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Emilio Ontiveros
Consejero Delegado de Analistas Financieros Internacionales
Catedrático de Economía de la Empresa de la UAM
Ensayo para la Fundación Juan March
Febrero 99
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autoridades nacionales e internacionales, por otro, ha sido cada vez más
explícita. (1)
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pasivos , la existencia de factores comunes importantes aumenta esa inquietud
asociada a la percepción de una fragilidad constante, que lejos de atenuarse ha
ido cobrando mayor entidad a medida que lo ha hecho el proceso de
globalización financiera. (4)
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reducidas las probabilidades asignadas a una eventual ruptura de esos
compromisos.
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aversión al riesgo del conjunto del grupo, con independencia en muchos casos
de los orígenes específicos de la crisis. Indudablemente, las probabilidades de
extensión del contagio son tanto mayores cuanto más similares son los factores
determinantes y, desde luego, cuanto más evidente es esa asimetría entre el
elevado grado de integración internacional de un número creciente de
economías emergentes y la debilidad estructural de sus sistemas financieros.
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podríamos considerar tradicionales se han unido las más novedosas de
relevantes académicos como Paul Krugman
(1998), Helmut Reisen (1998), Jagdish Bhagwati (1998), Dani Rodrik (1998) y el
propio vicepresidente del Banco Mundial Joseph Stiglitz (1998a,b), entre otros,
renovando el atractivo de un debate que podríamos ya considerar clásico y
subrayando ese repliegue de la ortodoxia desreguladora. La adopción de
decisiones en esa dirección limitativa de los flujos de capital por alguno de los
países más directamente afectados por la crisis, Malasia en particular, o la
actitud inusualmente intervencionista, explícita en su mercado de acciones, por
las autoridades de Hong Kong, ha contribuido a la superación de la fronteras
estrictamente académicas de esa discusión.
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internacionales, las propuestas que podríamos decir aglutinan un cierto
consenso son susceptibles de integrarse en los siguientes epígrafes: (6)
ional una de las exigencias que se ha puesto de manifiesto en las más recientes
perturbaciones financieras y, muy especialmente tras la crisis asiática, es la
derivada del fortalecimiento de los sistemas de gestión y control de riesgos en
las entidades financieras. La actividad de todos los intermediarios financieros se
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Notas:
(3) En el trabajo del FMI (1998, cap.III) se atribuye el carácter sistémico a esas
tres crisis de las economías emergentes, derivado de la satisfacción de los
siguientes rasgos: a) derivaron en una abrupta reducción o en falta total
de acceso a los mercados de globales de capitales por los países afectados;
b) propagación de a aquellos países percibidos por los operadores en los
mercados como similares; c) severas tensiones monetarias y cambiarias
en los países afectados; y c) percepciones de que los mercados bancarios
y de valores en las economías maduras podrían ser seriamente afectados
si llegaran a existir amplias insolvencias en las obligaciones externas de las
economías emergentes.
(4) Han sido diversos los trabajos en los que tras la emergencia de la crisis
asiática se han tratado de buscar esas diferencias y coincidencias entre las
diversas convulsiones financieras, en algunos casos remontándose en el
tiempo mucho más que lo que se hace en estas notas. Véase por ejemplo,
FMI (1998), Schwartz (1999), Rajan (1998), Ontiveros (1998).
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(5) Como se señala en FMI (1998, cap.III), el reciclaje de los ingresos
procedentes del aumento de ingresos de los países exportadores de
petróleo, tras la primera crisis en 1973, favoreció esa transferencia de
capital privado a las economías en desarrollo, fundamentalmente en forma
de préstamos sindicados, que alcanzó entre 1973 y 1982 una cifra neta de
entradas superior a los 165.000 millones de dólares, aproximadamente un
1% del PIB de todas las economías emergentes en aquél periodo. Las
características de ese endeudamiento pueden verse en Ontiveros (1980) y
Ontiveros (1988).
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Bibliografía citada:
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