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CIENCIAS SOCIALES EN EL CONO SUR (1940-1965) I 607

vos productores culturales tendientes a una renovación radical de las


Ciencias sociales en el Cono Sur ciencias sociales y de una presión externa proveniente de una serie de
y la génesis de una nueva élite organismos internacionales y regionales en favor de la modernización
intelectual (1940-1965) de la educación superior en general y de la ciencia social en particulr.
En efecto, y como suele ocurrir con toda innovación intelectual e insti-
Alejandro Blanco tucional de relévancia, el reconocimiento público de que gozó por un
tiempo la "sociología científica» en América Latina —tanto que sería invo-
cada aquí y allá como el modelo de la sociología tout court se debió a

la conjunción singular de cuadros de recepción más o menos favora-


bles y al esfuerzo de autopromoción, militante y denodado, de sus prin-
cipales interesados. Pero el fenómeno fue menos el resultado de una
acción concertada o planeada que el fruto de una serie de iniciativas
locales, regionales e internacionales y de diferentes operaciones cultu-
rales, que, gradualmente, yen virtud de determinadas condiciones polí-
Al promediar la década de 1960 Gino Germaiú (1911-1979) reconocía, no ticas e institucionales, resultaron convergentes y alcanzaron un impor-
sin satisfacción, que en América Latina tante grado de articulación.
Este trabajo explora entonces, el proceso de constitución y ascenso de
ha aparecido un nuevo tipo de sociólogo, un "científico" socia/ [...] dedi- ese segmento de las élites intelectuales de América Latina a través de una
cado de manera exclusiva al cultivo de su disciplina [y que] ha comen- reconstrucción de las "distintas iniciativas y de sus principales dispositivos
zado a remplazar en las universidades más importantes del continente culturales e institucionales de difusión e implantación. Aunque el título
al antiguo profesor, abogado, político; administrador, para quien la cáte- refiere a las ciencias sociales, el trabajo estará centrado en la sociología,
dra universitaria era el apéndice honorífico de su profesión principal entre otras razones porque durante el período comprendido fue dicha dis-
ciplina la que lideró el movimiento de renovación intelectual. Una segunda
(Germani, 1964: 1).
limitación concierne al área geográfica. Como su título lo indica, el trabajo
Ya para entonces, en efecto, las ciencias sociales habían ganado definitiva- focaliza la experiencia que tuvo lugar en el Cono Sur y deja de lado, por
mente carta de ciudadanía en el sistema de educación superior a partir del consiguiente, aquellas otras, igualmente importantes, que tuvieron lugar
establecimiento de carreras y escuelas de sociología de grado y posgrado, en México yen el Brasil.
y, con ello, una nueva clase de productores culturales, la de los científicos
sociales, detentadores de una competencia intelectual y técnica exclusiva y
autorrepresentados como una élite intelectual moderna, hacía su ingreso a
la vida pública e intelectual de las sociedades de América Latina.
¿Cuáles fueron las condiciones más generales y específicas para la emer-
gencia de esta nueva categoría de productores culturales? ¿En qué contexto Es bien conocida la temprana implantación de la enseñanza de la sociolo-
tuvo lugar esta renovación intelectual y cuáles fueron los dispositivos ins- gía en las universidades de algunos países de América Latina. Ya en 1877 se
titucionales de implantación de esta nueva actividad intelectual? ¿Quiénes creó en la dudad de Caracas, Venezuela, un Instituto de Ciencias Sociales,
formaron parte de esa nueva élite intelectual? ¿En torno de qué liderazgos y en 1882 la Universidad de Bogotá abrió el primer curso de sociología en
se constituyó la nueva ciencia social? ¿Quiénes patrocinaron la implanta- el mundo, que se anticipó así en diez años al inaugurado en Chicago en 1892.
Desde entonces, la enseñanza no hizo más que propagarse: 1898 en Buenos
ción de esas nuevas empresas intelectuales?
Aires, 1900 en Asunción, 1906 en Caracas, La Plata y Quito, 1907 en Cór-
En principio, la emergencia de esa nueva élite intelectual fue el resul-
tado de la conjunción de una serie de iniciativas domésticas de los nue- doba, Guadalajara y México. Hacia la década de 1920 la enseñanza de la
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sociología ya se hallaba establecida en casi todos los países de América aún la de una disciplina autónoma sino "auxiliar" de —o subordinada a-
Latina yen varias universidades (Poviña, 1941). las disciplinas ya establecidas, fundamentalmente el derecho y la filosofía.
Pero es sólo hacia los años cuarenta que la sociología experimenta, aun- Una rápida morfología revela, además, que, con algunas excepciones, la
que con ritmo e intensidad desiguales, un proceso más firme de institu- mayoría de quienes por entonces tenían a su cargo la enseñanza de la socio-
cionalización. Aparecen los primeros centros de enseñanza, las primeras logía eran abogados de formación y que la enseñanza de la disciplina era,
instituciones especializadas en los estudios sociológicos, las primeras publi- para la gran mayoría, una actividad subsidiaria de su actividad principal.
caciones oficiales consagradas a la materia y algunas organizaciones for- Incluso, la trayectoria de algunos de ellos muestra que la carrera intelec-
males de la disciplina. Aun cuando en el Brasil la implantación de la ense- tual no estaba disociada de una carrera política. En tanto profesionales de
ñanza de la sociología fue un fenómeno más tardío —las primeras cátedras .. la sociedad o maestros universitarios, en general no se esperaba de ellos que
aparecieron hacia mediados de la década de 1920—, desde mediados de los realinran investigaciones empíricas. Aun más: si bien con algunas excep-
arios treinta la disciplina experimentó un crecimiento más rápido con ciones, todos miraban con cierto recelo la sociología empírica, a la que iden-
respecto a los otros países de la región. En 1933 se creó en San Pablo la pri- tificaban con la sociología norteamericana, ya la que juzgaban unas veces
mera escuela de sociología, la Escuela Libre de Sociología y Política, así de "practicista", otras de "naturalista" o como "mero catálogo de fenóme-
como otra institución importante para el desarrollo de los estudios socio- nos sociales; pero en cualquier caso siempre de manera negativa. La misma
lógicos, la Facultad de Filosofia, Ciencias y Letras de la Universidad de producción intelectual de esta generación de sociólogos reflejó bien su per-
San Pablo. En México, Lucio Mendieta y Núñez puso en funcionamiento fil intelectual: el ensayo político, la historia de ideas, el libro de texto y el tra-
el Instituto de Investigaciones Sociales en la Universidad Nacional Autó- tado llegaron a convertirse, en efecto, en los géneros más extendidos.
