Arte y técnica
Peter Behrens
Kunst und Tecini, en Elektrotechnische Zeitschrift, 1910, 22 , de p.
552 a p. 555,
Peter Behrens nace en Hamburgo el 14 de abrit de 1868 y estudia en
Karlsruhe, en Ditseldorf yen Munich, donde ejerce como pintor'y decorador
Ya tomprano (mientras cursaba sus estudios en la escusla de Bellas Aries de
Heamburgo) se inteesa ena reforma de los métodes y modelos de ta prodtecién.
artesanal. El gran duuque de Essen lo lama para forma parte dela colonia a-
tistica recientemente fundada en la Matidehdhe de Dramstadt, para ta
Muestra de Arte Contempordineo de 1901, donde construye su primera casa, la
famosa Haus Behrens. Es en este periodo en que, como Hoffmann y Olbrich,
‘se vuelve de espaldas al Art Nouveau, oponiéndase también al estilo del mis-
‘mo Olbrich. En 1901 participa de la Bxpasicion Internacional de Torino, en
cargdindose de la proparacién de ta entrada del pabellon aleméin, Desde 1903,
(9 hasta 1907) es director deta esruola de artes aplicadas de Disseldorf. 1907
‘es.un afio docisivo para Behrens: Rathena Paul Jordan to convocan como
“asesor artstico” de los productos AEG: se concluye en Colonia la construc
cid de la sala de canciertos en los jardines de Flora y se inicia et Deutscher
Werkbund estimalado por el crnimiento de ta industria alemana, BL Werk-
bund es la verdadera y exacta manifestaciin de la integracién de las artes
‘en torno «ta arquiteciura; el arquiteto es promovido al rango de ingeniero
1) la industrializacion es un hecho cultural. Bste es el periodo mais fecundo
de Behrens que, por su trabajo en AEG, puede ser considerado el primer y
verdadero disenador profesional. En Disseldorf construye la sala de lectura
de la biblioteca y en 1909, en Berlin, el comple industrial de AEG, inelu-
endo la sala de turbinas, que se impone como un gjemplo del nuevo mado de
‘watamiento del tema de la arquitectura industvial. Abededor de 1910 cuen-
taen su estudio com personajes como Le Corbusier, Walter Gropius y Mies van
der Rohe. En 1912 construge ol complejo de Mannesmann Werke en Diis-
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‘Arte y técnica / Peter Behrens
seldorfy la embajada alemana de San Petrsrgo. También en ta posguerra
6s anpuiecto de vanguaria, en 1922 diige la Escuela Superior de Arquier.
tura de Viena, sucediendo a Otto Wagner y realiza un programa de edilcia
poprelar para el municipio. Bn este peviodo abandona el racionalismo (que, por
otra parte, munca habia adoptado estechamente a causa desu propio mons
smentalismo y de wn mal adorneido romantcione), aproximéndase al expres
niomo, El monument de este nuevo enfoquee la sede de las industias Farben,
da Farbwerke en Hoechst, cera de Franckfurt, de 1924. Bn 1927 participa,
si bien todavia con los raionalisas, x la ceaién dl barrio Weissenbot de
smostrativg de la edilica popular en Stuttgart, momento en que manifesta
“simpatias socialists. Més tarde toma parte en le adecuacin de la Alexane
“derplatz, uno de los mayoresemprendimientos ellis belineses de a oc y
equsiray el Berolina Haus en 1931. Su itima obra es la fébrica de tabacas
ide Linz, en colaboracién con A. Popp. Fllce ol 27 defolneo de 1940.
‘Aun mirando para atrés, hacia épocas mas luminosas de la histo-
‘ra, los resultados de Ia necesidad humana de actividad de la época
en la que vivimos no deben ser descuidados en su valor de testimonio
ide energia espiritual y debemos reconocer qute no son inferioves alos
de otros perfodos, aunque presenten caracteristcas diversas. Las ma-
“nifestaciones mas importantes de nuestras capacidades son las con-
"quistas de la técnica moderna. Los progresos de la técnica crearon
tuna civilizacién con un nivel que no habia sido atin alcanzado en la
“historia, pero solamente una civilizacién y no -por lo menos hasta
ahora- una cultura, si entendlemos por civilizacién (con H. St. Cham-
‘berlain), todos los progresos de la Vida material obtenidos con la ra-
26n y con las luces y en cambio, por cultura, los valores espirinuales y
iquicos creacios por la concepcién del mundo y del arte.
