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Jerusalén hch 8,1 Ἱεροσόλυμα La ciudad de Jerusalén se desarrolló a partir de la ciudad yebusea de Urusalim (o algo similar, con el significado de “ciudad
del dios Salim”) que David conquistó y convirtió en su ciudad (la “ciudad de David”). Salomón amplió el recinto urbano
hacia el norte, añadiendo a la colina de la ciudad davídica, que descendía en dirección este hacia el valle del Cedrón, otra
parte de dicha colina, con un total de unas 9 hectáreas. Sobre dicha colina construyó la ciudad del palacio y del templo y la
rodeó de un muro. Así pues, aquella Jerusalén de los reyes limitaba por el este con el valle del Cedrón, y por el oeste con un
valle que, según un informe tardío de Josefo, se llamó Tiropeón (“Valle de los queseros”). Este valle cortaría la actual ciudad
antigua de Jerusalén de norte a sur, de no haberse colmatado en parte. Del tiempo del rey Ezequías (721-693 a.C.), o anterior
es la “ciudad nueva” (misneh, es decir, la “ciudad segunda”), sita al oeste de la ciudad del palacio y del templo, y por tanto al
oeste del Tiropeón, y así mismo amurallada; quizás el muro se construyó antes que la ciudad. Por el mismo tiempo debe de
haberse amurallado también la parte sur de la colina occidental, como resulta de la instalación de Siloé. Jerusalén quedaba así
circunscrita entre el valle del Cedrón al este y el Ge-Hinnom, que rodea la colina suroccidental; un tercer valle, el Tiropeón,
la atravesaba de norte a sur. Los tres valles confluían por debajo de la punta meridional de la ciudad alargada de los yebuseos
(la ciudad de David) en el actual wadi en-Nar. El territorio de la ciudad a derecha e izquierda del Tiropeón no hay que
representárselo sin más como una meseta. Tanto la alargada colina oriental (la ciudad de David y la ciudad del palacio con el
templo) como la colina así mismo longitudinal del oeste con los nuevos barrios estaban cruzadas por numerosos y pequeños
pliegues y fallas transversales, de modo que Jerusalén no era sólo una ciudad sobre el monte sino también una ciudad
montañosa. El año 586 a.C. la ciudad fue destruida por el babilonio Nebukadnezzar II; la ciudad de David y la ciudad nueva
pronto debieron de quedar escasamente habitadas; el templo y el palacio, así como las murallas, debieron de ser reducidos a
escombros con toda seguridad por orden de Babilonia; el servicio de los sacrificios en el altar se mantuvo al principio, como
ofrendas también por el rey babilonio y seguramente que en honor también (¿o exclusivamente?) de los dioses babilónicos.
La restauración empezó lo más pronto en el 536 a.C., después de que Ciro n permitiese el retorno de los judíos de Babilonia y
la construcción de un nuevo templo. Las guerras subsiguientes dañaron sin duda la ciudad en gran medida, pero no la
destruyeron. Heredes el Grande levantó construcciones suntuosas en su ciudad regia; pero ese esplendor de Jerusalén duró
muy poco. Al terminar la guerra judeo-romana, el año 70 d.C., fue arrasada hasta los cimientos, y por orden de Tito sólo
quedaron en pie algunos lienzos de muralla y las torres junto al palacio herodiano.
Judea Hch 8,1 Ἰουδαία es la denominación helenística y romana dada a la parte de Palestina poblada por judíos; en realidad, J. es un
adjetivo: el país judío. Se halla por primera vez en Clearco (hacia el a. 350 a.C.; FLAV. JOS., c. App. 1,22) y
después, passim, en Ant. Iud., Mac y en el NT; este nombre recuerda el de Yehud, denominación oficial de esta
región bajo la administración persa, y se remonta finalmente hasta el reino de Judá. Antes de la época de los
Macabeos, era J. una región relativamente pequeña, incluida en este polígono: JordánIdumea-Lidda-Ramatáyim
(Arimatea)-Jordán.
Samaria Hch 8,1 Σαμάρεια forma griega del hebr. sómerón (atalaya [?]) o primitivamente semeron, semerayin (cf. la etimología en 1Re 16:24; la
transcripción asiria Samerina y la forma aramea sámerayin: Esd 4,10.17), nombre de una montaña de Palestina y de una
ciudad, fundada por el rey de Israel Omrí en una antigua colonia cananea, de poca importancia (quizá Samir: Jue 10:1), para
ser destinada a capital del reino del norte (1Re 16:24) en lugar de Tirsá. Samaría es una de las pocas ciudades fundadas
propiamente por los israelitas; el emplazamiento estaba muy bien escogido, tanto desde el punto de vista estratégico como
comercial, y a propósito para edificar una ciudad. Samaría resistió un sitio de los sirios (2Re 6) y no fue ocupada por los
asirios hasta después de tres años de cerco (721 a.C.).
