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López Sánchez Karla Areli

Grupo 2651

Ecología

Ensayo sobre el artículo “Estado y tendencias de los servicios ecosistémicos”

Durante miles de años, la humanidad ha utilizado recursos provenientes de los ecosistemas,


que pueden abarcar desde la utilización de agua, maderas, animales, entre muchos otros. A
este tipo de servicios se les denomina Servicios ecosistémicos, y se dividen en cuatro tipos: los
servicios de provisión son lo más fácilmente reconocibles y se refiere a bienes tangibles como
alimentos, agua, madera y fibras, son los que proporcionan sustento básico para la vida
humana; los servicios de regulación que, como su nombre lo dice, regulan las condiciones del
ambiente en que los humanos realizan sus actividades productivas como la regulación del clima,
de los vectores de enfermedades y de la erosión del suelo, etc.; los servicios culturales
dependen de la percepción de los colectivos humanos acerca de los ecosistemas y sus
componentes, ejemplos de estos son los beneficios espirituales, recreativos o educacionales; y
finalmente los de sustento que son los procesos ecológicos básicos aseguran el funcionamiento
adecuado de los ecosistemas y el flujo de servicios de provisión, de regulación y culturales,
entre estos servicios se encuentran la productividad primaria, que es la conversión de energía
lumínica en tejido vegetal, y el mantenimiento de la biodiversidad. Sin embargo, para México
sólo hay registro de los primeros dos, por lo que se hablará solo de esos.

Los servicios de provisión, como los alimentos, tienden a ser de los más registrados, por lo que,
por ejemplo, los alimentos derivados de la agricultura tienen actualmente la característica de
que los ecosistemas naturales se han transformado en campos de cultivo con una o pocas
especies; se han domesticado las especies de mayor utilidad, seleccionándose variedades con
distintas características, e incluso modificando genéticamente los organismos para conferirles
las características deseadas. El país es uno de los principales centros de origen de la agricultura
y sin embargo solo tres cultivos, maíz, frijol y sorgo (el cual no es nativo de México), cubren
49% de la superficie cultivada del país. Sobre el maíz y su producción, hay registro de que entre
1980 y 2002 hubo un aumento de 12 a 19 millones de toneladas, con ayuda de la revolución
verde; con respecto al frijol, igual presentó un aumento, aunque es modesto ya que pasa de
475 a 660 kg por hectárea, y del sorbo, se registra que no hay aumento, sino un descenso en
su producción de 2.8 a 2.5 toneladas por hectárea.

Ahora bien, los alimentos que se derivan de animales como la ganadería (La población actual
de vacunos en México es cercana a 31 millones de cabezas, lo que representa una proporción
aproximada de 0.31 reses por persona) y pesca. La primera es de donde proviene la principal
necesidad proteica de la población, por ejemplo, en la producción de carne y de leche ha habido
un aumento significativo; esto se debe sobre todo a la intensificación de esta producción
mediante el uso de corrales de engorda y suplementos en su alimentación, especialmente en
el norte del país. Por otro lado, la producción pesquera se encuentra entre 1.2 y 1.4 millones de
toneladas de productos pesqueros durante las últimas tres décadas. El 76% de los productos
pesqueros se utiliza para el consumo humano directo y 23% para consumo humano indirecto,
y menos de 1% es para uso industrial, sin embargo, aquí sólo se refiere a la pesca en ambientes
marinos; mientras que existe una producción llamada acuicultura donde se ha proyectado un
potencial productivo superior a las 800 000 toneladas anuales.

Sin embargo, hay muchos problemas relacionados a los alimentos derivados tanto de
agricultura como de ganadería y pesca, pues no se han sabido distribuir los recursos
apropiadamente, lo cual genera que, para los casos de animales, lleguen a estar en bajos
niveles de organismos, mientras que para la agricultura, el uso de suelo ha variado y la
utilización de fertilizantes, han generado que el suelo en ocasiones no pueda restablecerse,
teniendo que ocupar otras áreas.

Por otro lado, en los servicios de provisión también se habla de madera donde, de nuevo, hay
problemas, y es que aún con las grandes hectáreas de bosque que existe en el país, sólo un
genero es útil, y no siempre se logra abarcar la demanda nacional, lo cual hace necesaria la
importación de la madera faltante, generando déficit y también otro problema es la tala ilegal
que generan una pérdida de ingresos a ejidos y comunidades de alrededor de 4 000 millones
de pesos. También se habla de leña donde alrededor de 19 millones de toneladas al año se
producen y esto se distribuye como combustible que es utilizado por alrededor de 25 millones
de personas.

Aparte de los recursos ya mencionados también existen otros que son: los productos forestales
no maderables con importancia económica (el centro del país produce 80%, por las
características del suelo, entre otras), las plantas vasculares medicinales (se estima que entre
3000 y 6000 especies tiene propiedades medicinales lo que representan entre 10 y 20% de la
diversidad vegetal del país), los vertebrados silvestres útiles (el comercio de pieles de reptil
parece tener un gran potencial, sin embargo el uso ilegal es mucho y ha llegado a ocasionar
sobreexplotación) y los insectos comestibles y medicinales (hay 541 especies comestibles y
272 medicinales, y la demanda de este recurso va en aumento).

