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Bloque: Criminología

Tema: Las Poquianchis

Autor:

Jose Cuevas Santana

14vo. Trimestre Lic. Psicología

Periodo 2019-4

Asesor: Dr. Jaime A. Sandoval Cerda

Universidad Humanitas, Campus Tijuana Baja California

Tijuana, Baja California, México, Junio 05 del 2019.


ENSAYO DE LAS
POQUIANCHIS
Jose Cuevas Santana

5 DE JUNIO DE 2019

Universidad Humanitas

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ÍNDICE

Capítulo I
Resumen
Palabras clave
Capítulo II
Introducción
Capítulo III
Desarrollo
Capítulo IV
Conclusión
Capítulo V
Referencias bibliográficas

Glosario de términos (palabras técnicas que aparezcan en el ensayo)

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RESUMEN
CAPITULO I

Durante los años de 1960- 1970 los principales periódicos del país se esforzaban en una lucha
enconada por ser los primeros en publicar las notas relacionadas con el caso de las hermanas
Valenzuela, criminales a quienes habían apodado las “Poquianchis” y a quienes le imputaban
el asesinato de 80 a 150 mujeres, la mayoría sepultadas en varias de sus propiedades. La
gente abarrotaba los puestos de venta de notas periodísticas con el fin de enterarse de todo lo
pasaba en torno al proceso que se llevaba a cabo a fin de enjuiciar a estas mujeres. Para ese
entonces, la revista “La Alarma “lidereaba el mercado mexicano con notas amarillistas y
sangrientas, seguida por los periódicos locales y luego programas de radio. Al momento que
estalló la noticia, solo se había apresado a dos de las hermanas, y tiempo después la tres
estaban presas. Los medios informativos se daban rienda suelta publicando cuanto apetecían,
y en cada publicación usaba términos diferentes para referirse a estas mujeres. “Las hermanas
diabólicas”, “las asesinas”, “las locas”, “las brujas” etc. Agregado a esto, se decía que
realizaban ritos satánicos y que torturaban a las mujeres de mil maneras, nada de esto pudo
ser confirmado y la única evidencia fue la que sobrevivientes de esta historia trágica
relataron.

Palabras clave:

Criminales, amarillista, sangrientas, alarma, periódicos, Brujas, Poquianchis, Valenzuela,


tortura, diabólicas.

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Abstract
During the years of 1960-1970 the main newspapers of the country were struggling in a bitter
struggle to be the first to publish the notes related to the case of the three criminal women
whom they had nicknamed the "Poquianchis" and who accused him of murder from 80 to
150 women, mostly buried in several of their properties. People filled the stalls selling these
news stories in order to find out everything that was going on around the process that was
being carried out in order to prosecute these women. At that time, the magazine "La Alarma"
that led the Mexican market with yellow journalism and bloody notes followed by local
newspapers and then radio programs. At the time the news broke out, only two of the sisters
had been imprisoned and later, the three were imprisoned. The media gave free rein by
publishing whatever came to mind, and each publication used different terms to refer to these
women. "The diabolic sisters", "the murderers", "the crazy ones", "the witches" etc. Added
to this, it was said that they were performing satanic rites and torturing women in a thousand
ways, none of this could be confirmed and the only evidence was that survivors of this tragic
story told.

Keywords:

Criminals, yellow journalism, bloody, alarm, newspapers, witches, poquianchis.


