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1NTRODUCCI ON A
HE I DE GGE R
Serie CLA • DE • MA
FILOSO iA
CLA• DE 0 MA
SOCIOLOGÍA
La f o t o c o p i a m a t a
al l i b r o • • •
Pe ro el l i b ro caro
y co st o so m a t a a l
b o lsillo h o n e s t o y
t rab aj ad o r ;)
gedisa editorial
Título del original en italiano:
Intmduzione a Heidegger
Laterza, Roma
ISBN: 84-7432-254-5
Depósito legal: B. 46354-2002
Impreso en España
Printed in Spain
IN DICE
I S E R Y TIEMPO 1 1
1Neokantismo, fenomenología, existencialismo 1 1
2. El ser del hombre como ser en el mundo 2 3
3. La mundanidad en el mundo
4. La constitución existencial del Dasein 3 2
5. La situación afectiva y el estar lanzado 3 6
6. Geworfenheit y caída. Autenticidad e
inautenticidad 4 0
7. Dasein y temporalidad. El ser para la muerte 4 7
8. Resultados y perspectivas de la ontología
fundamental 5 5
HISTORIA DE LA CRITICA 1 3 1
BIBLIOGRAFIA 1 4 7
1. Obras de carácter bibliográfico general 1 4 7
II, Ediciones de las obras en la lengua original 1 4 9
Traducciones de las obras en lengua italiana 1 5 3
IV. Traducciones al frani;és 1 5 4
V. Estudios criticos 1 5 5
1. Estudios generales 1 5 5
2_ Estudios especiales I 64
ADOLFO P. CARPIO
Ser y tiempo
I. Neok ntismo, fenomenología, existencialismo
13
que, por definición, se sustrae al fluir temporal que caracteriza la
vida psíquica.
El discurso sobre la autonomía del mun[do de las significacio-
nes está desarrollado en la tesis de docencia p r
la
i cual sin embargo Heidegger reconoce ya explícitamente que la fi-
losofía no puede dejar de plantear el probleMa de la validez de las
lcategorías,
v a d a sesodecir,b rdeela lógica, no sólo desde un punto de vista in-
S c o t o ,
minente, sino tambiéni desdeeel punton de vista "transeúnte", es de-
cir, desde el punto de vista de su valor para el objeto.
consiste
5 ¿ E lan validezq de u las
é categorías? "Si (esa validez) ha de enten-
derse como una clase peculiar de 'ser' y de 'deber' o si no significa
ni una ni otra de estas cosas y se la concibe en cambio sobre la base
de grupos de problemas que están en un nivel más profundo en el
concepto de espíritu viviente, y grupos que se vinculan con e! pro-
blema del valor...entonces éste no es el lugar de decidirlo"-
De manera que en la conclusión del estudio sobre Scoto se
anuncia la problemática de fundar la validez objetiva de las catego-
rías en la vida de la conciencia, la cual se caracteriza por la tempo-
ralidad y por la historicidad, es decir, precisamente por aquellos ca-
racteres en virtud de los cuales el escrito sobre el psicologismo reco-
nocía que la esfera lógica era irreductible a la esfera plísuica. "El
espíritu viviente es corno t a l espíritu histórico en e l sentido
mis propio del t6rmino„7 (el espaciado es de Heidegger); •
No se trata, evidentemente, de un retorno a l
subjetividad que entra aquí en juego no excluye, como subjetividad
,
puramente empírica, la validez de las categorías; se trata sólo de en-
p s i c o l o g los
lazar explícitamente i s dos
m oaspectos:
; l la historicidad
a del "espíritu
viviente” y la validez intemporal de la lógica. Este probreina, que
aquí está sólo esbozado y que permanece en pie, ya excluye empe-
ro que el discurso pueda mantenerse en un nivel puramente trascen-
dental; excluye, pues, la consideración de las categorías como puras
"funciones del pensamiento".
"No se puede ver en la justa luz la lógica y sus problemas si el
contexto sobre cuya base la lógica es considerada no se hace
5 Véase Die Kategorien
cit., pág.- 234.
u n d
B
6 e d e u t u n
/ s l e h r
g e
7
b
d e s
14 /
iD u n
b
d
s
i
.S
d c o
,
t. u s
p
translógico. La filosolYa no puede prescindir, a la larga, de la
óptica que le es propia y por lo tanto de la metaft'sica. Para la
teoría de la verdad, esto implica la tarea de una definitiva cla-
rificación metafisicoteleológica de la conciencia."
8
Hemos querido presentar algunos pasajes de los más signi-
ficativos del capítulo final de la tesis de docencia privada porque
aunque tan sólo fuere como indicaciones de problemas y de inte-
reses, muestran el afloramiento en Heidegger de la temática que lo
llevará a descubrir su propio camino peculiar de filosofar. La reivin-
dicación de la necesidad de ir más allá de la lógica y la negativa a
considerar las categorías sólo como funciones del pensamiento son
ya elementos muy claros de una polémica contra el neokantismo
que habrá de acentuarse cada vez más; y la explícita conexión de la
metafísica con lo que Heidegger llama una "clarificación metafisi-
coteleológica de la conciencia", esto es, d'e' espíritu viviente, alude
ya con toda claridad al planteamiento que se hará explícito en Ser
y tiempo.
De manera que dentro de la terminología y de la problemáti-
ca neokantianas maduran en Heidegger problemas y exigencias que
en aquel ámbito ya no pueden resolverse. Y son problemas vin-
culados, según vimos, con el problema de reconocer la historicidad
del espíritu viviente, esto es, como se diría en la terminología de
Ser y tiempo la efectividad de la odstencia,,que hace imposible ver
al sujeto del conocimiento como ese sujeto puro que está supuesto
en toda posición de tipo trascendental. Es esta misma temática (de
la vida de la conciencia como historicidad) lo que implica también
un concepto de temporalidad irreductible al concepto de tierzwo
empleado en las ciencias físicas; ésta es la temática que ocupa el
centro de la prelusión sobre el Concepto de tiempo en la historio-
gralá,
¿Qué sentido tiene, tocante al madurar de estos problemas, la
proximidad de Heidegger con Husserl? Preparado ya desde mucho
tiempo atrás (como, por lo demás, se puede entender por la misma
temática de los escritos que acabamos de recordar), ese sentido se
concreta en forma definitiva cuando Heidegger, después de la pri-
mera guerra mundial, se convierte en asistente de Husserl, que
mientras tanto ha sido llamado a Friburgo como profesor. Comide-
15
rando los problemas que, segun vimos, surgen sobre todo en la tesis
sobre Duns Scoto y considerando que Heidegger se va apartando de
la filosofía neokantiana, no tiene sentido pensar que Heidegger se
acerca a Husserl principalmente en la medida en que también para
él es central la temática trascendental. Verdad es que en-muchos as-
pectos, y sobre todo en el periodo que estarnos considerando (los
arios de alrededor de la primera guerra mundial), la fenomenología
husserliana, con el programa de la reducción trascendental, presen-
ta profundas afinidades con el neokantismo.
hecho
9 P ederque o Ser y tiempo, que ya no comparte nada con el neo-
kantismo,
p r e c i s dedicado
esté a m e na Husserl,
t e demuestra que Heidegger veía
en Husserl y en la fenomenología, más que una variación y profun-
e
dización ldel punto de vista trascendental neokantiano, el modo de
extender su discurso precisamente en la slirecOón de esas dimensio-
nes de historicidad, de efectividad y, podríamos decir, de lo concre-
to, a que aludían las páginas fi
husserliana,
n a l e s sporo lobmenos
r e en la formulación que se conocía de ella
alrededor
S c o t o .de 1920, ¿podía justificar esta "interpretación" que —ya
sobre la base de Ser y tiempo, ya sobre la base de los escritos ante-
L a
riores y también de los temas de los cursos que después de 1916
fHeidegger
e n dictaba
o m ene Friburgo—
n parece darle Heidegger? Es cierto
o len olos escritos
que, g í ade Husserl publicados hasta entonces, Heidegger
podía ya encontrar una novedad radical respecto del neokantismo
y iirecisamente en la dirección de su interés por lo efectivo y lo
concreto. Mientras el neokantismo hacía hincapié en la ciencia, en
sil carácter constructivo y matemático, como única forma de cono-
cimiento válido, para Husserl el acto coposcitivo se resuelve en la
Anschauung, la intuición (de las esencias), que no se reduce al co.
nocimiento científico sino que es un encontrar las cosas, por así de-
cirlo, en carne y hueso. A esta concepción husserfiana de la intui-
ción se remitirá la interpretación heideggeriana del concepto de fe-
nómeno en Ser KtiemPa, interpretación que ya no entiende este
concepto, como el neokantismo, en contraposición a la cosa en sí,
sino que lo entiende como "manifestación" positiva de la esencia
misma de la cosa. La sustitución de la ciencia (que construye el
mundo de la experiencia en rigurosas estructuras matemáticas) por
16
la Anschattung representa un paso hacia la liberación de los límites
der trascendentalismo neokantiano.
1° Pero la fenomenología, en la forma explícita que tiene en
aquella época en las obras de Husserl publicadas hasta entonces, se
le manifiesta a Heidegger como un movimiento en pleno desarrollo
y a este desarrollo contribuye él mismo de manera decisiva
tud
lt edenunavestrecha
i r - colaboración con Husserl, a cuyos manuscritos
y apuntes de trabajo tiene acceso; además es probable que lo tuvie-
ra al corriente del mismo modo sobre sus propias indagaciones. De
manera que, mientras no tiene sentido preguntarse si Ser y tiempo
pudo influir en el surgimiento y desarrollo del interés husserliano
por la historicidad y el "mundo de la vida", probablemente sea más
justo reconocer que la interpretación heideggeriana de la fenome-
nología revela una vocación y una tendencia de desarrollo que está
presente (como lo muestra el hecho .
tema
d e de o cla uLebenswelt)
p a r en
e la lfenomenología misma, cualesquiera
que
fi rsean i luego
m e losr caminos .divergentes que hayan tomado Husserl
y -
p lEsta ainterpretación
n o heideggeriana de la fenomenología así co-
H
e l
emoi el interés por la efectividad que lo aleja del neokantismo no se
forjan sólo o principalmente en virtud de una reflexión "interna" o
d
exclusivamente técnica sobre los contenidos y los temas de estos
e
rumbos filosóficos, sino que reflejan una participación más amplia
g los problemas y en las exigencias que (aun fuera de la filosofía
en
g el sentido técnico y de la filosofía académica) se imponían en la
en
cultura
er alemana y también europea
pronunciado
.. d e l ena el acto de su admisionComo miembro de la Acade-
.
mia
1 pdeoCiencias
é c a .de Heildelberg,
13
E H n i d e g g ee r
e l
2
d a
d i10 Véase s cH. G.uGadamer,
r sD i eoPhdnomenologische Bewegung, op. ci t.,
págs.
a l19-g20. u n a s
i n11 Husserl
d i solía c decir
a en c losi primeros años de la década de 1920: " La
o -
fenomenología somos y o y Heidegger, y nadie m i s" ; véase H.Spielgelberg,
The Phenomenological Movements, A Historical Introduction, La llave, 1960
2 volúmenes.
17
nes esclarecedoras para entender cómo sintió y vivió el clima cultu-
ral de los anos inmediatamente anteriores a la primera guerra
mundial: "No es posible describir adecuadamente lo que aportaron
los vivaces anos que van de 1910 a 1914; a lo sumo se puede tratar
de aclararlo mediante una selección de nombres y de acontecimien-
tos: la segunda edición de la Voluntad de poderib de Nietzsche, la
traducción de las obras de Kierkegaard y de Dostoyesvski, el inci-
piente intefes por Hegel y Schelling, las poesías de Rilke y de Trakt
las Gesammelte Schriften de Dilthey". Nietzsche llegara' a ser el
tema dominante de todo el desarrollo del pensamiento heideggeria-
no entre 1935 y 1943; pero Dilthey y Kierkegaard indican dos pre-
sencias ya muy vivas en -los anos posteriores a la primera guerra
mundial que preparan inmediatamente Ser y tiempo.
Dilthey, como se verá, ocupa ,
tiempo, u nprecisamente
p u e s en t oel punto
culmina
- e nd eq cu ie s i lv oa de la temporalidad como sentido on-
en el reconocimiento
tológico
a n _adel lae í Sorge*,
t i ncesadecir, de todas las estructuras constitutivas
del ser -
e x S i s et e rn c i
de
d elas
ll ciencias históricas, al que estaba dedicada la prelusión de
a1916,
h o yasume. ahora su fisonomía mis propia que es,no la de un pro-
blema metodológico, sino la de un problema ontológica, El pensa-
m b r de Dilthey y el del conde Yorck, que en muchos aspectos
miento
e .
lo desarrolla y lo clarifica, tienen el sentido de mostrar que fundar
P
verdaderamente la historicidad y la historiografia es p o s ib le
„-la
—a luz r de un replanteamiento del problema del ser ;
1sla
aó lo 4 historicidad
e l p r es,
o pues,
b l eelmproblema
a de la "filosofía de la vid a "
(con
1
d-e 5 e
ción
-l de "espíritu viviente" de la tesis sobre Scoto) y su solución
a
está
lHo aquí explícitamente vinculada (cuando se remite en nota a los
párrafos 5 y 6) Con el mismo problema fundamental de Ser y tiempo.
ce i Y la vinculación no va eirnn solo sentido; es decir, habiendo
u
tropezado
d en un determinado momento con el problema de la his-
a
e l
toricidad, Heidegger reconoce que también ese problema puede en-
contrar
,g solución adecuada sólo desde el punto de vista de una nue-
a
g
u 14 Véase Essere e Tempo, traducción citada, pág. 575.
e r
n
d 15 Ibed, pág. 574.
e
e * Surge: " cur a" , "cuidado", en el sentido de "preocupación por algo
n o alguien".
S
ce18
u
r
a
y
n
t
va reformulación ontológica; pero fundamentalmente --y esto ex-
plica 'asimismo la excesiva longitud del párrafo dedicado a Dilthey
y a Yorck y de las citas en él contenidas—, es precisamente el fenó-
meno de la historicidad y de la "vida" lo que impone el replanteo
del problema del ser.
Que ésa sea realmente la situación está demostrado no sólo
por el carácter central que tiene el tema del tiempo y de la histori-
cidad en Ser y tiempo, aunque -
do
a pena elr ecurso n t edemun e análisis
n t e todavía simplemente "preparatorio",
que
e no l se refiere directamente al ser sino sólo a las estructuras de
ese ente que presenta el problema del ser, esto es, el hombre; al sur-
tgimientoe de mestaaproblemática de la historicidad del espíritu vivien-
e en los sescritos de 1913-16 corresponde (y haberlo puesto iesPe-
te
e n cde relieve
cialmente o n es el t mérito
r particular de la interpretación de
Póggeler)
a - un madurar de la atención por la efectividad y lo t
to
- de la vida en virtud de la reflexión sobre el pensamiento cristia-
no'
i 5 ,nreflexión
cre que ocupa un lugar dominante en la indagación de
Heidegger durante los años que siguen a la primera guerra nitindial.
Es en esta perspectiva donde el nombre de Kierkegaard adquiere un
sentido relevante. En Ser y tiempo se considera a Kierkegaar&co-
mo un pensador que "afirmó explícitamente y penetró exactamen-
te el problema de la existencia como problema existen cia l.
bio,
i la problemática existenciaria le es tan ajena que Kierkegaard,
en
E nlo ctocante a m -a las perspectivas ontológicas, permance completa-
mente bajo el dominio de Hegel S
vés
, dde e éste7. l a
16 A
fi l o itdd., s o pág.f í 357.
a Los adjetivos "existencial" y "existenciario" (exis-
patenziell
e ns y a ri g ualuden
texistenzial)* a al a distinción entre el problema de la existen-
dvcia comoei se splanteat en elaseno de la existencia misma (son existenciales los
naproblemas concretos que encontramos y resolvemos día tras día en cualquier
nivel y o basta, como se verá; la decisión anticipante de la muerte) y el proble-
htma dealar existencivquea se- plantea en el nivel reflexivo y que podríamos lla-
bmar ele problemar -
puede
o b rponerse en claro en el existir mismo". La comprensión de sf miimó
lsque o e l ala guía en este caso, la llamamos existencial_ El problema en
e x constituye
i s t e n
gtorno de ella [l a existencial se refiere, en cambio, a l a discusión de lo que
c i ar " . la existencia. Damos al nombre de existencialidad al conjunto de
constituye
a" dE
ol * Siguiendo el criterio más comiso en castellano, introducido por J.
Gros, liemos traducido en esta obra existenziell por "existencial" y existen-
p r o
pzial por "existenciario". Chiodi y Vattitno los tradujeron al italiano por esis-
b l e
atentiva y esistenziale, respectivamente. [ T ]
m a
sd 19
aé r
al
la
e x i
propiamente existenciaria, Kierkegaard es explícitamente invocado
en algunos puntos fundamentales del desarrollo de Ser y tiempo, a
saber, en lo que se refiere al concepto de angultia y al concepto de
temporalidad» Una posición análoga a la de Kierkegaard es la qu'e
iScupa San Agustín; por más que el juicio sobre éste no sea tan ex-
plícito como el juicio sobre Kierkegaard, también de él dice Heide-
gger que su análisis, permaneció por lo común en un nivel óritico;
y también se remite a san Agustín cuando trata los mismos proble-
18
mas centrales de la angustia y de fundar la temporalidad.
Si se consideran estas "citas" heideggerianas (junto a las cua-
les hay que colocar las citas de san Pablo, de Lutero y de Calvino) a
la luz del interés que se manifiesta en Heidegger, inmediatamente
después de la primera guerra mundial, por la problemática religiosa,
dichas citas. se convierten en una especie de hilo
con
. c las
o notras
d uyac indicadas
t o r •relativas primero al neokantismo y luego
a Husserl
- j u n t oy a Dilthey— para comprender la formación del horizonte
teórico de Ser) tiempo!. En el semestre invernal de 1919-20 Heideg-
ger dicta un curso sobre Fundamentos de la mística medieval, al
cual siguen, en el semestre invernal de 1920-21, uno de Introduc-
ción a la fenomenología de la religión y, en el semestre estival de
1921, uno sobre San Agustín y el neoplatonismo:
19 P o r l o d e m á s ,
estas estructuras; La analítica de l a cxistencialidad tiene el carácter, no de
una comprensión existencial, sino el de una comprensión existenciaria"
págs. 66-7). La distinción, formalmente clara, se complica empero si se tiene
en cuenta que "la analítica existenciaria_ por su parte, tiene en laltima instan-
cia rafces existenciales (ibO. pág. 68). Sobre este problema véase L. Parey son
Studi culi' esistenziafismo, Florencia, 1943 (segunda edición 1950), pág. 185
y siguientes.
18 !bi d., pág. 298. E l término " anti co" constituye con "ontológico"
una pareja de conceptos paralela a
do
- los significados no se superpongan completamente. Ontica es toda consi-
deración,
l a d e teór i ca o práctica, del ente que se atiene a los caracteres del ente
como tal, sin poner en tela de juicio su ser; ontológica es en c am bi ó
e x i s tdel
deración e nente
c i que
a l -apunta al ser del ente. La "descripción del ente intra-
-
e x i s t eesn &i
mundano" c dea;
i a r la
i o"interpretación
, del ser de ese ente" es ontológica.
la c ' o n s i -
Como
a se verá
u mis adelante,
n el conocimiento del ente presupone cierta com-
prensión
c uprevia adel ser del
n ente: en la base de toda Verdad ontica está la ver-
dad ontológica.
-
19 Una versión completa, revisada y aprobada por el propio Heidegger,
20
el carácter central de este interés religioso está reconocido por el
propio Heidegger on una decIliación explícita contenida en una de
sus obras más recientes."
Ahora bien, p l
neóplatonismo,
- a juicio de Poggoler, que tuvo a su disposición
apuntes e c i s a m e ncurso,
sobre dicho
nifiesto t ela insuficiencia del
2 aparato conceptual neoplatónico para
expresar
' e l e apropiadamente
t ne m a los contenidos de 1a temática religiosa
cristiana tal como la vivía san Agustín. De manera que para san
d o emvalei ltambién
n a naquello
t
Agustín que Heidegger dice en Ser y tiempo,
e manera
de c umás rexplicita, sobre Kierkegaard; también san Agustín
e s r oenaun enfoque puramente existencial de la existencia
permaneció
porque,
p soasí o como
n Kierkegaard
e no rompió el esquema de la ontoló-
gia
r clásica que encontraba en Hegel, tampoco san Augustin se salió
b rmetafísico griego_ que él conocía .
del
d esquema e
emn lea aEn
platonismo. f oambos
r m casos,
a la
d experiencia
e l religiosa cristiana se
presenta S más auténticamente fiel a la estructura de la existencia,
n- e o -
pero esa a fidelidad no se traduce en un verdadero análisis filosófico
acausan de las insuficiencias de los conceptos metafísicos a i o s
les
- se recurre.
A g
c u a -Lau
reflexión sobre la problemática religiosa, desarrollada so-
s
bre todo a la luz del Nuevo Testamento y de los padres de la Iglesia
tiene puest para f Heidegger el sentido de poner de manifiesto el con-
n
traste entre el "espíritu viviente" y los esquemas conceptuales que,
a través y de todas las vicisitudes de la historia de la filosofía, se man-
tuvieron e de algún modo dominantes en el pensamiento occidental
(recuérdese que Kierkegaard, a través de Hegel, se conecta con los
l y son los mismos que aún nos determinan. Como lo vere-
griegos)
mos mejor en el examen particularizado de Ser y tiempo, la insufi-
ciencia de este aparato conceptual metafísico, que es sustancial-
mente el mismo desde Parménides hasta Flegel y Nietzsche, consiste
en el hecho de concebir el ser como Vorhandenheit, como simple
presencia. Es esta concepción del ser lo que hace imposible pensar
de los cursos universitarios c m di ct6 fue publicada por W. J. Richardson,
Heidegger, Thr ough Phenomenology t o T hought, L a Haya, 1963, pigs.
663 7 1 .
21
adecuadamente el fenómeno de la vida y de la historia. Dicha con-
cepción está, también en la base (como supuesto no problematizado)
del neokantismo (y de la fenomenología husserliana; pero Heideg-
ger lo verá claramente sólo más tarde). Y paralelamente a Ser y
tiempo, Heidegger elabora una interpretación de la Critica de la ra-
zón pura" que constituye una clara polémica con el neokantismo:
mientras para los neokantianos la obra de Kant se resuelve esencial-
mente en fundar una teoría del conocimiento y partidularmente del
conocimiento científico, Heidegger reivindica el carácter central del
problema de la metafísica en un sentido no muy diferente del que
este término te n ía
- En definitiva, pues, el itinerario que conduce a Heidegger a
eplantear
ii l a els problema del ser como lo hace en Ser y tiempo se desa-
p a g i ndos
rrolla entre a polos: por un lado, la cuestión de la "validez,' del
s
conocimiento que Heidegger retoma de la polémica neokantiana
ficontra
n el a psicologismo
l e y que, a través del problema de la, verdad (el
sproblema de la aplicación de las categorías al objeto, etc.), lo acer-
dca a los grandes
e temas de la tradición metafísica (en los cursos dic-
l tados después
a de 1916, Aristóteles ocupa una posición de primer
tplano) e y, por s otro lado, o bien la originaria formación religiosa que
se manifiesta en un claro interés por el Nuevo Testamento y por los
i s
padres de la iglesia, o bien el problema de la historicidad y en gene-
sral de lao "vida" que encuentra en la cultura de la época, lo llevan a
bponer cadar vez más radicalmente en tela de juicio las nociones de
evalidez, de realidad, de ser, nociones heredadas de la metafísica.
S Lac - fenomenología, como hemos visto, representa para
o Heidegger,
t por lo menos al principio, la sínteses de las exigencias
trascendentales del neokantismo y la reivindicación del Leben (la
ovida), reivindicación
. que Heidegger encuentra viva eh múltiples as-
pectos de la filosofía y de la cultura de principios del siglo XX y
de los aftos posteriores a la guerra. La originalidad de su plantea-
miento tal vez consista precisamente, como sugiere Gadamer,
el
23hecho
e n de haber sabido pensar toda la temática "irracionalista"
que penetra la cultura de la época desde el punto de vista de la exi-
22 Kant und das Problem der Metaphysik, Bonn, 1929; traduccióti ita-
liana de M. E. Reina, 1 9 6 3 .
22
geneia husserliana de una "filosofía como ciencia rigurosa". Cuan-
do se habla, en el caso del pensamiento heideggeriano, de "existen-
cialismo" (término que él mismo rechaza y que hoy está un poco
pasado de moda pero que conserva su legitimidad), hay que adver-
tir que la palabra no indica el predominio exclusivo del interés por
la existencia del hombre sobre la problemática propiamente me-
tafísica; el problema ce n t ra l
-Existencialisnio significa, por un lado, que -
tea
dé esdramáticamente,
t eH ep i rdoe bg l gprecisamente
e emr a debido a la incapacidad de la fi-
losofía
s eeuropea r e p l a n dominada
de la época (todavía - por la concepción
e
clásicasdel ser entendido corno simple presencia) de pensar la histo-
e
ricidad ly la vida en su efectividad (por lo cual toda posición que se
p r aloLeben,
remiTa b como
l e enm efecto ocurre en la filosofía del siglo XX,
se
a resuelve en formas de "irracionalismo") y significa, por otro la-
do,
d que un e replanteamiento
l del problema del ser puede efectuarse
sólo partiendo de un renovado análisis de ese fenómeno que, preci-
s e r
samente por cuanto no puede pensarse dentro de las categorías
.
metafísicas tradicionales, nos obliga a ponerlas en tela de juicio: el
,
fenómeno de la existencia en su efectividad. A pesar del aparente
"carácter abstracto" del problema del ser, el camino que recorre
Heidegger desde el neokantismo a la fenomenología y al "existen-
cialismo" representa un progresivo esfuerzo de concretar, esfuerzo
en virtud del cual se manifiestan gn primer plano las dimensiones e-
fectivas de ese "sujeto" que en toda perspectiva trascendental es
siempre concebido como el sujeto "puro". Pero "el espíritu vivien-
te es esencialmente espíritu histórico". En la conexión muy estre-
cha que se establece entre los dos problemas (el problema de la
•existencia y el problema del ser), que se implican recíprocamente,
y en las consecuencias que de esto se derivan, consiste la originali-
dad y la significación especifica del planteo filosófico heideggeria
no,
- no sólo frente al neokantismo y a la fenomenología sino tam-
bién
- frente a todo el pensamiento del siglo XX.
--
sT s o s 26 En m cuanto
á s a la noción de Vorhandenheit, se han tenido en cuenta
sobre todo los párrafos 21 y 69 b de Ser
eg e n
s) ' t i e m i p or . a l e s
e
ae g26 n
an q ui e
ls- e
g
manifiesto por obra del análisis de la existencia (lo que Heidegger
llama "analítica odstenciarie) se llamarán en cambió "existencia
-nos" (Existenzia1len).
