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“DÍCELO AL MUNDO”

Mateo 28: 16-20


Introducción
El teólogo Karl Barth ilustra, con la historia de algunos soldados japoneses que
fueron encontrados muchos años después de la victoria de los aliados sobre el
Japón en la Segunda Guerra Mundial, lo difícil que resulta aceptar buenas nuevas
de la salvación.
Separados de su regimiento durante la invasión de las fuerzas aliadas, se
escondieron en la jungla. Pensando que todavía estaban en guerra, abrían fuego
contra cualquiera que se acercara a su escondite.
Por varios años habían vivido temiendo a sus enemigos, y sufriendo de soledad
por la separación de sus familiares. Atentos sólo a sus necesidades primordiales,
desconocían los acontecimientos mundiales.
Cuando finalmente fueron encontrados y se les dijo que la guerra había
terminado, rehusaron creerlo. Sospechaban que había una trampa en lo que se
les decía para lograr su rendición. ¡Ellos no saldrían de su escondite para ir a la
prisión!
La noticia que podría haber aliviado sus tensiones, la nueva de que no
necesitaban temer y de que podían regresar a sus hogares para reunirse con sus
familiares bajo una completa amnistía, era demasiado buena para ser verdad.
Casi imposible de creer.
Los soldados no habían hecho nada para ganar el perdón. No habían elevado
ninguna petición formal. Sin embargo, varios años antes el conflicto había
terminado.

En cierto sentido, aunque lo desconocían, estaban en condiciones de ser


aceptados. Todo lo que tenían que hacer era salir de la jungla, aceptar el
ofrecimiento de amnistía y retornar a sus hogares y familiares.

En esta historia, han pasado 40 días desde Pascua. Jesús se junta con sus
discípulos por última vez y les dice sus últimas palabras, o sea, su testamento,
lo que quería que los cristianos recordarán por el resto de sus vidas.
Este evangelista pasa por alto otras apariciones de Cristo registradas por Lucas
y Juan, y se apresura a relatar la más solemne; una establecida desde antes de
su muerte, y después de su resurrección. Todos los que miran al Señor Jesús con
los ojos de la fe, lo adorarán. Pero la fe del más sincero puede ser muy débil e
inestable.
Ahora encarga solemnemente a los apóstoles y a sus ministros que vayan a todas
las naciones.

Mateo 28:16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les
había ordenado.

Después de todos los acontecimientos, vemos que una de las características de


los discípulos, era la obediencia, Jesús solo les había dado la orden de ir a un
lugar, sin explicarles la razón. Nosotros muchas veces racionalizamos los
mandamientos. ¿Qué habrán pensado los discípulos que iban a hacer en el monte
adonde Jesús los había invitado?
17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.

Observemos que el encuentro de los discípulos con Jesús se caracteriza por la


adoración y la duda.

a. La palabra adoración es reverenciar con sumo honor o respeto a un ser,


considerándolo como cosa divina: significa e implica caer postrado.
b. La palabra duda tiene que ver con la falta de determinación acerca de una
creencia; por lo tanto, es la indeterminación del ánimo acerca de un hecho
o noticia. Es vacilar e implica incertidumbre, irresolución e incredulidad.
c. Que hacer ante la duda?

Cuando hay duda, lo que necesitamos es una luz.

Salmo 119:105 Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.

d. Al poner juntos adoración y duda, este texto adquiere una dimensión


profundamente humana y realista. El grupo de discípulos que sale al
encuentro de Jesús resucitado es una pequeña comunidad humana, con
conflictos y dudas. Entre la adoración y la duda, el conflicto y la tensión,
esta comunidad de discípulos es recibida por Jesús. Hay palabras de
consuelo, ánimo y esperanza. De ninguna manera Jesús los rechaza porque
algunos dudaban. Jesús nos anima a todos a seguir adelante, así que,
nuestras dudas no deben excluir la obediencia.
e. Es a esta comunidad de discípulos y a nosotros que se nos encomienda la
gran comisión. ¿Cómo Jesús puede suponer que estos 11 hombres sin
educación podían conquistar todo el mundo?
18Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el
cielo y en la tierra.

Es muy importante entender este principio, de que es Dios quien se acerca a


nosotros, recuerde que hay un ambiente de adoración, pero también de duda.
Aún así, es Dios quien habla primero. Antes de dar una orden, nuestro Señor
afirma su autoridad.

a. Potestad: viene de un término griego (exousía) que significa capacidad,


privilegio, fuerza, competencia, libertad, maestría. Es un símbolo de
control, de influencia delegada. Tiene que ver con autoridad, derecho,
jurisdicción, poder.
b. Es la misma autoridad entregada en

Lucas 10:19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y


sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.

Predicar con autoridad, no es fácilmente comprendido por la gran mayoría.


Algunos confunden la palabra autoridad con autoritarismo. Tener autoridad no es
tener el control, ni es tener influencia sobre las personas ni usar de la
manipulación.