noma de México en 1939 y al año siguiente, en la Argentina, fueron crea- Fue en este contexto que se hicieron manifiestos los primeros signos de
dos el Instituto de Sociología en la Facultad de Filosofía y Letras de la insatisfacción intelectual bajo la forma de una serie de reclamos en favor
Universidad de Buenos Aires y el de Investigaciones Económicas y Socio- de una renovación radical de la disciplina. Se trató de un movimiento inte-
lógicas en la Universidad Nacional de Tucumán, bajo la dirección de Ricardo lectual tendiente a hacer de la sociología una ciencia empírica. En los medios
Levene y Renato Treves respectivamente. de habla hispana, la primera obra que inició un movimiento en esta direc-
Durante esos años, igualmente, aparecieron larimeras publicacio- ción fue Sociología. Teoría y técnica, de José Medina Echavarría (19o3-197),
nes especializadas (Socio/ogia, de San Pablo, 1939; la Revista Mexicana de aparecido en 1941, libro que Germani saludaría dos décadas más tarde como
Sociología, 1939; la Revista Interamericana de Sociología de Caracas, 1939, y el que inició "la ola de la sociología científica en América Latina". En el pró-
el Boletín del Instituto de Sociología, de la Universidad de Buenos Aires, logo a la primera edición, Medina Echavarría (1941: 8) escribía:
1942) y algunas de las organizaciones formales de la disciplina, como la
Academia Argentina de Sociología, la Sociedad Brasileña de Sociología y Se trata de que no puede existir una ciencia sociológica sin una teoría y
la Sociedad Mexicana de Sociología. La creación, en 1950, de la Asocia- sin una técnica de investigación. Sin una teoría, es decir, sin un cuadro
ción Latinoamericana de Sociología, la primera asociación de tipo regio- categorial depurado y un esquema unificador, lo que se llama sociolo-
nal en el mundo, selló este primer capítulo de institucionalización de la gía no sólo no será ciencia, sino que carecerá de significación para la inves-
disciplina a la vez que dotó al proceso de un fuerte acento regional —que tigación concreta y la resolución de los problemas sociales del día. Sin
luego sería amplificado por la nueva generación (Blanco, 2005)—. una técnica de investigación definida, o sea sometida a cánones riguro-
¿Qué rasgos adoptó ese primer ciclo de incorporación de la sociología sos, la investigación social no sólo es infecunda, sino que invita a la acción
al sistema de educación superior? En principio, y a falta de un estatuto inde- siempre dispuesta del charlatán y del audaz.
pendiente, la enseñanza de la sociología, con excepción de la Escuela Libre
de Sociología y Política, no se realizaba con el fin de formar sociólogos Como ejemplo logrado de esta nueva actualización, Medina Echavarría
sino de ofrecer a los estudiantes de otras carreras una suerte de comple- refería el caso de la "sociología norteamericana" en un extenso capítulo
mento cultural relativo a un conocimiento de los fenómenos sociales. En titulado precisamente "La investigación social y sus técnicas". Esta tem-
tal sentido, la inserción de la sociología en el contexto universitario no era prana referencia ala experiencia norteamericana resulta por demás signi-
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ficativa en un contexto en el que la sociología alemana constituía el uni- pocos arios, comenzaría a tejerse una alianza fundada en la reconocida
verso de referencia casi exclusivo entre los practicantes de la disciplina necesidad de una reorganización intelectual e institucional de la disciplina.
(Blanco, 2004). Pocos años después, la referencia a la sociología norteame- En cualquier caso, comenzó a producirse un conflicto entre quienes por
ricana habría de convertirse en un criterio central de legitimación de una entonces reclamaban la identidad de sociólogos. El conflicto dividió al
reorientación de la disciplina. campo en dos facciones: la de los "sociólogos de cátedra", por un lado, y la
En la Argentina, los primeros signos de una renovación en esa dirección de los "sociólogos científicos", por otro lado. Ambas procuraban el con-
se hicieron sentir ya en la experiencia asociada con el Instituto de Socio- trol de un mismo campo intelectual, ambas pretendían para sí la identi-
logía de Buenos Aires, y especialmente en tomo de la figura de Gino Ger- dad de sociólogos y ambas aspiraban a representar a la disciplina en el
mani. En un ensayo de esos años referido a las relaciones entre sociología ámbito nacional e internacional. A los ojos de los renovadores, los ya esta-
y planificación, Germani (1946a) declaraba que "la sociología no puede blecidos tenían una formación parroquial y anticuada, limitada aun cono-
dejar de ser una ciencia empírica e inductiva si es que verdaderamente cimiento enciclopédico de las principales tradiciones y escuelas de socio-
quiere cumplir su función orientadora en una sociedad que se encamina logía. Los nuevos, en cambio, se declaraban los portadores de los rudimentos
hacia la planificación". La declaración adoptó la forma de un argumento de la "nueva ciencia" (que algunos habían recogido en su paso por los Esta-
más sistemático en un ensayo inédito que redactó ese mismo año (Ger- dos Unidos y otros habían adquirido por sus propios medios y de manera
mani,1946b),"Teoría e investigación en la sociología empírica", consagrado artesanal en sus lugares de origen) y esgrimirán contra la vieja genera-
precisamente a examinar "la posibilidad de una ciencia empírica de la ción de sociólogos —de ahí en adelante peyorativamente tratados como
realidad social" y cuyos argumentos serían reunidos diez años más tarde ensayistas o amateurs de la sociología— su conocimiento de las nuevas meto-
en La sociología científica. Apuntes para su fundamentación (Germani,1956), dologías y técnicas de la investigación social.
una suerte de manifiesto del movimiento de renovación. En efecto, el texto Ciertamente, la emergencia de aquellos reclamos debe ser comprendida
recogía los distintos reclamos que aquí y allá habían sido señalados como en el contexto de una profunda transformación intelectual en la cultura
parte de esa reforma radical de los ideales intelectuales de la disciplina, fun- de las ciencias sociales en el mundo occidental. En términos muy genera-
damentalmente el de incorporar la investigación social y sus técnicas a las les, dicha transformación se caracterizó por "una declinación de la refle-
tareas de la sociología, subrayando al mismo tiempoia relevancia de lateo- xión especulativa y filosófica y un optimismo generalizado acerca de los
ría en la investigación social. resultados que podían esperarse en cuanto se lograra un firme fundamento
Aislados en un comienzo, hacia la segunda mitad de la década de 1950 científico y empírico" (Bemstein, 1982:27). La convicción de que las cien-
todos estos signos de renovación adquirieron la forma de un movimiento cias sociales difieren sólo en grado —pero no en dase— de las ciencias natu-
más amplio y sistemático. José Medina Echavarría, Florestan Femandes y rales comenzó a extenderse entre los científicos sociales, y creció con ello
Gino Germani fueron, quizá, sus figuras más expresivas, pero no las úni- la expectativa de que podían esperarse grandes avances una vez que las téc-
cas. Luiz de Aguiar Costa Pinto hablaría del azaroso surtido de aventure- nicas que habían resultado eficaces en el entendimiento científico de la
ros" para apostrofar el campo de la investigación social, y desde Chile naturaleza fueran imitadas, modificadas y adaptadas al universo de las dis-
Eduardo Hamuy se lamentaba de que "el ambiente de nuestro país consi- ciplinas que se ocupan de la sociedad (Wallerstein, 1996). El desarrollo y
dera todavía al sociólogo como un ser académico o como un aficionado perfeccionamiento de diversas técnicas y metodologías de investigación,
entusiasta en lugar de un investigador serio y científico de los problemas y especialmente la generalización de técnicas cuantitativas, acrecentaron
sociales" (Brunner, 1985). Expresiones en la misma dirección serían pro- aquellas expectativas (Bell, 1984). La investigación, a su vez, adoptó un
nunciadas en ocasión del Quinto Congreso Latinoamerato de Sociolo- carácter marcadamente interdisciplinario. Las vinculaciones de la socio-
gía celebrado en Montevideo en 1959 por C. A. Campos Jiménez, de Costa logía con la historia, la antropología y la psicología se tornaron más flui-
Rica, J. R. Arboleda, de Colombia, y J. A. Silva Michelena, de Venezuela. das que en el pasado y el centro o instituto de investigación fue adoptado
Finalmente, desde México Pablo González Casanova iniciaba un reclamo como matriz institucional para el desarrollo de la investigación social.
en la misma dirección desde la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Estos cambios, a su vez, fueron parte de un cambio ecológico de singu-
Sociales. Así, en torno de todas estas figuras, y en el transcurso de unos lar envergadura que afectó decisivamente a la tradición de la sociología.
