los conocidos?
• Guarde esta lista para poder compararla, en el apartado 2.3, con las estrategias
de aprendizaje que proponen Pozo y Postigo (1993).
Es posible que su lista incluya habilidades que puedan aplicarse en muchos ámbi-
tos y situaciones de enseñanza y aprendizaje, como, por ejemplo, tomar apuntes,
resumir un texto, anotar las ideas principales, argumentar una opinión, comuni-
car información verbalmente o por escrito…, pero la forma de aplicarlas a las dis-
tintas situaciones variará considerablemente.
De esta forma, es posible que, por ejemplo, seamos capaces de tomar apuntes cuan-
do el profesor presenta un discurso bien ligado y estructurado, pero que no lo sea-
28
mos tanto ante situaciones menos estructuradas (como puedan ser, por ejemplo,
una discusión o debate) o más alejadas del formato habitual escolar (un vídeo, una
dramatización, la visita a un museo, una consulta a Internet…).
Igualmente, puede que seamos capaces de resumir correctamente los contenidos de
un libro que trate sobre un tema del que tenemos muchos conocimientos, pero que no
utilicemos esta misma habilidad técnica cuando los conocimientos sean nuevos o di-
ferentes de los habituales.
29
La utilización de las multiplicaciones en la resolución de problemas escolares o coti-
dianos, supone la puesta en marcha de una estrategia, porque implica, por ejemplo,
elegir entre multiplicar o sumar.
Los alumnos que carecen de conocimientos sobre lo que tienen que hacer, no pue-
den poner en marcha ninguna técnica ni ejercer ningún control sobre lo que hacen.
Pero, en caso de que las dificultades no se deban al desconocimiento de lo que
han de hacer, sino a que no saben cómo hacerlo, el problema es técnico:
Saben que tienen que consultar libros y buscar en ellos, pero es posible que nunca
hayan consultado un índice, que no sepan leer las coordenadas de un mapa, que só-
lo hayan visto planos de su ciudad o que el vocabulario y la extensión de los libros
sean excesivos para su capacidad lectora.
También es posible que, aunque sepan lo que tienen que hacer y cómo hacerlo,
carezcan del conocimiento estratégico necesario para ello, es decir, de cuándo y
cómo poner en marcha estas técnicas.
En estos casos, es posible que no sean capaces de plantearse la búsqueda en libros y
mapas hasta que reciban una clara indicación por parte del profesor.
Este ejemplo no sólo muestra un análisis de las dificultades, sino que también in-
dica que la enseñanza de estrategias se debe realizar siguiendo una serie de eta-
pas ordenadas que conduzcan al autocontrol. Para que los alumnos logren este
autocontrol de su aprendizaje, tienen que conocer previamente lo que deben ha-
cer y cómo hacerlo.
Aprender a ser estratégico implica dominar las rutinas, destrezas y hábitos que compo-
nen las estrategias. La diferencia fundamental entre una técnica en el aprendizaje de
conocimientos y una estrategia no estriba tanto en lo que se hace, sino en cómo se ha-
ce: si se ha producido «disparada» por la situación, o escogida de manera reflexiva, es
decir, si ha sido controlada desde «fuera» de nosotros o desde dentro.
30
sobre el significado, de forma que el alumno pueda diferenciar y relacionar la
nueva información de lo que ya conocía.
En el caso de que los alumnos tengan enfoques superficiales de aprendizaje, ten-
derán a recoger la mayor cantidad de información posible de la forma más exac-
ta, al contrario de cuando optan por comparar los nuevos conocimientos con los
antiguos para decidir la mejor forma de tomarlos. Por tanto, podemos afirmar
que ser estratégico implica decidir y controlar.
Además de tener ciertas actitudes hacia el aprendizaje, la toma de decisiones re-
quiere conocer las propias capacidades y objetivos (metacognición) y el conteni-
do disciplinar (conceptual y procedimental) que se quiere aprender.
31
a) Fase declarativa o de instrucciones
Esta primera fase consiste en hacer que el alumno imite las instrucciones o un
modelo de acción determinado para que pueda aprender la técnica.
Como veíamos en la unidad anterior, la exposición en la enseñanza de procedi-
mientos debe cumplir, fundamentalmente, dos condiciones:
– Tratar de hacer explícitos los objetivos y fines de la actividad, es decir, fijar la
meta.
– Servir para destacar los distintos pasos, poner de manifiesto las relaciones exis-
tentes entre cada uno de ellos y, en definitiva, mostrar la coherencia de la se-
cuencia de acciones que componen el procedimiento.
La exposición de las instrucciones debe especificar tanto la secuencia de acciones
como los distintos pasos que han de darse.
Así, el profesor que quiere que sus alumnos encuentren in- No basta con que un profesor
formación sobre los piratas, deberá indicar cómo buscar li- realice ante sus alumnos un de-
bros y mapas, y cómo escoger los más adecuados, mostran- terminado procedimiento, tam-
bién debe atraer la atención de
do, por ejemplo, el índice o los distintos tipos de índice con
éstos sobre las distintas activi-
los que pueden encontrarse (según su organización alfabé- dades para que puedan imitar
tica, temática…), la relación entre el índice y las páginas de o reproducir la secuencia de ac-
los libros, etc.; es decir, deberá enseñar detalladamente có- ciones.
mo lograr una búsqueda eficaz.
Este profesor, además de conocer los conocimientos previos y capacidades de sus
alumnos, ha de llevar a cabo un análisis previo de la tarea, que le permita distin-
guir los distintos componentes de una técnica.
Utilizar los libros para buscar información debe ser realmente ser difícil para un niño
que no conozca el alfabeto o que no haya automatizado el orden de las letras.
El error más habitual que puede cometer un profesor al enseñar este tipo de pro-
cedimientos, es la falta de instrucciones claras para los alumnos; así, cuanto más
lejos estén los conocimientos de los alumnos del objetivo que se pretende, más ne-
cesario será descomponer la tarea en sus detalles más pequeños, de la misma for-
ma que cuanto más complejo sea un procedimiento, más necesario será separarlo
en componentes más reducidos.
La combinación de modelos de actuación acompañados de instrucciones precisas,
puede ayudar a los alumnos a saber lo que se espera de ellos.
Si la primera fase tiene como objeto dejar claro lo que debe hacerse, el fin de esta se-
gunda fase es que el alumno aprenda cómo hacer, fase que implica la automatiza-
ción de la técnica sirviéndose, fundamentalmente, de la práctica repetitiva.
32
Tanto la concentración como la automatización permiten ahorrar gran cantidad de re-
cursos cognitivos, y posibilitan la utilización de otras destrezas que requieran mayor es-
fuerzo y control.
Cuando alguien aprende a trabajar, por ejemplo, con un ordenador, todos sus recur-
sos se dirigen a mover los dedos, buscar la tecla o comando adecuado, no olvidar
«guardar» el documento, etc.
Una vez que se han automatizado y compilado estos procedimientos, es posible rea-
lizar otro gran número de acciones al mismo tiempo: pensar en lo que se escribe, en
qué va a hacerse cuando se haya acabado, simultanear varias tareas o utilizar más
de un programa a la vez.
Pero, debido a que es muy difícil explicitar un recurso automático que requiera
poca atención, la mayor dificultad con la que puede encontrarse un profesor en
esta fase, es poner de manifiesto conocimientos para él naturales, que formen
parte de su manera habitual de actuar y tenga automatizados, porque esta expli-
citación requiere, además de ponerse en el lugar de los alumnos, reflexionar so-
bre los propios conocimientos y la manera de actuar.
La principal labor del profesor en esta fase es supervisar la ejecución de los alum-
nos y practicar suficientemente estos ejercicios para que se conviertan en rutinas
sobreaprendidas. En este sentido, no basta con explicar al alumno los procedi-
mientos y pedirle que los repita en solitario o en casa, sino que debe asegurarse
de que esta práctica se produce y de que las rutinas se adquieren.
33
clase de matemáticas puedan ser utilizadas también en
historia o física, a medida que vayan diversificándose los De forma resumida, podríamos
decir que las técnicas se en-
contextos, debe ir dejando al alumno que tome sus pro-
trenan mediante ejercicios y
pias decisiones, controle su ejecución y juzgue y evalúe la las estrategias mediante pro-
eficacia y acierto de sus elecciones. blemas. Como veíamos en la
unidad anterior, la diferencia
De lo que se trata en esta última fase es de ir proponiendo entre un ejercicio y un proble-
tareas cada vez más abiertas y con mayor grado de indeter- ma reside en el grado de in-
minación para que los alumnos puedan elegir y adaptar los determinación que sienta la
procedimientos que previamente convirtieron en rutinas o persona ante el tipo de proce-
dimientos que debe poner en
técnicas. Por tanto, en este tipo de tareas más abiertas, los
marcha: mientras que en los
alumnos han de asumir las decisiones de planificación, su- ejercicios más cerrados, se sue-
pervisión y evaluación de los procedimientos. le saber lo que hay que hacer
para resolver la tarea (aunque
puede ocurrir que no se sepa
En los ejercicios, el control de la tarea está situado fuera de la cómo hacerlo), en los más
abiertos, la toma de decisiones
persona (en la propia tarea o en el profesor, que van determi-
sobre lo que se ha de hacer es
nando lo que se puede hacer), mientras que en los problemas,
continua.
el control está en el aprendiz que resuelve esa tarea.
ACTIVIDADES
9. Retome la lista realizada en la actividad 8 sobre las estrategias que, según su opi-
nión, deberían dominar sus alumnos, e intente agruparlas en grupos en función
de su semejanza.
Grupo 1
Grupo 2
Grupo 3
34
de los procedimientos y procesos de aprendizaje que empleen para realizar sus
clasificaciones, de los objetivos o funciones que pueden cumplir las estrategias de
aprendizaje, etc.
La clasificación utilizada en la siguiente tabla se basa tanto en los tipos, como en
los procesos de aprendizaje (Pozo, 1990):
– Palabra clave
Simple (significado – Imagen
externo) – Rimas
Elaboración
– Códigos
– Formar redes de
Organización conceptos
Jerarquizar – Identificar estructuras
– Hacer mapas
conceptuales
35
gias de organización que en las de elaboración, de ahí que deba dirigirse la ense-
ñanza a dotar a los alumnos de estas herramientas de organización.
La diferencia entre técnicas o estrategias de elaboración y de organización hace
referencia al grado y tipo de significado o sentido que proporcionan:
• La elaboración trata de dar significado a un material que, en principio, no lo
tiene.
Es posible que la clasificación
Cuando alguien «inventa» una historia para recordar una que haya realizado en la activi-
lista de palabras sin relación entre sí, está poniendo en mar- dad 7 de esta unidad acerca de
cha una estrategia de elaboración simple, al dar significado las estrategias de aprendizaje
externo a un material para poder recordarlo en el futuro. que usted domina, coincida con
alguna de estas dos maneras
Cuando leemos un texto y podemos reconocer sus ideas
(según el tipo de enseñanza o
principales (aunque no lo comprendamos totalmente), es-
según el proceso de aprendiza-
tamos realizando elaboraciones más profundas que en el je que requiere) de organizar
caso anterior, porque nos hemos podido basar en un signi- las estrategias que acabamos de
ficado más interno del material. plantear, pero también es posi-
ble que se haya basado más en
• La reestructuración permite dar un nuevo sentido o el carácter funcional de las es-
significado a conocimientos que ya teníamos. trategias o en la actividad en la
que se enmarcan.
