Sie sind auf Seite 1von 9

YURAC ACLLAS O “VÍRGENES DEL SOL”

En la sociedad religiosa del antiguo Perú, se dice que las mujeres tenían un papel muy
importante desde el punto de vista sagrado.
Ocultas en la ciudad sagrada de Machu Pichu, las llamadas "Vírgenes del Sol", estaban
encargadas de misteriosos ritos solares(de ahí el nombre).
La ciudad de Machu Pichu, muy vinculada a los cultos Solares, era una gran necrópolis, ya
que estas mujeres sagradas eran enterradas dentro del recinto sagrado.
Las vírgenes del Sol eran las encargadas de mantener encendido el Fuego Sagrado y también
se cuenta que en algunas noches, mediante una gran piedra verde(esmeralda), captaban el
poder de las estrellas y que les otorgaba el don de la videncia.
Al parecer en Cuzco existía una especie de escuela de sacerdotisas, donde las mujeres
sagradas eran iniciadas en ciertos rituales y ceremonias sagradas, como es el caso de la
fabricación del licor de maíz fermentado, que se bebía en las fiestas del Sol.
Según algunas investigaciones, el Rey Inca, podía elegir esposa entre estas mujeres sagradas.
La mujer sacerdotisa elegida, se convertía en la compañera del Dios Vivo.
En el siguiente video te hablo sobre Las Vírgenes del Sol:
http://www.misteriosysecretos.com/2009/02/las-virgenes-del-sol.html

En el siguiente video hay una música sobre las vírgenes del Sol:
https://www.youtube.com/watch?v=85aMeIokShg
http://bajarenmp3.com/bajar-mp3/virgenes-del-sol-savia-andina.html
MAMACUNAS: TUTORAS Y VIGILANTES DE LAS ACLLAS
Eran de 50 años para arriba. Eran las maestras y enclaustradas hasta la muerte, “[…] las cuales enseñaban a
estas niñas todas las obras y ejercicios mujeriles, como hilar y tejer lana de algodón, guisar de comer, hacer
sus vinos ó chichas, con los otros ministerios á mujeres
Las “Mamacunas” eran mujeres de mayor edad que las Acllas, que se encargaba de dirigir,
instruir y preparar a las Acllas en las labores a realizar en los talleres llamados Acllahuasi.
Las Mamacunas eran las sacerdotisa Incas que se suele dedicar a la adoración del sol , y
tambien tenían las mision de tutoras o elemento rector de la pedagogía femenina de las
Acllas en los Acllahuasis. Las mamacunas al igual que los Amautas tenían funciones de
educacion.
Las mamacunas se encargaban de las vestimentas del Inca o Sapa inca y los ídolos, tambíen
preparaba las bebidas para las fiestas religiosas, por eso la gente considera santa a las
mamacunas por su cercania a el Inca.
LA ÑUSTA
La Ñusta, en la cosmovisión andina es una joven, virgen, una doncella, símbolo de la tierra
aún no fecundada, no sembrada.
La Ñusta en el Tawantinsuyo gozaba de consideración y respeto, porque constituía parte
esencial para la reproducción social, cultural y biológica.
Era el centro de la organización política.
La Ñusta elegida era el núcleo de la administración tanto política como económica y por esa
función tenía sus ritos, elección y ceremonias en el Inti Raymi.
Era el símbolo de la Pachamama, sin ella no había producción ni reproducción cultural.
De ahí nace el símbolo: Ñusta/mujer/tierra, Ñusta/mujer/semilla y mujer/madre, expresada
simbólicamente es comparada a: madre/tierra y tierra/vida.
Ñustas: espíritus femeninos que cuidan de los animales y las plantas. Viven también en los
cerros o en algunas partes de extrañas características.
Ñusta Princesa o doncella. Representa la primavera, época en la que se prepara para echar
las semillas.
LA NIÑA SACERDOTISA DE NAZCA O LA SACERDOTISA DE CAHUACHI.
Un grupo de arqueólogos halló la tumba de una supuesta niña sacerdotisa de más de 1.500
años de antigüedad en el centro ceremonial de adobe más grande del mundo, Cahuachi, en
la costa sur de Perú.
Se cree que la niña, de entre 12 y 14 años, ostentó un alto rango en la elite sacerdotal de
Cahuachi debido a que en la tumba también se descubrió valiosas joyas de oro, plata y
piedras preciosas, dijo el director del Proyecto Nazca, el italiano Giuseppe Orefici.
No se descarta que la menor haya podido ser considerada como una divinidad nacida en la
época, de acuerdo al arqueólogo italiano.
La tumba, que tiene la forma de un pequeño templo con cuatro columnas de arcilla, fue
hallada al interior de una serie de cuartos instalados entre la gran pirámide y la pirámide
naranja, ambas parte de Cahuachi, un lugar sagrado para los pobladores Nazca.
La momia de la niña, que vivió durante el llamado período Nazca Temprano (entre los años
300 al 450 de nuestra era), estaba envuelta en tejidos bordados con figuras de orcas marinas
que sostienen lanzas de puntas de obsidiana.
La niña, que se descarta que haya sido sacrificada y que habría muerto por una enfermedad,
tenía una vértebra más a las que suelen tener el común de las personas, un agujero en un
hueso del antebrazo, así como rastros de pintura en el cuerpo, según los arqueólogos.
El ajuar de la momia, que se encuentra en buen estado de conservación, estaba compuesto
por una nariguera de oro bañada en plata de 30 centímetros de ancho, así como collares de
espondylus y brazaletes de este material, con perlas de oro, amatistas, lapislázulis, entre
otras piedras.
También se hallaron diversas ofrendas como las cabezas de pequeñas aves de rapiña con el
pico cerrado por cordeles y uno de estos animales estaba relleno de vegetales e hilos de
colores, además de canastas y piezas de cerámica en miniatura.
Cahuachi, el centro ceremonial en adobe más grande del mundo, se encuentra muy cerca de
las famosas líneas de Nazca, a unos 460 kilómetros al sur de Lima.
Este centro, de unos 24 kilómetros cuadrados, estuvo operativo desde el siglo IV a.C. hasta
finales del siglo IV d.C. y constituye el mayor complejo de construcciones y templos de Nazca.
LA SACERDOTISA DE SAN JOSÉ DE MORO

