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https://www.academia.edu/21802668/Ficci%C3%B3n_narrativa_y_mediatizaci
%C3%B3n_definitivo
Oscar Traversa
otraversa@arnet.com.ar
1. Presentación
Por último, se hace necesario destacar que la sustancia del conjunto del
despliegue mediático contemporáneo se adscribe reproduce y produce en
permanencia, dando lugar a organizaciones configuracionales y modalidades
estilísticas propias de otros espacios (un verdadero atractor de múltiples
recursos discursivos y, al mismo tiempo, despliega sobre los espacios externos
–no mediatizados- los resultados de su propio movimiento productivo).
Dejando por un momento de lado, para definir las características del tema
común de investigación y sus particulares, los límites temporales y espaciales
nos ayudaron a pensar el problema en amplitud. Ya los arqueólogos, a partir
de los restos de la imaginería en las cavernas, de una antigüedad, que exceden
los diez mil años y mucho más, han realizado esfuerzos por asignar a ciertas
secuencias icónicas el carácter de fragmentos que integran una narración. Una
señal importante, entonces, pues constituye un indicador de que esa
dimensión, es posible que se integrara tempranamente a las prácticas sociales,
dando lugar también a pensar que esas mismas organizaciones icónicas, de
carácter narrativo, formarían parte del acerbo de la oralidad, con
procedimientos distintos, en momentos anteriores.
En esa larga sucesión que hemos evocado, cada uno de sus momentos presenta
algún tipo de articulación con la narratividad, modelando heterogéneas
relaciones con el universo ficcional: si la ilustración de las cavernas ha dado
lugar a hipotéticas construcciones de un modo de articulación entre esos
componentes, en nuestros días la ficción narrativa se cuela en la prensa
digital, en pequeñas grageas –incorporada en distintos géneros- y de manera
seriada en producciones específicas, semejantes a los folletines de prensa del
siglo XIX. Unas lejanas y otras cercanas animadas por lógicas semejantes,
incluso en lo referente a las políticas comerciales (Traversa 2013).
3
“Introduction a l´analyse structurale des récits », op. cit 2
4
Advertido y discutido por Schaeffer “Narratologie”, 1995.
6
Para lo que a nosotros nos compete, al igual que para otros en su momento, la
exuberancia de la enumeración de Barthes abrió la posibilidad de pensar en
una relación entre narración y mediatización, y en sus derivaciones en la
construcción, tanto de objetos como de cursos metodológicos. Esto último en
una doble dirección: la enumeración incluye componentes del mundo del arte
y componentes del mundo de los medios, por otra, son configuracionalmente
heterogéneos lo que exige esfuerzos por determinar su especificidad. A las
insistentes preguntas de la estética en torno a la independencia de una rama
del arte, desde esta perspectiva se dio una respuesta analítica a través de los
esfuerzos por describir procedimientos de producción de sentido, basados en
la consideración de su materialidad.
5
Una exposición pormenorizada de esta cuestión puede leerse en Oscar Steimberg (2012)
7
Otro tópico, tratado por el mismo autor, que nos interesa a quienes nos
ocupamos de cuestiones estéticas y de mediatización, pues, sobre todo el
momento broadcasting de la mediatización, se establecieron relaciones de
acceso discursivo en zonas geográficas o sociales que no tenían contacto
alguno con los modos consagrados por milenios de cultura europea y sus
zonas de influencia desde hace varios siglos. Observaciones necesarias acerca
de las asimetrías y desfasajes propios de este fenómeno6.
El segundo componente del título ficción forma parte de las insuficiencias del
diccionario de nuestra lengua que reza: “acción y efecto de fingir”,
“invención, cosa fingida” y, en tercera acepción: “clase de obras literarias o
cinematográficas, generalmente narrativas, que tratan de sucesos y personajes
imaginarios”. De estas insuficiencias, que no son solo manifiestas en los
diccionarios de nuestra lengua, se ocupo de procurar aclararlas Jean Marie
Schaeffer7, no solo desde el punto de vista lexical sino asignándole posiciones
precisas en el ámbito de diferentes organizaciones discursivas, a los términos
que se conectan con el de ficción.
7
Pourquoi la fiction? (1999) constituye un aporte crucial a la discusión de la relación entre ficción y
mediatización pues constituye, finalmente, un aporte a la relación entre ontogenia y ficción la que se
constituye en el perno articulante de la integración entre filogenia e historia cultural.
