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8 de octubre, 2003
«Y yo seré para ella --declara el Señor--- una muralla de fuego en derredor, y gloria
seré en medio de ella.» --Zacarías 2:5.
La construcción de la Gran Muralla China empezó en el siglo III a.C. Llamada muchas
veces «la octava maravilla del mundo», la muralla mide aproximadamente 2.400 kilómetros
de largo. La Gran Muralla se construyó para proteger a la gente de ataques nómadas e
invasiones por parte de estados rivales.
En Zacarías 2 leemos acerca de otra muralla de protección. Zacarías tuvo una visión de un
hombre que tenía un cordel de medir y que estaba tratando de determinar la longitud y la
anchura de Jerusalén (vv.1-2). Aparentemente, su intención era empezar a reconstruir los
muros fortificados que rodeaban la ciudad. Al hombre se le dijo que esto no sería necesario,
porque el número del pueblo de Dios sería tan grande, que las murallas de Jerusalén no
podrían contenerlo (v.4). Además, ellos no iban a necesitar murallas, porque el Señor
prometió: «Y yo seré para ella ---declara el Señor--- una muralla de fuego en derredor, y
gloria seré en medio de ella» (v.5).
Las murallas físicas se pueden escalar o romper, por muy altas o fuertes que sean. Pero
como hijos de Dios, tenemos la mejor muralla de protección que pueda tener alguien: la
presencia personal de Dios. Nada nos puede pasar sin que pase primero por Él y por su
voluntad. En Él estamos seguros y a salvos. --Albert Lee
Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo
amado. --Colosenses 1:13.
Durante 16 años, John Kovacs fue un «inquilino del túnel». Junto con unos cuantos más,
John vivió bajo tierra en un túnel de trenes abandonado en la ciudad de Nueva York.
Cuando la compañía Amtrak compró el túnel y lo preparó para abrirlo de nuevo, John se
vio obligado a buscar un lugar donde vivir encima de la tierra.
Según el periódico The New York Times, el señor Kovacs llegó a ser la primera persona
escogida para un programa nuevo diseñado para «transformar a los desamparados en
propietarios». Después de pasar una tercera parte de su vida en el túnel de un ferrocarril,
dejó su existencia bajo tierra para convertirse en un agricultor orgánico en la parte superior
del estado de Nueva York. A este hombre lo citaron diciendo: «El aire va a ser mejor allá
arriba. No voy a extrañar nada. No vuelvo aquí.»
Si pudiéramos vernos como nos ve el Señor nos daríamos cuenta de que todo hijo de Dios
ha tenido una experiencia similar. Nosotros también hemos sido escogidos para dejar una
existencia oscura y asquerosa a cambio de la dignidad de nueva vida y una nueva obra. Si
pudiéramos ver nuestra vida anterior tan claramente como vio John Kovacs la suya,
nosotros también sabríamos que no hay nada que valga la pena en la oscuridad, ni razón
para regresar.
Señor, ayúdanos a recordar lo necesitados que estábamos cuando Tú nos encontraste.
Perdónanos por querer a veces regresar al túnel. --Mart De Haan
. . . Aunque Juan no hizo ninguna señal, sin embargo, todo lo que Juan dijo de éste era
verdad. --Juan 10:41.
Juan el Bautista había muerto al menos dos años atrás, y el recuerdo de su ministerio se
había empezado a desvanecer. Así sucede cuando una figura pública deja el escenario y
queda opacada por un sucesor más ilustre.
Mientras las multitudes se reunieron alrededor de Jesús cerca del lugar adonde Juan había
enseñado, recordaron la vida y las palabras del bautista: «Aunque Juan no hizo ninguna
señal, sin embargo, todo lo que Juan dijo de éste era verdad» (Juan 10:41).
Igual que Juan, nosotros no tenemos que hacer milagros para hablar a la gente de Jesús.
Podemos contar lo que hemos aprendido de Él de la Biblia, lo que Él ha hecho para cambiar
nuestros corazones y vidas, y lo que ha hecho por los demás. Si transmitimos fielmente las
buenas nuevas sobre Jesús habremos servido bien nuestro propósito en la vida.
Incluso mucho después de que hayamos muerto, nuestras palabras podrían llegar a la mente
de aquellos a quienes hemos testificado y ser el medio de llevarlos a la fe en el Señor Jesús.
Igual que la semilla que se entierra en el suelo, la Palabra de Dios que hemos sembrado
puede permanecer latente durante muchos años y luego brotar a la vida eterna.
Es un gran epitafio para la vida de uno: «No hizo milagros, pero todo lo que dijo de Jesús
era verdad.» --David Roper
De pesca
Lectura: Mateo 4:18-22 (NVI)
18
Mientras caminaba junto al mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: uno era Simón,
llamado Pedro, y el otro Andrés. Estaban echando la red al lago, pues eran pescadores.