Una vida sin lot beneficios de la civilizcidn de la téenica moder
ysin su incesante progreso nos resulta ya inconcehible y, i bien a
rimera vista se dirfa que Ia actitud espiritual de nuestra 6poca esta
igida tinicamente hacia la civilizaci6n, otro aspecto de nuestra vi-
puiblica muestra hasta qué punto estamos dominados por una ne-
‘esidad de cultura. Especialmente en el campo del arte subsiste el
aximo deseo de formarse, realizarse y desarvollarse. No hubo nun-
‘@ una época en que, como en la nuestra se haya venido tantas oca-
jones dle escuchar conciertos, en que hubiese tantas colecciones de
arte, teatros y asociaciones artisticas. ¥ entre todos los géneros artis
‘icos estan otra vez en la vanguardia las artes figurativas, a las que
stenecen también la arquitectura y las artes aplicadas que, junto
muchas otras cosas prueban la extraordinaria cantidad de mues-
a1‘Tomés Maldonado Téencay cultura: el debate alemén entre Bismarck y Weimar
tras de arte y de revistas de esta especialidad. Pero no obstante, la
da piiblica no presenta los signos de una cultura madura, dado que
los dos campos de la técnica y del arte no se tocan, y menos atin se
tocan donde especialmente deberian hacerlo, o sea en la construc-
in de edificios y en los productos de la gran industria,
El arquitecto busca el contenido estético solamente en el patri-
monio formal de los siglos pasados, sin tener en cuenta las preciosas
indicaciones que la construccién moderna provee también con rela-
ion a la forma, mientras que el ingeniero, en sus formas en hierro,
encuentra el interés solamente en la construcciOn, creyendo haber
daleanzado su objetivo con un resultado basado tinicamente en los
‘caleulos. De la misma manera, en los productos de la gran industria,
que también y cada vez. en mayor medida entran a formar parte de
nuestro ambiente de vida, la forma no est determinada por otra co-
sa que por el principio de Ia maxima conveniencia econdmica y el
‘gusto del jefe técnico, Asi nuestros ojos tropiezan por todos lados, en
el ambiente mas préximo y en el mds lejano, con desarmonias que
‘se manifiestan en la mezcla contradictoria de una forma con tenden-
cias romanticas por un Indo y, por el otro, en el actuar de los objeti-
vos reales que se adecuan a nuestras necesidades actuales, pero que
no tienen en euenta Ta forma estética.
En los ailtimos diez aftos en Alemania se desarrollé un nuevo ar
te industrial, del cual no puede ponerse en dudas la seriedad de in-
tentos y elevado gusto, especialmente en los iltimos aiios, mas repo-
sados y maduros, En ocasién de la exposicion mundial de Saint
Louis ce 1904, esta valentia cle nuestra nacion fue reconocida por
parte de Jos norteamericanos con 1a adquisicién de casi todos los
productos expuestos. Este renacimiento de las artes aplicadas es uno
de los signos mds reconfortantes de Ia productividad estética de
nuestra época. Es deplorable que los dos campos de interés, el del
arte y el de la técnica, se queden uno al lado de la otra sin influen-
iarse mutuamente y que, a continuaci6n de este dualismo, muestra
época no adquiera aquella unidad, en su aspecto formal, que es en
conjunto la condicién y el testimonio del surgimiento de un estilo:
dado que nosotros entendemos por estilo, solamente la expresién
unitaria resultante de todas las manifestaciones espirituales de una
época. El elemento decisivo es el caricter unitario y no la originali-
dad o la rareza.
Por parte de las artes aplicadas, renacidas a una nueva vida, la
tendencia a esta organicidad se manifiesta en la valoracién tanto del
‘momento constructive como de una calidad que influye en la forma
de cada producto, Posiblemente fue justamente esta circunstancia la
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‘Arte y téenlea / Peter Behrens
{que contribuy6, por una parte, asuflorecimiento en el tkimo decenio,
El ingeniero, en cambio, a partir de sus grandes éxitos, se fue
alejando cada vez mas de las tendencias artistas, Ello es comprensi-
be y estaba justiicado, porque en los ilimos cincuenta aiios, en los
aque se cumplié un gran desarrollo dela téenica y de las comunicacio-
faes que le imponian deberes muy exigentes, st inventiva estaba total>
mente absorbida en forma exclusiva, por lo cual quedaba de lado el
pensar solamente en la forma extética de los abjetosinventados.