27 La diferencia radical entre el modo de ser del hombre y el
modo de ser de las cosas es sólo el punto d
filósofos
r siempre se detuvieron aquí y se limitaron a caracterizar
negativamente
e ' p a r t i d a el ; ser dele hombre
n respecto, deber_de las cosas (el su-
jeto es el no objeto); pero a Heidegger le interesa elaborar una defi-
cnición a positiva
m b de i la o existencia
, y desarrolla hasta el final las impli-
lcaciones o de estos s primeros resultados. En ese desarrollo, la noción
de simple presencia' se revelará no sólo insuficiente para describir el
modo de ser propio del hombre sino también inapropiada para defiL
nir el ser de las cosas diferentes del hombre. (, • ,
El primer paso de la analítica existenciaria consiste, pues, en
definir la, esencia .del hombre como existencia, esto es, como poder
ser. Si proClikkinos avanzar Más allá de este primer "concepto for•
mal de existencia",•encontramos en primer lugar la noción de "ser
en el mundo".
sibilidades;
28 E l pero, concretamente este referirse se efectúa no en un
coloylliio,abstrac0'
s e r consigo mismo', sino como existir concretainen-
te en un mundo de cosas Y de otras personas. El modo de ser medio
d e l
y cotidiano del hombre, del cual decidimos partir, se presenta ante
h o m ser en el mundo. El término alemán para designar "exis-
todoiomo
b r tencia",
tencia" e es Dasein*, literalmente "ser o estar aquí o ahí". El
término
c o expresa n bien el hech4 de que la existencia no se define sólo
como
s i rebasamiento s que trasciende la realidad dada en dirección de
la
t e posibilidad,
miento
-e - de a/gr. está siempre situado, está aquí Existencia, Dasein,
sn i k o
q u27 "Puesto es que se determinan sobre la base de la existencialidad, damos
aelos caracteres de ser del Dasein el nombre de existenciarios. Estos son muy
e
t s at de las categorías, que son determinaciones de ser de los entes no
diferentes
e
conformes
r al Dasein" (
.sc ro h r
ry t i e28e Ibtd, párrafo 12.
ms p o ,
e
ft r p ae*aHemos d u cmantenido c en esta obra el término alemán Dasein que el au-
tor a m i e
ir óha-nitraducido al italiano por esser -
mente
ei. n tLi en
ao tcastellano ad en
V ese
r a contexto y significa, literalmente, ' sor-ahí", co-
o pento a
mo cd fundam a ldel hombre
aa l e m a n a
;ye
efecto, a c o, el mahombre
o ees ell "lugar", el " ahí" (Da) donde el ser (Sein) se manifies-
ta,
n sp puesto
p ú c á que
l eel hombre
o es comprensión del ser. [T ].
sg e
.
us
ú l i st i m o 27
o
I a
d e l
ce - o m m ú n
s-0 9
)d p r e. r
e
e
l
ser en el mundo, son pues sinónimos. Los tres conceptos indican el
hecho de que el hombre esta
cir,
. " en
s ielt modo
u a ddelo "poder ser o también, como dirá Heidegger poco
después,
d e en Ia forma del "proyecto". De conformidad con el uso de
los términos que hace Heidegger en Ser y tiempo, también en nues-
m a n ellamaremosr a al hombre sencillamente el Dasein enten-
tra exposición
ddiendo
i este
n término
á m eni el sentido de existencia (trascendencia) si-
ctuada
a (en, el mundo), sentido que, por lo demás, se irá precisando y
e
profundizando s ulteriormente.
d Si el e
Dasein se define como ser en el mundo, habrá que defi-
nir
- mis precisamente la noción de mundo. Sólo en un segundo
tiempo, una vez desembarazado el campo de los equívocos que na-
cen de una elaboración imprecisa de este concepto, podremos abor-
dar una determinación positiva de las estructuras existenciales del
Dasein.
37
el trascendentalismo neokantiano y las tendencias trascendentales
de la misma fenomenología', -
portancli'del
_ E s a 4 t concepto i f de disposicionalidad en el desarrollo de Ser
yd tiempo; o n d e ese concepto coristituyi uneprogreso en el camino de
"concretar" el problema a l .
s o
sguía e r ,a Heidegger en los años de su formación filosófica. Si hasta
h a c e
paquí r elaso estructuras
c u p a del c i ser
ó en
n el mundo podrían hacer pensar aún
e una
en v forma
i dde trascendentalismo
e n en el propio Heidegger, ahora
q u e ,
t e
este
c- o m o
-l a
vScósasi y d n t o
i
p m al Dasein no es una apertura de la "razón" como
susee le aparece
,
-(como
o. ost as l el a priori kantiano), sino que es siempre un proyecto "cali-
jilficado",
b definido, podríamos decir, "tendencioso". La afectividad
elsríeoi g n
teilas—fi cosas
c a Cómo un aspecto susceptible' d
oqds-is o s prescindir (en un esfuerzo de conocimiento desinteresado).
e pueda
.u;Ya u s. .e r d i s t i n g u i d o
e
:ílynuna
e j i n precomprensión
t d deegi como l totalidad de significados; pero aho-
ra esta precomprensión se nos manifiesta constitutivamente vincu-
pvlʻcalada con u unaadisposicionalidad
l determinada. Mientras el análisis se
uo"o sp
cmantiene en el nivel de la comprensión y de la interpretación, el
rcrq cDaseino puede tbdavia tal vez parecer semejante al sujeto kantiano..
y u
ooi queLo e to distingue radicalmente es el no Ser "puro" corno la ra-
pqd t kantiana. Y esta impureza surge de la coniideración de la dis-
c ezón
posicionalidad.
ouoe e " La disposicionalidad revela el hecho de que el proyecto , que
redlncoritituye el Dasein es siempre un "proyecto lanzaco”
qdem tpone
4 6 dey manifiesto
e s tla o finitud del Dasein En efecto, en la dispoii-
uanu ecionalidad nos encontramos siendo, sin poder dar, radicalmente,
edtn razón de ello. El Dasein es fin'it-o!p6r cuanto el proyecto sobre el
q
nird mundo que constituye su ser no es un supuesto que el pueda "re-
usolver" y cumplir, como quería Hegel. El mundo se nos aparece
osoo esiempre, originariamente, Al la 114 de ,cierta disposición.smotiva:
eidn salegría, miedo, desinterés, tedio. Todos los afectos singulares ------
speo eposibles sólo como especificacion4s del hecho de que el Dasein no
niln cpuede estar en el mundo (y, por lo tanto las cosas no pueden dir-
udo c os
nosl a 46 Ibid.. p i n g o 31.
u
c.asol
38
aE leqe
uleru)
nD lies
depende de él.
Si la disposicionalidad es un aspecto constitutivo (no sólo
accidental)
tuir
'de el modo mismo en que se /lbs dan las cosas y, por lo tanto, el
modo
n u eens que t r ellas son; y si, por otro lado, la disposicionalidad es
al go en lo que nos encontramos in poder dar razón de ello, la con-
o
clusión será que la disposicionalidad nos Pone frente al hecho de
e nuestro,
que s t modo originario de captar y comprender el mundo es
alago rciíyps_ fundamentos se nos •
ea s cb a pi a ntrascendental
característica , s i n de una razón "pura", ya que la afectivi-
dade es
s e r ,r precisamentelo
t que cada uno de nosotros tiene de más pro-
pio, de mis individual y de más cambiante, Es sobre todo este últi-
po s o r
mo aspecto aquel en el que Heidegger insiste al ilustrar el concepto
oa proyecto
de t rlanzado.
o
ll a d o ,
" uEste carácter del ser del Dasein, de que esté escondido su
u m n a
dónde y su de dónde y de estar en cambio radicalmente abierto en
n dtal, es lo que llamamos el estado-de yecto (Geworfenheit)
cuanto
de este ,ente en su ahí. La expresión estado-de-yecto viene a signifi-
o
carl la efectividad del ser entregado."'"
u
El Dasein no es el sujeto trascendental; verdad es que, como
e ', hice posible el mundo en virtud de su apertura; pero este su
aquél
estar
g abierto al mundo no es a su vez una "estructura" trascenden-
tal
o y para; es un hecho bien determinado y definido en el caso de
cada
v Dasein, hecho que se manifiesta en la afectividad canto aspec-
toi constitutivo, del. ,proyecto. El Dasein es pues finito, por cuanto
(aun siendo el que abre y funda el mundo) es a su vez lanzado a es-
tae apertura, la cual no le pertenece ni como algo de que él pueda
n
disponer, ni como una determinación trascendental de todo sujeto
e
como tal. Esta estructura lanzada del Dasein es lo que Heidegger
llama
a la efectividad (Faktizitdt) de la existencia."' Efectividad y
Geworfenheit
c (estado-de-yecto) son expresiones sinónimas que po-
nen de manifiesto el verdadero sentido de esa pre-estructura de la
o se hablaba en el pasaje al que nos referimos cuando aludimos
que
aln círculo compresión-interpretación, El pre que se revela en este
s
circulo, el hecho de que el conocimiento no pueda ser otra cosa
t
i 47 ' bid., pi g. 226.
- 48
.
l 39
b
e
d
.
que la articulación de una precomprension en la que el Dasein ya so
encuentra siempre, no es sino la finitud constitutiva del Dasein. El
sujeto puro neokantiano queda sustituidop o r un Dasein concreta-
mente definido y, como se Verá, también históricamente situado.
6. Gew
.
o r f Con el concepto de estado-de-yecto llegamos al núcleo de la
temática más propiamente "existencialista" de Heidegger, al punto
e
quenpermite
h (a pesar' de los limites que presenta la definición) con-
e i t que su filosofía pertenecefl indiscutiblemente a la "filosofía
siderar
ydo la existencia". Su polémica contra el transcendentalismo neo-
kantiano tiene un sentido fundamentamente análogo al de la polé-
cmicaa de Kierkegaard contra Hegel: trátase siempre de reivindicar la
ífi ndi t . del Dasein contra concepciones que miran al hombre como
aun puro
* ojo vuelto al mundo. También el rechazo heideggeriano del
.concepto de simple presencia asume aquí su justa dimensión; ese
rechazo no va enderezado a reivindicar tina dependencia idealista
Adel mundo del yo; el ser como objetividad es negado precisamente
uporque es correlativo de un yo concebido como puro ojo, como es-
tpectador de la verdad entendida como dada en la presencia.
Finitud y Geworfenheit significan que el proyecto, que es el
e
Dasein, está siempre concretamente definido, como surge del análi-
nsis de la situación afectiva. Hay un tipo de definición del proyecto
tquei Heidegger tematiza explícitamente y que 'tiene una función
cfundamental
i en Ser y tiempo (aun cuando en torno de esta cues-
tión surgen múltiples problemas que probablemente no puedan ser
dresueltos dentro del ámbito de la obra),
aentre existencia
49 s e t r a t a auténtica y existencia
d e inauténtico.. Esta distinción,
dlque sólo a sobre la base del concepto de finitud al que seha llegado
ahora encuentra
ed i s t i n c i ó n una primera justificación, aparece 'en Ser' tiempo
ya en las primeras pági nas y a menudo aparece siempre como al ses-
i
go, sin encontrar nunca una definición en términos formalmente
n
a , 49 Como l o vi o bien P. Chiodi, L'existencialismo di Heidegger, T ur ín,
u1955, 2quien funda en estos problemas toda su critica a Heidegger.
* El termino alemán Verfallenheit ha sido traducido por el autor por
t
deiezione que nosotros hemos traducido por "caída" o "condición-de-yecta":
ecaída del Dasein en el sentido en que se dice, por ejemplo, calda del hombre
no ángel caído. [T I.
t 40
i
c
i
precisos. En esta distinción se oculta seguramente uno de los nú-
cleos de los problemas que quedan pendientes después de Ser y
tiempo y que de manera subterránea impulsan el posterior desarro-
llo del pensamiento heideggeriano.
Hemos visto que el estado-de-yecto es la efectividad del Da-
sein, esto es, el hecho de que el Dasein tiene ya siempre un cierto
modo global de relacionarse con el mundo y comprenderlo, modo
global qt.le está atestiguado en la disposicionalidad y en la compren-
sión. Ahora bien, ¿cómo se entiende concretamente en el Dasein
este poseer originario una prension y una comprensión preliminares
y globales del mundoUn..la cotidianidad media a que se atiene la
analítica existenciaria como su punto de partida, la comprensión
preliminar del mundo que constituye el Dasein se realiza como
participación irre lle xi
social,
. en sus prejuicios, ,en sus propensiones y repudios, en el mo-
do
va y "común" de ver y juzgar las cosasySi nos preguntamos qué sig-
nifica en concreto el hecho de que el Dasein tenga ya siempre una
a c r i t i c a
cierta comprensión del mundo, hasta emotivamente definida, la pri-
mera e respuesta
n que encontramos es la de que, de hecho, el Dasein
u
encuentra n el mundo siempre a la luz de ciertas ideas que ha respira-
do c eni el ambiente
e r tsocial en el que se encuentra viviendo. Ya obser-
vamos o que el hombre no aprende a usar el mundo como, totalidad
de instrumentos tratando de emplear todos los instrumentos indivi-
m u n
duales
que d o
- es aún más importante, oye hablar de ellos. Con la idea de
mundo h i s t
; e l como totalidad de instrumentos se vincula pues inmedia-
tamenteó r e li hecho c de que el Dasein está en el mundo junto con
h o que es e s t a r
otros, o -
m
. b el 'inundo' que lo ocupa y preocupa. Esta identificación-con
común
r-ceo nen general
tiene " E l el cardaer del extravío en la publicidad del 'se'
vD an )"s. e i n
(ma
l)asein
e
5 ° está siempre junto con otros tiene la tendencia a compren-
eder el s
mundo según la opinión común, a pensar lo que se piensa, a
cp r e
P r i sobre
proyectarse m la base del anónimo se de la mentalidad pública.
có i scuando
eAun r a o en concreto está contrapuesto a los demás, el Dasein
m
dpor loncomún permanece dentro de los esquemas del se: "Nos apar-
e
to
etamos
e de la 'ra n masa' porque se apartan de ella. Encontramos
lt
p o
o
d r Essere o e tempo, traducción citada, N & 279.
sy
q
d
u 41
p
e
o
m
e
r
á
n
l
'escandaloso' lo que se encuentra escandaloso" ( l a bastardilla es
nuestra). En el mundo del "se" dominan la charla sin fundamento,
la curiosidad y el equivoco: el carácter común de -
fenómenos
t o d o s es e els hecho
t o des que en_ellos el Dasein tiene la impresión
de "comprenderlo todo sin ninguna aproplaciót preliminar de la
cosa" .
hayamos
52 verificado, sino tan sólo porque son comunes. En lugar de.
la
,L a apropiación originaria de la cosa, se verifica aout la pura amplia-
ción y la pura repetición de lo que ya se ha dicho.
s
53 Este hecho de pertenecer .al mundo del "se" no es sólo un 11
omite p negativo y no es algo que pueda •
.
-iu n no- i m a g i n a r
diea este
o v estadoi t interpretativo
a r cotidiano en el cual ha crecido. En él,
encporeél,oy contra él se realiza
nen estado-de-yectotoda genuina comprensión".
tar
54 ante
P o tod6
r e s - en el mundo del "se", la'elisten-
s
cucia es siempre n a
originariamente inauténtico.. En este sentido, con el
icestado-de-yecto está vinculado lo que Heidegger llama la conclicidn
sod e
im -de-yecta '
óytos
u - e límites, siempre (la bastardilla es nuestra) está entregado a este
nncestado
s tl e t rinterpretativo", es decir, a la mentalidad del Se ,
if
g
traposición
S E n a esto,
c o¿qué
n es
- la autenticidad? Cuando introduce estos
deaftérminos,
ei
esoqinauténtico,
56 u por cuanto siendo él mismo su propia posibilidad,
s
l ce"puede, en su Dasein, o bien 'elegirse', conquistarse, o bien perderse
H e i d
iea"ye no e conquistarse en modo alguno". Por otra parte* en uno de
g g e
bcllos
lr pasajes que recordamos poco antes, la inautenticidad parece ca-
racterizada esencialmente por la incapacidad de alcanzar una verda-
eodD d aapertura
dera i en dirección de las cosas, una verdadera comprensión,
m
r ascya queee en vez de encontrar la c6sa misma se mantiene uno en las
ap(iq n
daV ,u
51 ' bid.. págs. 215- 6
areee
,trne 52 ;bid., pág. 271.
"efpl 53 Ibtd., pág. 270.
E nar
D 54 !bid., págs. 271- 2.
l,lia 56 /130., pág. 269.
D nlm
s 56
aoeee T
spnri 42 h i
eohln d.
ireup ,
nqg p
opiniones comunes. La autenticidad (Ekentliehkeit) es tomada por
Heidegger e n
tivo
— "propio" (eigen): autdfitiEffies el Dasein que se apropia de sí,
es e rdecir, que se proyecta sobre la base de su posibilidad más suya.
Este tema, que se desarrollará y tendrá su explicación exacta en la
s e n tsección
i d
segunda de la obra, se entrecruza ahora con el aspecto cog-
o
noscitivo •
e t i del
-análisis m se: el Dasein inauténtico es incapaz de abrirse verdade-
ramente
q u e , ag las cosas; no posee esa "pureza y conformidad con el he-
o l ó
cho" i ce que
og son propias del discurso y de la comprensión.. ¿Qué ne-
sxo
l i entre
hay el no e le g irse
ú t
-e n r averdaderamente de sf, y la incapacidad de llegar a las co-
apropiarse
ve n i Yl m
sas? todo, ¿cómo puede configurarse, en la pyspectiva ,hei-
l s sobrea
deggeri
o a,na, un "llegar a las cosas"?
pe o sComencemos
i b i l i d a deste segundo problema. Hemos visto que
sp r o p i por
para a ,
e n Heidegger el conocimiento no es la relación de un sujeto con
e
un objeton t
exterior r a él; e
es en cambio la articulación de una com-
m c o
en a e de que
prensión l el Dasein siempre dispone y en la cual se encuentra
n
nx i i fya enorelación con el mundo. Pero si ello es así, parece difí-
siempre
i distinguir
cil e entre un conocimiento "verdadero" y un conocimien-
ó "falso",
sto t n entre un discurso que descubra las cosas y una pura
charla sin fundamento. Ambas cosas son, en efecto, articulaciones
ac
de
o cierta precomprension: también el mundo del se está constitui-
e
do por una precomprensit5n, es un "proyecto" del mundo. En el
nn
pasaje e n que habla d e l círculo comprensión-interpretación,
ee
Heidegger dice que:
ll
pa "en él se oculta una posibilidad positiva del conocer
rd más originario, posibilidad que es captada de manera
ji genuina sólo si la interpretación comprendió que su ta-
realnimera, duradera y última es la de no dejarse impo-
me
ner nunca pre-disponibilidad, pre-videncia y pre-cogni-
e- ción (son los términos constitutivos de la precompren-
r sión) por la situación o por las opiniones ,comunes, sino
p que debe hacerlas surgir de las cosas mismas con lo que
l quedará garantizada la cientificidad del terna" .
a 58
n 57 !bi d., pág. 270.
o 58 Ibi d., pág. 250.
e 43
n
e
l
Hay pues una precomprensión que no se limita a expresar
que la situación histórico-social pertenece al mundo del se; trátese
de una precomprensión que surge de alguna manera de ta cosa mis-
ma: no evidentemente en el sentido de clue la cosa se dé de algún
modo como simple presencia, sino en el sentido de que-la compren-
s. ion que realmente abre al mundo es nuestra relación concreta con
la cosa. La charla habla de todo y especialmente de las cosas con las
que no tiene una relación directa; la autenticidad_ es apropiación
fundamentalmente en este sentido: se apropia de fa cosa al relacio-
narse directamente con ella. Todo esto, aunque todavía vago, está
sin embargo atestiguado claramente por nuestra experiencia co-
mún: hablar con conocimiento de causa sólo se puede cuando se ha
experimentado de algún modo directo aquello de que se habla; y
este experimentar nunca se entiende principalmenfe Como encuen-
tro de un sujeto con un "objeto", sino que se lo entiende como una
relación más caniPleja, -
expresión
c o m o "hacer l a una experiencia" o "tener experiencia" (piénsese
en
q elusentidoe que tiene "hacer experiencias" en la Fenomenología
sdel espíritu
e de Hegel).
El encuentro "directo" con la cosa está" pues vinculado con la
e x p r e s
apropiación de la cosa como tal; pero como ésta no es nunca simple
apresencia
, sino que es instrumento, apropiarse de la cosa quiere de-
pcir también,
o r radicalmente, incluirla dentro delproyecto pro-
y más
epio de j existencia.
e m Desde este punto de vista se comprende cómo la
pinautenticidad
l o del
, se consiste en el hecho de que el suyo no es nun-
ca un verdadero "proyecto"; las cosas de que habla el se no son en-
e
contradas en el ámbito de un proyecto concreto, decidido y'elegido
nverdaderamente por alguien; es decir: si las cosas son instrumentos
l y el instrumento es tal únicamente en el proyecto, el proyecto im-
aplica empero una elección y una decisión de proyectar; sólo en un
proyecto así concretamente querido las cosas son verdaderamente
lo que son. El "proyecto" del se nunca es decisión de alguien; es só-
lo una especie de fondo de que tiene necesidad la elección del indi-
viduo pero sólo como fondo para destacarse de él. En el se lis cosas
desligadas de un verdadero proyecto no se presentan en su verdade-
ra naturaleza de posibilidades, sino que se presentan sólo como
"objetos"; hasta la concepción del ser de las cosas como simple
presencia se revela así vinculada con la inautenticidad y con la falta
de apropiación que caracteriza al se. El encuentro con las cosas, el
44
conocimiento verdadero, implica en cambio que el Dasein asuma en
cierto modo responsabilidades: este tema constituirá el centro de la
segunda sección de Ser y tiempo. La expresión a s u m i r
dades
. . . no significa aquí que Heidegger privilegie la autenticidad co-
mo
r e suna
p o condfcion
n s a b i l i -moralmente mejor. Heidegger descarta que la
distinción entre auténtico e inauténtico tenga, por lo menos en la
analítica wdstenciaria, un significado moral.' 9 La analítica existen-
ciaría se limita a señalar que las cosas se presentan Verdaderamente
en su naturaleza de posibilidades abiertas sólo en el ámbito de un
proyecto decidido; en el mundo del se, las cosas se dan sólo de ma-
nera empobrecida y "deyecta", es decir, en un modo que no es di-
ferente de aquel modo en que ellas son en la existencia 'auténtica,
sino en un modo que es sólo una derivación empobrecida de aquel.
Pero al análisis no le interesa establecer cuál modo sea "mejor"; só-
lo le interesa establecer cuál es el modo originario del cual depen-
de el otro. Y ese modo originario, que hace posible al menos origi-
nario, es el proyecto decidido de la existencia auténtica.
Esta es la conclusión de la primera sección de Ser y tiempo."
Los resultados del análisis desarrollado hasta aquí son retomados
en la definición de! Dasein como Sorge [cuidado, cura, preocupa-
ción], que equivale a lo que indicamos antes con la expresión gene-
59 Véase por ejemplo Essere e tem po, traducción citada, página 107:
" La inautenticidad del Dasein no implica empero un ser 'menor' o un grado
'inferior' de ser"; y en la página 284: " La existencia auténtica no es algo qtie
se desarrolle por encima de la cotidianidad de-yecta; existencialmente ella es
sólo una versión modificada de és ta
ria
. no tiene la pretensión de formular juicios 6nticos sobre la ' corrupción de
_la naturaleza
L a humana' ; y esto no por que nos falten pruebas, l i no porque su
problemática se plantea mis acá de cualquier juicio sobre la corrupción o no
i n t e r pder los
corrupción e t entes".
a c i óLan alternativa auténtico-inauténtico no ha de con-
o n t o
fundirse c onl la
o de
g existencial
i c o e y xexistenciario ni con la de ontico y ontológico
(véanse
i s t las e nnotas
c i 16a y- 18). La autenticidad no es asumir el punto de vista fi-
losófico (existenciario); y se puede ser autentico también (y hasta fundamen-
talmente sólo así) en el plano existencial y ontle6. Sin embargo, puesto que
la problematización filosófica de la existencia es para el hombre que filosofa
una probabilidad existencial, se puede plantear el problema de si dicha pro-
blematización existenciaria no exige también necesariamente la elección exis-
tencial de la autenticidad. Una indicación de esta problemática, no resuelta,
se puede ver en la página 68 de la citada traducción: " La analítica existencia-
da, por su parte, tiene en Litima inttancia raíces existenciales, esto es onticas".
La dedicada (véase la nota 24) al "analisis fundamental del Dasein
en su momento preparatorio".
45
rica de "asumir responsabilidades" (en un sentido no moral, como
queda dicho). l a Sorge es "pre-ser-se-ya-en (un mundo en cuanto
ser cabe lo junto a l (el ente que se encuentra dentro del mun-
db SO/e es erser del Dasebi ya en su modalidad autentica,
)ya " en la modalidad inauténtica; pero esta última, co
.
do
6 claramente de los varios pasajes de la analítica existencial, no es
—
mis
m que el modo de ser parcial, derivado y d e
1
ras
---- y eautenticas;
r t o d por e eso ell estudio
a s del Dasein en el
presenta sh ta r ur ec st uu l -t media
en la cotidianidad
-e
o m o d o e r a -qde conduce
u e empero al descubrimien-
to de las estructuras auténticas la existencia..
s e
Hay una razón profunda de que Heidegger pase aquí a la se-
gunda sección de la obra, es decir, que pase del análisis preparatorio
a un -nivel mis radical: y este paso se produce cuando se llega a las
ideas de estado-de-yecto y de "calda". Ya dijimos que el hilo con-
ductor de la indagación heideggeriana es concretar aquel yo que el
trascendentalismo concebía siempre corno yo Puro.. Aquí, en cam-
bio, se manifestó claramente que el yo p u e d e
de
– apertura del mundo (que el trascendentalismo le asigna) predSa-
- mente
r e a l i zena la r medidae s en a que ese ya no es puro, sino que está concre-
tamente situado y definido. Sólo a un proyecto definido y "finito"
f u n c i ó n
las cosas pueden manifestarse en su verdadera esencia de cosas.
,tesAden llegar
- a la noción de estado-de-yecto y a la noción de auten-
ticidad, "podía parecer que el ser en el mundo era una armadura rí-
gida en cuyo interior tuvieran lugar la
Dasein
s. r evon l asucMundo
i o n esins que la 'armadura' misma estuviera impli-
cada en su se r"
p o s i b l e s
el
6 2yo ;trascendental.
e s Pero la idea de Geworfenheit nos mostró que el
dproyecto e l
d e c i mismo r , está históricamente definido p o r lo tanto, que
es "finito". La finitud y el estado-de-yecto no scln sencillamente as-
e l
pectos del Dasein que se sitúen junto a los otros aspectos antes des-
D
cubiertos.s Sr únicamente en cuanto lanzado e l
a
.e Di a n
proyecto, s ésto
e i nquiere p decir
u que
e d la deworfenheit
e es la raíz misma de
p
stodas alas
e estructuras
r r existenciales del Dasein. Habiendo partido de
e c í
la posición de que el ser del Dasein no se puede pensar en términos_
ade simple presencia, encontramos aquí la razón y la significación
púltima de o este hecho. El Dasein no es simple presencia porque es
d e
61 Essere e tempo, traducción citada pig. 301.
r
c a62 * . 280.
m 46 b
i a r
s e
p
proyecto lanzado. En este punto termina el análisis preparatorio y
la obra se sitúa en un nivel más radical y originario, en el cual, co-
mo es característico del método heideggeriano; los resultados del
análisis anterior "se repiten", es decir son vueltos a encontrar en su
fundamento.
67 Tal vez sea útil recordar aquí la_ distinción kietkegaardiana ent3 vida
estética y vida ética; de la vida estética es símbolo la figura de Don Juan, de
la vida ática es símbolo el marido: el primero vive en el instante y en la dis-
continuidad, el segundo en l a continuidad de una historia fundada precisa-
mente en una decisión. Sobre esto véase de Kierkegaard, Auf Aut, traducción
italiana (parcial) de R. Cantord, Milán, 1956; y el Diario del seductor (origi-
nariamente contenido en Aut Ala), traducción italiana, de A. Veraldi, Milán,
1955. Si l a analogía de autenticidad e historicidad hace pensar en Kierke-
gaard, igualmente relevante es la analogía entre la función que Heidegger atri-
buye aquí a l a muerte y la significación que ésta tiene en las páginas de la
Fenomenología del espíritu de Hegel dedicadas a la dialéctica a m o
Para
• Hegel et precisamente el miedo a la muerte lo que hace reconocer al es-
clavo lsu
a vesencial
o . de E.libertad propia. Vei.se Fenomenología dello spin's°, traduc-
e s citaliana
ción de Negri, Horencia, 1961, vol. Z
,50
págs . 1 6 1 - 2 .
dales de la existencia inauténticdes la incapacidad de apropiarse de
las cosas en su verdsdera esencia de posibilidades. Ahora, la antici-
pación de la muerte, que constituye al Dasein como un todo autén-
tico, suministra la fundación radical del hecho de que el Dasein
auténtico es tal precisamente y sólo en cuanto se relaciona con el
mundo en términos de posibilidades. Y, de manera más general, en
el análisis preparatorio de la primera sección de Ser y tiempo, la
autenticidad permanecía en suspenso y en cierto modo "abstracta",
pues era todavía principalmente la estructura de fondo que la re-
flexión existenciaria descubre sólo en la inautenticidad de lo coti-
diano. El concepto de anticipación de la muerte pone de manifiesto
lo que es, precisa y concretamente, la existencia auténtica.