Valenzuela, Torture, diabolic

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Junio-5-2019

ENSAYO LAS POQUIANCHIS

CAPITULO II
Introducción
A continuación, se presenta un ensayo sobre el cuarteto de hermanas Valenzuela
consideradas como las peores criminales en la historia de México. Estas mujeres fueron
acusadas de varios crímenes entre los que destaca el lenocinio, secuestro y homicidio
calificado, a esto se puede agregar abuso sexual, maltrato infantil, practica de zoofilia y
trata de blancas por estos crímenes recibieron la pena máxima de 40 años de prisión. Pero
el objetivo de este este ensayo, aunque a continuación presente el resumen de la vida de
estas mujeres, es resaltar cual fue la causa más allá de los efectos que llevo a estas mujeres
a actuar de tan aberrante forma. Sería fácil juzgar a estas personas por sus hechos y
penalizarlas, pero la realidad es que estas mujeres y su conducta psicópata es que fueron
víctimas de la actuación de sus padres, ya que las conductas psicopáticas no siempre son de
origen genético, sino que se aprenden. Aunque a continuación presento en forma resumida
la esencia de la vida de estas psicópatas, y aunque no concuerdo con todo lo que se ha
agregado, y todo lo que se ha escrito en torno a las cuatro hermanas pues la revista que en
esos años cubría este tipo de notas tenía fama de exagerar o hasta escribir notas que no se
confirmaba eran verdad. variaban dependiendo de quién escribiera las notas. Mi enfoque
para este ensayo profundizar en las causas que llevaron a que las hermanas desarrollaran
este tipo de conducta patológica y encontrar una aplicación práctica.

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CAPITULO III

Desarrollo
Tratantes de blancas, secuestradoras y homicidas, pasaron de la nota roja a las
páginas negras. Estas mujeres eran las delincuentes eran cuatro hermanas acusadas de
secuestro, prostitución infantil, homicidio, trata de blancas, robo. Perfil psicológico era de
estas asesinas en serie y psicópatas sexuales, Se lleva a cabo en varias locaciones de
Guanajuato.

Los cargos por los que se les acuso fueron: Explotación sexual y robo, homicidio,
lenocinio, tráfico de personas, crimen organizado, inhumación ilegal de restos humanos,
aborto, corrupción de menores, privación ilegal de la libertad y soborno. Y por esto se les
condeno a 40 años de prisión, las fechas en que estuvieron activas fue de 1945 a 1964.

Las también llamadas hermanas Diabólicas incursionaron en el comercio sexual en


el municipio de El Salto de Juanacatlán y tras darse cuenta de las jugosas ganancias para
1945 extendieron su dominio a Lagos de Moreno y a San Francisco del Rincón.

Guadalajara fue la principal proveedora de la mercancía carnal por lo que las


criminales entretejieron vínculos con altos jefes militares y policiacos, quienes se mostraron
indiferentes ante las barbaries que cometían en la casa de la muerte.

Las hermanas Carmen, Delfina, María de Jesús y Luisa González Valenzuela,


fueron el producto de una familia disfuncional. Mientras su madre Bernardina, devota y
abnegada practicante del rezo al rosario le infundió el culto a la religión católica, su padre
Isidro ejercía el abuso de poder y la violencia amparado en un machismo, cuyo exceso

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derivada de su -adicción al alcohol. Cuando los padres murieron y le dejaron
una pequeña herencia, Delfina Valenzuela decidió iniciar un negocio seguro.
Le tenía horror a la pobreza, así que instaló una cantina en su pueblo natal.
Junto a los tragos, vendía los servicios de jóvenes prostitutas. Teniendo mucho
éxito, decide abrir otra, pero sería una especie de Motel, donde las parejas
rentaban el cuarto para que tuvieran furtivos encuentros sexuales. Si aquí hay trabajo, pero
no de criada. Si vienes a trabajar a esta casa, será de puta.

Las cuatro mujeres eran dueñas de varios burdeles en Guanajuato y Jalisco, sus
víctimas fueron en su mayoría sexoservidoras a su servicio, aunque también asesinaron a
clientes y bebés de las mujeres esclavizadas. Su número confirmado de víctimas son 80,
pero se cree pudieron matar a más de 150 personas convirtiéndolas en las asesinas seriales
más prolíficas registradas en la historia de México, aún más que cualquier asesino serial
varón mexicano, y unas de las más prolíficas asesinas o asesinos en serie del mundo.

El Relato Delfina desarrolló un método de reclutamiento que dejaba mayores


ganancias: acudían a rancherías o pueblos cercanos, donde buscaban a las niñas más
bonitas. No importaba si tenían doce, trece o catorce años de edad; llevaban cómplices
masculinos que, si las sorprendían solas, simplemente se las robaban.

O si estaban acompañadas de sus padres, generalmente campesinos, se les acercaban


y les ofrecían darles trabajo a las hijas como sirvientas. Los padres accedían, Las
Poquianchis se llevaban a las niñas y de inmediato empezaba su tormento.