Ahora bien, sobre el agua que se considera como parte de servicios de provisión, regulación y
soporte. Este recurso resulta vital para todos los seres vivos y por lo tanto es de suma
importancia que su calidad sea adecuada, de hecho, la regulación de la calidad del agua es
producto de complejas interacciones físicas, químicas y biológicas que se dan en los
ecosistemas acuáticos y terrestres, ya que el hombre modifica la calidad por la manipulación de
los ecosistemas acuáticos continentales y de los sistemas terrestres y la capacidad que tienen
los ecosistemas para depurar la carga de contaminantes es limitada y puede verse sobrepasada
por los múltiples efectos producto de las actividades humanas sobre estos ecosistemas, a partir
de esto hay registros de que más de la mitad del país presenta cuerpos de agua contaminados.
Otro problema que se encuentra es que tres cuartas partes del territorio nacional experimentan
niveles de disponibilidad bajos, muy bajos y críticos, aunque en el año 2000, solo 25% del
territorio se encontraba en una situación de baja. Aun cuando el agua es extremadamente
importante, no se le da un correcto mantenimiento.

Con respecto a los servicios de regulación, existe dentro de este, la regulación que se asocia a
la biodiversidad, ya que esta modula la productividad primaria (provisión de alimentos o
madera), el reciclaje de nutrientes, formación y retención del suelo, entre muchas otras cosas
relacionadas a los elementos del Servicio de Provisión. Hay registros de que si un ecosistema
es más diverso tiende a verse menos afectado por disturbios y a recuperarse más rápido, por
el contrario, cuando vectores de enfermedades, plagas o especies invasoras llegan a un
ecosistema con poca diversidad no existe una manera de regularlas y crecen llegando a afectar
la población de ahí, así como a los servicios mencionados. También, hay que tener en cuenta
que si hay poca diversidad, hay poca interacción entre los organismos, lo cual cambia la
composición de la población de polinizadores, y si este grupo deja de cumplir su función, toda
la producción agrícola se detiene, teniendo graves consecuencias como impactos ecológicos y
epidemiológicos impredecibles.

Otros elementos importantes de la regulación, es hacia la erosión del suelo, del clima y de la
calidad del aire, y de la respuesta a eventos naturales extremos. El suelo proporciona servicios
ecosistémicos fundamentales para el bienestar de las poblaciones, así como el correcto
funcionamiento de los ciclos biogeoquímicos, y por lo tanto la regulación de su pérdida o
erosión, es fundamental. Sin embargo, en la actualidad 25% del país está siendo afectado por
procesos de degradación intensos, en especial a causa de las actividades agrícolas y el
sobrepastoreo. Sobre el clima y la calidad del aire, se sabe que el cambio de uso de suelo,
actividad humana y la deforestación son principales problemas, por ejemplo, la deforestación
contribuyó con una emisión de 89 millones de toneladas de CO2 equivalente entre 1993 y 2002;
en México, 25 ciudades y zonas urbanas cuentan con datos continuos sobre niveles de
contaminantes en el aire. Finalmente, los eventos naturales extremos engloban sequías,
ciclones, tormentas, erupciones volcánicas o inundaciones, ya que generan cambios drásticos
en las condiciones de un lugar. Se sabe que los ecosistemas terrestres y costeros tienen
distintas capacidades de respuesta a la incidencia de estos eventos naturales extremos,
dependiendo de sus características físicas y bióticas, por lo que resulta de suma importancia el
buen mantenimiento del suelo, la cobertura vegetal, humedales y lagos, así como arrecifes.

Los servicios de regulación y provisión son de los servicios más importantes, pero en un país
como México, los servicios culturales van muy ligados con los primeros. Estos servicios son el
resultado de la evolución a lo largo del tiempo y del espacio de la relación entre los seres
humanos y la naturaleza que los rodea; como resultado, las culturas humanas están muy
influenciadas por los ecosistemas que habitan y viceversa. De hecho, las plantas son
atesoradas por muchas culturas, y hay casos donde para algunas sociedades conservar un
bosque puede ser considerado como un valor fundamental, incluso para lograr la reproducción
simbólica de dicha sociedad; en cambio, para otras, un bosque significa un obstáculo para el
desarrollo de la sociedad; mientras que la fauna silvestre hace referencia a la cosmovisión y
esencia de varias culturas antiguas y actuales, ha servido como inspiración para eventos como
danzas, ritos, etc.
En cuanto a las relaciones entre los servicios, esta interacción no siempre es positiva, ya que
pueden estar desfasadas en el tiempo y en el espacio. Por ejemplo, la expansión de las
fronteras agrícola y ganadera, así como la intensificación de su producción, han sido los
principales mecanismos para aumentar la producción de alimentos y satisfacer las necesidades
de alimentación de la población; sin embargo, este fenómeno ha sido también el principal motor
de la degradación ambiental. Un análisis complejo de estas interacciones nos deja entrever que
las acciones realizadas por el humano no son realizadas con claridad o no logran determinar
todos los efectos que se causan, tanto positivos como negativos.

Se requiere que las personas encargadas de la aprobación de los planes sobre los diferentes
servicios ecosistémicos, tengan una visión completa del fenómeno. En el artículo se sugiere
que tanto los gobiernos (en los tres niveles) como organismos desconcentrados y
descentralizados del sector ambiental, así como pobladores diseñen e implementen programas
adecuados. Sobre todo, porque los ecosistemas de México y la enorme biodiversidad que estos
albergan ofrecen una amplia gama de beneficios o servicios a sus pobladores.

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