Pero todavía se trata, dice Heidegger, de una delineación de
la autenticidad en el nivel puramente existencial; se trata de una es-
pecie de hipótesis ontológica en la que todavía no sabemos si la au-
tenticidad tiene un correlativo en el nivel ántico y existencial." En
sustancia, ahora que se ha precisado la noción de autenticidad-tota-
lidad mediante el concepto de anticipación de la muerte, se trata de
ver si en el plano existencial, no en el de la reflexión filosófica sino
en la vida concreta, el ser para la muerte se presenta como término
efectivo de una alternativa que el Dasein puede elegir. El problema
es:
69 pág. 199,
/ 51
bi
d.
,
d o s" ,
nos
7 ° referiremos en la medida mínima indispensable para dar una.
id
ceao de la problemática final de la segunda sección de Ser y tiempo.
Com9 ya se dijo, el problema consiste en descubrir la posibi
m o
dad existencial
li- de un auténtico ser para la muerte. En la cotidiani-
l media,
dad inauténtica y de-yecta en que se presenta el Dasein,
¿cómo
o es posible el paso a la existencia auténtica? Huelga advertir
aquí,
s que dada la distinción entre existencial y existenciario no se
puede
c pensar que ese paso pueda provocarse en virtud de alguna re-
ferencia filosófica a la autenticidad_ Hay que ver qué cosa, en la
o
existencia cotidiana misma, hace posible algo como un "hacerse au-
n
téntico" por parte del Dasein
. ctodas
ta L a las otras posibilidades, pero esto implica una especie de
momentánea
a en t i c i suspensión
p a c i ó de n la adhesión a esas posibilidades, supone
en p cierto
t modo salir de la maraña de perentorios intereses con que
d e
dichas posibilidades se imponen en su presencia efectiva. El estar
lo
disperso aen la adhesión a esta o a aquella posibilidad mundana
ms u precisamente
constituye e r t un carácter de la inautenticidad. Anticipar
d
laemuerte no quiere decir renunciar a las posibilidades efectivas,
quiere
p e odecirstomarlas i ben su i verdadera naturaleza de puras posibili-
dades,
c y esto exige una especie de suspensión de la adhesión a los
l i -
intereses
o intramundanos en los cuales estamos siempre dispersos,
Ahora bien, eso que en lenguaje coman se llama la "voz de la
n
conciencia" constituye justamente ese fenómeno existencial del
cualcpuede partir e/ "hacerse auténtico del Dasein".
71 i nada
dice E s que a puedav oserzdiscutidon o comunicado
o y por eso se puede
afirmare que habla como silencio, 72 Esa voz se limita a remitir al
Dasein n a sí mismo, lo cual significa qbe no ordena contenidos pre-
cisosc (en esto es análoga al imperativo kantiano), sino que sólo pide
al Dasein que asuma una posibilidad concreta, no porque an' se ha-
i
ce, sino como posibilidad Propia. Puesto que el Dasein vive siempre
ante atodo en la dispersión y en la inautenticidad, la conciencia ha-
y
bla "negativamente", en el sentido de que es como un hacer presen-
te a/ dDasein una culpa en la cual se encuentra desde siempre, En la
e 70
c 1b
u i ' ibzd., párrafo 54.
l 7d2.
52 p/ ,
p
abái
d.
, g
,
ap.
l á4
voz de la conciencia se nos anuncia una culpabilidad origium i.1 del
Dasein que no es posterior a ningún acto culpable, sino que, antes
bien, constituye el fundamento y la base de la posibilidad de cual-
quier culpa individual. La culpa que pone de manifiesto la voz de la
conciencia, por lo demás, no es sólo la "caída" como tal sino que
es In que funda la caída, es el estado-de-yecto. La negatividad a la
que siempre alude el concepto de culpa (una culpa se llama tam-
bién comúnmente una "falta") es la negatividad que caracteriza al
estado-de-yecto y que se manifiesta en el carácter de-yecto de la
existencia cotidiana. En el llamado de la conciencia el ser de-yecto
de la existencia inauténtica representa la situación negativa y de
dispersión en que se encuentra siempre el Dasein y de la cual debe
salir reencontrándose a sf mismo. Pero la inautenticidad cotidiana
está fundada en el estado-de-yecto: el estado-de-yecto es algo en
que uno se encuentra sin haberlo querido ni elegido; es pues una si-
tuación de la que se trata de cobrar conciencia. Heidegger resume
todo este complejo razonamiento diciendo que la nulidad (negativi-
dad) del Dasein que la conciencia presenta con la noción de culpa,
es el hecho de que el Dasein es el "fundamento de una nulidad"."
Como Dasein, éste es ese ente que es en la forma del poder ser, es
decir, que lleva en si su fundamento; pero por otro lado, en cuanto
lanzado, el Dasein no puede disponer de ese su estado-de-yecto, en
el cual ya se encuentra desde siempre.
¿Qué respuesta pide la voz de la conciencia? Como habla en
el modo del silencio, escucharla no puede significar tomar nota de
lo que dice y luego ver cómo se deba proceder. La voz de la con-
ciencia sólo se puede escuchar respondiéndole, lo cual significa salir
del anonimato del se para decidirse "por lo propio". La decisión
implica que las posibilidades entre las cuales está disperso el Dasein
inauténtico sean elegidas.como propias. Pero elegirlas como propias
quiere decir al mismo tiempo elegirlas como posibilidades verdade-
ras y en relación con la posibilidad mis propia, esto es, con la
muerte. La decisión que responde a la voz de la conciencia y que
hace auténtico el Dasein no significa sólo asumir responsabilidades
respecto a esta o aquella posibilidad existencial, sino que es deci-
sión anticipante de la muerte.
Con esta noción de decisión anticipante de la muerte se vin-
73 I b a , pfig. 421.
53
cula el concepto heideggeriano de temporalidad entendida como
sentido del ser del Dasein. En cuanto anticipación de la muerte, la
decisión posibilita autenticamente posibilidades, no se petrifica en
ninguna realización particular alcanzada: tiene un porvenir, un fu-
turo. Por otra parte, la decisión anticipante de la muerte es una sali-
da del estado de inautenticidad: pero ese estado es reconocido co-
mo tal sólo en la decisión, abriéndose al futuro propio, asume (re-
conociéndola por primera vez) su propia culpabilidad, en Ia cual se
encuentra ya sumida desde siempre y de la cual debe salir. El ser
lanzado como ser culpable es el pasado del Dasein. Por cuanto, se-
gún vimos, Ia decisión anticipante posibilita como posibilidades ver-
daderas las posibilidades efectivas; ella hace ver concretamente tales
posibilidades, es más, hace que se presenten al ser.
Para comprender el alcance de esta manera heideggeriam de
fundar fa temporalidad (con sus tres dimensiones: pasado, presente
y futuro) hay que tener en cuenta tres cosas.
a) Ante todo, que ésta quiere ser una verdadera fundación de
la temporalidad como tal y no sólo poner de manifiesto un "aspec-
to temporal" del Dasein. Si, como sostiene Heidegger, no podemos
pensar ni el ente en general, ni, sobre todo, el Dasein según el mo-
delo de la simple presencia, tampoco el tiempo podrá concebirse
con referencia a ese modelo. El ente intramundano nos ha remitido
al Dasein; resulta claro pues que, no según el modelo del ente, sino
sólo en el Dasein podremos encontrar las bases para concebir ade-
cuadamente el tiempo que, por lo demás, siempre se sustrajo a!
modo de pensar de la metafísica. La metafísica, en efecto, siempre
saltó el problema de la relación ser-tiempo al concebir sin más ni
más el ser como presencia.
b) Sin embargo, para Heidegger no se trata aquí de fundar la
noción de tiempo en la estructura existenciaria del Dasein; el tiem-
po no ha sido "buscado", sino que se ha presentado por sí mismo
como el verdadero sentido del discurso sobre el Dasein desarrollado
hasta aquí. Ahora bien, según hemos visto, el ser del Dasein se defi-
ne unitariamente como Sorge [cuidado, cura, preocupación]. El
sentido mismo de la Sorge es la temporalidad.
I. 1 ,
Qu
En los años inmediatamente posteriores a la publicación de
é dos primeras secciones de Ser)' tiempo. Heidegger se encuentra
las
e
frente a los problemas que, como vimos, señaló en el párrafo final
de
s aquella obra y que condicionan las posibilidades de desarrollo
del discurso comenzado en ella. En Sobre el humanismo, de 1947.
l
Heidegger dirá que Ser y tiempo no pudo llegar al fin del discurso
a
emprendido por insuficiencia del lenguaje, todavía demasiado con-
m
dicionado por la "metafísica"! De cualquier manera que se estime
esta
e t afirmación (formulada veinte años después de Ser y tiempo)
es sin embargo claro que desde las primeras páginas de aquella obra,
a f
Heidegger muestra que entiende su indagación como problematiza-
íción
s de las bases mismas de la filosofía occidental. Ser y tiempo,
icomo
c sabemos, parte de la comprobación de que el ser, en la tradi-
ación filosófica europea, se concibe según el modelo de la simple
presencia. Pe ro la presencia es sólo una de las dimensiones del tiem-
?po: se trata entonces de* poner de manifiesto el fundamento de la
metafísica (entendida por ahora corno esa doctrina del ser que se
encuentra sustancialmente idéntica en el fondo de todo el pensa-
miento europeo), analizando la relación ser-tiempo. En verdad, esta
relación no es tratada temáticamente en Ser y tiempo porque la
obra se interrumpe antes; pero por lo menos se ha llegado al resul-
Ueber den Humanismus op. cit., pág. 17.
59
tado de poner de relieve la conexión peculiar que vincula el ser
—como aparecer del ente en el mundo— con el Dasein y también el
carácter constitutivamente temporal e histórico del Dasein.
Sin embargo, aun atendiendo a las páginas de Ser y tiempo
sobre la temporalidad y Ia historicidad del Dasein, el "hecho" del
que parte Ser y tiempo (es decir, la tendencia que se afirma en toda
la tradición filosófica occidental a concebir el ser según el modelo
de la simple presencia) no es un accidente que se pueda hacer a un
lado con un simple paso teórico; en la dificultad de proseguir su in-
dagación, Heidegger señala los agobiantes condicionamientos ejer-
cidos sobre él por toda una tradición de' pensamiento cristalizada
en el lenguaje filosófico de que dispone. Ya teóricamente (en la ela-
boración del concepto de temporalidad e historicidad de Ser y
tiempo), ya prácticamente (con la dificultad experimentada al in-
tentar problematizar la concepción metafísica del ser como simple
presencia a causa de la insuficiencia del lenguaje), Heidegger se en-
cuentra pues ante la necesidad de reflexionar sobre las bases y la
significación de la metafísica, esto es, de la concepción del ser que
él encuentra sustancialmente unitaria y presente en toda la tradi-
ción occidental. Su pensamiento se podrá desarrollar sólo en Ia me-
dida en que, proyectindose, asuma efectivamente su propio pa-
sado, su propia condición histórica, que es la de pertenecer a cierta
tradición y a cierto lenguaje conceptual.
2 Acerca del empleo del término "metafísica", conviene ade-
lantar desde ahora, a los efectos de la claridad, el desarrollo de su
significación en las obras de Heidegger. Ya en Ser;' tiempo (ver so-
bre todo los párrafos l y 6, en el último de los cuales se habla ex-
plícitamente de la necesidad de una "destrucción de la historia de
la ontología", ya que, "a pesar de todo el interés por la 'metafísica'
el problema del sentido del ser cayó en el o lvid o "
to
3 que concibe el ser sobre la base de la simple presencia es conside-
), e 2l p e n s a m i e n -
del problema
V del ser [...1 debe asumir la tarea de indagar la propia historia,
esto es,ede hacerse historiogratia para poder asi, mediante la apropiación po-
sitiva del pasado, entrar en plena posesión de las posibilidades problemáticas
i mis propias, El problema del sentido del ser —de conformidad con
que te son
el m odos que l o caracterlia, es decir, por el hecho de ser la explicación preli-
minar dele Dareinhistoriogrificarnente".
en su temporalidad y en su historicidad— lleva por si mismo
a comprenderse
&
as
m
60 p'
e
ár
ge
.e
rado un pensamiento "infundado" que olvida el verdadero proble-
ma al que debería prestar atención. Sin embargo, el término meta-
física, tanto en Ser y tiempo como en los escritos contemporáneos
a dicha obra y en los inmediatamente posteriores (por lo menos
hasta el escrito sobre la verdad de 1930), continúa aún indicando
en general aquel pensamiento que se plantea el problema del ser
allá (metd) del ente como tal. En este sentido la prelusión
sobre ¿Qué es la metalisica74afirmará que la metafísica está
connaturalizada con el mismo Dasein del hombre p o r cuanto (co-
mo se vio en Ser y tiempo) el conocimiento del ente implica ya una
comprensión preliminar del ser del ente, es decir, el "proyecto"'
[proyección] dentro del cual el ente llega al ser apareciendo en la
presencia; esto implica un fundamental trascender del ente por par-
te del Dasein, que, comprendiendo al ser, va siempre mds alld del
ente corno tal.
No obstante, en la historia del pensamiento occidental, este
trascender el ente en la dirección de una conciencia del ser siempse
implicó de hecho un "error", pues siempre estuvo, la tendencia a
concebir el ser sobre la base de la simple presencia. A partir del es-
crito Introducción a la metaffsica, de 1935
asume
6 e l asít ené Heidegger
r m i n una
o connotación decididamente negativa:
metafísica
m e t aes todo
f í el pensamiento
s i c a occidental que no supo mante-
nerse en el nivel de la trascendencia constitutiva del Dasein al colo-
car el ser en el mismo plano que el ente. En otras palabras, el cono-
cimiento del ente presupone en el Dasein una constitutiva compren-
sión previa del ser (el proyecto) y esto es lo que se entiende por
trascendencia del Dasein respecto del ente; esa trascendencia se re-
fleja, en el hecho de que, desde los comienzos de la historia del pen-
samiento occidental, la filosofía formula el problema del ser del
ente, es decir, de aquello•que constituye el ente como tal (su "esen-
cia"; piénsese en la problemática -
a risto td lica
d e4 Was i s t Metaphysik?,
l a Bonn, 1929; 4ta. edición con una apostilla,
oFrankfurt,
u s1943; z 5a,' edición
a con el agregado de una introducción, Frankfurt,
y1949: traducción italiana de A. Carlini, Florencia 1953.
a 5 Che coed
n t laemetafisica?,s trad. cit., pig. 33.
e n
6 Einfithrung i n di e Metaphysik, Tübingen, 1953. Es el texto de un
curso universitario de 1935, con agregados y retoques posteriores (distintos
del texto original); traducción italiana de G. Masi, Milán, 1968.
61
/-
10 s
er
11 O . Pi3ggeler, Der Denkweg M. Heideggers, pag. 88, ve aquí precisa-
menteyuna interrupción del discurso de Ser y tiempo.
t i
12
e ¿Qué es la metafísica?, traducción Italiana citada, págs. 3- 4.
m Entre estas obras publicads después de Ser y tiempo, ocupa un pues-
13
p
to importante Kant und das Problem der Metaphysik,. Bonn, 1929 (traduc-
ción i o
tal,i ana de M . E. Reina, Kant e i i problema della metatisica, M ilán,
1963),t trabajo que fue elaborado juntamente con Ser y tiempo y que desa-
rrolla una temática con especial referencia a Kant. Véase en la Bibliografía
r
las obras dedicadas a la interpretación heideggeriana de Kant.
a
d 63
u
c
c
gado a él de la "diferencia ontológica",
el
14problema
e l p de r la
o verdad."
b l e mLas a tres investigaciones constituyen un
"ciclo" que se cierra con la conferencia Sobre la esencia de la ver-
d e l a
dad de 1930, la cual contiene la apertura para los escritos posterio-
n a d a , "
res y hasta se la puede considerar como la primera obra de ese "se-
gundo" Heidegger sobre quien la crítica discutió tanto (sobre esto
véase la "Historia de la critica" al final de este volumen).
Como lo sugiere el propio Heidegger en las palabras prelimi-
nares escritas para la tercera edición de Ira Esencia de/fundamento
(1949), este ensayo y Que' es la metafflica? —pero, como veremos,
también La esencia de la verdad—, se pueden considerar unitaria-
mente como elaboraciones del problema de la negatividad o tam-
bién —ya semisma.
verá la razón de esta identificación— del problema de la
metafísica
El ensayo sobre La esencia del fundamento parte del análisis
del principio de razón suficiente, formulado explícitamente como
tal por Leibniz pero que está presente en toda la historia de la me-
tafísica como principio de causalidad. De conformidad con ese
principio, todo lo que existe tiene una causa o fundamento y el co-
nocimiento del ente es el conocimiento que lo conoce en su funda-
mento (para Aristóteles, por ejemplo, la ciencia es ei saber de las
causas o principios). ¿Por qué el principio de razón suficiente tiene
validez universal, es decir, es válido para todos los entes? Sobre la
base de lbs resultados de Ser y tiempo, también la validez de este
principio debe hacerse remontar al Dasein: en efecto, no se puede
pensar que la validez del principio se funde en algún carácter del ser
entendido como algo objetivo (esto es, sencillamente presente). Si
los entes vienen a! ser sólo en cuanto se sitúan en el mundo como
proyecto abierto e instituido por el Dasein, la validez del principio
de razón suficiente deberá también ella ser referida al Dasein que
instituye el mundo en el cual el ente aparece. Ahora bien, el Dasein
14 vom Wesen des Grundes, Halle, 1929, 3a. edición con el agregado
de un prefacio, Fr ankfur t, 1949; traducción italiana de P. Chiodi, L'essenza
del fondamento, M i l i n, 1952, reeditada ahora junto con Ser y tiempo, Tur in
1969 (a esta edición nos referimos).
64
como Sorge, es decir, cómo "pre-ser-se-va-en (un mundo) en cuan-
to ser cabe [o junto al (el ente que se encuentra en el mundo)"
es
11constitutivamente alguien que, en cuanto se proyecta (abre el
mundo), asume siempre su propia situación y de tal manera hace
que se haga presente el ente que se le presenta: son, c
dará,
- las tres dimensiones de la temporalidad del Dasein, to que
como
o i n otemporalidad
s e r constituye
e c o r el- sentido unitario de la Sorge. El
Dasein en cuanto proyecto lanzado tiene ya una comprensión del
ser del ente, comprensión que se articula en un discurso (el discurso
es un existenciario) en el cual los entes están concatenados entre si'
en la forma de la justificación o fundación.
Pero esto significa que el principio de razón suficiente en ge-
neral vale sólo porque está_ el Dasein que, proyectándose y asumien-
do la situación, abre el mundo como totalidad de entes, es decir,
como un conjunto "sistemático" ligado por una estructura de justi-
ficación fundante (recudrdese lo que se dice en Ser y tiempo sobre
el mundo como totalidad instrumental y de significados: esa totali-
dad puede ser tal sólo en la forma de un sistema de referencias y
por lo 'tanto de justificAciones y de fundaciones). El principio de
razón suficiente vale pues porque esta el Dasein como proyecto lan-
zado que abre el mundo. El "verdadero" fundamento es entonces
el Dasein mismo por cuanto, primero y mis fundamentalmente que
el ente, comprende el ser, es decir, abre un horizonte en el cual se
hacen visibles los entes, pero el hottonte trasciende y precede (no
evidentemente en un sentido cronológico) a los entes. Toda verdad
óntica (todo conocimiento del ente) supone la verdad ontológica
(la comprensión del ser, el proyecto como proyección). Pero el
Dasein como tal no es un "fundamento" en el sentido del principio
metafísico de razón suficiente ; en esta esfera, el fundamento o es a
su vez fundado o, si es el fundamento Ultimo, es último en cuanto
se considera justamente como una simple presencia más alld de la
cual no se puede ir, presencia que se impone como tal precisamente
porque es, de alguna manera, presencia total (el Dios como acto
puro de Aristóteles y de la tradición metafísica es precisamente
acto puro por cuanto es todo en acto, todo "realizado", es una pre-
65
senda totalmente deplegada como tal)."
El Dasein no puede a su vez ser fundado porque es precisa-
mente él quien abre ese horizonte, el mundo en el cual se sitúa toda
relación de fundación; por otro lado, no es tampoco fundamento
último en el sentido de ser una simple presencia más allá de la cual
no se puede ir y de la cual todo "deriva" o "depende": no es una
simple presencia porque el Dasein no es otra cosa que proyecto; no
es algo que "sea" y que luego proyecte el mundo, no es algo que
existe como "base" estable de este proyectar. El Dasein en su tras-
cendencia es fundamento, Grund, sólo como A b
senci
- a de fundamento, como abismo sin fondo.
ve
19 del
g r uE n Dasein
dl , f cuque
no abre
dma eior mundoacomo u conjunto
- articulado en la
forma de la "justificación racional" tiene pues a su vez su raíz en
p o s i t h
una "falta de fundamento", en una negatividad que sin embargo se
manifiesta tan sólo sobre la base de la idea metafísica de fundamen-
to, pero que en verdad abre y hace posible todo acto de fundación
en el interior del ente. Esto es lo que se propone decir Heidegger
cuando, en las palabras preliminares escritas en 1949, habla de la
"diferencia ontológica" como tema de ese escrito sobre el funda-
mento. Diferencia ontológica (otra expresión que en los escritos
heideggerianos más recientes tiene una posición central) es aquella
por Ia cual el ser se distingue del ente y lo trasciende,
luz
2 a la cual el ente se hace visible. La negatividad del Abgrund que
es el propio Dasein expresa cabalmente la diferencia ontológica, el
" p u e s e s l a
hecho de que el ser (del cual Dasein debe tener una comprensión
preliminar para hacer aparecer, es decir, para hacer posible el ente
como tal) no es el ente y respecto de éste no puede sino aparecer
en la forma de la negación.
La conexión del principio de razón suficiente con el proble-
ma de la negatividad y de la nada está, por lo demás, atestiguada
por la formulación misma que el principio tiene en Leibniz: "ratio
21) Véase Ser y tiempo, traducción citada, pág. 99: " EI ser es el fraseen-
dens puro y simple".
66
est cur alicuid potius exista quam p e r o en este ensayo
Heidegger se limita a señalar el hecho y deja pendiente el problema
de ver "por qué con el 'cur' pudo vincularse el 'potius quam' "
2 2 Este problema, "¿por qué el ente y no más bien la nada?", es
el problema que Heidegger considera constitutivo de la metafísica
(la cual se manifiesta siempre como esfuerzo de ir "más allá" del
ente cuestionando el ser); sobre la base de la solución —o mejor di-
cho de la no solución — que da de ese problema, la metafísica se
de
hecho
fi de que el "no más bien" expresa la trascendencia del Dasein,
el
n ehecho de que se refiera antes que al ente al ser mismo. En efecto,
preguntar tan sólo "¿por qué el ente...?" significa permanecer en el
c
interior del razonar que justifica y funda; pero agregar "¿...y no
o
mis bien la nada?" significa, como se aclarará en la Introducción a
m metafisica, plantear el problema general de la totalidad de fun-
la
dantes-fundados,
o significa trascender el ente y sus nexos de funda-
ción
t internos al tratar el problema del ser como tal. El hecho de
que, en La esencia del fundamento, la diferencia ontológica aparez-
a
ca en la forma del no, de la negatividad, indica una peculiar rela-
lción entre ser y nada que es la misma expresada por la pregunta
.metafísica fundamental. Plantear la cuestión del ser del ente signifi-
E también plantear la cuestión de la nada, e , inversamente, sólo
ca
planteando
l realmente la cuestión de la nada se plantea la cuestión
del ser del ente.
c
El nexo entre problema de la nada y problema del ser se ma-
a
nifiesta explícitamente en ¡Qué es la metaffsica?, la prelusion que
rHeidegger pronuncia cuando en 1928 lo llaman a Friburgo como
á
sucesor de Husserl. Todas las ciencias, dice Heidegger, se plantean el
c
problema del conocimiento del ente, del ente y nada más. Pero,
t¿qué es esta nada? Para poder elaborar este problema debemos ver
si
e tenemos alguna experiencia de la nada. Esa experiencia se nos da,
no en un nivel de compresión, sino en un nivel emotivo, y es la an-
rgustia. De la angustia ya se había hablado en Ser y tiempo (párrafo
c40) y se la había señalado como "disposicionalidad fundamental" y
e
"apertura específica del Dasein". A diferencia del miedo, que es
siempre
n miedo a algo, la angustia se revela como miedo "a la na-
t
r " La razón es aquello por lo cual existe algo en lugar de la nada".
a 22 La esencia del fundamento, traducción citada, ph. 675.
l
67
d
e
e
s
da": la persona angustiada no teme a este o a aquel ente, sino que
más bien siente que se hunde en la insignificancia todo su mundo,
pero no puede indicar algo preciso que le dd miedo. Reconocer que
la angustia es miedo a nada significa empero algo muy diferente de
hacerla disipar. El miedo a la nada, que es la angustia, se explica só-
lo admitiendo que en ella aquello de que se siente amenazado el
Dasein no es este o aquel ente en particular, sino que es la existen-
cia misma como tal. En cuanto proyecto que abre e instituye el
mundo como totalidad de los entes, el Dasein no está "en medio"
de los entes como un ente entre los demás; cuando advierte este he-
cho —y, como podemos decir ahora, cuando advierte su propia tras-
cendencia— se siente en un ambiente extraño, ajeno en el mundo,
en el cual no se siente como en su casa porque justamente advierte
que no es un ente del mundo como los otros entes. En cuanto mo-
do de existir en la trivialidad cotidiana, el Dasein se concibe como
ente entre otros entes, y hasta se siente protegido y tranquilizado
por los entes que lo rodean; el simple miedo atestigua esto, ya que
tener miedo de algo significa concebirse siempre como "dependien-
te" de ese algo de alguna manera. La angustia, como miedo que no
se puede explicar de ese modo, como miedo de nada, coloca al Da-
sein frente a su propia trascendencia, frente a la existencia como tal
(y para entendernos mejor diremos tambidn, frente a su propia
"responsabilidad": porque es el Dasein el que abre e instituye el
mundo).
La novedad que surge de ¿Que es la metairsica? (y menos
explícitamente de La esencia del fundamento) es la conexión explí-
cita del problema de la nada y de la angustia con el problema del
ser.
68
no procede nada, debe invertirse ahora: de la nada procede todo
ente eh cuanto ente.
to:
24 que A de
q ula nada
í provenga iodo ente en cuanto ente no quiere de-
cir
i n i p o r t aprovenga la-"realidad" del ente entendida como
que de la nada
simple presencia; ha de entenderse en cambio que el ser del ente es
scomo u unb colocarse
r a dentro del mundo, cpmo un aparecer a la luz
y a r
que el Dasein proyecta en su proyectarse. Contrariamente a la con-
l
cepción a ser como simple presencia, la ckcepción del ser, que se
del
anuncia
e x p implícitamente
como r supuesta en Sei y tiempo y
critos
ee n seposteriores,
s i t o ós es precisamente
e s - la concepción del ser como "ltiz"
proyectada
n p o r el Dasein como proyecto.
empero
25 E el
l Dasein
h eseac siempre
h o proyecto Lanzado, como hemos visto,
e
descarta
dn e que el serqpuedauconcebirsee como su "producto'y que la
filosofía de Heidegger se reduzca a alguna forma de idealismo
c
empírico uo trascendental. Estas dos doctrinas suponen siempre,
inseparablemente,
a n una concepción del ser como simple presencia y
una
- concepción del Dasein que olvida el carácter de ser lanzado:
ambas lo resuelven todo en la relación sujeto-objeto, en la cual el
sujeto o bien funda y produce directamente la realidad (simple
presencia) de las cosas (idealismo empírico: esse est percipz) o bien
por lo menos funda y ordena el mundo como mundo de Ia expe-
riencia (trascendentalismo kantiano o neokantiano). En ambos ca-
sos, no se pasa más allá del sujeto y m'in' éste, lo mismo que el obje-
to, es concebido como presente y se olvida su carácter de "lan-
zado".