Apenas llegaban al burdel, Las Poquianchis procedían a desnudar a las niñas por
completo y examinarlas. Si consideraban que tenían suficiente carne, los ayudantes que
habían contratado se encargaban de violarlas, uno tras otro, vaginal y analmente. También
las obligaban a practicarles sexo oral y si lloraban o se resistían, las golpeaban.
Después,

Las Poquianchis las bañaban con cubetadas de agua helada, les daban vestidos y las
sacaban por la noche a que comenzaran a atender a la clientela del bar, bajo amenazas de
muerte. Los clientes se mostraban siempre encantados de que les proporcionarán niñas de

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tan corta edad para que los atendieran, así que el negocio iba viento en popa.
Las hermanas alimentaban a sus esclavas sexuales solamente con cinco
tortillas duras y un plato de frijoles al día.

Cuando una de las prostitutas llegaba a cumplir veinticinco años, Las


Poquianchis ya la consideraban vieja. Procedían entonces a entregársela a Salvador Estrada
Bocanegra El Verdugo, quien la encerraba en uno de los cuartos del rancho, sin darle de
comer ni beber por varios días, y entrando constantemente para patearla y golpearla con
una tabla de madera en cuyo extremo había un clavo afilado.

Una vez que la mujer estaba tan débil que ya no podía ni siquiera intentar
defenderse, El Verdugo la llevaba a la parte de afuera del rancho y, tras cavar una zanja
profunda, la enterraba viva. A otras las aplicaban planchas calientes sobre la piel, las
arrojaban desde la azotea para que murieran al caer, les destrozaban la cabeza a golpes.

Si una de las muchachas se embarazaba, si padecía anemia y estaba demasiado débil


para atender a sus clientes, o si se atrevía a no sonreírle a los parroquianos, era asesinada.
Los bebés que llegaron a nacer fueron muertos y enterrados, con excepción de un niño, al
que guardaron para vendérselo a un cliente que quería experimentar con él, mientras se
dedicaron a maltratarlo.

También practicaban abortos clandestinos si alguna de las prostitutas más populares


quedaba embarazada, con tal de no perder esa fuente de ingresos. Las mujeres además eran
obligadas a limpiar el lugar, a cocinar y a atender a Las Poquianchis. Las Poquianchis
habían reclutado a varios ayudantes que les auxiliaban en sus labores.

Uno era Francisco Camarena García, el chofer que se encargaba de transportar a las
jovencitas reclutadas, junto con Enrique Rodríguez Ramírez, otro era Hermenegildo
Zúñiga, ex capitán del ejército, conocido como El Águila Negra, quien fungía como su
guardaespaldas, cuidador del burdel y era en aquellos días el amante de Delfina y el gran
verdugo y torturador. Él llevaba también a las muchachas inútiles o rebeldes al rancho San
Ángel, donde las dejaba morir de hambre y después incineraba sus cadáveres tras rociarles
gasolina.

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José Facio Santos, velador y cuidador del rancho; y Salvador Estrada
Bocanegra, El Verdugo, quien golpeaba a las prostitutas que protestaban
por algo y, cuando alguna amenazaba con marcharse o denunciar los
maltratos a los que era sometida, se encargaba de asesinarla y enterrarla.
También policías y militares utilizaban los servicios de las niñas esclavas,
todo gratis a cambio de protección para el burdel.

María Auxiliadora Gómez, Lucila Martínez del Campo, Guadalupe Moreno Quiroz,
Ramona Gutiérrez Torres, Adela Mancilla Alcalá y Esther Muñoz La Pico Chulo eran
prostitutas que se convirtieron en celadoras y castigadoras a cambio de que Las
Poquianchis respetaran sus vidas. Cuando alguna de las niñas nuevas no quería ceder ante
el capricho de algún cliente, ellas se encargaban de arrastrarla de los cabellos por todo el
burdel, llevarla a un cuarto y darle de palazos hasta dejarla inconsciente.

La Pico Chulo también gustaba de matar a palazos a las muchachas, destrozándoles


la cara y el cráneo con una tranca de madera. En si los castigos de María de Jesús y sus
hermanas, eran en aplicar severos métodos de control.

