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El Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos

Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales",


suscrito en la ciudad de San Salvador el 17 de noviembre de 1988,
ratificado en nuestro país, por Resolución Legislativa Nº 26448, con rango
Constitucional por tratarse de una norma en materia de derechos humanos,
establece en su artículo 17º en materia de adultos mayores, que "Toda
persona tiene derecho a protección especial durante su ancianidad".

En desarrollo de estas reglas especiales de protección y en algunos casos,


tratamiento preferente, el Estado Peruano dictó en Julio del año 2016, Ley
Nº 30490, Ley de la Persona Adulta Mayor, que establece en su artículo
único, que regula los principios de dicha norma, que:

Ley Nº 30490, Ley de la Persona Adulta Mayor

Artículo único. Principios generales

Son principios generales para la aplicación de la presente ley los


siguientes:

a) Promoción y protección de los derechos de las personas adultas


mayores

Toda acción pública o privada está avocada a promover y proteger la


dignidad, la independencia, protagonismo, autonomía y autorrealización de
la persona adulta mayor, así como su valorización, papel en la sociedad y
contribución al desarrollo.
El ciclo de la vida humana determina la existencia de etapas de
insoslayable tránsito por todo ser humano, en el cual, luego de superado la
etapa de producción laboral, llegará la ancianidad.

Como bien señala ALFREDO J. RUPRECHT, "Cada individuo tiene una


determinada época laboral en el sentido que el trabajo humano tiene un
límite de duración, pasado, el cual se transforma en improductivo y
después dañoso y, en fin, imposible.

Si se tienen en cuenta que la decisión Estatal que resuelve la procedencia


o no del derecho pensionario o su quantum, se dicta aproximadamente
cuando el recurrente está próximo a los 76 años edad, significaría que
tendría que vivir en promedio hasta los 88 años de edad para gozar de los
derechos reclamados, por que a la fecha habiendo transcurrido 4 años no
he logrado la justicia ansiada.

El penoso resultado es que muchos litigantes adultos mayores fenecen en


el curso de sus procesos, privándoseles materialmente de la entera
satisfacción y goce de los derechos que reclaman.

EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL HA ESTABLECIDO LA OBLIGACIÓN


JUDICIAL DE PROCEDER CON LA MAYOR CELERIDAD, EN CASOS
DE PERSONAS ADULTAS MAYORES, EN LA SENTENCIA RECAÍDA EN
EL Expediente N° 0 02214-2014-PA/TC.

EL Tribunal Constitucional ha establecido un criterio importante, que


constituye un antecedente de esta iniciativa legislativa, con el que
desarrolla el deber del Estado de dotar de una especial celeridad los
procesos judiciales en los que un adulto mayor, en sus fundamentos 28 y
29:

28. Finalmente, considerando la aludida avanzada edad del


actor (99 años), el tiempo transcurrido desde la
interposición de la demanda de amparo (12 años, de los
cuales 10 corresponden a la fase de ejecución) y que en el
presente caso ya obran específicas liquidaciones de
intereses legales, el Tribunal Constitucional estima
necesario ordenar al juez de ejecución del presente caso,
que resuelva y se asegure de que el demandante cobre
efectivamente el monto que le corresponda por todos sus
adeudos en materia previsional {incluidos los respectivos
intereses), en un plazo de 30 días hábiles (lo que incluye la
realización de la nueva liquidación de intereses legales), tiempo
que se computará desde el día de notificación de la presente
decisión y que, una vez vencido dicho plazo originará las
respectivas responsabilidades, debiendo remitir a este Tribunal
las resoluciones que se hayan adoptado sobre el particular.

El Tribunal Constitucional motivó dicha medida especial de celeridad


procesal para un adulto mayor fundamentando en su considerando 29º,
que:

"Es necesario destacar que cuando la Constitución ha


establecido en el artículo l que "la defensa de la persona
humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo dela
sociedad y del Estado", ha consagrado precisamente un
principio exigible a la sociedad y principalmente al Estado
para que. en lo que se refiere a toda actuación
jurisdiccional. se efectivicen obligaciones concretas que
tengan como finalidad primordial el resguardo de derechos
como el de la "efectiva" tutela jurisdiccional en procesos de
amparo previsionales, tomando como base el respeto a la
dignidad de la persona anciana y que. en el caso de éstas. la
propia Norma Fundamental exige un trato especial dada su
condición especial (artículo 4).
Vale decir el Tribunal Constitucional interpretó extensivamente el deber de
protección especial del anciano.

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