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UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS

FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES


ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE ADMINISTRACION Y NEGOCIOS

INTERNACIONALES

ÉTICA:

DOCTRINAS ÈTICAS, NORMATIVAS

PRESENTADA POR EL ALUMNOS:

Bellido Chumbile, Eloy

Hernández Moral, Jasón

Rojas Hernández, Pedro

CICLO:

III

DOCENTE:

Villamares Hernández, Ericka

ICA – PERÚ

2019
DOCTRINAS ÉTICAS

Si el término moral procede del vocablo latino que significa costumbre, la palabra ética
deriva de estos, que en griego significa carácter (es evidente la relación entre ambos).
Los hábitos y las costumbres determinan nuestro carácter o personalidad, y acaban por
condicionar nuestras acciones concretas.

La ética y la moral no sólo están emparentadas etimológicamente. En la actualidad, se


usan indistintamente como términos sinónimos. Así, tanto podemos decir Juan ha
actuado de forma inmoral como Juan ha actuado sin ningún tipo de ética, o también, Mi
código moral me impide hacer esto o Mi ética me impide comportarme así. Pero, aunque
en un sentido laxo puedan emplearse de esta manera, en un sentido estricto tienen
significados distintos. En el lenguaje filosófico se suele distinguir entre la moral, o código
de normas que regulan la acción correcta, y la ética, la reflexión acerca de la moral.
Según esta distinción, la ética viene a ser una especie de filosofía moral, que tiene como
objeto de estudio precisamente los códigos morales concretos: su validez, su
fundamentación y su legitimación.

Aunque la ética sea considerada una disciplina filosófica, lo cierto es que la ética será
cualquier reflexión, análisis o estudio de las normas y los valores morales. Por lo tanto,
no es algo que deba circunscribirse al ámbito académico o deba relegarse a los
especialistas filosóficos. Ética es cualquier reflexión crítica y seria, también la que
hacemos nosotros cuando reflexionamos acerca de si determinada norma es válida (por
ejemplo, la obligación de ser sinceros) o cuando discutimos si un valor (sinceridad) debe
supeditarse a otro (por ejemplo, la amistad).

La ética es fundamentalmente teórica, aunque está orientada a dotar al hombre de unas


pautas concretas e comportamiento, mientras que la moral es más práctica, puesto que
detalla unas normas que se encuentran fundamentadas en la reflexión ética.

“Moral es el conjunto de comportamientos y de normas que tú, yo y algunos de quienes


nos rodean solemos aceptar como válidos; ética es la reflexión sobre por qué los
consideramos válidos y la comparación con otras morales diferentes”

Una teoría ética es una teoría filosófica que intenta fundamentar la moral, es decir,
justificar su validez y legitimidad. Como toda moral, consiste en una serie de preceptos
o normas (busca el término medio, haz lo que beneficie a la mayoría...) y una serie de
valores (templanza, utilidad, felicidad…), la teoría deberá justificar precisamente estas
normas y valores. Según el tipo de fundamento que proporcione, hablaremos de un tipo
de teoría ética o de otro. Así, serán teorías distintas las que conciben y defienden la
moral como una búsqueda de la vida buena o como el cumplimiento del deber.

Las distintas teorías éticas que se han dado a lo largo de la historia pueden dividirse en
varios tipos, no sólo por el fundamento concreto que dan de las normas morales, sino
también por el modo particular de darlo. A continuación ofrecemos una serie de
preguntas, cuya respuesta puede servir para clasificar la diversidad de teorías
existentes.

