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Transcripción de Teoría de la contención de George Kennan

Teoría de la contención de George Kennan


Teoría
Etapa final de la teoría de Kennan
¿Quién fue George Kennan?
Nacido el 16 de febrero de 1904 en EEUU. Fue un diplomático, escritor y consejero
gubernamental, autor de la teoría de la contención y figura clave en la Guerra Fría.
Sus escritos impulsaron la doctrina Truman, también desempeñó un papel fundamental
en el desarrollo de los programas e instituciones que definieron la Guerra Fría,
especialmente el Plan Marshall.
Antecedentes
Existe un cierto desacuerdo sobre cuándo comenzó exactamente la Guerra Fría.
Mientras que la mayoría de historiadores sostienen que empezó nada más acabar la II
Guerra Mundial, otros afirman que los inicios de la Guerra Fría se remontan al final de
la I Guerra Mundial, en las tensiones que se produjeron entre el Imperio ruso, por un
lado, y el Imperio Británico y Estados Unidos, por el otro. El choque ideológico entre
comunismo y capitalismo empezó en 1917, tras el triunfo de la Revolución rusa, de la
que Rusia emergió como el primer país socialista. Este fue uno de los primeros eventos
que provocó erosiones considerables en las relaciones ruso-estadounidenses.
Orígenes
Desarrollada durante la era de Stalin, la política de contención derivaba de la creencia
de que el comunismo en general, y el sistema soviético en particular, necesitaban
establecer economías globalmente controladas por el estado soviético. De otro modo los
países capitalistas podrían continuar acumulando y colocando capital, incluyendo
capacidad militar, con una eficiencia que no podría ser igualada por las economías
planificadas del mundo comunista.
Desde Estados Unidos se percibía esta política como un expansionismo político y
económico soviético. La intervención soviética en movimientos políticos del Tercer
Mundo era percibida como la herramienta de expansión, que permitía sin embargo
eludir un conflicto directo con Estados Unidos, que podría haber derivado en una guerra
nuclear. Así comenzó una etapa de "guerra indirecta" en países en desarrollo de todo el
mundo.
En 1950, Kennan abandonó el Departamento de Estado salvo por dos breves comisiones
como diplomático en Moscú y Yugoslavia, y se convirtió en un importante crítico
realista de la política exterior norteamericana. Siguió siendo un pensador reconocido en
materia de asuntos internacionales, como profesor del Institute for Advanced Study
desde 1956 hasta su muerte, a los 101 años, en marzo de 2005.
La contención, también llamada contención global, fue una política adoptada por
Estados Unidos hacia la Unión Soviética durante los primeros años de la Guerra Fría. El
propósito de esta política era derrotar a la Unión Soviética impidiendo la expansión del
territorio bajo control de regímenes comunistas y todo otro tipo de expansión de su
influencia.
Kennan sostenía que el objetivo primordial de los Estados Unidos debía ser impedir la
difusión del comunismo a las naciones no comunistas; es decir, "contener" el
comunismo dentro de sus fronteras. La doctrina Truman apuntaba a este objetivo y la
contención era uno de sus principios clave. Un corolario de la contención era la teoría
del efecto dominó, según la cual permitir que un estado regional iniciara un proceso
revolucionario hacia el socialismo amenazaría a toda esa región.
Luego de la Guerra de Vietnam Kennan sostuvo que sus ideas habían sido
malinterpretadas y que él nunca había promovido la intervención militar sino tan sólo el
apoyo económico a los aliados.
La contención se convirtió en el principal objetivo de la política de seguridad nacional
de Estados Unidos a partir de un discurso pronunciado por el presidente Harry Truman
ante el congreso el 12 de marzo de 1947, durante la Guerra Civil Griega.
División mundial durante la Guerra Fría
Guerra Fría
La Guerra Fría fue un enfrentamiento político, económico, social, militar, informativo e
incluso deportivo iniciado al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cuyo origen se suele
situar en 1947, durante las tensiones de la posguerra, y se prolongó hasta la disolución
de la Unión Soviética, entre los bloques occidental-capitalista liderado por Estados
Unidos, y el oriental-comunista liderado por la Unión Soviética. Las razones de este
enfrentamiento fueron esencialmente ideológicas y políticas.
Terminados los años setenta fue elegido Ronald Reagan como presidente. El equipo de
Reagan creía que la coexistencia pacífica conduciría a tolerar el desborde soviético
fuera de su área de influencia; es decir, que la contención no había ido suficientemente
lejos. En lugar de buscar la contención como meta, Reagan creía que Estados Unidos
debía derrotar a los soviéticos por medio de una costosa carrera armamentista que los
soviéticos no pudieran seguir, es decir que la contención no era suficiente, sino que era
necesario derrotar a la Unión Soviética llevando su economía a la bancarrota.
La Unión Soviética colapsó en 1991. Esto marcó el fin oficial de la política de
contención estadounidense, aunque el concepto siguió vigente durante un tiempo
respecto de sus bases en áreas cercanas a la antigua Unión Soviética.