Cuando alguien diferencia conceptos que antes tenía uni-
dos o relaciona aspectos que no había relacionado con an-
terioridad a partir de la lectura de un texto, lo que está haciendo realmente es rees-
tructurar y volver a organizar sus conocimientos.
Según otra clasificación, la de Pozo y Postigo (1993), podemos distinguir cinco ti-
pos de estrategias:
a) Adquisición de información.
b) Interpretación de información.
c ) Análisis de información.
d) Comprensión y organización de información.
e) Comunicación de información.
Esta clasificación se basa en las fases o etapas por las que pasa el procesamiento
de la información mientras aprendemos y muestra, además, las distintas etapas
del aprendizaje comprensivo.
Un alumno que aprende significativamente debe saber buscar o seleccionar in-
formación en distintos contextos, adquirirla, e interpretarla o traducirla a un có-
digo o lenguaje que le permita trabajar con ella.
Así, por ejemplo podemos convertir unos datos en una tabla, un enunciado verbal
en una función matemática, un artículo en un esquema, etc.
36
Se puede enseñar y aprender a adquirir información en matemáticas, ciencias o his-
toria y, al mismo tiempo, trabajar procedimientos transversales que permitan rela-
cionar todas esas áreas de conocimiento.
a) Adquisición de información
ACTIVIDADES
10. Al trabajar en estas unidades, usted debe estar poniendo en marcha procedi-
mientos de adquisición de información. Piense en cuáles son esos procedimien-
tos y analícelos:
• ¿Los ha adquirido mediante instrucción deliberada o mediante la práctica?
• ¿Los utiliza de forma estratégica?
• ¿Ha pensado en usar algún procedimiento alternativo?
Fuente oral
• Toma de apuntes
• Resumen
Fuente texto/gráfico
Selección de • Subrayado
información • Toma de apuntes
• Resumen
Fuente visual
• Toma de apuntes
• Resumen
Repaso y
memorización de la • Ejercicios de repaso y repetición
información
Como puede apreciarse en esta tabla, los procedimientos para adquirir informa-
ción son sencillos, razón por la cual rara vez se dedica tiempo a su enseñanza. La
idea de que basta con mostrar la información para que ésta sea adquirida por el
alumno (idea que refleja una concepción directa o tradicional del aprendizaje),
hace que no suela dedicarse tiempo y esfuerzo a su enseñanza, con lo que estos
procedimientos suelen aprenderse de forma inductiva y rutinaria.
Observando a los alumnos universitarios, podemos ver que la mayoría de ellos toma
apuntes de manera mecánica e independiente del tipo de discurso del profesor o de
los objetivos de la exposición. Estos estudiantes tratan de tomar las anotaciones más
fieles posibles de las palabras de sus profesores, sin introducir ningún elemento nue-
vo o reflexión, sin relacionarlas con ningún conocimiento previo, etc.
37
Es posible que estos alumnos hayan aprendido a tomar apuntes de esta manera
porque nadie les haya enseñado a tomarlos de otra forma diferente. De ahí que,
si queremos que los alumnos utilicen sus apuntes para recoger y seleccionar infor-
mación de forma comprensiva, debamos enseñarles deliberadamente las distin-
tas técnicas existentes para este fin, así como su uso estratégico.
Uno de los problemas más importantes con el que nos encontramos actualmente,
es seleccionar la gran cantidad de información de que disponemos; la propia ob-
servación –directa o por medio de instrumentos– requiere ya una selección de la
información que dirija más la atención hacia unos u otros
acontecimientos. En este sentido, la selección de la infor- Lecturas recomendadas
mación depende de las técnicas que utilizamos para reco- En la siguiente obra puede en-
gerlas y de los conocimientos generales y/o específicos que contrar tanto un análisis de la
ayudan a decidir qué información es importante y cuál no. manera en que se toman habi-
tualmente los apuntes, como un
Al respecto, podemos afirmar que enseñar a aprender
trabajo sobre cómo enseñar a
consiste en enseñar cómo y cuándo seleccionar informa- los alumnos a ser estratégicos
ción. en esta tarea. El hecho de que
vaya dirigido a alumnos, profe-
Previamente a la selección, es frecuente que los alumnos sores, tutores y psicopedagogos
tengan que buscar y recoger información, como en el y de que analice distintos esce-
ejemplo de los piratas al que nos referíamos anterior- narios de aula, lo hace eminen-
mente. Esto es así porque la sociedad de la información temente práctico:
ha contribuido a complicar y diversificar las fuentes de in- Monereo, C. (1999): Tomar
formación a las que deben acudir los alumnos. apuntes: un enfoque estratégi-
co. Madrid: Visor/Aprendizaje.
La búsqueda y selección de estas fuentes de información
requiere técnicas concretas, como:
– Las entrevistas.
¿Cuáles son las costumbres gastronómicas más típicas de tu pueblo?
– El análisis de la prensa.
Reúne toda la información que puedas sobre lo que ocurrió en las Torres Gemelas el
11 de septiembre de 2001 y expresa tu opinión sobre ello.
b) Interpretación de la información
La interpretación de la información (o traducción a otros lenguajes y sistemas)
permite conectar los nuevos conocimientos con los que ya se poseen.
Basándonos en la clasificación de la tabla de Pozo (1990) que presentábamos al
comienzo de este apartado, podríamos decir que los procedimientos que permi-
38
ten interpretar la información exigen una elaboración compleja que logre dar un
nuevo sentido a esa información.
Así, por ejemplo, en matemáticas elaboramos (traducimos) problemas planteados
verbalmente a formatos numéricos, en química transformamos las observaciones so-
bre cómo se comportan los líquidos según las distintas temperaturas a una serie de
gráficas, en los trabajos sobre conocimiento del medio convertimos las entrevistas
grabadas en vídeo en lenguaje escrito y, en sus interacciones, los adolescentes tra-
ducen los, a veces, indescifrables mensajes de los teléfonos móviles a códigos más
comprensibles.
Cambiar de un código a otro requiere ir más allá de una traducción directa y mo-
dificar, no sólo los signos, sino también la forma de ordenar y operar con la infor-
mación.
39
ACTIVIDADES
11. Para ilustrar los problemas a los que estamos haciendo referencia, trate de resolver
mentalmente (por favor, no utilice lápiz ni papel) el siguiente problema matemático:
«Compro un bolígrafo por cuatro euros, lo vendo por cinco, lo vuelvo a com-
prar por seis euros y lo vendo por siete. ¿He ganado algo con esta transacción
comercial? Si es así, ¿cuánto?».
Anote el resultado obtenido y, sin utilizar lápiz ni papel, resuelva este otro pro-
blema:
«Compro un bolígrafo por cuatro euros, lo vendo por cinco. Compro un cua-
derno por seis euros y lo vendo por siete. ¿He ganado algo con esta transac-
ción comercial? Si es así, ¿cuánto?».
Anote de nuevo el resultado: ¿Ha obtenido las dos veces la misma cantidad?
A continuación, resuelva los problemas con lápiz y papel y compruebe si obtie-
ne el mismo resultado.
40
Estos procedimientos constituyen verdaderos mapas o planos personales que
muestran, entre otras cosas, la relatividad del propio conocimiento.
Muchas personas hemos aprendido la composición y organización de la célula
mediante una analogía con el funcionamiento del sistema solar. De igual modo,
muchos profesores de química recurren a metáforas y analogías macroscópicas
para explicar fenómenos microscópicos.
Sin embargo, las metáforas y las analogías no suelen ser La construcción de metáforas y
muy habituales en los libros de texto, salvo en el caso de analogías requiere conocimien-
tos muy profundos de los cam-
disciplinas como lengua y literatura, en las que son obje-
pos que se comparan y de los
to de estudio; fuera de estas áreas, alumnos y profesores límites de la comparación.
no ven la necesidad de construirlas.
El sentido metafórico y relativista de estos procedimientos puede ser otra de
las causas de su escasa utilización.
Los procedimientos de análisis son aquellos que permiten realizar inferencias a partir
de datos o información previamente elaborada.
• Inferencias predictivas.
Realización de
• Inferencias causales.
inferencias
• Inferencias deductivas.
• Planificación.
• Diseño.
Investigación • Formulación de hipótesis.
• Ejecución.
• Contrastación de hipótesis.
• Evaluación de resultados.
41
• Análisis y comparación de modelos y datos
Mientras que las tareas predictivas y causales suelen compartir con las cotidianas
su carácter abierto y probabilístico, las inferencias deductivas destacan por el ca-
rácter más cerrado y menos cotidiano de la lógica deductiva. No obstante, en am-
bos casos, la enseñanza de estos métodos ha de tener en cuenta las diferencias
entre el razonamiento cotidiano –en el que los juicios se basan en factores de
representatividad y de facilidad de acceso a los datos–, y el razonamiento más
académico o científico –basado, fundamentalmente, en leyes de probabilidad y
lógica.
• Métodos de investigación
42
La aplicación sistemática y estratégica de procedimientos
dedicados a buscar significado, puede facilitar la compren- Durante los últimos años, se ha
centrado gran parte del traba-
sión de información, ya que tienen como objetivo funda-
jo sobre estrategias de aprendi-
mental hacer explícitas las relaciones entre los elementos zaje en estos procedimientos de
que componen un material. comprensión y organización
de la información.
La siguiente tabla muestra algunos de los procedimientos
más importantes de comprensión y organización de la in-
formación:
• Clasificación.
Organización
• Establecimiento de relaciones jerárquicas.
conceptual
• Utilización de mapas conceptuales, redes semánticas, etc.
43
se hace especialmente patente es la utilización de mapas Lecturas recomendadas
conceptuales, ya que la técnica de construcción de un mapa El lector interesado en conocer
conceptual está claramente definida y delimitada: es una con más profundidad este tipo
representación jerárquica en la que los conceptos se repre- de técnicas, puede acudir a la si-
sentan enmarcados en una línea cerrada, la relación entre guiente obra, en la que encon-
trará precisas descripciones so-
conceptos se hace explícita mediante líneas de unión, etc.
bre los pasos que han de seguirse
No obstante, si la persona carece de los conocimientos con- para construir y enseñar a cons-
ceptuales necesarios para establecer relaciones, esta técnica truir un mapa conceptual en dis-
no tendrá ninguna utilidad. tintas etapas educativas:
Novak, J. D. y Gowin, M. D. (1998):
Por otro lado, la forma más simple de organización concep-
Learning to learn (J. M. Campa-
tual es la clasificación: nario y E. Campanario, trads.). Bar-
Ejemplo de tarea de clasificación: Clasifica los siguientes re- celona: Martínez Roca (trabajo
original publicado en 1984).
sultados de aprendizaje en función del tipo de aprendizaje
al que correspondan: hechos, conceptos, técnicas o estrate-
gias.
Del mismo modo que no es suficiente saber una asignatura para poder enseñarla, tam-
poco a los alumnos les basta con tener conocimientos para exponerlos al profesor de
manera verbal, escrita o gráfica.
COMUNICACIÓN DE LA INFORMACIÓN
• Planificación y elaboración de guiones.
• Diferenciación entre distintos tipos de exposición.