INTELECTUALISMO MORAL
Según esta teoría, conocer el bien es hacerlo: sólo actúa inmoralmente el que
desconoce en qué consiste el bien. Puede comprobarse que esta teoría es doblemente
cognitivista, ya que no sólo afirma que es posible conocer el bien, sino que además
defiende que este conocimiento es el único requisito necesario para cumplirlo. El filósofo
griego Sócrates fue el primero en mantener dicha postura ética, Para este pensador, no
sólo el bien es algo que tiene existencia objetiva y validez universal, sino que, además,
al ser humano le es posible acceder a él. Así pues, Sócrates concibe la moral como un
saber. De la misma forma que quien sabe de carpintería es carpintero y el que sabe de
medicina es médico, sólo el que sabe qué es la justicia es justo. Por lo tanto, para este
filósofo no hay personas malas, sino ignorantes, y no hay personas buenas si no son
sabias.

EUDEMONISMO

Muchas veces habrás preguntado para qué sirve tal o cual cosa, pero, en ocasiones,
esta pregunta es absurda. Así, si preguntamos para qué sirve la felicidad, la respuesta
sería que para nada, pues no es algo que se busque como medio para otra cosa, sino
que se basta a sí misma, es un fin. Las éticas que consideran la felicidad (eudaimonía)
el fin de la vida humana y el máximo bien al que se puede aspirar son eudemonistas.
Ahora bien, decir que el ser humano anhela la felicidad es como no decir nada, pues
cada uno entiende la felicidad a su modo. Aristóteles fue uno de los primeros filósofos
en defender el eudemonismo. Pero ¿qué entendía Aristóteles por felicidad? Todos los
seres tienen por naturaleza un fin: la semilla tiene como fin ser un árbol; la flecha, hacer
diana... No podría ser menos en el caso del hombre. Como lo esencial del hombre (lo
que le distingue) es su capacidad racional, el fin al que por naturaleza tenderá será la
actividad racional. Así pues, la máxima felicidad del ser humano residirá en lo que le es
esencial por naturaleza: la vida contemplativa, es decir, el ejercicio teórico de la razón
en el conocimiento de la naturaleza y de Dios, y en la conducta prudente, que se
caracteriza por la elección del término medio entre dos extremos, el exceso y el defecto

HEDONISMO

La palabra hedonismo proviene del griego hedoné, que significa placer. Se considera
hedonista toda doctrina que identifica el placer con el bien y que concibe la felicidad en
el marco de una vida placentera. Aunque existen muchas teorías, suelen diferir entre
ellas por la definición propuesta de placer. Los cirenaicos formaron una escuela iniciada
por un discípulo de Sócrates, Aristipo (435 a.C). Según este filósofo, la finalidad de
nuestra vida es el placer, entendido en sentido positivo como goce sensorial, como algo
sensual y corporal, y no como fruición intelectual ni como mera ausencia de dolor. Al
igual que los anteriores, el epicureísmo identifica placer y felicidad. Sin embargo, a
diferencia de estos, Epicuro define el placer como la mera ausencia de dolor. No se
trata, pues, de buscar el placer sensual del cuerpo, sino la ausencia de pesar del alma.
Esta serenidad o tranquilidad del alma (ataraxia) es el objetivo que debe seguir todo ser
humano. ¿Cómo alcanzarla? El sabio que se conduce razonablemente y no escoge a lo
loco lo que pueden ser sólo aparentes placeres logrará una vida más tranquila y feliz.

ESTOICISMO

En un sentido amplio, pueden considerarse estoicas todas las doctrinas éticas que
defiendan la indiferencia hacia los placeres y dolores externos, y la austeridad en los
propios deseos. Ahora bien, en un sentido estricto, se conoce como estoicismo tanto la
corriente filosófica grecorromana, iniciada por Zenón, como la teoría ética mantenida
por estos filósofos La ética estoica se basa en una particular concepción del mundo:
éste se encuentra gobernado por una ley o razón universal (logos) que determina el
destino de todo lo que en él acontece, lo mismo para la naturaleza que para el ser
humano. Por lo tanto, el ser humano se halla limitado por un destino inexorable que no
puede controlar y ante el que sólo puede resignarse. Esta es la razón de que la conducta
correcta sólo sea posible en el seno de una vida tranquila, conseguida gracias a la
imperturbabilidad del alma, es decir, mediante la insensibilidad hacia el placer y hacia el
dolor, que sólo será alcanzable en el conocimiento y la asunción de la razón universal,
o destino que rige la naturaleza, y por tanto, en una vida de acuerdo con ella.