Solían espiar a través de rendijas u hoyos en las paredes, y cuando encontraban


pecado, aplicaban terribles torturas y humillaciones, y como casi todos los días descubrían
actos inmorales, casi todos los días corría sangre, puesto que los castigos eran cosas como
golpes con palos llenos de clavos, quemaduras con hierros calientes, o pinchazos mientras
la víctima sostenía tres ladrillos.

También había restricción de alimentos, violaciones, palazos, latigazos, sexo con


animales, e incluso muchas eran asesinadas cuando ya no tenían atractivo físico o la
enfermedad las volvía una carga.

Y es que por su incongruente religiosidad las hermanas González Valenzuela


siempre mantuvieron una estricta vigilancia sobre sus pupilas, evitando actos indecentes e
inmorales. Actos que cuando ocurrían, eran motivos de severas torturas y vejaciones. Y las
que ya no resultaban atractivas eran ultrajadas por animales y posteriormente asesinadas y
sepultadas. Ritos satánicos Entre los muchos mitos creados en torno a este caso, la prensa

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amarillista creó el de los ritos satánicos. Se afirmó que hacia 1963, Las
Poquianchis incursionaron en el satanismo. Alguien les dijo que, si
ofrecían sacrificios al Diablo, ganarían más dinero y tendrían protección.
Desde ese momento, cada vez que llegaban nuevas niñas reclutadas, eran
iniciadas en un extraño ritual.

Primero las hermanas Valenzuela encendían velas y veladoras, formando una


estrella de cinco puntas. Luego llevaban un gallo, el cual era sacrificado. Entonces Delfina
y sus hermanas se desnudaban para untarse la sangre del animal. Desnudaban además a las
niñas nuevas, quienes eran violadas y sodomizadas por los cuidadores, mientras Las
Poquianchis contemplaban la escena y se reían.

Después sus ayudantes llevaban a la habitación a algún animal: un macho cabrío o


un perro, y obligaban a las niñas a realizar un acto zoofílico para alegría de quienes
contemplaban la escena. Después, los hombres llamaban a las demás niñas para empezar
una orgía, en la cual Las Poquianchis también participaban.

Semanas después, comenzaría otro negocio: le quitaban la carne a los cadáveres de


las prostitutas que iban asesinando, para venderla por kilo en el mercado. Cae el reinado En
1964, terminó la carrera delictiva de las Poquianchis.

En diciembre de 1963 Soledad y María del Pilar se escaparon de sus captores


cuando las enviaron a comprar víveres; como pudieron llegaron a Guadalajara y buscaron a
las señoras Esperanza Sánchez Aguilar, Petra Jiménez Mejía y Virginia Martínez.
Acudiendo a la policía a exponer la denuncia y las autoridades decidieron acudir al lugar,
rescatando a 12 mujeres en deplorable estado, sucias, desnutridas, y enfermas.

La otra versión es que el 6 de enero de 1964 y sintiéndose acorraladas por la policía,


Delfina y María de Jesús trasladaron a las pupilas al rancho San Ángel, una propiedad que
contaba con apenas tres cuartos y un extenso terreno. En dos habitaciones encerraron a sus
pupilas amenazando con matarlas si intentaban escapar o hacían ruido que las delatara.

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Tal era la desesperación que el día 12, Catalina Ortega, una de las cautivas
logró escapar y llegó hasta la procuraduría de León, donde denunció el
maltrato y cautiverio al que estaban siendo sometidas por las hermanas
González Valenzuela. La investigación siguió y reveló una historia de
terror, pues encontraron cadáveres enterrados de mujeres, hombres y fetos.
Al parecer el total de muertos fue de 90, encontrados en el lugar.

Esta denuncia no fue turnada al subprocurador Tomás Gómez, y las autoridades


detuvieron a las hermanas González Valenzuela el domingo 12 de enero de 1964.

Observaciones: La prostitución en México es una añosa realidad que nadie enfrenta


y se reconoce como naciente de los problemas económicos, políticos y sociales del pasado
y presente del País, donde las autoridades han recurrido a establecer «zonas de tolerancia» a
las que llama «letrinas de toda sociedad».

En esta ciudad como en casi todas las de la República Mexicana, son conocidos los
lugares donde cientos de prostitutas encuentran refugio y trabajo. El incremento de la
prostitución ha sido proporcional a problemas como la migración, pobreza y falta de
empleo, etc. Está demostrado que, a más pobreza, a más migrantes, y a menos empleos:
Más prostitución.