San José de Moro, es un poblado ubicado a la margen derecha del río Chamán, Distrito de Pacanga,
provincia de Chepén. San José de Moro es una llanura arenosa de 10 hectáreas delimitadas por terrenos de
la cooperativa Talambo en el oeste y por la carretera Panamericana en el lado este.
Las tumbas de San José de Moro aportaron pruebas empíricas de que al menos en el Valle de
Jequetepeque, en tiempos de los Mochicas y sus descendientes, entre el 400 y el 1000 d.C., las mujeres
fueron tan importantes para la construcción y el mantenimiento de la sociedad como sus contrapartes
masculinas.
Las grandes tumbas de Cámara de las Sacerdotisas de Moro están entre las tumbas más ricas y complejas
de mujeres excavadas arqueológicamente en el Perú y en las Américas. Sin embargo, no son las únicas
tumbas de mujeres excavadas en San José de Moro, ni se restringen solamente al periodo Mochica.
Hace 1500 años en medio de complejos rituales de los mochicas, guerreros y prisioneros desnudos eran
sacrificados, y su sangre ofrecida al dios supremo de los Moches. La muerte y la religión eran una sola,
ceremonias de este tipo era algo normal y cotidiano, formaban parte de la creencia de esta cultura y de
muchas otras de América Precolombina.
Las “ceremonias de los sacrificios” eran presididas por las sacerdotisas, mujeres Mochicas de alto rango,
que eran encargadas de llevar la “Copa del Sacrificio” con la sangre del guerrero sacrificado.
El descubrimiento más importante realizado en San José de Moro fue la Tumba de la primera Sacerdotisa.
Esta constituyó un hallazgo inusitado por su riqueza y complejidad y por ser una de las tumbas más ricas
perteneciente a una mujer encontradas en el Perú. Observar una tumba es como ver el pasado, ya que la
imagen que se presenta ante nosotros es la misma que vieron, hace 1,300 años, los sacerdotes Mochicas
que sellaron la tumba de la Sacerdotisa. A diferencia de otros contextos arqueológicos, las tumbas son un
producto cultural intencional. Alguien tuvo que planear y ejecutar cada detalle de la construcción y
aprovisionamiento de la tumba. Estudiar las tumbas, es por lo tanto, estudiar el espíritu humano, las
intencionalidades y la construcción de significados de una sociedad que se extinguió hace más de mil
doscientos años.
A siete metros de profundidad y al centro de la cámara funeraria se encontraba la sacerdotisa, una mujer
gruesa de no más de 1,50 m. de estatura y de poco más de 40 años, rodeada por dos mujeres muy
mayores, hecho que demostraba que en la fase tardía Moche el patrimonio y el poder no eran de exclusivo
uso de los varones.
El complejo ajuar funerario de la Sacerdotisa incluía 63 piezas de cerámica, collares y brazaletes de cuentas
de metal, hueso, conchas de turquesa, partes de camélidos, entre otros. Cerca de la mano derecha se halló
una Copa de Sacrificio de cobre.
LA COYA O “PIHUIHUARNI” (“HIJA DEL SOL Y DE LA LUNA”)
Era la esposa legítima del Inca. El ideal era que tal mujer fuera su hermana de padre y madre, la que se dice
entera y legítima. En caso de no poder ser de este modo, frecuentemente era su hermana de padre, sino
su pariente más cercana.
Los hijos que el Inca tenía con la Coya eran únicos y legítimos, los habidos en las demás mujeres y
concubinas eran los “Izuojapsichuric”, vale decir, bastardos; los legítimos estaban llamados a ofrecer el
principe heredero
La coya desempeñaban su vida acompañadas de gran lujo y boato. Contaban para su servicio con gran
número de mujeres, que según lo narrado por los cronistas podían llegar hasta cinco mil. No salían de su
palacio salvo en contadas ocasiones, y cuando lo hacían era muy acompañadas por personas de su servicio,
y siempre sobre una hamaca, para que sus pies no tocasen el suelo; en caso de que tuviera que andar, se
cubría la tierra con mantas. Para hablar con ellas había que ponerse de rodillas. Parece que su papel no se
limitaba a ser la consorte del gobernante, sino que tuvieron cierto protagonismo político. De hecho, son
relativamente frecuentes las narraciones en las que un Inca pide consejo de su madre (la anterior coya)
para determinados asuntos de gobierno. En este sentido, parece que la influencia como consejera era
ejercida más por la Coya-madre que por la Coya-esposa.
De hecho, hasta tal punto era importante la figura de la Coya que, con su elección se producía una
reorganización de la elite cuzqueña. A pesar de la insistencia de los cronistas en hablar de la hermana
como única esposa legítima, debemos considerar que con este término se debían referir a parientes de la
misma generación. Y a la hora de la elección, sin duda se tomaba en consideración el entorno más cercano
a la elegida. Este entorno de parientes más cercanos a la Coya quedaba enaltecido tras la elección de la
misma.
Una vez realizadas las ceremonias de matrimonio (o de formalización del mismo, tras la sucesión), la Coya
adquiría un papel especial en el proceso de redistribución que se extendía por todo el Imperio. El Inca
entregaba como dote a su esposa un número de mujeres que le ayudaría a tejer los vestidos ceremoniales,
y otros objetos rituales destinados a la redistribución.
Otra de las funciones de la Coya era la de realizar, ayudada por sus mujeres de servicio, los tejidos
ceremoniales y los vestidos del Inca, de enorme riqueza en su elaboración y bordados.
TAQUI ACLLAS