IUSNATURALISMO ETICO

Se puede calificar de iusnaturalista toda teoría ética que defienda la existencia de una
ley moral, natural y universal, que determina lo que está bien y lo que está mal. Esta ley
natural es objetiva, pues, aunque el ser humano puede conocerla e interiorizarla, no es
creación suya, sino que la recibe de una instancia externa. Tomás Aquino es el filósofo
que ha mantenido de forma más convincente el iusnaturalismo ético. Según este
filósofo, Dios ha creado al ser humano a su imagen y semejanza y, por ello, en su misma
naturaleza le es posible hallar el fundamento del comportamiento moral. Las personas
encuentran en su interior una ley natural que determina lo que está bien y lo que está
mal, gracias a que ésta participa de la ley eterna o divina.

FORMALISMO

Son formales aquellos sistemas que consideran que la moral no debe ofrecer normas
concretas de conducta, sino limitarse a establecer cuál es la forma característica de toda
norma moral. Según Immanuel Kant, sólo una ética de estas características podría ser
universal y garantizar la autonomía moral propia de un ser libre y racional como el ser
humano. La ley o norma moral no puede venir impuesta desde fuera (ni por la naturaleza
ni por la autoridad civil...), sino que debe ser la razón humana la que debe darse a sí
misma la ley. Si la razón legisla sobre ella misma, la ley será universal, pues será válida
para todo ser racional. Esta ley que establece como debemos actuar correctamente,
sólo es expresable mediante imperativos (mandatos) categóricos (incondicionados).
Estos de diferencian de los imperativos hipotéticos, propios de las éticas materiales, que
expresan una norma que sólo tiene validez como medio para alcanzar un fin. Por contra,
el imperativo categórico que formula Kant es: Obra de tal modo que tu acción pueda
convertirse en ley universal. Este imperativo no depende de ningún fin y, además, no
nos dice qué tenemos que hacer, sino que sirve de criterio para saber qué normas son
morales y cuáles no. Establece cuál es la forma que debe de tener la norma para ser
moral: sólo aquellas normas que sean universalizarles serán realmente normas morales.

EMOTIVISMO

Por emotivismo se entiende cualquier teoría que considere que los juicios morales
surgen de emociones. Según esta corriente, la moral no pertenece al ámbito racional,
no puede ser objeto de discusión o argumentación y, por tanto, no existe lo que se ha
llamado conocimiento ético. David Hume es uno de los máximos representantes del
emotivismo. Afirma que las normas y los juicios morales surgen del sentimiento de
aprobación o rechazo que suscitan en nosotros ciertas acciones. Así, una norma como
Debes ser sincero o un juicio moral como Decir la verdad es lo correcto se basan en el
sentimiento de aprobación que provocan las acciones sinceras y en el sentimiento de
rechazo que generan las acciones engañosas. Para los emotivitas, los juicios morales
tienen la función de suscitar esos sentimientos no solo en mí, sino en el interlocutor y,
así, promover acciones conforme a estos: la función que poseen los juicios y las normas
morales es influenciar en el sentimiento y en la conducta del interlocutor.

UTILITARISMO

Es una teoría ética muy cercana al eudemonismo y al hedonismo, pues defiende que la
finalidad humana es la felicidad o placer. Por ello, las acciones y normas deben ser
juzgadas de acuerdo con el principio de utilidad o de máxima felicidad. Al igual que las
anteriores, constituye una ética teleológica, pues valora las acciones como medios para
alcanzar un fin y según las consecuencias que se desprendan de ellas: una acción es
buena cuando sus consecuencias son útiles (nos acercan a la felicidad) y es mala
cuando sus consecuencias no lo son (nos alejan de ella). Según John Stuart Mil, la
principal diferencia entre el utilitarismo y el hedonismo clásico (epicureísmo) es que el
primero trasciende el ámbito personal: no entiende por felicidad el interés o placer
personal, sino el máximo provecho para el mayor número de personas. El placer es un
bien común. Mill distingue entre placeres inferiores y superiores: hay placeres más
estimables que otros según promuevan o no el desarrollo moral del propio ser humano.