Aunque los relatos anteriores podrían bien ser parte de un guion de una cinta de
terror, la realidad es que en México la violencia contra las mujeres es cuestión de cada día y
se da en todos los ámbitos posibles. Las mujeres, ricas o pobres, trabajadoras o amas de
casa, solteras, casadas, divorciadas o viudas, sufren de violencia en sus hogares, o por parte
de su pareja, jefe laboral, o de gente relacionada con el crimen organizado. La historia de
las Poquianchis ha trascendido como una de las más oscuras leyendas a nivel mundial del
ámbito policial.

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CAPITULO IV

Conclusión

De acuerdo a varias referencias de las cuales cito algunas al final de este ensayo.
Muchos se preguntarán cómo es posible que el ser humano pueda llegar a realizar tales
actos y tan inhumanos, pues se puede pensar que esto solo es capaz de una obra de un
psicópata, pero la realidad dista mucho, ya que hay personas que sin ser psicópatas realizan
tales actos porque modifican la conducta mediante un proceso que inicia desde andar en la
calle y golpear para robar y obtener lo que se desea hasta llegar al homicidio.

¿Pero con enfoque en estas cuatro mujeres, nos preguntamos porque llegaron a tal
crueldad? Después de analizar los artículos que cito en las referencias. Para empezar,
fueron víctimas de una familia completamente disfuncional, con un padre adicto al alcohol
machista y violento, además de tener una personalidad agresiva y abusiva, Isidro hacía
trabajo sucio como encargado de terminar con la vida de personas bajo el encargo del
ejercito al que pertenecía.

Además de todo lo dicho, era una persona que se había desensibilizado por la vida.
Las hermanas eran testigos de la golpiza que le daba a su esposa. Además de que también
maltrataba a sus hijas, adicional a eso les obligaba a observar cuando les quitaba la vida a
los sentenciados.

Todo esto ocasionaba que el aprecio por la vida se fuera modificando y


desarrollando la conducta psicopática a tal grado que aprendieran el poco valor que
tiene la vida de una persona y desarrollaran un odio enconado a la sociedad y un
trastorno antisocial. Tal como refiere el Criminólogo Vicente Soto de la Universidad

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Valencia Existen dos elementos causales fundamentales: Que puede
hacer que una persona desarrolla una conducta psicopática Soto menciona
dos:

• Alteración psicofisiológica. (Origen biológico)

• El conjunto de influencias educativas y sociales. (Ambiente)

Así un medio social puede influir a una persona propensa a la psicopatía a ser un
peligroso delincuente:

✓ Donde se aprende la violencia y dureza emocional, sería más propenso.

✓ Mientras que en un medio compensador y ordenado puede lograr que la


desviación social sea moderada.

Agregando aún más por parte de la madre, era una fanática religiosa donde todo era
pecaminoso enseñando a sus hijas la hipocresía religiosa. Pienso que cuando actúas mal te
quieres acercar más al creador, y que se compensas la maldad con la espiritualidad
exagerada, y con muchos golpes de pecho.

La mayor parte de las personas que he tratado con problemas de conciencia por la
vída y por la moral a causa de una familia disfuncional e inestable ocasiona que los hijos
crezcan odiado a la sociedad y sus valores.

“Las poquianchis” no nacieron siendo psicópatas aprendieron a serlo mediante un


proceso que duro años de formación, donde fueron poco a poco desensibilizándose de todos
aquellos actos depravados que llevaban a cabo, además de esto se rodearon de gente que
también eran criminales y que cometían los actos ordenados por ellas.

Los hijos aprenden por modelamiento donde el modelamiento primario es de los


padres y el secundario del ambiente. “Las poquianchis” formaron un modelo de conducta
psicopática del padre y la hipocresía religiosa de la madre y este modelo de conducta fue
aumentado y perfeccionado hasta llegar a operar bajo la vista de autoridades corruptas sin
que se supiera nada por años.

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Yo de este triste episodio, me quedo con la importancia de la familia
en la educación de los hijos, y hasta dónde puede llegar una persona que ha
sido víctima de sus padres, y del ambiente, si bien es cierto que no todo lo
que ellas han hecho vino del ejemplo de los padres, la falta de amor por la
vida, moral, la conciencia,

los valores y la empatía provienen del seno familiar.