a teoría de la neutralización
02.10.13
by sociologo4

LA NEUTRALIZACIÓN DE VALORES Y
NORMAS CONVENCIONALES
Para comprender mejor el aprendizaje de las justificaciones que damos a nuestras acciones podemos
recurrir a la teoría de la neutralización propuesta por los sociólogos G. SYKES y D. MATZA.
Según estos autores, en la sociedad existen valores convencionales que son seguidos por la mayoría
de la población por estar bien vistos y ser comúnmente aceptados, junto a estos valores coexisten
otros, denominados subterráneos, que son compartidos por muchos aunque entren en conflicto con
los convencionales: el amor al dinero, sobre todo al fácil, la búsqueda de aventura y de peligro, la
atracción por la agresividad, la ostentación, etc. La propia sociedad convencional apoya en
determinados momentos y con ciertos límites este tipo de valores, de hecho vivimos en un mundo
competitivo en el que se estimula la creatividad.
Esta ambivalencia moral que apoya oficialmente determinados valores, generalmente asociados al
estilo de vida de la clase media, a menudo es incapaz de disimular su íntima conexión con
los valores subterráneos, derivada de la complejidad de las sociedades y de las culturas.
Los sujetos desviados, especialmente los jóvenes, están aceptando los valores subterráneos.
En este sentido, el mundo desviado no es una especie de cuerpo extraño en el seno social, lo que
hace es situar en la superficie aspectos que ya están presentes en la cultura. Según esto no existe
contradicción intrínseca entre los valores subterráneos y los convencionales:
Ambos grupos, ciudadanos respetuosos con la ley y delincuentes, comparten los mismos valores,
sólo que los últimos justifican sus acciones desde valores subterráneos. Llevar esto a cabo no es
tarea sencilla, los actores han de neutralizar previamente los preceptos valorativos comúnmente
aceptados y justificar su adhesión a los subterráneos. Y para ello emplean una serie de técnicas de
neutralización o autojustificación:
1º El individuo puede excluirse de la responsabilidad presentándose a sí mismo como el tipo de
persona que se ve obligado a delinquir dadas las circunstancias que le rodean (‘Estoy enfermo’. ‘No
tenía otra opción’).
2º Negación del delito (‘Si es poca cantidad no es robar’. ‘No pasa nada por aparcar en un paso de
peatones’).
3º Puede negar la existencia de víctimas (‘No hago daño a nadie’ -dirá el defraudador al Fisco-.
‘Nunca maté a nadie’ -repondrá el atracador de bancos-).
4º Condenación de quienes condenan (‘Quien hizo la ley hizo la trampa’. ‘Ellos -los poderosos-
son los verdaderos ladrones’).
5º Apelación a una instancia superior (‘Cumplía órdenes’. ‘Lo hice por Dios’, ‘por la Patria’, ‘por
la Revolución’).
6º La necesidad de la conducta (‘Todos somos humanos’. ‘O eso o morirme de hambre’).
7º Defensa de un valor (‘No querrá usted que sea un chivato’. ‘Lo maté por una causa justa’. ‘No
era una persona honesta’).
8º Negación de la justicia o de la necesidad de ley (‘La justicia no existe, siempre saldrá alguien
perjudicado’).
9º Todo el mundo lo hace (‘Nadie paga el IVA’. ‘Todos los que yo conozco les dicen a sus abuelos
que pidan medicamentos como si fueran para ellos’).
10º Tenía derecho a hacerlo (‘La maté porque era mía’. ‘El jefe soy yo’).
Aunque los ejemplos propuestos puedan parecernos cínicos, forman parte del aprendizaje y están
presentes en la cultura, son sociales. La cuestión estriba en que las técnicas de neutralización
disminuyen la eficacia del control social y favorecen las acciones desviadas.