ETICA DISCURSIVA

Heredera y continuadora de la ética kantiana, la ética del discurso o ética dialógica es


formal y procedimental, pues no establece normas concretas de acción, sino el
procedimiento para determinar qué normas tienen valor ético. El criterio es similar al
kantiano, pero formulado de modo distinto. Si en Kant tenía validez aquella norma que
podía convertirse en ley universal, para las éticas discursivas es norma moral aquella
que es aceptable por la comunidad de diálogo, cuyos participantes tienen los mismos
derechos y mantienen relaciones de libertad e igualdad, esto es, a la que se llega a
través del diálogo y no del monólogo. Para Jürgen Habermas, sólo tienen validez
aquellas normas aceptadas por un consenso en una situación ideal de diálogo. Esta
situación de diálogo debe de cumplir una serie de requisitos: todos los afectados por
una misma norma deben participar en su discusión; todos los participantes deben tener
los mismos derechos y las mismas oportunidades de argumentar y defender sus
posturas; no puede existir coacción de ningún tipo y todos los participantes deben
intervenir en el diálogo teniendo como finalidad el entendimiento.

ÉTICA NORMATIVA

El dilema del tranvía es un experimento mental que puede servir para ilustrar y poner a
prueba distintas teorías éticas.

La ética normativa es la rama de la ética que estudia los posibles criterios para
determinar cuándo una acción es correcta y cuándo no lo es. Busca principios generales
que justifiquen los sistemas normativos y argumenta por qué se deberían adoptar
determinadas normas. Un ejemplo clásico de un criterio semejante es la regla de oro.

Dentro de la ética normativa, existen tres posturas principales: el consciencialismo


sostiene que las acciones se deben juzgar solo en base a si sus consecuencias son
favorables o desfavorables. Distintas versiones del consciencialismo difieren sin
embargo acerca de qué consecuencias son relevantes para determinar la moralidad o
no de una acción. Por ejemplo, el egoísmo moral considera que una acción será
moralmente correcta solo cuando sus consecuencias sean favorables al que la realiza.
En cambio, el utilitarismo sostiene que una acción será moralmente correcta solo
cuando sus consecuencias sean favorables para una mayoría.

También existe debate sobre qué se debe contar como una consecuencia favorable.

La deontología sostiene que existen deberes que deben ser cumplidos, más allá de las
consecuencias favorables o desfavorables que puedan traer, y que cumplir con esos
deberes es actuar moralmente.[16] Por ejemplo, cuidar a nuestros hijos es un deber, y
es moralmente incorrecto no hacerlo, aun cuando esto pueda resultar en grandes
beneficios económicos. Distintas teorías deontológicas difieren en el método para
determinar los deberes, y consecuentemente en la lista de deberes a cumplir.[16]

La ética de las virtudes se enfoca en la importancia de desarrollar buenos hábitos de


conducta o virtudes, y de evitar los malos hábitos, es decir los vicios.[16]

ÉTICA APLICADA

La ética aplicada es la rama de la ética que estudia la aplicación de las teorías éticas a
cuestiones morales concretos y controvertidos.
Algunas de estas cuestiones son estudiadas por su disciplinas. Por ejemplo, la bioética
estudia las cuestiones relacionadas con el avance de la biología y la medicina, como el
aborto inducido, la eutanasia y la donación de órganos.