La ausencia de un buen padre que les diera buena orientación ocasionaba que ellas
buscaran parejas mayores como compensación por la inseguridad que sentían, la exagerada
religiosidad que les obligaba a dar severos castigos por los supuestos pecados hasta incurrir
en los abusos provenía del exagerado fanatismo de madre.

Narcisismo, psicopatía, problemas con rasgos de la personalidad, inseguridad y


trastorno antisocial, todo que lo manifestaban las cuatro hermanas tuvo formación en la
familia, empezado desde la infancia, y fue responsabilidad de los padres asegurar que sus
hijas tuvieran una orientación adecuada mediante darles el ejemplo y dedicarles tiempo de
calidad.

Hijas víctimas de padres víctimas hicieron víctimas a muchas jóvenes inocentes


también víctimas de las circunstancias. En este sistema de cosas ya no se sabe quién es la
víctima no quien es el victimario.

Yo no excuso la conducta criminal de estas mujeres, pero también hay que


reconocer que tales comportamientos fueron aprendidos desde la infancia y que más tarde
ellas fortalecieron y exageraron como un medio egocéntrico de supervivencia. Al final de
cuentas aun con la influencia del pasado fue su decisión actuar tal y como lo hicieron y por
eso pagaron.

El aprendizaje: Aunque este ensayo debería tener un enfoque criminalista el cual


creo esta básicamente cubierto ¿Que se puede aprender de tan obscuro episodio que
ennegrecieron esos años? Lo que yo derivo sin enfocarme en lo que estas mujeres han
hecho, que para tal caso no se aprende nada más allá que pervertir nuestra mente con datos
irrelevantes, es la importancia de la educación en la infancia, y hasta donde se puede llegar

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una persona que no ha recibió la normatización, formación y
orientación por parte de los padres.

Yo no creo que la pobreza sea un factor determinante en el desarrollo


de una conducta psicopática, pero si el ejemplo y trato de los padres cuando
los hijos están en la edad receptiva. Si bien la carencia de estas cosas no hace que una
persona se haga psicópata si ocasiona problemas conductuales que potencialmente pueden
conducir a desarrollar una conducta delictiva y criminal.

La falta de orientación y tiempo de calidad hace que los niños y adolescentes lo


busquen fuera de casa, y muchas veces de un ambiente equivocado y pervertido, lo que hace
que desde muy temprana edad incurran en actos delictivos y drogadicción.

Todo parece indicar que la juventud se encamina hacia un camino incierto, donde
es fácil ver a donde se llegara. El aumento en la delincuencia, el consumo de drogas y
alcohol, asesinatos, secuestro todo esto ocasionado por una marcada disfunción familia y un
ambiente corrupto donde todo lo pervertido ahora se acepta como normal son solo un
vislumbre de lo que le espera a este sistema.

CAPITULO V
Referencias Bibliográficas:

• Robledo, E. L. S. A. Sra. (1980). Por dios que así fue (Ed. Rev.). México DF, México: Compañía
general de ediciones.
• (www.uaeh.edu.mx/investigacion/productos/.../ponencia_las_poquianchis.pdf)

• (www.upa.edu.mx/descargas/upa_centro_informacion/aportaciones/sesion21.pdf)

• Caraballo. (2003). Terapéutica Psicológica. 5/17/19, de Blog Sitio web:


terapeutapsicoscial.blogspot.com/2010/11/las-poquianchis.html
• https://criminis.blogcindario.com/2014/11/00183-desarrollo-de-la-psicopatia.html
• Sandoval, Alberto (2019) Bloque Criminologico.Tjuana Baja California

• investigacionjasc@gmail.com

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Glosario y términos:

• Lenocinio; Acción de mediar para facilitar una relación amorosa o sexual entre dos
personas.
• Psicopatía: Enfermedad o trastorno mental, en especial el que se caracteriza por una
alteración del carácter o de la conducta social y no comporta ninguna anormalidad
intelectual.
• Conductual: De la conducta o relacionado con ella
• Egocentrismo: Valoración excesiva de la propia personalidad que lleva a una persona a
creerse el centro de todas las preocupaciones y atenciones

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