Expresión • Análisis de la adecuación de la exposición.
oral • Exposición (uso de técnicas y recursos expresivos).
• Respuesta a preguntas.
• Justificación y defensa de la propia opinión.
Independientemente del medio elegido, para que una comunicación sea eficaz, es
necesario planificar y organizar lo que va a contarse; ya en la unidad anterior, veí-
amos que para que una exposición fuese eficaz, debía estar organizada en fun-
ción de los conocimientos que posee la persona a la que va dirigido el mensaje.
44
La planificación y elaboración de guiones en función de lo
Seguramente, los alumnos ha-
que queremos comunicar y del interlocutor, obliga a reor-
rían mejores exámenes si en lu-
ganizar nuestro propio conocimiento, es decir, a pensar gar de pensar en lo que saben,
explícitamente sobre él y a transformarlo de manera que lo hicieran en las personas que
sea más fácilmente comunicable; es decir, no basta con les van a evaluar.
«decir el conocimiento», sino que también es necesario
«transformar el conocimiento». Aprender a «transformar
el conocimiento» mediante la comunicación del mismo, supone entrenar esta ha-
bilidad mediante una continua puesta en marcha.
Si queremos que los alumnos sean capaces de diferenciar
Realizando la propuesta del tu-
distintos tipos de exposiciones, que las utilicen estratégica-
tor n.º 2 podrá aplicar los co-
mente en función de los objetivos que persigan en cada nocimientos adquiridos duran-
momento, que sean capaces de utilizar técnicas y recursos te el trabajo en esta unidad y
expresivos para dirigir la atención, resaltar las ideas más relacionarlos con los desarro-
importantes, reforzar argumentos, etc., además de procu- llados en el módulo anterior so-
bre las concepciones del apren-
rar que se entrenen en estas técnicas, debemos modelar su
dizaje.
actuación y corregir tanto el contenido como la forma en
que lo expresan.
Realizar esta función explícitamente permite corregir a los alumnos y proporcio-
nar los elementos para que desarrollen el metaconocimiento y el control de su
propia actividad.
45
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
• Coll, C. (coord.) (1994): Psicología de la instrucción, la enseñanza y el aprendi-
zaje en la Educación Secundaria. Barcelona: Horsori.
Este libro lo forman una serie de artículos escritos por diferentes especialistas
acerca de la manera en la que pueden enseñarse los distintos tipos de conoci-
mientos que forman el currículo escolar.
• Coll, C. y otros (1992): Los contenidos de la reforma. Enseñanza y Aprendizaje
de conceptos, procedimientos y actitudes. Madrid: Santillana/Aula XXI.
La mayor parte de los artículos que forman esta obra se centran en la Reforma
Educativa española –que tantas otras reformas ha inspirado–; de ahí que pueda
ser de gran utilidad para analizar los procesos de aprendizaje y enseñanza en
otros países y, por tanto, con otros contenidos.
• Joyce, B. y Weil, M. (1985): Modelos de enseñanza, pp. 89-108. Madrid: Anaya
(trabajo original publicado en 1978).
Pese a que la publicación de este libro no es muy reciente, lo seguimos conside-
rando básico para todas aquellas personas interesadas en la enseñanza, entre
otras razones, porque cada uno de sus capítulos comienza con la exposición de
un caso en el que aparece un problema de enseñanza o de aprendizaje. Así, se-
gún la naturaleza del problema (formación de conceptos, creación de organiza-
dores previos, problemas disciplinares, realización de algún experimento, etc.), se
busca una teoría que lo explique y pueda resolverlo, al tiempo que se ofrece una
guía para realizar programaciones y actividades de aula inspiradas en esa teoría.
• Monereo, C. (coord.) (1991): Enseñar a pensar a través del currículo escolar.
Barcelona: Casals.
• Monereo, C., Castelló, M., Clariana, M., Palma, M. y Pérez Cabaní, M. L. (1994):
Estrategias de enseñanza y aprendizaje: formación del profesorado y aplica-
ción en el aula. Barcelona: Graó.
Los dos libros anteriores han sido realizados siguiendo el mismo tipo de concep-
ción sobre las estrategias de aprendizaje y su enseñanza y desarrollo en el aula.
En ellos, los lectores pueden encontrar numerosas propuestas prácticas y ejem-
plos sobre cómo ayudar a formar mentes estratégicas, basándose en los escena-
rios y contextos concretos que se producen en las aulas.
• Pozo, J. I. y otros (1994): La solución de problemas. Madrid: Santillana/Aula XXI.
En esta obra se desarrolla una reflexión acerca de la enseñanza de procedimien-
tos desde la resolución de problemas.
Pese a que en el primero y en el último capítulo, se realiza un análisis general de
los procesos de enseñanza y aprendizaje de procedimientos, durante toda la obra
se mantiene la idea de que los procedimientos se enseñan mejor ligados a con-
ceptos y contextos específicos que aislados, razón por la cual se dedica el resto de
los capítulos a la enseñanza de estrategias de aprendizaje y resolución de proble-
mas en disciplinas concretas (matemáticas, ciencias sociales y ciencias naturales).
Por el mismo motivo, se ofrecen una serie de ideas que facilitan el paso, en estas
disciplinas curriculares, de una enseñanza técnica a otra más estratégica.
46
• Pozo, J. I. y Postigo, Y. (2000): Los procedimientos como contenidos escolares.
Barcelona: Edebé.
Este libro analiza cuáles son los procedimientos técnicos y estratégicos necesa-
rios para conseguir los objetivos propios de la Educación Secundaria, centrán-
dose tanto en las capacidades que han de desarrollarse, como en los conteni-
dos propios de este nivel educativo y los procedimientos relacionados con ellos.
Dicho análisis se realiza partiendo de un día en la jornada de trabajo de una fa-
milia, la «familia Pérez», a partir del cual se ofrecen numerosas reflexiones y
actividades para ayudar a los alumnos a que puedan construir métodos de
aprendizaje activos y llegar a resultados significativos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
• Ausubel, D., Novak, J. y Hanesian, H. (1978): Educational psychology: a cogniti-
ve view. Nueva York: Host, Rinchart and Winston.
• Carretero, M. (1985): «El desarrollo cognitivo en la adolescencia y la juventud:
las operaciones formales». En M. Carretero, J. Palacios y A. Marchesi (eds.): Psi-
cología Educativa 3. Adolescencia, madurez y senectud. Madrid: Alianza Uni-
versidad.
• Claxton, G. (1987): Live and learn. (Vivir y aprender.) Madrid: Alianza (trabajo
original publicado en 1984).
• Mateos, M. (2001): Aprendizaje y metacognición. Buenos Aires: Aique.
• Monereo, C. (1999): Tomar apuntes: un enfoque estratégico. Madrid: Visor/
Aprendizaje.
• Monereo, C. (2000): Estrategias de aprendizaje. Madrid: Visor.
• Novak, J. D. y Gowin, M. D. (1988): Learning to learn (J. M. Campanario y E.
Campanario.) Barcelona: Martínez Roca (trabajo original publicado en 1984).
• Pérez Echeverría, M. P. (1994): «La solución de problemas matemáticos». En J. I.
Pozo (ed.): La solución de problemas. Madrid: Santillana.
• Pozo, J. I. (1990): «Estrategias de aprendizaje». En C. Coll, J. Palacios y A. Mar-
chesi (lds.): Desarrollo psicológicoy educación. Vol. II Psicología de la educación.
Madrid: Alianza.
• Pozo, J. I. y Monereo, C. (1999): El aprendizaje estratégico: enseñar a aprender
desde el curriculum. Madrid: Santillana/Aula XXI.
• Pozo, J. I. y Postigo, Y. (1993): «Las estrategias de aprendizaje como contenido
del currículo». En C. Monereo (Ed.): Estrategias de aprendizaje: procesos, con-
tenidos e interacción. Barcelona: Domenech.
• Pozo, J. I. y Postigo, Y. (1994): «La solución de problemas como contenido pro-
cedimental en la Educación Obligatoria». En J. I. Pozo (ed.): Solución de proble-
mas. Madrid: Santillana/Aula XXI.
• Pozo, J. I. y Postigo, Y. (2000): Los procedimientos como contenidos escolares.
Barcelona: Edebé.
• Sánchez, S. (dir.) (1989): Léxico de psicología. Madrid: Santillana/Aula.
• Sánchez, S. (dir.) (1991): Léxico de tecnología de la educación. Madrid: Santilla-
na/Aula.
47
IV
MÓDULO
DOCUMENTO BASE
• Objetivos ............................................................................................................ 3
• Bibliografía ........................................................................................................ 30
• Glosario .............................................................................................................. 32
2
OBJETIVOS
• General
1. Conocer los diferentes tipos y funciones de la evaluación educativa así como
sus implicaciones en el aprendizaje significativo.
• Específicos
1. Diferenciar las funciones acreditativa y formativa de la evaluación y relacio-
narlas con las formas de aprendizaje repetitivo y comprensivo.
2. Conocer las diferentes técnicas y estrategias para diferenciar el aprendizaje re-
petitivo del significativo o por comprensión.
3. Utilizar algunas de estas técnicas para el diseño de actividades de evaluación
del aprendizaje.
4. Conocer cómo puede regularse el propio aprendizaje a partir de la autoeva-
luación.
5. Conocer estrategias de enseñanza dirigidas a promover la autoevaluación y
autorregulación del aprendizaje.
3
UNIDAD 1
La evaluación de la comprensión:
técnicas y estrategias
1.1. ¿Qué han aprendido los alumnos? Cómo saber lo que saben
ACTIVIDADES
1. Hace unos años, se realizó un estudio para determinar los mejores predictores del
éxito académico de alumnos universitarios. Para ello, se recogieron una serie de
variables y se midió la relación entre los valores de esas variables y las calificacio-
nes de los alumnos. De esta forma, se comprobó que el mejor predictor del éxito
académico era la precisión con la que anticipaban los criterios y las formas de eva-
luación de sus profesores.
4
1.2. Funciones y tipos de evaluación: de la calificación
a la evaluación formativa
Como acabamos de decir, muchas veces la evaluación no es sólo la actividad final,
sino el propio fin del proceso de enseñanza y aprendizaje, de forma que los
alumnos estudian (aprendiendo significativamente o no)
con el fin de superarla. Pero este carácter doblemente fi- Lecturas recomendadas
nal de la evaluación, no suele darse en todas las situacio-
Hay muchas fuentes para am-
nes de aprendizaje, ni siquiera en todas las situaciones de pliar los conocimientos sobre la
enseñanza. evaluación y sus funciones so-
ciales. Por su claridad y relevan-
En la unidad 1 del primer módulo diferenciamos entre si-
cia le recomendamos la lectura
tuaciones de aprendizaje con y sin enseñanza, establecien- del siguiente capítulo, en el que
do como una de las principales diferencias entre ambas se ofrece una amplia visión de
que, en las situaciones de enseñanza, se produce evalua- las necesidades de renovación
ción, mientras que cuando ese aprendizaje es más informal que afronta el sistema educati-
vo y de los obstáculos que se
o implícito, la evaluación no suele estar presente. Pero no
oponen a ella:
en todas las situaciones de enseñanza se produce evalua-
Marchesi, A. y Martín, E. (1998):
ción formal, como por ejemplo en ciertas situaciones de «La evaluación del proceso de
aprendizaje informal, en las que se produce enseñanza aprendizaje y enseñanza», Cali-
porque alguien se propone cambiar los conocimientos de dad de la enseñanza en tiempos
otra/s persona/s. de cambio. Madrid: Alianza.