19
"Vengan, síganme --les dijo Jesús--, y los haré pescadores de hombres."
20
Al instante dejaron las redes y lo siguieron.
21
Más adelante vio a otros dos hermanos: Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban
con su padre en una barca remendando las redes. Jesús los llamó,
22
y dejaron en seguida la barca y a su padre, y lo siguieron.
Un pescador experimentado bate su vara de atrás hacia adelante por encima de su cabeza.
Luego libera el cordel y coloca el señuelo en forma de mosca sobre la superficie del agua,
exactamente donde lo desea. Si tiene éxito, una trucha arco iris se levanta, golpea el señuelo
y el pescador coloca el gancho. ¡Empieza la batalla!
Esa es una forma de atrapar peces. Los pescadores de hipogloso usan otro método. Salen al
mar y dejan caer grandes ganchos con señuelos, a veces hasta 40 ó 50 metros de
profundidad. Cuando uno de esos peces grandes y planos va en pos del señuelo y queda
atrapado, empieza un largo recorrido hacia la superficie.
Jesús dijo a Pedro y a Andrés que lo siguieran y que Él los haría «pescadores de hombres»
(Mateo 4:18-19).
Como seguidores de Cristo hoy, nosotros también hemos de estar «pescando» gente en
nuestro mundo, usando diferentes métodos para propagar las buenas nuevas. Hemos de
estar diciendo a hombres y mujeres, familiares y amigos, jóvenes y viejos acerca de su
pecado, del amor de Dios y de Su oferta de salvación por medio de la fe en Jesús.
¿Estás pescando hombres? ¿Has tratado por diferentes métodos de hablar a otros de Cristo
y del evangelio? ¿Te has acercado a tu vecindario y a la comunidad con las buenas nuevas?
Continúa siguiendo a Cristo, y Él te enseñará a pescar. --Dave Egner
12 de octubre, 2003
Es más preciosa que las joyas, y nada de lo que deseas se compara con ella.
--Proverbios 3:15.
Los anunciantes van detrás de nuestros jóvenes. Cada vez más están dirigiendo sus
mensajes a los niños. A causa de la fuerte influencia que ejercen sobre los hábitos de
compra de sus padres, y puesto que cada vez más tienen su propio poder de compra, se
están gastando millones de dólares para atraer su atención. La gente del mundo de los
anuncios está convencida de que un consumidor joven satisfecho podría llegar a ser un
cliente de toda la vida, dispuesto a comprar sus productos a muy largo plazo.
De la misma forma, tenemos que estar influyendo a nuestros jóvenes para que «compren»
las cosas buenas que Dios tiene para ellos para toda la vida. Según Proverbios 3, los
jóvenes que optan por el camino de Dios tienen por delante fantásticas posibilidades: larga
vida y paz (v.2), favor a los ojos de Dios y los hombres (v.4), dirección de parte de Dios
(v.6), salud y fortaleza (v.8), abundancia (v.10), felicidad (v.13). La persona que confía,
honra y teme al Señor halla sabiduría, lo cual es un premio incomparable (v.15).
El mundo gasta millones convenciendo a nuestros hijos de que no pueden ser felices sin
cierta clase de zapatos. ¡Cuánto más podemos ofrecerles mostrándoles que la felicidad
viene de andar con Dios! --Dave Branon
13 de octubre, 2003
De vez en cuando es bueno pasar unos momentos en silencio mirando atrás en nuestras
vidas para repasar lo endeudados que estamos con Dios por su bondad y misericordia.
Claro que no existen dos historias personales que sean iguales. Sin embargo, todos
podemos hacer eco de las palabras de David, el poeta rey, en el Salmo 23:6. David escribió:
«Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida.» Si estamos
confiando en Jesucristo, esas pocas palabras resumen toda nuestra experiencia en la vida.
14 de octubre, 2003
Mi pequeña luz
Lectura: Mateo 5:11-16 (DHH)
11
"Dichosos ustedes, cuando la gente los insulte y losmaltrate, y cuando por causa mía los
ataquen con toda clase dementiras. 12 Alégrense, estén contentos, porque van a recibir un
granpremio en el cielo; pues así también persiguieron a los profetasque vivieron antes que
ustedes.[1]
Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones
y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. --Mateo 5:16.
La costa del lago Michigan (a corta distancia de donde yo vivo) está salpicada de faros
construidos para que los capitanes de barco naveguen con seguridad hasta el puerto. Las
estructuras varían en tamaño, forma y color, pero todas tienen un encanto y una belleza
únicos. Las fotos de los faros aparecen en libros y calendarios, y algunas personas
coleccionan réplicas y otros artículos con faros.
Pero los faros no fueron hechos sólo para admirarlos; fueron construidos para albergar
luces que guían a los marineros a la seguridad. Cuando más útil es un faro es cuando, en la
oscuridad de la noche, sólo se puede ver su luz, no la estructura en sí misma.