Ahora bien, el sentido del discurso desarrollado por Hei-
degger en estos dos escritos que examinamos (con la elaboración
del nexo-nada) es precisamente la manifestación del hecho de que
en el fondo de la relación 'del Dasein con el ente hay una relación
mis importante, por ahora todavía oscura, indicada sólo como la
"trascendencia" del Dasein, que es relación con la nada en cuanto
relación con lo diferente del ente, con lo que no se reduce al ente
(la nada como "nada del ente"). Esto es lo que expresa explícita-
mente una página de La esencia del fundamento:
69
"El proyecto del mundo hace ciertamente posible— pe-
ro aquí no podemos extendernos sobre esta posibili-
dad— una comprensión preliminar del ser del ente; pero
el proyecto como tal no consiste en una simple relación
entre el Dasein y el ente."'
2. Verdad y no verdad
29 Véase ¡ bid, pa
ria de .las posibilidades esenciales de una humanidad histórica le es asegurada
a éstag.por3la4revelación
. del ente en su totalidad, de suerte que del modo en
que se" realiza la esencia originaria de la verdad proceden las simples y capita-
E l
les decisiones de la historia"; y en las págs. 31- 38: " T oda actitud del hom-
h o ml o advierta
bre histórico, b él o no, lo comprenda o no, está dominada por este
acuerdor ye por medio de este acuerdo se encuentra inmerso en cl seno dei
ente ene laxtotal - i dad" ( él acuerdo del que se habla aquí es l a apertura del
Daseinsal iente, apertura en la cual el Dasein se encuentra ya antes de cual-
quier decisión). te
e
72 q u i
e r e
d e
c i
r
la estructura originaria de la apertura misma; no puede depender
simplemente del hombre.
73
el oscurecimiento del ente en su totatidad".
32
Este ocultamiento de la totalidad del ente, precisamente en
cuanto los entes individuales se manifiestan y se revelan, es la no
verdad esencialmente conexa con la verdad. El ocultamiento del
ente en su totalidad no es sólo una "consecuencia" del hecho de
que siempre conocemos sólo parcialmente el ente; el ocultamiento
es más originario porque, como dijimos, sólo en virtud de di los en-
tes singulares pueden manifestarse en primer plano y aparecer en
su verdad. Con esto está vinculada la posibilidad del error, esto es,
del disfraz y de la deformación del ente: aun cuando Heidegger no
establece explícitamente este nexo, es legítimo pensar que el error
se deba o bien a "no saberlo todo" (ocultarse del ente en su totali-
dad) o bien al imponerse un ente a los demás (los errorres relacio-
nados con el interds, por ejemplo). Pero sobre todo con la no ver-
dad que pertenece a la esencia misma de la verdad está vinculada la
existencia inauténtica del Dasein, la existencia "caída", de-yecta.
74
La condición "caída" de la existencia inauténtica es pues po-
sible porque la verdad misma implica en ella la no verdad, como os-
curecimiento ligado necesariamente a toda iluminación. Lo que en
Ser y tiempo permanecía siendo un enigma y la razón de que el
Dasein esté siempre en primer lugar en la existencia inauténtica, es
referido aquí a la esencia misma de la verdad, es decir, a la estruc-
tura misma del ser: en efecto, cuando hablamos del ente en su to-
talidad, advierte Heidegger, en realidad pensamos en el ser, por más
que desde hace ya mucho tiempo (y ,ésta es la historia misma de la
metafísica) estamos habituados a concebirlo sólo con referencia a
la totalidad del ente.
34
3. Metafísica e historia del ser
75
un "destino" que el hombre no puede dejar de asumir. Estas son las
lineas de pensamiento que se desarrollan en la introducción a la
metaftsica, del ad° 1935, que se vincula orginleamente con las
obras inmediatamente posteriores a Ser y tiempo.
La Introducción a la metafesica comienza retomando el pro-
blema con el que concluía, ¿Qué es la metaffsica? que, habiendo
elaborado el concepto de nada y esbozado su relación constitutiva
con el ser, no había empero respondido a la pregunta "¿Por qué,
en general, el ser antes que la nada?". En realidad, este problema
no se resuelve con una respuesta que exprese el porqué buscado y
esto se explica teniendo en cuenta lo que dice el escrito sobre el
fundamento acerca del hecho de que toda asignación del porqué,
toda justificación es siempre interna de un mundo como totali-
dad de entes que se justifican entre sf, pero no tiene sentido res-
pecto del ente en su totalidad. Preguntar "¿Por qué el ente y no
más bien la nada?" sirve sin embargo, justamente, mediante el
"más bien", para no olvidar la trascendencia del Dasein, para pro.
blematizar la totalidad del ente como tal. El hecho de que eI pro-
blema no haya sido elaborado por la metafísica en su historia (aun
referir los entes a un ente supremo es una manera de mantenerse en
el interior del ente; el ente supremo es siempre un ente junto a los
otros entes) significa justamente que la metafísica olvidó el "más
bien", es decir, olvidó el problema de la nada. La metafísica se con-
tentó con eliminar el problema de la nada como si no fuera un pro-
blema: si la nada no existe, no se habla de ella, no se puede discutir
sobre ella y es mejor atenerse al ser.
Pero en cuanto se lo desliga de la nada, el ser se identifica in-
mediatamente con el ente como presencia, como efectividad, como
realidad. Toda fundación metafísica se limita a abusoar un ente so-
bre el cual fundar los demás entes, sin darse cuenta de que aun en
el caso de este ente primero o Último se replantea completamente
el problema del ser.
Por cuanto no elabora el problema de la nada, la metafísica
no elabora pues siquiera, auténtieamente, el problema del ser del
cual sin embargo partió. La metafísica tiene el carácter de un olvi-
do del ser." Este olvido del ser se manifiesta en el hecho de que
para la metafísica, el ser es una noción obvia que no tiene necesi-
c
39 " La metafísica com o historia del ser" es el ti tul o de un ensayo de
1941, publ i cado ahor a en el segundo volumen del Nietzsche, Pfuilingen,
a
1961, pigs. 399- 457,
m
4() Introducción a la metafísica, traducción citada, pág. 60-
e
n 77
t
e
v
solamente que la metafísica es algo profundamente enitizado en
nosotros, lo cual constituiría aún una perspectiva "psicológica". En
la medida en que no somos otra cosa que la apertura al ser del ente,
a rit_ ilta tísicl_ c
fruiDuLmisma,„esencia_s e decir sue es n •s-
Jrc destina:" Que la metafísica sea historia del ser se entien e so-
_ o m9
bre todo atendiendo al hecho, evidenciado por La esencia del fun-
m o d de
damento, o que el proyecto no se resuelve en la relación entre Da-
d e
sein y entes; el modo en que este proyecto se instituye efectiva-
mente
a b no r esi unr hecho del ente, ni un acto del Dasein: ese modo de-
pende
s e de otra cosa, de aquello que el escrito sobre la verdad llama
la
a esenci al de la verdad y que en las obras posteriores a Introducción
a la metaffsica se llamará cada vez más explícitamente el ser. Dicho
e n esquemática: nosotros no somos Otra cosa que la apertu-
de manera
tra en laecual los entes (y nosotros mismos como entes) aparecen; es-
ta
o apertura
l v implica
i siempre cierto modo de relación con el ser del
ente
d ya la apertura
n en que nos encontramos lanzados (y que nos
constituye radicalmente) se caracteriza como un olvido del ser en
d p
favor del ente; ese carácter de la apertura histórica en la que nos ha-
e
llamos no depende de una decisión nuestra o de las generaciones
l
anteriores, porque toda decisión puede darse sólo dentro de una a-
s
pertura e abierta; ella se remonta pues a algo que no somos noso-
ya
tros
r (ni, ,con mayor razón, los entes); es la esencia de la verdad o,
mis
e en general, el ser.
s
La metafísica es pues historia del ser y al mismo tiempo
(puesto que ei sentido de la definición es idéntico) nuestra historia:
no como obra nuestra, sino como situación que nos consituye. Si se
tiene presente esto, es fácil ver que las indagaciones (continuamen-
te retomadas y Profundizadas por Heidegger) sobre la historia de la
metafísica son sencillamente el ulterior y extremo trabajo de con-
cretar aquella analítica existencial de Ser y tiempo: lo que sea el
Dasein no puede pensarse en términos de "propiedades" o de ca-
racteres de una esencia hombre que mediante ellos se defina y se dé
a conocer. Ahora este "programa", enunciado ya en Ser)' tiempo,
se realiza del modo más cabal. El Dasein no se define atendiendo a
80
de esa historia llega a ser, en el sentido mis cabal, también una cla-
rificación de la relación ser-tiempo.
bamiento
44 L a con NietzSche
45
m santa
e ecomo
t na f el lí primer
sa i c nihilista
a verdadero; y la esencia mis profunda
de
m lae metaffsica
d i d es
a precisamente el nihilismo: "La esencia del nihi-
llismo l esela historia
g a en la cual del ser ya no queda más nada",
e
a n
esa historia
46 y es justamente la historia_ de la metafísica como "olvido
q
scada vez u más e
u petrificado del se r" .
é
a7
4 s
c t a -
e Como la metafísica es algo que atañe no sólo al pensamiento
msino también
i sal ser mismo, el "no quedar ya nada" del ser ha de
tomarse en el sentido más literal: el ser no sólo es olvidado sino que
m o
él mismo se oculta o desaparece; el Occidente es la tierra de la
smetafísica como tierra del ocaso, del crepúsculo del ser.
e
p Nietzsche
r concibe el ser del ente (esto es, lo que constituye el
eente como . tal) como "voluntad de poderío"; para Heidegger esta
expresión equivale a otra que él prefiere: "voluntad de voluntad".
En efecto, poderío no esotra cosa que posibilidad de disponer de al-
go, es decir, posibilidad de querer. Querer el poderío significa que-
rer querer. Ha de preferirse la fórmula "voluntad de voluntad"
porque hace resaltar un aspecto decisivo de la concepción nietas-
cheana del ser: que la voluntad quiera sólo querer significa que ella
es puro querer sin algo "querido"; la voluntad está sola, no tiene
ningún término al cual tender mis allá de si misma. "Voluntad de
voluntad" indica la total falta de fundación que caracteriza al ser al
término de la metafísica. Pero para comprender qué significa real.
mente esto hay que reconstruir brevemente (y aquí sólo lo haremos
en algunas lineas esenciales) las etapas principales de la historia de
44
Véase O. Pdggeler, Der Denkweg M. Heideggers, ci t., pag 99 y si-
guientes y passim.
Aquí me referiré sobre todo „al segundo volumen del Nietzsche op.
cit., d o n d e esa historia esta reconstruida del m odo mis completo y claro.
Pero se trata de un discurso al cual Heidegger retoma prácticamente en todos
sus escritos.
49 Sobre este punto véase, además del Nietzsche, op. cit., vol. II
tons Lehr
, Fel von
a p der Wahreit, Berlín, 1942; 2a. edición, Berna 1947, especial-
mente págs. 41- 2.
82
presentar un paso hacia la i d e n t i
fiser con lo que está efectivamente presente°
c a c i óLanconcepción
c a d aristotélica
a del ser como e s
la que domina toda la edad media que, traduciendo el término grie-
vgo por e actualitas
z y atribuyendo la actualidad ante todo a Dios, acen-
mtúa el hechosde que el ser es presencia efectiva pero al mismo tiem-
á
cpo también
o m capacidad
p l ede fundación,
t a causalidad. Atribuir la causali-
ddad al ser e significal empero colocarlo entre los entes, pues se lo con-
cibe como lo que posee de manera tan constitutiva el carácter de la
presencia que puede conferírselo a los demás entes. En la prueba
ontológica, Dios es demostrado mediante el hecho de que su esen-
cia Misma, en cuanto perfecta, implica la existencia; pero la exis-
tencia es justamente la presencia efectiva y a esta presencia total
alude también la idea de eternidad de Dios.
Un primer hito decisivo de todo este proceso es Descartes,
que extrae las consecuencias implícitas en la concepción griega del
ser como idéa (Pidón) y como enérgeia (Aristóteles). Si sólo
aquello que está establemente definido en una forma (idea, es
decir visibilidad: el término griego idea tiene la misma raíz del
verbo ver) y que está efectivamente -
dadero,
p r e s eelnser t everdadero tiene como carácter fundamental el hecho
( a c t u a acierto:
de darse como l i d ael dcarácter
) constituyo del ser es la certeza,
el carácter perentorio de lo que es indudable. En Descartes es real
e s
(es ente) sólo lo que es cierto (aquello de lo que tenemos una idea
vclara yedistinta).r Pero - de esta manera, lo que constituye la realidad
de la cosa, su ser, es precisamente la certeza indudable que el sujeto
tiene de ella y que puede adquirir con la aplicación rigurosa del mé-
todo.
También la palabra "sujeto", \loe en la filosofía moderna de-
signa directamente el yo del hombre; sufre un proceso de transfor-
mación y
metafísica.
- d e La palabra latina subleatum traduce la palabra griega
hilpokélmenon
t r a acentuando, según Heidegger, el sentido de fun-
ddamento
u c y de base que rige
todas
.c it óo las
d propiedades
o s l o delsente. Pero en Ia filosofía moderna sujeto
c a r a c t e r e
n 513Esta es una conclusión a la que Heidegger llega ya en-la Introducción
* aq sla metafisica, que en los capftulos III y IV analiza el sentido que asume el
u" a ser
término c sucesivamente
c i d e en n el pensamiento y en la cultur a griega; véase
sobre todo la pág. 206 de la traducción italiana citada.
te a l e s " ,
e 83
s
s i
g n
ya no es más la sustancia de un ente cualquiera (sustancia, subs tan-
tie, tiene en latín un significado equivalente), sino que significa ex-
clusivamente el yo del hombre; con esta transformación (que no es
sólo una cuestión de palabras y de modos de pensar), el fundamen-
to absoluto e indudable de la realidad es ahora el yo del hombre,
ante el cual se debe legitimar el ser de las cosas que es reconocido
corno ser sólo en la medida en que es cierto. La noción de "objeti-
vidad", de que tanto uso hace la filosofía moderna, es siempre
correlativa a la de sujeto: la realidad objetiva es aquella que sJ
muestra y se demuestra tal al sujeto; pero entonces lo que la consti
tuye es justamente la certeza que el sujeto tiene de ella.
Que la identificación del ser de las cosas con la certeza que el
yo tiene de el no es sólo un fenómeno que corresponde al desarro-
llo de cierta mentalidad o una cuestión de puras palabras, sino que
esiAn hecho que atañe al ser mismo (es decir, el modo en que el en-
te se manifiesta al Dasein y, por consiguiente, el modo en que el
ente es), es algo que se puede comprender si se piensa en cómo la
ciencia y la técnica determinan constitutivamente e! rostro del
mundo en la edad moderna; no se trata sólo de que el Inambre (a
causa de cierta mentalidad que se ha ido desarrollando no se sabe
cómo) piensa que el ser de las cosas depende de él mismo y se redu-
ce a él. La tecnificación del mundo es la realización efectiva de esta
"idea". En la medida en que es cada vez más completamente un
producto técnico, el mundo es, en su ser mismo, producto del hom-
bre. Desde este punto de vista, la concepción desarrollada en Ser y
tiempo de la instrumentalidad como ser de las cosas se revela tam-
bién ella —y 'luego volveremos a ocuparnos de este punto— como
una concepción que pertenece a la epoca de la metafísica y de la
total reducción del mundo, al sujeto. El mismo discurso se puede
extender al concepto de objetividad: la idea (que domina la menta-
lidad moderna mucho mis de lo que se reconoce) de que la verdad
sobre las "cosas" (por lo menos indiscutiblemente sobre el mundo
de las "cosas", se hace alguna excepción en lo tocante al conoci-
miento del hombre, y es éste el sentido de la distinción entre "cien-
cias de la naturaleza" y "ciencias del espíritu") es dicha por la cien-
cia implica la reducción del ser verdadero a la "objetividad", la cual
5. ,Superación de la metafísica?
90
cuanto la vemos como historia, la "ponemos en movimiento",
es decir, por un lado, nos sustraemos a su presunta evidencia y,
55
por otro, la vemos en relación con su "de dónde", en relación con
eso oscuro de to cual proviene y que constantemente olvida. Preci-
samente por esto la visión de la metafísica como historia no es el
logro de la autotransparencia del espíritu absoluto hegeliano. Ver
la metafísica como historia no significa adueñarse de la totalidad de
la verdad, sino más bien significa ver la historia del pensamiento co-
mo un proceder de un "origen" que permanece constitutivamente
oscuro y que nunca se "resuelve" en la historia del pensamiento
mismo. La insistencia de Heidegger en la oscuridad como fondo
que el pensamiento olvida puede realmente entenderse como radi-
cal oposición a Hegel, para quien el espíritu es el que consuma, re-
suelve y disuelve en la .autoconciencia todos sus propios supuestos.
Este rechazo de Hegel impide también interpretar el discurso hel-
deggeriano como pura inversión del discurso hegeliano, una inver-
sión que viera la historia como progresivo alejamiento del ser. Ni
siquiera en este caso, el fin de la metafísica podría entenderse sino
como una toma de conciencia absoluta de tipo hegeliano: seria me-
nester, .en efecto, poder decir, en forma de definición, que el ser es-
tá esencialmente constituido por un progresivo ocultamiento y que
semejante "definición" sería también la afirmación de que, aun a
través de la historia del ocultamiento, el ser tiende por fin a reve-
larse en lo que es: ocultamiento precisamente de aquello de que
empero el pensamiento puede cobrar plena conciencia.
La contraposición del. método del
Aufhebung . " phegeliana
a s o tiende precisamente a evitar todos estos equí-
vocos.aEl tfi r á s "
ra
n eld fiye d
convertirse
n
l a l como tal en objeto deepensamiento explícito. En ese ca-
so, a
m eel e error
d de la metafísica no haría sino repetirse, ya que redujo el
t
ser a ente justamente en cuanto se esforzó por convertirlo en obje-
la
to de f íteorizaciones
s y de defmiciones, de insertarlo orginicamente
o
en
i cla l a
-vn i como historia no significa, a la manera hegeliana, descubrir por
sica
cd
o oo
p c 55 Véase ¿Qué es la metafísica?, traducción citada, pág. 34; éste es el
d
n
sentido en el que se interpreta aquel pasaje donde se dice que "filosofía es
e
a
usólot un poner en movimiento la metafísica, con lo cual ella llega a si misma y
la sus cometidos explícitamente".
e
sd
n 91
e c
a
irs ó i
e
n
g n
n
d
i fi
fin la dirección y el sentido general de su desarrollo; significa, an-
tes bien, verla ante todo conm "movimiento", como un "proceder
de"; significa, pues, ver el sistema del razonamiento de fundación
como algo situado dentro de un ámbito que lo trasciende y que
a su vez no puede concebirse como fundamento.
Ello no obstante, este problema de distinguir el método hei-
deggeriano del hegeliano no se resuelve sino planteando en general
el problema de la posibilidad y del carácter de un pensamiento que
ya no es metafísico. En efecto, si el pensamiento liberado de la me-
tafísica fuera ese pensamiento que recuerda el ser en el sentido de
asumirlo
verdaderamente
. Heidegger no se distinguiría sustancialmente de
Hegel y
fi n a l el Schritt zurück seria sólo un nuevo desfraz, más o menos
disimillado, de la autoconciencia hegeliana. De manera que hay que
me n
preguntarse si es posible, y cómo se define, un pensamiento que va-
tyaemás allá de la metafísica, es decir, si es posible una auténtica su-
cperación de la metafísica misma.
o
m
o
c o
n t
e n
i d
o
t
e
m
á
t
i
c
o
p
r
o
p
i 92
o
,
e
III
Ser, evento*,lenguaje
1. L Qu é significa pensar?
94
ya lo eran antes el breve La esencia del fundctrnento y tos más bre-
ves aún ¿Qué es la metafísica? y De la esencia de la verdad), se ex-
presa por lo común en la forma del ensayo, forma que no es casual
sino que revela el carácter constitutivamente "tentativo" de ese
pensamiento, que, queriendo superar la metafísica, no puede acep-
tar la terminología, la gramática, la sintaxis, la propia lógica de la
metafísica. La aguda conciencia del carácter problemático de los
instrumentos mismos con que se formula el pensamiento (recuérde-
se la afirmación de Heidegger según la cual Ser y tiempo quedó in-
terrumpido por insuficiencia del lenguaje) hace imposible esa clari-
dad u organicidad de elaboración que siempre se fundan en la admi-
sión de una terminología y de una lógica aceptadas y generalmente
compartidas.
Este carácter fragmentario no excluye, sino que supone como
su justificación profunda, un hilo conductor unitario del pensa-
miento heideggeriano. El pensamiento se hace "tentativo" y frag-
mentario en realidad sólo en el esfuerzo de proseguir la indagación
a la que debía servir de preparación la analítica existencial de Ser y
-tiempo. La llamada Kehre, o vuelta o giro, del pensamiento heideg-
geriano, que constituyó un problema central de l a critica hasta
hace unos diez años (sobre esta cuestión vease en este voluMen la
Historia de la c r
(las posiciones de Ser y tiempo, sino que se revela —como el mismo
tHeidegger
i c a ) , la entiende
y adel discurso iniciado en aquella obra. El hecho de que, como
ción
3
se dice en mSobre
o el humanismo
n—
plano
co o
en el cual está exclusivamente el hombre, sino en un plano
. n a
su
en el ecual está principalmente y ante todo el ser, expresa sencilla-
,c o n t i n u
m mentea eln paso i fique va del análisis preparatorio de Ser y tiempo a la
4 ec l i ó n
eaelaboración
s t a del problema del sentido del ser al que debía servir a-
p
y e n s a m i e n t o
.quella cpreparación.
s Ae n hilo conductor nos atendremos en nuestra exposición
ou meste
m
de este u "tercer
e momento"
v a del pensamiento heideggeriano renun-
oaciando a una ilustración puntual de cada una de las obras (lo cual
n o
upsería rimposible
o f porulas razones expuestas) y teniendo presente que
e
n d i nz a
n
u 3 Sobre nla interpretación que el propio Heidegger da del desarrollo de
a- b
su pensamiento, viese F. W. von Hermann, Die Selbstinterpretation M. Hei-
adaggers,nMeisenheim/Glan, 1964.
d 4oUeber den Humanismus, op. cit. pag. 22.
n o 95
d
e
lo que ahora se trata de esclarecer puede considerarse como la res-
puesta al segundo de los problemas que indicaba como programá-
ticos el párrafo final de Ser;' tiempo: después de la reconstrucción
de la historia de la metafísica, se trata de ver cómo sea posible una
comprensión no metafísica del ser.
Por todo cuanto se ha dicho hasta ahora, es claro que las dos
cuestiones no están sencillamente entre sí como pars destruens y
pars constryerg de la teoría: la historia de la metafísica, al apro-
piarse del ¡atado del pensamiento corno -
bién
d e scomo.
t i n oposibilidad
p r opropia,
p i ocontiene ye una comprensión "po-
sitiva": del ser; Por otra parte, esta
y t a m - comprensión no llega iliquiere
llegar a Una "definición" del ser Sino que concibe ,01 :
cuanto
s e r stornaó l o 4 pensare continuamente
n la esencia misma del pensa-
miento. :gza, reflexión sobre el pensamiento puede no ser tan sólo
una re fl e i
pié
. discurso sobre el funcionamiento de ciertas facultades del hom-
bre,
d ó nprecisamente porque el "proyecto" que guía dicha reflexión
(y que ya está presente en la reflexión sobre la historia de la meta-
d e
física).es el que nace del fin mismo de la metafísica que lo hace po-
tsible:
i pel ser ya no es "obvio" (el olvido deja de ser él mismo olvida-
odo), ya no es .pensado como un ,"objeto" universalmente presente,
psinos que,
i respecto de las cosas se manifiesta como el no, como la
negatividad,
c o l como la nada del ente. Pero esto implica también que
su relación con el pensamiento ya no pueda definirse como la rela-
ó g i
ción de un objeto. con un sujeto. La reflexión sobre la posibilidad
cde un
o pensamiento que tome seriamente, en estos términos, el fin
ode la metafísica, se convierte también en reflexión sobre el ser mis-
amo yn sobre
t el modo en que haya de "concebirselo".
r o Después
p de Ser y tiempo, el paso decisivo dado por Heidegger
oen lal dirección
ó (que aquí nos interesa) de determinar la esencia del
pensamiento y su relación con el ser es el paso atestiguado en la
gconferencia
i c sobre La esencia de la verdad que, como se vio, permi-
otió pensar
, la historia de la metafísica como historia del ser mismo.
eEsta tesis, cuyas premisas ya están en Ser y tiempo y en sdproble-
smatización del concepto de ser, entendido como simple presencia,
dno representa un puro y simple vuelco del "subjetivismo" de la fi-
elosofía moderna. No se trata de sustituir una perspectiva en la cual
todo depende del sujeto (la ontología de la voluntad dé voluntad)
cpor una perspectiva en la que todo "dependa",•en cambio, del ser
ientendido sólo como aquello que se contrapone al sujeto. La pre-
r
96
,
u
n
senda preponderante del objeto es para Heidegger un aspecto tan
inseparable de la metafísica corno el mismo subjetivismo.' Al sub-
jetivismo y al objetivismo metafísicos se contrapone, antes bien, un
proyecto del sentido del ser que lo concibe trascendiendo la totali-
dad del ente, pero que está también en una relación peculiar con el
hombre, la cual constituye, como ha aclarado Ser y tiempo, el Da,
el che en el cual las cosas al aparecer llegan al ser. En este "proyec-
to" del sentido del ser, el pensamiento en cuanto planteo del pro-
blema del ser no es ya ante lodo actividad de la cual el hombre dis-
ponga a su arbitrio: la metafísica no es un error de este o de aquel
pensador o de todos los pensadores, sino que es primordialmente
un modo de determinarse el ser mismo, lo cual ocurre ciertamente
en la actividad del hombre y de algún modo por obra suya.
Es demasiado fácil observar que este modo de enfocar la rela-
ción entre el ser y el hombre presenta una fundamental ambigüe-
dad. Por una parte, la metafísica es en primer lugar historia del ser,
pero, por otra parte, el hombre no es sólo espectador o actor que
recite una parte predeterminada. Atenerse a esa ambigüedad sigui.
t'IQ' empero cerrar inmediatamente el discurso y recaer en una col-
traposición de tipo metafísico; por un lado el ser, por otro lado el
hombre; si la historia de la metafísica es historia del ser no puede
ser historia del hombre y viceversa. En vez de plantear las cosas en
estos términos que (precisamente a través de la reflexión sobre la
metafísica) se revelaron insostenibles, corresponde tratar de pro-
fundizar el sentido de esta peculiar relación que liga el ser y el hom-
bre. Eso es lo que hace Heidegger de modo particularmente eficaz e
incisivo en su ya mencionado Sobre el humanismo, que justamente
por eso constituye uno de los textos fundamentales en el desarrollo
de su pensamiento.