ACTIVIDADES
Quizás sea éste un buen momento para que reflexione sobre cómo evalúa habi-
tualmente a sus alumnos (o, si no es docente, sobre cómo es evaluado usted) por-
que esta reflexión puede ayudarle a extraer conclusiones sobre para qué enseñar
y sobre lo que puede esperar de usted la sociedad cuando enseña.
Las preguntas de la próxima actividad pueden ayudarle a realizar esta reflexión.
ACTIVIDADES
5
A partir del trabajo de Marchesi y Martín (1998), pueden diferenciarse dos fun-
ciones sociales de la evaluación:
• Pedagógica o formativa
• Acreditativa o selectiva
Estas dos funciones se corresponden con las dos principales funciones sociales de
la educación: la de formar a los futuros ciudadanos o proporcionarles los saberes
necesarios y la de seleccionar quiénes disponen de esos saberes para poder cum-
plir las funciones que les corresponden.
El siguiente cuadro muestra las características de la función acreditativa y de la
función pedagógica de la evaluación:
Funciones
Pedagógica Acreditativa
Mejorar y orientar los procesos Dar cuenta del grado de logro
Finalidades de enseñanza y aprendizaje en de los objetivos propuestos.
función de los objetivos marcados.
Las dos funciones sociales de la evaluación a las que nos referíamos anteriormen-
te, responden a propósitos educativos distintos, que constituyen dos culturas
educativas bien diferenciadas, dirigidas a metas distintas y con funciones sociales
diferentes.
6
Aunque ambas funciones –la formación y la selección– no tienen por qué excluirse
entre sí, en las distintas etapas educativas suele predominar una u otra. Así, cuanto
más selectiva sea una etapa (o un sistema educativo, o un centro), más peso se con-
cederá al valor acreditativo de la evaluación, mientras que cuanto más inclusor sea
ese sistema, centro o etapa, más importancia tendrá la función pedagógica.
De ahí que la Educación Primaria tenga, necesariamente, una función formadora
en la que destaque la evaluación centrada en el aprendizaje. En este nivel educa-
tivo, la evaluación no se concibe para seleccionar a los alumnos (carácter califica-
tivo), sino para ayudarles a aprender, es decir, a informarles sobre sus logros, sus
dificultades y la forma como pueden superarlas (carácter valorativo).
En cambio, en la universidad o en la educación superior, predomina la función
acreditativa, y, por tanto, el poder selectivo de la evaluación, que es reducida a
un proceso de calificación, es decir, de poner una nota
conforme a un baremo. En estos niveles educativos, la eva- Actualmente , ni siquiera acce-
luación sirve, fundamentalmente, para decidir quiénes der a la Universidad y obtener
pueden progresar o superar niveles (se centra en los conte- un título superior es selectivo;
nidos, no en el alumno). el problema es que sólo cuan-
do un sistema (o un nivel) edu-
Entre la Educación Primaria y la superior, se encuentran las cativo pierde su función selec-
enseñanzas medias, cuyas metas han sido establecidas, tra- tiva, necesita justificar su
función formadora. Es decir,
dicionalmente, en función de las demandas de la educa-
mientras un sistema educativo
ción superior. Según una larga tradición educativa, la Edu- mantiene su poder selectivo,
cación Secundaria ha sido, ante todo, un período de muchas de sus decisiones y cri-
preparación o selección para el acceso a la universidad (le- terios de evaluación quedan
gitimada muchas veces por las pruebas de acceso estableci- justificados en esa eficacia acre-
ditativa, en la fiabilidad y en la
das por las propias universidades), más que una etapa con
objetividad del proceso califi-
metas formativas justificadas en sí mismas. cador. A veces, lo de menos es
Pero, debido a los cambios sociales que apuntábamos en la si la selección establecida a tra-
vés de ese proceso de califica-
unidad 1 del primer módulo, cuando un Sistema Educativo ción acredita que se ha produ-
se extiende, alcanza a más capas de la población y se pro- cido verdadero aprendizaje, es
longa más en el tiempo, con lo que decrece, o al menos re- decir, una enseñanza eficaz.
trasa, su función selectiva.
Imagine que realiza un proceso de evaluación selectiva con alumnos de Secundaria
o de Educación Superior basado, por ejemplo, en las respuestas a un examen. Tras
separar los aprobados de los que no superen la prueba, esperar unas semanas o me-
ses y aplicar a los aprobados –sin previo aviso– el mismo examen que aprobaron ha-
ce unas semanas, ¿qué cree que sucedería? Pues bien, en la mayor parte de los casos,
puede tener la certeza de que buena parte de ellos no superarían la misma evalua-
ción. Por tanto, ¿qué es lo que ha quedado acreditado?
7
ACTIVIDADES
4. Elabore una lista de criterios para diferenciar el aprendizaje significativo del re-
petitivo.
ACTIVIDADES
5. ¿Podría definir, sin consultar ningún diccionario, los conceptos «ventana», «mesa»
e «inteligencia»?
Seguramente, le habrá resultado sumamente difícil –por poco exigente que sea–
encontrar una definición adecuada y aceptable de conceptos cotidianos como és-
tos, que se supone que comprende.
Si le resulta incómodo no tener definiciones de esos conceptos o quiere valorar su
propia definición, puede consultar las siguientes definiciones extraídas de:
Casares, J. (1990). Diccionario ideológico de la lengua española. Barcelona: Gustavo
Gili.
88
• Mesa es «un mueble para comer, escribir, etc., compuesto de un tablero horizon-
tal sostenido por uno o varios pies».
• Tablero es «la tabla o conjunto de tablas unidas por el canto, con una superficie
plana y alisada, y barrotes atravesados por la cara opuesta para evitar el alabeo».
• Ventana es «una abertura más o menos elevada sobre el suelo que se deja en una
pared para dar luz y ventilación».
¿Qué diferencias habría para usted entre ambas definiciones? ¿Podría darles un
significado y, por consiguiente, entenderlas?
¿Por qué resultan tan difíciles esas definiciones? ¿Significa eso que usted no sabe
lo que es una ventana, una mesa o la inteligencia?
La respuesta es no, ya que hay varias razones por las que la definición de un con-
cepto no suele ser un buen criterio de comprensión en la evaluación.
Es probable que, aunque comprenda lo que es una ventana o una mesa, no sea
capaz de producir una definición correcta de esos conceptos; esto es lo que suce-
de con la inmensa mayoría de los conceptos que usamos cotidianamente: sabe-
mos usarlos, pero no definirlos.
Evaluar la comprensión a través de definiciones puede llevar a errores: alumnos
que comprendan un concepto, pueden dar definiciones incorrectas, y alumnos
que no lo comprendan, producir definiciones correctas o «de diccionario» limi-
tándose a repetir literalmente la información recibida.
Todos sabemos que «el viento es aire en movimiento», lo Si usted ha leído las definicio-
cual no significa que entendamos gran cosa sobre cómo se nes de «mesa», «ventana» o
forman los vientos, por qué son más frecuentes en ciertas «inteligencia» que exponíamos
regiones que en otras y qué influencia tienen en otros fe- anteriormente, probablemente
nómenos meteorológicos. le sea más fácil producir mejo-
res definiciones; sin embargo,
Por tanto, puede afirmarse que uno de los principales pro- no podemos decir por ello que
blemas de este criterio de evaluación es que favorece la comprenda mejor lo que es una
repetición exacta o literal y, por tanto, el aprendizaje de mesa o una ventana que hace
diez minutos.
información verbal, no de conceptos.
Como veremos más adelante, un buen indicador de la comprensión es la capaci-
dad del alumno de buscar sus propias palabras, ejemplos, etc., hecho que no sue-
le favorecerse si sabe que esa producción personal va a compararse con un mode-
lo preestablecido.
Aunque generar una definición sea una mala prueba de comprensión, puede ser
un recurso eficaz para promover el aprendizaje y la comprensión.
99
1.3.2. Reconocimiento del concepto
Cumpliendo las dos condiciones anteriores, es fácil que la evaluación no sólo nos
diga cuántos alumnos dan respuestas correctas a las preguntas del cuestionario,
sino, sobre todo, cuáles son sus principales dificultades conceptuales –aspecto
esencial para poder hacer una evaluación formativa o pedagógica y no propor-
cionar una mera calificación–.
A pesar de las limitaciones de esta técnica, su uso –sobre todo en los niveles edu-
cativos superiores–, es cada vez más frecuente por las ventajas de corrección que
suponen para el profesor (muy importantes ante un número elevado de alum-
nos) y porque proporciona seguridad en la objetividad de los criterios de correc-
ción (aunque en muchos casos esa objetividad sea falsa).
En áreas disciplinares como ciencias sociales, siempre que medimos o evaluamos
algo (comprensión de los alumnos, inteligencia, simpatía, popularidad de un mi-
nistro…) hay un difícil equilibrio entre la fiabilidad de la medida (precisión y ob-
jetividad, derivadas de que su aplicación en condiciones similares produzca siem-
pre el mismo resultado) y la validez (relevancia y significado de lo que se mide, es
decir, que mida lo que dice medir y no otra cosa). En ese equilibrio cambiante (ya
que, cuando la fiabilidad aumenta, suele disminuir la validez y viceversa), este ti-
po de pruebas suele sobrevalorar la objetividad de la medida en detrimento de
su validez, es decir, aseguran criterios objetivos de medida, pero es fácil no saber
claramente lo que se está evaluando.
10
10
Por tanto, si queremos asegurarnos de que las «pruebas objetivas» sean válidas,
es decir, de que midan lo que dicen medir, debemos considerar la dificultad de su
preparación frente a la comodidad de su corrección.
Un último problema que puede generar un uso masivo de esta técnica como me-
dida de comprensión, es que no requiere del alumno argumentar, explicar o de-
fender su punto de vista, sino únicamente reconocer ciertas ideas o posiciones, lo
cual puede favorecer un conocimiento fragmentario parcial y no integrado, al
tiempo que no contribuye al desarrollo de las habilidades y capacidades necesa-
rias para argumentar, debatir, etc. Por este motivo, es fácil que alumnos capaces
de reconocer ideas o rasgos determinados, tengan dificultades para relacionarlas
en un argumento o exposición.
Esta forma de evaluar la comprensión evita gran parte de las deficiencias de los
métodos anteriores a la vez que plantea otras nuevas; en ella, en lugar de pedir
al alumno que defina o reconozca un concepto para medir su conocimiento, se
trata de comprobar la medida en que es capaz de relacionarlo con otros concep-
tos en el marco de una argumentación o exposición determinada.
Podemos afirmar que esta técnica favorece el aprendizaje significativo, ya que
comparar, establecer semejanzas y diferencias, buscar analogías y contraejem-
plos, etc., son formas de favorecer la comprensión que, sin duda, se ven apoyadas
mediante este tipo de evaluación. Además, por contraposición con las pruebas
objetivas, mediante técnicas como ésta se desarrollan capacidades de reflexión,
argumentación…, importantes para el aprendizaje significativo.
