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ACTUALIDAD POLÍTICA EN COLOMBIA

PRESENTADO POR:

JUAN DANIEL PINTOR VARÓN

GRADO:

11-04

DOCENTE:

NEVERS OJEDA

COLEGIO DÉBORA ARANGO PÉREZ I.E.D.

BOGOTÁ D.C.

2018
Lo real en la política es el resultado del accionar de la ciudadanía. Por tanto,
tiene necesariamente que ser aceptado por todos, sin excepción. Y es en esa
realidad que el nuevo presidente de la República de Colombia es el señor Iván
Duque Márquez. Lo real en la política colombiana es que ha sucedido un
conjunto de fenómenos que van más allá de la elección de un presidente. Cada
cuatro años hay uno, es una de las reglas de juego de nuestra democracia. Lo
realmente significativo es ese conjunto de fenómenos políticos manifestados
en este debate, que deben ser observados con atención. El fenómeno es más
rico que la ley porque esta última solamente toma en consideración los
elementos que permanecen estables en la realidad y no las manifestaciones
complejas y múltiples de lo que ocurre. Es una sabia reflexión del filósofo
alemán G. F. Hegel en su magna obra Ciencia de la Lógica. Él lo aprendió de
los griegos, sobre todo de Heráclito. La política y la historia carecen de leyes,
lo enseñan Hannah Arendt y Karl Popper, por ende la realidad debe ser
examinada en su complejidad.

En esa complejidad colombiana se manifiestan fenómenos políticos que no


pueden ser eludidos, uno de ellos, la construcción de un nuevo mapa político:
la izquierda, en un fuerte bloque antisistema, se ha presentado con una gran
fuerza que se constituye en una seria alternativa de poder. En tiempos de
populismo esto no puede ser ignorado. No hay que alarmarse, esto es
consustancial a la democracia.

La democracia garantiza a todas las opciones políticas a que tengan el derecho


a ser alternativa de poder. Les ofrece encontrar un sistema garantista de
derechos y libertades y un complejo andamiaje de frenos y de contrapesos que
impida la destrucción de las instituciones. En este panorama político se hace
imprescindible tomar en consideración otro fenómeno que está
consolidándose: la personalización de la política y la destrucción de los
partidos políticos. Esta realidad de origen latinoamericano parece
profundizarse en Colombia, es negativa para la democracia, la destruirá y le
abrirá el camino al totalitarismo, si no se adoptan, con urgencia, reformas
institucionales que superen este serio peligro.

Antes de Hitler, existieron en Alemania unos filósofos conocidos como los


anunciadores del fuego, lo advirtieron y no les prestaron atención, y el Tercer
Reich triunfó. La personalización de la política y la destrucción de los partidos
tienen raíces institucionales. No son otras que el Centralismo y el fortísimo
poder institucional del presidente de la república en el presidencialismo
colombiano.
La Federación Nacional de Departamentos (FND) y, en especial, los
gobernadores de la Región Caribe lo han venido advirtiendo. “No nos prestan
atención”, se dice en todo momento. Estimo que el nuevo mandatario escuche
estas voces. La democracia colombiana tiene un nuevo mapa político. Una
nueva realidad ha nacido derivada de nuevos fenómenos. Es un compromiso
de la Nación rediseñar el Estado y sus instituciones y darle oportunidad que se
institucionalice el Estado Constitucional de Derecho, políticamente
descentralizado y con una seria democratización del poder político en
beneficio de los derechos y las libertades. Esta puede ser la ruta para cerrarle
el camino al totalitarismo.

Todo indica que la política colombiana durante el año que estamos iniciando
tendrá tres escenarios fundamentales para su desarrollo: la calle, el Congreso y
el electoral y los tres estarán interrelacionados. Sin duda que el escenario
fundamental puede seguir siendo el de la calle, es decir el de la movilización y
la protesta social. No porque haya una particular inquina contra el Presidente
Duque y su Gobierno, sino porque se trata del primero del pos acuerdo y la
terminación del conflicto armado con las FARC colocó la posibilidad de la
protesta social en la prioridad de las expresiones sociales. Y esto es un buen
síntoma para nuestra democracia; por supuesto habrá voces muy
conservadoras que considerarán la protesta social como expresión de
desorden, porque se imaginan las sociedades contemporáneas como unas en
las cuales la disciplina social es lo que las caracteriza. Es probable que las
centrales sindicales lideren jornadas de protesta por la mejora de las
condiciones de trabajo –paros sindicales o cívicos, tienden a llamarlas-; pero
igualmente las organizaciones campesinas, indígenas y de población afro muy
seguramente se vayan a expresar en el mismo sentido, por el derecho a la vida
–contra el asesinato de líderes sociales de los territorios-, pero también por las
condiciones económicas y por supuesto, si el Gobierno inicia fumigaciones de
cultivos de uso ilícito de forma masiva, es previsible que las organizaciones
que agrupan a estos cultivadores se vayan a movilizar. El tema de la
movilización por la defensa de la educación superior, es probable que siga
manifestándose en la calle, especialmente para ambientar el referendo por la
educación superior –esto no significa que la mayoría de las Universidades no
retomen su actividad académica normal-.

El Congreso continuará siendo un escenario de concertación y confrontación


política entre el ejecutivo y las diversas fuerzas políticas, alrededor de
iniciativas legislativas –nuevas o aquellas que vienen en trámite, como la
reforma política- y en los debates de control político. Y esto en parte por la
decisión del Gobierno de no acudir al mecanismo tradicional de conformar
unas mayorías aplastantes de congresistas para el trámite legislativo o lo que
se ha venido denominando el no acudir nacionalmente a la ‘mermelada’,
aunque muchos congresistas afirman que sí hay ‘mermelada’ en lo regional -
expresada en cargos, o en el Fondo de Inversión de Iniciativa Congresional,
como bien lo ha explicitado el columnista Gustavo Álvarez Gardeazabal-,
mecanismo para ‘facilitar’ el trámite de los proyectos en el Congreso.

El segundo semestre estará marcado por los debates electorales para renovar
mandatarios regionales y locales, así como las corporaciones públicas de esos
niveles – Asambleas Departamentales y Consejos Municipales-. Estas
elecciones actúan como una especie de elecciones de ‘mitaca’ que va a
permitirles a los diferentes partidos políticos medir sus fuerzas electorales y
comenzar a posicionarse para las elecciones nacionales futuras. Hay
elecciones especialmente relevantes como la de la Alcaldía de Bogotá, por
tratarse del segundo cargo del país. Las elecciones regionales reflejan
dinámicas políticas regionales o locales particulares en las cuales se
superponen las diversas fuerzas políticas

Los tres escenarios anteriores estarán transversalmente cruzados e


interrelacionándose por lo que suceda con la implementación del Acuerdo con
las FARC -especialmente la resolución del caso Santrich- y lo que pase con la
Mesa de Conversaciones con el ELN en La Habana, en lo cual me parece
válido las exigencias del Gobierno, pero no los procedimientos que se podrían
utilizar para hacerlas realidad – podría acudirse a un grupo de buenos oficios
que colaboraran en esto-.
REFERENCIAS:

https://www.larepublica.co/analisis/eduardo-verano-de-la-rosa-500119/la-nueva-realidad-
politica-2740163

https://olapolitica.com/opinion/la-politica-colombiana-en-el-2019/

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