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Las tradiciones clásicas de esta última se formaron hacia fines de la Pri- Dos de ellos, Medina Echavarría y Germani, fueron editores y traduc-
mera Guerra Mundial y en aquellos países que en ese momento ocupa- tores ejemplares. Introdujeron entre el público latinoamericano muchos
ban el centro de la vida intelectual: Alemania, Francia e Inglaterra. En la textos hasta entonces inaccesibles, contribuyendo de esa manera a ampliar
segunda posguerra, sin embargo, y por diversas razones, la sociología considerablemente el horizonte intelectual de quienes cultivaban —o aspi-
norteamericana devino central y la sociología europea periférica. Aunque raban a cultivar— alguna de las disciplinas que se ocupan de la sociedad.
su epicentro fue la Universidad de Chicago, pronto se extendió a gran parte Pero como editores hicieron algo más: lograron imprimir en la concien-
del sistema universitario, especialmente a Columbia, Harvard y Berkeley, cia de un público más amplio —profesionales, políticos, reformadores socia-
que se convirtieron en las nuevas metrópolis de las ciencias sociales y en les— la idea de que las ciencias sociales estaban en condiciones de realizar
el lugar de adquisición de su "métier" (Shils, 1970). una contribución vital a la resolución de los problemas sociales y politi-
cos que enfrentaban los países de la región.
Una vez en México, Medina Echavarría, que se había formado en dere-
cho y en filosofía en las universidades de Valencia y de Madrid, se inte-
III gró a La Casa de España en México, que poco después se convertiría en
El Colegio de México. Enseñó sociología allí y en la Universidad Nacio-
¿Quiénes formaron parte de esa nueva élite intelectual? Curiosamente, nal Autónoma (Lira.,1986, 1989). Por entonces, el Fondo de Cultura Eco-
varios de ellos eran extranjeros. Gino Germani, italiano de origen, había nómica, una editorial fundada por Cosío Villegas en 1934 e inicialmente
llegado ala Argentina en 1934, después de cumplir una condena de cuatro especializada en economía, había decidido extender sus actividades a otros
años de confinamiento por sus actividades antifascistas durante el régi- campos disciplinarios. La crisis de la industria editorial española provo-
men de Benito Mussolini; el español José Medina Echavarría, que había cada por la Guerra Civil había abierto nuevas y más grandes posibilida-
participado activamente en la vida de la República como asesor letrado des ala incipiente industria local y latinoamericana, y en muy poco tiempo
de las Cortes de los Diputados y encargado de negocios del gobierno en el Fondo se convertiría en una de las casas editoriales en ciencias sociales
Varsovia, se estableció en México en 1939, luego de la derrota de los repu- de mayor prestigio en América Latina, con sucursales en Argentina, Uru-
blicanos en la Guerra Civil. Los otros dos, más jóvenes, el suizo Peter Heintz guay, Chile, Perú, Colombia, Brasil y Venezuela (Díaz Arciniega, 1996) y
(1920-1983) ye! noruego Johan Galtung (1930-), se establecieron en Chile hacia mediados de los años cuarenta ya contaba con colecciones de "Eco-
como expertos de la uwasco entre fines de los años cincuenta y mediados nomía" (1935), "Política y Derecho" (1937), "Sociología" (1939), "Filoso-
de los sesenta. fia" (1942) y "Antropología" (1944).
Todos ellos fueron parte de esa generación de sociólogos que en las déca- Cosío Villegas confió la colección de sociología a Medina Echavarría,
das de 1950 y 1960 produjo una profunda renovación de las ciencias socia- que asumió el desafio convencido de que, con excepción de algunos paí-
les en América Latina, combinando las contribuciones más empíricas de las ses, las ciencias sociales no habían tenido hasta el momento "la necesaria
tradiciones norteamericanas de investigación social con la tradición de la protección oficial y académica" y ello exigía "una labor editorial bien orien-
"gran teoría" del viejo continente. José Medina Echavarría y Gino Ger- tada que [supliera] mientras tanto esta urgente necesidad de nuestros días"
mani fueron, quizá, sus ejemplares más prominentes. La trayectoria de la (Medina Echavarría, 194ob). A través de su colección, Medina Echavarría
mayoría de ellos está asociada con la creación, en unos casos, o con el im- puso a disposición de los lectores latinoamericanos los grandes textos de
pulso, en otros, de las principales instituciones de las ciencias sociales en la tradición sociológica. Tradujo y coordinó la edición de la primera ver-
América Latina. Algunos fueron verdaderos institutions builders. A fuerza de sión integral en lengua extranjera de la monumental obra de Max Weber,
talento y perseverancia, en un medio muchas veces no del todo hospitala- Economía y sociedad, y también editó a Mannheim, a Tónnies, a Veblen, a
rio a sus proyectos y emprendimientos, edificaron algunas de las institucio- Pareto, a Mac-Iver, a Lundberg, a Znaniecki ya Linton, entre otros. Cono-
nes culturales decisivas para la implantación y la legitimación de las cien- cía muy bien la tradición alemana de pensamiento social, y especialmente
cias sociales en América Latina-. editoriales y publicaciones especializadas, la tradición sociológica. En la primera mitad de los arios treinta había pro-
escuelas de sociología y centros regionales de enseñanza e investigación. seguido sus estudios de filosofia en Marburgo y por entonces tradujo la
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Filos* del derecho de Gustavo Radbruch y un ensayo de Robert Michels, pio Medina Echavarría, alcanzó en los primeros tres lustros cuatro edicio-
Las transformaciones de las capas sociales después de la guerra.La colección nes— y en 1943 reunió un conjunto de ensayos con un título inconfiidible-
de sociología del Fondo fue un verdadero éxito. Hacia fines de la década de mente mannheimniano, Responsabilidad de la inteligencia. Estudios sobre
1950, treinta y tres títulos de la colección —poco más de la mitad— estaban nuestro tiempo. El título mismo del ensayo, al que ya nos hemos referido,
agotados. La Historia de la cultura de Alfred Weber, editado en 1941, alcanzó publicado en 1946 (Germani,1946a) —"Sociología y planificación"— era una
hacia mediados de los años cincuenta su quinta edición. paráfrasis de uno de los temas que dominaban la sociología de Mann-
Por los mismos años Germani hizo lo propio desde la Argentina. A partir heim. Las catorce referencias a Mannheim contenidas en La sociología cien-
de los años cuarenta desarrolló una intensa labor de difusión intelectual como tífica. Apuntes para su fundamentación, publicado por Germani diez años
director de las colecciones "Cienda y Sociedad", en la editorial Abril, y"Biblio- más tarde, superaban ampliamente las de los restantes autores menciona-
teca de Psicología Social y Sociología", en la editorial Paidós. Tradujo y escri- dos. En la concepción mannheimniana de una ciencia social consagrada a
bió prólogos y estudios preliminares a un conjunto de obras extranjeras y se las tareas de la "planificación social" —fórmula que poco después sería rele-
convirtió en el importador de una literatura relativamente desconocida en vada por la del desarrollo económico"— esta generación encontró una forma
los medios intelectuales locales. Con ella dotó a la disciplina en particular y de comprometer a la sociología con las cuestiones del debate público, a la
a las ciencias sociales en general de un nuevo "cuadro de referencia". Erich vez que un modo de disputar la autoridad intelectual a la élite tradicional
Fromm, George Mead, Karen Horney, Bronislaw Malinowski, Karl Popper, en nombre de una nueva expertise intelectual. La gravitación de Mannheim
Talcott Parsons y Charles Wright Mills fueron algunos de los que integraron en esta generación de científicos sociales fue sin duda un elemento deci-
ese nuevo cuadro. Durante los primeros quince años, la mayor parte de los sivo de su autorrepresentackm en tanto intelligentsia del mundo moderno.