Pero las virtudes de esta técnica pueden verse ensombrecidas por numerosos pro-
blemas:
• Ante todo, si queremos evaluar la comprensión de los alumnos a través de su
capacidad argumentativa o expositiva, debemos enseñarles antes a argumen-
tar o exponer, ya que capacidades como éstas requieren el dominio de procedi-
mientos o estrategias específicas, además del conocimiento conceptual que se
quiera evaluar.
La exposición temática del examen no debe ser, en ningún caso, la primera vez
que el alumno exponga por escrito sus ideas sobre la materia. Por consiguien-
te, si pensamos evaluar mediante la técnica de la exposición temática, debe-
mos convertir las exposiciones en parte de las actividades de enseñanza y
aprendizaje en el aula.
• Para que las exposiciones temáticas sean una forma válida de evaluar la compren-
sión, además de asegurarnos de que los alumnos saben redactar, debemos evitar
que los criterios de evaluación favorezcan la reproducción literal de información.
Es frecuente que, en una evaluación de este tipo, la pregunta del examen se
corresponda con un epígrafe o apartado del libro de texto o de la explicación
del profesor, con lo que lo que realmente se está pidiendo al alumno es que
reproduzca, de la mejor manera posible, la exposición del libro o del profesor,
de modo que los criterios de evaluación se corresponden totalmente con el
grado de ajuste entre lo que el alumno escribe y el «modelo» que debe repro-
ducir, caso en el que estaremos favoreciendo –aunque no seamos conscientes
de ello–, un aprendizaje repetitivo.
El alumno recordará que las diferencias entre las sociedades feudales y burguesas
eran cinco, y tratará de repasarlas antes del examen para poder reproducirlas lo más
fielmente posible, sin buscar nuevas relaciones ni intentar reorganizarlas.
11
Merece la pena destacar dos de las formas más eficaces para favorecer la com-
prensión del alumno mediante las exposiciones:
• Que la exposición temática exigida no se corresponda exactamente con ningún
epígrafe del material estudiado, sino que requiera relacionar entre sí algunos
de los conocimientos adquiridos porque, como vimos en su momento, una
prueba de comprensión es la capacidad de ir más allá del material dado, de
transferirlo o generalizarlo a una tarea o demanda.
• Incitar al alumno a que use sus propias palabras, ejemplos y analogías en lugar
de limitarse a reproducir las formulaciones académicas.
Puesto que comprender es, de algún modo, traducir algo a nuestras propias palabras,
ser capaz de hacerlo no es sólo una buena prueba de comprensión, sino también una
forma adecuada de fomentar esa comprensión.
ACTIVIDADES
12
1.3.4. Clasificación y uso de conceptos
Las tareas de clasificación o categorización pueden ser Precisamente, uno de los obje-
abiertas –cuando pedimos al alumno que genere ejem- tivos que se persiguen con este
plos– o cerradas –cuando lo que debe hacer es categorizar curso es que usted pueda, a par-
una serie de objetos proporcionados por el profesor–. tir de las ideas que se van de-
Aunque las tareas abiertas suelen ser más difíciles que las sarrollando en el mismo, com-
prender o representarse su
cerradas, esto depende, en gran medida, de los criterios de propia práctica docente, ya que
evaluación utilizados; así, las abiertas serán difíciles si se de poco servirá que comprenda
les pide a los alumnos ejemplos o casos nuevos, mientras los ejemplos y situaciones que
que las cerradas pueden ser muy difíciles si los casos elegi- aquí planteamos si luego no
dos por nosotros lo son (al respecto, recuerde la pregunta: puede transferirlos a su propia
práctica.
¿el vidrio es sólido, líquido o gaseoso?).
Recuerde que para que los alumnos sean capaces de transferir conocimientos a
nuevas situaciones, es necesario enseñarles previamente a ello; es decir, si en el
aula no ha trabajado con situaciones diferentes, planteado diversos casos, o pedi-
do clasificaciones, difícilmente podrán ser capaces de transferir conocimientos.
Una vez más, recordamos que en la evaluación pedagógica o formativa, las formas o
sistemas de evaluación deben parecerse lo máximo posible a las formas o sistemas de
aprendizaje/enseñanza.
13
Una vez más, es necesario conocer las dificultades de com-
Recuerde las ideas que, acerca
prensión de los alumnos para poder comprobar si las situa- de las diferentes concepciones
ciones y casos planteados han servido para superarlas y pa- de aprendizaje existentes y de
ra discriminar diferentes niveles o grados de comprensión su infuencia en las metas de
previamente definidos en términos de criterios de evalua- aprendizaje o en la evaluación,
exponíamos en el módulo 2 de
ción (no sólo para calificar o puntuar las respuestas de los
este curso.
alumnos). De nuevo, nos encontramos también ante la
tensión entre validez y fiabilidad, cuya solución depende,
en último extremo, de nuestras propias metas y concepciones de enseñanza, en
suma, de nuestra «cultura educativa».
ACTIVIDADES
7. Con esta actividad pretendemos que, ademas de recuperar las ideas que hemos
ido desarrolllando acerca de la solución de problemas, ponga en práctica las dife-
rentes técnicas de evaluación para la comprensión que hemos propuesto en esta
unidad.
Imagine que está trabajando en una actividad de formación con un grupo de
profesores. Diseñe diferentes tareas para saber lo que ellos entienden por proble-
ma e intente diseñar al menos una tarea basada en cada una de las técnicas expli-
cadas: definición verbal del significado, reconocimiento del concepto, exposición
temática, clasificación y uso de conceptos y solución de problemas.
Recuerde que no basta con poner una pregunta o tarea ingeniosa; hay que tener
también criterios de evaluación que anticipen los principales niveles o dificulta-
des de comprensión con que puede encontrarse.
14
tearán, tanto a los alumnos, como a los profesores, porque A lo largo de este curso nos he-
será más difícil establecer criterios de evaluación y porque, mos ido encontrado con la solu-
ante un mismo problema, podemos encontrar diversas for- ción de problemas como recurso
mas de resolverlo. didáctico para la comprensión:
• En la unidad 2 del módulo 1,
Como criterios generales en la evaluación de la compren- exponíamos que la solución
sión mediante la solución de problemas, deberíamos: de problemas es una forma
bastante eficaz de favorecer
• Evaluar más los procesos de solución seguidos por el la construcción de conoci-
alumno que la respuesta final. mientos en los alumnos.
• En la unidad 1 del módulo 2,
• Valorar especialmente el grado en que ese proceso de
volvimos a ver que la solución
solución implica una planificación previa, una reflexión de problemas puede ser una
durante la realización de la tarea y una autoevaluación de las mejores formas de acti-
del proceso seguido por parte del alumno. var y trabajar los conocimien-
tos previos de los alumnos.
• Valorar la reflexión y profundidad de las soluciones de
• En el módulo 3, nos ocupamos
los alumnos en relación con los conceptos estudiados, es de las formas de enseñar que
decir, el significado que atribuyen a esos conceptos co- favorecen un aprendizaje es-
mo solución al problema afrontado. tratégico y que, por tanto,
permiten afrontar las situa-
• Valorar la aplicación de los conceptos estudiados y el ni- ciones de aprendizaje como
vel de comprensión de los mismos. problemas.
ACTIVIDADES
Una vez más, nos vemos en el momento de recordar que –como puede comprobar-
se en los ejemplos anteriores– la solución de problemas puede requerir el uso no só-
15
lo de los conceptos que queremos evaluar, sino también de procedimientos como:
diseñar experimentos, medir, representar gráficamente, comentar textos, formular
algebraicamente… No obstante, recuerde que no debería exigir el dominio de esos
procedimientos en la evaluación sin antes asegurarse de haberlos enseñado.
En todo caso, la opción por una u otra técnica no es ajena a las propias metas
educativas y sociales que uno se marca en su enseñanza porque, de hecho, toda
evaluación se inclina hacia alguno de los extremos de ese difícil equilibrio entre
validez y fiabilidad. De ahí que la opción por una mayor objetividad o fiabilidad
sea predominante cuando la evaluación tiene una función acreditativa (hoy por
hoy, a partir de cierto nivel educativo, casi siempre), y la evaluación más formati-
va o pedagógica dé más importancia a la validez que a la fiabilidad (sin que esto
suponga despreciar esta).
Optar por unas u otras formas de evaluación no es sólo una decisión técnica, sino tam-
bién reflejo de las propias concepciones educativas, es decir, de las finalidades que, im-
plícitamente, guían nuestra práctica docente.
Cambiar la forma de evaluar requiere aprender nuevas técnicas, modificar los formatos
de examen y los criterios de evaluación y reflexionar sobre nuestras metas y función do-
cente.
16
UNIDAD 2
ACTIVIDADES
17
Aunque es evidente que el profesor no debe declinar toda responsabilidad en el
proceso de regulación del aprendizaje, sí la puede compartir con los alumnos. De
ahí que la evaluación, además de formativa, pueda ser formadora, en el sentido
de que ayuda a los alumnos a autorregular sus aprendizajes.
Para lograr un aprendizaje significativo, los alumnos deben aprender, junto con los
contenidos propios de las distintas materias escolares, a gestionar de forma autónoma
la adquisición de los mismos.
Las personas, además de elaborar conocimientos sobre los fenómenos del mundo
físico y social en el que vivimos, estamos muy interesadas en los fenómenos del
mundo psicológico –tanto del propio como del ajeno–, interés que nos lleva a
construir un conocimiento sobre la «cognición» o actividad cognitiva, es decir, so-
bre la manera que tenemos de percibir, comprender, aprender, recordar y pen-
sar. A este conocimiento sobre la actividad cognitiva es al que nos referimos, en
un sentido muy amplio, cuando hablamos de metacognición.
Como se desprende de la definición anterior y se ilustra en la siguiente figura, la
metacognición hace referencia, tanto al conocimiento que uno tiene sobre su
propia actividad cognitiva, como al control que ejerce sobre la misma cuando se
enfrenta a una tarea.
18
COMPONENTES DE LA METACOGNICIÓN
METACOGNICIÓN
CONOCIMIENTO DE CONTROL DE LA
LA PROPIA ACTIVIDAD PROPIA ACTIVIDAD
COGNITIVA COGNITIVA
SUPERVISIÓN
Tomado de:
Mateos, M. (2001): Metacognición y educación. Buenos Aires: Aique
ACTIVIDADES
a) Características personales
Entre las características personales, es probable que haya destacado algunas co-
mo: metas personales, nivel de conocimientos previos, experiencia y dominio de
estrategias y procedimientos de aprendizaje, expectativas de éxito, interés por la
materia, disposición física y psicológica…
19
El conocimiento que tengamos y la valoración que haga- Lecturas recomendadas
mos sobre las características personales, de la tarea y del
Monereo, C. (2000): «El asesora-
contexto que pueden condicionar el aprendizaje en una si- miento en el ámbito de las es-
tuación determinada, junto con el conocimiento de las di- trategias de aprendizaje». En C.
ferentes estrategias de aprendizaje, nos ayudarán, en ma- Monereo (coord.), Estrategias de
yor o menor medida, a seleccionar la estrategia más aprendizaje. Madrid: Visor.
apropiada para ajustarnos al conjunto de condiciones en
las que tengamos que desarrollar la tarea de aprendizaje.
