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El importador debe poder probar que alguna agencia gubernamental del país de origen ha
controlado dos cuestiones relativas a los establecimientos productores. Primero, que los
alimentos se producen y procesan de acuerdo con las leyes y reglamentos del país exportador;
en particular cuando hay un sistema de registro de fábrica, un sistema de autorización para la
exportación de productos, o cualquier otro sistema que regule esta materia en dicho país.
Respecto de las materias primas, debe verificarse que cada lote cumpla con los criterios de
calidad, incluyendo las especificaciones y estándares que se han establecido para cada una
de ellas.
Ninguna materia prima debe ser aceptada si contiene parásitos, microorganismos patógenos,
sustancias tóxicas, materia descompuesta, materia deteriorada u otras materias extrañas, etc.
Además, cuando haya resultados de la vigilancia llevados a cabo por una entidad competente
en el país exportador, los importadores deben contar con estos resultados y presentarlos, de
lo contrario se requiere la importación de muestras para confirmar dichos resultados en
Japón.
Para obtener este certificado hay que cumplir con los estándares JAS y ser certificado por
una certificadora acreditada por el gobierno japonés.
La autoridad japonesa brinda una lista completa de los residuos químicos que están
actualmente permitidos, clasificándolos de esta forma: alimentos procesados, cultivos,
animales y peces, y aguas minerales.
Los aditivos son sustancias utilizadas en el proceso de fabricación de alimentos, o con fines
de transformación o conservación de alimentos. Se incluyen aquellas sustancias que
permanecen en los productos alimenticios terminados, como colorantes y preservantes, así
como sustancias que no siguen en los productos finales. En la actualidad, existe una lista de
345 aditivos autorizados.
El esquema SGP del Japón empezó a aplicarse el primero de agosto de 1971, autorizado por
la Ley de Medidas Arancelarias Temporales, para otorgar preferencias por un plazo inicial
de 10 años. La autorización de otorgar trato SGP se ha renovado en tres ocasiones: En 1981
por 10 años, en 1991 con validez hasta el 31 de marzo del año 2001, y en este último año se
renovó hasta el 31 de Marzo del año 2011. En el año 2001 el esquema concede entrada
preferencial con exención de derechos para 226 productos agrícolas y pesqueros (de 9 dígitos
en el Sistema Armonizado) y todos los productos manufacturados, excepto las 105 partidas
enumeradas en una lista negativa, a cuyos productos no se les concede preferencias
arancelarias (crudos de petróleo, algunos textiles, madera contrachapada y algunas pieles de
peletería y calzado), procedentes de 149 países y 15 territorios designados como beneficiarios
· El país o territorio desee recibir un beneficio especial en lo que respecta a los derechos de
aduana.
· El país o territorio sea designado por Orden del Consejo de Ministros del país o territorio
al que procede conceder ese beneficio.
Cuarenta y dos países (42) considerados menos adelantados (PMA) tienen derecho a
aranceles preferenciales. Esos países los escoge el gobierno japonés entre los PMA
designados por las Naciones Unidas (este trato preferencial empezó el primero de abril de
1980).
Las partidas abarcadas por el programa se escogen teniendo en cuenta los efectos del SGP
sobre las industrias nacionales, así como por razones presupuestarias. En virtud de la Ley de
Medidas Arancelarias Temporales, el Gobierno (entre otros, el Ministerio de Hacienda) está
autorizado a designar, retirar, suspender o limitar los países y productos a los que se concede
trato SGP. El arancel NMF se aplica cuando las importaciones de algunas partidas han
superado el límite máximo establecido.
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Bebidas alcohólicas
De acuerdo con la legislación japonesa, son consideradas bebidas alcohólicas todas aquellas
que contienen 1% o más de alcohol diluido en su contenido. Están asimismo incluidas todas
aquellas bebidas fabricadas por un productor con licencia para la manufactura de licores y
cuya fabricación ha sido realizada en una planta que cuenta con la licencia de fabricación
respectiva.
Estas bebidas están regidas por la Ley de Sanidad de Alimentos y la Ley del impuesto sobre
bebidas alcohólicas, lo que la diferencia del resto de bebidas. Según esta ley, los productores
e importadores de licor pagarán un impuesto especial al momento de ser embarcadas desde
sus lugares de fabricación o depósitos autorizados.
Las bebidas alcohólicas, según esta ley, están divididas en cuatro clases y 17 tipos. El
impuesto a pagar dependerá principalmente de la clase a la que pertenezca.
· Licor espumoso: cerveza y otros que contengan espuma y contenido de alcohol menor
al 10%
· Licores mezclados: sake sintético, licores dulces de fruta, mirín (vino de arroz similar
al sake pero con un bajo contenido de alcohol)
Etiquetado: El etiquetado en los envases de las bebidas alcohólicas debe incluir lo siguiente:
1. Nombre del producto (cerveza, vino de frutas, whisky, ron, vodka, entre otros)
2. Contenido de alcohol
Envase y empaque: Adicional a lo anterior, los envases y empaques deben cumplir las normas
estipuladas en la “Ley para la Promoción Efectiva de la Utilización de los Recursos”, la cual
exige que el etiquetado incluya la marca o símbolo del tipo o material del envase o parte de
éste.