Es en este escrito donde Heidegger describe la relación entre
pensamiento y ser, fundándose en el doble s i g n i
genitivo
fi en la expresión "pensamiento del ser".
cado q u e t i e n e
"El pensamiento es el pensamiento del ser. El genitivo
e l significa aquí dos cosas. El pensamiento es del ser en
cuanto, como instituido [ereignet] por el ser, pertene-
97
ce al ser. El pensamiento es igualmente' pensamiento
del ser en la medida en que, perteneciendo [gehörend]
al ser, le presta oídos [h o ra " '
9
l
" Aun cuando, precisamente por que fuer a de l a metafísica ya no se
b
puede dar una "definición" del ser (del ti po: " el ser es esto o aquello"), no
t siquiera decir que el ser es evento, Heidegger pone explícitamente
se pueda
en guarddia contr a este peligro; véase: Untenvegs zur Sprache, Pfullingen,
1959, pág.
. 260, nota.
-
i"b l e i l i t t P l s e r ' ,
-Ibre,y pasamos por alto as que este., , entra l mis
lm6- e ¡aa constituir
d t rio s 'el ,
siempre,dgrnailado•poeo
'sa e rt' i e t i r ,
, cuandó, diciendo,
„ . it,! ser!
. ,
e
e
ser .T a- m b i é
e
xdsólo s e l fl segundo tiempo, lo ponemos
, e( lneno un e l „ elikeli4,4s:COn
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'el
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,mos,el l l i b i t i -
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fin
iP 9•g1 b945m n1#,;0está
1o1constitutivamenty;ámtenida la relación
4
con n loe que (precisamente en virtust, ,
.r11 sesel1un
tle
)1;3P rrelacionarse
1- 4 , e h i C en i ó elnsentido de tener 'necesidad) es
,rm
q determinado Como ser, yi por consiguiente, esta despo-
** *X: Iu su pretendido•
p
jado,de
e
• • , ,Y Vvir " *
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oc . 9l . 6 .
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1
A : t iki .ssu 1 1 l
9
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del serl 741104114141:: tita 9 4
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4 ;
Dasein
l u m di n a 1 n
a r 0 l a s
u
er
-mente la
a p $e, d r neventualidad d
m
( 1 0 en el sentido de apropiarse el ser del hombre
al entregársele let au ékr Elaser, que ya no es pensado metaffsiearnente
ys o
b
4 . ,
como e presencia, ran e debe entenderse como iluminación; dicha ilumina-
-h i e s t _
i
S o ren el
ó i hombre y por el hombre, quien empero no
ción acontece m sólo
a
lc o a
t s de
dispone st ella, lp
e porque más bien es la iluminación la que dispone
o
de n e . ln
ee él. io
isn la 4
tq e sNo# 1valeun ca pena recordar que cuando se dice que el Ser ya no
puede concebirse j , metafísicamente no se entiende esta imposibili-
ue . algo f,o
dad como l que incumbe sólo al pensamiento. Es el ser mismo el
.
ee en 1 la: época 4
yd
que, h
» de la metafísica, se da en la forma de la simple
d
presencia
l f 4 y del e
n olvido y que hoy se da como evento. El evento no
o
1
e o t o clr
e
n 16t Zur Seinsfrage, 4
sh op. cit-, Pág. 27
o
n
e .P e
n
p
l 101
n a 1
ó
o
a
t s s,,
'
r a '4
P
,
indica ciertamente una esencia estable del ser válida pata cada uno
respecto de sus modos históricos de determinarse.
es
II otra E l cosa s que
e rsumodo n ude n darsec histórico
a a los hombres de una
determinada época
sit
,• esencia. mistria. ..... •entendida ..cbtrio 61 proyecto verlos
:q cu oi en ns et ist :u y e
e -s t á •.n : d ..e
t•- e- -r m i n a d
o
t sse s e e ü e n t e i t t 4 e supuestos rite hay' cine sefialar.
Seri
p
t
o 6 i i y : fi
hdinbre
r
a • deja r ofl d, l i s . e " ,
dele s i e S i s , Heidegger
illak'UnIt'etolleepeaSfiltine;
tt e él.fkálith es siempreen rigor' d
dei verdad,
S i l Yi no Permite aro-
Mar id 1411e' relación l o f éellser,
con * Más bien el Dasein
esta siempre a lanzado en un incido hiatorico de aparecer el ser, pero
lr modo, s puesto tine no es una "propiedad" * * 0 0 del 'sir sirio V e es
este
el d
e Ser, 'se ' 1iliti:
la s
de e s i g n adistintas 6064: ; f fi r r is k lá g áol
.cfn o ncl a ro '4iie!ateudiefidcit larefloll6n*VitiaayinetifisiCk, Heidegger
ya no puede Pensar é t •
,lt: it ik o f nst a d y
no .t en términos históricos No es U n a
a é o en rr m
7•i ' • 'h
mientras a
e o -s
iShe jn
e
terminado rS i tya i l i dcuanto
v e por
n
C -qsaobras at d o ese el' correlativo
l permanente 40 Dasein, en
ltR a posteriores nnind0 lleva el artículo indeterminado zor, 4e
hii' iLeeee i r co sed h l uo l t a
n
Módó
e u F que hasta ié- lo p O 4 r 0
dhSF ns l M ei s
-te,a n t i v d O ,
qdt o un s e t i ,t
p
dlentren, •e ,n s A r . e n
p u
o o l :tu los ir entes
v l o.individuales: '.'se da ser sólo de vez en vez en los modos
a
-vidnaies di determinarse en destino hist6r.lco jOhiAsiF, 1094 ,h4n; l a g enér-
dr 8: sustatiCialided,
1
td i i i i et ied objetividad, Inbjetividad, voluntad
:olfirío, i !voluntad
'• i , nv os ldeü vol n tuntadVdenti
o a d d tat und
e Differenz, op. cit. pág. 58).
P
yle 7 18l n C p o a
td e -
i un análisis
e
Falta todavía de esta gramática del termino " m undo" en
m sei varios
los ePescritos "ó de Heidegger y hasta en el trabajo, por lo demás muy útil,
ede N v
p 'd E.o Schbfer, Die Sprache Heideggers, M ' U ngen, 1962. El empleo de Welt
o o indeterminado-
an con el ar: ti cul es notabl e sobre todo en el ensayo sobre el
S
Origen , de la obra de arte y en la conferencia contemporánea sobre Halderlin
d•yiala Sesencia de - la poesía; seria interesante ver qué significa el hecho de que
ien d l os
e escritos más recientes, sobre todo en relación con el concepto de
Geviert (cuadrado, del que hablaremos mis adelante), el término " m undo"
apierde ' : de nuevo en general el artículo indeterminado.
rd p t
102
ke u
ul e
d
lS e
día aún prestarse a una interpretación de tipo "trascendental": el
mundo es la apertura constitutiva del Dasein, así como las formas
kantianas a priori son las condiciones trascendentales de toda expe-
riencia posible, o bien, si se acentuaba el concepto de Geworfenheit
precisamente en función antikantiaria„Al discursusle_aquella__obra
/ladra tambiénIntenderse como, un puro_ y simple,reconocimiento
_de
- .zación de un pertenecer al mundo tan radical que arrebatara toda
l asignificación a l a
- -ma esinietiza d ila temporalidad como "acontecer retornante'r.Se
prestaba
i nttinuo cpara,
sr a svolver e n entender
de el Daseln como algo constituido por suCQ11•
a caer en el mundo mas allá del cual procuraba proyec-
u pn c i aQue
e
tuse., . dlae apertura
l del ser (esto es, el proyecto dentro del Cilal
r aD eb a s e
l edecir il nque el hombre existe salo como 'esa apertura que, por canal-
- r. guiente, e constituye
s p sweseneia•perinanente (trascendentalismo), o
bien, quiere decir q ! ; e
s inente„deljlOrnbré
mt c t o
e
- empero-u
:l. i ,y4 Ped e si t i g a l i 9
u lidad
,'an e de trascender
ed e
s oi en m L pt ri tlosulímites dentro de los cuales estarnos de hecho
Kn c
colocados s
(existencialismo como filosofía del escaque).
ed mo n
e En rigor de verdad estas dos tesis pueden hallarse en Ser y
- ao l g y e
stiempo;
t o t epero precisamente el hecho de que estén allí les dos y que
h no uist t n aislar a e llo que constituye la dinamica de todo el de-.
ro: osespuedan :
e
rh i i ssposterior.
b sarrollo t ó nLa .
e
Cp y l
cm
mitada aoi s iicpor
c ioóaelnreconocimiento de la Geworfenheit: pero semejante
qrda
7 reconocimiento
", t r ae s e ernonpuede
P i e implicar una lisa y llana reducción del
d
= em proyecto
u m a
ts cn t aa r ' - la circunstancia de que el Dasein pertenezca a un mun-
do q histórico, puesto Ilue la historia a su vez, como articulación de
r dee i
umq
pasado, s
presente y futuro, se bistorifica sólo partiendo de la tempo-
nse
p ralidad rsao i eoriginaria g del Dasein mismo. El problema del origen del pro-
ag
y yectoen-n c que d u esael Dasein no se resuelve ni negándolo en la interpreta-
t don
oyn in c trascendental
i c ni refiriéndolo sencillamente a otros "proyectos"
o (afirmando
efia r f n s así la total pertenencia del Dasein a su mundo).
o tcd zi t El problema de la síntesis de estas dos perspectivas no es re-
suelto eneaSer y tiempo porque es el problema mismo frente al cual
ela la oeobrar se i
p e detuvo, 61 problema de la temporalidad del ser. Que ello
l es
;-snsasí está d confirmado por el hecho de que los escritos posteriores,
- los
- t- cuales - elaboran (a partir del descubrimiento de la metafísica
e
7como a historia del ser) precisamente ese problema, replanteen y pro.
n
- )
cp i 103
lo l
as
pongan una solución tambia de aquel otro problema representado
por la idea de proyecto lanzado que realmente no quedaba resuelto
en Ser y tiempo. La reflexión sobre la historia de la metafísica, de-
sarrollada desde el punto de vistadei fin de la metafísica, nos mos-
tró que el ser tiene una historia y que esta no es otra cosa que el
eventualizarse histórico suyo en las varias aperturas, en los varios
modos en que dicha historia "determina" el modo de relacionarse
el Dasein con el ente y consigo mismo. Su apertura, que coloca al
hombre en su propio ald, constituy6ndo10 como proyecto, no es
siempre igual, como sería una estructura supratemporal del hombre
o del propio ser. Ella acontece "de vez en vez"; pero este acontecer
entonces podrá hallarse de alguna manera y ser reconocido. La me-
tafísica como descripción de la estructura permanente y necesaria
del ser queda sustituida por la "historia" de la metafísica, por la re-
flexión y el diálogo sobre las aperturas históricas y con las apertu-
ras históricas en las que el ser se ha dado, aperturas en las que se ha
determinado el modo de relacionarse el hombre con el ente.
Precisamente porque estas aperturas no son lo trascendental
(una especie de a priori constitutivo de la "razón" como esencia
permanente del hombre) sino que son históricas, el evento es un
fleberiegnen, esto es una redpmca apropiación-expropiación de
hombre y ser. El hombre encuentra siempre esas aperturas como
dadas, por un lado; pero por Otro lado, tambien contribuye a deter-
minarlas. Que el hombre pueda contribuir (y ahora se vera cómo) a
determinar la apertura del ser es posible por el hecho de que esa
apertura no es una estructura trascendental sino que es un evento,
aun en el sentido literal de hecho, de acontecimiento histórico. La
historia de la metafísica, cuyas lineas hemos trazado someramente,
no es la simple historia de las decisiones arbitrarias de ciertos pensa-
dores porque es historia del ser mismo-, así y todo los pensadores
individuales no fueron simples espectadores, pues con sus decisio-
nes la determinaron de alguna manera. La historicidad que —siguien-
do el camino iniciado en'Ser y tiempo con el fin de concretar el yo
en oposición al trascendentalismo de la misma fenomenología— se
reconoció como propia del mismo ser implica que, en su existir his-
tórico como proyecto, el hombre no está lanzado en el sentido de
depender total y absolutamente del ser, sino que, mientras el ser
dispone de el, el propio hombre dispone a su vez del ser.
Como dijimos, esta noción del ser corno evento de apropia-
ción-expropiación es el resultado de un proceso de radicalización
104
de la temporalidad e historicidad del Dasein, proceso ya iniciado en
Ser y tiempo. Pero ese resultado no supone sólo los pasos examina-
dos hasta aquí, esto es, la analítica existencial y la reflexión sobre
la metafísica como historia del ser sino tambien otro importante
elemento que define de manera determinante las implicaciones y
Zasconsecuencias. Pensar el ser como Ereignis y como Uebereignen
presupone en realidad que sea discernible en la existencia del
Dasein un modo de ser en el que el Dasein no se limite a "estar den-
tro" de una determinada apertura ya abierta, sino que participe de
algtIn modo en el abrirse de ella. Como se recordará, Ser y tiempo
oponía a la existencia inautentica, en la que el Dasein se encuentra
ante todo y por lo comfm, una existencia autentica fundada en la
decisión anticipante de Ia muerte; pero continuaba siendo cierto
que, para aquella obra, la autenticidad no constituía una verdadera
alternativa de la inautenticidad, sino que más bien era un "modo
diferente de percibir" la inautenticidad misma '.
en
19Ser y tiempo y en los escritos inmediatamente p6steriores el ser
se de al Dasein sólo como nada, con el correlativo carácter central
' sentimientos
E l h e como c h Irao angustia,
d indica
e que tampoco la autentici-
de
q u e
, dad, pot lo menos como se la concibe en esas obras, es una relación
realmente positiva con el ser; se la ve sólo como una mora del ca-
rácter perentorio y válido del mundo. del ente, como "diferencia"
que sin embargo sólo se define por su irreductible diversidad res-
pecto del ente como -tal. El concepto de historicidad del ser exige
en cambio que sea posible indicar un modo de ser de! Dasein que
no consista tan sólo en articular interpretativamente una apertura
ya abierta; si la apertura del ser, la verdad ontológica, el proyecto
es un'acontecimiento histórico es menester que dicho acontecimien-
to se verifique de alón modo en esos hechos que constituyen la
historia, es decir, las decisiones y las acciones del hombre.
106
(la forma); por ,otra parte,. una 'consistencia -
a IrLque_precisamente-se-le-impone-
utónoma, l a l a -for m a
clon deTconcepto, di
- -C
(el
,monconsistir
a t ue r r t: i a ,
sulta
ai n trun concepto
u smt eabastante problemático a la luz de Ser y tiempo),
e s
u ótpnr ro
y
m nobra
too (producto
, del hombre), se va ya mucho más allá de Ser y
tiempo. El pertenecer a un mundo como estar determinado por una
d c e o y, m
l en consecuencia,
o
función por cierto significado, noAs ya el único
et én rconstitutivo
elemento t m del ser de la cosa o por lo menos no de cierto
tipo
ei de n cosas o como las obras de arte. e fe c to, la obra de arte está,
caracterizada
am t ee s para Heidegger por el hecho de ser "irreductible" aI
mundo,
td i gicarácter u o que los instrumentos no tienen: el hecho de que el
instrumento,
ae d on por lo menos mientras funciona bien, no atraiga la
atención sobre sf es signo de que se resuelve todo en el uso, en el
p t
contexto r del mundo al cual pertenece, pues, radicalmente. En cam-
o e
bio, la obra de arte se caracteriza precisamente, allnen la experien-
rc estética o
cia más común, por el hecho de imponerse como digna de
atención
ls enacuanto tal. Que la obra de arte no se resuelve, como el
instrumento,
a en el mundo al cual pertenece, es algo que está confir-
mado por la experiencia que continuamente tenemos del deleite
m nosaproducen las obras de arte, aun del pasadomás remoto. Si
que
lat obrae fuera un instrumento, su comprensión estaría vinculada
r la iposibilidad de reconstruir el mundo en ,e1 que nació;
con
sabemos
a , sólo lo que la obra misma nos dice de él. Verdad es que lle-
gar
q a la obra implica siempre ponerse en relación con un mundo.
Sin embargo, como ese mundo no puede ser el mundo histórico
u
originario de la obra de arte' (ya que de hecho en general no lo es,
e
aunque la obra se pueda entender lo mismo), deberemos admitir
quer la obra de arte lleva consigo su propio inundo, mundo que ella
e
misma funda e instituye, de manera que para ser comprendida no
necesita
- ser colocada históricamente en un mundo ambiente. La
obra de arte no expresa ni atestigua un mundo constituido fuera de
ella o independientemente de ella, sino que se trata de un mundo
que ella misma abre y funda.
Esta tesis, a primera vista paradójica, se puede comprender si
se tiene en cuenta, por un lado, que la idea de novedad radical de la
obra de arte respecto de! mundo existente penetra en varias formas
toda la hisforia de la estética, sobre todo la moderna. El ejemplo
más evidente es el de !a idea kantiana de genio: el genio artístico,
107
dice Kant, no puede explicar conceptualmente su-modo de operar
al producir la obra de arte; a travds de 61, es la naturaleza misma la
que
obra
- de arten o puede e r referida (en virtud de una concatenación
racional
da que la expliqtte) alas -
este
e s t r u c t ula.robra
sentido, a s u n a novedad radical. Por,otro lado, 'aún la
-experiencia
d est6tiOa
m u cottuirireneuentra siempre la obra de arte, no
tCan» i e t i nl n d o
--
-otros objetos, "sino
e
r,i bajxeni t se tseen tnr a t: een ;
Mundo::qtie
e
ga
,b ai fnodiflearla n
-erosso e n
'g i d loO g om piensa
Modo,
-,
d
cg
tO c o nHeidegger cuando habla de la obra de arte :co-
mo
0' fundación
p o r de Un mundo. La obra de Arte no s e
a
n
o
7
el u e s:sino
mundo t r a
-l o
luna
p
!p!uqee
,u udnree s de
especie p e
m e n so i"proyecto!'
t u a r sobreela totalidad
n del ente y en este sen-
ca
tido
-a
e l l a t es i novedad
v' a radical. Por eso se la puede definir como "puesta
syp
por
r!A t iobra ee • r desla verdad".
p
a
22
tm
q La obra
um es apertura de la verdad, ami en un sentido mis pro-
e
-fundo ci yst radical:
i v no sólo abre e ilumina un mundo al proponerse
p
e r o f u
a
S
a
como fi tuni nuevo modo de ordenar la totalidad del ente, sino que ,
n
,aademás,
n d ei zo a
g
e d b a el abrir e iluminar, hace que se haga presente ese otro as-
rsn
lr.pectoeaconstitutivo l e . r de toda apertura de la verdad que la metafísica
E
o olvida, esb decir, la oscuridad y el ocultamiento de que procede toda
a
c o 1l
u
n
lcn revelación. i En la - obra de arte esta realizada la verdad no sólo como
d
o d a
te revelacióno yd apertura, sino tambidn como oscuridad y ocultamiento.
.Esto ru
m esulo que Heidegger llama conflicto de mundo y tierra en la
o : e
la
eobra. d
n
sl23 t o
n
o Ya vimos que la obra de arte se distingue del instrumento
,q
porque,
i
p oa diferencia de dste, atrae la atención sobre sf, no se resuel-
ve
u en el uso ni con referencia al mundo. Ahora bien, este atraer la
e
r q
atención,
iu este imponerse permanente de la obra en su presencia fí-
lsica, noese explica sólo por el hecho de que la obra abre un mundo
e
rm e así una totalidad comprensible de significaciones, una
y ofrece
rp
u r
e 21 Véase I. Kant, Ofti ca del giudizio, traducción italiana de A. Gargiu-
n
e rev. spor V. Verra, Bari, 1970, párrafo 46.
lo,
te
d n
22 Sentieri inter r otti, trad. cit., pág. 21 y siguientes. Sobre una ilustra-
lción
to mai s amplia de este concepto, véase G. Vatti m o, Poesta e ontología,
Milán, -j 1967.
e 23 Véase Sentiert interroti, traducción citada, pág. 29 y siguientes.
u
cn
108
it
ro
p
a
r
perspectiva nueva
se , yexplica además por el hecho de que, junto con este aspecto de
claridad
e x p l yí de c i significaciÓri
t explícita
como ,a l a : o b r a s e
brirse.
u p n a . Sólo porque la obra no se puede penetrar nunca completa-
mente s ro e b s r esu n t a
ut l at enn todo significado (y nosotros aún dándole una interpre-
i b i 6 i i
tación e
e r i tenemos
reserva),
:ol r a,
droj,lkeSap.wlas.palabras
sct óo lon o ct i ean o los sonidos en la poesía :y Ola música)
,nunca r -es superflua, sino que, antes bien, es objeto de una especie
p
cel i sa o
i ,d ar
de culto (que degenera en
:d d e
mamos
:e esr l o Welt, mundo, a lo que declara explícitamente la obra en las
e
variase d s t
interpretaciones, la tierra (Erde) en Ja obra será su permanen-
cv: oa m e r c i o
te e e reserva de significaciones que ulteriormente (pero nunca definiti-
d
lcl ak e rsiempre podrán hacerse explícitas. La obra, dice Heideg-
vamente)
e
lger, a s
cáe oexpone c nt (manifiesta) un mundo y al propio tiempo p r o
(propone, S
o i b • antepone)
r a
e se retrae yla'se-tierra
•n y Ia presenta precisamenteco mo
e t dr ique
aquello sg t cierra, esto es, como reserva." La exis-
tencia d
cs, u ic eómisma de la obra como obra está toda ella en el conflicto de
e l
d e
estas n
u s ,
C ados dimensiones; hasta la forma, que tradicionalmente indica
a r t e
el fyi carácter í de clara definición de la obra, su visibilidad (en el senti-
C
)s griego i
do o n i de idea), se interpreta aquí como el hecho de que la obra
está .6 n
cfo situada en la "brecha" de este conflicto entre mundo y tierra.
25 q S A travds de este análisis, la obra de arte es como una "cosa"
S
a
z,q no se limita a pertencer a una apertura del mundo, sino que
qué id
abre lqu e instituye esa apertura misma: la obra no sólo produce un
le l
cambio e e interior al mundo, sino que además modifica la apertura
u
a -
misma, -p eproduce un "cambio del se r" .
ducto e del
2lr 6 Lm a hombre, o b peror a al propio tiempo es algo más que eso, ya
que a el propio artista, lejos de producir arbitrariamente la obra, está
ea a sn p o r
situado ú con ella y por ella en su apertura histórica. Esto es lo que
cHeidegger o
e i n e adelanta r t enolos primeros renglones de su ensayo:
n
pb t- er o -
r "Según el modo común de ver las cosas, la obra nace de
h • l a actividad y en virtud de la actividad del artista. Pero,
a
a
d 24 Ibtd., pág. 31 y siguientes.
n
a
d Ibed., pág. 48.
a
e 26 !bid., pig_ 56.
r
d
t
e 109
e
s
(
c
e
u
Len virtud de qud ,y a partir de qud el 'artista es lo que
es? En virtud de'Sii.obra. Que una obra haga honor a un
artista significatwefecto: sólo la obra hace del artista
un maestro.4eFirte'.'El-artista es el origen de-la obra y
laobraesel d e r artista".
27 - •
Anúnciase a4uíios catieteres propios del Uebereignen. Que
Heidegger st :PrOPongatto tanto un tratamiento "estético" como
un •discurso - titW*énératsobri'la relación dé hombre 'sf'iser que-
da confirtiader ;Por •
ensayoi
e l ' ,7'Heideggiit ie refiere tarlibién a otros modos de darse la ver-
dad
h eenti:::aCtiVidadvdel
ch o hombre:
d e' " t i n modo esencial en que la verdad se instituye en el
q u e ente , abierto por ella misma es la puesta por -obra de la
l l e verdad. g a Otro modo en que la verdad está presente es la
d o acción que funda un estado. Otro modo aun en que la
verdad se manifiesta a la luz es la proximidad de aque-
a
llo que no es simplemente un ente, sino que es el más
c i eacabado de los entes. Otro modo en que la verdad se
r t oencuentra es el sacrificio esencial.. Otro modo aun on
p u que la verdad acontece es la interrogación del pensa-
n t miento que, como pensamiento del ser, lo nombra en
su dignidad de problema."
o
2
d
Heidegger
' no reanudará ya explícitamente este discurso sobre
eel alcance ontológico de otras actividades del hombre, además de la
ldel arte, salvo en lo que se refiere al pensamiento en su proximidad
a la poesta.
29
3. Evento y Lenguaje
27 Ibid., pág. 3.
28 ' bid., pág. 46.
1
1
0
evento como Efebereignen (recíproca apropiación-expropiación de
hombre y ser); el mismo ensayo sobre el origen de la obra de arte y
la conferencia sobre Ildiderlin y la esencia de la poesfa, que es con-
temporá'nea de aqudl," contienen tarritddri Otro elemento decisivo
que sirve para definir más precisamente la noción
discernir
- d e sus e vimplicaciones.
e n t o En efecto,y 'el ensayo sobre la obra de ar-
te no se
p a r a limita a definir la obra como puesta por obra de la verdad
y como apertma de un mundo, sino que tambidn indica que en la
poesía (Dichtuni) está la esencia de todas las artes. "Todo • arte,
como advenimiento de la verdad, es en su esencia mistna poesia.7',
Tambidn en este caso, Heidegger llega al concepto de poesía como
31
esencia de las artes guiado por la palabra: la obra, como -puesta-por
obra de la verdad, y, por lo tanto, como apertura del erite'en
talidad,
, no proviene del ente sino que proviene de la fiada del ente;
la
sii t o - novedad radical, es decir, creación. Crear, inventar, imagi-
obra es
nar, excogitar etuno de los significados del verbo alemán dichten,
del. cual deriva la palabra Dichtung, poesía. Dichtung es pues ante
tódó creación, institución de algo nuevo : "La-verdad como ilumina;
ción y ocultamiento del ente se da en cuanto es gedichtet, expresa-
da como poesía".
32 Pero la poesía así concebida, como esencia inventiva de todas
las artes, ¿tiene algo que ver con la poesía como arte de la palabra?
Para Heidegger, el hecho de que Dichtung designe ante todo la poe-
sía como arte específica de la palabra no es casual, sino que alude a
una conexión profunda. Lo cierto es que "la obra de arte linguisti-
ca, la poesía en et sentido estricto del tdrmino, tiene una posición
peculiar en el conjunto de las artes"." Esto significa, como lo atla-
ra tambidn la conferencia sobre Hólderlin, que la novedad radical
del arte puede darse sólo o principalmente en la palabra. Ya en Ser
y tiempo, como se recordará, el lenguaje ocupaba una posición pe.
1
1
1
cufiar por cuanto, como signo, hacia manifiesta la estructura onto-
lógica misma de la mundanidal Ahora el lenguaje aparece como el
modo mismo de abrirse la apertura de] ser. En el mismo año en que
nacía el ensayo sobre la obra de arte, la Introducción a la metaft'si-
ca se proponía reconstruir la historia más remota (por lo menos en
la cultura europea) de la palabra ser afirmando explícitamente que
esa historia no es la historia de una simple palabra sino que deter-
mina y define el horizonte de la existencia histórica del hombre en
sus relaciones con el ente.
No resulta dificil ver que esta concepción del lenguaje, enten-
dido como lugar del abrirse del ser, empalma con aquella concep-
ción del ser entendido como luz, que vimos implícita en Ser y tiem-
po y en todas las obras posteriores. Los entes son en la medida en
que se sitúan en el proyecto que es el, Dasein mismo. Pero el pro-
yecto, que ahora se manifiesta no como una constitución trascen-
dental de la esencia hombre, ¿,cómo se define, cómo está concreta-
mente consthuido ? Resulta claro que Heidegger no lo concibe pri-
mordialmente como un modo de determinación de la sensibilidad,
como algo delineado originariamente en el nivel de la percepción;
aun el modo en que percibimos físicamente las cosas esta condicio-
nado por algo m-ás profundo, por esa precomprensión del ser que se
da, ante todo (aunque no exclusivamente), en el pensamiento. Aho-
ra bien, esta precomprension se concreta de hecho en un lenguaje,
en un mundo de palabras y de reglas gramaticales y sintácticas. El
proyecto dentro del cual las cosas cobran ser es pues un hecho lin-
güístico: "Donde no hay lenguaje, no hay apertura del ente... El
lenguaje, a] nombrar el ente, por primera vez lo hace llegar a la pa-
labra y a la aparici6n". 34
Puesto que la apertura del mundo se da ante todo y funda-
mentalmente en el lenguaje, es en el lenguaje donde se verifica toda
verdadera innovación ontológica, todo cambio del ser: "el lenguaje
mismo es poesía en un sentido esencial". E s t o significa también
que el lenguaje es poesía (creación, apertura, innovación ontológi-
ca) sólo en su sentido esencial: no todo hablar es creación, puesto
que por to común el hablar ha declinado a mero instrumento de
comunicación que se limita a articular y a desarrollar desde el inte-
34 !bid_
35 ! b i d , pág. 58.