Cuando Jesús envió a sus discípulos los llamó «la luz del mundo» (Mateo 5:14). También
indicó que su tarea no era llamar la atención hacia sí mismos, sino hacer buenas obras que
hicieran a la gente reconocer la bondad de Dios y glorificarlo.
Jesús dijo que así como el propósito de una lámpara es dar luz, también nosotros hemos de
dejar que brille nuestra luz (vv.15-16). Cuando más eficaces somos es cuando brillamos en
la oscuridad guiando a personas que necesitan encontrar un puerto seguro en Cristo.
Para que una luz sea eficaz tiene que brillar en un lugar oscuro. --Julie Ackerman Link
15 de octubre, 2003
No mi mano
Lectura: 1 Samuel 24:1-15 (DHH)
. . . y dije: «No extenderé mi mano contra mi rey, porque es el ungido del Señor.» --1
Samuel 24:10.
Hay veces en que lo mejor es esperar a que Dios actúe en lugar de tratar de hacer que las
cosas sucedan. Es una lección que vemos claramente cuando David rehusó quitarle la vida
al rey Saúl, a pesar de que el rey estaba tratando de matarlo (1 Samuel 24). Cuando Saúl
estaba solo y vulnerable en una cueva, los hombres de David le dijeron que Dios le había
dado la oportunidad de tomar el reinado que le pertenecía a él (v.4). Pero David se negó
diciendo: «El Señor me guarde de hacer tal cosa contra mi rey, el ungido del Señor, de
extender contra él mi mano» (v.6).
Cuando Saúl salió de la cueva David le voceó: «Juzgue el Señor entre tú y yo y que el
Señor me vengue de ti, pero mi mano no será contra ti» (v.12). David sabía que Dios lo
había escogido para que fuera rey. Pero también sabía que la manera correcta de llegar al
reino no era matando a Saúl. Él iba a esperar a que Dios quitara a Saúl del trono.
¿Hay algún obstáculo entre tú y algo que te pertenece legítimamente? Crees que es la
voluntad de Dios, pero el método de obtenerlo y el tiempo no parecen los correctos. Piensa
bien y ora mucho antes de tomar un mal camino hacia una buena meta.
Esperar a que Dios actúe es la mejor oportunidad para que las cosas buenas sucedan a Su
manera. --David McCasland
16 de octubre, 2003
Abre la puerta
Lectura: 1 Pedro 3:1-12 (DHH)
1
Así también ustedes, las esposas, sométanse a susesposos,[1] para que, si algunos de ellos
no creen en el mensaje,puedan ser convencidos, sin necesidad de palabras, por
elcomportamiento de ustedes, 2 al ver ellos su conducta pura y reverente para con Dios. 3
Que el adorno de ustedes no consista en cosas externas, comopeinados exagerados, joyas de
oro o vestidos lujosos, 4 sino en lo íntimo del corazón, en la belleza incorruptible deun
espíritu suave y tranquilo. Esta belleza vale mucho delante deDios.[2] 5 Pues este era
también, en tiempos antiguos, el adorno de lasmujeres santas; ellas confiaban en Dios y se
sometían a susesposos. 6 Así fue Sara, que obedeció a Abraham y lo llamó "miseñor".[3] Y
ustedes son hijas de ella, si hacen el bien y notienen miedo de nada.
7
En cuanto a ustedes, los esposos, sean comprensivos con susesposas.[4]
Cuando mi esposa y yo fuimos a almorzar con unos amigos, noté que el esposo caminó
hacia el otro lado del auto y le abrió la puerta a su esposa. Yo le dije: «Algunas mujeres
podrían considerar eso denigrante.» «Así es --dijo él--. Una mujer me vio haciéndolo y
comentó: "Estoy segura de que ella es perfectamente capaz de abrir la puerta por sí misma."
Yo le dije: "No le abro la puerta a mi esposa porque sea incapaz de hacerlo. Lo hago para
honrarla."»
Jesús trataba a las mujeres con el mayor respeto y honor (Juan 4:1-38; 8:3-11; 19:25-27).
De la misma forma, en 1 Pedro 3:7, a los esposos se les instruye a vivir con sus esposas «de
manera comprensiva, como con un vaso más frágil». Tanto los hombres como las mujeres
tienen sus debilidades, pero en general, las mujeres son físicamente más débiles que los
hombres y tienen necesidades y sensibilidades que son singulares. Eso no quiere decir en
absoluto que sean inferiores. De hecho, Pedro dijo que como cristianos, los hombres y las
mujeres son «coherederos de la gracia de la vida» (v.7).