títulos publicados alcanzó su tercera edición, y en algunos casos, como El Todos ellos veían con simpatía —y estaban relativamente familiarizados
miedo a la libertad, de Erich Fromm, y La personalidad neurótica de nuestro con— la experiencia de la sociología norteamericana, y desde muy tem-
tiempo, de Karen Horney, la cuarta y quinta respectivamente, lo que revela prano habían llamado la atención sobre su importancia. A mediados de
su importancia en la formación de un nuevo público lector. La empresa edi- los años treinta, José Medina Echavarría obtuvo una beca para estudiar
torial obró como un poderoso agente cultural e institucional de difusión y sociología en los Estados Unidos yen Inglaterra, pero el estallido de la Gue-
legitimación de nuevas ideas, de nuevos vocabularios y de nuevos esquemas rra Civil frustró sus planes. En un ensayo de esos arios decía: " [... ] es evi-
conceptuales. Amplió las fronteras de la disciplina con respecto a como ésta dente que el centro de la producción sociológica en lengua inglesa corres-
había sido concebida hasta entonces, abriéndola a diferentes tradiciones, tanto ponde, en lo que va del siglo, a los Estados Unidos, en donde la sociología
intelectuales como disciplinarias (Blanco, 2006). alcanza un desarrollo extraordinario y tiene una significación positiva en
Durante esa década, algunos de ellos —especialmente José Medina Echa- la cultura y la educación" (Medina Echavarría, 1940a). Estaba al corriente
varría, Gino Germani y Luiz de Aguiar Costa Pinto— fueron decididamente de toda, o casi toda, la literatura norteamericana relativa a la investiga-
marmheimnianos en su concepción de la ciencia social, teorética a la vez ción social. Durante su estancia en México, que se extendería hasta 1946,
que pragmática, y conectada con las tareas prácticas de una ilustración de cuando decidió radicarse en Puerto Rico, impartió cursos sobre la mate-
la voluntad política. Durante un buen tiempo, Matmheim fue una referen- ria y documentó ampliamente su conocimiento de ella en un ensayo tem-
cia central para todos ellos y una de las más importantes fuentes formati- prano publicado en la Revista Mexicana de Sociología (Medina Echava-
vas de sus visiones del mundo moderno. Heredaron de Marinheim ese sen- rría, 1939). En Sociología. Teoría y técnica (1941) juzgó a la sociología
tido enfático de una "misión" para la ciencia social. En un contexto de crisis norteamericana, más allá de ciertas limitaciones, como un ejemplo logrado
de la tradición provocado por los procesos de industrialización, moder- de una actualización de la disciplina en la dirección de una moderna cien-
nización y secularización crecientes, la sociología estaba llamada a propor- cia empírico-analítica.
cionar una orientación racional a la acción sobre la base de una moral secu- Los primeros escritos de Gino Gerrnani de mediados de la década de 1940
lar sociológicamente informada. revelan un profundo conocimiento, inusual entre los sociólogos de enton-
Medina Echavarría fue su traductor y principal divulgador. Editó cinco ces, de la sociología norteamericana (Blanco, 2006). En "Teoría e investi-
títulos de Mannheim —Diagnóstico de nuestro tiempo, traducido por el pro- gación en la sociología empírica" (Germani,1946b) dedicó un extenso capí-
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académicos y científicos de validación (Miceli, 1989). Todos ellos cultiva-


tulo a la sociología norteamericana, y durante tres meses de 1957 visitó uni- ron (o aspiraron a cultivar) el trabajo intelectual como un fin en sí mismo,
versidades y centros de investigación del exterior, en su mayoría nortea- es decir, como una actividad profesional permanente de docencia e inves-
mericanos, examinado alternativas para la organización de la disciplina. tigación. La universidad constituyó el centro de sus realizaciones persona-
Entabló relaciones con Talcott Parsons, Robert Merton y Paul Lazarsfeld
les, el espacio de sociabilidad intelectual, la instancia decisiva de reconoci-
y con una serie de investigadores y profesores, algunos de los cuales, poco
miento del mérito científico e intelectual, en fin, el horizonte último de
después, tendrían a su cargo el dictado de seminarios en el flamante depar-
sus expectativas y el centro de su vida personal (afectiva y profesional).
tamento de sociología por él fundado.
A fines de la década de 1940, no conforme con el modo en que la socio-
logía era enseñada en Chile —limitada a la exposición y el comentario de
los grandes sociólogos europeos de los siglos xix y xx—, Eduardo Hamuy
IV
viajó a los Estados Unidos, más precisamente a la Universidad de Colum-
bia, por entonces uno de los centros académicos más expresivos del desa-
Al promediar los años cincuenta, Eduardo Hamuy en Chile y Gino Ger-
rrollo de las modernas metodologías y técnicas de la investigación social.
mani en la Argentina encontraron un terreno favorable para una serie de
En esa misma década Luiz de Aguiar Costa Pinto conoció a Donald Pier-
iniciativas destinadas a reorientar la enseñanza de la disciplina. Cada uno
son, pero sus intenciones de doctorarse en la Universidad de Chicago se
a su manera logró establecer los primeros dispositivos institucionales de
vieron frustradas por la embajada de los Estados Unidos, que se rehusó a
difusión e implantación de la "sociología científica" en el Cono Sur. Poco
otorgarle la visa (Chor Malo y Villas Boas, 1999). Peter Heintz se había después, y con la colaboración de distintos organismos internacionales, esas
formado en sociología en Alemania bajo la dirección de René Künig, uno iniciativas, insulares en un comienzo, adquirieron dimensión continental
de los sociólogos alemanes de posguerra más abiertamente partidarios de a partir de los primeros centros regionales de enseñanza e investigación.