artistas que alegraban la vida de otras acllas, a través del canto, el baile y la música.
aquellas que, por sus dotes artísticas (canto, danzas y tañido deinstrumentos: tinyas o
tamborcitos y flautas), no mostraban más diligencia y actividad quealegrar a las otras acllas
y a los incas cuando estos las requerían. Tenían de nueve a 15años de edad, sacándolas
cada seis meses para reemplazarlas con otras con la finalidadde que jamás faltasen. Se
ocupaban de una función importante y necesaria en unasociedad donde las festividades
mágico-religiosas se sucedían con frecuencia. Así,acompañaban a los cortejos ceremoniales
durante el rutuchicu o rito de iniciación de lasmuchachas al advenirles la primera
menstruación que coincidía con un nuevo corte de sucabello. También estaban presentes
en las fiestas agrícolas, en la entronización de algúnsapainca, en rituales de sacrificios
humanos y otros más.
YANAC ACLLA
Eran chicas que no destacaban ni por su rango, ni por su belleza y cumplían las funciones
de sirvientas de las demás.
Eran la servidumbre de los acllawasis. Se casaban con los runas comunes, por ejemplo a los
jefes de grupos de yanas.
Eran la servidumbre del acllahuasi; al terminar su servicio eran entregadas como esposas a
los hatun runas.
HUAYRURO ACLLAS
mujeres procedentes de los ayllus que circundaban el Cusco conrango de incas simbólicos, y
también las hijas o hermanas de los curacas provincianos.De ellas, el sapainca tomaba a
muchas para transformarlas en sus cónyuges secundarias.
Hijas de incas simbólicos o de la nobleza provincial, de allí el Inca, escogía sus esposas
secundarias.
Son mujeres que provienen de otros ayllus entorno al Cusco y las hijas o hermanas de
curacas de provincias. Ellas eran elegidas para ser las concubinas del Sapainca.

Das könnte Ihnen auch gefallen