112
nor la apertura ya abierta. Pero en el lenguaje esencial se instituyen
los mundos históricos en los que el Dasein y el ente se relacionan
entre sí en los varios modos de 3a presencia humana en el mundo
(conocimiento, acción): la poesía es así "el fondo que rige la histo-
ria", como dice Heidegger en su conferencia sobre Hólderlin.
36 De manera que el lenguaje es la sede, el lugar en que acontece
el ser como abrirse de las aperturas históricas en las que está lanza-
do el Dasein, y Heidegger concibe la estructura del Ereignis según el
modelo de la relación del hombre con el lenguaje. Por un lado, co-
mo se dice también en la conferencia sobre H61derhn, es el lenguaje
el "que rige nuestro Dasein"; nosotros dependemos de él: "El len-
guaje no es un instrumento que esté a nuestra disposición, sino que
es ese evento que dispone de la suprema posibilidad del ser del
hombre"' 1 Pero, por Otra parte, precisamente el mismo escrito
toma de Hbiderlin la caracterización del hombre como un Gesprach,
como un diálogo.
pre
38 respuesta L a al llamado de los dioses.
39
p a l a b r Esta estructura dialogurstica del habla humana adquirirá cada
vez mayor relieve en los escritos posteriores, sobre todo en los ensa-
a
yos reunidos en el volumen En camino hacia el lenguale:
q
sin
w duda q uu elaemáse significativa
s y característica de las obras recientes
'de Heidegger.
! En ella, Heidegger desarrolla ampliamente las impli-
caciones
n o m del nexo
b lenguaje-evento. La tesis, ya enunciada en Sobre
el
r a humanismo, de que el lenguaje es "la casa del se r"
rada
4 1 ed
q el
u sentido
e d a de que
a c"ell lenguaje
a - es la custodia de la presencia
a
testo es, del ser de las cosas como darse en la presencia], el modo
lde darse oel evento" .
s4
tructura de apropiación-expropiación del evento? E l lenguaje es
d
9• , i ) t ioei
st i 36 eeErtalderungen.zu
n se Höiderlins Dichtung, Frankfurt, 0 6 3
"d 37 3 e' bi d., pág. 35.
e
c , p á g .
o Ibi d., 3 9 .
m pág. 36.
38
sú n
38
se Ibii d.
, l
e e40 pUnterwegs
ltre 1950 n g zur Sprache, op. ci t., que m i ne escritos compuestos en-
y á1959.
m
u ag. j - e
41 Ueber
3 den Humanismus, op. cit., pág. 5,
c
o 42 7Unterwegs zur Sprache, op. cit., pig. 267.
.
n 113
l
a
e
esencialmente algo de que disponemos y que sin embargo, en otra
vertiente, dispone de nosotros, nos es entregado en cuanto lo habla-
mos, pero se apropia de nosotros en cuanto, con sus estructuras,
delimita desde el comienzo el campo de nuestra posible experiencia
del mundo. Sólo en el lenguaje las cosas se nos pueden manifestar y
sólo en el modo en que el lenguaje las hace aparecer. "Es la palabra
lo que procura el ser a la cosa"." Esto significa que todo hablar
concreto presupone que el lenguaje haya ya abierto el mundo y que
tambien a nosotros nos haya colocado en di. Toda problematiza-
ción del lenguaje (y con mayor razón todo uso concreto, ontico,
del lenguaje) presupone que éste nos haya ya hablado." El lengua-
je es ante todo, y más originariamente que una facultad de la que
disponemos, un "dirigirse a nosotros" (Zuspruch) sin el cual no po-
dríamos hablar." Si esto significa que el habla es ante todo y fun-
damentalmente un escuchar, no quiere decir, sin embargo, que el
hombre sea un oyente pasivo; el lenguaje no es accidentalmente
Zuspruch; en ese dirigirse a nosotros consiste su esencia misma. El
lenguaje "tiene necesidad del habla humana y no es empero puro
producto de nuestra actividad lingufstica"." El lenguaje es anun-
cio, llamado, mensaje y usa al hombre como pertinente "menza-
i
e Este modo de precisar el concepto de evento con referencia
al lenguaje no representa sólo una ilustración de ese concepto; en
r
virtud de dicha ilustración se hace inequívocamente claro que ha-
cblar de historia del ser no significa limitar o excluir la iniciativa del
,hombre. Alin cuando Heidegger dice que "el lenguaje es monOlogo,
-esto es, que es sólo et lenguaje el que habla y habla él solo ",4-8 esto
.no puede entenderse en el sentido de que el hombre no sea actor y
4sea mero espectador de la historia. Si bien esta interpretación equí-
voca puede surgir cuando se habla de historia del ser porque el ser
7
115
del llamado y la identidad, estén relacionados precisamente en el
mismo período es una indicación importante para descartar que
Heidegger piense la relación con el ser como puro y simple hecho
de pertenecer históricamente a una época (lo cual seria una posi-
ción de historicismo integral), o bien lo contrario, como una rela-
ción con algo que está "más allá" de la historia y permanece idénti-
co en las vicisitudes de variación de ésta. El Selbe
"es algo común que recorre todo el destino del ser des-
de el principio al fin. Sin embargo, resulta difícil decir
cómo ese carácter común haya de concebirse ya que no
es una generalidad que valga en todos los casos, ni una
ley que establezca la necesidad de un proceso en el sen-,
tido dialéctico del término"."
116
pensamiento (en el sentido en que éste implica también cierto pro-
yecto del sentido del ser). Una vez puesto de manifiesto que el even-
to del ser acontece en primer lugar y fundamentalmente en eilen-
guaje, el pensamiento que quiera salir de la metafísica deberá colo-
car el lenguaje en el centro de su atención; ya no podrá considerar-
lo, como ocurre en la metafísica, un instrumento para comunicar
o para manipular el ente ya abierto en la simple p r e
deberá
- reconocer que es el lenguaje lo que "procura el ser a la cosa".
El
s e n c i a , s ya
pensamiento i nno oserá unqir a las
u cosas
e mismas mediante el len-
guaje entendido como instrumento; a las cosas mismas se llegará,
según el lema fenomenológico, sólo en el lenguaje y reflexionando
sobre el lenguaje. En camino hacia el lenguaje, el título que, como
dijimos, Heidegger dio a una colección de sus escritos recientes so-
bre este tema, puede servir como guía para definir la fase en que ha
culminado hasta ahora su filosofía. L a reflexión sobre el lenguaje
no es una reflexión sobre la relación de lenguaje y realidad, ni sobre
la propiedad o impropiedad del lenguaje para describir las cosas, ni
es una reflexión sobre un "aspecto" del Dasein del hombre. Aten-
diendo a las premisas que hemos visto hasta ahora, dicha reflexión
es la forma eminente de la experiencia de la realidad misma. Si es
en el lenguaje donde se abre la apertura del mundo, si es el lenguaje
lo que da el ser a las cosas, el verdadero modo de ir "a las cosas mis-
mas" será ir a la palabra. Esto ha de entenderse en su sentido más
literal: las cosas no son fundamentalmente cosas por estar presentes
en el "mundo exterior", sino que lo son en la palabra que las nom-
bra originariamente y las hace accesibles hasta en la presencia tern-'
poroespacial.
Es éste el sentido del nada fácil concepto heideggeriano de
Geviert.
51'
elaborado precisamente en un ensayo sobre la .
ncosa
o c iyó desarrollado
n d e en los escirtos sobre el lenguaje. El término
Geviert se puede traducir como "cuadrado" o "cuadratura". Aten-
diendo a este concepto, el ser cosa de la cosa no es ni la simple pre-
sencia de que habla la metafísica, ni tampoco la instrumentalidad
teorizada en Ser y tiempo, que partía del modo inauténtico del
existir cotidiano. Desde el punto de vista alcanzado ahora, aun la
instrumentalidad, basándose en la cual Ser y tiempo definía el ser
51 Das Ding, en el volumen Vottr tike und Aufsdtze, op. cit. pkgs. /63-
185 ( es el texto de una conferencia de 1950).
117
de las cosas, es sólo el comienzo de un discurso que debe conducir
al descubrimiento del autentico modo de ser de las cosas, esto es,
al descubrimiento de su modo de darse en un mundo que ya no
está dominado por la metafísica. El ser de las cosas ya no es la
instrumentalidad de estas; "las cosas hacen morar junto a sí la cua-
dratura de los cuatro. Ese hacer morar recolectante es el ser cosas
de las cosas".
como
52 Ldice o sHeidegger en un lenguaje que debe ciertamente a su fa-
miliaridad
" c u a con t 116Iderlin, la tierra y el cielo, mortales y divinos. Es-
tas palabras poeticas se sustraen a una clarificación cabal y concep-
rtual; o pero " el hecho de que sean palabras poeticas ahora ya no puede
q n ifica
sig u r
lae
- verdad „„en su sentido más radical. Considerando otra página de
Heidegger,
cu n o n
puntos
sm et nicardinales.
1 t No son entes intramunclanos, sino que, antes
bien,
4 l o son
s dimensiones de la apertura del mundo en que están los
u
o
entes r y intramundanos.
e
cn
p ue a Quet se trata de dimensiones (no como medidas, sino como
rldirecciones
s o o constitutivas en las cuales el mundo se extiende) queda
sa
t e eó
confirmado por la propuesta, que formula Heidegger en el ensayo.
p
Sobre
rc i uucel problema del ser, de escribir la palabra ser, Sein, cubierta
por
e una tachadura en forma de cruz, a s í : . La tachadura debe
a
o , dd no sólo que el ser del que estamos hablando no es el ser de
indicar
e na
rla
y metafísica, t sino, sobre todo, debe subrayar el hecho de que el ser
e
u
a nr
tes
a eleevento que se abre en las cuatro direcciones del Geviert.P
q tldscosas
p
á
m
fica
n
sig
u
q
,¿
ro
e
sn
u e d
resuelve en su recolectante hacer morar junto a sí a los cuatro de
la
e
o cuadratura?
r Ya hemos indicado que ese ser no puede identificar-
e
scne con un modo de darse las cosas en la presencia tempomespacial.
e
Si están dadas en la presencia temporoespacial, las cosas correspon-
o
s,den siempre a una apertura, son interiores a ella y tienen un signifi-
m
cado,
e es decir, ser, sólo con referencia a las otras cosas; son, en su-
o
ma,
n instrumentos_ Sólo la obra de arte, según vimos, no se limita a
articular
"l d una apertura ya abierta, sino que funda la apertura y en
este
ia rfundas hace que se haga presente no sólo la verdad como mun-
e
p 52 c
Unterwegs zur Sprache, op. cit., pig. 22.
co i
o 53
n Véase I b a , pág. 215.
e
e
s 54 s WaseZur Seinsfrage, op. cit., pág. 31.
"118
í
o
a
d
do, sino también la no verdad, la reserva oscura, la tierra. Pero la
obra de arte se reveló en su esencia como poesía. No es pues casual
que el concepto de Geviert se formule en términos "poéticos". Las
cosas son cosas, en el sentido del recoteetante hacer morar, sólo en
el lenguaje, el cual es esencialmente poesía. En este sentido ha de
entenderse la afirmación según la cual es la palabra lo que be-dingt,
"hace cosa", a la cosa (Ding)."' No sólo el darse de la cosa como
simple presencia es un modo de ser derivado, vinculado con una
mentalidad objetivante que a su vez es sólo un modo histórico de
determinarse la "instrumentalización" que el Dasein siempre lleva a
cabo frente a las cosas; sino que tampoco la instrurnentalidad es el
verdadero modo de ser de las cosas; éstas se dan como instrumentos
,sólo
• en la esfera de la existencia inauténtica y de la condición
"caída" de la época metafísica. Simple presencia e instrumentali-
dad son, pues, sólo modos de ser derivados y "de-yectos" de la cosa.
Esto se manifiesta ante todo en la imposibilidad de pensar sobre es-
tas bases el ser cosa de la obra de arte y, en virtud de la reflexión
sobre el carácter lingüístico de la apertura del ser, esa imposibilidad
se extiende a todo tipo de entes intramundanos_ La cosa es realmen-
te cosa sólo en cuanto "hace morar junto a sf" tierra y cielo, mor-
tales y divinos; pero la cosa lo hace así no en cuanto presencia tern-
paroespaciat, sino que lo hace en la palabra poética. De manera que
ni siquiera el "hacer morar" ha de entenderse con referencia a la
simple presencia, como un "evocar" O un "hacer venir a la mente"
psicológico; mis bien, si se quiere un ejemplo positivo de este mo-
do de ser de la cosa en la palabra, habría que pensar en el gusto hei-
deggeriano por la etimología, que es justamente una manera de re-
montarse (a través de las vicisitudes y las conexiones de las palabras)
a esas dimensiones auténticas, ontológicas de la cosa nombrada. El
sentido de esta doctrina heideggeriani, tal como se ha enunciado
hasta ahora, puede resumirse del modo siguiente: el ser de las cosas
no es ni su simple presencia temporoespacial, ni su instrumentali-
dad ; antes bien, al reflexionar precisamente sobre la instrumentali-
dad y sus límites nos vemos llevados a reconocer que las cosas son
cimas sólo en cuanto, independientemente de articular desde el in-
terior una apertura histórica ya abierta, intervienen de algún modo
para determinarla y fundarla. Pero, como lo muestra el descubri-
miento del conflicto entre mundo y tierra, conflicto constitutivo
119
de la obra de arte, las cosas pueden abrir y fundar la apertura t'el
mundo en cuanto, hacen que_se-haga presente no sólo et ente intra-
Lmundanci,. Sino tamb n e s conStitutivas-del-evento- del
ser (eso .
q u e ees •deeir, en Cuanto
tierra);
corno
-l lo que funda y abre toda apertura histórica y corno lo que no
se reduce i sa an ,
•se e r d
¡nodo
te a l e no ; e t i ' l a s p r e s e n c i a
a nts l
yprecisamente, a enrel lenguaje poético, lo cual no quiere decir ne-
más
,a- p e r t
•cesariamente
p r o x iel m i d
tu e rmap' so r.o e s plenguajea c i a l de
, la poesía, sino que se trata del lenguaje
en
O su
a db
sfAu ei hr n o e n
r
d Laeexperiencia l a la que la fi
e
o l
quiso zs. a ; rremitirse l oe as o f ícomo
a r ae su nfundamento y a su Jegítimación no pue-
de lb pues
e i n g u a j e
o
e r i t i o sd a m
m
en
-;e el tiempo
n y el espacio, o por lo menos no primordialmente así, si-
no g
l como
o i s, un escuchar u el lenguaje. El pensamiento es fundamental-
eyn ,o na t h i s t o r i
Mente
elr in ad una escucha del lenguaje en su originaria condición poética,
esto es,
i aen su fuerza de fundición y de creación; por eso, el elemento
ea
en r scual se desarrolla nuestra existencia es la proximidad de pensar y
yg el s i e m p
poetizar.
esc r
e r e
sdc 6 Corno .escucha del lenguaje,' el pensamiento es hemrlenOtica.
e
n éste un término que, aunque Heidegger lo emplee cada vez me-
Es
eo
nos a
d
nsd después de Ser y tiempo, puede considerarse como una de las
i
palabras e guías de todo su pensarniento.
na
5go
con ' el origen teológico de la especulación heideggeriana ;
lo s 8 la
-rl con p manifestación s del ó carácter
5 e r o - lingüístico del evento del ser,
laup hermenéutica llega a asumir su vasta y originaria significación on.
7na E l La
tologica. t étradición
r m i filosófica
n o (sobre todo a partir de Sehleirma.
u
ta.o i a quien
eher e nse une e Dilthey) utilizó este término para designar la
e
-b
qdoctrina u de lae interpretación, primero sólo de determinados "tex-
m
tos"
V -d
r básicos e (la rSagrada Escritura, las leyes, la literatura clásica) y
ae
luego, justamente a partir de Schleiermacher, para designar la inter-
•a
nn
pretación de todo discurso escrito o hablado, de todo producto lin-
d
güístico.
es Ahora 'bien, puesto que el ser de las cosas y del Dasein
e
re
'
ar 56 Véase fb id. , pág. 189.
a
cd 51 Véase l o que Heidegger dice a este respecto en cl diálogo referido en
Unterwegs r zur Sprache, op. cit., pig, 95 y siguientes_
oe
t
m e 58 Véase Unterwegs zur Sprache, op_ cit., pág. 96.
e
o
120 sl
ut
l
ne
a
e
m
mismo es tal ante todo en el lenguaje, y como, por otro lado, la
existencia es_ constitutivamente relación con el .ser, hermendutica
es decir, interpretación
misma en su dimensión más autdritica.
-
, •e- n c u e n t r o
deCinterpretación y de hermen6utica se modifica profundamente,
c o n e
Enouna perspectiva en la que el lenguaje es sólo instrumento para
,analizar y comunicar una "realidad" constituida fuera e indepen-
1n
dienteinente del lenguaje, interpretación no puede querer decir otra
cosa
l e e n- g u a j
- su e que ella designa. Pero si el lenguaje, lejos de ser puro instru-
"cosa"
q
mento
re te de información, es aquello que da el ser a las cosas, ¡s'II s
rá
em aelo objetivo y cuáles serán las reglas de la interpretación? Es decir,
-¿cómo
-n se escucha autdriticamente el lenguaje?
) ' t r En sus escritos recientes, Heidegger elabora un concepto de
- ar
a
hermendittica que se prOpone oponerse como modo de pensar au-
se des 'al pensamiento metafísico dominado por el principio de ra-
tdnticó
zón l i suficiente."
d a El pensamiento metafísico reconoce corno ente
sólo e c aquello
x ielde slo que puede darse razón, aquello de lo que se pue-
deaindicar fundamento, el G n d pero ese fundamento vale en
lt e es reconocido
n c
cuanto por el sujeto; el principio de razón suficiente
ieslprinciplum
s a "reddendae" rationis.
te
613 i equedó P e 'organizado
r o u dentro
n ade la cadena de la fundación y una vez
que g x todo se ha convertido en Grund, todo queda reducido al poder
v e z q u e
del n - sujeto, el cual a • su vez ya no tiene un verdadero piso (Boden,
tsuelo, oterreno),
d un o fondo en que apoyarse del cual, como humUs
t
eo
todavía l
fecundo (cómo "reserva" en el sentido de la tierra de la
e
ea delarte), ipueda -aún brotar historia.
obra
l n
as "El hacer valer. total de la enunciación de la supuesta
i razón suficiente amenaza arrebatar al hombre toda po-
s sibilidad de poseer una patria y le sustrae el suelo única-
i ó
mente en el cual puede darse algo nativo, es decir,
gn aquello de lo que hasta ahora nació y creció toda gran
n,
i e 59 En Der Satz vom Gr und, Pfullingen, 1957, que reproduce el texto
de fi lun cursopor
formulado
universitario de 1955-56, Heidegger vuelve a tratar este principio
Leibniz y su significación después de haberto hecho en La e-
senciac s del fundamento, que es del año 1929.
a i 69 Véase Der Satz vorn Grund, op. cit., pgg. 47.
cg
i n 121
ói
nf
época de la humanidad, todo espíritu fundador de mun-
dos, toda caracterización histórica de la esencia del
hombre".
61
El pensamiento metafísico dominado por el principlum red-
dendae rationts es el pensamiento de la declaración explícita total
(recuérdese la "publicidad" como constitutiva de la época metafísi-
ca); pero ese declarar explícito, como ahora sabemos por la refle-
xión sobre la historia de la metafísica, lejos de hacerlo todo real-
mente explícito, precisamente para poder ser total, olvida lo que
nunca puede reducirse a fundamento: el ser que trasciende toda
concatenación y explicación: de fundación interior al ente.
A este pensamiento de lo explícito, Heidegger opone ahora eI
pensamiento hermenéutico como escucha del lenguaje en su esencia
de lenguaje poético (esto es, de todo lenguaje en su fuerza de aper-
tura y de fundación). Esta escucha, que no puede ser ni el remontar-
se a la cosa significada ni —que viene a ser lo mismo— la declaración
explícita total que olvida lo oscuro de lo que procede toda apertura,
debe abrirse para acoger el ser cosa de la cosa: a n la escucha, para
ser auténtica, debe dejar ser junto a la cosa la cuadratura de los cua-
tro. Este modo de interpretar la palabra es lo que Heidegger llama
ErZrterung.
cusión,
62 pero Heidegger se apoya en la raíz (Ort = lugar) para subra-
yar el hecho de que la verdadera escucha es aquella que no se limita a
E s t e
tomar nota de lo que se dice explícitamente en un discurso, sino
tqueécoloca
r m (por eso traduciremos el término por "colocación") lo
idichon o en el "lugar" en que resuena, es decir, en lo no dicho, de lo
cual
s i procede
g n lo que se dice que es regido por lo no dicho:
i fi c a
%Qué otra cosa es leer sino recoger [recolectar, cose-
, char, y también aquí se presta el vocablo alemdn que
e
n 61 1170., pág. 60.
s 62 Sobre el concepto de ErÓrterung, véase especialmente Unterwegs zur
u
Sprache, op. ci t., pág. 37 y siguientes; acerca de la distinción de este concep-
toa respecto
c de la Erkidrung (explicación), propia del pensamiento metafísico,
y respecto d e l a Erlduterung (ilustración, dilucidación) fenomenológica,
e
véanse p páginas de O. P6ggeler, Der Denkweg Al. Heideggers, op, cit., pág.
las
c y siguientes;
282 i y también G. Vatti m o, Essere, ator a e linguaggio, op. cit.,
1especialmente
ó n pág. 181, donde se retoma y discute la interpretación de Pi5gge-
ec o
122
t
r r
-
.i e
n t
e ,
análogo a l del latín donde legere significa también
recolectar], recogerse en la recolección de lo que per-
manece no dicho en lo que se dice?"
63
Lo dicho y totalmente explícito queda encerrado en el cerco
del Grund; en efecto, una vez explícito está agotado porque ya no
le queda más "nada que decir". Sólo si, en lo que se dice y se da co-
mo explícito, está también presente (como' la tierra en la obra de
arte) algo implícito que permanece como tal; sólo en ese caso la pa-
labra del pasado nos habla todavía verdaderamente; sólo en ese
caso, como también decimos en el lenguaje corriente, esa palabra
tiene algo "que decirnos". La hermenéutica en la que piensa Heideg-
ger es aquella capaz de interpretar la palabra sin agotarla, respetán-
dola en su naturaleza de permanente reserva.
También en este sentido hay que entender la insistencia de
Heidegger en conceptos tales como el de sileficio y el de escuchar
el silencio. El llamado a que responde el hablar del hombre es, en
in esencia más profunda, silencio. ° El hablar auténtico puede en-
tenderse, él mismo, pues, como "el simple callar en el silencio".
Estas expresiones que parecen alpdir al predominio de una ontolo-
65
gía negativa en el último Heidegger, cambian empero de sentido si
se laSconsidera atendiendo al concento de lo no dicho como reser-
va permanente, en diálogo con la cual el Dasein se realiza como
histórico ser en el mundo. El rechazo de la declarapion explícita to-
tal y el consiguiente esfuerzo para construir una hermenéutica de la
escucha no han de considerarse como un gratuito salto a la "místi-
ca", pues corresponden simplemente al reconocimiento de que el
llamado al que respondemOs debe dejarse valer como llamado, co-
mo una llamada dirigida a nosotros pero que en su origen es autó-
noma de nosotros. La metafísica, como se recordará, fue reconoci-
da en i 2 u
émismo e sdel hombre; en cuanto ser en el mundo, en cuanto proyecto
el
l a hombre trasciende constitutivamente al ente y por eso plantea el
problema de su ser. Este "instinto" metafísico, que la metafísica de
m e t
a l Y s 63 Es un pasaje de una carta dirigida a E. Staiger en 1950, reproducida
en E. Staiger, Die Kunst der Interpretation, Zurich, 1955 (este pasaje está
i enc laapág.
? 48).
c 64 Véase Unterwegs zur Sprache, op. cit., pág. 216.
o
66 /bid., pig. 152.
m
o 123
c o
n n
a t u
r a l
hecho traiciona, es lo que remite a l hombre metti tit philsikd
más allá de los entes, en la dirección de una alteridad radical. El
pensamiento metafísico, al reducirlo todo al esquema de la funda-
ción racional, no deja subsistir ninguna alteridad; éste es el sentido
de la desaparición del Boden, del suelo, del fondo. El sistema de la
fundación esti todo sustentado por el sujeto que reconoce la vali-
dez de los fundamentos. En la metafísica toda desplegada, corno se
ve en Hegel antes que en Nietzsche, el sujeto ya no encuentra otra
cosa que a sí mismo. En contraposición a este resultado nihilista, el
pensamiento, como "hermenéutica cdocante", se propone justa-
mente en primer lugar dejar que lo otro sea lo otro. El llamado es
algo que trasciende las respuestas que sucesivamente se dan y sólo
esto arantiza que la historia continúe corno historia, que nuestra
existencia de "mortales" (así se llama Da s e in en el Geviert),
es decir, de mortales abiertos al futuro (en Serf.' tiempo es la anti-
cipación de la muerte lo que abre verdaderamente el futuro), pueda
ser verdadero proyecto. De suerte que el pensamiento hermenduti-
co es el único que realmente puede satisfacer la exigencia de "alter--
dad" que movía a la metafísica misma.
La "negatividad" que, en los escritos inmediatamente poste-
riores a Ser y tiempo, caracterizaba al ser frente al ente, se manifies-
ta desde este punto de vista como una connotación todavía vincula-
da con el pensamiento metafísico. El ser aparece como la nada sólo
si se lo considera desde el punto de vista del ente, sólo si se lo con-
cibe atendiendo al ente como criterio del ser y de la verdad. Lo que
es negatividad para la mentalidad que aún no está liberada de la
metafísica, por más que ahora advierta su fin, se presenta en cam-
bio esclarecido como la "reserva" o, como también dice Heidegger,
la condición escatológica del ser .
do
6 6Ser E yl tiempo y que había quedado sin resolver, el problema de
la temporalidad
p r o b l e m delaser, encuentra ahora un principio de solución
en el descubrimiento del concepto de época aplicado al ser y como
q u ede la historia: hay historia, es decir, hay "épocas" en
fundamento
hcuantoa la epokhe,
b í laa suspensión, la reserva, caracteriza al ser
pmismo.
l a n t e a
ha
-67 de acontecer, un anuncio, un futuro que (así como la muer-
L a
h i s 66 Véase Sentieri interrotti, traducción citada, pág. 305.
t o r 67 !bi d,. pág. 314.
i a
124
e
x i
s t
te abría al Dasein en Ser)' tiempo) abre la historia impidiendo toda
petrificación en posibilidades individuales, en realizaciones logradas.