una sociología entendida como "ciencia empírica" y especialmente abierto El ingreso de la "sociología científica" en Chile estuvo indudablemente
a la influencia de la sociología norteamericana. Antes de su ingreso en asociado a los esfuerzos e iniciativas de Eduardo Hamuy. Había estudiado
el sociólogo y matemático noruego Johan Galtung, discípulo de
FLACSO, derecho y filosofia en la Universidad de Chile y hacia fines de los cuarenta
Paul Lazarsfeld, había enseñado metodología de la investigación social en
se dirigió a la Universidad de Columbia a completar una formación en
la Universidad de Columbia. sociología. Aunque no cumplimentó los requerimientos de un doctorado
Todos ellos compartían un horizonte común de preocupaciones inte-
en sociología, tomó sin embargo los cursos relativos al aprendizaje de los
lectuales, relativo a las necesidades de una modernización radical de la
métodos de la investigación social.
sociedad; en tal sentido, su defensa de una sociología "científicamente"
orientada fue parte de un compromiso cultural más amplio: el de la moder-
No estaba interesado en los problemas teóricos porque los podía apren-
nización y la democratización de los países de la región; los unía, igual-
der por mí mismo —recordaría años más tarde— E...] quería aprender
mente, una visión común de la ciencia social en tanto ciencia empírica y un
los métodos de la investigación social que no podían ser aprendidos de
común rechazo de todas las formas del ensayismo y la filosofía social: el
los libros. E...] quería saber cómo conducir una investigación social
abandono de una forma cultivada de exposición en nombre de la preci-
(Fuenzalida, 1983).
sión de las ideas fue un articulo de fe doctrinario que blandieron contra la
generación de sus predecesores. Escogieron el radicalismo científico como
Al mismo tiempo, fue designado profesor visitante en el City College de
forma de protección y autoafirmación intelectual y legitimaron el reclamo
Nueva York, donde realizó tareas de docencia e investigación y dirigió
al monopolio de un dominio propio y autónomo de conocimiento en nom-
una investigación sobre las condiciones de vida de los puertorriqueños
bre de la ciencia y de la "solución racional" a los problemas sociales. Pro-
en Nueva York. Entre 1950 y 1951 pasó una temporada en la Universidad
curaron deliberadamente distinguirse de los grupos intelectuales tradicio-
de Wisconsin como asistente de investigación, ya su regresó a Chile su pro-
nales sobre la base de la afirmación de un nuevo patrón de trabajo intelectual
yecto de implantación de una "sociología científica" encontró apoyo en las
regido por un conjunto de normas, procedimientos, valores y criterios
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autoridades de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Aires, pero hacia la segunda mitad de los años cuarenta, la violenta inter-
Chile, y, en especial, en la figura de su decano, Juan Gómez Millas, que lo vención a la universidad por parte de las autoridades politicas reciente-
puso al frente del Instituto de Sociología en 1952 (Brurmer, 1985). mente asumidas cambiaron el clima relativamente favorable hasta ese
El nombramiento de Hamuy al frente del Instituto fue duramente cri- momento y las actividades del Instituto prácticamente cesaron.
ticado por quienes hasta entonces habían controlado los destinos de la A partir de entonces, y hasta mediados de los cincuenta, Germani desa-
enseñanza de la sociología en Chile. Sus oponentes lo acusaban de no ser rrolló una intensa actividad intelectual en espacios no oficiales, como
más que un "estadístico", de practicar la "agrimensura social", de llenar el editor y traductor, y romo profesor de sociología y psicología social en una
Instituto de sorters mm, en fin, de pretender introducir en Chile un tipo institución central del frente cultural de oposición al peronismo, el Cole-
de sociología que, como la norteamericana, era percibida como una téc- gio Libre de Estudios Superiores. El desarrollo de ambas actividades le per-
nica antes que como una ciencia. En cualquier caso, en muy poco tiempo mitió establecer una importante red de relaciones y obtener legitimidad y
Hamuy logró hacer de un viejo instituto —que hasta entonces sólo existía reputación en el campo cultural. Estrechó lazos con instituciones y figu-
en los papeles— una moderna institución de investigación. Lo dotó de ras intelectuales que serían clave en el proceso de la reforma universitaria
una estructura, de un equipamiento para la investigación y de una biblio- posperonista, en especial con José Luis Romero y Risieri Frondizi que, en
teca que llegó a ser considerada por entonces como la mejor de América su calidad de rectores de la Universidad de Buenos Aires, patrocinaron la
Latina (Rodríguez Bustamante, 1957). Hacia fines de los años cincuenta, incorporación de la disciplina en el sistema universitario.
el Instituto estaba suscrito a 140 revistas especializadas de los Estados La modernización universitaria iniciada con posterioridad a la caída del
Unidos, Europa, Japón, India y las agencias de Naciones Unidas. peronismo creó las condiciones favorables para su prédica en favor de la
En torno de Hamuy se formó el primer núcleo de sociólogos "cientí- "sociología científica". Sus "credenciales" antifacistas lo posicionaron de
ficos". Del grupo inicial, Hernán Godoy y Raúl Samuel, los más próxi- manera inmejorable frente a la intelligentsia antiperonista. En 1955 asumió
mos colaboradores de Hamuy en la instalación de la empresa, se dirigie- la dirección del Instituto de Sociología y, dos años más tarde, fundó el
ron a Francia a estudiar sociología y psicología social, respectivamente. primer departamento y la carrera de sociología en la Facultad de Filoso-
Más tarde, Hamuy patrocinó la salida de Orlando Sepúlveda y Danilo Sal- fía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. La disciplina, enseñada hasta
cedo hacia los Estados Unidos; lo siguieron Guillermo Briones, también entonces como una materia auxiliar de otras carreras, alcanzaba así plena
a los Estados Unidos, y finalmente Luis Ratinoff a Inglaterra. A ese grupo autonomía.