Damasco Hch 9,2 Δαμασκός (hebr. dammesék o darmesék, darmaski, lugar bien regado [?]), hoy dimasq o dimisq, también es-sám, ciudad muy antigua e
importante, en una llanura fértil y bien regada (2Re 5,12 Jer 49,25) y en posición estratégica en medio de las grandes rutas
para las caravanas, y por ello mencionada a menudo en textos asirios y egipcios, así como en las cartas de El-Amarna.
cesarea Hch 9,30 Καισάρεια Como puerto — del todo necesario — y como homenaje a su protector imperial Augusto, en sólo doce años convirtió
Heredes el Grande una aldea de pescadores en una ciudad portuaria moderna: la de Kaisaria (griego), es decir, la “Imperial,”
que para diferenciarla de la ciudad del mismo nombre en el que luego sería territorio del tetrarca Filipo se llamó Caesarea
Maritima (Cesarea Marítima) y también con el nombre completo de Caesarea Palestinae (Cesarea de Palestina), por
encontrarse en el territorio filisteo. Heredes el Grande (hasta el año 4 a.C.) y su hijo Arquelao (hasta el 6 d.C.) la utilizaron
como residencia estival, a la vez que como especial residencia de representación; lo mismo hizo más tarde Agripa I. Los
procuradores romanos de Judea y Samaría tuvieron allí su sede oficial, concretamente en el antiguo palacio real. Sólo con
motivo de las fiestas y en algunas ocasiones especiales residieron provisionalmente en Jerusalén. La ciudad ha sido excavada
en parte; las ruinas que han salido a luz (hipódromo, teatro, una parte del foro con grandes estatuas, donde sin duda se alzaba
el palacio real) certifican las grandiosas dimensiones de la ciudad herodiana, aunque la imagen antigua de la ciudad
experimentó fuertes cambios con las posteriores construcciones de los bizantinos y de los cruzados medievales. Los
pobladores de la Cesarea herodiana y procuratorial fueron sirios helenistas y griegos, entre los cuales abundaron los soldados.
Pero hubo también una gran colonia judía. El libro de los Hchhos de los apóstoles, que documenta la expansión del
cristianismo entre los gentiles, conduce una y otra vez al lector hasta Cesarea, en la que encuentra al oficial Cornelio (Hch
10:1-2), a los procuradores ante los que habló Pablo, al rey Agripa I, que se hizo glorificar como un dios en el teatro, cuyos
bastidores azules eran el mismo mar. En una ciudad de esa índole también los misioneros cristianos adoptaron un lenguaje
nuevo; y allí estuvo uno de los campos de acción del diácono Felipe (cf. el texto sobre Hch 8:5-8).
Tarso Hch 9,30 Ταρσός gr. Tarsos), famosa ciudad de Cilicia (Act 21:39), patria del apóstol Pablo ( Pablo II, A; Act 9:11 21:39 22:3). Tarso era
antigua fundación fenicia a orillas del Cidno, no lejos del mar; bajo los Seléucidas se helenizó profundamente y se distinguió
por su prestigio científico.
Galilea Hch 9,31 Γαλιλαία forma griega del nombre dado a la parte mas septentrional de la cordillera al oeste del Jordán, probablemente derivado del
hebr. gálíl (círculo).
Antioquía Hch 11,26 Ἀντιόχεια (1) A. de Siria, hoy antáqya, ciudad emplazada a ambas riberas del Orontes en una fértil llanura entre los montes Amanos y
Kasios. Fundada en el año 300 a.C. por Seleuco 1 Nicátor, rica plaza comercial, foco de la cultura helenística, residencia de
los Seléucidas, desde el 64 a.C. capital de la provincia romana de Siria y residencia del gobernador romano. (2) A. de Pisidia,
ciudad fronteriza entre Frigia y Pisidia, junto al Meandro; fundada como colonia de la ciudad de Asia Menor Magnesia,
desde el año 190 a.C. independiente, y desde Augusto colonia romana con fuero de ciudadanía itálica; hoy Yaloway, al
nordeste del lago de Egerdir.

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