Abrir la puerta a una mujer podría parecer a algunos una cortesía anticuada. Pero también
puede ser un tributo maravilloso tanto al hombre como a la mujer si simboliza el honor y el
respeto que uno tiene por el otro. --Dennis De Haan
17 de octubre, 2003
La Iglesia indestructible
Lectura: Mateo 16:13-20 (NVI)
13
Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: --¿Quién
dice la gente que es el Hijo del hombre? Le respondieron:
14
--Unos dicen que es Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los
profetas.
15
--Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
16
--Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente --afirmó Simón Pedro.
17
--Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás --le dijo Jesús--, porque eso no te lo reveló ningún
mortal,* sino mi Padre que está en el cielo.
18
Yo te digo que tú eres Pedro,* y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del
reino de la muerte* no prevalecerán contra ella.
19
Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el
cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
20
Luego les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo.
. . . tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no
prevalecerán contra ella. --Mateo 16:18.
El ejecutivo principal de una grande y exitosa cadena de tiendas hizo una afirmación
impresionante acerca del futuro de su compañía. Dijo que dentro de 100 años, o bien habrá
cambiado grandemente o no va a existir.
Lo mismo se puede decir de toda organización humana. Los líderes vienen y van, los
deseos de los consumidores cambian, los métodos de fabricación evolucionan. Como
resultado de ello, las compañías o cambian o no sobreviven.
Según Jesús, eso nunca le sucederá a su Iglesia. Puede que algunas iglesias en particular
dejen de existir, pero «las puertas del Hades» nunca prevalecerán contra la Iglesia que Jesús
está edificando. Cuando se refirió a «mi Iglesia» (Mateo 16:18) estaba pensando en todos
los creyentes: pasados, presentes y futuros. Pablo llamó a este vasto grupo el «cuerpo de
Cristo» (1 Corintios 12:27).
18 de octubre, 2003
El gozo de esperar
Lectura: 1 Samuel 1:19-28 (DHH)
19
Al día siguiente madrugaron y, después de adorar al Señor, volvieron a su casa en Ramá.
Luego Elcaná se unió a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella. 20 Ana concibió y,
pasado un año, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel,[1] pues dijo: «Al Señor se lo
pedí.»
A una futura mamá, nueve meses le pueden parecer una eternidad. En el primer trimestre,
los cambios hormonales a veces causan un malestar en las mañanas que dura bastante. Las
emociones salen a la superficie y prolongan la melancolía de la tarde. Luego, los cambios
en el apetito estiran las horas de la noche y la mujer se antoja de comer pizza, chocolate y
pepinillo a altas horas de la noche.
Durante los próximos tres meses, a mamá le deja de servir la ropa y pasa largas horas
haciéndose de un nuevo ajuar. El último trimestre convierte la actividad normal en una
faena, pues comienza la vigilia final.
La espera de Ana empezó aun más lentamente. Durante años fue incapaz de tener un hijo.
Se sentía tan insatisfecha, tan deshonrada (1 Samuel 1). Pero el Señor se acordó de ella y
Ana concibió. Su gozo se completó.
19 de octubre, 2003
. . . Pues habiendo celos y contiendas entre vosotros, ¿no sois carnales y andáis como
hombres? --1 Corintios 3:3.
Cada vez que oigo hablar de una pelea de iglesia me estremezco. Cuando mi esposa y yo
salimos a comer con un pastor amigo nuestro, nos contó algunas de las cosas por las que la
gente había reñido en su iglesia. Los cristianos han peleado con otros cristianos por cosas
como el color de la alfombra, la temperatura del templo, y si el coro debe o no ponerse
túnicas.
Los pastores han tenido que salir corriendo de la ciudad durante estos pleitos. Los cristianos
han cortado amistades. Las iglesias se han dividido porque la gente ha discutido sobre cosas
como esas.
¿Por qué sucede esto? La gente que se involucra en pequeñas refriegas ha perdido la visión
del propósito de la iglesia. La iglesia es el lugar adonde vamos a adorar, a leer la Palabra, a
cantar para la gloria de Dios, a servir a los demás y a ayudarnos unos a otros a crecer. Se
supone que sea un lugar de amor, perdón y aliento.
En la Carta de Pablo a los Efesios, él describió la unidad de propósito (4:1-6) que debería
ayudarnos a subsanar nuestros desacuerdos sin crear divisiones. Él sabía demasiado bien
cómo los deseos egoístas, los planes personales y el favoritismo pueden hacer estragos (1
Corintios 3:1-9).
Cerciorémonos de que nuestras iglesias sean refugios seguros adonde no haya refriegas
recordando para qué es una iglesia. --Dave Branon
LOS CRISTIANOS QUE ESTÁN EN GUERRA ENTRE SÍ NO PUEDEN ESTAR EN
PAZ CON SU PADRE CELESTIAL.
20 de octubre, 2003
Jesús es tan real hoy como lo era cuando caminó sobre esta tierra. A pesar de que no se
mueve entre nosotros físicamente, por medio del Espíritu Santo está aquí, allá, dondequiera
--una presencia continua y viva--, fuera y dentro de nosotros.
