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“La sensibilidad del cuidador y su importancia para promover un cuidado de calidad en la

primera infancia” de O. Carbonell.

Olga Alicia Carbonell nació en 1963 en Colombia, donde estudió y obtuvo su título de
grado en Psicología en la Pontifica Universidad Javeriana sede Bogotá. Relazó una
especialización en la Universidad de Paris sobre psicología clínica y psicopatología, y una
maestría en psicología genética. Obtuvo un doctorado sobre desarrollo infantil y estudios
de familia en la Universidad de Purdue, Estados Unidos. Ha realizado numerosas
investigaciones, las principales líneas de investigación han sido: desarrollo socio-
emocional y familia a lo largo del ciclo vital, vínculo afectivo y familia, maternidad y
paternidad programa Madre Canguro, representaciones mentales y vínculo, maternidad
adolescente, relaciones vinculares desde una perspectiva transcultural. Además, es
fundadora de la Red Iberoamericana de Apego. Cuenta con numerosas publicaciones en
revistas científicas y libros, que son de referencia en el área experta.
El artículo sobre el que haré la reseña fue publicado en el año 2013.
Para comenzar, la autora hace un breve recorrido histórico sobre las representaciones de
infancia y las prácticas de cuidado, mostrando así que no siempre se tuvo la misma
concepción que tenemos hoy en día sobre los niños/as como sujetos de derechos y la
infancia como una etapa del desarrollo. Si bien las concepciones de infancia se han ido
modificando hasta la actualidad aún hoy millones de niños/as son vulnerados según
informes mundiales de UNICEF.
La transformación de las actitudes respecto a la infancia no es tarea fácil, ya que se creen
y se legitiman prácticas cotidianas que reproducen actitudes autoritarias, que se centran en
la perspectiva adulta. Estas prácticas de crianza muchas veces están atravesadas por
discursos culturales que reproducen la concepción de los niños como propiedad de los
padres, que aún hoy están presentes, estas invisibilizan el derecho de los niños/as a ser
autónomos y a participar. Muchas prácticas de crianza todavía son maltratadoras. Es
recién en el 2006 que el Comité de Derechos del Niño se pronuncia contra el castigo
corporal y otras formas de castigo que pueden ser degradantes y crueles, actualmente solo
24 países del mundo prohíben legalmente el castigo corporal.
Frente a este panorama, la autora plantea que es necesario controlar la violencia hacia
niños/as a través de la supervisión, vigilancia y transformación cultural del discurso y
practicas vinculadas al cuidado en la infancia por parte del estado, familia y la sociedad, no
solo desde lo legal. Se hace necesaria una nueva representación de infancia, que
considere al niño como sujeto de derechos y que esto pase a ser una realidad cotidiana
para ellos. Es fundamental la importancia que adquiere la calidad de los cuidados por parte
de los cuidadores (sean familiares o no) en el desarrollo infantil, cuando se habla de
cuidados la autora se refiere a los comportamientos y las estrategias que adquieren los
cuidadores, pero en especial la madre para garantizar la supervivencia de bebes y niños
pequeños.
El estudio de las díadas madre-bebe en la vida cotidiana permitió describir 4 características
del comportamiento materno: Aceptacón/rechazo, en toda relación madre/cuidador-
bebe/niño hay sentimiento negativos y positivos, algún grado de ambivalencia, el cuidador
debe ser capaz de equilibrarlos e integrarlos. Cooperación/inferencia, en el extremo
positivo refiere a la capacidad del cuidador de sintonizar con el comportamiento del niño,
considerarlo un ser autónomo cuyos deseos y sentimientos son tenidos en cuenta y
respetados por el adulto, en el polo negativo el cuidador no respeta la autonomía del niño,
niega necesidades, deseos y sentimientos e impone su voluntad. Accesibilidad/ignorar, en
su polo positivo es la disponibilidad del cuidador a las necesidades del niño, interpretarlas y
responder de forma adecuada, en el polo negativo, el cuidador ignora las necesidades y
comunicaciones del niño por estar focalizado en las propias. Sensibilidad/insensibilidad del
cuidador a las comunicaciones del niño, en su polo positivo es la habilidad del
cuidador/madre a estar alerta a las señales del niño, interpretarlas y responder de forma
adecuada, el extremo opuesto el cuidador /madre ignora las comunicaciones del niño o las
interpreta de forma incorrecta, cuando no logra leer adecuadamente los estados
emocionales y metas del bebe, no logra ayudarlo, enseñando así que sus comunicaciones
no son efectivas. En los últimos años en múltiples investigaciones se ha encontrado un
vínculo entre la sensibilidad del cuidador y la seguridad emocional del niño, determinando
así el rol clave que cumple el cuidador principal como base de seguridad desde el cual el
niño/a organiza su comportamiento, logra seguridad, explora y aprende el ambiente tanto
físico como social. La teoría del apego esta en coherencia con la concepción del niño/a
como sujeto de derechos ya que habla de un cuidador capaz de ver desde el punto de
vista del niño, que lo asume como interlocutor activo, con necesidades e intereses propios.
Conclusión: Considero que este texto me mostro un poco más a fondo la importancia de la
sensibilidad del cuidador hacia el niño, tomándolo como un sujeto activo, de derechos,
donde pueda darse una relación recíproca entre ambos que genere una base segura, esto
es fundamental para el buen desarrollo del niño/a.

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