El hecho de que, en el propio Heidegget, se encuentren fre-
cuentemente expresiones y formulaciones (como todas aquellas
que insisten en el silencio) que hacen pensar en una "ontología ne-
gativa", indica sólo la dificultad que encuentra el pensamiento para
llegar a concebir una relación con el ser no "metafísica". El fin de
la metafísica no es una operación "teórica" que pueda realizarse
con el reconocimiento de un error y la adopción de una doctrina
más adecuada. El olvido del ser no es un hecho que atañe sólo el
pensamiento, sino que determina todo el modo de ser del hombre
en el mundo; metafísica es no sólo ei pensamiento racional de la
fundación, sino también toda la existencia inauténtica en la cual el
hombre concibe las cosas y se concibe a sí mismo sólo en términos
de instrumentalidad y en la cual está sometido a la dictadura de la
"publicidad" y, podríamos decir, de la cultura de masas. El sentido
de la. tesis ,
también
h e i d eéste g : la superación de la metafísica no puede ser nunca só-
lo
g una
e r i operación del pensamiento, pues se trata de una mudanza
an
mucho más vasta y radical del modo de ser del hombre en ei mun-
a
do, mudanza de la cual el pensamento es sólo un 'aspecto (y ni si-
d
quiera eel principal, ya que también él debe aguardar a que el ser se
q dirijau de un nuevo modo)." El insistir en la escuha del lenguaje
le
no
e puede ser pues entendido como una profesión de "idealismo"
en
l el sentido más trivial del término, como creer que la historia se
haga ante todo con ideas y con palabras. Quien afirma esto, diría
a
Heidegger, lo hace siempre dentro de una perspectiva metafísica
m
que ve e last "ideas" y las "palabras" como algo a lo que se contrapo-
a
ne el serí concreto de las cosas y que pretende afirmar, contra este
f
carácter
s i cconcreto, la llamada fuerza del "espíritu". Todo esto (y
hay
a que hacerlo notar a causa de los equívocos que la misma termi-
nología de Heidegger puede hacer surgir y ha hecho surgir) está
e
muy lejos de la intención heideggeriana. El lenguaje, que es el lugar
sverdadero del evento del ser, no es el lenguaje como "hecho espiri-
h
tual", i
contrapuesto al carácter material y concreto de las cosas;
s est todavía metafísica. Que Heidegger, por la dificultad misma
esto
de
o formular
r un pensamiento "ultrametaffsico", no to defina clara-
mente
i a en esta su esencia alternativa, no autoriza a rebajar la inter-
d 68 Wase, por ejemplo, Was heisst Denken?, op, cit., pág. 34.
e
125
l
s
e
r
pretación, sin más ni más, sobre la concepción del ser y de la reali-
dad que hemos heredado de la metafísica.
De manera que desde el punto de vista de la metafísica, la on-
tología heideggeriana es una ontología negativa, y toda interpreta-
ción de ella en un sentido apofántico sólo atestigua la permanente pre-
sencia de prejuicios metafísicos. Por otra parte, la posibilidad de
comprender realmente el proyecto heideggeriano del sentido "no
metafísico" del ser —posibilidad que incumbe a Heidegger mismo
antes que a sus intétpretes— no es algo que se construye o se desa-
rrolla con un simple ejercicio del pensamiento, sino que depende de
un cambio del ser mismo como apertura histórica del ser en el
mundo en el que el hombre está arrojado. Mientras que el ser se de sólo
en el olvido metafísico, el hombre puede existir únicamente en la
inautenticidad; pero, viceversa y con la misma legitimidad, mientras
el hombre exista en la forma de la inautenticidad, e! pensamiento
no puede esperar ir verdaderamente más allá de la metafísica. La
existencia inauténtica no es la tinica posibilidad del hombre.
el
° pensamiento
Q u e pueda sólo "preparar" la superación quiere decir
que esa superación es un hecho global que no puede realizarse tini-
cmnente en el nivel de las "ideas". Pero, desde este punto de vista,
la meditación sobre cl lenguaje y sobre la poesía, en la cual Heideg-
ger concentró su atención en los escritos más tardíos, no posee
ningún título para pretender un mayor radicalismo respecto de
cualquier forma de empello histórico: eso era lo que se señala-
ba vigorosamente en las páginas de El origen de la obra de arte, donde
se habla de los varios modos de darse la verdad. En realidad, Hei-
degger no desarrolló esa indicación dada allí, y preguntarse por qué
no lo hizo puede ser un modo de iniciar el diálogo con este pensa-
miento que, en su esencia más profunda, todavía está en marcha.
126
CRONOLOGIA DE LA VIDA Y DE LAS OBRAS
129
Historia de la critica
131
nada por la referencia casi exclusiva a Ser y tiempo.
ción
2 Lque a sei da
n tdeeestar pobra
r e se
t caracteriza
a - pot el absoluto predomi-
nio de los ternas existencialistas (a una luz con frecuencia antropo-
lógica) sobre los temas ontológicos. Dicha interpretación entra en
crisis cuando, en 1947, Heidegger publica Sobre el humanismo, que
responde a una especie de "encuesta" de Jean Beaufret sobre ese
concepto. No se debe a una casualidad el hecho de que este "mani-
fiesto",del segundo Heidegger se presente como una torna de posi-
ción polémica frente al existencialismo francés: el pensamiento de
la existencia, en los dios que siguen a la segunda guerra mundial, se
habla hecho popular precisamente por obra de sus representanfes
franceses, ante todo Sartre. Este existencialismo, que hizo explo-
sión en Francia después de la guerra, tenía sus premisas en una ela-
boración de la temática existencial desarrollada en la década de
1930 y profundamente arraigada en la tradición filosófica francesa
en la cual esa temática se encontraba en la reflexión de pensadores
como Gabriel Marcel, Louis Lavelle, René Le Senne o como N.
Berdiaeff.
taciones,
3 E l que genéricamente podríamos llamar de existencialismo
espiritualista,
b l i influye profundamente en la reflexión historiográfica
que se lleva a cabo en Francia sobre los filósofos de la existencia,
m a
desde Kierkegaard a Heidegger, y determina que sea mayor el inte-
d por
rés e tKierkegaard y por Jaspers que por Heidegger.
4e Lr de
ción amla temática
a c e nantropológica
t u a - o hasta religiosa, por lo menos en
los
i ntérminos
a de Ser y tiempo, nace precisamente a causa del predo-
minante
d o interés por Kierkegaard, independientemente de la influen-
cia
p de la tradición espiritualista francesa.
El tono y las orientaciones con que la cultura francesa de la
o
década de 1930 recibe e interpreta el pensamiento heideggeriano
r
dentro del marco general del existencialismo se pueden encontrar
e
l 2 Un ejemplo de este hecho se puede ver en la obra mis importante
sobre Heidegger publicada antes de 1945, que es el libro de A. de Waelhens,
p r
La philosophic de M. Heidegger, Lovaina, Pails, 1942, nueva edición, ibid.,
1967.
e d
o 3 Sobre el pensamiento francés entre las dos guerras, véase F. Valenti-
mLa filosofia
ni, i francese contemporanea. M i ti n, 1958.
n i4 Sobre este punto remito a los numerosos escritos de Jean Wahl sobre
eloexistencialismo, cuya etapa esencial está señalada por losEtudes Iderkegaar,-
diennes, París, 1938.
d
132
e
e
s
atestiguados y en forma resumida en una conferencia dada por Jean
Wahl en 1949 y en la discusión eh que participaron algunos de los
pensadores que, precisamente en los arios anteriores a la ,segunda
guerra mundial, hab fan pesado de manera determinante en la inter-
pretación del existencialismo.
sofía
5 E heideggeriana
n e s t como e una filosofía compuesta de elementos he.
terogéneos:
t e x t o , temas kierkegaardianos, como la angustia y la Sorge (a
los cuales Wahl asigna importancia predominante), la afirmación
W a h l
del ser en el mundo (para Wahl, de derivación husserliana), el onto-
p r e
logismo. Perosesteeúltimo n elemento es sustancialmente inconciliable
t alos Otros dos. El pensamiento de Heidegger es definido como
con
l pensamiento
un a polarizado entre la atención al individuo y a sus
experiencias
fi l más
o profundas
- (la angustia, la muerte, la Sorge) y la
circunstancia de pertenecer al mundo como totalidad!' Las inter-
venciones en la discusión incluidas en el volumen confirman la ten-
dencia general a colocar en segundo plano —o en la interpretación
del pensamiento de Heidegger o en la valoración de su significado—
el problema ontológico: para Berdiaeff,•"sólo en la subjetividad se
puede conocer la existencia, no en la objetividad; esta idea central
ha desaparecido en la ontología de Heidegger... Jaspers tiene mucha
más razón que Heidegger y está mucho más próxinio a Kierkegaard
y a Nietzsche".
Heidegger
7 P o r a la luz de conceptos como el de angustia y el de muerte
ve
O sut esfuerzo
r a ontológico condenado al naufragio de la total nega-
tividad, a la "náusea de la impotencia": tal es el caso de la interven-
p
ciónafuertemente
r t polémica de Georges Gurvitch.
e
la ,
8 discusión
T o d ose desarrolla e l según r estos
e spolos:
t ola problemática ontoló-
q
gica u erechaza
i
d se por no considerársela homogénea con la vocación
originaria
e n del existencialismo; o bien, si se toma en consideración el
intento
c o ontológico,
n se lo hace determinar de modo tan exclusivo por
los temas "existencialistas", que resulta de ello una ontología de la
t i n
nada y de la impotencia. En este cuadro general, una excepción es
ú a
la representada por Emmanuel Lévinas, un pensador de formación
i n t
e r 5 J.pWahl, Esquise pour une histoire de 1"'existentialisme", París, 1949.
r e t
6
a n/ d
o 7
b
1
a 8
i Ibtel., págs. 73- 6.
b
d
i 133
.
d
,
.
p
,
fenomenológica, cuya intervención en la discusión muestra uiia lú-
cida comprensión del . .
de
C alar significación
ácter trariiftiVa ;
cepto
d e l dec ser como ev ..t , ,
c e n t r a l
o n cEste
e pmodot o , ' F . H e l a e g g e r aOenitUOMP,oibasta aislatí,
.
d e
do
d ert e
lnos parece a 1,10¡.,e e n t e
:s e r
-•posguerra, i j i i i h tie Uempero 11.1 unaindudable
- función
, .•tilOsÓfica
, , pOif
0
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dv 1 ,
i7 ia 4en
i C la
fU yrilea dr Oe
a
p
n r oi a r
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e io a n ln t a,o qieIil i0•:.0 4 Po l k
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mentalidad
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F
0 a4
, ' fi t i 1 l4 k1 , I t á s lor 40 .00/
9
1 1640
e1 y ó dé pensar s :el s:ei
, 7
años
., * O
..
4
pues
,of a
0 .. 0
:más
. yi 4
la
n p destas
recientes,
significación
i ainterpretaciones de preguerra eti¡Seri
p de mostrar qué el intentó ontológico de las
O 9 P l b de la madurez puede realizarse Únicamente en
.0i-a l; tgeeheideggerianas
obras
•aQiu
d
ii,U, fl sbi O íC
virtud
:.9k de una s í superación
; de la metafísica, aun en sus formas más
:t"puestas
a 0"a n t p al día".
4sti,.
so
tS
;io
menos m
eAntes
st . ro, a que iumr devla e segunda guerra mundial en Alemania existe aun
. en¡Francia
4 y en Italia" una verdadera y propia literatu-
, d:
e n d
poip -ra
ep
so
.
sobre
m .a M i r H
n Heidegger; éste es un término de referencia en las discusio-
4 eá yd :u g
ete # ;9 rIba.,
O e94- 100; véanse también las obras de Lévinas registradas
i O
en
4
U
rs la1Bibliografía.
e
r 1 t 6x
e i , págs.
1 ,1 1 p
i so
nlo a p Tampoco o
r
fice
u
rp
Qy.,•,.,.
tio:dee
.olengua
,ln
g g
g éinglesa,
0 : 1
S tanto
0
d
existe4 una verdadera y propia literaturas heideggeriana en
por l o menos basta esos recientes, Los estudios sobre Hei-
:degger
ap cu 'fue, son
. 4raros e e en Inglaterra como en los Estados Unidos; Ser y tiem-
sl
po
l:ordt 70,
355-
i objeto
ó de una
que sin embargog reseña en 1929 por parte de O. Ityie en "M ind", ptigs.
lo analiza sólo desde el punto de vista de la teoría
del conocimiento; n , glauna
traducción inglesa de Ser y tiempo es de 1962; en 1949
e orowhabía
,se
eO
tre
d e publicado
s ellos el escrito e
traducción de varios escritos breves de Heidegger, en-
sobre l a esencia de la verdad y la conferencia de 1936 so-
ss Hbiderlin
Ao.• rt4 u
bre con el títul o Existence and Being (Londres, 1949).
r
134 arl6 n :
il ka •l a
a s
ap
sl e
y ,a :
.
e.
nes de la filosofía militante, la cual hace hincapié sobre todo en la
relación con K a n t ;
mán
-a d e má s, y -
herrrienéti-tica-
,é s t e existencial de -Ser y !lempo
tidt -(i p ieólógica bultnianniana, lo cual indica una-dirección de desa-
s
rrollo
se eque n •,rmis
u e nque t rlos
a enfoques sobre la. angustiaylos conceptos
afines, o
u r nsec apoya en un elemento
-lf e c n o ó nm l aautánticamerite original' de la
especulaciónheideggeriana, elemento que irá adquiriendo cada vez
to
e en linpórtákiaren
mayor m á el desarrollo de su peniarniento
o
,rt í pItglia;f i c
to a dem
m referendi
2e npolémico para quienes se remiten a Heidegger; pues
el 'a cttia
e
t espiritual,
e -lismo
e l
ito suministra también un
n a c t
,a pnu• ns tluo . •
comprender
:co
P o
e ll ag u- a l
a
d
a tereut Ynngavi «css% ii s t a
tespeCtatiefittüillittho;Ipodfa
1 s 1 n hablardenn acuerdo entre actualismo
d
"ó e
np o i so i t i v o " "preexistencialismo" en Armando
y1e :exiStencialiSmO¡encontrar'un 1au ae
lp s .s r a
Carlini, un
ita cnat us'a tlganáloga
3 n
blemitica a la existericiaria había encontrado el camino
0 l 0n / O M Peii:a una• posición personal frente a Gentile. El-lesfuerzo
a
para -llegar
c
seo t a
e o a; nHeidegger
s t
ns ru
para
a
q s ver e
como el pensador que hacia valer (dentro de la
esfera
e i l
dei lad filosofía alemana dominada por las crisis del hegelianis-
h
e e
,mo) a ogexigencias e análogas a las actualistas, inspira los artículos que
ce l o c
pt r e gGrassi
lErnesto ca publica a partir de 1929.'
a
e b ai a
i•i sPr aaheide
cación
3 rmna qlniana G r dela sDasein,
s i , como base de la ontología, se pro-
,n
co naaavalorizar,
ponía
le t s eor . contra Husserl y su filosofía de las esencias, la con-
íP
dición e y t ta
res e c concreta
á i nn v yi viva n deld acto
i - espiritual, que constituía justamente
n
o a
e
n: r Véanse
p
rgía
11oo oel problema las obras citadas en la bibliografía sobre Heidegger y la teolo-
lco y sobre hermeniutico. En palticular véase H.. G. Gadamer,
se i cj s und die Marburger Theologie" en Keit und Ggschiehte,
n"M.
a Heidegger
ce r 1964,
gen, 6reimpreso en Gadarner, Kleine Schriften ,vol. I, ibId.
rd82- 92.ii m
,ó q 1 9e 6 7 l, p á g s .
tsu 1con l o
p
d
o ,
do véase
sa,
u 2s la 'amplia visión de conjunto de A. Santucci, Esistenziatismo e filo.
sofia e italiana, Bolonia, 1959. Un cuadro muy parecido y "contemporáneo"
ie
de - la ó S
situación o es el ofrecido por L. Pareyson en dos volúmenes La filosofia
a o l
lnn esistenza
dell
ta be 1943.
Florencia, b e Carlo Jaspers, Nítpoles 1940, y Studi sull'esistenzialimo,
do r e r
rc n Iréanse las indicaciones contenidas en la Bibliografía (Estudios gene-
irales). 13
m a
a s e
-e et; c
a
i v 135
ps l i o
a e
tt - m
x
a i o
m s p
el principio de Gentile.
La postura de Grassi tenía sentido sólo en la medida en que
quedaran relegados a segundo plano aquellos elementos que toda-
vía vinculaban a Heidegger con la fenomenología y ante todo la
dudable orientación "realista" (o al menos más acá de toda distin-
ción entre idealismo y realismo) que caracterizaba el análisis de Ser
y tiempo Precisamente en este
-teseneoescol
l e m destie nos,••
t o como C a r l o
s,1935e
lástica
14apz zcon a nHeidegger Justamente eti-el realismo y en la insistencia
aMsobre yt i na i , b a n
la ofimtud
lqv e u,Tanto
o e la sltiterpretaCiOnactualista
e n ,
lis a n u t sd r p r
escolástica.
c o mde o Heidegger
l a (
el
y -ni nal tmenos
egunda, se a r ppor ry ela afinidad
o
t a sc i 'objetiva
ó n de la problemática feno,
4a
MenologiCi originaria
e ton aspectos precisos de la filosofía Medieval)
c i en r t a em e n ot e
terminaban
p por colocar a Heidegger en el ámbito de esa metafísica
n
que i d S
o ase había propuesto superar permaneciendo más acá de la dis-
l
tinción a
s i entre idealismo y realismo en la que necesariamente se divi-
p esa
día r Metafísica.
i m eLas interpretaciones sobre Heidegger que .po-
b l
(lían
r aresistir y desarrollarse aun despu6s de la guerra, cuando se co-
i d
menzaron a
q u conocer los escritos de la Kehre que siguieron a Sobre
el a humanismo, podían ser sólo aquellos capaces de captar —sobre
e
lad base de Ser y tiempo y de los otros pocos escritos publicados—
yal la vocación a ontológica de la filosofía heideggeriana, ya lo que
d
significaba
s positivamente
e en tal vocación el basarse en la analítica
e
existencial,
- lo cual suponía eliminar todo residuo de identificación
oude inclusión parcial de Heidegger en el ámbito de orientaciones fi-
n
losóficas "clásicas" (el actualismo idealista o el realismo neoescolás-
tico),
e En
pensadores
-n italianos que, a menudo sin proponerse una explicíta
tarea
ec s t e historiográfica, elaboran un discurso original que toma como
base el concepto de existencia Y admiten así el existencialismo
scomo
ue n un verdadero y nuevo principio del filosofar. Este es sobre
te i del caso de Nicola Abbagnano, que opone al existencialismo de
todo
on
Jaspers y de Heidegger una interpretación propia "estructuralista",
"sustancialista"
st o, más tarde, "positiva" del existencialismo. Si la
or
no 1 4
preso P en Il l osofia perenne e personalitd filosofiehe, Padua 1942; ahora están
s, i
contenidos
u b en la nueva edición del volumen E tem po
.gdP nal ir m a ,
136 1 9 1 0 .
ie fi c ca
al t d io
va as
p
existencia se define corno relación con el ser, dicha relación puede
verse: a) poniendo énfasis en el set, hacia el cual la existencia trata
de trascenderse; pero entonces, puesto que la identificación con el
ser no se realiza nunca, la existencia se define como "imposi-
bilidad de que ella sea el ser" (ata es la posición de Jaspers); b) po-
niendo énfasis en el hecho de que la existencia, refiriéndose al ser,
se desprende de la nada; pero en cuanto no se identifica nunca con
el ser, la existencia es definida corno imposibilidad de no sex la na-
da; es ésta, según Abbagnano, -la posición de Heidegger,'5 que de esta
manera continúa aún definida (corno era típico en las interpreta-
cicines francesas) en los términos de la negatividad y de la nada. La
alternativa que Abbagnano proponía (ya en el volumen sobre La
estructura de la existencia") tendía a mantener el carácter de la
existencia como posibilidad de la relación con el ser y por tanto a
recuperada dimensión de las elecciones concretas y de los valores
y a "transofrmar radicalmente el e)dstenriatismo al transferirlo a un
plano a)dológico".
rg.,en
11 Ala posguerra el trabajo historiográfico de Pietro Chiodi, para
quién,
e s t en e última
_ instancia, la "quiebra" del pensamiento heidegge-
ripio estará precisamente en la preponderancia de una actitud aún
p l a n que
metafísica t e lleva
a a Heidegger —no obstante la base la la analítica
m i e n t a oconstruir una nueva "teoría del ser" como "determi-
existencial—
nación
d de eestructuras universales y necesarias
A bEn esos
b mismos años, desde un punto de vista diferente y en
un
a plano
g den análisis h isto rio g rá
autor
fia de la primera obra italiana sobre el existencialismo en su con-
n presentaba
o
junto,"
co m á s exigencias, por lo menos inicialmente, análogas
s
a las de Abbagnano al subrayar que "en el camino de la satisfacción
ee sla p e c í personalista,
fi c o ,
de exigencia naufraga tanto la analítica existencial
La u g i como
heideggeriana g ila clarificación de la existencia jaspersiana, que
P
desembocan
r a e r ambas,
e y aunque s ode manera distinta, en la metafísica de
ng , 15aN. Abbagnano, Intr oduzi om e all'esistenzialistng, Milán, 1942.
Pig•
:
16 N. Abbagnano, La struttum dell'esistenza, Tur ín, 1939.
137
la necesidad indiferente"." En todo el existencialismo, Pareyson
señala la presencia de un concepto que él llama "implicación de lo
positivo -y lo negativo", en virtud del cual "lo negativo no sólo
requiere lo positivo o termina en lo positivo, sino que lo implica,
por lo cual lo negativo es positivo y lo positivo es negativo".
concepto
21 E s se t eencuentra también en Heidegger para quien "precisa-
mente porque °I Dasein está en la no verdad, precisamente por eso
está tambien en la verdad; precisamente porque el hombre está lan-
za d o
de
. posibilidades. La inautenticidad está en la base de la autentici-
dad
e n posible".
que
22 constituye la existencia no lleva verdaderamente al hombre a
uunantrascendencia real, sino que "en el fondo no lo deja salir de si
P
e es r o Lo que importa señalar en esta posición de Pareyson es
mismo"?'
e
t hecho
el as t deoque la negatividad, en la cual corre el riesgo de terminar
s i g n heideggeriana, deriva de la supervivencia de un prejui-
la
d ontologíao
id fimetafísico
cio c a de origen idealista, el de la implicación de lo positivo
yq lo negativo. Las dificultades del heideggerismo son atribuidas a
e
una
u clara raíz metafísica; y está claramente indicada en el problema
c pensar la relación entre el hombre y el ser fuera de este prejuicig
de e
laa dificultad con la cual Heidegger y el existencialismo deben me-
e
dirse:
í no resulta difícil ver que, aun en una terminología diferente,
es ld éste el camino del desarrollo del pensamiento heideggeriano que
se ta hace r evidente
a después de la guerra, con la publicación de los es-
critos
s, cinéditos
e de la década de 1930.
n La publicación de estos escritos, a partir de Sobre el huma-
nismo,e dmarca el paso de la primera a la segunda fase de la crítica
e r
sobre•Heidegger.
s Mientras en los años que van desde 1930 a 1945 la
l
referencia casi exclusiva a Ser y tiempo daba lugar a toda una serie
t
de a
á equívocos de tipo "existencialista" (preponderancia del concep-
tosa de angustia i y de otros conceptos emes), de manera que se co-
mía tb el u peligro de vaciar de sentido el intento ontológico de la re.
flexión heideggeriana, con la publicación de los escritos inéditos de
a c
lai década de 1930 y con la publicación de los nuevos escritos que
ie ó
n 23 I b a , págs. X V I I I -X 1 X .
r
21
t /
o 2b 2i
a 23 /d . Ibid., págs. 27- 8.
b, i
138 l
dp .
o ,i
g
v p*
e i
g
Mientras tanto Heidegger iba elaborando, se hace mis claro que el
problema central de Heidegger es la, ontología. ¿En qué relación es-
tá' esta temática ontológica que pi público conoce primero en la for-
ma perentoria y "escandalosa" de Sobre el humanismo (escrito en
1946, es decir, cuando Heidegger ya ha recorrido gran parte del ca-
mino que lo separa de Ser y tiempo, camino del que empero no se
conocían todavía los documentos) con la analítica existencial de a-
quella primera obra? Es en estos términos como la crítica se plan-
tea principalmente ei problema de la Kehre (del giro o de la vuelta)
del pensamiento heideggeriano que se manifestaba tanto más neta y
profunda por cuanto su claro anuncio, que ya podía encontrarse en
el escrito sobre la verdad de 1930, no se había entendido aún en to-
do su alcance. Los intérpretes que se plantean la cuestión de la
Kehre no niegan que ya en Ser y tiempo hay una clara intención on-
tológica; pero ven en el desarrollo del programa ontológico la repo-
sición de una "metafísica" de tipo tradicional como determinación
de estructuras universales y necesarias del ser. Para Pietro Chiodi,
autor de —además de un libro sobre El existencialismo de Heideg-
ger—24 u n segundo estudio sobre El último Heklegger,
misas
25 l de a sla segunda
p r efase - del pensamiento heideggeriano están todas
presentes ya en Ser y tiempo, y los escritos posteriores a la Kehre
no harían sino desarrollar las consecuencias "metafísicas" implíci-
tas ya en el conflicto no resuelto que está en la base de Ser y tiem-
po, es decir, el conflicto entre exigencia existencialista (la reivindi-
cación de la finitud) y la exigencia de una "fundación incondicio-
nada de lo finito
necesarias
. del ser). La Kehre del pensamiento heideggeriano consis-
te
" (lapara Chiodi en el hecho de que la exigencia metafísica predomi-
na sobre la exigencia existencialista, con lo cual queda disipada la
c u a l
problematicidad que el concepto de finitud introducía aon en el
iplanom delp ser:
l i la efectividad y la falta de fundamento que caracteri-
czanaal Dasein en Ser y tiempo se tmnforman en las obras posterio-
res
u en fundamento
n ellas mismas, y el resultado de ello es el de que
Heidegger
a vuelve a proponer simplemente una forma de hegelianis-
mo al
d e t e revés, en el cual el progresivo desarrollo de la autoconciencia
se sustituye por el ocultamiento del ser; pero lo finito, lo mismo
r m i n
a c 24i Turín,ó 1947; 2a. i b i c L , 1955.
n
Turín, 1952; 2.1. i b i d . , 1 9 6 0 _
d
e 139
e s t
r u c
t u r
que en Hegel, se funda y justifica en cuanto está referido al orden
necesario del se r!
6 Sobre !a ontología heideggeriana como simple vuelco inverti-
do del hegelianismo, insiste tambidn Karl Ldwith, discípulo de Hei-
degger y ahora implacable crítico de los equívocos que ve en Su
pensamiento, equívocos que, a diferencia de Chiodi, Lówith atribu.
ye al puro y simple abandono de la idea de finitud de Ser y tieropp
en
dad
- del Dasein finito; luego, el tiempo es "eventualidad" del ser
mismo,
e lo que implica la ,
del
rse historicisino
p o s i c i ó Metafísico',
n comeriiando por el Concepto de desti..
no con el cual Heidegger, entré otras cosas, justifica su adhesión al
dt e
nazismo." Un enfoque más amplio y 'fructífero, -
ta o dde lao Kehre (que en el trabajo de tówith resulta incom-
Problema
teóricamente, d e l
'o e porque
prensible l está teóricamente injustificado) fue propuesto pot
Walter
ab r Schulz s e 28 ennlos mismos
a afios en que se publicaban los traba-
jos
lr de Chiodi y de IZwith. Es verdad, dice Schulz, que las obras
posteriores
ca o na Ser c y tiempo,
e a partir de 4
presentan
:p, Q ut d uune cambio
s de
l perspectiva.
a Ese ,cambio no es una cuestión
e incumbe sólo a all pensamiento de Heidegger, a su coherencia o
que
m e t a f í s i c a ? ,
incoherencia,
l sino qüe atafie de alguna minera a la historia misma
r la metafísica
de e . moderna. En realidad, Ser y tiempo representa el
t
punto
i culminante del subjetivismo moderno, despuds del cual, por
obra de la función nulificante (pero al propio tiempo función de
e
apertura) de la angustia, el Dasein renuncia a concebirse como suje-
to,m renuncia a la pretensión de fundarse y se asume como ente: "Ya
no p quiero fundarme, sino que me asumo como ofrecido, presenta-
do o rausgesetzl por el ser". 2
jetividad
,e está rigida y fundada por algo que la trasciende, acompa-
fia, para
9r E s t a Schulz, todo el desarrollo del pensamiento moderno y ha-
ce contrapunto a la afirmación del subjetivismo; Hidegger se en-
va o c a c i ó n
ds eP. Chiodi, L' ultim o Heidegger, op. cit., pag. 100.
ro e c o n o
27 K. Löw i th, Heidegger, Denker in dzirfliger Zeit, Frankfurt, 1953; 2a.
cpag.
n eGöttingen
ed., r 1960, traducción italiana, Saggi su Heidegger, Tur ín, 1966,
51
qc u
ee 28 W. Schulz, "Lieber den philosophiegeschichtlichen Ort. M. Heidegger?'
len b Phitos, Runcisdhau,
a 1933 —54, págs. 65- 93 y 211- 32,
Ibíd
si u
.,
140
bd -
p
o á
s g .
o 8
4
b
.
cuentra en la conclusión de esta historia porque lleva a su extremo
el contenido subjetMsta al que empero también supera al declarar
en forma explícita la vocación ontológica implícita en•este pensa-
mie n to .