La deontología profesional busca justificar los valores morales que deberían guiar a los
profesionales, y estudia los valores que de hecho guían a los profesionales. En el primer
sentido la deontología profesional es una disciplina normativa y filosófica. En el segundo
sentido, se trata más bien de una disciplina descriptiva y por lo tanto científica. La
deontología profesional también cuenta con su disciplinas como la ética médica, la ética
militar, la ética de los negocios, la ética computacional o la ética de la ingeniería.

La ética ambiental se ocupa de la relación ética entre los seres humanos y el medio
ambiente. Quizás las dos preguntas fundamentales de esta disciplina sean: ¿qué
deberes tienen los seres humanos hacia el medio ambiente, y por qué?[21] En general,
la respuesta a la primera pregunta es una consecuencia de la respuesta a la segunda.
Distintas respuestas o aproximaciones a respuestas han dado lugar a distintas éticas
ambientales.

La ética militar es un conjunto de prácticas y discursos que sirven para orientar a las
fuerzas armadas y a sus integrantes para que actúen conforme a unos valores y unas
normas determinadas, y para mostrar al conjunto de la ciudadanía esos valores de
referencia.

La ética económica se ocupa de las relaciones éticas que deberían guiar las relaciones
económicas entre los seres humanos y el efecto que tales normas tendrían sobre la
economía de nuestras sociedades. De hecho gran parte de los economistas que
desarrollaron la teoría moderna de la economía partieron de bases éticas. El ejemplo
más cercano es el utilitarismo desarrollado primero como doctrina moral y luego usado
para la teoría del valor neoclásica.

La ética organizacional es una ética aplicada a una circunstancia particular –la


organización–, con sus aspectos específicos. Es una disciplina científica que «investiga
el impacto que individuos, grupos y estructuras tienen en la conducta dentro de las
organizaciones, con la finalidad de aplicar estos conocimientos a la mejora de la eficacia
de tales organizaciones»

Otras cuestiones estudiadas por la ética aplicada son la pena de muerte, la guerra
nuclear, la homosexualidad, el racismo y el uso recreativo de drogas.

EDAD ANTIGUA
Desde el inicio de la reflexión filosófica ha estado presente la consideración sobre la
ética. Platón afronta la temática ética en diversos lugares y desde contextos diferentes.
Así, por ejemplo, en el Gorgias busca superar el hedonismo y la ley del más fuerte. En
el Fedón evidencia la importancia de lo que exista tras la muerte para regular el propio
comportamiento. En La República aborda juntamente la ética individual (desde la
perspectiva de una justicia dentro del alma) y la ética pública, con una compleja teoría
del Estado, que encuentra complementos y puntos de vista diferentes en otras dos
obras, el Político y las Leyes. En la segunda mitad de la obra Fedro, uno de los temas
principales es la ética.

La Ética Nico maquea, seguramente el más importante tratado de ética de Aristóteles,


se basa en la premisa de que todo ser humano busca la felicidad (ética eudemónica).
Para Aristóteles todos los seres naturales tienden a cumplir la función que les es propia
y están orientados a realizar completamente sus potencialidades. El bien, que es lo
mismo que la perfección de un ser o la realización de las capacidades es cumplir su
función propia, aquello a que solo él puede realizar. También los seres humanos están
orientados a la realización plena de la función que les es propia. El problema que se
suscita, entonces, es cuál es la función propia del hombre. Y si acaso hay más de un
bien propio del hombre, ¿cuál es el bien más alto y más perfecto de los que puede
alcanzar el ser humano?

Como en otras de sus obras, Aristóteles releva las opiniones de sus contemporáneos al
respecto y comprueba que todas parecen estar de acuerdo en que el objetivo supremo
del hombre es vivir bien y ser feliz, aunque hay muchos desacuerdos respecto de en
qué consiste la felicidad y el buen vivir. Para Aristóteles la vida feliz (plena) es la que
permite realizar la actividad superior (contemplación), con una suficiente autonomía
(bienes materiales, salud), y en compañía de un número suficiente de amigos.

