LA PERCEPCIÓN: MODELO ÓPTICO Y LA GEOMETRÍA DE LAS SENSACIONES

La sensación y la precepción tienen su origen en el dualismo cartesiano.

La aceptación del modelo geométrico dela realidad condujo a una concepción del hombre: la
mitad vinculada al conocimiento se explicaba por la geometría de la óptica, y la del
movimiento y acciones corporales se explicaba por la geometría mecánica.

Los estudiosos se preguntaban ¿De qué forma se traducía la mente en acciones, y como la
energía física se convertía en experiencia mental?, pero esta era una pregunta incorrecta,
ningún esfuerzo empírico aportaba elementos para contestarla.

La geometría mecánica concebía al movimiento en términos de impulsos y movimientos

reflejos.

La geometría de la óptica abordó al conocimiento en la forma de imágenes y su reflexión

interna. Las imágenes al reflejarse en el interior explicaban la razón o pensamiento. Entonces
el pensamiento era la visión hacia adentro, y esto, tenía que ser la conciencia.

Entonces, para estudiar la mente, la introspección era el método por excelencia. Estudiar la
mente era volcar la percepción del sujeto hacia adentro de sí mismo.

La geometría óptica explicaba la percepción visual en forma de imágenes reflejada en la retina,

pero era muy difícil aplicar el mismo modelo a los demás sentidos, por esto se restringió al
caso de la visión como paradigma de la sensación y la percepción.

Turbayne describe de manera sistemática el modelo geométrico de la visión. Se aplica la

geometría al proceso de la visión. Las imágenes retinales son los objetos inmediatos de la
visión, a las cuales usamos para hacer inferencias de los objetos externos.

La imagen retiniana constituye la evidencia empírica de la concepción poskepleriana de la

visión. Descartes menciona que al extraer el ojo de un hombre recién muerto, se ve una figura
que representa los objetos del exterior en perspectiva natural. El ojo funcionaba como la lente
de una cámara oscura.

El modelo de la cámara oscura. La imagen retiniana era coloreada, era reproducida por el
cerebro como dato de los sentidos, era convergente con la figura real, aportaba datos
tridimensionales aun teniendo naturaleza bidimensional. A partir de este modelo se consolidó
la concepción de la mente como un escenario de luz interior y representaciones internas de los
objetos exteriores. Se tuvo a la mente como dos instancias distintas, una pasiva de
impresiones y sensaciones y otra activa de reflexión interna. Locke formuló este modelo en su
obra ensayo sobre el entendimiento humano y redujo lo sensorial a un conjunto de
operaciones receptivas, y privilegió la percepción, la imaginación y el pensamiento como las
operaciones activas por reflexión. Entonces las sensaciones aportaban el material crudo de la
realidad, y la percepción, imaginación y pensamiento constituían representaciones elaboradas
por reflexión. La percepción se constituía a partir del material de las sensaciones. La
percepción consistía en la reflexión directa de las sensaciones, era una operación integrativa
del material crudo de las impresiones. Se tenía una doble dimensión, una recepción sensorial y
otra de representación del objeto, por eso este último se consideró un proceso sensorial
complejo y por lo tanto el lenguaje de la percepción estuvo subordinado al lenguaje de la
sensación.