Teorías del control social


Por: López Puerta, Rebeca Fecha de publicación: 06/07/2015
Etiquetas: Control socialHirschiTeorías CriminológicasTeorías del control social

En el nacimiento de la sociología como disciplina científica la idea del control


social se tornó central para analizar y explicar la organización social.
Posteriormente desde la criminología, las teorías de control social consideran en
resumen, que las personas tienen una tendencia a delinquir, que se consumará
salvo que exista algún motivo que se lo impida, motivos que tienen la naturaleza
de controles sociales informales. Las teorías del control social se encuadran
dentro de una perspectiva más amplia denominada interaccionismo simbólico,
que se basa en la comprensión de la sociedad a través de la comunicación y
analiza el sentido de la acción social desde la perspectiva de los participantes (en
este caso de la acción delincuencial).
Edward Alsworth Ross. sociólogo norteamericano, pionero en la utilización de dicho
término en relación a los problemas del orden y la organización social.
Edward Alsworth Ross. sociólogo norteamericano, pionero en la utilización de dicho
término en relación a los problemas del orden y la organización social.

Origen y evolución histórica del término


control social
Las teorías del control social
Numerosas teorías criminológicas se han centrado en tratar de dar respuesta a
por qué los individuos delinquen, realizan acciones antisociales y exteriorizan
comportamientos delictivos. Durkheim (1893) introduce el precedente de esta
teoría al explicar que la no realización de la conducta criminal individual puede
venir explicada por los efectos inhibitorios que puede tener la integración social
o psicológica con otros cuya potencial respuesta negativa, vigilancia o
expectativas, regula o constriñe los impulsos criminales. La teoría del control
social surge en los años 50 como una posible explicación al fenómeno
delincuencial. Hasta ese momento una de las teorías más extendidas asocia la
delincuencia a determinadas zonas, sin embargo Reckless y sus asociados se
preguntan entonces por qué hay determinados chicos que, viviendo en zonas
que parecen ser criminógenas, no delinquen o, dicho de otro modo: si todo
individuo cuenta con el potencial necesario para violar las leyes y la sociedad le
ofrece numerosas oportunidades para hacerlo, ¿por qué pues, muchos de ellos
las obedecen?
Para la teoría criminológica clásica, la respuesta se encuentra en el miedo al
castigo. Por el contrario, los teóricos del control, acudiendo a un análisis
sociológico, estiman que no es el miedo al castigo el factor fundamental en el
momento de explicar el comportamiento del infractor ante una conducta
prohibida, sino otros muchos vínculos de aquél con el orden social. El individuo
evita el delito –aseguran- porque es el primero en estar interesado en mantener
un comportamiento conforme a las pautas y expectativas de la sociedad; porque
tiene una razón actual, efectiva y lógica para obedecer las leyes de ésta: la
comisión del delito le depararía más inconvenientes que ventajas. Por lo tanto,
para las teorías del control social, los controles que impiden que un sujeto
realice comportamientos delictivos pueden ser internos o externos. Elementos
de control interno pueden ser un buen auto concepto, la creencia en las normas
o un autocontrol alto; mientras que el control externo puede venir dado por la
