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La palabra “bioética” la usa por primera vez VR Potter1 aunque en un contexto muy
pegado a ecología, hablando de la necesidad de crear puentes que permitan al hombre
sobrevivir ante las amenazas, sobre todo ambientales, que implica el progreso técnico.
Obviamente la bioética ha evolucionado mucho hacia perspectivas más profundas,
fundamentadas en la antropología. El núcleo que fundamenta la bioética es la necesidad de
que el hombre se interrogue sobre la relevancia moral de su intervención sobre la vida, de
manera que se verifique si realmente lo técnicamente posible es, por si mismo, lo éticamente
admitido.
La bioética no es una nueva ética, sino una parte de la ética que se enfrenta a nuevos
problemas tales como:
- Tecnificación
- Fragmentación de la persona
- Perspectiva ética procedimental
- Comprensión de la vida en clave inmanente
1 V.R. POTTER, Bioethics: Bridge to the Future. Prentice Hall. New Jersey 1971
2 G. TOMÁS, Cuestiones actuales de bioética, Eunsa, Pamplona 2006, 13-14.
3 PAPA JUAN PABLO II , Discurso a la UNESCO, 2 Junio 1980
4 PAPA FRANCISCO, Laudato Si, 101-136
tipo de planteamiento dificultando el debate bioético, pero en realidad, no elimina su
legitimidad sino que hace más urgente ese debate.
5
V. R., Potter, Ibid
como en los temas de anticoncepción y aborto. Se debate actualmente y desde hace tiempo
acerca de los aspectos que sostienen una u otra actitud insistiendo en los temas de
anticoncepción y referidos al aborto inducido y al acceso y empleo de métodos
anticonceptivos por los adolescentes, reconocidos como “menores maduros” en cuestiones
de sexualidad.
El Magisterio de la Iglesia nos dice que la “vida” no existe con independencia del viviente:
Vivir no es algo que le adviene a la persona, sino que en ella: ser y vivir son una misma cosa.
Al hablar de “vida personal” es preciso tener en cuenta la diferencia cualitativa que existe con
respecto a la vida estrictamente animal o vegetal. Se debería recuperar la comprensión de
la vida desde la lógica del don:
“Al hombre se le ha dado una altísima dignidad, que tiene sus raíces en el vínculo
íntimo que lo une a su Creador: en el hombre se refleja la realidad misma de Dios. […]
La vida que Dios ofrece al hombre es un don con el que Dios comparte algo de sí
mismo con la criatura” (EV 34).
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J.J. PEREZ-SOBA, Acto médico. En: Simón Vázquez C. Ed. Diccionario de Bioética. Burgos. España. Editorial Monte
Carmelo. 2006
Claro que si se habla de Dios, este planteamiento será considerado automáticamente
como extremista y dogmático. En todo caso lo que subyace en este planteamiento es
que no hay posibilidad de que exista un don sin un donante y un receptor del mismo deforma
que la dinámica del don implica que “algo es dado por alguien a algún otro”. Por tanto, no es
posible comprender el don en su totalidad si se prescinde del vínculo que en la donación se
establece entre donante y receptor del don. Por eso, el valor de la vida no se encuentra
simplemente en el don de la vida en sí mismo, sino que incluye también su origen (la razón
por la que se nos ha dado, que es por amor) y su fin (la intención con la que se nos dona,
que es la comunión con el donante). No hay verdadero don fuera de una relación
interpersonal.
• La edad de inicio de relaciones sexuales entre los jóvenes está en los 16,37 años
como media, tres años antes que la edad en la que lo hicieron la generación de sus
madres.
• La oferta de métodos de larga duración (DIU, Implante) en el momento del
asesoramiento anticonceptivo es todavía baja (54,2% de las encuestadas).
• Todavía el 30,7 % de las mujeres usuarias de anticoncepción hormonal combinada
(píldora, anillo vaginal, parche cutáneo) realizan algún tipo de descansos periódicos,
incrementándose el riesgo de embarazo no programado.
• El uso de la anticoncepción de urgencia (píldora del día de después), es una práctica
anticonceptiva a la que han acudido hasta el 30 % de las encuestadas en algún
momento.
• El preservativo es el método anticonceptivo utilizado actualmente por mayor número
de mujeres en edad fértil (29,6 %), siendo su uso mayoritario en todas las franjas de
edad.
• Los métodos hormonales ocupan el segundo lugar, destacando entre ellos el uso de
la píldora (17,3%)
• El uso inconsistente e incorrecto del preservativo (mal cumplimiento) incrementa el
riesgo de embarazo no programado entre las parejas que optan por este método
anticonceptivo.