8
La noción de ficción en nuestro estudio ocupa un lugar central pues, más allá
de los diferentes matices que se han presentado en las discusiones acerca de
sus características, existe acuerdo, sectorial al menos, respecto de que las
competencias ficcionales forman parte constitutiva del desarrollo ontogénico y
se encuentran preformadas en la mente. Estas competencias, de manera
compleja, son activadas a partir del nacimiento y forman parte de los
desempeños en la vida adulta. Es decir que son parte del equipamiento básico
de la mente del H.sapiens, sin límites territoriales o sociales. Esto no indica
que los cursos efectivos de modelización ficcional – individuales o sociales-
(sea de cualquiera de sus componentes substanciales) no varíen según tiempo
y lugar.
8
Nelson Goodman ha tratado estas cuestiones en “Refaire la realité” (1990) y “¿Cuándo hay arte?” (1990)
en el contexto de trabajos de mayor alcance. En especial, en el primero, en el acápite cinco trata
especialmente la cuestión de la ficción.
9
Todas las culturas conocidas dan lugar a acciones o productos que ponen en
juego esta facultad a través de empleos del lenguaje, a partir de secuencias
orales u organizaciones propias de la escritura o bien poniendo en obra
recursos corporales u objetuales para dar forma a la actividad de la mente que
indicamos con el nombre de producción ficcional.
9
Op. cit p. 231
10
En nuestro caso elegimos la opción opuesta, tal cual lo hace Verón 11,
siguiéndolo nos situamos en una temporalidad “antropológica” (el tiempo de
la hominización que se remite a millones de años), dado que se trata del
tiempo propio de un proceso que da como resultado una dimensión
fundamental de nuestra especie: la semiosis como capacidad operacional
autopoietica. Consistente con nuestras preocupaciones en tanto que la ficción
se integra como un componente constitutivo de la ontogénesis. La opción de la
mediatización de tiempo largo nos permite integrar al desenvolvimiento de
la semiosis social el vector ficcional, como un componente filogenético12 de
ese proceso coevolutivo que integra las exteriorizaciones de la actividad
mental patente en instrumentos durables (una herramienta, escritura, un libro)
y las facultades de la especie.
10
Puede leerse a este respecto “Sobre la mediatización. Revisión conceptual y propuesta analítica” de
Mariano Fernandez que plantea cuestiones centrales en lo atinente a la “serie corta” y “la serie larga” de la
mediatización.
11
Una exposición apretada de sus puntos de vista acerca de la mediatización se encuentra “Teoría de la
mediatización: una perspectiva semio-antropológica” (2014) pero, para una visión más completa se hace
necesario recurrir a La semiosis social, 2 (2013).
12
La aplicación de los términos “filogenético” y “coevolutivo” no tiene, en el contexto teórico en el que nos
situamos valor metafórico sino estrictamente ligados a las concepciones actuales acerca de los cambios en el
tiempo que han experimentado las entidades biológicas, conocidas bajo el rubro de “evolución”, continuidad
de las teorías originalmente desarrolladas por Charles Darwin. La especie Homo sapiens por su condición
natural no escapa a un cumplimiento singular de esa dinámica que nos aúna con los otros miembros de ese
reino de la naturaleza.
11
Adoptamos un intervalo que va del siglo XVIII a nuestros días, que solo
examinaremos unos pocos casos en cada uno de los momentos que trataremos,
en dos niveles diferentes: 1. Que descriptivo, tomando como referencia la
definición genérica de dispositivos ficcionales (propia de Schaeffer, pero que
rediscutiremos) y 2., un segundo, propio de la Historia de la mediatización
(zona de trabajo definida por Verón), en la que procuraremos de poner en obra
tres nociones introducidas por el mismo Verón como instrumentos descriptivos
de los fenómenos mediáticos en el tiempo: cambio de escala, ruptura de
escala, y efectos radiales13 . Los tres se refieren a cambios efectivos en los
cursos de mediatización, solo posibles de interpretar genéricamente a través de
formulaciones hipotéticas particularizadas.
13
Las tres nociones se encuentran formuladas de manera escueta en el primero de los textos mencionados
en la cita 10, requieren sin embargo recurrir a la segunda mención de la misma cita para encontrar
justificaciones más precisas.
12
6. Bibliografía
------------------ ([1978] 1990) « ¿Cuando hay arte ?” en Maneras de hacer mundos, Madrid,
Visor La balsa de Medusa.
Steimberg, O. (2013) Semióticas. Las semióticas de los géneros, de los estilos, delas
transposiciones, Buenos Aires, Eterna Cadencia Editora.