vigilancia en la familia, la escuela o el grupo primario. En concreto, el control
social de estas teorías se contrapone al control coercitivo, más relacionado con
la amenaza y el poder del estado.
Las teorías que se engloban dentro del control social, tratan de comprender y
explicar cuáles son los factores o fuerzas que obligan a la mayoría de las
personas, la mayor parte del tiempo a comportarse de forma no criminal aún en
presencia de oportunidad. Uno de esos factores se centra en que la ausencia de
control (social, en este caso) favorece y facilita la desviación; entendiéndose
como tal las conductas antisociales, delictivas, criminales etc.
Por otra parte Luis Rodríguez Manzanera indica: “El control social puede
entenderse como el conjunto de instrumentos (generalmente normativos),
instituciones y acciones encaminadas al cumplimiento de los fines y valores
propuestos por el sistema imperante, logrando en esta forma mantener el orden
social.” Puede entenderse, por lo tanto, a partir de la definición de Manzanera
que la finalidad del control social es la preservación del orden social mediante la
restricción (ya sea ésta, formal o informal) de las conductas desviadas. Para que
el control social cumpla sus fines, pone en funcionamiento una serie de agencias
o instituciones y de operadores, cuyos roles funcionales pueden ser explícitos o
implícitos, abiertos o disimulados; pero que, dependiendo de las circunstancias,
actúan como agentes de control social.
Braithwaite (1989) realiza una formulación similar de la teoría del control
social, relacionando en este caso dicho control social con la vergüenza,
definiéndola como la expresión de desaprobación social que se dirige a que el
individuo que ha cometido la acción antisocial sienta remordimiento. Goffman
también basa parte de su teoría en la relación con la vergüenza, explica que la
incomodidad que produce dicha vergüenza crea en el sujeto una fuerte
motivación para evitar comprometerse en conductas que generen
desaprobación social. Podría entenderse que el individuo puede evitar realizar
un comportamiento desviado o antisocial si percibe que; tras hacerlo habrá
testigos que le hagan sentir vergüenza e incomodidad por haber transgredido la
norma social. (Por ejemplo, un joven puede abstenerse de robar en un
supermercado si percibe que hay cámaras, o personas conocidas que puedan
observarle para evitar la vergüenza de ser descubierto realizando una conducta
poco adecuada)
En esta línea, en la escuela de Chicago podemos encontrar también la
aportación de Edwin H. Sutherland, quien plantea que la desorganización social
es la causa de la delincuencia y que consecuentemente una mejor organización
social disminuirá la criminalidad.
Reckless incluye dentro de las teorías de control social, su teoría de la
Contención Social, en ella parte de la cuestión ¿Cómo es posible que un
individuo que vive en un área desfavorecida y con elevadas cotas de
criminalidad se aleje de la conducta criminal o delictiva? La respuesta se
encontraría en la combinación de una serie de mecanismos de contención tanto
internos como externos. Dichos mecanismos externos son los que se encuentran
relacionados con el control social.

Edward Alsworth Ross. sociólogo norteamericano, pionero en la utilización de dicho


término en relación a los problemas del orden y la organización social.