inicial se sumarían más tarde otros, como Enzo Faletto, que realizó su pos- El desarrollo del programa enfrentaba, sin embargo, una severa difi-
grado en FLACSO. Hacia mediados de los cincuenta el Instituto lanzó la cultad: la falta de personal idóneo en la enseñanza de la disciplina, y, espe-
publicación de las primeras investigaciones y ya para entonces Hamuy cialmente, en la enseñanza de las técnicas de investigación social. Para
había logrado establecer una red de contactos y relaciones académicas con enfrentar el problema, Germani puso en práctica dos estrategias. Empren-
universidades, centros de investigación y asociaciones profesionales de dió un intensivo programa de cooperación con profesores e investigado-
nivel internacional, en especial con el Centre d'Études Sociologiques de res norteamericanos y europeos. En el transcurso de unos pocos años, des-
París. Fruto de esta última fue la investigación conjunta iniciada en 1956 filaron por la institución una veintena de profesores del exterior —Alain
sobre la conciencia de los trabajadores de dos compañías chilenas en Lota Touraine,Aaron Cicourel, Kalman Silvert, living Horowitz, Peter Heintz,
y Huachipato y de la que participaron Alain Touraine, Jean-Daniel Rey- Bernard Rosemberg, entre otros— que convirtieron al departamento de
naud, Lucien Brams y Torcuato Di Tella (Di Tella, 1967). sociología en una institución semejante a un centro internacional de estu-
En 1940, después de concluir sus estudios de filosofía en la Facultad de dio e investigaciones. La especialización en el extranjero fue el segundo
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Gino Germani comenzó camino adoptado para la formación del personal docente y de investiga-
a colaborar en el Instituto de Sociología de la Universidad de Buenos Aires, ción. El viaje a los Estados Unidos constituyó una etapa importante en la
recientemente creado por el historiador Ricardo Levene. Al frente de la adquisición del métier que Germani consideraba acorde con la nueva cul-
"Sección de Investigaciones" de dicha institución, emprendió una inves- tura intelectual. En los primeros años, un buen número de profesores y
tigación empírica, pionera en su género, sobre la clase media en Buenos auxiliares de investigación del nuevo departamento viajaron al exterior
620 I LA INTEllIGENTSIA DE LAS CIENCIAS SOCIALES CIENCIAS SOCIALES EN EL CONO SUR (1940-1965) I 621

para perfeccionarse. La mayoría a los Estados Unidos, otros a Inglaterra y cia teórico-doctrinaria, tanto en lo que respecta a la cuestión del desarro-
unos pocos a Francia. llo económico como en relación con la concepción misma de las ciencias
En poco tiempo, Germani puso al día la disciplina tanto en términos sociales (Hirschman, 1980; Furtado, 1988).
intelectuales como institucionales. La dotó de un novedoso repertorio No bien asumió la dirección de la CEPA', Prebisc.h se rodeó de un pequeño
bibliográfico e incorporó a su enseñanza el aprendizaje de las modernas grupo de jóvenes investigadores, economistas en su mayoría, pero también
técnicas de la investigación social. Equipó al Instituto de Sociología con un algunos sociólogos —Víctor Urquidi, Juan Loyola, Jorge Ahumada, Aníbal
personal fijo remunerado y de una estructura organizativa. Hacia media- Pinto, Cristóbal Lara y Celso Furtado, entre otros— que constituyeron
dos de la década de 1960 el Instituto registraba más de cincuenta investi- algo así como una "secta sociológica", con néxcl personales muy intensos
gaciones, en su mayoría de carácter empírico. Adaptó la disciplina a un y animados por una devota "misión": la de examinar los principales obs-
patrón internacional de desarrollo que ya había comenzado a manifestarse • táculos.al &sandio .econ . órniCo de América Latini -(Hodara, 1987). La mayo-
en todo el mundo a la salida de la posguerra y la abrió a la exploración de ría de ellos no tenía más de 30 años y casi todos habían estudiado en uni-
toda una nueva serie de objetos: la estratificación social, la inmigración, versidades norteamericanas y otros en la London School of Economics.
la movilidad social, el prejuicio, el autoritarismo, la secularización, la urba- Raúl Prebisch, que se acercaba a los 50, era el único latinoamericano con
nización, el desarrollo económico y la modernización. renombre internacional. Entre los sociólogos estaba José Medina Echava-
rría, que se incorporó al organismo en 1952 y ejercería una enorme gravi-
tación en esa generación de científicos sociales. Prebisch había conocido
a Medina Echavarría en México, en 1944, en el contexto de las jornadas
organizadas por el Centro de Estudios Sociales (cEs ) de El Colegio de
México. "Enseguida me cautivó su personalidad por la profundidad de su
Todas estas iniciativas encontraron un terreno favorable en el contexto de pensamiento, por la diafanidad de su expresión, por la fuerza y el vigor que
un nuevo escenario internacional. En efecto, la transformación en la cul- tenía", recordaría años más tarde (Cardoso y otros, 1982: 15).
tura intelectual de las ciencias sociales comentada más arriba vino a coin- Aunque existió sólo tres años, el CES —del que Medina Echavarría fue el
cidir, a su vez, con una activa campaña de modernización de la enseñanza primero y el único director entre 1943 y1946— mantuvo, sin embargo, una
y la investigación en ciencias sociales de parte de una serie de organismos intensa actividad intelectual (Lida y Matesanz,199o). Con una orientación
internacionales, como la División de Ciencias Sociales de la Unión Paname- weberiana en sociología y keynesiana en economía, promovió un currí-
ricana, el Departamento de Ciencias Sociales de la UNESCO, el Internatio- culum interdisciplinario que integraba sociología, economía y ciencia polí-
nal Social Science Council y agencias de subsidios como las fundaciones tica. Lector omnívoro, el conocimiento que tenía Medina Echavarría de la
Ford y Rodcefeller. La campaña, que incluyó reformas en los planes de estu- obra de Keynes "era superior al de muchos economistas locales" (Urquidi,
dio yen los métodos de enseñanza, proyectos de actualización bibliográ- 1986:6). Raúl Prebisch, que también conocía la obra del economista britá-
fica y creación de organizaciones profesionales y de centros de invegiga- nico, pronto se convertiría en su principal difusor. En 1947, la colección de
ción, se apoyó en el reclamo de la necesidad de formar especialistas en Economía del Fondo de Cultura Económica publicó su Introducción a
ciencias sociales capaces de llevar a cabo investigaciones empíricas en las Keynes, que hacia mediados de los años cincuenta ya había alcanzado la ter-
diferentes áreas de problemas que enfrentaban los países "en vías de de- cera edición. La idea de "América Latina" figuró tempranamente en la agenda
sarrollo" (Lengyel, 1966 y1986; De Franz.,1969). del CES. En 1944 el centro organizó un seminario sobre el tema, que abrió
En este contexto, la creación, en 1947, de la Comisión Económica para Prebisch con una conferencia titulada "El patrón oro y la vulnerabilidad
América Latina (cEPAL) —un organismo de las Naciones Unidas con sede económica de nuestros países". Pocos años después de la clausura del CES,
en Santiago de Chile— se revelaría decisiva para el futuro próximo de las tres de sus miembros —Medina Echavarría, su director, Víctor Urquidi, que
ciencias sociales en la región. En efecto, bajo el liderazgo intelectual y orga- tenía a su cargo la enseñanza de la economía, y Juan Loyola, que formó
nizacional de Raúl Prebisch, que asumió la dirección de la institución en parte de la primera y única promoción de estudiantes del CES- se suma-
1950, la cBPAL se convirtió en poco tiempo en el principal centro de influen- rían a las filas de la CEPAL.