7
http://sec.es/presentada-la-encuesta-nacional-2018-sobre-la-anticoncepcion-en-espana/
Llama la atención el uso de anticonceptivos que el informe llama eufemísticamente “de
urgencia”, y que en realidad, son de alguna forma abortivos. Es constante en los medios
sociales el uso de un lenguaje neutralizado para referirse a conceptos que si se denominan
correctamente generan debate. El estudio da relevancia a la seguridad para la salud
delos métodos de larga duración (DIU, etc) respecto de otros como los hormonales, que
aconsejan periodos de descanso. En resultado consolidado, el 72,1% de las mujeres
españolas en edad fértil utiliza actualmente algún método anticonceptivo; por el contrario, el
27,8% no utiliza ninguno.
Es muy posible que el modelo de fundamentación que mas influye en los planteamientos
sobre la a anticoncepción en la sociedad sea el principialismo. La concepción de la Bioética
desde esta perspectivas es la de la resolución de conflictos sociales, cuyo objetivo suplanta
categoría ética del bien en si mismo por el decisionismo, que afecta sólo superficialmente a
la acción humana y a su contenido moral, y se interesa en realidad por el cálculo utilitarista
de sus resultados. Este planteamiento principialista no fundamenta una respuesta sobre el
bien, sino que busca normas que permitan convivir en una sociedad pluralista con personas
que no piensan lo mismo, y además evitar el sumo mal, todo lo cual es muy lícito y loable,
pero no puede dar más razones sobre el auténtico bien del hombre9.
8
Informe Belmont. Principios y Guías éticas para la protección de los sujetos humanos de investigación. (18-abril-1979)
9
TOMÁS, Cuestiones actuales de bioética, 22. Cf. J.J. PÉREZ-SOBA, “Bioética de los principios”, en: Cuadernos de
Bioética 19 (2008) 43-55
10
T.L. BEAUCHAMP , J. CHILDRESS, Principles of Biomedical Ethics, 1979
La clave sería tener un lenguaje común, o un mínimo común, prescindiendo de la referencia
a las diferentes éticas o morales, que otorgara indicaciones concretas a los trabajadores
sanitarios y a cuantos deben tomar decisiones en estos ámbitos.
Los “principios” sobre los que se construye, en el ámbito de la anticoncepción, son los
siguientes:
• Justicia. Requiere un igual reparto de los beneficios y de las cargas para evitar toda
discriminación e injusticia en las políticas y en las intervenciones sanitarias. Pone de
manifiesto la dimensión social de las acciones individuales, la equidad que debe presidir la
distribución de los beneficios y desventajas provenientes de una acción individual y la
igualdad de oportunidades en el acceso a los bienes. El uso de anticonceptivos se convierte
en la punta de lanza de la igualdad social de los individuos, especialmente las mujeres.
Se extrae el debate del ámbito ético y se pasa al ámbito político-social.
El principialismo bioético busca establecer unos principios en los que fundar los actos o las
recomendaciones o prescripciones que da el médico, pero se ampara en pilares no éticos
en muchos de los casos y , además se demuestra fallido en la mayoría de las situaciones
de conflicto, que se supone que son su objetivo. Es una ética adaptativa: “si no le valen
estos principios le busco otros”, para fraseando a Groucho Marx: el comportamiento
dependerá de las consecuencias que se prevean en ese momento, cayendo en el
“consecuencialismo” y en el “intuicionismo”.
En el caso de tener que elegir entre los tres principios, el de autonomía suele estar en primer
lugar, pero en la anticoncepción son los otros dos principios los mas relevantes. Es una
ética de la situación, aislada de cualquier concepción integral de la persona, que acaba
derivando en una casuística alrededor de las indicaciones
médicas, las preferencias del paciente, la calidad de vida y el contexto inmediato, sin un
criterio superior y metafísico como verdad universal y, por tanto, el bien viene determinado
por la utilidad. Se trata de una concepción de la vida pero se antoja extremadamente
pobre .
11
https://elpais.com/sociedad/2019/06/04/actualidad/1559672340_968899.html
Se construye una ética pública que debe resolver los posibles conflictos de un modo
procedimental, pero que falla en las situaciones importantes. Trivializa las opciones del
día a día, como tomar la píldora, y deja como un erial la capacidad de respuesta ante
situaciones duras, que se tratan como triviales, por no hablar de las consecuencias de
todas esas acciones del día a día, presuntamente inofensivas, en el futuro de la persona.
El logro de la píldora hormonal como derecho individual queda ahora empañado por el
hecho de que tiene efectos colaterales y una influencia comprobada en la incidencia del
cáncer de mama.
Una respuesta para salir del paso, típica del principialismo, deja inerme a la persona de
las consecuencias posteriores, de manera que para controlar una consecuencia a corto
plazo, como facilitar las relaciones sexuales de una pareja, se comprometen bienes
mucho mas valiosos como es la la salud a futuro de la persona.
