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1.3.

FUNCIONES COGNITIVAS Y REHABILITACIÓN NEUROPSICOLÓGICA

1.3.1. Atención y concentración

Luria (como se cito en Bruna et al., 2011) refiere que la atención es:

el proceso selectivo de la información necesaria, la consolidación de los programas


de acción elegibles y el mantenimiento de un control permanente sobre ellos. Por
tanto, la atención puede ser entendida como un sistema complejo de subprocesos
específicos, a través de los cuales se facilita la dirección de la orientación, el
procesamiento de la información, la toma de decisiones y la conducta (p. 31).

Por otro lado, es importante detallar algunos modelos explicativos respecto a las
medidas de la atención. Entre ellos, tenemos el enfoque del filtro atencional y carácter
selectivo de la atención de Broadbent, quien postula que era necesario un mecanismo que
permita operar toda la información que es adquirida para posteriormente ser procesada. Por
lo que la información que no era relevante se bloquea y solo se almacena la información
importante. Por otro lado, Eslinger y Grattan (como se cito en Bruna et al., 2011) explican
que la flexibilidad cognitiva es la capacidad para cambiar el pensamiento y las respuestas
de acción con la finalidad de percibir y procesar información de diversas formas.

Así mismo, la memoria operativa y la velocidad de procesamiento intervienen en


las funciones ejecutivas y en la inteligencia. La velocidad de procesamiento influye en
diversas actividades cognitivas y su lentitud es uno de los principales síntomas que
presentan los pacientes que evidencia daño cerebral.

Por otro lado, Rizzolatti, Riggio y Sheliga (como se cito en Bruna et al., 2011)
refieren que:

La teoría premotora sugiere que la atención ejerce su efecto en el nivel del output
motor. Así, la atención espacial estaría relacionada exclusivamente con la
preparación de un comando motor para realizar un movimiento ocular o cualquier
otra respuesta hacia el objeto de interés. Para dichos autores, la teoría premotora no
postula un papel especial de la atención, ya que la considera un elemento unido
estrechamente a las complejidades de las rutinas sensoriales y motoras necesarias
para realizar una acción. La orientación de la atención se entiende, entonces, como
el equivalente encubierto de los movimientos oculares explícitos. Así, el
movimiento de la atención ha de compartir características con el movimiento de los
ojos (p. 36).

Respecto a las bases neurofisiológicas de la atención, el modelo de Posner se


sostiene sobre tres redes independientes entre sí: ejecutiva, de orientación y de alerta. La
red ejecutiva influye en la supervisión, resolución de problemas y toma de decisiones, y
tiene su centro en la corteza cingulada anterior. La red de orientación se encarga de
seleccionar la información específica que se percibe del ambiente y la red de alerta es la
preparación atencional enfocada hacia una meta, por lo que estaría influyendo el hemisferio
derecho.
1.3.2. Trastornos de la comunicación

Bruna et al. (2011) refieren que las alteraciones de la comunicación en lesión


cerebral adquirida se clasifican en motoras y neuropsicológicas.

Entre las alteraciones motoras, se encuentra la disartria que es una alteración del
sistema motor del habla, cuya lesión se ubica en el tronco cerebral, el cerebelo o las
estructuras subcorticale, dificultando la articulación de sonidos y palabras. La anartria es la
incapacidad para hablar debido a una lesión neuromuscular.

Por otro lado, en las alteraciones neuropsicológicas tenemos la afasia que se


caracteriza por la incapacidad para comunicarse debido a alteraciones cognitivas que
influyen en la modulación del comportamiento, las relaciones sociales y el desempeño
académico.

Así mismo, Berthier (como se cito en Bruna et al., 2011) expresa que la afasia es:

la pérdida o el deterioro de los procesos complejos de interpretación y formulación


del lenguaje simbólico debido al daño cerebral adquirido que afecta a la red,
ampliamente distribuida, de estructuras corticales y subcorticales del hemisferio
dominante del lenguaje (p. 62).

Bruna et al. (2011) refiere que existen diferentes tipos de afasias:

- Afasia de Broca, se caracteriza por una afasia no fluida con expresión reducida,
apraxia verbal.
- Afasia de Wernicke, se presenta dificultad para comprender y producir, así mismo
existe anomia y repetición alterada
- Afasia de conducción, se caracteriza por presentar una alteración importante de la
repetición y aproximaciones sucesivas hasta recordar la palabra.
- Afasia global, es una alteración grave de la compresión y expresión que generara
problemas para el proceso de la lectoescritura.
1.3.3. Funciones ejecutivas

Shallice (como se cito en Bruna et al., 2011) expresa que las funciones ejecutivas
son “Las funciones ejecutivas se han definido como los procesos que asocian ideas,
movimientos y acciones simples, y los orientan a la resolución de conductas complejas” (p.
109). A partir de ello, consideramos que las funciones ejecutivas nos permiten establecer y
desarrollar un plan para alcanzar una meta.

Asi mismo, las bases neuroanatomicas de las funciones ejecutivas se encuentran en


la corteza frontal ya que presenta conexiones corticocorticales y subcorticales con la
corteza asociativa sensorial y paralímbico.

Respecto a los modelos de funcionamiento ejecutivo, Cohen et al (como se cito en


Bruna et al., 2011) hace referencia a su teoría de la información contextual y considera que:

el contexto como elemento clave para comprender las alteraciones disejecutivas.


Según dichos autores, el deterioro del funcionamiento ejecutivo sería secundario a
la dificultad para mantener o actualizar representaciones internas del contexto. Estas
serían toda información internamente representada como relevante para mediar en
una respuesta conductual apropiada (p. 111).

Por otro lado, según el modelo desarrollado por Baddeley y Hitch, la memoria de
trabajo es un sistema que se encarga de mantener, procesar y utilizar la información de
forma temporal, por lo que intervienen en este proceso la la comprensión, la lectura, el
pensamiento, etc. Asi mismo, la memoria de trabajo está compuesta por el bucle
fonológico, la agenda visoespacial y el sistema ejecutivo central.

Muñoz-Céspedes y Tirapu-Ustárroz (como se cito en Bruna et al., 2011) consideran


que: La intervención sobre las funciones ejecutivas tiene como objetivo alcanzar la mejor
adaptación posible del individuo a la vida cotidiana a partir de la optimización de los
procesos cognitivos que permiten el control y la regulación de la conducta. La diversidad
de déficits asociados a la alteración de estas funciones condiciona la necesidad de utilizar
diferentes técnicas, las cuales pueden clasificarse en tres categorías principales:
modificación del entorno, técnicas de restauración y estrategias compensatorias (p. 117 –
118)

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