CIENCIAS SOCIALES EN EL CONO SUR (1940-1965) I 623
622 I LA INIELLIGENTSIA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

(FLAcso), en Santiago de Chile, y del Centro Latinoamericano de Investi-


El énfasis, tan distintivo de la doctrina de la CEPAL, otorgado a la impor-
gación en Ciencias Sociales (cLApcs ), en Río de Janeiro. Este último
tancia de los factores sociales e institucionales en el proceso de desarrollo
comenzó a funcionar el mismo año de su creación bajo la dirección del
abrió las puertas para el establecimiento de esa sociedad intelectual entre
sociólogo brasileño Luir de Aguiar Costa Pinto, y al ario siguiente lanzó la
economistas y sociólogos que sería tan característica de la producción socio-
lógica del período y colocó especialmente a los sociólogos en una posi- edición de America Latina, la primera publicación regional en ciencias
ción de relevancia en tanto expertos en las cuestiones sociales relativas al sociales, mientras que la FLACSO entró en vigencia al año siguiente, a par-
tir de la creación de la Escuela Latinoamericana de Sociología (ELAs),
desarrollo económico. En efecto, y de acuerdo con el enfoque inaugurado
bajo la dirección, en un comienzo, de José Medina Echavarría, y de Peter
por la CEPAL, los problemas del desarrollo económico latinoamericano ya ffleintz, más -tarde, _dando así inicio al primer curso regional de sociolo-
no podían ser pensados sino en relación con las características del sis-
gía. Se trató de una creación institucional francamente novedosa, de carác-
tema político, la estructura social, el sistema de estratificación, la compo-
ter regional en la medida en que trascendía límites nacionales o territo-
sición de sus élites, la naturaleza de sus sistemas educativos y las tasas de
riales y con un programa netamente internacional tanto en lo que respecta
crecimiento de su población, entre otros. De ahí en adelante, la explora-
a los estudios emprendidos, el reclutamiento de los profesores, la membre-
ción de los "factores favorables" o "desfavorables" al desarrollo llegaría a
sía de los cuerpos internos, la coordinación de sus actividades como al
convertirse prácticamente en una obsesión de sociólogos, economistas y
entrenamiento de sus alumnos. La renovación de las ciencias sociales y la
antropólogos. En cualquier caso, la implantación de la problemática del
correlativa emergencia de esta nueva élite de productores culturales debe
desarrollo económico no sólo arrancó a las ciencias sociales de la insula-
ser comprendida entonces en el cruce de estos procesos: el de una institu-
ridad en la que hasta entonces habían permanecido, sino que propició una
cionalización gradual pero firme de las ciencias sociales en la región y el
unificación temática y programática de la sociología que vino a conectarse
de la adopción de un patrón internacional de desarrollo.
con una doble expectativa, a la vez política e intelectual: el proyecto de una
modernización de la sociedad y la edificación de una ciencia del desarro-
llo y el cambio planificado.
Por esos años, además, la situación de las ciencias sociales en los países
VI
de América Latina estaba en el centro de la atención de los principales orga-
nismos internacionales. En 1949, una misión del Social Sciences Research
Council envió a América del Sur al antropólogo norteamericano Ralph La creación de la FLACSO y del CLAPCS articuló los esfuerzos en curso y
proporcionó estatuto regional a una serie de iniciativas limitadas hasta
Beals con el fin de relevar el estado de las ciencias sociales en esta parte
entonces a los espacios nacionales. El comité directivo conjunto de ambas
del continente y evaluar las posibilidades de su desarrollo (Beals, 1950). Al
instituciones quedó integrado por la mayoría de quienes hasta entonces
año siguiente, el Departamento de Ciencias Sociales de la UNESCO hizo lo
habían reclamado la necesidad de una reforma intelectual e institucional
propio y encargó al sociólogo norteamericano John Gillin la misión de
de las ciencias sociales: Gino Germani (Argentina), Orlando Carvalho
recorrer seis países de América Latina con el mismo fin (Gillin, 1953). En
editado por la UNESCO, (Brasil), Eduardo Hamuy (Chile), José Rafael Arboleda (Colombia), Oscar
1952, a su vez, el International Social Science Bulletin, Chaves Esquivel (Costa Rica), Lucio Mendieta y Núñez (México) —reem-
consagró un número completo a la situación de las ciencias sociales en
plazado en 1959 por Pablo González Casanova—, Issac Ganon (Uruguay)
América Latina, y durante esos años el Departamento de Ciencias Socia-
y Salcedo Bastardo (Venezuela). Gustavo Lagos Matus y Luiz de Aguiar
les de la UNESCO planificó una serie de seminarios sobre enseñanza e inves-
Costa Pinto fueron designados directores de la PLACSO y del CLAPCS, res-
tigación en ciencias sociales en América Latina.
El resultado más notable de todos esos esfuerzos fue sin dudas el esta- pectivamente.
blecimiento de dos centros, uno dedicado a la enseñanza y el otro a la inves- La finalidad de la FLACSO —cuya sede fue deliberadamente ubicada en
las cercanías del Instituto de Sociología dirigido por Eduardo Hamuy— era
tigación (Cavalcanti,1956). En 1957, en efecto, una conferencia interguber-
la formación de especialistas en ciencias sociales en el nivel de posgrado.
namental que reunió a representantes de diecinueve países latinoamericanos
Por entonces, las universidades nacionales, dadas la escasez de fondos y
aprobó la creación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
624 1 LA INTELLIGENTSIA DE LAS CIENCIAS SOCIALES CIENCIAS SOCIALES EN EL CONO SUR (1940-1965) 1 625
• 1.

de personal calificado, no estaban en condiciones de afrontar dicha tarea. • diantes en la "investigación empírica -teóricamente orientada" y testear en
En ese sentido, la FLACSO procuró compensar ese obstáculo y fue conce- contextos socioculturales diferentes una serie de hipótesis tomadas de la
bida como una institución de base interdisciplinaria (sociología, econo- literatura contemporánea sobre teoría sociológica (Heintz,, 1963).
mía, administración pública y ciencia política), aunque durante el período Otra figura influyente en la BLAS fue Johan Galtung, cuya principal exper-
que estamos considerando sus actividades estuvieron limitadas a la ense- tise era la metodología de la investigación social. Formó parte del cuerpo
ñanza de la sociología a través de la BLAS. Esta última ofrecía un curso de docente de la ELAS en calidad de experto de la UNESCO entre 1962 y 1963, y
dos años en sociología para estudiantes latinoamericanos articulado en 12 tuvo a su cargo la enseñanza de la metodología de la investigación social.
7
torno de tres pilares: teoría sociológica, metodología general y técnicas de
investigación y aspectos sociológicos del desarrollo económico y social.