Así por ejemplo, cuando un estudiante se enfrenta a un tema nuevo de ciencias
naturales en su libro de texto, puede saber que el contenido le resulta poco fami-
liar (conocimiento de una característica personal), que el texto no está bien orga-
nizado y ello le hace difícil su comprensión (conocimiento de una característica de
la tarea), que va a ser evaluado a través de la realización de una exposición temá-
tica (conocimiento de una característica del contexto) y/o que tratar de organizar
el contenido mediante, por ejemplo, la elaboración de un mapa conceptual, es un
procedimiento que puede resultarle útil para favorecer el aprendizaje (conoci-
miento de estrategias).
ACTIVIDADES
11. ¿Se ha planteado en algún momento qué es lo que pretende conseguir realizan-
do este curso? En caso positivo, ¿en qué momento/s se lo ha planteado? ¿Con
qué objetivos?
• ¿En algún momento ha planificado el trabajo que está teniendo que realizar
para alcanzar esos objetivos? En caso positivo, ¿en qué momento/s? ¿Cuál es
el plan de trabajo que se propuso?
• ¿Ha valorado en algún momento en qué medida está consiguiendo los resul-
tados que esperaba alcanzar? En caso positivo, ¿en qué momento/s?
• ¿Se ha encontrado con alguna dificultad para conseguir los resultados que
pretende conseguir? En caso positivo, ¿de qué tipo?
• ¿Ha tomado alguna medida para superar las dificultades que le hayan podido
surgir? En caso positivo, ¿de qué tipo?
• A lo largo de este curso, ¿ha introducido en algún momento algún cambio en
su planteamiento inicial sobre el modo de acometer su estudio? En caso posi-
tivo, ¿cuándo?, ¿cómo lo ha modificado?
• ¿Se ha planteado cómo puede determinar si ha obtenido los resultados que
buscaba? ¿Ha evaluado los resultados conseguidos? ¿Ha valorado la pertinen-
cia de su forma de estudiar este material?
Del mismo modo que probablemente haya hecho usted, antes de comenzar una
tarea de aprendizaje determinada, los aprendices expertos establecen qué objeti-
vos pretenden alcanzar y planifican los pasos a seguir para hacerlo. Esta planifica-
20
ción previa puede implicar todas o algunas de las siguien-
Relacionando las ideas que es-
tes actividades: determinación de conocimientos previos y tamos presentando en este mo-
recursos disponibles, selección del procedimiento a seguir mento con las expuestas en la
para alcanzar los resultados deseados y programación de unidad 2 del módulo 3 sobre las
tiempo y esfuerzo. estrategias de aprendizaje (en-
tendidas como planes de acción
Durante la ejecución del plan, los aprendices expertos que se seleccionan entre varios
comprueban si van progresando en la dirección de los alternativos para adaptarse a
los objetivos que se persiguen),
objetivos fijados. En caso de no producirse progreso, bus-
puede comprobar la vinculación
can las fuentes de los problemas, de modo que van regu- de éstas al componente meta-
lando el proceso introduciendo los ajustes que estimen cognitivo del control.
necesarios.
Una vez completada la tarea, los aprendices más experimentados evalúan los re-
sultados que han obtenido, determinando la medida en que han alcanzado los
objetivos establecidos. Además del producto del aprendizaje, evalúan el proceso
que han seguido, con el fin de conocer las razones que han hecho posible el
aprendizaje (o que lo han dificultado). Esta evaluación del proceso les ayuda a
determinar los aspectos de su actuación que tendrían que modificar si se enfren-
tasen de nuevo a una tarea similar, es decir, la evaluación les ayuda a regular sus
futuras actuaciones.
La siguiente actividad puede ayudarle a comprender las distintas formas que tie-
nen los estudiantes de controlar su propio aprendizaje según los niveles de rendi-
miento académico que tengan:
ACTIVIDADES
12. Sara, Marga y sus compañeros –todos ellos alumnos de Secundaria–, están traba-
jando una unidad dedicada a la genética. Su profesor, Jaime, les ha pedido que
lean artículos de opinión sobre la manipulación genética en los seres humanos y
que escriban las conclusiones a las que lleguen para debatirlas en clase.
21
Sara ha seleccionado un par de artículos procedentes de dos diarios de distinta
ideología y los ha leído, tratando de identificar las tesis defendidas por sus au-
tores y de analizar los datos y hechos que han utilizado para justificarlas. Aunque
personalmente se identifica más con la posición mantenida por uno de los auto-
res, considera que está peor argumentada, con lo que busca en otras fuentes ar-
gumentos que puedan darle una mayor consistencia. Después de leer los textos,
elaboró una tabla que le permitía ir contrastando los diferentes argumentos man-
tenidos sobre el problema.
Por su parte, Marga ha seleccionado un solo artículo sobre el tema y al leerlo, se
limita a fijarse en los datos que aporta para enumerarlos en el escrito que les ha
pedido Jaime.
Ejemplo adaptado de Mateos, M. (2001): «Leer para comprender», Cuadernos de Peda-
gogía, 298, p. 59.
Compare la actuación de estas dos estudiantes y trate de responder a las si-
guientes cuestiones:
• ¿Cuál de las dos logrará un aprendizaje más significativo? ¿Por qué?
• ¿Qué diferencias encuentra en la manera de abordar la tarea antes de empe-
zar, durante y después?
Es evidente que la estrategia seguida por Sara puede llevarle a una comprensión
más profunda del tema, ya que se ha enfrentando a la tarea de un modo más fle-
xible y regulado, a diferencia de Marga, que aunque pueda aumentar su conoci-
miento sobre el contenido del texto leído, difícilmente pueda utilizarlo para res-
ponder adecuadamente a las demandas de la tarea.
Más concretamente, podemos comprobar cómo la interpretación que hace Sara
de las instrucciones, le lleva a buscar y comparar puntos de vista contrapuestos,
para lo cual decide seleccionar más de un artículo (y además, de ideología dife-
rente) para ir buscando argumentos a favor y en contra. Sin embargo, Marga no
interpreta correctamente la demanda del profesor, con lo que el procedimiento
seguido resulta no ser muy adecuado. Probablemente, la dificultad de esta alum-
na para adaptarse a las instrucciones recibidas, se deba a que, de un modo más o
menos automático, ha adoptado el procedimiento de aprendizaje que suele em-
plear cuando se le pide que lea algún texto sin plantearse siquiera la posibilidad
de realizar la tarea de manera diferente; en este caso, no puede decirse que haya
establecido o planificado una meta para la tarea.
Otras dos diferencias hacen referencia a la supervisión que
Lecturas recomendadas
lleva a cabo la primera estudiante durante la tarea (cuando
Acerca de la metacognición y de
detecta la falta de argumentos de apoyo en una de las pos-
las dificultades de los alumnos
turas) y a la regulación que ejerce sobre el proceso (cuando en el control de su aprendizaje,
decide buscar más información en otras fuentes). Finalmen- puede consultar:
te, esta misma alumna termina evaluando el grado en que Mateos, M. (2001): Metacogni-
ha logrado su objetivo exponiendo, en una tabla, los argu- ción y educación. Buenos Aires:
mentos a favor y en contra de la manipulación genética de Aique.
los seres humanos.
22
2.3. Estrategias para promover la autoevaluación
y la autorregulación: de la evaluación y regulación
del aprendizaje por los profesores, a la evaluación
y regulación por los propios alumnos
En este último apartado, pretendemos centrarnos en las estrategias didácticas
que pueden emplearse para conseguir que los alumnos aprendan a autoevaluar y
autorregular sus procesos de aprendizaje. De acuerdo con lo que hemos visto en
el apartado anterior, se trataría de ayudar al alumno a:
• Planificar las acciones que tiene que llevar a cabo para conseguir los objetivos
de las tareas propuestas.
Para que sea capaz de realizar esto, el alumno ha de tomar conciencia de los
criterios que le permiten determinar el grado de consecución de los objetivos
fijados y de los medios que puede emplear para resolver los problemas que en-
cuentre.
ACTIVIDADES
23
1 2 3 4 5
El profesor
¿Quién corrige las Cada alumno en particular
actividades de Todos los alumnos
aprendizaje? El profesor y el alumno
Toda la clase
El profesor
¿Quién decide lo Cada alumno en particular
que hay que hacer
Todos los alumnos
para corregir los
El profesor y el alumno
errores y mejorar?
Toda la clase
24
En el contexto escolar, las actividades de enseñanza-aprendizaje deberían organizarse
de tal manera que permitieran el aumento progresivo de responsabilidad del alumno
en la realización de las tareas escolares.
INSTRUCCIÓN
EXPLÍCITA
PRÁCTICA
GUIADA
PRÁCTICA
COOPERATIVA
PRÁCTICA
INDEPENDIENTE
En esta figura, podemos observar que la cesión gradual del La metáfora del «andamiaje»
control del profesor al alumno pasa por una serie de fases: (scaffolding), introducida por J.
durante la instrucción explícita, la responsabilidad es asu- Bruner y sus colaboradores (Wo-
mida fundamentalmente por el profesor, en la práctica od, Bruner y Ross, 1976), puede
resultar bastante ilustrativa: de
guiada es compartida por profesor y alumnos, en la prácti-
la misma forma que los anda-
ca cooperativa por el grupo de alumnos y, finalmente, en mios prestan un soporte provi-
la práctica individual termina siendo completamente ad- sional a un edificio en construc-
quirida por el alumno. ción y se van retirando a medida
que se va edificando, el apoyo
En cualquier caso, el profesor deberá ir ajustando el nivel que proporciona el agente me-
de ayuda que proporciona a las necesidades concretas que diador se va ajustando a las di-
manifiesten sus alumnos en cada momento, teniendo en ficultades que experimenta el ni-
ño y disminuyendo con los
cuenta aspectos como el nivel educativo de los alumnos, la
progresos que realiza.
experiencia y dominio que tengan en la tarea o el nivel de
conocimientos previos.
a) Instrucción explícita
Como acabamos de plantear, cuando los alumnos no están en condiciones de re-
gular el proceso de aprendizaje por sí mismos, el profesor ha de asumir la máxi-
ma responsabilidad.
Aunque tradicionalmente han sido los profesores quienes han asumido comple-
tamente el control del aprendizaje de sus alumnos, lo han hecho de una manera
implícita. Aunque sean conscientes de lo que pretenden que aprendan sus alum-
nos a través de las actividades que plantean, no suelen explicitarlo y, por otra
parte, tienden a creer que los alumnos comparten sus objetivos, es decir, que
pueden identificar fácilmente lo que se pretende que aprendan (cuando éstos,
en realidad, suelen tener bastantes dificultades para establecer los objetivos de
25
las tareas que realizan). Tampoco suelen hacer explícitos los criterios de evalua-
ción porque, en opinión de muchos profesores, eso equivaldría a «decir a los
alumnos lo que saldrá en el examen» y, entonces, se les estaría orientando sobre
los resultados que se espera que alcancen y sobre el modo de alcanzarlos.
ACTIVIDADES
14. • ¿Está de acuerdo con la idea de que si se hacen explícitos los criterios de eva-
luación se orienta a los alumnos hacia lo que se espera que hagan? ¿Por qué?
• ¿Se favorece de ese modo la autorregulación del aprendizaje? ¿Por qué?
Vuelva a pensar en el resultado del estudio que se describió en la actividad 1 de
la unidad anterior, según el cual, el mejor predictor del éxito académico de los
estudiantes universitarios es la precisión con que anticipan los criterios y las for-
mas de evaluación de sus profesores.