Ese puede ser un pensamiento aterrador para algunos. Tal vez no te estimes o estés
contemplando todas las cosas malas que has hecho. La inseguridad y el pecado pueden
crear una sensación de temor, incomodidad y torpeza en presencia de Jesús. Pero piensa en
lo que sabes de Él.
21 de octubre, 2003
El fruto prohibido
Lectura: Romanos 7:7-13 (DHH)
7
¿Vamos a decir por esto que la ley es pecado? ¡Claro que no! Sin embargo, de no ser por
la ley, yo no hubiera sabido lo que es el pecado.[1] Jamás habría sabido lo que es codiciar, si
la ley no hubiera dicho: "No codicies."[2] 8 Pero el pecado se aprovechó de esto, y
valiéndose del propio mandamiento despertó en mí toda clase de malos deseos. Pues
mientras no hay ley, el pecado es cosa muerta. 9 Hubo un tiempo en que, sin la ley, yo tenía
vida; pero cuando vino el mandamiento, cobró vida el pecado, 10 y yo morí. Así resultó que
aquel mandamiento que debía darme la vida, me llevó a la muerte, 11 porque el pecado se
aprovechó del mandamiento y me engañó,[3] y con el mismo mandamiento me dio muerte.
12
En resumen, la ley en sí misma es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno. 13 Pero
entonces, ¿esto que es bueno me llevó a la muerte?¡Claro que no! Lo que pasa es que el
pecado, para demostrar que verdaderamente es pecado, me causó la muerte valiéndose de lo
bueno. Y así, por medio del mandamiento, quedó demostrado lo terriblemente malo que es
el pecado.
En Galveston, Tejas, un hotel en la costa del golfo de México puso este letrero en todas las
habitaciones:
Sin embargo, los huéspedes del hotel tiraban sus hilos de pescar hacia las aguas de abajo.
Entonces la administración decidió quitar el letrero, ¡y la pesca cesó!
22 de octubre, 2003
La oración eficaz
Lectura: Mateo 7:7-11 (NVI)
7
"Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá.
8
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
9
"¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra?
10
¿O si le pide un pescado, le da una serpiente?
11
Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su
Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!
Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla. . . . --Mateo 7:8.
Un niño camboyano de 12 años de edad llamado Lem Cheong empezó a cuestionar las
creencias religiosas de su familia. Le habían enseñado que una persona que busque guía
debía ir a un templo y agitar un recipiente con capas de bambú numeradas hasta que saliera
una. Entonces el sacerdote interpretaba el significado del número. Pero esta práctica no
satisfizo el anhelo que tenía Cheong de tener claras respuestas, ni tampoco llenó el vacío
que había en su corazón y que sólo Dios podía llenar.
Posteriormente, Cheong preguntó a un cristiano si Dios alguna vez había contestado sus
oraciones. El hombre relató varios ejemplos. Cheong se impresionó tanto que aceptó a
Jesús como Salvador aquel día. Desde entonces, la oración se ha convertido en algo vital en
su vida.
Jesús dijo: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá» (Mateo 7:7). La
oración cristiana es eficaz porque Dios es el Dios vivo y verdadero que escucha y contesta
conforme a su voluntad. Y su voluntad siempre es buena. --Vernon Grounds
23 de octubre, 2003
Y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto? --Juan 11:26.
Mi amado esposo Bill murió de cáncer a la edad de 48 años. Una mañana en que estaba
muy llorosa leí Juan 11, la historia de cuando Jesús levantó a Lázaro de entre los muertos.
Dos verdades que encontré en las palabras de Jesús a sus discípulos cuando iban hacia la
tumba de Lázaro me tranquilizaron.
La primera verdad fue revelada cuando Jesús dijo que Lázaro estaba muerto, y que Él iba a
despertarlo (vv.11-14). Sus discípulos respondieron: «Señor, si se ha dormido, se
recuperará.» Jesús contestó: «Lázaro ha muerto.» Decir que iba a despertar a Lázaro, creo,
fue su manera suave de enseñarles que ellos no tenían que temer a la muerte más que al
sueño. Gracias a su poder, resucitar a alguien de entre los muertos era como despertar a una
persona del sueño.
Vi otra verdad en la afirmación de Jesús a Marta: «El que cree en mí, aunque muera, vivirá.
Y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás» (vv.25-26). Claro que los creyentes no
están exentos de morir físicamente, pero Jesús prometió que vivirán eternamente. Como
resurrección y vida que es, Él va «despertar» sus cuerpos algún día. Su poder para hacerlo
quedó demostrado cuando resucitó a Lázaro (vv.43-44).