El Apóstol Pedro amonesta a los predicadores que cuando prediquemos la palabra


lo hagamos

“no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo
ejemplos de la grey”. (1 Pedro 5:3)

Pero, ¿qué quiere decir hablar con autoridad? Recuerde que predicar lo convierte
en un mensajero del Señor. Muchas personas no pueden ejercer la autoridad que
Dios le ha dado, debido a que no son ejemplos de la grey. La palabra ejemplo
quiere decir: “un modelo a seguir o imitar”. ¿Es usted un modelo a imitar?

La que hacemos es observado por todos:

Se cuenta de un comisionista que se dedicaba a la venta de plumas de fuente.


Se acercó a un pequeño comerciante y le rogó que le comprara sus plumas. El
comerciante le dijo:
- No puedo comprarle por ahora, pues tengo plumas.

- Pero éstas, - contestó el comisionista -, son de una marca especial, son


excelentes. Cómpreme siquiera una docena.

Tanto insistió el agente vendedor que el tendero le dijo:

- Póngame una docena de esas plumas.

Cuando el vendedor comenzó a escribir la factura, el comerciante que era un


hombre listo y observador, notó que la factura se escribía con una marca de
pluma distinta a la que le ofrecía en venta.

- Cancele la factura – dijo el comerciante –, pues no deben ser muy buenas sus
plumas cuando usted mismo no las usa.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el


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nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

a. Hacer discípulos. Sin duda hay un aspecto evangelístico al mandato de


Cristo, Sus instrucciones van más allá de la difusión del Evangelio. El verbo
traducido como “hacer discípulos” – mathēteuō – es maravillosamente
complejo, que lleva más significado que la simple acumulación de
convertidos. Comunica la idea de un creyente aprendiz, alguien que está
creciendo en su fe y su amor por el Señor

Las palabras de Jesús no enfatizan el momento de la salvación, sino la vida


de santificación que sigue. Hizo el mismo punto en Juan 8:31 cuando dijo:
“Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos.” Es la diferencia entre una profesión única de fe y una vida de
crecimiento espiritual

b. Bautizándolos: El bautismo es un acto en el cual un cristiano es sumergido


en agua para simbolizar el fin de un modo de vida, y el comienzo de algo
nuevo.

Pedro compara el bautismo con el diluvio en el tiempo de Noé.

1 Pedro 3:20-21. 20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una


vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba
el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las
inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia
hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,

Así como las aguas del diluvio pusieron fin a la maldad en el Antiguo
Testamento, en el Nuevo Testamento el bautismo representa el fin de vivir
una vida egocéntrica haciendo mi propia voluntad y el comienzo de una
vida nueva haciendo la voluntad de Dios.

Este es el simbolismo detrás del bautismo. ¿Ha sido usted bautizado?

Además, es un mandamiento, por lo que, si no lo hemos hecho, es


necesario hacerlo

Hechos 22:16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate,


y lava tus pecados, invocando su nombre.

Aunque el cristianismo consiste de una vida escondida con Dios, el


bautismo es un acto externo en el cual afirmamos nuestro deseo de seguir
a Jesús en este camino interior.

Romanos 6:3-4. “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en
Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos
sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que
como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva.”

Esta “muerte” que Pablo menciona, es una muerte a mi vieja vida, donde
yo escojo parar de vivir de acuerdo a mi naturaleza humana y tendencias
pecadoras. Para empezar a caminar en “una vida nueva” siendo obediente
a los mandamientos de Dios.

enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí


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yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

a. ¿Dónde están la enseñanza de los mandatos de Cristo hoy en día? ¿Y quién


le está mostrando a la gente cómo ser obedientes todos sus mandatos?
b. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia. Mat 6:33
c. Arrepiéntanse o perecerán. Luc 13:3
d. No peques más. Juan 5:14
e. Creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Juan 12:36
f. Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día y sígame. Lucas 9:23
g. Cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no
puede ser mi discípulo. Lucas 14:33
h. El que halla su vida la perderá, y el que pierde su vida por mi causa la
hallará. Mateo 10:39

Recordemos que el mandamiento de la llamada Gran Comisión se dio en un


ambiente donde los mismos seguidores, discípulos de Cristo, también tenían
dudas. ¿Cómo entonces se puede predicar si usted duda? ¿Qué es necesario?

Hechos 1:8 “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria,
y hasta lo último de la tierra.”

La Gran Comisión es habilitada por el poder del Espíritu Santo. Nosotros debemos
ser los testigos de Cristo, cumpliendo la Gran comisión en nuestras ciudades
(Jerusalén), en nuestros estados y países (Judea y Samaria), y en cualquier otro
lugar donde Dios nos envíe (hasta lo último de la tierra).

Conclusión

- Predicar el Evangelio es un mandamiento

- Dudas no faltarán, fortalézcase con la Palabra

- La Palabra y el Espíritu Santo harán la obra

- No basta predicar, hay que enseñar y bautizar

- El Señor está con nosotros todos los días

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