Origen y evolución histórica del término


control social
Las teorías del control social
Numerosas teorías criminológicas se han centrado en tratar de dar respuesta a
por qué los individuos delinquen, realizan acciones antisociales y exteriorizan
comportamientos delictivos. Durkheim (1893) introduce el precedente de esta
teoría al explicar que la no realización de la conducta criminal individual puede
venir explicada por los efectos inhibitorios que puede tener la integración social
o psicológica con otros cuya potencial respuesta negativa, vigilancia o
expectativas, regula o constriñe los impulsos criminales. La teoría del control
social surge en los años 50 como una posible explicación al fenómeno
delincuencial. Hasta ese momento una de las teorías más extendidas asocia la
delincuencia a determinadas zonas, sin embargo Reckless y sus asociados se
preguntan entonces por qué hay determinados chicos que, viviendo en zonas
que parecen ser criminógenas, no delinquen o, dicho de otro modo: si todo
individuo cuenta con el potencial necesario para violar las leyes y la sociedad le
ofrece numerosas oportunidades para hacerlo, ¿por qué pues, muchos de ellos
las obedecen?
Para la teoría criminológica clásica, la respuesta se encuentra en el miedo al
castigo. Por el contrario, los teóricos del control, acudiendo a un análisis
sociológico, estiman que no es el miedo al castigo el factor fundamental en el
momento de explicar el comportamiento del infractor ante una conducta
prohibida, sino otros muchos vínculos de aquél con el orden social. El individuo
evita el delito –aseguran- porque es el primero en estar interesado en mantener
un comportamiento conforme a las pautas y expectativas de la sociedad; porque
tiene una razón actual, efectiva y lógica para obedecer las leyes de ésta: la
comisión del delito le depararía más inconvenientes que ventajas. Por lo tanto,
para las teorías del control social, los controles que impiden que un sujeto
realice comportamientos delictivos pueden ser internos o externos. Elementos
de control interno pueden ser un buen auto concepto, la creencia en las normas
o un autocontrol alto; mientras que el control externo puede venir dado por la
vigilancia en la familia, la escuela o el grupo primario. En concreto, el control
social de estas teorías se contrapone al control coercitivo, más relacionado con
la amenaza y el poder del estado.
Las teorías que se engloban dentro del control social, tratan de comprender y
explicar cuáles son los factores o fuerzas que obligan a la mayoría de las
personas, la mayor parte del tiempo a comportarse de forma no criminal aún en
presencia de oportunidad. Uno de esos factores se centra en que la ausencia de
control (social, en este caso) favorece y facilita la desviación; entendiéndose
como tal las conductas antisociales, delictivas, criminales etc.
Por otra parte Luis Rodríguez Manzanera indica: “El control social puede
entenderse como el conjunto de instrumentos (generalmente normativos),
instituciones y acciones encaminadas al cumplimiento de los fines y valores
propuestos por el sistema imperante, logrando en esta forma mantener el orden
social.” Puede entenderse, por lo tanto, a partir de la definición de Manzanera
que la finalidad del control social es la preservación del orden social mediante la
restricción (ya sea ésta, formal o informal) de las conductas desviadas. Para que
el control social cumpla sus fines, pone en funcionamiento una serie de agencias
o instituciones y de operadores, cuyos roles funcionales pueden ser explícitos o
implícitos, abiertos o disimulados; pero que, dependiendo de las circunstancias,
actúan como agentes de control social.
Braithwaite (1989) realiza una formulación similar de la teoría del control
social, relacionando en este caso dicho control social con la vergüenza,
definiéndola como la expresión de desaprobación social que se dirige a que el
individuo que ha cometido la acción antisocial sienta remordimiento. Goffman
también basa parte de su teoría en la relación con la vergüenza, explica que la
incomodidad que produce dicha vergüenza crea en el sujeto una fuerte
motivación para evitar comprometerse en conductas que generen
desaprobación social. Podría entenderse que el individuo puede evitar realizar
un comportamiento desviado o antisocial si percibe que; tras hacerlo habrá
testigos que le hagan sentir vergüenza e incomodidad por haber transgredido la
norma social. (Por ejemplo, un joven puede abstenerse de robar en un
supermercado si percibe que hay cámaras, o personas conocidas que puedan
observarle para evitar la vergüenza de ser descubierto realizando una conducta
poco adecuada)
En esta línea, en la escuela de Chicago podemos encontrar también la
aportación de Edwin H. Sutherland, quien plantea que la desorganización social
es la causa de la delincuencia y que consecuentemente una mejor organización
social disminuirá la criminalidad.
Reckless incluye dentro de las teorías de control social, su teoría de la
Contención Social, en ella parte de la cuestión ¿Cómo es posible que un
individuo que vive en un área desfavorecida y con elevadas cotas de
criminalidad se aleje de la conducta criminal o delictiva? La respuesta se
encontraría en la combinación de una serie de mecanismos de contención tanto
internos como externos. Dichos mecanismos externos son los que se encuentran
relacionados con el control social.

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