Cuando alguien a quien amamos va a estar con Jesús, estas promesas nos dan consuelo y
tranquilidad. --Joanie Yoder
Control remoto
Lectura: Efesios 5:1-17 (NVI)
1
Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados,
2
y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como
ofrenda y sacrificio fragante para Dios.
3
Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de
impureza o de avaricia, porque eso no es propio del pueblo santo de Dios.
4
Tampoco debe haber palabras indecentes, conversaciones necias ni chistes groseros, todo
lo cual está fuera de lugar; haya más bien acción de gracias.
5
Porque pueden estar seguros de que nadie que sea avaro (es decir, idólatra), inmoral o
impuro tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios.*
6
Que nadie los engañe con argumentaciones vanas, porque por esto viene el castigo de
Dios sobre los que viven en la desobediencia.
7
Así que no se hagan cómplices de ellos.
8
Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de
luz
9
(el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad)
10
y comprueben lo que agrada al Señor.
11
No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien
denúncienlas,
12
porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto.
13
Pero todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible,
14
porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice: "Despiértate, tú que
duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo."
15
Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios,
16
aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos.
17
Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor.
. . . andad como hijos de luz. Examinando qué es lo que agrada al Señor. --Efesios
5:8,10.
Flick. «Todo esta noche en su noticiero Univisión.» Flick. «Un sistema de alta presión se
está acercando a nosotros.» Flick. «Pateó el balón lejos de la portería.» Flick. «En las
noticias de hoy. . .» Flick.
Tenemos que seguir aprendiendo «lo que agrada al Señor» (v.10). Y a veces eso significa
agarrar el control remoto y apagar la TV. --Dave Branon
25 de octubre, 2003
Busca lo bueno
Lectura: 1 Tesalonicenses 1 (NVI)
1
Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses que está en Dios el Padre y
en el Señor Jesucristo: Gracia y paz a ustedes.*
2
Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes cuando los mencionamos en nuestras
oraciones.
3
Los recordamos constantemente delante de nuestro Dios y Padre a causa de la obra
realizada por su fe, el trabajo motivado por su amor, y la constancia sostenida por su
esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
4
Hermanos amados de Dios, sabemos que él los ha escogido,
5
porque nuestro evangelio les llegó no sólo con palabras sino también con poder, es decir,
con el Espíritu Santo y con profunda convicción. Como bien saben, estuvimos entre ustedes
buscando su bien.
6
Ustedes se hicieron imitadores nuestros y del Señor cuando, a pesar de mucho
sufrimiento, recibieron el mensaje con la alegría que infunde el Espíritu Santo.
7
De esta manera se constituyeron en ejemplo para todos los creyentes de Macedonia y de
Acaya.
8
Partiendo de ustedes, el mensaje del Señor se ha proclamado no sólo en Macedonia y en
Acaya sino en todo lugar; a tal punto se ha divulgado su fe en Dios que ya no es necesario
que nosotros digamos nada.
9
Ellos mismos cuentan de lo bien que ustedes nos recibieron, y de cómo se convirtieron a
Dios dejando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero,
10
y esperar del cielo a Jesús, su Hijo a quien resucitó, que nos libra del castigo venidero.
Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros, haciendo mención de vosotros en
nuestras oraciones. --1 Tesalonicenses 1:2.
Leí acerca de un niño que se había portado mal. Durante las devociones familiares, el padre
oró por su hijo y mencionó una serie de cosas malas que el niño había hecho. Poco tiempo
después, la madre escuchó al niño sollozando. Cuando le preguntó qué le pasaba el niño
exclamó: «Papi siempre le dice a Dios cosas malas de mí. Nunca le dice las cosas buenas
que hago.»
Lo que le sucedió a ese niño recalca una falta que es común en muchos de nosotros. En vez
de reconocer lo bueno en la gente tendemos a notar sus faltas. Podríamos aprender del
ejemplo del apóstol Pablo. En su carta a sus hijos e hijas espirituales de Tesalónica escribió:
«Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros» (v.2). Él recordaba «[su] obra de fe,
[su] trabajo de amor y la firmeza de [su] esperanza (v.3). Les dijo que puesto que habían
recibido «la palabra, en medio de mucha tribulación, con el gozo del Espíritu Santo» eran
un ejemplo para los demás (vv.6-7). Dijo que saliendo de ellos, «la palabra del Señor ha
resonado . . . por todas partes» (v.8). Las palabras de Pablo deben haberlos alentado y
motivado a realizar un servicio aun mayor para el Señor.
Debemos estar más prestos para alabar que para condenar. Cuando veamos algo bueno en
los demás, digámoselos. Los alentaremos y eso es exactamente lo que ellos necesitan.
--Richard De Haan
26 de octubre, 2003
Cuando yo era muchacho veía a mi papá haciendo cheques y deseaba poder hacer lo
mismo. Lo que no sabía es que tenía que haber dinero en una cuenta que los respaldara.