L "Fue nuestro mentor -según Edelberto Torres Rivas, uno de sus alumnos
en la BLAS- y sin duda el que más influyó en aquel momento en la forma-
El principio que articuló la pedagogía de la enseñanza fue la integración ,..t1
,
.
ción de varias generaciones de latinoamericanos" (Bataillon, 2006). Poco
de la teoría y de la metodología con la investigación social (FLAcso, 1962). .-- -, después, Galtung reunió su experiencia en la enseñanza de la investigación
La ELAS, que rápidamente se convirtió en un poderoso centro interna- social en una obra en dos volúmenes que llegó a convertirse en un pequeño
cional y destino casi obligado de muchos aspirantes a una formación de clásico en la materia: Teoría y métodos en la investigación social (1966).
posgrado en ciencias sociales, cumplió a ese respecto un papel notable en La experiencia de ambos centros fue relativamente exitosa. Durante la
la formación de esta nueva elite intelectual. Proporcionó a sus aspirantes primera década, la FLACSO ofreció cursos avanzados en sociología a más
un fuerte equipamiento empírico con una perspectiva teórica que permi- de cien jóvenes licenciados, en su gran mayoría provenientes de los países
tió el desarrollo de investigaciones sobre la base de rigurosos criterios empí- del Cono Sur (43 de Chile, 32 de la Argentina, 25 del Brasil y entre 8 y 12 de
ricos y analíticos. Con una veintena de becarios por año, la ELAS contó México, Perú, Colombia y Uruguay). Ene! mismo período, el CLAPCS llegó
con un staff reducido de docentes: tres profesores full-time de la categoría a emprender treinta y siete proyectos de investigación vinculados con dis-
"personal docente superior" y dospart-time de la categoría "personal docente tintas problemáticas de América Latina, algunos de ellos iniciados por el
medio". Durante los primeros años, además, la FLACSO alcanzó un impor- propio CLAPCS y otros a pedido o en colaboración con otras instituciones.
tante grado de articulación internacional a través de una serie de conve-
nios con distintos centros universitarios europeos y norteamericanos, en
especial, con la acole Pratique des Hautes Études de la Sorbona, con la Uni-
versidad de North Carolina y con el National Opinion Research Center VII
de la Universidad de Chicago.
El mentor del programa de la BLAS fue Peter Heintz, formado en eco- Visto en perspectiva histórica, entonces, la emergencia de esos centros de
nomía política en la Universidad de Zurich, y más tarde en sociología en planificación y desarrollo y de enseñanza e investigación cumplió un papel
la Universidad de Colonia. En 1957, y en calidad de experto de la UNESCO, estratégico en el desarrollo y la expansión de las ciencias sociales en la región.
elaboró un informe cerradamente negativo de la enseñanza de la disciplina En principio, la acción de dichos centros no se limitó a articular esfuerzos
en los principales países de América Latina, subrayando la creciente des- e iniciativas preexistentes; estimuló y promovió el cultivo de las ciencias
vinculación de la enseñanza universitaria y la investigación científica y la sociales allí donde, como en el caso del Uruguay, la infraestructura institu-
falta de preparación de los profesores en los modernos métodos y las téc- cional era todavía muy débil (De Sierra, 20(5). Afianzó, igualmente, el carác-
nicas de la investigación social (Heintz, 1957). Un año después, Heintz se ter regional de un proceso de institucionalización en curso y, más impor-
incorporó a la BLAS y tuvo a su cargo la dirección de la misma entre 1960 tante aun, promovió una agenda de debate sobre la situación de América
y 1965. En la línea de una concepción mertoniana de la sociología en tanto Latina -la estratificación y la movilidad sociales, el autoritarismo, el desa-
ciencia teórica y empírica, que quedaría reflejada en su Curso de sociología rrollo económico y la modernización- que colocaría por primera vez a las
(1960), su idea general del programa consistía en ofrecer modelos de in- ciencias sociales en el centro de la atención y la esperanza públicas.
vestigación con una doble finalidad: proporcionar a los profesores de socio- Last but not least, esos centros, a la vez que constituyeron espacios de
logía de la región un medio para un entrenamiento intensivo de sus estu- formación de una nueva cultura intelectual y diciplinaria, propiciaron
CIENCIAS SOCIALES EN EL CONO SUR (1940-1965) 1 627
626 1 LA INTELIIGENTSIA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

la emergencia de redes intelectuales e institucionales que obraron como Hacia mediados de la década de 1960, sin embargo, y por diversas razo-
un importante dispositivo institucional de promoción y difusión de la nes, la autoridad intelectual de esta nueva élite comenzó a declinar. El curso
"sociología científica" y de articulación de esta nueva elite de produc- de los procesos económicos, políticos y sociales de las sociedades latinoa-
tores culturales. En efecto, en poco tiempo fue tejiéndose una pode- mericanas parecía contrariar los pronósticos más caros a la sociología del
rosa red de intercambio intelectual y de actividades conjuntas entre todas desarrollo y la modernización. Las correlaciones funcionales entre las dife-
estas instituciones. Además de la realización de una serie de encuentros rentes variables agregadas (industrialización, urbanización, diferenciación
internacionales, organizados y auspiciados por los distintos organismos social y democratización de la sociedad) no habían seguido la secuencia
esperada, desafiando de este modo uno de los elementos en los que des-
regionales e internacionales (oNu, UNESCO, CEPAL, FLACSO, CLAPCS), el
intercambio comprendió igualmente actividades de investigación, ense- cansaba la legitimidad de esta nueva elite: su .capacidad para predecir y
ñanza, publicaciones y formación de recursos. Muchos de los actores controlar la dirección del cambio. Las crecientes dificultades de los regí-
de este proceso —Heintz, Hamuy, Brams, Medina Echavarría, Costa Pinto, menes reformistas y la aparición de experimentos políticos autoritarios
Germani, Touraine y Friedman— participaron indistintamente en activi- debilitaron todavía más las esperanzas en un logro paralelo de crecimiento
dades de enseñanza y de investigación en la FLACSO, en el Departamento económico y democracia. En un momento en que el antiimperialismo nor-
teamericano estaba a la orden del día, la identificación de la "sociología
de Sociología de Buenos Aires, en el CLAPCS y en el Instituto de Sociolo-
gía de la Universidad de Chile. Emblemática, en ese sentido, fue la inves- científica" con la sociología norteamericana no fue un elemento menor
tigación sobre estratificación y movilidad social en cuatro capitales de en la devaluación de su legitimidad intelectual. La orientaciones marxis-
América Latina (Río de Janeiro, Buenos Aires, Santiago y Montevideo). tas y radicales comenzaron a ganar predicamento en las nuevas generacio-
En Buenos Aires, Germani promovió en la editorial de la Universidad de nes de científicos sociales y a desplazar más o menos en todas partes la
Buenos Aires, EuDEBA, la edición de dos cursos de la FLACSO —el Curso de orientación más decididamente reformista de sus progenitores. A partir de
entonces, una nueva teoría, la teoría de la dependencia en sus diversas
sociología, de P. Heintz, editado originariamente por la editorial Andrés
modulaciones, se erigiría en la candidata más aclamada para explicar la
Bello en Chile, y el de J. Galtung, Teoría y métodos en la investigación social
(1966)—. En su propia colección, Germani incluyó dos títulos de Costa decepción de las expectativas que había sabido despertar la sociología del
desarrollo y la modernización. Pero esa explicación invocaría, ella también,
Pinto, La sociología del cambio y el cambio de la sociología (1963), que su
autor dedicó a Eduardo Hamuy y a Gino Germani, y Estructura de clases la autoridad intelectual de los instrumentos analíticos de las ciencias socia-
les, lo que atestigua el reconocimiento que habían alcanzado estas últi-
y cambio social (1964).
En 1961, durante la "Conferencia Interamericana sobre Investigación y mas como parte de la tradición cultural de los países de la región.
Enseñanza de la Sociología" celebrada en Palo Alto, California, la "socie-
dad intelectual» de estos nuevos productores culturales alcanzó un impor-
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