Schulz
3 4 1 en un sentido que parece suponer la contraposición metafí-
si
Ccaode sujeto y objeto, que en cambio Heidegger tiende a superar:
la Kehre ontolfticaseria el pato que va de fundar el ser o b je t iv i-
m
dad)oen el sujeto a fundar el sujeto en el ser.
l e Interpretaciones como la de Schulz, con el problema que
plantean,
v ponen de relieve la cuestión básica alrededor de la cual se
afana
e toda la critica heideggeriana: ¿qué significa la ontología res-
pecto
, de la analítica existencial? El hecho de fundarse en el análisis
de la existencia, ¿se refleja verdaderamente en los caracteres de la
e
ontología heideggeriana o ésta se desarrolla sustancialmente desa-
l
tendiendo o hasta contradiciendo los resultados de aquel análisis?
c o vernos, los tres autores examinado§en Último término nie-
Según
n partiendo
gan, c de posiciones diferentes, que la ontología heidegge-
llana
e pse funde positivamente en la 'analítica existencial; también
Schulz,
t o justamente en la medida en que la ve como vuelco del sub-
jetivismo, entiende la ontología heideggeriana según una metafísi-
d a pesar de las explícitas afirmaciones en contrario.
ca,
e
31 Colocar la ontología de Heidegger en los esquemas de la me-
o
tafísica (teoría de las determinacione§ necesarias del ser) no es sólo
característico
n de los críticos de Heidegger, como por lo demás se ve
en
t el caso de Shulz; trátase de una actitud compartida aun por au-
tores
o que aceptan sustancialmente el pensamiento heideggeriano y
justamente en la medida en que quieren ver en él una alternativa de
lal concepción del ser característica de la metafísica antigua y mo-
o
derna. Pero para poner de relieve ese carácter de alternativa, dichos
g
autores terminan por buscar en Heidegger un conjunto. de concep-
tos
í o categorías ontológicas para contraponer a aquellos metafísi-
cos
a de derivación griega: por ejemplo, Werner Ma rx
3e2 ,v de
cación e Heidegger
l a frentes i ga lan tradición
i fi - en el hecho de que este fi-
lósofo desarrolló de manera radical el intento de pensar el ser,
s
t Véase W. Schulz, Der Gott der neuzeitlichen Metaphysik, Pfultingen,
1957,
o pigs.
m 31 W. Schulz, Ileber den philosophiegeschichtlichen Ort, op. cit. pis. 72.
a
32 W. Marx, Heidegger und die Tradition, Stuttgart, 1961.
d
141
o
p
o
r
no ya como estabilidad, sino como movimiento, lo cual hace po-
sible fundar teóricamente el devenir histórico; y Arrigo Colombo 33
llega a formular una verdadera tabla heideggeriana de conceptos
ontológicos o "momentos del ser". Estos intentos, especialmente
el de Colombo, hacen surgir la pregunta de si es apropiado ver la
novedad de la ontología heideggeriana en la formulación de con-
ceptos del ser alternativos respecto de los de la tradición. Es, en e-
fecto, legítimo pensar que Heidegger no quiere sólo sustituir por
una nueva. "teoría" del ser la teoría de la metafísica y que el carác-
ter revolucionario de su ontología es ante todo negar la posibilidad
de una "teoría" del ser, de manera que para•61 la cuestión es princi-
palmente volver a concebir la relación entre pensamiento y ser, in-
dependientemente de toda contraposición de uno y otro en térmi-
nos de sujeto-objeto..
Sin embargo, Ios resultados de este esfuerzo, justamente en la
medida en que dicho esfuerzo no se 'reduce a los esquemas que
quiere rechazar, son objeto de valoraciones muy diferentes. Para al-
gunos, el carácter "negativo" y "apoidtico" de la ontología a la que
llega Heidegger en las illtimas obras, con la paralela rarefacción del
lenguaje y el tono misticomitológico de ciertas formulaciones, de-
muestran que la dirección del desarrollo que Heidegger imprimió a
la fenomenología llevan a un callejón sin salida y que es necesario
retomar a Husserl. Este es el sentido de muchos estudios sobre Hei-
degger y la fenomenología husserliana, que no se limitan pues a po-
ner a punto una "relación" sino que se extienden a una valoración
general del sentido del pensamiento heideggeriano. En Italia, es
también Chiodi quien, al desarrollar las premisas de sus monogra-
fías sobre Heidegger, ve en el pensamiento de Husserl y de Heidegger
un desarrollo de lineas paralelas y de sentidos opuestos: mientras
Ser y tiempo nacía de un rechazo "humanístico" del concepto hu-
sserliano de "reducción" 34 (formulada entonces esencialmente en
un sentido eidético y objetivo), el Heidegger más reciente (con el
desplazamiento del acento al ser) llevaría a su extremo este espíritu
objetivo de la reducción husserliana, en tanto que, por su parte, el
Husserl de la Crisis de las ciencias europeas reivindicaría muchas de
34 Ban
Sobre este concepto husserliano, véase R. Raggiunti, Introduzione a
Husserl,
,
142
1 9 7 0 .
las más válidas exigencias existencialistas de Ser y tiempo.
35 Análogamente, Ernst Tugendhat
sen en36 su amplio
r e c l estudio
a m a en el que ve a Husserl como el filósofo
que resuelve
u n la oposición entre la idea de verdad propuesta por el
neopositivismo t yoalacorrección
idea
r nheideggeriana
o formal delde verdad. En la primera, la
verdadrse e reduce discurso mientras se olvida
a
el problema metafísico de la verdad. En la segunda, la pregunta so-
bre la tverdades
h i
hasta stal punto
. difusa que pierde todo lazo con el
carácter concreto de las verdades individuales y con el problema del
riletodo, al olvidar las exigencias de un ejercicio verdaderamente
critico de la razón.
La "negatividad" d i la ontología heideggeriana, que las inter-
pretaciones consideradas hasta aquí ven como reaultado de un
desarrollo teórico que puede reconstruirse, por así decirlo, desde el
in te rio r,
ración
31 marxista en una clave.ideológica. En el marco de la Destruc-
ción de la razón
' e s
38a Ser
te d ey tiempo, Heidegger aparece como el pensador que descri-
iben " te levuelco subjitivo, hurgues e intelectual de las categorías
L u k i c s
reconómicas p r e del capitalismo, naturalmente en forma de una subjeti-
,
t a d radicalmente idealista'y, por lo tanto, en un modo desna-
vización
q
turalizado". u e
a
teoría
39 h ade lacinautenticidad de la existencia cotidiana formulada
,
Ser
,A e eqynutiempo;
e l ella testimoniaría que el desarrollo de Heidegger, que
epasa
rl o ede fla fenomenología
e a la ontología, "se cumple esencialmente
nen función de la oposición a la perspectiva socialista de la evolución
e r en n c
csocial...
q i a u Heidegger no combate de manera explícita las doctrinas e-
a
conómicas del marxismo leninismo, sino que trata de evitar la nece-
e c a
m
sbs 35 P.i Chiodi, Esistenzkrlismo e fenomenologia, Milán, 1963.
e e x c
ilín, 1967.36 E. Tugendhat, Der Wahrheitsbegriff bet Husserl und Heidegger, Ber-
a l up s
o
o i v a
p 37y
m de
vista
a - ela lógica,
n es 8 que hace de Ow cos 'd m etal l si ca ? R. Carnap, Haber.
o
Windung der Metaphysik durch logische Analyse der Sprache, en Erkenntnis,
-1932,
L U u 219- 41.
págs.
r
le n38 c G. Luk i c s , Die Zerstörung der Ver nunft, Berlín, 1955; traducción
a
il
italiana c La distluzione della mgione, Tur ín, 1959.
n
sp 89 á La distruzione, pp. cit., pág. 508.
e
e l 143
sn i
s
e
s is
e
a sn
c i
sidad de extraer consecuencias sociales desacreditando como 'inau-
tdntica*, desde un punto de vista 'ontológico', toda actividad públi-
ca del hombre".
4 1930, también para Lukács en Heidegger es central la "desespe-
de
ración",
° C o que m tiene
o un doble carácter: por un lado, el desenmascara-
miento implacable de la íntima inconsistencia del individuo en el
e n
período crítico del imperialismo. Por Otra parte —puesto que las
m u sociales
razones c h de esta inconsistencia son colocadas de manera fe-
a s fiera del tiempo y fuera de la sociedad—, el sentimiento
tichista
que
i nasítsereaccionaria".
actividad eprovoca
r puede convertirse fácilmente en una desesperada
p r e t a
41 Análogo en muchos aspectos al de Lukács, aunque referido a
c i o n e
las obras más recientes de Heidegger, es el discurso que Adorno de-
s
sarrolla en dos capítulos de la Dialéctica negativa,
42d e n
pensamiento ldeoHeidegger
s c u es considerado
a l e s todavía como ideología
ee
conservadora
l y reaccionaria, no ya como cobertura del nazismo, si-
nol de la sociedad masificada de la "organización total". Es sabido
quea Heidegger ve esta sociedad precisamente como una "realiza-
ción" de la metafísica humanística y subjetivista llegada ahora a su
d é en cambio, para Adorno no sólo no subsiste esta co-
acabamiento;
c a
nexión del subjetivismo y del humanismo moderno con la sociedad
dedmasas, sino a que el pensamiento de Heidegger, al elaborar el con-
cepto de diferencia ontológica, culmina en una canonización de la
realidad, declarada por añadidura fundamentalmente impenetrable
al pensamiento y a la razón. El ser que se acentúa en su diferencia
respecto de los entes no es otra cosa que una d u p
llidad
i misma del ente; y aquí Adorno parece señalar un peligro que
en
c a c i ó n estádpresente
verdad e enl la reflexión
a heideggeriana, el peligro de
que la insistencia en Ia diferencia de ser y ente haga del ser mismo
t o t a -
un ente que tiene la única característica de sustraerse siempre a la
razón y a la reflexión del hombre.° La función conservadora de
40
Ib
411bn11, pág. 51/.
'd
.,
42 Th. W. Ador no, Negative Dialektik, Frankfurt, 1966; traducción ita-
p
liana Dialettica negativa, Tur ín, 1970, págs. 53- 118, véase también del mis-
mo autor
á Jargon der Eigentliehkeit, Frankfurt, 1965.
g
43
. Th. W. Adorno, Diatettica negativa, traducción citada, págs. 104- 105.
Este esDenkens,
seines un peligro que ya
Berlín, había seilalado P. Filtstenau, Heidegger das Gefage
1958.
5
144 1
0
_
esta posición consiste en el hecho de que el ser, teorizado así en su
radical diferencia, deja subsistir fuera:de sf el mundo de la organiza-
ción total sin ponerlo en discusión y suministra al individuo masifi-
cado una especie de refugio ilusorio en algo absoluto que trasciende
toda posibilidad de realización.
Pero independientemente de estas interpretaciones, que ven
el pensamiento heideggeriano como una variación más de la metafí.
sica tradicional o seilalan su fracaso en el plano teórico o sobre to-
do en el plano de la significación historicoideológica, ¿es posible
una interpretación fructífera y un desarrollo de la ontología heideg-
geriana? Aquí debemoslimitamos a indicar ciertas direcciones que
van más allá de una pura interpretación historiográfica para entrar
en el campo de la discusión filosófica militante. Desde este punto
de vista, una de las direcciones en las que seguramente hoy el pen-
samiento de Heidegger es más estudiado y discutido es la que pode-
mos definir genéricamente como la dirección religiosa o teológica,
que se presenta en una gama muy amplia pues va desde mostrar una
analogía entre la 'concepción heideggeriana del ser y la visión de
Dios de la teología cristiana," a la utilización del concepto heideg-
geriano de la hermenéutica en función de un renovado enfoque de
las Sagradas Escrituras." El estudioso que, en el plano historiográ-
fico, puso mis de manifiesto las bases de esta posible lectura "reli-
giosa" de Heidegger (desde la inspiración religiosa de Ser y tiempo
y de la fenomenología hermenéutica hasta el significado teológico
de la noción de Geviert) es Otto Póggeler, a cuya obra nos hemos
referido a menudo en el curso de este trabajo. Al poner de relieve la
dimensión hermenéutica sobre todo del último Heidegger, Poggeler
sigue la línea del camino abierto y desarrollado de manera original
por Hans Georg Gadamer," .quien se contó entre los primeros dis-
49 Véase
Methode, H. G. Gadamer, prefacio a la segunda edición de Wahrheit und
op. cit.
146
BIBLIOGRAFIA
1. OBRAS pg ,
P A R A O T
Una bibliografía h e i d e g g e r i a n a
E R
1972 y, parte de 1973 se encuentra reunida en dos obras de Hans
B
MartinI ESass, L I
s i s t e Heidegger-Bibliographie,
m A t i c a h a s t aMeisenheim a, Glan, 1968, y
O
Materialien Az urFHeidegger-Bibliographie (1917-1972), Meisenheim
G R
t o d o
I Glan,
a. C O 1975. La primera de las dos obras cataloga todos los escri-
tos e l a i l
Y de Heidegger en sus varies ediciones y traducciones y los escri-
tos °
G sobre E Heidegger hasta 1968, mientras que la segunda, aun cuando
se presenta como una tolección de materiales para llevar a cabo una
N E
posterior reelaboiación, refine otros cinco años de estudios sobre
R
Heidegger A y del propio Heidegger con otros importantes agregados,
L
como una bibliografia de las traducciones de Heidegger en japonés
y1 de la critica heideggeriana en el Japón hasta 1972, una reseiia de
los
, escritos sobre Heidegger en la Unión Soviética desde 1961 hasta
1972 y un út il indice analítico de toda la Heidegger-Bibliographie
de 1968, compuesto con la supervisión de E. Landolt.
En cuanto a las obras publicadas después de 1973, de las que
ofrecemos un amplio panorama en la bibliografía de este volumen,
se puede ver el"Répert oire bibliographique de la philosophic", pu
blicado
-, trimestralmente c omo suplemento de la Revue Philoso-
phique de Louvain. En cuanto a los estudios heideggerianos hasta
1940, algunas noticias se encontrarán en L. Pareyson, La' filosofia
dell'esistenzia e Carlo Jaspers, Nipoles, 1940, y en St udi s ull"
esistenzialismo, Florencia, 1943 (2a ed.. ibid., 1950), del mismo
autor. Véase a
en
d Rivista critica de storia della filosfia, I V, 1952; R. H. Brown,
e m á s1 L a actualización de esta bibliografía ha estado a cargo de Massimo
ABonola,
. al coal deseo agradecer su amistosa colaboración.
V e r a l 147
d i ,
" R e
c e n
"bdstencialism". " A Bibliography " en Modern Schoolman, 1953-
54; G. Schneeberger, Nachlese zu Heidegger, Berna 1962; D. Pere-
boom, "Heidegger-Bibliographie 1917-1966", en Fri& Zeitschrift
Philosophie u. Theologie, 1969, págs. 100-61; G. Vattimo, "Gil
studi heideggeriani negli, ult imi vent'anni", en c ult ura e scuola,
n. 3I, julio-septiembre 1969.
Recordamos aquí, entre las obras de carácter general, tam-
bién el I ndei zu Heideggers "Sein und Zeit " deli. Feick, Ttibingen,
1961 ( 2
tiempo
1 y que contiene, también muchas refórencias a las obras pos-
teriores, de suerte que se lo puede considerar v e r d a d e r o léxico
e d i
heideggeriano_ Acerca del lenguaje de Heidegger sell fitil consultar
c volumen
el i ó de E. Schaff, Die Sprache Heideggers, Pfullingen, 1962.
n , La presencia y la significación de Heidegger en el cuadro de
las
i varias
b corrientes de la cultura contemporánea están atestiguadas
por
( dla multiplicidad de los ensayos reunidos en las Festschriften, es
decir,
. misceláneas publicadas para conmemorar sus cumpleailos que
sow Anteile M. Heidegger zum 60. Geburststag (Frankfurt, 1950);
1 Heideggers Einfluss auf die Wissenschaften. Aus Anlass seines
Al.
60.9 Geburtstag (Berna, 1949); Martin Heidegger zum 70. Geburtstag
6
(Pfullingen, 1959); Durch blicke. M. Heidegger zum 80 Geburtstag.
(Frankfurt, 1970).
8
Una antología de ensayos sobre Heidegger, ya publicados,
que) constituye
, una especie de panorama de la historia de la críti-
ca q heideggeriana es el volumen supervisado (con una amplia intro-
u
ducción) p o r O. Pliggeler, Heidegger, Perspektiven z ur Deut ung
seines
e Werks,Colonia, Berlin, 1970.
e Entre los numerosos trabajos publicados después de la muer-
tes de Heidegger conviene distinguir las misceláneas de intención y
carácter purament e
u
,teóricos dedicados a profundizar y discutir la temática heideggeria-
na.n
c oEntre
n m los
e m primeros,
o r de escasos interés para el estudioso, recorde-
mos
i el volumen Erinnerung an Martin Heidegger, Pfullingen, 1977,
a t recoge
que i v o sun vasto panorama de recuerdos personales de amigos
n
y
de Heidegger y la larga entrevista de Heidegger concedida a la tele-
d
visión
a q alemana u e en ocasión de sus 80 cumpleanos y el volumen Ge-
i
Venkschrift o der
ldicól su ciudad.s Stadt Messkirch (Stadt Messkirch 1977) que le de-
c
q u
En cuanto a las contribuciones críticas publicadas en volítmet
e
e colectivos después de la muerte de Heidegger, recordemos: Ga-
nesa
s
darner H. G., Marx W., von Weizsäcker C. F., Heidegger Freiburger
n
Universiatvortrage
o zu seinem Gedenken, Friburgo, B. 1977; el vo-
a
lumen misceláneo Mart in Heidegger. Fragen an Sein Werk, Ein
n
l
Symposium, Stuttgart, 1977; y el volumen colectivo cuidado por
e n
148í
s a
t
y o
i
s
c
o
U. Guzzoni, Nachdenken fi ber Heidegger, Eine Bestandaufnahm
Hildesheim, 1979, que ofrece un panorama de las últimas orienta-
ciones de la critica heideggeriana en la esfera internacional.
149
"Der Zeitbegriff in der Geschichtswissenschaft", ", en Zeitschrift.
Philosophie und philos. Kritik, 1916, págs. 173-88,
Sein und Zeit, Haile, 1927 (publicada primero en Jahrbuch F. Philos
u. pluinomenologische Forschung, vol. VIII, 1927).
Kant und das Problem der Metaphysik, Bonn, 1929, 2a. edición,
con nuevo prefacio, Frankfurt, 1951.
Was ist Metaphysik?, ibid. , 1929, 4a. edición con una apostilla,
Frankfurt, 1948; 5a. edición con el agregado de una intro-
ducción y una apostilla revisada, ibid., 1949.
Vorn Wesen des Grundes, Halle, 1929; 3a. edición., con el agregado
de un prefacio, Frankfurt, 1949.
"Die Selbstbehauptung der deutschen Universität", Breslau, 1933
(discurso rectoral en la universidad de Friburgo).
Hólderlin und das Wesen der Dichtung, Munich, 1937.
Hólderlin Hymne "Wie wenn am Feiertage', Halle 1941.
"Platons Lehre von der Wahrheit", en Geistige Ueberlieferung, Ber-
lin, 1942, pigs. 96-124; reproducido en el volumen con
Brief fiber den Humanismus, Berna, 1947,
"Vom Wesen der Wahrheit", Frankfurt 1943 (conferencia de 1930)
Erlduterungen zu ,
Hcomprende
i n d e r l el
i nescrito
s sobre Mc l e a n del all° 1936 y otro en-
sayo; segunda edición ampliada i b a , 1951.
Ueber D deni Humanismus
c h t u (publicado primero con el escrito sobre
Platón)
n g , i b a , 1949.
F r a desn Feldweges", en Sonntagsblatt (Hamburgo, 23
"Der Zuspruch
de
k octubre
f u de r 1949,
t p. 5., publicado como fascículo: De r
Feldweg, Frankfurt, 1953.
1 9
Holzwege, i b a , 1950. Comprende los siguientes escritos: " De r
Ursprung4des Kunstwerkes", 1935-36; "Die Zeit des Weltbil-
4
(
des", q
1938; "Hegels Begriff der Erfahrung", 1942-43; "Nietz-
sches
t Wort
1 'Got ist tot' ", 1936-40; 'Wozu Dichter?", 1946;
Der
e Spruch des Anaximanders, 1946.
Einführung in die Metaphysik, Tilbingen, 1953 (curso universitario
de 1935).
Aus der Erfabrung des Denken, Pfullingen, 1954, (escrito en 1947).
Was heisst Denken?, Tübingen, 1954 (texto de cursos universitarios
de 1951-52).
FOrtriige und Aufsdtze, Pfullingen, 1954 (comprende numerosos
escritos, muchos de los cuales ya estaban editados separada-
mente, que hablan sido compuestos entre 1943 y 1953).
Ueber "Die Linie", e n el volumen misceláneo Freundschaftliche
Begegnungen, en honor de E. Jünger, Frankfurt, 1955; repro-
ducido separadamente con el titulo Zur Seinsfrage, ibid., 1956
Was ist das —die Philosophie?, Pfullingen 1956.
150
Der Satz vom Grund, ibid., 1957.
Identitit und Differenz, ibid., 1957. •
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i o n a
175
l
d
e
APÉNDICE A LA EDICIÓN EN CASTELLANO
177
Bd. 22 V o rle su n g e n : Grundbegriffe der antiken ' Philosophie:
Sommersemester 1926, 1993.
Bd. 26 Me ta p h ysich e Anfangsgründe der Logik im Ausgang von
Leibniz, 1978,
Bd. 27 V o rle2 su 1 n 9 g9e n
0 : .Einleitung in die Philosophie, 1996.
Bd. 28 Vo rle su n g e n : Der deutsche Idealismus (Fichte, Schelling,
Hegel) u n d d ie philosophische Problemlage d e r
Gegenwart, 1997.
Bd. 29/30 D i e Grundbegriffe der Metaphysik. Welt, Endlichkeit,
Einsamkeit, 1983,
Bd. 31 V o rle 2 su 1 n9g9e n2: .Vom Wesen der menschlichen Freiheit.
Einleitung in die Philosophie, 1982,
Rd. 32 H e 2g e1l s9 Phänomenologie
9 4 . des Geistes: Wintersemester
1930-1931, 1980,
Rd. 33 A rist3o t1e 9 le 9
s, 7Metaphysik
. ( 1-3. VomWesen und Wirklichkeit
der Kraft, 1981,
Ed. 34 Vo rle 2 su 1 n 9 g9e n
0 : .Vom Wesen d e r Wahrheit: Zu Platons
Höhlengleichnis und Theätet,
Ed. 38 V o rle2 su 1 9 n g9e 7
n : . Logik als die Frage nach dem Wesen der
Sprache.
Ed. 40 E in f ü h ru n g in die Metaphysik, 1983.
Ed. 41 D i e Frage nach dem Ding: G ru n d fi
- 1984.
Ed.
a g e42n S cd/ w
e i l ri n g . Ober dasWesen der menschlichen Freiheit, 1987:
Bd. 43 V o rle
p suh nyg es ni: Nietzsche. Der Wille zur Macht als Kunst,
M e t a 1985. k ,
Bd. 44 Vo rle su n g e n : Nietzsches metaphysische Grundstellung
im abendländischen Denken, 1986.
Bd. 45 G ru n d f ra g e n der Philosophie. Ausgewählte "Probleme"
der "Logik", 1984,
Bd. 47 Nie 2t z s1c 9
h e9s 3Lehre
. vom Willen zur Macht als Erkenntnis,
1986.
Bd. 48 Nie t zsch e , der europäische Nihilismus, 1986.
Bd. 49 V o rle su n g e n : Die Metaphysik des deutschen Idealismus:
Zur erneuten Auslegung von Sc/wiling: Philosophische
Untersuchungen über das Wesen der menschlichen
Freiheit und die damit zusammenhängenden Gegenstände
(1809), 1991.
178
Bd. 50 Vo rle su n g e n : Nietzsches Metaphysik: Einleitung in die
Philosophie. Denken und Dichten, 1990.
Bd. 51 V o rle su n g e n : Grundbegriffe, 1
Bd.
9 8 52
1,2H ö l1d e9r l i9n s1 Hymne
. "Andenken", 1982,
Bd.
2 1539 H9 ö2d .e r l i n s Hymne "Der Ister", 1 9 8 4 ,
Bd.
2 54 Vo rle su n g e n : Parmenides, 1982,
Bd.
1 91956/57
2 9 ,9 Vorlesungen:
3 2 . Zur Bestimmung der Philosophie, 1999.
Bd. 58 V o rle su n g e n : Grundprobleme der Phänomenologie,
1992.
Bd. 59 Vo rle su n g e n : Phänomenologie der Anschauung und des
Ausdrucks. Theorie der philosophischen Begriffsbildung,
Sommersemester 1920, 1993.
Bd. 60 Vo rle su n g e n : Phänomenologie des religiösen Lebens: 1.
Einleitung in die Phänomenologie der Religion; 2.
Augustinus und der Neuplatonismus; 3. Die philosophis-
chen Grundlagen der mittelalterlichen Mystik, 1995,
Bd. 61 Phanomendlogische Interpretationen zu Aristoteles.
Einführung in die phänomenologische Forschung. 1985,
21994.
Bd. 63 Vo rle su n g e n : Ontologie: Hermeneutik der Faktizitlit,
2 1995.
Bd. 65 Unveröffentlichte Abhandlungen: Beiträge zur Philosophie:
VomEreignis.
Bd. 66 Unveräffentlichte Abhandlungen: Besinnung, 1997.
Bd. 67 Un ve rö ffe n tlich te Abhandlungen: Metaphysik u n d
Nihilismus: 1. Die Überwindung der Metaphysik; 2. Das
Wesen des Nihilismus, 1999.
Bd. 68 Unveröffentlichte Abhandlungen: Hegel I : Hegel: Die
Negativitiit. 2. Erläuterung der "Einleitung" zu Kegels
,?Phänomenologie des Geistes», 1993.
Bd. 69 Un ve re e n t lich t e Abhandlungen: Die Geschichte des
Seyns, 1998.
Bd. 75 Z u Hälderlin. Griechenlandreisen, 2000.
Bd. 77 Urwe re e n t lic h t e Abhandlungen: Feldweg-Gespräche,
1995.
Bd. 79 Un ve rg e n t lich t e Abhandlungen: Bremer und Freiburger
Vorträge: I. Einblick in das was ist; 2. Grundsätze des
Denkens, 1994.
179
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1999
.9 A l i a n z a , 1 9 9 9
3
3.4 Estudios en castellano sobre la filosofía de Heidegger
)
Esta bibliografía, propuesta y elaborada por el profesor Adolfo
Carpio con motivo de la primera aparición de esta Introducción a
183
Heidegger, se ha puesto al día para la presente medición. Aun con la
incorporación de muchos títulos representativos n o pretende s er
exhaustiva, sino más que nada un Muestreo para dejar constancia del
creciente interés por el pensamiento de Heidegger en la última década.
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