Una vez más, hay que recordar que la actuación siempre está orientada por unos
objetivos, de manera que los procesos que haya que poner en marcha depende-
rán de los resultados de aprendizaje que se pretendan alcanzar. De ahí que poda-
mos afirmar que los alumnos regularán mejor esos procesos si tienen un conoci-
miento explícito de los resultados que se espera que obtengan.
Como también hemos visto, muchos profesores, cuando evalúan, se limitan a dar
una calificación, sin acompañarla de una explicación de los errores cometidos ni
ofrecer ninguna pauta sobre lo que pueden hacer para corregirlos. La idea que se
transmite a los alumnos a partir de este tipo de prácticas es que el único sentido
que tiene la evaluación es el de acreditarles, no el de ayudarles en su aprendizaje.
Todo lo que venimos exponiendo, hace realmente difícil que los alumnos lleguen a
adquirir alguna responsabilidad en la evaluación y regulación de sus aprendizajes,
ya que no se trata sólo de que el profesor establezca unos objetivos determinados,
elabore un plan de acción y evalúe los resultados que obtienen sus alumnos, sino de
que lo haga de un modo explícito, porque al explicitar los objetivos de las tareas
que propone a sus alumnos, los criterios de evaluación, el plan de acción que ha di-
señado, los errores que manifiestan los alumnos en el proceso y los medios para su-
perarlos, el profesor está modelando el conjunto de decisiones que un aprendiz ex-
perto realiza de forma implícita cuando autoevalúa y autorregula su aprendizaje.
Al observar abiertamente las actividades de evaluación y regulación que lleva a
cabo el profesor, los alumnos pueden llegar a tomar conciencia de ellas. No obs-
tante, el hecho de que se hagan explícitas las decisiones que se van tomando du-
rante el proceso de aprendizaje con la finalidad de regularlo no implica que los
alumnos, automáticamente, puedan apropiarse de ellas, ya que ello supone un
largo proceso.
b) Práctica guiada
En esta fase, se trata de ir haciendo partícipes, progresivamente, a los alumnos de
las decisiones que inicialmente haya ido tomando el profesor.
Mediante la reflexión conjunta, profesor y alumnos pueden negociar y llegar a
compartir los objetivos de una actividad, el plan de acción a seguir, los criterios
de evaluación, los logros y dificultades y los medios para superarlas ya que, de la
misma forma que el profesor puede hacer explícitas las actividades de evaluación
y regulación que está llevando a cabo, los alumnos tienen que explicitar su pen-
samiento durante el proceso de aprendizaje. Esto ha de ser así para que, por una
26
parte, el profesor tenga acceso al proceso de aprendizaje del alumno y pueda
ajustar mejor su ayuda y por otra, para que el alumno pueda ir ganando, progre-
sivamente, una mayor conciencia y control sobre su propio aprendizaje.
ACTIVIDADES
15. Lea detenidamente las intervenciones de dos profesores ante la dificultad que
manifiesta un alumno para comprender el contenido de la siguiente frase:
«De pronto, desde el barco, vimos cómo el pobre animal, que había caído
al agua a consecuencia de un golpe de mar, desaparecía tragado por un
maelström que el viento había originado en el seno de las aguas.»
• Intervención 1
Profesor: ¿Qué significa maelström?
Alumno: Debe de ser un animal parecido al tiburón.
Profesor: No, no es ése su significado. Un maelström es un torbellino.
• Intervención 2
Profesor: ¿Qué significa maelström?
Alumno: Debe de ser un animal parecido al tiburón.
Profesor: ¿Por qué piensas que un maelström es algo parecido a un tiburón?
Alumno: Porque los tiburones viven en el mar y se tragan a otros animales.
Profesor: Vuelve a leer la frase para ver lo que pone después de esa palabra.
¿Qué es lo que el viento había originado en el seno de las aguas?
Alumno: ¡Ah! El viento había originado un maelström.
Profesor: ¿Puede el viento originar en el agua un animal?
¿Qué será un maelström si es algo que el viento produce en el agua y
se traga lo que cae en él?
Alumno: Ya sé, un torbellino o algo así.
Profesor: ¿Por qué crees que no lo has averiguado antes?
¿Tal vez porque no te habías fijado en lo que decía el final de la frase?
Adaptado de: Mateos, M. (1991). «Instrucción directa en estrategias de comprensión lec-
tora», Comunicación, lenguaje y educación, 9, pp. 89-95.
Compare las actuaciones de los dos profesores y valore qué consecuencias po-
dría tener cada una de ellas sobre el aprendizaje del alumno:
• ¿En cuál de las dos situaciones estará el alumno en mejores condiciones para
aprender por sí solo?
• ¿Cuál de los dos profesores promoverá una mayor autonomía? ¿Por qué?
Evidentemente, la intervención del segundo profesor favo- Con el fin de facilitar a los alum-
rece más la autorregulación del aprendizaje y fomenta nos la toma de conciencia de sus
procesos de aprendizaje, el pro-
una mayor comprensión ya que, mientras que el primer fesor puede organizar discusio-
profesor se limita a comunicar al alumno el error que ha nes en diferentes momentos a lo
cometido y lo resuelve dándole el significado correcto, el largo del proceso de un deter-
segundo le ayuda a darse cuenta de su error, llevándole a minado aprendizaje en torno a
explicitar el razonamiento que ha seguido para determi- cuestiones como: ¿Qué vamos a
hacer?, ¿por qué lo hacemos?,
nar el significado incorrecto de la palabra, guiándole hacia ¿cuál sería la mejor manera de
una interpretación más adecuada y ayudándole a enten- estudiar este tema?, ¿cómo po-
der las razones de su fracaso inicial. demos comprobar que lo hemos
comprendido?, ¿qué resultados
Es decir, que mientras que la intervención del primer pro- esperamos obtener?, ¿cómo he-
fesor centra la atención del alumno sobre el producto o re- mos resuelto la tarea?, ¿qué he-
sultado del aprendizaje, la intervención del segundo la mos hecho para llegar a este re-
sultado?, ¿qué es lo que no
orienta hacia el proceso seguido. En esta última situación,
acabamos de entender?, ¿qué
al ser consciente de sus errores y de las razones que los han podemos hacer para mejorar?
motivado, el alumno estará en mejores condiciones de
27
aprender por sí solo; además, al manifestar las dificultades concretas que el alum-
no experimenta, el profesor puede orientarle de manera más precisa.
De nuevo conviene recordar que el grado de apoyo que debe prestar el profesor
en este tipo de discusiones ha de estar en función del grado de autonomía que
puedan asumir los alumnos.
Por ejemplo, a los alumnos de Educación Secundaria y Bachillerato se les puede pe-
dir que escriban un diario en el que vayan recogiendo sus reflexiones sobre lo que
aprenden y sobre cómo lo hacen, para que puedan compartirlas después con el pro-
fesor y con otros compañeros.
Sin embargo, a los alumnos de Educación Primaria, tal vez haya que ofrecerles posi-
bles respuestas a las preguntas que se les planteen, para que piensen sobre ellas y
elijan alguna.
c) Práctica cooperativa
Las discusiones que acabamos de mencionar pueden llevarse a cabo también en pe-
queños grupos de estudiantes pero, a diferencia de las situaciones de práctica guia-
da –en las que la mayor parte de las interacciones se producen entre profesor y
alumno–, las actividades de práctica cooperativa se llevan a cabo en el contexto de
la interacción con un grupo de iguales que colaboran para completar una tarea.
En este tipo de actividades, los componentes del grupo tienen que estructurar el
trabajo en torno a unos objetivos comunes, decidir conjuntamente el plan de traba-
jo a seguir para alcanzarlos, revisar la marcha del plan durante su ejecución, recono-
cer las dificultades que se presenten, introducir los cambios que sean necesarios pa-
ra acercarse a los objetivos marcados y evaluar la consecución de los objetivos.
Por tanto, el control de la actividad se traslada al grupo, con lo que son los pro-
pios alumnos quienes se regulan entre ellos, de forma que el profesor sólo inter-
viene cuando considera que las preguntas o las respuestas de los alumnos revelan
percepciones poco adecuadas.
d) Práctica individual
Aunque el alumno esté en condiciones de trabajar indivi- Lecturas recomendadas
dualmente y de responsabilizarse del control de su pro-
Castelló, M. (2000): «Las estra-
pio aprendizaje, todavía se le puede proporcionar apoyo tegias de aprendizaje en el área
externo mediante, por ejemplo, las guías de autointerro- de la lectura». En C. Monereo
gación. Este tipo de guías, que pueden ser ofrecidas por (coord.). Estrategias de apren-
el profesor o elaboradas por los propios alumnos, contie- dizaje. Madrid: Visor.
nen las cuestiones que el alumno debe plantearse a sí mis-
mo antes, durante y después de realizar una tarea para regular su aprendizaje.
28
ACTIVIDADES
29
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
• Battaner, P. y otros (2002): Enseñar y aprender: la redacción de exámenes. Ma-
drid: Antonio Machado.
En este libro, apoyado en casos reales, se ofrecen numerosas sugerencias para
aplicar distintas técnicas de evaluación, mejorar los procedimientos de redacción
de exámenes y evaluar esas redacciones.
• Mateos, M. (2001): Metacognición y educación. Buenos Aires: Aique.
Los primeros capítulos de este libro presentan, detallada y profundamente, los
diferentes tipos de conocimiento metacognitivo que pueden adquirirse y los di-
versos procesos de control que ponemos en marcha cuando nos enfrentamos a
determinados tipos de tareas académicas (de comprensión y aprendizaje a partir
de textos, de composición escrita y de solución de problemas). Asimismo, se des-
criben las principales dificultades que encuentran los aprendices menos experi-
mentados para controlar su aprendizaje en estos tipos de tareas.
• Monereo, C. (2000) (coord.): Estrategias de aprendizaje. Madrid: Visor.
Este libro, formado por capítulos escritos por diferentes autores, constituye un
importante recurso para ampliar conocimientos sobre temas como las estrategias
de aprendizaje, la evaluación y sus funciones sociales, etc.
• Pozo, J. I., Pérez Echeverría, M. P., Domínguez, J., Gómez Crespo, M. A. y Posti-
go, Y. (1994): Solución de problemas. Madrid: Santillana.
En este libro puede encontrar un marco general para entender los procesos de
solución de problemas y su relación con el aprendizaje significativo. Además,
ofrece numerosos ejemplos y desarrollos específicos de actividades en áreas disci-
plinares como matemáticas (capítulo 2), ciencias de la naturaleza (capítulo 3) o
ciencias sociales (capítulo 4).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
• Barberá, E. (1999): Evaluación de la enseñanza, evaluación del aprendizaje.
Barcelona: Edebé
• Casares, J. (1990): Diccionario ideológico de la lengua española. Barcelona:
Gustavo Gili.
• Flavell, J. H. (1976): «Metacognitive aspects of problem solving». En L. B. Res-
nick (Ed.), The nature of intelligence, pp. 231-235. New Jersey: Erlbaum.
• Gómez Crespo, M. A., Herrero, F., Martín Díaz, M. J., Redondo, M. F. y Salván,
E. (1995): La energía: transformación y conservación. Zaragoza: I.C.E.
• Marchesi, A. y Martín, E. (1998): «La evaluación del proceso de aprendizaje y
enseñanza», Calidad de la enseñanza en tiempos de cambio. Madrid: Alianza.
