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Los puntos destacados que introducirá la nueva normativa en hidrocarburos tienen como principal
objetivo unificar el marco jurídico existente en las distintas provincias productoras, tanto en el
aspecto administrativo, como en el fiscal y el ambiental.
A partir de allí es que elimina la metodología del acarreo que se venía instrumentando, donde las
empresas provinciales de hidrocarburos se asociaban en las nuevas condiciones, sin aportar
dividendos y obteniendo un porcentaje pequeño de los ganancias obtenidas. Si bien ya no se
podrá incorporar esta figura, todas las concesiones precedentes donde existe se mantendrán en
vigencia. Fija un porcentaje inamovible e igualitario en todo las provincias del 3% para el tributo de
los Ingresos Brutos.
La nueva ley también elimina el tope de la cantidad de áreas adjudicadas a cada empresa, que
antes era de cinco por compañía, y conforma un régimen de promoción de la explotación con
inversiones superiores a los 250 millones de dólares, otorgándole a las provincias productoras un
2,5% de las inversiones originales. El Estado Nacional se compromete a aportarles a las provincias
un monto -sin determinar- para la generación de infraestructura provincial. Asimismo reduce del
50% al 25% la tasa de acumulación del canon que la concesionaria paga en caso de prórroga
durante etapa de exploración.
En cuanto al formato fiscal, establece que las regalías seguirán siendo del 12% sobre lo producido
y establece dicho porcentaje como único, que a su vez puede ser reducido en un 5% según
productividad, condiciones y ubicación de los pozos. Las provincias productoras o el Estado
Nacional podrán elevar las regalías a cobrar en un 3% cuando se efectivicen las prórrogas de los
plazos establecidos anteriormente y en ningún caso se podrá superar el 18% como tope máximo
de regalías a pagar por las empresas concesionarias.
Por otra parte, mantienen los beneficios de la Resolución 60/13 a la producción excedente que
tengan las petroleras y agrega la libre disponibilidad (factible de ser exportado sin restricciones)
del 20% del crudo extraído en los yacimientos convencionales y no convencionales, mientras que
en los yacimientos offshore la libre disponibilidad trepa al 60%.
Un elemento importante que incorpora es que las áreas offshore que hasta anteriormente eran
controladas por ENARSA ahora serán revertidas a Secretaría de Energía de Nación, que será el Ente
estatal que otorgará las nuevas concesiones en el futuro.
1943.
La Ley de Hidrocarburos de 1943 fue sancionada por el Congreso Nacional el 13 de marzo de 1943
y publicada en el número 31 (Extraordinario) de la Gaceta Oficial (cf. Martínez, 1986; p. 117).
Independientemente de las críticas que la oposición política al gobierno del Presidente
Medina hubiera podido plantear, la ley del ’43 modificó sustancialmente varios conceptos
vigentes hasta ese momento. El más importante de ellos fue el cambio en la esencia misma de las
relaciones entre las empresas concesionarias y la Nación que se detalla más adelante. Otro
elemento de notable importancia, sobre todo desde el punto de vista administrativo, es que la
ley permitió uniformizar la situación jurídica de la gran cantidad de concesiones existentes.
Hasta ese momento cada una de esas concesiones se regía por su propio régimen legal.
La ley estableció un patrón único en el que, además, el Estado adquiría una facultad impositiva
general y automática. Como menciona Urbaneja (2007), “no disponía el Estado de una facultad
impositiva general y automática sobre las ganancias que las compañías obtuviesen. […] la
situación jurídica de las concesiones petroleras variaba entre una y otra” (p. 69). Este
aspecto era beneficioso para ambas partes. Tanto por lo que representaba de simplificación de la
labor administrativa del Estado, como para el manejo operacional de las compañías.
Otros logros de la ley fueron la elevación del valor de la Regalía a un mínimo de 16 lo cual es de
2/3 % y la ampliación de las facultades de supervisión técnica por parte del gobierno. Finalmente
la ley consideraba la posibilidad de existencia de otras sustancias con valor comercial asociadas
al petróleo y establecía como un principio promover la refinación en el país del crudo
producido.