Solo son morales las acciones en las que se puede elegir y decidir qué hacer. En
cambio, no son morales ni inmorales las acciones padecidas, compulsivas o forzosas.
Lo que es moral es la acción que depende de la voluntad, si se actúa de modo correcto.
¿Cuándo se actúa correctamente? La forma correcta de actuar depende del ámbito de
acción (dianoético o intelectual, ético o moral) y en parte está pautada por las
costumbres de la comunidad a la que se pertenece (si la comunidad es éticamente sana,
algo que supone Aristóteles para el mundo griego quizá de modo acrítico) y se aprende
con la educación. Cuando se actúa de acuerdo con estas pautas, se vive bien y se es
virtuoso.

Por otra parte, los filósofos estoicos y epicúreos propusieron teorías morales basadas
en principios opuestos: la virtud y la vida con moderación (estoicismo), y la búsqueda
del placer (epicureísmo).
EDAD MEDIA

Es un momento en el que la ética asume elementos de las doctrinas clásicas de la


felicidad (el fin del actuar humano consiste en obtener el bien que nos hace felices) y
los une a la doctrina cristiana (vista como Revelación divina), especialmente según la
normativa que recogen los mandamientos. El fin último del actuar humano es la caridad,
que se consigue al vivir desde el Evangelio, y que permite al hombre acceder a la visión
de Dios (en el cielo), donde el ser humano alcanza su máxima plenitud y el bien
supremo.

Diversos autores hablan de ética y según perspectivas diferentes. Es oportuno recordar


dos grandes nombres, san Agustín de Hipona y santo Tomás de Aquino (especialmente
en la segunda parte de la Suma de teología, en la que se recogen numerosos elementos
de la ética de Aristóteles).

Posteriormente, y tras las huellas de las ideas de Tomás de Aquino, se desarrolla en el


ámbito católico lo que luego será conocido como principio de doble efecto.

EDAD MODERNA

Los filósofos éticos modernos trabajan con la mirada puesta, sobre todo, en el mundo
antiguo (estoicos, epicúreos, Platón, Aristóteles), si bien con algunos elementos
heredados de la Escolástica medieval. Descartes tiene algunos elementos de ética en
su famoso Discurso del método. Dentro del racionalismo, es Baruch Spinoza quien
elaboró de modo más amplio y sistemático una propuesta ética. En el ámbito del
empirismo, David Hume trabajó en diversos momentos para comprender los motivos
profundos de las acciones humanas.

La gran revolución ética moderna se realiza a través de Immanuel Kant, que rechaza
una fundamentación de la ética en otra cosa que no sea imperativo moral mismo (de
ontologismo formal), pues si la moral se orienta a buscar la felicidad no podría dar
ninguna norma categórica ni universal. Los filósofos idealistas desarrollaron esta moral
del imperativo categórico. Hacen frente así al utilitarismo, al afirmar que el principio de
utilidad no es el único criterio de corrección de las acciones.

EDAD CONTEMPORÁNEA

La ética del siglo XX ha conocido aportes muy importantes por parte de numerosos
autores: los vitalistas y existencialistas desarrollan el sentido de la opción y de la
responsabilidad, Max Scheler elabora una fenomenología de los valores. Autores como
Alain Badiou han intentado demostrar que esta principal tendencia (en las opiniones y
en las instituciones), la cuestión de «la ética» en el siglo XX, es en realidad un
«verdadero nihilismo» y «una amenazante denegación de todo pensamiento».

Recientemente, y desarrollando un análisis en profundidad de los orígenes y


fundamentos de la ética, han aparecido diversos estudios sobre el papel de las
emociones en el desarrollo de un pensamiento ético antifundacionalista, como ha
indicado Richard Rorty. En las últimas dos décadas, el filósofo escocés MacIntyre
establece nuevas herramientas de análisis histórico-filosófico de distintas versiones
rivales de la ética.

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