El apóstol Pablo nunca hizo un cheque, pero tenía una cuenta lo suficientemente buena
como para pagar una deuda insólita si hubiera sido necesario. Se refirió a esto en su Carta a
Filemón, un cristiano adinerado cuyo esclavo, Onésimo, había escapado y podía haber
robado algo de dinero a su amo.
CRISTO PAGÓ UNA DEUDA QUE NO TENÍA PARA SALDAR UNA CUENTA
QUE NOSOTROS NO PODÍAMOS PAGAR.
27 de octubre, 2003
Los desvalidos
Lectura: Santiago 2:1-9 (NVI)
1
Hermanos míos, la fe que tienen en nuestro glorioso Señor Jesucristo no debe dar lugar a
favoritismos.
2
Supongamos que en el lugar donde se reúnen entra un hombre con anillo de oro y ropa
elegante, y entra también un pobre desharrapado.
3
Si atienden bien al que lleva ropa elegante y le dicen: "Siéntese usted aquí, en este lugar
cómodo", pero al pobre le dicen: "Quédate ahí de pie" o "Siéntate en el suelo, a mis pies",
4
¿acaso no hacen discriminación entre ustedes, juzgando con malas intenciones?
5
Escuchen, mis queridos hermanos: ¿No ha escogido Dios a los que son pobres según el
mundo para que sean ricos en la fe y hereden el reino que prometió a quienes lo aman?
6
¡Pero ustedes han menospreciado al pobre! ¿No son los ricos quienes los explotan a
ustedes y los arrastran ante los tribunales?
7
¿No son ellos los que blasfeman el buen nombre de aquel a quien ustedes pertenecen?
8
Hacen muy bien si de veras cumplen la ley suprema de la Escritura: "Ama a tu prójimo
como a ti mismo";*
9
pero si muestran algún favoritismo, pecan y son culpables, pues la misma ley los acusa
de ser transgresores.
Charlie Brown o Carlitos, el personaje de la tira cómica Peanuts, se identificaba con los
desvalidos, tal vez porque él siempre se sintió así. En una escena estaba construyendo una
jaula para pájaros cuando llegó la cínica Lucy. «La estoy construyendo para los gorriones»’
--le dijo Carlitos. Lucy dijo: «¿Para los gorriones? Nadie construye jaulas para gorriones.»
«Yo sí --contestó Carlitos--. Yo siempre estoy del lado de los pajarillos desvalidos.»
A veces los cristianos pueden pasar por alto a los «gorriones», las personas pequeñas de sus
mundos. Puede que ignoren a aquellos que consideran menos valiosos.
Santiago dijo que es malo que un cristiano practique la parcialidad (Santiago 2:1). Es
pecado demostrar favoritismo (v.9). Las razones pueden ser sociales, económicas,
educativas o étnicas, pero no hay excusa para faltar el respeto a las personas con nuestras
actitudes y palabras.
Jesús no hizo eso. Jesús cruzó toda clase de fronteras tradicionales para hablar con los
publicanos, los pecadores, los no judíos, las personas de razas mezcladas, los pobres y
también los ricos. Vino a identificarse con cada uno de nosotros y a pagar el precio en la
cruz por todos nuestros pecados.
Cuando cae un gorrión a tierra, el Padre lo nota. Pero le importan mucho más las personas,
incluyendo los desvalidos. Tal vez necesitemos un poquito más de Charlie Brown en
nosotros. --Dave Egner
28 de octubre, 2003
Cristianos simpáticos
Lectura: Lucas 2:41-52 (DHH)
41
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para lafiesta de la Pascua. 42 Y así,
cuando Jesús cumplió doce años, fueron allá todosellos, como era costumbre en esa fiesta.[1]
43
Pero pasados aquellos días, cuando volvían a casa, el niñoJesús se quedó en Jerusalén, sin
que sus padres se dieran cuenta. 44 Pensando que Jesús iba entre la gente, hicieron un día
decamino; pero luego, al buscarlo entre los parientes y conocidos, 45 no lo encontraron. Así
que regresaron a Jerusalén parabuscarlo allí.
46
Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentadoentre los maestros de la ley,
escuchándolos y haciéndolespreguntas. 47 Y todos los que lo oían se admiraban de su
inteligencia y desus respuestas. 48 Cuando sus padres lo vieron, se sorprendieron; y su
madre ledijo:
--Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo tehemos estado buscando llenos de
angustia.
49
Jesús les contestó:
--¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que tengo que estar en lacasa de mi Padre?[2]
50
Pero ellos no entendieron lo que les decía.
51
Entonces volvió con ellos a Nazaret, donde vivióobedeciéndolos en todo. Su madre
guardaba todo esto en su corazón. 52
Juan el Bautista en el desierto
Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres.
--Lucas 2:52.
