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Asignatura Problemas del conocimiento

Profesor

Guía de aprendizaje
PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO
NOMBRE: …………………………………………………………. FECHA:

Unidad: El conocimiento científico en perspectiva.


Objetivo: Conocer las principales características del pensamiento de Popper.
Contenido: Popper y el falsacionismo.
Indicaciones: Lee atentamente el texto y responde las preguntas guías que se encuentran al
final del texto. Al finalizar, entrega tu trabajo al profesor(a) a cargo.

Los límites de la ciencia: la provisionalidad de las teorías científicas

A. EXPERIENCIA Y FALSACIÓN

El filósofo de la ciencia Karl Popper (12902-1994) aceptó, con todas las consecuencias, que
los enunciados universales no pueden ser verificados definitivamente por medio de la
experiencia. Tomemos el enunciado “Todos los cuervos son negros”. Este enunciado no
puede ser verificado, ya que ello exigiría observar todos y cada uno de los cuervos que hay,
ha habido y habrá. No obstante, los enunciados universales sí pueden ser refutados o falsados:
en nuestro ejemplo, la observación de un solo cuervo que no sea negro bastaría para
demostrar que el enunciado “Todos los cuervos son negros” es falso. Las teorías y las leyes
científicas, de acuerdo con esta propuesta, no pueden ser demostradas, pero pueden ser
falsadas. Las teorías y las leyes científicas son, pues, falsables. Puede demostrarse que son
falsas, en el caso de que lo sean. Sin embargo, mientras no sean efectivamente falsadas,
continúan vigentes y no hay por qué abandonarlas. Esta es, en lo esencial y esquemáticamente
expuesta, la posición del falsacionismo por lo que se refiere a la relación entre experiencia y
teoría. Esta postura de Popper conlleva una visión de la ciencia con las dos características
siguientes:
1. El método científico es, en definitiva, el de ensayo-error. Las hipótesis son conjeturas que
se hallan expuestas, por principio, a la refutación, a la falsación. Cuando una conjetura resulta
falsada, se lanza otra, y así sucesivamente. Tanto como de los aciertos, y aún más,
aprendemos de nuestros errores, de las conjeturas refutadas.
2. Las teorías vigentes siempre han de considerarse provisionales. Las aceptamos, y es
razonable que las aceptemos, en la medida en que no han sido refutadas todavía. Pero la
posibilidad de que sean refutadas está siempre abierta.

B.
Todo lo que tengo que decir sobre la ciencia puede resumirse brevísimamente en la siguiente
frase: la ciencia no es una digestión de datos procedentes de nuestros sentidos, de datos que
nos entran por los ojos, los oídos, etc., etc., para que hagamos con ellos una especie de
amasijo, los relaciones entre sí por asociación y los convirtamos en teorías. La ciencia se
compone de teorías que son obra nuestra. Nosotros hacemos las teorías, salimos al mundo
con ellas, analizamos activamente el mundo y miramos qué información podemos arrancarle.
El mundo no nos proporciona ninguna información a menos que nos plantemos ante él con
nuestro cuestionario: preguntamos al mundo si esta teoría, la otra o la de más allá es verdadera
o falsa. Y luego sometemos a un examen a fondo esas preguntas, sin alcanzar nunca una
seguridad total. En la ciencia podemos aspirar a la verdad y de hecho así lo hacemos. La
verdad es el valor que todo lo fundamenta. Lo que no podemos alcanzar es la seguridad.
Forzosamente debemos renunciar a ella. Nunca podremos tener seguridad, nunca podremos
tener certeza. Todo lo que podemos hacer es comprobar mediante el ejercicio de la autocrítica
nuestras propias teorías, las teorías que nosotros mismos hemos creado, e intentar destruirlas,
rebatirlas. En ciencia lo esencial es la actitud crítica. Primero creamos las teorías y después
las criticamos. Como ante nuestras teorías solemos adoptar una actitud muy humana y
tendemos a defenderlas, en vez de criticarlas, siendo como son nuestras, se produce entre los
científicos una suerte de rivalidad entre amistosa y hostil. Si yo no adopto una actitud lo
bastante crítica ante mis teorías, habrá cientos de personas que se mostrarán críticas ante ellas
en grado superlativo. Y por fuerza habremos de felicitarnos de su actitud. Desde el principio,
en mis publicaciones de 1993 y sobre todo de 1934, subrayé que, si bien puede uno sustraerse
a todo tipo de refutación, es importante intentar afinar de tal modo las propias teorías que
puedan ser refutadas. Y eso es lo que hizo especialmente Einstein con la teoría general de la
relatividad. Por ejemplo, dijo que, si se demostraba experimentalmente la falsedad del
corrimiento al rojo por efecto de la gravitación, renunciaría inmediatamente a su teoría. Es
un ejemplo de cuán presente tenía Einstein lo necesario que era enderezar el rumbo de la
actividad científica hacia la falsación. Ni que decir tiene que, aunque Einstein hubiera
renunciado a su teoría, habrían quedado muchos seguidores suyos dispuestos a afirmar: “No,
no, no es preciso, ni mucho menos, renunciar a ella”. Ni que decir tiene que no se debe nunca
renunciar a una teoría. Sencillamente, siempre puede –y así lo he dicho explícitamente en La
lógica de la investigación científica– siempre se puede, repito, intentar salvar las propias
teorías mediante hipótesis auxiliares o cualesquiera otros expedientes. No obstante, a mi
juicio, el científico tiene la obligación, en la medida de lo posible, de orientar el rumbo de
sus actividades hacia ese tipo de experimentos decisivos, que en inglés se llaman “crucial
experiments”, expresión derivada de la latina experimentum crusis, y también de llevarlo a
cabo, siempre que sea posible. No sé si, a este respecto, debo detenerme o no en lo que es la
historia de la teoría de la relatividad, pero lo cierto es que los ingleses se dedicaron
afanosamente a observar la desviación de la luz durante el eclipse solar de 1919, aun a pesar
de haberse producido inmediatamente después de la primera guerra mundial, en una época
en la que imperaba una gran hostilidad contra la ciencia alemana –y Einstein era considerado
alemán–. Con todo, la opinión general era que se trataba de un crucial experiment y sus
resultados fueron admitidos como un argumento de peso a favor de la tesis de Einstein”.
Popper en Karl Popper/Konrad Lorenz, El porvenir está abierto, Tusquets Editores, Barcelona, 1995, pp.76-77.

1- ¿Por qué el enunciado “Todos los cuervos son negros” no puede ser verificado pero
si ser refutado? ¿Cuáles son las consecuencias que tiene en la ciencia?
2- ¿Cuál es la la posición del falsacionismo en lo que se refiere a la relación entre
experiencia y teoría?
3- Describa con sus palabras las dos características de la ciencia desde el punto de vista
de Popper.
4- ¿Cuál es la postura de Popper con respecto al conocimiento de la Verdad?
5- ¿Qué actitud debe tener la ciencia?
6- Cómo deben ser las teorías científicas?
7- ¿Explique lo que es un “crucial experiments”?
8- Genere un significado del falsacionimo.

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