En su afán por resolver problemas buscando las actuaciones más adecuadas, no hay lugar
para un fundamento moral firme, ni el sentido último de lo que se hace, donde se desvela el
valor moral de la vida, incluso el bien material de la persona. El principio de autonomía no
está centrado tanto en el respeto a la decisión libre y consciente de la persona, sino a que la
decisión en sí sea autónoma, tomada al margen de cualquier vínculo con la dimensión
personal del hombre frente al emotivismo y el empirismo. Se trata de una ética descarnada,
sin sujeto, que centra toda la deliberación en datos exteriores a la persona.
Frente a esta bioética principialista que podemos considerar dulcificada, tan útil para los
que defienden la anticoncepción , en base a separar el carácter reproductivo de las
acciones y el carácter unitivo, debe plantearse una bioética personalista que considere que
una naturaleza humana que es también una “naturaleza personal”, en un sentido no vaciado
de persona siguiendo los siguiente es principios:
‣ Respeto a la vida y defensa de la vida física de todo individuo humano, es decir,
entendiendo que el cuerpo no es una realidad impersonal. Si se manipula el cuerpo, se está
manipulando a la persona.
12
TOMÁS, Cuestiones actuales de bioética, cit., 23.
‣ Libertad-responsabilidad, esto es, debe tenerse en cuenta que la vida es condición
indispensable para el ejercicio de la libertad, y por eso es erróneo pensar que la libertad está
por encima de la responsabilidad ante la vida misma. Uno es responsable de su propia
vida, e igual que se conciencia en no beber o no fumar, debe considerarse la
responsabilidad de no utilizar mecanismos artificiales con un potencial impacto en la
salud.
13
L.M. PASTOR, “De la bioética de la virtud a la bioética personalista: ¿una integración posible?”: Cuadernos de
bioética 24 (2013) 52.
Además del principialismo dominante existen otras fundamentaciones que influyen en la
actualidad en la bioética, y en concreto en la trivialización del uso de anticonceptivos:
así por ejemplo el modelo casuístico o utilitarista, que se construyen sobre el peso
determinante de las circunstancias que rodean al sujeto. La moral cristiana considera
que las circunstancias no pueden estar por encima del objeto moral o el sujeto moral,
en el sentido que un objeto o sujeto moral que no son buenos, no pueden hacerse
buenos por las circunstancias. Tal vez se pueda decir que la moral cristiana es inflexible
pero está fundamentada filosóficamente, cosa que no ocurre con los modelos casuísticos
o utilitaristas. No obstante el modelo casuístico tiene una cierta parte positiva. En este
modelo, la deliberación juega un papel clave, y se articula en la relación entre hechos, valores
y deberes.
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HV 12
El Magisterio establece que cuando el acto unitivo de la relación conyugal se limita por el
uso ilícito de métodos temporales o definitivos de contracepción rompe con su fin, atenta
contra el amor esponsal, cambia el sentido de paternidad responsable y lleva a los cónyuges
a la pretensión de decidir los caminos a seguir en cuanto a la procreación, error que surge
una profunda incomprensión de lo que es la libertad y la autonomía humana. La Iglesia no
pretende que los esposos tengan tantos hijos como la naturaleza les permita en su vida
fecunda, pues esto es contrario a la Paternidad Responsable, pero si expone que es ilícito
hacer uso de cualquier método que rompa la unidad y el sentido procreativo del amor
conyugal.
Pero la HV no fue fácil: el papa Pablo VI pidió a los pastores que participaban en el I Sínodo
de los Obispos, reunidos entre septiembre y octubre de 1967, su opinión sobre los métodos
anticonceptivos. De 200, contestaron 26: 19 a favor de una apertura, y 7–entre ellos el
arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla– en contra. El papa Francisco ha alabado
frecuentemente ‘Humanae vitae’ y ha dicho del beato Pablo VI que fue un buen pastor,
valiente, profético y. Ha acogido la encíclica de su predecesor y ha profundizado en ella,
redescubriéndola para la vida de la Iglesia, actualizándola y volviéndola a proponer con luces
nuevas. En el Magisterio no existe una ruptura, sino una continuidad. Hay una conexión
profunda entre ‘Gaudium et spes’, ‘Humanae vitae’, ‘Familiaris consortio’, ‘Caritas in veritate’,
‘Lumen Fidei’ y ‘Amoris laetitia’, cada cual con sus acentos, con sus luces propias, con sus
aportaciones originales, pero en una admirable continuidad a partir de los elementos
fundamentales de una doctrina que ha sido estable y constante. Pero la HV no es un
magisterio infalible y hay quien ha visto una cierta evolución en la HV respecto de la
anticoncepción.