Cuando Jesús era muchacho, «crecía en . . . gracia para con Dios y los hombres» (Lucas
2:52). La gente se sentía atraída hacia Él. Su cariño hacia Él, por supuesto, alarmó a los
líderes religiosos que lo aborrecían por su enseñanza, y «buscaban cómo dar muerte a
Jesús, pues temían al pueblo» (22:2).
Hoy, como siempre, algunos te aborrecerán por ser un abierto seguidor de Jesucristo. Pero
asegúrate de que no sea porque eres desagradable, crítico y difícil. Ser simpático es ser
como Jesús. --Herb Vander Lugt
29 de octubre, 2003
Venid a mí
Lectura: Juan 10:1-18 (NVI)
1
"Ciertamente les aseguro que el que no entra por la puerta al redil de las ovejas, sino que
trepa por otro lado, es un ladrón y un bandido.
2
El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.
3
El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y
las saca del redil.
4
Cuando ya ha sacado a todas las que son suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen
porque reconocen su voz.
5
Pero a un desconocido jamás lo siguen; más bien, huyen de él porque no reconocen
voces extrañas.
6
Jesús les puso este ejemplo, pero ellos no captaron el sentido de sus palabras.
7
Por eso volvió a decirles: "Ciertamente les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.
8
Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos, pero las ovejas
no les hicieron caso.
9
Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo.* Se moverá con
entera libertad,* y hallará pastos.
10
El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida,
y la tengan en abundancia.
11
"Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.
12
El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se
acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa.
13
Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas.
14
"Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí,
15
así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas.
16
Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas
escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
17
Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla.
18
Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad
para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Éste es el mandamiento
que recibí de mi Padre."
Cuando saca todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen
su voz. --Juan 10:4.
Seis personas, que habían perdido todo sentido de dirección en un pasillo lleno de humo,
escucharon los gritos del policía y lo siguieron. La voz de Hoopi los condujo hasta sacarlos
del edificio a un lugar seguro.
«¡Vengan en dirección a mi voz!» Esa es también la invitación que Jesús nos hace a cada
uno de nosotros cuando estamos en peligro o cuando nos hemos perdido. Jesús describió al
verdadero pastor espiritual de las ovejas como uno que «llama a sus ovejas por nombre y
las conduce afuera. Cuando saca todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen
porque conocen su voz» (Juan 10:3-4).
Jesús es «el buen pastor» (v.11). Cualquiera que sea nuestra necesidad de guía o protección,
Él nos llama a que escuchemos su voz y le sigamos. --David McCasland
30 de octubre, 2003
La palabra regocijo me recuerda a mi amiga Carol. Ella optó por regocijarse a lo largo de su
lucha contra el cáncer. Su vida cristiana empezó a las pocas horas de haber sido operada
cuando oró y confió en el Señor para salvación. Durante su recuperación caminaba por los
corredores del hospital diciendo a todo el mundo: «¡Qué día tan hermoso! ¿verdad?»
Puesto que le habían sacado uno de los ojos, Carol tenía muchos parches decorativos que le
combinaban bien con sus vestidos. Todos los días se deleitaba al escoger un parche
atractivo para su ojo, sobre todo cuando compartía su testimonio. Cuando quedó confinada
a un lecho, colgó un cartel grande al pie de la cama que decía: «¡REGOCÍJATE!» La última
vez que la visité antes de morir me señaló el cartel y dijo susurrando: «¡REGOCÍJATE!»
La razón de Carol para regocijarse era su profunda gratitud a Jesús por amarla y salvarla.
Sea lo que fuere que estés enfrentando hoy, deja que la razón de Carol para regocijarse sea
también la tuya. --Joanie Yoder
31 de octubre, 2003
. . . no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que no obedezcáis sus lujurias.
--Romanos 6:12.
Un amigo me escribió acerca de ciertas «reservas» que había en su vida, áreas de pecado
secreto que él se reservaba para sí y a las que se retiraba con frecuencia.
Estas «reservas» son como los grandes trechos de desierto que hay en Idaho, mi estado
natal. Puede sonar emocionante vagar solo por esas regiones indómitas, pero es peligroso.
De la misma forma, cada incursión que uno hace en el pecado tiene su precio. Sacrificamos
nuestra cercanía a Dios y perdemos su bendición (Salmo 24:1-5), y perdemos nuestra
influencia sobre los demás que viene de la pureza de la mente y el cuerpo (1 Timoteo 4:12).
Las áreas salvajes que hay en nosotros puede que nunca sean totalmente domadas, pero
podemos establecer límites que nos impidan vagar por ellas. Uno de esos límites es
recordar que estamos muertos al poder del pecado (Romanos 6:1-14). No tenemos que
ceder a él.
El segundo límite es resistir la tentación cuando nos atraiga por primera vez. La tentación
inicial puede no ser fuerte, pero si la entretenemos, con el tiempo gana poder y nos abruma.