• Mateos, M. (1991): «Instrucción directa en estrategias de comprensión lectora»,
Comunicación, lenguaje y educación, 9, pp. 89-95.
30
• Mateos, M. (2001): «Leer para comprender», Cuadernos de Pedagogía, 298,
p. 59.
• Pozo, J. I. y Monereo, C. (coords.): El aprendizaje estratégico. Madrid: Santi-
llana.
• Sánchez, S. (dir.) (1989): Léxico de psicología. Madrid: Santillana/Aula.
• Sánchez, S. (dir.) (1991): Léxico de tecnología de la educación. Madrid: Santilla-
na/Aula.
• Sánchez, E. (1998): Comprensión y redacción de textos. Barcelona: Edebé.
• Vigotsky, L. (1979): Mind in society. The development of higher psychological
process. (El desarrollo de los procesos psicológicos superiores). Barcelona: Críti-
ca (Trabajo original publicado en 1978).
• VV. AA. (1997): La evaluación en la ESO. Madrid: Ministerio de Educación y Cul-
tura.
• Wood, D. J., Bruner, J. S., y Ross, G. (1976): «The role of tutoring in problem
solving», Journal of Child Psychology and Psychiatry, 17, pp. 89-100.
31
GLOSARIO
Actitud
Predisposición relativamente estable de la conducta en relación con un objeto o
sector de la realidad. Las actitudes sustentan, impulsan, orientan, condicionan,
posibilitan y dan estabilidad a la personalidad. Tienen tres componentes básicos:
cognitivo, afectivo y comportamental.
Aprendizaje cooperativo
Tipo de aprendizaje grupal que se basa en la interdependencia positiva de los
miembros del grupo (interdependencia de objetivos, tareas, recursos, roles…), en
la interacción directa entre los estudiantes (y entre éstos con los materiales), y en
el compromiso individual para realizar las tareas asignadas. Requiere el uso de
destrezas de trabajo en grupo y de habilidades sociales.
Los miembros del grupo cooperativo pueden ser heterogéneos (en edad, capaci-
dad o rasgos personales), pero el liderazgo y la responsabilidad es siempre com-
partida.
Atribución
Explicación causal que un sujeto da de un hecho determinado. Entre las distintas
causas a las que solemos atribuir el éxito o fracaso propio o ajeno están: habili-
dad, esfuerzo, dificultad de la tarea, suerte…
Autoestima
Término acuñado por C. R. Rogers que designa la actitud valorativa hacia uno mis-
mo. Estos juicios autoevaluativos se van formando a través de un proceso de asimi-
lación y reflexión por el cual los niños interiorizan las opiniones de las personas so-
cialmente relevantes para ellos y las utilizan como criterios para su propia conducta.
Autoimagen
Literalmente, imagen o representación mental que un sujeto tiene de sí mismo.
Se conoce a través del relato o descripción del propio sujeto y se considera como
un indicador del autoconcepto.
Capacidad
Término general para designar la cualidad, competencia, habilidad… que posee
una persona para realizar determinadas tareas o actividades: capacidad lingüísti-
ca, motriz, laboral, etc.
El término se emplea más frecuentemente en relación con el potencial innato de
la persona, usándose el término habilidad o destreza cuando la posibilidad de
ejecutar una acción deriva de un aprendizaje o entrenamiento previo.
Castigo
Procedimiento de condicionamiento instrumental que se basa en la presentación
de estímulos aversivos (que generan conductas de escape o evitación) o en la reti-
rada de estímulos positivos o reforzadores posteriores a la ejecución de una con-
ducta. Tanto en el primer caso (castigo positivo) como en el segundo (castigo ne-
32
gativo) se supone que la aplicación del castigo contingente a la aparición de la
respuesta irá disminuyendo progresivamente la probabilidad de esa conducta.
Codificación
Proceso psicológico que consiste en poner en correspondencia ciertos significados
con los significantes (signos o símbolos) de un determinado código, para transmi-
tir un mensaje.
Se basa en operaciones intelectuales en las cuales pueden distinguirse dos etapas:
una consciente, que implica actividades cognitivas sencillas, y otra más compleja,
que aparece cuando estas operaciones se hacen de una forma inmediata y auto-
mática.
Código
Sistema convencional de conversión que permite pasar de un conjunto de signifi-
cados a otro de significantes, y viceversa. El carácter fundamental de un código es
su carácter arbitrario, basado en un consenso –generalmente aprendido– entre
los individuos que lo utilizan.
Conocimiento
Adopción de una actitud proposicional respecto a una representación.
Conocimiento explícito
Conocimiento del que una persona puede informar.
Conocimiento implícito
Conocimiento del que una persona no puede informar y se infiere a partir de su
actuación en diferentes contextos.
Decodificación
Proceso inverso a la codificación. Análisis e interpretación de una señal o un men-
saje codificado mediante el establecimiento de una correspondencia entre los
elementos significantes del código utilizado y sus significados (asociación, símbo-
lo, idea).
Esquema
Conjunto organizado y activo de conocimientos dentro del cual se encajan o loca-
lizan las nuevas experiencias y los nuevos conocimientos (Barlett), adquiriendo
éstos así significación para el sujeto y vinculación con los hechos o contenidos pa-
sados. Los esquemas almacenados en la memoria son dinámicos y cambiantes,
dotados de una plasticidad característica que les permite asimilar los datos sumi-
nistrados por el ambiente y acomodarse a las nuevas circunstancias del entorno.
Se organizan en estructuras más amplias de conocimientos que permiten catego-
rizar objetos y situaciones, interpretar datos y comprender de forma rápida y or-
ganizada el mundo social.
Evaluación
En términos generales, proceso o conjunto de procesos para la obtención y análi-
sis de información relevante en que apoyar un juicio de valor sobre un objeto, fe-
nómeno, proceso o acontecimiento, como soporte de una eventual decisión so-
33
bre el mismo. Así pues, en todo acto evaluativo se halla implícito el proceso de
cerciorarse del valor de la realidad evaluada, según su grado de adecuación (o
inadecuación) a una instancia de referencia o criterio.
La educación formalizada en las instituciones escolares supone un conjunto de
procesos para estimular el aprendizaje, que se desarrollan en un ambiente o con-
texto que ofrece a los alumnos la oportunidad de alcanzar ciertos resultados, cu-
yo logro, a su vez, es comprobado mediante alguna forma de evaluación.
Fiabilidad
Cualidad de un test o prueba psicométrica relativa a la exactitud y constancia de
sus medidas. Así, se dice que un test es fiable cuando mide con la misma precisión
–es decir, da los mismos resultados– en sucesivas aplicaciones realizadas en situa-
ciones similares. La fiabilidad de los tests es siempre imperfecta porque las pun-
tuaciones que proporcionan están afectadas por un error de medida. Existen tres
métodos para determinar la fiabilidad, que en general viene dada por la correla-
ción del test consigo mismo: método de representación del mismo test, método
de las formas paralelas y método de las dos mitades.
La fiabilidad es independiente de la validez del test, es decir, puede ser fiable pe-
ro no válido.
Habilidad
Capacidad o disposición para realizar una determinada tarea o actividad, ya sea
debido a la dotación natural o herencia, ya sea resultado del aprendizaje y la ex-
periencia. Una habilidad puede requerir de varias destrezas combinadas (la des-
treza es más específica e instrumental, está referida a una acción física o mental).
Hábitos
Disposición de conducta estable que se manifiesta en un modo de comportarse.
Hábitos de estudio
Los hábitos de estudio o hábitos de trabajo intelectual son todos aquellos com-
portamientos que se necesitan para llevar a cabo cualquier actividad intelectual:
mantener la atención, actuar continuadamente durante un tiempo determinado,
seguir normas y criterios fijados, eliminar los elementos perturbadores del traba-
jo, seleccionar correctamente las fuentes de información, tomar apuntes, hacer
resúmenes, esquemas y tener otra serie de habilidades relacionadas con las técni-
cas y estrategias de aprendizaje.
Constituyen los modos constantes de actuación con que el escolar reacciona ante
los nuevos contenidos para conocerlos, comprenderlos y aplicarlos.
Incentivo
Cualquier tipo de motivación extrínseca que estimula el interés y provoca una
mejora en el rendimiento y logros escolares del alumno. Los incentivos más fre-
cuentes son: alabanza y censura, recompensas y castigos, competencia y emula-
ción y conocimiento de los resultados.
Inferencia
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ción jerárquica de los conceptos y sus propiedades–, inferencias lógicas –se basan
en las relaciones formales existentes entre las premisas– e inferencias contextua-
les –dependen de los conocimientos previos sobre el mundo–.
Información
Modelado
Motivación y aprendizaje
Procedimientos
En los currículos actuales, los procedimientos son uno de los de los tres tipos de con-
tenidos esenciales de la enseñanza, junto con los conceptos y los valores y actitudes.
Proposición
Desde la perspectiva de la psicología cognitiva, las proposiciones son representa-
ciones analíticas del conocimiento que suponen una diferenciación neta entre
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predicados y argumentos, de naturaleza abstracta y formal, sujetas a valores de
verdad.
Se definen por reglas de formación explícitas que dependen de la función para la
que se cree el sistema proposicional. El sistema proposicional es un formato útil
para representar la organización del conocimiento y construir modelos explicati-
vos de los procesos de comprensión, memoria, razonamiento y solución de pro-
blemas.
Recompensa
En el ámbito de la psicología del aprendizaje y en el de la modificación de con-
ducta, estímulo gratificante que recibe un organismo y que tiene una función
motivadora. Su eficacia en este sentido depende de su importancia o valor, fre-
cuencia, intervalo temporal entre la recompensa y el comportamiento previo,
además de algunas otras variables de personalidad.
Los autores conductistas suelen emplear recompensa y reforzador como sinóni-
mos; sin embargo, conviene resaltar que existe una diferencia esencial entre es-
tos dos términos, ya que mientras que reforzador alude a una relación funcional
entre estímulos y respuestas, recompensa indica simplemente un estímulo grato
al organismo posterior a una conducta pero sin relación con la instrumentación
de esta conducta.
Representación
Forma de estructuración mental de la información almacenada en la memoria a
largo plazo. Las representaciones son las estructuras del conocimiento que subya-
cen a los procesos cognitivos.
Técnicas de estudio
Conjunto de disposiciones ambientales y destrezas intelectuales que permiten al
individuo una mejor organización de su aprendizaje y una más oportuna aplica-
ción de lo aprendido.
Parten del concepto de estudio como actividad personal consciente y voluntaria
que pone en funcionamiento todas las capacidades intelectuales, ejercitadas a lo
largo del proceso cognitivo.
Teorías implícitas
Teorías personales que sirven para recordar, predecir y controlar los sucesos que
ocurren en el mundo y de las que la persona no puede informar.
Validez
Propiedad de un instrumento que hace referencia a su capacidad de medir preci-
samente lo que pretende medir. Se distinguen distintos tipos de validez:
– Aparente: grado en que el test o prueba parece que mide lo que se quiere me-
dir con él. Influye directamente sobre los resultados obtenidos por un sujeto en
un test.
– Comprobada: aquella que ha sido verificada de alguna manera, empírica o ex-
perimental. Puede ser, a su vez, empírica o teórica.
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