ANALISIS LECTURA

“LA FINALIDAD DEL CONTRATO: ALGUNAS REFLEXIONES EN CLAVE DE

JUSTICIA CONTRACTUAL, A PROPÓSITO DE LA FRUSTRACIÓN DEL
CONTRATO”

Existen muchas cuestiones con referencia a ciertos puntos como, si la noción de

finalidad del contrato alude prima facie a la teleología en la determinación de la
voluntad de los contratantes quienes son la parte otorgante.

Para una mejor comprensión de contrato así como de sus efectos debemos
diferenciar puntos en especial como, finalidad y motivo. Entendemos que la finalidad
contractual alude a un propósito práctico común y conocido por las partes, mientras
que el motivo alude a un propósito subjetivo, psicológico y no siempre conocido por
las partes otorgantes.

Conociendo estos términos podemos atrevernos a decir que la finalidad del contrato
no se identifica con ninguna de las dos acepciones propuestas para la causa-fin, en
principio, porque no discutimos aspectos de validez del acto jurídico como tal, ni
tampoco creemos que el propósito deba siempre ser presumido por Ley, es por ello
que asumiremos la noción de causa como función teleológica, la misma que parece
adecuarse mejor a las aproximación de la finalidad como propósito, en la medida en
que abarca propósitos no necesariamente vinculados a la “expectativa legal” que se
tiene del contrato y sirve como fundamento de principios rectores básicos de la vida
en comunidad.

De acuerdo a lo anterior, opto por apoyar el hecho de sostener que la finalidad del
contrato sería la específica función teleológica del negocio que determina un
propósito práctico común, conocido y convenido entre los sujetos de una relación
jurídico obligatoria, especificando la utilidad del negocio y la correlativa satisfacción
de los intereses de los contratantes u otorgantes.
Noción de cooperación como lógica que informa las relaciones obligatorias.

Este fenómeno contractual, sigue un carácter instrumental a la vida social, donde la

noción de cooperación es básica por tanto se deben aplicar criterios de equidad e
interpretar las relaciones obligatorias, de forma tal que tanto en forma especializada
(casos concretos) como en forma abstracta (legislación) podamos acercarnos a esa
situación deseable.

La frustración del fin del contrato y el interés del acreedor

No podemos negar que en el supuesto de frustración del fin del contrato, el acuerdo
implícito sobre la esencialidad de un determinado estado de cosas, constituye
finalidad común que funda el negocio y, en tal sentido, estamos ante un elemento
esencial para la vida del contrato, toda vez que su ausencia, hace inútil el negocio.