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NOVELA Y CUENTO

NUEVA LITERATURA URUGUAYA


Escribir sobre la nueva literatura uruguaya significa para mí referir­
me a u n grupo más o menos indefinido de jóvenes escritoies сод quienes com­
p a r t o las penas y las furias de u n largo debate — presentación y crítica de
literatura — que ha justificado nuestros últimos años. Si incluyera sus
nombres aparecerían reunidos quienes defienden más empedernidamente un
estilo y quienes lo d e s c a r t a n de antemano, escritores adolescentes y quienes
les doblan la edad, cotidianos moradores de Montevideo, estancieros desve-
lados, algún exilado descreído, animal y tierno, y varios empleados públicos,
que sin embargo estimo. Efectivamente, estos nuevos escritores carecen de
las coincidencias de edad, lugar y descontento que constituyen una genera-
ción. Más a ú n : no pueden enumerar una rotunda lista de obras propias que

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los r e p r e s e n t e , n i p u e d e n señalar u n modelo común q u e los r e s p a l d e ; son di-
ferentes p o r elección y destino.

Sin embargo, pese a tan tenaz individualismo, creo poder describir o


caracterizar aproximadamente ese g r u p o — e n el c u a l m e i n c l u y o aproximada-
m e n t e — d e n t r o d e la población literaria uruguaya.

Como primera c o s a l o s j ó v e n e s e s c r i t o r e s u r u g u a y o s e s t á n frente a la li-


teratura. Dan p o r s e n t a d o q u e ésta es u n a f o r m a de cultura, algo en cierto
sentido ajeno a cada uno. En e s e objeto —grande, milenario, importante—
intentan participar.

La literatura, además y al mismo tiempo, es una disciplina con sus


principios y reglas — aunque éstas puedan ser particulares, individuales a
una obra. — La literatura es algo q u e debe a p r e n d e r s e como la geometría {)

la medicina.

E l l i t e r a t o n o es u n ser que siente algo extraordinario —o por lo menos


n o es sólo e s o ; es a d e m á s q u i e n posee u n a artesanía, un oficio, u n a técnica.
Existe una vivencia, una necesidad de expresar, un empuje interior, (si se
quiere: una inspiración). Hay. necesariamente además, un procedimiento.
A c t ú a n j u n t o a e s o el g e n i o , e l t a l e n t o , l a i n t e l i g e n c i a , l a i n t u i c i ó n ; é.stos dan
la m e d i d a de lo c r e a d o , su grandeza. P e r o ni la inspiración ni el g e n i o son
l a o b r a ; ésta es u n artificio, u n a construcción que p a r a lograrse perfecta ha
de ser realizada cumpliendo ciertas normas, s u s p r o p i a s n o r m a s casi siempre.
No es necesario mostrar que esta posición no es privativa de quienes la
sustentan, ni mucho menos descubierta por ellos. Sería ocioso h a c e r la re-
visión de antecedentes o de actuales coincidencias. Hay que citar, eso sí,
(por pertenecer a nuestra literatura y a u n a riesgo de injustas omisiones) los
precedentes más notorios: Acevedo Díaz. Horacio Quiroga —recuérdese su
Retórica del Cuento, su admiración por Poe, su recurso repetido en "El
Hijo" y "A la d e r i v a " — y sobre todo P a c o Espinóla, que suma a la impor-
t a n c i a d e su o b r a el a c t u a r d i r e c t a m e n t e , e n c o n t a c t o p e r s o n a l con m u c h o s de
nuestros jóvenes escritores.
Esta actitud de respeto frente a la literatura, esta intención de ensayar
y aprender una disciplina, se p u e d e apreciar en forma mediata. La crítica
amistosa, la valoración de u n a obra hecha por los compañeros del autor, es
casi s i e m p r e acerba, t a j a n t e . No creo que n u n c a d e n t r o de u n mismo grupo
se h a y a desprendido t a n t o t a l m e n t e el a p r e c i o p e r s o n a l , el reconocimiento de

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las facultades y del valor de cada uno, del valor o la perfección de s n obra.
Se enjuicia cada creación como un producto, separada de su creador. No re-
cuerdo haber oídd u n a sola discusión para poner e n c l a r o si a l g u i e n eia ge-
nial o simplemente talentoso. En cambio he trasnochado largamente cuando
se d i s i e n t o sobre la eficacia de una forma de composición, sobre la función
de u n adjetivo, sobre la legitimidad de incluir elementos abstractos o las ra-
zones p a r a mencionar simplemente una realidad o para representarla.

Los factores que determinan esta posición literaria pueden ser varios:
una mayor sincronización con la actualidad extranjera, universal. Sin ser
un erudito, un estudioso consagrado exclusivamente a abarcar d a t o s , se pue-
de hoy en día seguir aproximadamente, d e s d e M o n t e v i d e o , el m o v i m i e n t o ge-
neral de la cultura. F r e n t e a esto resulta s o r p r e n d e n t e observar en nuestros
literatos de hace algunas décadas el desconocimiento tranquilo de sus con-
temporáneos más importantes. .
Otra razón que determina la actitud de nuestros jóvenes escritores se
encuentra en la n a t u r a l influencia que ha ejercido la nueva literatura ñor
teamericana, en la cual la técnica ocupa un lugar preferente, y en la reno-
vación m á s cercana que llega de la A r g e n t i n a , donde u n g r u p o de escritores —
tal vez se les p u e d a ubicar nombrando al tan llevado y traído Jorge Luis
Borges— adopta una posición fundamentalmente literaria con respecto a la
literatura.
Tal vez estas m i s m a s influencias —sobre todo la norteamericana— pro-
vocan otra característica de nuestra posible l i t e r a t u r a : la tendencia a la pro-
sa. Se i n t e n t a n el relato, l a n o v e l a y s o b r e t o d o el c u e n t o , q u e p o r ser un
género menor, pero de técnica más ceñida, de n o r m a s más estrictas y noto-
rias, p a r e c e ser la escuela elegida p o r los f u t u r o s novelistas.
Como contraparte necesaria de estas observaciones debe entenderse que
si b i e n a p u n t o l a e x i s t e n c i a d e u n a n u e v a l i t e r a t u r a u r u g u a y a — p o r lo menos
en gestación— noi s i g n i f i c o con esto q u e ella sea diferente a la l i t e r a t u r a ex-
tranjera contemporánea, ni aún original con relación a nuestro país. Por el
contrario, anoto simplemente la presencia y las características generales de
u n g r u p o de escritores j ó v e n e s q u e se s i t ú a en el m o m e n t o l i t e r a r i o universal
y que mantiene una actitud —una pequeña tradición— ya observada en
n u e s t r o p a í s p o r los escritores q u e ese m i s m o g r u p o m á s valora.

CARLOS MAGG1

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