No obstante la exactitud de esta constatacién no puede dejarse
de advertir que también Tas obras del ingeniero poseen una cierta
belleza. Basta pensar en los grandes pabellones de acero, que con
sus amplias luces, dan una indudable sensacién de grandiosidad.
‘También frente a las obras exigidas por los ingenieros con objetivos
puramente pricticos, sobre todo frente a las mAquinas mismas, no
podemos substraemos a una cierta impresién de caricter extético
que ellas susctan con sus esinucturas, frecuentemente audaces y co-
Be ered Giangie eeatn ee ino estBpfesente-Una'conceeign
inspirada por caracteres artistcos y el resultado estético sea total
mente casual, Este fenémeno se deriva del hecho de que esas obras,
‘por asi decirlo, poseen en sf una preucloestética, en Ia medida que
‘encarnan una ley, que es lade la construecién mecénica, Esl ley del
dovenir orginico que también la naturaleza manifesta en todas sus
‘obras, Pero como la naturaleza no es cultuta, asf tampoco la puede
‘rear la sola realizacién humana de abjetivos exclusivamente pricti-
os y materiales. Vino hay nada de més natural que el hecho de que,
‘no obstante el reconocimiento mas sincero y més entusiasta de las
onquistas dela ténica y de las comunicaciones, se dé, sin embargo,
Tugar a la nostalgia por la belleza absoluta y que nos neguemos a
reer que de ahora en mis la satisfaccién suscitada por la exactitud
yyla maxima funcionalidad esté destinada a ontar el lugar de los vax
Tores que nos han exaltado y beatificado en el pasado.
Es cierto que el ingeniero es el héroe de nuestro tiempo y tam-
bién nosotros, los alemanes, le dehemos nuestra posicién econémi-
4 en el mundo y nuestro peso en las relaciones de potencia con los
Otros estados. Si otras naciones nos ven de mala manera, la causa de
ello es la envidia por nuestra industria, que fue creada por la inge-
nieria y la capacidad organizativaalemana; mientras que no tendrian
ninguna dificultad en dejarnos nuestros grancles misicos, poetasy fr
lésofos. Pero no puede avalarse la tesis que los resultados del trabajo
del ingeniero sean en si mismos la unidad de un estilo artistico.
Una cierta cortiente de nuestra estética moderna ha conti
do a este error, en cuanto querria deduci la forma artista, del va-
103Tomis Maldonado Técnica y cultura ol debate alemsn entre Bismarck y Weimar
lor de uso de la técnica, Esta concepcién del arte se remonta a la teo-
ria de G, Semper, que define el concepto de estilo con la exigencia
de que la obra sea el resultado, ante todo, del objetivo al que sirve y
‘en segundo lugar, de la materia, de los instrumentos y procedimien-
tos utlizados en la produccién. La teorfa deriva de la mitad del siglo
XIX y debe ser considerada, como muchas otras teorias de aquel pe-
iodo, como un dogma de la metafisica materialista (Rieg]).
Giertamente, cuando se piensa en los articulos para decoracion
producidos por muestra industria de los dltimos decenios, que fue-
ron todos produciddos con maquinas y técnicamente mal ejecutados
(productos de fabrica, como se decia despectivamente), y recordan-
do que el mal trabajo y el mal material estaban enmascarados por
una ornamentacion lo més rica posible, dado que la regla de aque-
lla industria era la de simular la impresion del trabajo manual e imi-
tar el material noble con materiales falsos, se entiende entonces c6-
‘mo la vieja concepcién de Samper haya podido ser considerada co-
‘mo una nueva verdad. Pero, dando gracias, esos tiempos pasaron y
nnuestras industrias estin hoy en condiciones de producir mercade-
rias técnicamente impecables, aunque atin hoy desgraciadamente a
veces sucede que el aspecto estético no esté a la altura de las exigen-
cis atisticas. Estoy convencido de que no puede obviarse esta falta,
prescribiéndole al industrial, como sifuese una receta, el atenerse s6l0
alamaxima funcionalidad, Por el contrario, me parece mucho ms im-
portante penetrar la naturaleza del elemento especificamente artstico,
Elarte surge slo como intuicién de fuertes personalidades y es
1a libre realizacién de un impulso psiquico, que no puede ser coar~
tado por condiciones materiales, No surge por casualidad, sino co-
mo una creacién segiin una voluntad intensa y a sabiendas del esp-
situ humano liberado. Fs la realizacién de objetivos psiquicos, 0 sea
traducidos en términos espirituales, como se revelan de manera mais
evidente en el campo de la masica, La musicalidad, el ritmo puro, es
lmomento esencial de la creacién artistica; 0, como lo formulara el
cstudioso vienés Riegl: "En el gar de le concen mecanicista popes
4a por Semper de la naturaleca dela obra de ave debe traslucrse une concep
cin teoligica, por lo cual en ta obra de ate se ve e resultado de una volun-
tad avtistica determinada,divgida a sabiendas a su objtiv, que se afirma en
{a lucha com el objetivo préctic, ta materia prima es la téonica. Por lo tanto,
‘estas tes tltimas factors ya no les queda mds aguella fiencién positiva y
‘reatva que les habia sido asignada en ta Uamada teoria de Samper, sino
inds ben les queda una funciém negate, de feno w obstdeulo, elas consi
tuyen, por ast decirt, tos coficientes de rcamientoo dificultad en et interior
del producto en su conjunto”.
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‘Ante y técnica / Peter Behrens
Por lo tanto, la técnica no es un factor creativo en el proceso de
Ja forma artistca, sino un factor critico, aunque de gran importan-
«ia. Desde el comienzo hemos reconocido que, tanto la nueva mane
rade construccién como el nuevo material, el acero, son factores im-
pportantes aun respecto de lo artistico; como tales deben ser también
pplenamente apreciados, pero no es posible recabar sdlo de ellos una
nueva belleza. Como existen leyes fisicas, asi también existen leyes
artisticas y estas leyes, que se conservan vigentes como una tradicion
no interrumpida desde el inicio de la cultura humana y que llegaton
_aser patrimonio de Goethe y Lessing, no pueden y no deben perder
se. Fstin presentes y conservan todos sus derechos acompaando a
Jas exigencias de la técnica.
a legalidad artistca no debe encarnarse necesariamente en los
materiales de construccion tradicionales, tales como la piedra y la
‘macdera, sino que puede también hacer valer sus derechos sobre los
nuevos materiales modemos. Si nos parece absurdo y equivocado,
‘por un lado, transformar andaces construcciones de acero (como
entre otras lo son muchos de Tos puentes ferroviarios alemanes) en
‘castillos roménticos mediante el agregado de estructuras en piedra,
_no es menos equivocado, por otro, negarse a reconocer la necesidad
de una subordinacién de la construccién a la legalidad artistica, que
‘hace valer sus derechos, sobre todo en Ia exigencia de proporcisn.
Giertamente son valores importantes y significativos los que nos
“aporté la técnica moderna, y dado que ellos representan las més altas
“conquistas de nuestra época, tampoco el ingeniero debe ser apartado
de su camino, que recom ‘riunfalmente, y el método de investiga-
‘cién no debe tocarse, pero debemos hacer una diferencia entre la ac-
‘ividad de invencién tedrica basada en el pensamiento orientado con
‘entido matematico ya produccién prictica que, en la aplicacién, tie-
rhe el deber de converts el saber abstracto recibido, mediante la crea
“ci6n plastica, en lo itil multiforme de la nacién. Aparece como impor
‘ante en la discipfina técnica distinguir entre dos formas de actividad
‘Yentonces estaremos dispuestos a conceder que, donde no se trate de
Satisfacer condiciones completamente nuevas entre las varias po:
lidades le construceién experimental y los diversos materiales admi
sibles, se emplearan aguellas formas que favorecen una impresién es-
‘ética. Ya en el hecho de que para un solo y mismo objetivo existan
dliversas soluciones constructivas y que, por lo tanto exista la posibi-
iad de lei, ext implica ta ndcactn de legis segineteron
de gusto 0 sea, de bellezay, si esto ocurre, no estd ocurriendo otra
cosa distinta de cuanto ocurri6 durante toda la historia de la civilize
cin humana desde los tiempos més antiguos, 0 sea, que se obedez-
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